Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ojitos bonitos por cherrymusic14

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Van a decir que escribo nuevos one-shots pero no continúo con mis demás fics... pero esta vez, tenía que escribir esto por que si no, se me iba a olvidar :'D

Notas del capitulo:

Bien, este fanfic se me ocurrió porque hoy que salí por mi medicina para la gripe,llevaba un cubrebocas, y me dije: sólo se me ven mis ojos... y bam!

Espero les guste C:

 

Otoño-invierno.

 

A muchos les agrada que inicie esta época del año: la lluvia, el color de las hojas de los árboles cambia a una hermosa gama de tonos ocre; adiós bochornos por el calor, hola abrigos, bufandas, gorros y suéteres; el placer de poder disfrutar de tu bebida favorita caliente junto a una rebanada de tu postre favorito mientras lees un buen libro o ves tu serie favorita. Pequeños, tibios y dulces placeres que nos deleitan la vida en esta época.

 

Pero para otros tantos, es época de gripes y alergias al por mayor, de cuidarse y abrigarse hasta con el suéter más feo que tengas con tal de estar protegido contra el clima.

 

Admito que soy de los primeros, me gustan estas estaciones del año, pero a veces, me llego a enfermar tan fuerte, que mis mejores amigos terminan siendo pañuelos mentolados y varios cubrebocas; sin mencionar que esto me dificulta trabajar. Tener una toma perfecta y perderla por los malditos estornudos, vaya que es molesto.

 

Y justamente hoy es uno de esos días donde el flujo nasal parece fuente y mis ojos están más irritados que de costumbre.

 

En la revista donde trabajo, me pidieron unas fotos del Castillo Nagoya, en la prefectura de Aichi, y justo ahorita, los árboles a su alrededor están coloreándose poco a poco con gamas de color ocre y rojo, los cuales, hacen más atractiva la vista de ese castillo, así que necesito ir a Nagoya, aunque me ande muriendo de gripe.

 

Mi cámara y mi bolso lleno pañuelos y cubrebocas es lo único que me hará compañía en este pequeño viaje.

 

Al ser un miércoles, no había mucha gente ni muchos turistas alrededor, así que era el momento perfecto para fotografiar aquel castillo construido en el año de 1525.

 

Colocaba mi cámara en su tripié y lograba captar algunas buenas tomas. Caminaba un poco para poder apreciar desde otra perspectiva aquella construcción. Volvía a colocar mi cámara en su lugar, pero oh sorpresa, los estornudos me atacaban y giraba un poco la cámara y sin querer tomaba una foto. De inmediato checaba aquella mala toma para borrarla de une vez y… al parecer no había tomado algo tan malo.

 

En aquella toma, estaba un chico, al parecer bastante abrigado: una chamarra azul rey, debajo de esta, se asomaba la gorra de un suéter negro y alrededor de su cuello tenía enredada una enorme y esponjosa bufanda negra; en su cabeza tenía una gorra negra y la mitad de su rostro estaba cubierto por un cubrebocas blanco. Lo interesante no era el cómo estaba vestido, si no, lo que había salido en mi foto.

 

Sus ojos miraban hacia el castillo, expresando cierta felicidad y a la vez un poco de melancolía. Pero sus ojos brillaban y titilaban un poco, como los ojos de un niño al ver sus regalos de navidad, o cómo cuando está a punto de pedir un deseo antes de soplar las velas de su pastel de cumpleaños. Era una mirada tan… bonita.

 

Antes de darme cuenta, yo estaba sonriendo y mirando mi cámara como idiota, así que regresando el carrete de mis tomas, volvía a mi trabajo. Pero no sin antes guardar esa foto.

 

Durante los minutos que pasé tomando fotos, aquél chico no se movía de su lugar. Tenía en sus manos un enorme recipiente del cual emanaba algo de vapor, parecía que era café o té, y en sus oídos traía unos audífonos. A veces estornudaba un poco, pero sin llegar a ser demasiado escandaloso, no como otros que estornudamos y nos escuchan a dos o tres cuadras, él parecía que trataba de no hacer tanto ruido, hasta que…

 

—      ¡Achooooo! — Je, había pensando mal, sus estornudos eran peores que los míos, al pobre chico se le caía encima el líquido caliente que estaba tomando y de paso un buen ataque de estornudos lo invadía. Estaba sufriendo un poco el chico, así que, algo dudoso, me acercaba a él.

—      ¿Te encuentras bien?

—      S-sí… Sólo deja que estornude un po-poco más y… ¡y! ¡Achooo! — agarrando fuertemente su termo, el castaño trataba de que no se regara más de su té o café que andaba bebiendo. Temblando un poco, trataba de controlarse así mismo, pero los estornudos no cesaban, así que, le ayudaba deteniendo aquel contenedor gris que tenía en sus manos.

—      Creo que no debiste de venir a este lugar con este clima. — estábamos a 10ºC, había bajado un poco la temperatura después del mediodía.

—      Lo sé, sólo que ver este paisaje me tranquiliza un poco.

—      Creo que estarías mejor en tu casa recostado mirando una buena serie mientras te tomas unos tés medicinales.

—      ¡Claro que no! No estoy como para quedarme en casa así… aparte, me gusta este lugar.

—      Es muy hermoso, no lo niego, pero, creo que no andas en las mejores condiciones para exponerte a este clima.

—      Mira quien lo dice, tú también andas medio enfermo. — su mirada era de burla, pero no dejaba de tener ese toque tan bonito que había apreciado en mi foto. Mis mejillas se sentían algo tibias, eso no estaba bien.

—      Pues si, pero debo de trabajar. — decía mientras dejaba a un lado su termo y tomaba mi cámara.

—      ¿Eres fotógrafo?

—      Si, y si por mi fuese, me quedaba en mi cama con un buen café a mi lado, pero, trabajo es trabajo.

—      Pues eso si, ammm… — esos dos ojos me miraban con curiosidad, así que comprendía que él quería saber mi nombre.

—      Nagai Hideyuki, o Shuu.

—      Hideyuki-san, sé que trabajo es trabajo, pero espero no empeores con el clima.

—      Lo mismo digo de ti…

—      Ishikawa Satoshi, pero me puedes decir Satoshi.

—      Je, Ishikawa-kun, ¿Por qué no te vas a casa?

—      Necesito inspiración, y estar en este lugar me ayuda.

—      ¿Escritor?

—      Cantautor.

—      Vaya, por ahí iba la idea ¿no es así?

—      Si, aunque, créeme que es frustrante no poder encontrar sobre qué escribir, y más cuando… — aquellas dos esferas cafés se apagaban un poco. No me gustaba esa expresión, parecía estar triste o preocupado. El chico sorbía un poco del fluido nasal que escurría por su nariz, y trataba de buscar un pañuelo en su bolsillo, pero al no encontrar nada, le ofrecía uno de los míos. Toma, y pues si te ayuda un poco, quédate en este lugar, pero abrígate bien. No te veas tan presionado. Tu voz se puede dañar de tanto que toces o estornudas. — Él aceptándolo, se volteaba a sonarse su nariz.

—      Gracias, lo tengo presente aunque, la verdad estoy vacío de ideas desde hace unos días. Cómo sabes, cuando estamos en el medio artístico, tenemos muchas presiones y con tal de satisfacer las exigencias del público, perdemos varias cosas…

—      Sólo no te pierdas a ti mismo. Sé que las fechas límite para entrega nos ponen en un estado de estrés al máximo, pero, nunca pierdas tu meta por la que escogiste esta carrera.

—      Gracias por las palabras de aliento, pero en sí, esta será la última canción que compondré.

—      ¿Qué? — Satoshi alzaba su rostro y entrecerraba sus ojos.

—      Mi carrera como cantautor se va a acabar debido a que mi manager quiere que cambie por completo mis composiciones, y yo me reusé a ello, por eso, la disquera dijo que debía de cerrar mi carrera con una buena canción…

No sabía que decirle, la luz en sus ojos se iba apagando más y más y eso no me gustaba. Hideyuki, ¿Qué diablos haces acercándote a un completo desconocido sólo porque te gustaron sus ojos? Pero, verlo así de desanimado, hacía que no me quisiese separar de él.

—      Puedes intentar con otra disquera, o puedes intentar otra cosa… como… amm ¿modelar?

—      No estoy seguro de que otra disquera me quiera, sería empezar de 0 después de 5 años de éxito. Y sobre el modelaje… No creo ser el chico más guapo de Japón para modelar. Es más, no tengo una sonrisa de comercial.

—      Pero tienes unos ojos que cautivarían a cualquier persona.

 

Genial, acababa de decir algo… sumamente bochornoso. ¡¿Qué va a decir este chico de mi?! Sonrojándome un poco, apretaba mi cámara con ambas manos y miraba hacia otro lado.

 

—      ¿Perdón? — Su voz hacía que volteara hacia él de nuevo, y cuando mi mirada se cruzaba con la de él, apreciaba cómo aquellos pequeños ojos se abrían un poco haciendo que el café de sus pupilas reluciera más.

—      Y-yo, ammm, no es que esté coqueteando o algo así, o bueno… este, la verdad, con esos ojos tan expresivos que tienes, puedes llegar a ser un buen modelo.

—      Shuu-san, los modelos no solo viven de unos ojos bonitos, ¿sabes?

—      P-pues no tienes mal cuerpo. — ¿Qué diablos estás diciendo, Hideyuki Nagai?

—      No sólo cuenta el cuerpo, el rostro también.

—      Puedo asumir, que debajo de ese cubrebocas, se encuentra un rostro bastante atractivo. — ¡Deja de decir esas cosas, idiota! ¿Va a decir que sólo te le acercaste a coquetear?

—      Je, ¿todavía ni me conoces y ya asumes eso?

—      Discúlpame si te incomodé, y-yo me paso a reti… — La mano del castaño agarraba mi gabardina y me retenía en mi lugar.

—      No me incomodas, de hecho, muchas gracias por el cumplido, nadie me había dicho que tenía ojos bonitos. — bajando su mirada, veía como un leve sonrojo se marcaba en las pocas mejillas que se asomaban debajo de ese cubrebocas.

—      Aún así, vas a decir que un chico se lo dijo a otro chico y pensarás que eso es algo perturbador o algo parecido.

—      No, no me desagrada ni me perturba, de verdad, m-me hiciste sentir un poco mejor.

—      Y-yo…

Poco a poco se iba bajando su cubrebocas y mi pensar era correcto: era un chico bastante guapo, y muy risueño. Su pequeña nariz hacia juego con sus ojos y su sonrisa que si bien, no era del todo perfecta, sus imperfecciones lo hacían ver como un chico carismático a morir. Sus mejillas seguían sonrojadas y de paso, las mías se ponían igual.

—      ¿Ya acabaste con tus fotos? Me gustaría saber tu opinión sobre mi última canción y de paso, me gustaría invitarte un café. — volvía a colocarse su cubrebocas y me miraba fijamente.

—      Si, ya acabé, y pues… con mucho gusto leería tu canción y te acepto el café, no sin antes tomarte una última foto.

—      ¿Mande?

 

Aquella foto era aún más hermosa que la primera, porque en esta, aunque no se pudiese ver su sonrisa, sus ojos reflejaban felicidad y tenían más brillo que con el que me enamoré.

 

 

Notas finales:

Y ya me largo a dormir por que asdhkashd :'D 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).