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I'll be right back (in 24 years) por PruePhantomhive

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Capítulo 4
 

 
Derek tenía un plan, uno nuevo; mejor que entrar a la recámara de Laura. Y hoy era el día. Por primera vez en tres semanas, los niños —bueno, los otros niños— estuvieron callados durante la hora de juego. La señorita Bonny estaba en su escritorio, viéndolos. Se acercó a ella lentamente.
 
—Hey, Derek, ¿qué pasa? —preguntó cuando lo notó. No estaba seguro de que fuera a funcionar, pero necesitaba intentarlo, por su salud mental. Debió lucir apenado, porque ella se levantó y se arrodilló frente a él antes de preguntarle—: Derek, ¿qué ocurre? —con suavidad.
 
—¿Puede… puede enseñarme a leer, por favor?
 
Una vez a la semana, el año entero de preescolar, la señorita Bonny y Derek usaron la hora de juego para practicar la lectura. Derek tuvo que fingir al principio, pero después de un año ya podía "leer" perfectamente. Alardeó delante de su familia sobre sus lecciones de lectura especiales. Su madre le dio algunos libros —aún con muchos dibujos, pero era un progreso—. Su papá estaba tan orgulloso que presumía delante de cada adulto que se encontraba y Peter lo dejaba leer sus libros mientras hacía la tarea, pronto, esa se convirtió en la hora del día favorita de Derek. Se acostaba sobre su estomago en la cama de Peter, con un libro abierto delante de él, sus pequeñas piernas moviéndose de arriba abajo cuando leía una escena emocionante.
 
Los años pasaron volando después de eso. Se acostumbró a ser un niño, sintiéndose feliz. Recordaba de donde venia, lo que ocurrió en su vida pasada, pero pensaba en eso menos y menos cada día. Se habituó tanto a ésta vida: en verdad se sorprendió mucho cuando su madre y padre le dijeron que sería un hermano mayor. Tenia casi seis años. Cora venia en camino… lo que significaba que, pocos meses después de Cora, Stiles nacería.
 
Derek había intentado no pensar en él desde que el cambio había ocurrido. Apenas habían comenzado a salir. De hecho, Derek nunca había pensado en Stiles de esa forma hasta que fue él quien lo invitó a una cita pocos días antes de cumplir los dieciocho años. Al principio, iba a decir que no, pero no pudo encontrar ninguna justificación. Eran buenos amigos en aquel entonces, Stiles era mayor de edad e incluso Derek podía notar que era atractivo.
 
Fueron a ver una película primero. Derek la eligió, pero se aseguro de que fuera algo del gusto de Stiles, algo con superhéroes cuyo nombre ya no podía recordar. Los primeros minutos fueron bochornosos, pero Stiles comenzó a hablar, susurrando datos sobre los personajes y, por algún motivo, Derek pensó que eso era encantador. No se besaron esa noche. Derek quería, pero, por algún motivo, se asustó. Si Stiles no hubiera llamado el día siguiente para invitarlo a cenar, probablemente se habría acobardado y renunciado a todo aquello. Pero fue a cenar con Stiles. Hablaron por horas y, en esa ocasión, Derek le dio un beso de buenas noches. En el momento en el que Derek fue enviado de regreso en el tiempo, habían ido a cuatro citas y se habían besado tres veces. Derek había estado esperando que su siguiente cita, televisión y pizza en su loft, fuera la perfecta ocasión para una sesión de besos franceses. Obviamente, eso no pasaría… en al menos dieciocho años.
 
Cora era ruidosa. Derek comenzó a lamentar llorar y gritar cuando era bebé; era una tortura. Era una tarde de domingo y ella había estado llorando a todo pulmón durante horas. Sólo quedaba algo que Derek podía hacer.
 
—¡Vamos, tío Peter! ¡Por favor! ¡Podemos ir a ver una película! ¡O al centro comercial! ¡Por favor! —sí, rogarle a su tío de dieciséis años era la única opción. Tenían que marcharse antes de que Derek decidiera que marchar al bosque solo no era tan mala idea.
 
—¡Pero no quiero salir! ¡Sólo ve a molestar a alguien más!
 
Derek estaba a punto de intentarlo de nuevo, pero Talia entró a la habitación de Peter y lo interrumpió.
 
—De hecho, Peter, nos faltan algunos alimentos, ¿te importaría ir a la tienda? Te haré una lista.
 
Aleluya, gracias, mamá.
 
En el trayecto a la tienda, Derek se percato de que Peter estaba muy callado. Usualmente, Derek le preguntaría sobre la escuela o hablarían sobre los libros que estaban leyendo. Pero los últimos días, Peter había estado silencioso. Sólo hablaba cuando tenía que hacerlo y pasaba un montón de tiempo fuera de casa o encerrado en su habitación.
 
Supongo que ya empezó.
 
—Sé sobre tu novia —delicadeza, Derek, ¿ahora cómo voy a explicarle eso? Carajo.
 
—No sé de qué estás hablando —Peter mantuvo la mirada en el camino, sus manos aferrando el volante tan fuerte que probablemente podría romperlo.
 
—Mentiroso —era raro ver a Peter así. Incluso antes del incendio, siempre estaba bajo control, pero en ese momento, Derek no tuvo que escuchar el latido de su corazón para saber que estaba mintiendo.
 
—¿Qué te importa de todas formas? —preguntó Peter, deteniendo el auto y girando para ver a Derek, sentado en el asiento trasero.
 
—Deberías dejarla. Ella no va a dejarlo a él y lo sabes.
 
—Tú no sabes NADA. Ella me ama, va a dejarlo. ¡Dijo que lo haría! —ahí estaba de nuevo, la mentira deliberada. Aunque en esa ocasión, Derek no estuvo seguro de a quién Peter estaba intentando convencer, si a él o a sí mismo.
 
—No, Peter, no lo hará. No va a dejar a su prometido por un chico de dieciséis años; terminaría en la cárcel.
 
Peter observó a Derek, intentando entender cómo. ¿Cómo se enteró Derek? ¿Cómo podía sonar tan seguro? ¿Cómo se volvió tan maduro? Tenía seis años, ni siquiera debería entender nada de eso.
 
—¿Cómo...? ¿…Tú? ¡No entiendo! No deberías… mierda.
 
Tal vez fui demasiado lejos. Ahora sabrá que algo pasa…
 
Las cosas siguieron tensas durante los cinco primeros minutos en la tienda, pero Derek volvió a ser un niño de seis años y Peter posiblemente pensó que había sido un demente al pensar que su sobrino se había portado raro de alguna forma. Casi habían conseguido todo cuando Derek corrió repentinamente al pasillo de bebés. Peter lo llamó, pero su sobrino lo ignoró. Peter fue tras él y lo encontró viendo el interior de un bambineto, con una pareja de pie a su lado.
 
—¡Mira, tío Peter! —Susurró Derek—. ¡Es un bebé!
 
—Sé cómo luce un bebé, Derek, dejamos uno llorando a gritos en casa, ¿recuerdas? —Claramente, al hombre no le gustó el comentario de Peter, a quien miró fijamente; hasta ese momento Peter se dio cuenta de que el hombre llevaba uniforme—. Perdone si mi sobrino lo está molestando, señor…
 
—Stilinski. Y no es ninguna molestia. Este jovencito fue bastante educado —. El "a diferencia de ti" quedó implícito, pero Peter captó el mensaje.
 
Mientras Peter trataba —y fallaba— de suavizar las cosas con el oficial, Derek continuó admirando al bebé que un día pediría ser llamado Stiles. Y quien algún día, ojalá, sería su novio.
 
Tengo dieciocho años para hacer un plan, ¿cómo podría fallar?

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