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El viaje por KingofHeroes

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Notas del fanfic:

Sí, sí, ya sé lo que van a decir: ¿Cómo te atreves a empezar otro fic sin haber terminado el que tienes? :v pero esta idea se quedó atorada en mi cabeza y necesito deshacerme de ella para continuar con mi vida(?)

Ahora algunas notas:

1. Este fic transcurre en un universo alterno más o menos correspondiente a nuestra era moderna, o sea que no hay magia, ni druidas ni nada de nada, peeeero, los personajes siguen siendo elfos porque... sí(?).

2. Malfu e Illi no son hermanos sino amigos de la infancia y estudian juntos en la prepa. Cenarius va a la universidad y es dos años mayor que ellos. Es decir que cuando él iba en tercer año de prepa, Malfu e Illi apenas iban en primero.

3. Hmmmm... enjoy(?)

Y, como siempre, los personajes y pertenecen a Blizzrd, gracias por permitirnos formar parte de esta maravillosa historia.

El silencio reinaba en el pequeño salón que hacía de Club de Botánica, sólo pequeños tijeretazos se escuchaban aquí y allá de vez en cuando. Frente a la ventana, el atento Malfurion se concentraba en podar delicadamente las pequeñas plantas que en macetas descansaban bajo la luz del sol.


Más allá, reclinado en una silla y con los pies sobre la mesa, Illidan leía silenciosamente: Dominando el arte de la cocina francesa.


La puerta se abrió y un alto elfo peliverde entró. Su porte maduro y serio hacía notar que no era un estudiante, no uno de preparatoria, por lo menos. Bajo su brazo izquierdo descansaban una carpeta y un libro, y en la mano tenía una pluma. -¿Cómo va esa Hojaplata, Mal? - preguntó.


-¡Ah, senpai, me alegro de que hayas llegado! Justo me estaba preguntando si debía cambiar estas Flores de Paz de maceta pero quería tu consejo antes-.


Cenarius se acercó y comenzó a examinar las mencionadas plantas. Por 10 minutos sostuvieron una conversación sobre los diferentes especímenes que ahí cultivaban. Con su tono serio y didáctico, el mayor instruía a Malfurion, que de vez en cuando respondía afirmativamente, hacía una pregunta o incluso tomaba alguna nota.


-Creo que nuestra colección va creciendo excelentemente - concluyó Cenarius al tiempo que abrazaba amigablemente por el hombro al otro peliverde y le sonreía desde arriba, pues era algo más alto que él. -Si continuamos por este camino quizá podamos presentar algunos ejemplares verdaderamente magníficos a final de año y, quién sabe, quizá hasta pedir un poquitín más de presupuesto, jeje - especuló alegremente.


Su mano se había ido deslizando cautelosamente hacia abajo y el abrazo había dejado de ser amigable para convertirse en algo más íntimo, pero Malfurion no se había dado cuenta pues se había embobado por completo viendo a su senpai decir tantas cosas tan inteligentes y prometedoras.


Un carraspeo sonó desde el fondo del salón. Illidan los miraba inquisitivamente. Había dejado de prestar atención a su libro desde hacía bastante tiempo, al principio distraído por el verde pelo de Malfurion brillando glorioso bajo la luz del sol, pero luego enloquecido por el hecho de que Cenarius lo estuviera tocando tan libremente. Y ese idiota, maldito loco de las plantas ¿acaso no se daba cuenta o qué?


-Ah, estás aquí - dijo despectivamente Cenarius al voltear. -Por si no lo sabes, sólo los miembros del Club de Botánica tienen acceso a este salón, fue uno de los acuerdos a los que llegué con el director -.


-Tranquilo, no me voy a meter con su club de jardinería...


-Botánica - lo corrigió Cenarius al tiempo que le relampagueaban los ojos.


-Sí, sí, botánica, tranquilo. Sólo vengo aquí por el silencio -.


-Para eso hay una biblioteca, si le preguntas a alguno de los profesores seguro que te hacen el favor de mostrarte dónde está - respondió muy despacio, como si le costara mantener la calma.


-Hey, senpai, está bien, Illidan es mi mejor amigo, le dije que podíamos pasar tiempo aquí juntos - intercedió Malfurion.


Sus palabras parecían puñaladas para Cenarius, en especial "mejor amigo" y "pasar tiempo juntos", que se tradujeron en pequeños espasmos de desagrado en su rostro.


Illidan sonrió victorioso. Cenarius suspiró visiblemente molesto y le dio la espalda. Decidió que lo mejor que podía hacer era ignorarlo por completo, así que siguió hablando como si sólo estuvieran ellos dos. Pero Illidan ya no podía dejar de prestar atención, fingía leer pero en realidad vigilaba cada uno de los movimientos de Cenarius muy de cerca.


-¿A dónde vas a querer ir para celebrar el fin de cursos y tu graduación de la prepa? - preguntó Cenarius mientras cariñosamente peinaba un mechón del salvaje cabello de su kouhai -podemos ir a algún lugar divertido como a las aguas termales o a un parque temático-.


-Hmmmm, estoy considerando hacer un viaje al zoológico de la Capital, he escuchado que es enorme y seguro tienen especies que aquí jamás veríamos - argumentó entusiasmado -pero seguro que Illidan se aburriría un montón - concluyó y soltó una risilla.


-¡¿Qué?! No sabía que ese estaba invitado - dijo exasperado y señaló acusadoramente y sin pudor al pelinegro, que seguía jugando a leer.


Illidan alzó la mirada de su ficticia interesante lectura y no pudo contenerse a sacarle la lengua a Cenarius, aprovechando que el otro peliverde examinaba distraído las hojas de un Loto Negro


El mayor hizo un gesto escandalizado, pero descorazonado ante la poca atención que Malfurion le estaba prestando, decidió regresar el gesto y luego cruzarse de brazos.


-Pero, senpai, ese es todo el punto del viaje, que sea una celebración de nuestra graduación. Tú ya hiciste el tuyo hace 2 años-.


-¡¿Qué?! ¡No pretenderás que vayan solos! Igual necesitan un adulto que los acompañe-.


La cara de Illidan se iluminó tanto que casi se la veía brillar detrás del libro. La efervescente sensación de victoria se estaba convirtiendo en un incendio que prometía abrasarle el corazón. Estar solo con Mal, lejos de todos ¿cómo se sentiría eso? La emoción se le estaba subiendo a la cabeza, si no se controlaba era capaz de ponerse a bailar de felicidad ahí mismo. Entonces, de la nada, un rayo divino lo iluminó y le dio la respuesta.


-La playa, vamos a la playa -. Oops, la felicidad se le había desbordado y le había hecho pararse de repente y casi saltar al otro lado de la mesa. Su pobre libro había sido arrojado sin ninguna consideración.


Una de esas sonrisas que son como ver miel cayendo sobre unos deliciosos hot cakes se apoderó del rostro de Malfurion. Y enmarcada en aquella luz cálida de las 3:00 de la tarde, y acompañada por la cara de desconcierto y enojo de Cenarius, aquello era magia.


-¡Sí, es perfecto! ¡Qué buena idea! No sé cómo no se me ocurrió antes -.


-Deberíamos ir la primera semana de vacaciones, así no nos toca gente porque el resto de las escuelas todavía no están libres – agregó Illidan.


-¡Eso sería genial! Podríamos salir el jueves en la noche para llegar allá el viernes en la mañana y así quedarnos todo el fin de semana -.


-Estuve ahorrando mucho para este viaje así que parece factible -.


-¿En serio? ¡Yo también! ¡Tengo taaantas ganas de ir contigo! -.


Sin darse cuenta se habían ido acercando el uno al otro hasta prácticamente estar abrazándose mejilla con mejilla. La comprensión repentina los hizo dar un salto hacia atrás e instintivamente rascarse la cabeza y mirar hacia el piso apenados.


Cenarius lo había visto todo con gesto horrorizado. Eso no era lo que él había planeado y podía soportar todo menos eso. Malfurion e Illidan no debían estar juntos, y en especial no solos, y en especial no tan lejos de donde él podía vigilarlos.


-Lo siento – interrumpió –pero esa semana tengo exámenes finales y me sería imposible acompañarlos, tendrán que escoger otra fecha. Y no, Mal, ya te dije que los tiene que acompañar un adulto-.


-Bueno, en ese caso me alegro de que yo cumpla la mayoría de edad el 29 de abril – dijo Illidan sonriendo de medio lado.


Los ojos de Cenarius se transformaron en un par de rayos láser que sólo querían matar al pelinegro.


-¡Oh, es cierto! Este viaje va a ser épico – se emocionó Malfurion y sin pensarlo tomó a Illidan de las manos y lo jaló hacia sí, casi haciendo que su cabezas se juntaran.


Illidan se sonrojó, la sonrisa esplendorosa de Malfurion estaba tan cerca, tan al alcance.


-Están locos, no pueden hacer esto – advirtió Cenarius al tiempo que firmemente interponía su brazo para separarlos.


Illidan sonrió muy satisfecho. -Será mejor que me vaya, la práctica de basquetbol está por empezar – dijo y se dio la vuelta para recoger sus cosas. Su larguísimo cabello negro ondeó dejando un aroma de ginseng que Malfurion instintivamente buscó.


Cuando finalmente salió, el peliverde se encontró con su senpai muy enojado, pero su felicidad era tanta que no podía dejar de soñar. “Sólo un par de meses más, Mal, sólo un par de meses más y le dirás todo lo que sientes, sin excusas”, se dijo mentalmente.


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