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Reencarnación por noah_uzumaki

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Notas del fanfic:

Reencarnación, una historia basada en el universo de Harry Potter.

Notas del capitulo:

Oliver, un niño de primer año en la escuela de magia y hechiceria es maltratado por su propio hermano, cansado y agotado, inclusive ha pensado en terminar con todo...

Reencarnación

 Capitulo 1

Caída 

 

No entendía por qué le pasaba aquello, ahí, tirado en el piso, detrás de una pequeña cabaña de mantenimiento abandonada del Instituto cerca de los bosques prohibidos, fuera de la vista de cualquier curioso que pudiera siquiera pensar en ayudarlo.

Un hilo de sangre bajaba por la comisura de su labio inferior hasta terminar en su mentón en donde se acumulaba, hasta caer en forma de una gota roja a la tierra ya húmeda por su propia sangre.

Era rodeado por tres jóvenes mayores que él. Roger, el más alto de ellos; un pelirrojo con un rostro lleno de pecas, mucho más alto que la mayoría de los chicos de su edad, y debido a su contextura maciza le daba la apariencia de un pequeño tanque.

En el otro lado, David, un chico pelinegro de ojos verdes, tan malévolo como el resto que lo acompañaba. Un joven delgado hijo de un importante investigador del Ministerio, algo que el chico siempre presumía.

El tercero para completar aquel trío, quizás el peor que lo trataba, Hawk Dennen, su propio hermano mayor. Alto, rubio, y de ojos color carmesí, una característica heredada por su padre. El trió de chicos pertenecía a la casa de Slytherin,  lo que parecía ser toda una tradición para sus familias, las cuales estaban orgullosas de ellos, a pesar de ser tan malvados.

El pequeño tirado en el piso, Oliver Dennen. Un niño de tan solo once años en su primer año en Hogwarts. Siempre había sido tratado de una forma ruda por su hermano mayor aunque se vieran solo por un par de meses al año, ya que Hawk asistía la mayor parte a la Escuela de Magia y Hechicería, pero ahora, debería verlo durante todo el año escolar, y en vacaciones, por lo que tendría pocos días de paz.

Los golpes seguían lloviendo a manos de su propio hermano.

–Diablos Hawk… –decía David, sintiendo algo de pena por el pequeño que lloraba de dolor siendo golpeado por su propio hermano.

–Parece que ya se emociono… –decía el otro chico con una sonrisa maliciosa.

El rubio culminó la paliza con una fuerte patada en la boca del estomago del menor, quien terminó vomitando el almuerzo. Oliver muchas veces lograba zafarse del grupo de matones, pero aquel día no era una de esas veces. Su hermano mayor lo alzó agarrándolo por el cuello de su uniforme hasta la altura de su cara.

–Eres solo una basura, si quisiera te mato aquí y ahora… basura Gryffindor… –le decía con rabia.

Un mes antes entraron en el gran salón los de primer año por primera vez, todos en una hilera ordenada. El grupo de niños iba ser seleccionados por un sombrero mágico a sus respectivas casas, entre ellos un pequeño niño rubio de ojos carmesí. Cuando llego su turno fue llamado por la profesora McGonagall, quien sostenía un pergamino con la lista de todos los alumnos nuevos.

El niño de ojos carmesí se sentó en el taburete de cuatro patas delante de él, nervioso y tembloroso. El sombrero tardo un minuto analizando al niño, quien apretaba con fuerza sus ojos, parecía costarle un poco, “Me recuerdas a cierto mago”, susurró. “¡Gryffindor!”, gritó el sombrero finalmente.

Un suspiro de alivio dejo escapar, no estaría en la misma casa de su hermano, pensando que no tendría que verlo por mucho, pero paso todo lo contrario, Hawk se volvió más agresivo hacía él.

Oliver pensaba en todo mientras volaba por los aires, revotó con violencia contra la pared de la cabaña, para luego terminar en el piso. Un latigazo de dolor le invadió toda su espalda, terminando en un nuevo llanto de dolor. Estaba lastimado, herido, humillado, cansado, triste.

–Mejor larguémonos, sino llegaremos tarde y saben lo imbécil que se pone Snape… –dijo David.

–Cierto, no vi la hora… –le siguió Roger.

Hawk escupió a su hermano y se retiró junto al resto mientras conversaban entre ellos.

Paso un minuto, dos, tres, cinco, y hasta diez minutos, cuando sintió que alguien apoyo su mano en su hombro. El chico reacciono de forma instintiva con nerviosismo, como si su hermano se hubiese devuelto para terminar el trabajo de seguir golpeándolo sin compasión.

–Tranquilo pequeño… –le dijeron en un tono amable.

Un hombre increíblemente alto y corpulento se encontraba a su lado. Tenía una gruesa barba y una mata de cabellos negros desarreglados que caía hasta los hombros, se trataba de Rubeus Hagrid, guardabosque de los alrededores del castillo, y recién nombrado profesor en el cuidado de criaturas mágicas de Hogwarts.

–E-Estoy bien… –dijo débilmente el niño tratando de pararse con dificultad.

El gigante hombre enseguida lo sostuvo en sus fuertes brazos, como si sostuviera un pequeño muñeco magullado.

–Te llevare…

–No… –interrumpió de inmediato el niño–. Por favor… no… no quiero volver aún…

Oliver dijo entre lagrimas a lo que Hagrid entendió de inmediato…

 

El hombre le extendía un vaso al joven, té de hiervas. Estaban a la vieja cabaña que el gigante hombre llamaba casa.

–Tómatelo, eso te calmara… –dijo el enorme sujeto con media sonrisa.

Oliver lo miró un segundo antes de darle un pequeño sorbo a su bebida, hizo una mueca de dolor, le dolía el labio inferior, el cual lo tenía hinchado, pero luego de un par de intentos había logrado comenzar a tomarlo pese al dolor.

–¿Vas a decirme que te paso?

–Me caí… –dijo casi susurrando.

–Sí, claro –contestó secamente Hagrid–. Quiero ayudarte.

–No importa…

–¿Cómo que no importa? –Hagrid se acercó a Oliver hasta estar a solo centimetros–. Yo te ayudare.

–Solo me caí, ¿vale?, me lastime jugando donde no debía, eso fue lo que me paso…

–Sí como no, me vas a decir que esos son golpes de caída…

–Gracias por el té… –dijo el niño colocando la taza en la mesa antes de salir corriendo por donde llego dejando al gigante, solo y preocupado, con ganas de salir detrás del pequeño…

 

***

Observando desde la distancia y en silencio un pequeño niño, dos adultos felicitaban a un joven un par de años mayor que él. Era Hawk, su hermano, que había regresado luego de su segundo año escolar en Hogwarts, y así como en el primer había conseguido ser el mejor de todo el curso.

Los señores Dennen estaban más que orgulloso. Su hijo, además de continuar con una tradición en la que todos en la familia habían sido elegidos en Slytherin, Hawk había demostrado desde muy temprana edad grandes habilidades para el uso de la magia, siendo considerado por todos como un prodigio, incluso había logrado superar a muchos estudiantes de cursos más avanzados.

Oliver por otro lado, era un chico sensible, que siempre había estado tras la sombra de su hermano mayor. En varias oportunidades había terminado llorando en su cuarto por el mal trato de su hermano mayor sobre él, o lo rudo que podría ser su padre, ya que no ocultaba su gran favoritismo por uno de sus hijos.

–Hola sabandija… –decía Hawk entrando en la habitación de Oliver–. ¿Qué sucede Ollie…? –le dijo su hermano en un tono sarcástico.

Ollie, como era llamado por sus amigos, y su madre.

Lo siguiente que vino fue un fuerte empujón en el que el menor terminó golpeando su espalda con el costado de su cama hasta terminar en el frió piso en una mueca de dolor, y con lagrimas asomándose en sus ojos.

–¿Qué, ya vas a llorar mariquita…? –dijo mientras se acercaba a su hermano…

 

Despertó.

Se encontraba en una camilla de la enfermería. Desvió la mirada hacia la ventana. Oliver dejo escapar un pesado y cansado suspiro, ya era de noche. El sonido de alguien aclarando su garganta le hizo voltear de inmediato.

A su lado en el borde la cama se encontraba sentado el mismo Albus Dumbledore.

Los ojos de Oliver se abrieron como platos al tener al aciano delante de él, aquella era la primera vez que se encontraba tan cerca del Director de Hogwarts.

–¿Me dirás que esto fue una caída, o me dirás la verdad? –dijo el anciano con una cálida sonrisa.

El niño trato de levantarse.

–No te esfuerces tanto Ollie, así te dicen tus amigos, ¿verdad?, supongo que no te importara que yo te llame así, ¿cierto? –dijo sin borrar la sonrisa de su rostro.

Ollie levantó sus hombros en respuesta, antes de decir;

–¿Cómo llegue aquí…?

–Te encontraron unos estudiantes que iban por casualidad de camino a ver a Hagrid, y estabas desmayado a medio camino… –le contestó el viejo, mientras que el rubio bajo sus ojos–. Tienes un interesante color de ojos… –añadió–, supongo que es hereditario por alguno de tus padres, tú hermano también los tiene, lo he visto por ahí con su grupo de amigos, es muy talentoso.

–Es todo un prodigio… –dijo tristemente el chico.

–Sí me imagino, pero el que tenga muchas habilidades para la magia no lo hace un prodigio, he conocido a magos que se consideran a sí mismos como prodigios, pero en cuanto a calidad humana, dejan mucho que desear.

–Me imagino… –contestó débilmente.

El anciano se levantaba.

–Tengo muchas cosas que hacer, ah, me tome la libertad de traerte algo… –señalo la mesa de a un lado, la cual tenía una bandeja encima con comida–, estaré pendiente de ti pequeño, y ten más cuidado con, esas “caídas”.

Sin decir más el hombre mayor se marchaba, mientras que Ollie solo se tapaba la cara con las sabanas dejando escapar varias lagrimas…

 

***

–Tu hermano de nuevo, ¿verdad? –le decía un chico mientras lo miraba,  parecía molesto.

–Solo me caí, ¿vale? –le contestó Ollie.

–Diablos Oliver… –era Ian, un chico pelinegro de primer año de la casa  Gryffindor–. Ya estoy arto de esto.

–En serio me caí…

–Deja de mentir idiota… –le dijo desde el otro lado de la mesa Emily Watson, una chica de cabellos castaños, y una cara minada de pecas–. Ya estoy cansada de los abusos de esos idiotas, deberíamos hacer algo.

–Quieren olvidar el asunto… –dijo algo irritado.

–¿Entonces qué?, dejemos que sigan hasta que te maten… –Emily le contestó furiosa.

–S-Solo déjenme en paz…

El rubio se levantó de la mesa golpeándola y marchándose.

–Idiota… –terminó por decir la chica molesta, mientras que Ian solo bajaba la cabeza tristemente…

 

Oliver había faltado a la clase de herboristería, solo quería caminar, alejarse y olvidarse de todo al menos por un par de horas. Caminaba por los bosques como acostumbraba. El chico siguió hasta encontrarse muy cerca de un risco que daba directamente a la salida del mar. Ahí se podía quedar por horas viendo el atardecer, suspirando, meditando.

–Sería tan fácil… –dijo con tristeza mirando hacia abajo, era una larga caída–. Supongo que ni mi propia familia me extrañaría…

Aquel pensamiento le había pasado por su cabeza por mucho tiempo, acabar con todo pudiera ser tan sencillo, pero, se llamaba así mismo un cobarde por solo pensarlo.

Una atmosfera fría cayó sobre él, incluso podía sentir un terrible sentimiento de melancolía. Su respiración se hizo clara al ver lo blanco de su aliento. Al girarse su rostro se lleno de terror.

Un espectro de gran estatura cubierto por una capa negra le miraba. Una criatura tenebrosa que no dejaba ver su rostro, solo sus grisáceas manos llenas de pústulas a punto de reventar. Se trataba de un ser no-muerto, un Dementor, los policías del Ministerio, y guardias de la prisión Azkaban.

Ollie dio varios pasos hacia atrás, pero, una segunda de esas criaturas  apareció de la nada a un costado, y con un movimiento desde abajo emitió un fuerte y escalofriante silbido.

El niño sintió como si su respiración fuera absorbida por aquella criatura, impidiéndole respirar, por lo que rápidamente se estaba desesperando por aquella sensación faltante de aire.

Siguió retrocediendo. Pensamientos llenos de tristeza, dolor, odio, melancolía, soledad… su hermano golpeándolo y usando hechizos contra él tan solo para humillarlo, sus compañeros de clase burlándose, lastimándolo, engañándolo, padres completamente ausentes para él… recuerdos, uno sobre otro, confundiéndolo, y con cada respiración de la criatura sobre él, lo hacía sentir cada vez más solo y con más dolor… un último paso hacia atrás le hizo tropezar con sus propios pies… una larga caída le esperaba.

“Con que así termina esto…” –pensó mientras comenzaba su descenso hacia el fondo…

Un último sentimiento, tranquilidad mientras se hundía ya sin poder respirar. Sus pulmones se llenaron rápidamente de agua y todo se volvía cada vez más oscuro… ya no había más dolor, ya no había más miedo… hasta que finalmente todo se había oscurecido…

Notas finales:

Espero que les guste, y que tengan una feliz semana...


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