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El llamado salvaje /Larry (Omegaverse) por Aqua Marie Paula

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-¡Hazza!- el fuerte grito femenino lo levanto de inmediato, removido del mundo de los sueños tan de repente y con el corazón a mil, no reparo en el cuerpo a su lado hasta que este se removió en quejidos por el alboroto, su alfa se sentía de cierta forma en paz, cuando todo en la situación era de alerta.

 

-¿Que está pasando?- Eso es lo que Louis quería saber, cuándo vio al chaman del clan durmiendo en su regazo, se llevó una mano a la cabeza cuando los abrumadores recuerdos lo asaltaron y luego posteriormente la voz de Clara, recalcándole que no se fijara en ningún omega, que si ofendía al clan era poco lo que podrían hacer para intervenir y allí se encontraba, observando la fresca mordedura de posesión en el cuello de la figura más importante después del líder, él estaba irónicamente, hasta el cuello de mierda.

 

-Alguien... te estaba llamando, lo escuche- Cuando el omega por fin se despertó por completo, le ofreció el mejor ejemplar de estupefacción que haya visto antes. Quiso reír pero la situación estaba lejos de ser graciosa.

 

-¿Qué...?- Tantas preguntas bombardeaban en su cabeza, todo parecía un mal sueño, tan lejano, en que estaba pensando, la fiebre debió quemar su cerebro. Aún tenía su cuerpo entumido, en este punto seguro su materia gris se estaba escurriendo de su cráneo, porque no pudo ni formular una grosería, que seguro ayudaría con toda la tensión que sentía en su columna.

 

-¡HAZZA!- Un grito aun mayor lo hizo incorporarse con tanta rapidez que luego se mareo, estaba realmente desecho, se llevó una mano al cuello y palideció cuando toco la herida aún abierta, palpitaba reclamando a rojo vivo, estaba mareado de nuevo. Louis se alertó por su mal semblante, recordándole que apenas había logrado mantenerlo con vida la noche anterior, ahora él quería preguntar qué pasaba, ¿por qué su Alfa solo reacciono de la misma forma angustiante ante el omega?

 

 

-Oh por todo lo que acabo de profanar, debí morir más de lo que ya estaba- Louis estaba tensó como una cuerda de guitarra, ni hablar del estado de su alfa que demandaba acabar con lo que amenazaba a su pareja, el omega podía hacerse daño, estaba tan alterado, quería cubrirlo con su cuerpo y calmarlo con su olor–Tenemos que irnos de aquí, ¡vístete!- Le ordeno, lanzándole las pieles del piso.

 

No discutió ni aunque quisiera, simplemente salieron del lugar cuando tenían todo puesto, por el aroma la madre de Hazza era la que había estado gritando a todo pulmón esa mañana.

 

-Tenemos que irnos, rápido, no hay tiempo, esta mañana tu tótem ennegreció totalmente minutos después de que los cazadores partieran, cuando vuelvan de caza se darán cuenta de tu traición y vendrán a despellejarte vivo- Cada miembro del clan tenía un tótem otorgados desde su nacimiento, estos eran como representaciones físicas de la esencia del alma de cada lobo nacido en el territorio.

 

Louis no sabía nada más allá de eso, además de que estos se envolvían en llamas hasta ser cenizas cuando el dueño de este moría, al parecer cumplían otras funciones. Por su parte sintió pánico, no contaban con mucho tiempo si las circunstancias eran esas, espero oler miedo en el omega al igual que él, pero este no flaqueo ni bajo la mirada ante el inminente peligro.

 

–Aun tenemos unas dos o tres horas, primero busquemos provisiones ya que la única ruta de escape es o rodeando la aldea lo cual nos tomaría hasta el anochecer, pero si nos movemos rápido río abajo llegaremos al mar, esa es nuestra mejor oportunidad para escapar de este territorio.- El alfa solo pudo pensar que lo mejor sería abandonar por completo la isla, después de todo cuando se enteraran de su situación en el centro de investigación no podrían hacer más que entregarlo, en ese lugar era la ley de las tribus, ahora era un fugitivo.

 

-Es mejor ir al mar aunque sea peligroso. Yo ya llevo unas provisiones que conseguí de la caza de ayer, asi que pongámonos ya en marcha- Ambos la miramos incrédulos, ella capto de inmediato –Sabia que luego de su unión sería cuestión de tiempo para que les dieran caza, así que me anticipe- Por la cara de Hazza era claro que esa no era la cuestión.

 

 

-No puedes venir con nosotros- Ambos se miraron casi sin pestañear, por la atmosfera era obvio que ninguno iba a ceder.

 

-Claro que puedo, así que lo haré- Se ajustó el saco a su espalda, su tono no daba espacio para una negociación, era una decisión rotunda.

 

-Tu perteneces aquí, estas son tus tierras, aquí está tu familia, este es tu lugar. Louis y yo pertenecemos a otro clan, aún sin la amenaza, nos iríamos- Louis no se atrevió a intervenir en aquella discusión, no sabía cuan estrecha era la relación entre ellos, después de todo solo era su madre adoptiva. Por su parte la mujer solo apretó los dientes, conteniendo las lágrimas, claro que sería difícil dejar a su clan atrás, le dolía.

 

-Sé que lo entiendes, solo no quieres aceptarlo, alejar a las personas es algo que siempre haces, dolieron las primeras veces pero entendí que era tu forma de protegerte. Eres mi hijo, designio o no de los dioses, porque no me importa si fue solo una encomendación pasajera, aunque solo fuera cuidarte en tu niñez...tu eres mi familia, donde tu vayas, te seguiré y tu territorio será el mío, del mismo modo, tu alfa será mi líder, este ya no es mi lugar, no sin ti- La omega se acercó y le mostro el cuello a Louis, una muestra de sumisión que ni siquiera en la tribu tenían, pero sus instintos le dictaban que era lo correcto –Le juro lealtad mi alfa, acépteme en su manada- Ambos lobos estaban sorprendidos, pero Louis lo vio, la determinación en la mirada de la loba, no era ninguna broma, menos una decisión a la ligera llevada únicamente por el lazo que compartía con Hazza, lo sentía más que verlo, la loba estaba en el lugar correcto, a su lado, como la madre de su pareja.

 

 

Miro una última vez a su omega por muy apresurado que se hubiera formado su lazo, esté negaba radicalmente pero eso no le impidió a Louis pasar su mano por el cuello de la omega, creando simbólicamente un lazo, tanto el cómo Tikaani sintieron la conexión, eran manada ahora.

 

-¡TRAIDORES!- Un grito desgarrador, que filtraba tanto dolor como ira hizo a los tres pares de ojos mirar a la cima de la montaña, allí se encontraba el ejército omega, encabezado por el líder del clan -Extranjero, haz fornicado en nuestro santuario sagrado, profanado la figura espiritual más importante del clan y puesto en mi contra a mi propia sangre- Entre todo su estado de shock se filtró una pequeña burla, esa pequeña voz que le susurraba “…la jodiste en grande” pero él no había jodido a nadie, todos esos cargos eran injustos pero dudaba que hubiera un juicio que le permitiera defenderse o explicarse -¡Arránquenle el pellejo a los tres traidores!, los dejaremos desangrar hasta morir- Escupió la orden con todo el odio que su dolido ego dictamino.

 

El grupo de lobos descendió con rapidez por la montaña, eran más de cinco grupos de a docena apenas perceptible por sus sutiles movimiento entre la nieve, estaba asombrado por muy aterrado que estuviera, y es que no podía olerlos ni siquiera en ese momento, sabía que eran cazadores sigilosos, pero no había estado el tiempo suficiente para ganar la confianza y que estos le mostraran sus técnicas de caza, las cuales eran capaces de ocultar hasta la mínima huella de aquellos depredadores.

 

-Rápido, entremos a la cueva- Hazza trato de que no lo oyeran sus enemigos, no debían saber que ellos huirían.

 

-Es un callejón sin salida, estás loco- Solo pudo dedicarle una mirada al omega, cuando una filosa ráfaga paso a centímetros de su cara, apenas logró esquivar aquella lluvia de flechas, además de las lanzas que constantemente lograban alcanzarlo, lacerando su piel a milímetros de dejarlo fuera de combate pues apuntaban a sus piernas, sin considerarlo más, por muy estúpido que pareciera, los tres corrieron a refugiarse en la cueva, Louis como pudo protegió a la pequeña omega con su cuerpo.

 

-No podremos luchar con todos ellos- Señalo lo obvio cuando pudieron refugiarse entre las rocas del lugar.

 

-Y no lo haremos- Hazza se recostó en la pared contraria a él- Cuando te diga, golpea lo más fuerte posible la pared detrás de ti.

 

-¡S-si!- Se recostó donde se le señalo, aunque parecía que estaba sufriendo una taticardia mientras todo su cuerpo temblaba por la adrenalina, trato de mostrarse en calma, en control, años de experiencia le permitían no sucumbir a la presión.

 

-Golpea al mismo tiempo que yo- Asintió, el alfa estaba aturdido, pero espero paciente la señal de Hazza, aun con los gritos de guerra perforándole los oídos y la imagen cada vez más cercana de los feroces guerreros, mantuvo la posición, solo esperando.

 

 

-¡Ya!- al instante ambos aplicaron un poderoso placaje contra la cueva, al principio pareció solo un esfuerzo doloroso sin frutos, pero el temblor arriba de sus cabezas lo reconforto como nunca se hubiera imaginado antes, pensar que una avalancha podría ponerlo tan feliz. Cumplieron su cometido, kilos y kilos de nieve estaban cayendo, obligando a los guerreros a quitarse de su camino o ser aplastados, hasta que por fin toco el suelo tapando con toda una poderosa pared de hielo la entrada, el ruido cesó, las velas se apagaron sumergiéndolos en las penumbras, el santuario perdió toda su magia cálida, estaban totalmente aislados y no sabían si era bueno o malo.

 

Volvió a escuchar cuando la excitación dejo de nublar sus sentidos, todo su cuerpo estaba adolorido y entumido, mientras el bombeo descontrolado en su pecho taladraba su cabeza, estaba sufriendo una migraña. Los jadeos de Hazza y Tikaani informándoles que seguían vivos, miro de nuevo ahora a la oscura cueva, no estaban aún a salvo, solo habían prologado la cacería.

 

Se froto la cara mientras se recostaba sin fuerza contra una roca, que mierda de macho alfa lo había invadido ayer como para asegurar que podría contra las consecuencias. Esto era más de lo que alguna vez hubiera experimentado y aun así parecía que le quedaban fuerzas, la imperiosa necesidad de cuidar a su pequeña manada le dio la energía para levantarse de nuevo.

 

 

Hazza agradeció la oscuridad absoluta del pequeño espacio, así ninguno de sus dos acompañantes podría ver su deplorable estado, seguía débil, demasiado cansado, tan confundido por la neblina del sueño que apenas podía pensar en una solución, solo había conseguido tiempo, no tardarían en destapar la entrada y eso sería el fin. Su cuerpo se estremeció ante una agradable ola de calor, Louis se estaba acercando, le asustaba poder sentirlo. La mordida en su cuello picó, llamando desesperada desde que despertó al Alfa, por instinto se llevó la mano para taparla pero dolía, aún estaba fresca y como no habían consumado su unión, no estaba sellada.

 

Louis se limitó a sentarse a su lado, aun privados de la intimidad que tendría una pareja enlazada; ambos estaban alterados, instintivamente se buscaban para consolarse, pero había una barrera entre sus cuerpos, que ninguno tuvo el valor de traspasar, conformándose solo con la cercanía mutua.

 

-Aunque dije que enfrentaría las consecuencia..- Hazza pudo sentir su mirada sobre él, esos ojos azules brillaban, estaba sorprendido, Louis podía verlo sin problemas en la oscuridad por su sangre lobuna, los lobos árticos no eran cazadores nocturnos, no contaban con esa habilidad. Aunque era una ventaja no pudo evitar sentirse transparente, él se había dado cuenta de que estaba ocultando su condición, aquella respuesta fisiológica a su presencia, no era su culpa, el vínculo entre ellos los obligaba a culminarlo, no, aunque quería convencerse de eso, no lo sentía como un deber, un sentimiento cálido en su pecho lo negaba, él quería enlazarse por completo, el volver a estar entre los brazos de su Alfa, embriagarse en su olor mientras se fundía contra su cuerpo. Era irracional, todo lo que nunca quiso, al menos no su “yo” actual.

 

No sabía cómo funcionaba una marca de apareamiento, el clan omega no la aplicaba, y sabia porque, la necesidad que le traía no lo tenía muy feliz, ni lo dejaba pensar con claridad –Basta Louis, no necesito que actúes como el alfa solucionador de problemas, no soy una damisela en apuros, yo quería esto de alguna manera, soy lo suficiente fuerte para hacerle frente a mis decisiones- Hizo acopio de todas sus fuerzas para levantarse, tratando de lucir lo menos afectado por la situación, pero sobre todo por la cercanía de Louis –Somos un equipo ahora, ambos…bueno- Reparó en la presencia de su madre adoptiva, ya era un hecho que iría con ellos, por mucho que él se negó - Los tres tenemos un misión ahora, así que procuremos encontrar la ruta de salida, la nieve no los detendrá por siempre.

 

-Hazza tú conoces la cueva y todos los secretos de esta tierra, ¿tenemos una probabilidad?- Pregunto la loba, su voz no flaqueaba, sabía que con una estratega como ella a su favor podrían lograrlo.

 

-Si la hay- Afirmó convencido, pero sin sus dones sería casi imposible encontrar la ruta de salida alterna de aquel santuario sagrado, suspiro, alejándose lo más que pudo del calor de Louis, su olor de omega estaba volviéndolo, pronto no podrían ignorarse más.

Notas finales:

Continuara


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