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Juguetes sexuales. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Porque dos siempre es mejor que uno.

Excepto si estas estudiando el neutro multiplicativo.

 

No era difícil lograr que las dos zorritas tontas hicieran lo que queria. Menos ahora que, al tenerlas juntas, eran mas felices. Como dos mascotas. Y, quien lo dijera, la mas astuta era su zorrita chaparra original. Era enternecedora la manera en que cuidaba de la otra, haciéndola sentirse inteligente y heroica y que no se sintiera mal por su fallido intento de rescate.

Ahora tendría que movilizarlas, pues a pesar de los ejemplares que tenia capturados, los yanquis iban ganando y el general Lee organizaba otra masiva retirada estratégica.

Solo habían llegado los rescates de algunos oficiales; los que no habían pagado, fueron conducidos a pie, y con grilletes, a las prisiones esclavistas. Esclavos por cuyas libertades atravesaban tantas penurias les hacian pasar mas, pues lo mas ruin de su naturaleza salía al tener, por fin, con quien ejercer dominio, alguien que fuera inferior a ellos…

Pero no sus nenitas. No, ellas dos viajaron como parte del equipaje, con todas las comodidades que el dinero aun podia comprar. Ciertamente no el dinero de su salario como coronel, el cual no veía hace eones, sino el de su propia fortuna personal.

Era rico, hijo de un industrial alemán, bastante inteligente para entender que un empleado sin derechos era mano de obra mas económica que un esclavo de la propia pertenencia, pero… Asi era su carácter, lleno de contrastes. Encajaba mas en la sociedad del norte, pragmático y realista como era, pero le gustaba la locura que podia desencadenar en el sur.

Realmente, al inicio del conflicto, le parecio que cualquiera de las dos partes podría ganar: habia visto los imbéciles, como Ashley, que tenia el sur, y conocido yankees capaces de admirar sinceramente Mujercitas, por lo que la balanza parecía bastante equilibrada.

Ahora, viajando con Robert y Forbes, no se explicaba como su ejercito, cualquier ejercito, podría ir perdiendo una guerra contra semejantes nenazas. Cierto que no todas eran tan bellas, por supuesto que no, pero en cuanto a ingenuidad, idealismo y preferencia del sacrificio inútil frente a opciones mas practicas, no le pedían nada al ejemplar promedio del ejercito de la Union.

Cierto que tampoco su ejercito tenia demasiado sentido común, pero el sentido, llamémosle asi, de preferir que se joda otro antes que tu, legado de décadas y décadas de nuevo feudalismo, les ayudaba un poco.

No se explicaba entonces como iban perdiendo, si bien hacia mucho que no veía a Ashley…

 

***

Estaban acostadas bocaarriba en la lujosa cama del hotel, en el piso mas alto. Desnudas, salvo por collarines de encaje, piezas que velaban el pudor de las señoritas mas recatadas, desde abajo de las orejas hasta donde el escote llegase. En este caso, dependiendo de como se movieran, cubrían o no sus pezones, contribuyendo a la erección que lucían. Lucian otras, abajo, bamboleándose sobre sus pancitas de turra.

Fasmember acerco la copa de cristal labrado a sus labios: lo mas nuevo, lo mas lujoso, demasiado delgado para durar. Como la paz que invadia la ciudad evacuada, en cuyas afueras al amanecer habria una batalla, que no podría importarle menos.

El mas fino coñac, verdadero cognac francés, para humedecer su garganta, seca por el espectáculo que veía, que las dos nenitas protagonizaban para el, con sus piernas entrelazadas y sus culitos muy cerca, tan cerca uno del otro que a veces se tocaban: carnosas nalgas aplastándose contra carnosas nalgas, y en medio de ellas, visible por el brillo de la lubricación, el grueso juguete negro, un palo semirrígido, extralargo, diseñado para complacer a dos nenas a la vez como hasta ahora ningún hombre podía hacerlo, si bien complacia en grado sumo al espectador.

Recordaba su espanto la primera vez que lo vieron, el de ambas, su negativa a usarlo, hasta que los amenazo con que si no se metían cada uno su mitad, se lo meteria entero a Forbes. Entonces la nenita castaña, la mas razonable, se acomodo como una ranita, como una flor en capullo, y se metio solita cantidades inacabables de la monstruosidad negra ante los ojos atonitos de su noviecito.

Las habia enseñado a usarlo y ahora era su objeto favorito. Tanto les gustaba que se los regalaría, cuando tuvieran que despedirse. Era natural que les encantase y quien sabe, quizá hasta cimentaría su relación, solidos cimientos de verga falsa, con la que los dos podían empalarse a la vez y disfrutar hasta que el cuerpo aguantara.

Ahora, recién empezada la función, se movían ambos con vigor, hambrientos de sentir en esas colitas viciosas que no habían tenido nada en todo el dia. Ya eran tan lujuriosas, tan entrenadas, que nisiquiera necesitaban los afrodisiacos para portarse asi. Ambos se movían, pujaban, se empalaban, con el viéndolos muy de cerca. Tan de cerca, que en determinado momento vertio coñac sobre el rostro de Robert, tan desprevenido que tosio y escupio. ¡Oh si! Adoraba verlo con los ojos cerrados y la baba escurriendo, brillante todo su rostro, aunque el reflejo del brillo fuera color vino.

Se aceito bien las manos y cogio una polla en cada una, apretando y jalando con sus puños de una manera tan recia que las pollas amenazaban con escapársele de las manos. Era demasiado recio, a las nenas les dolia mas de lo que les gustaba, esperaba, no se pudieron mover contra el palo, empalarse y menear el palo que las unia a ambas, tuvieron que conformarse con apretarlo en su interior, jadeando… Hasta sus redondeados bajos vientres subían y bajaban. Forbes chillaba, babeaba que no, pero sus manos, como pistones, subían y bajaban por esos penes aceitados, estrujados. Brincaron gotitas incoloras de la hendidura de Robert, a la que presiono con un pulgar, haciendolo chillar y correrse, y solo de verlo, sin necesidad de que le apretara la hendidura, Forbes eyaculo calientitos chorros que salpicaron la mejilla de Fasmember.

Sin darles tregua, limpio sus manos en los vientres de las turras, las hizo acostarse de lado, con los cuerpos en L, para ver sus culos y el palo en primer plano, separándolos unos treinta centímetros para que su puño agarrara fácilmente el palo por la mitad y lo empujara a un lado y al otro, a un par de nalgas y al otro, chocando con ellas conforme mas violento era el movimiento.

Las gatas volvieron a maullar, a menear los culos, a querer hacer trampa, acercándolos. Forbes era el mas descarado, por lo que al reincidir tras una nalgada de advertencia le saco el palo y le pego con el. La cabeza de serpiente labrada en el negro extremo cayo sobre lo mas carnoso de la curva, escupiendo veneno transparente en todas direcciones. Se la habia sacado bastante a Robert, también, quien al sentirla en retirada se apretó para no perder la cabeza, la estimulante cabeza.

Fasmember tiro del viperino juguete y sintió a Robert apretar, vio su  rosado anito hacer fuerza para que no se lo sacara. Le beso una nalga y se lo volvió a meter, sintiéndolo relajarse, viéndolo suspirar. El cilindro negro entraba, y entraba. Ya le habia metido mas de su mitad y su pecho volvia a agitarse. Su culito volvia a hacer fuerza, pero esta vez para que no entrara mas. Lo obligo a recibir mas, y mas. Chillaba, se veía que le dolia, que tenia miedo. Tambien Forbes lo tenia, viéndolo con sus ojos azules muy abiertos.

Destrozar de verdad a una nenita no estaba dentro de sus fantasias, por lo que solto el juguete. La víbora se escurrio fuera, reptando sobre la lujosa sabana. El culito de Robert palpitaba; tenia menos de la mitad, metido, su arito vibrando en torno. Doblo el juguete, acercando la otra cabeza de víbora a su ano, rodeando, sobando, presionando para entrar.

-No, por favor…

El rubio estaba suelto, pero no creía que fuera a hacer nada. Intento meter la segunda cabeza de víbora y la nenita grito. Y los dedos de la otra se cerraron sobre su brazo, jalándolo atrás.

-No permitiré que le hagas daño. – dijo antes de que lo derribara de una bofetada.

Bien, las cosas habían estado muy tranquilas.

-Participaras en la doble penetración, o seras victima de ella.

-Prefiero sufrirla antes que lastimar a Robert.

-¡Forbes! -el bigotito sobre el labio superior de Robert temblaba.         

-¡Bien! – doble diversión, sonrio Fasmember. Saco la pistola del cinturón del que pendia también su sable, la única otra prenda que usaba además de sus botas – Quieto – advirtió a Forbes, apuntándole con sus dos armas y jalando a Robert.

Lo ato sentado a una silla, para que viera lo que iba a pasar. Jalo a Forbes y lo tendio de panza a lo largo del tocador. Las frágiles figuritas de porcelana se estrellaron contra el piso. Forbes volteo a un lado y vio su rostro, algo mas que asustado. Miro al otro lado y vio a Robert, genuinamente asustado. Fasmember le jalo las caderas, le hizo los honores a su hoyo un par de veces con la lengua, metio su polla para aceitarla, metiéndola y sacándola con facilidad, sin provocarle mas que algunos pujidos y una gran sensación de placer.

El sable se balanceaba rozando el poderoso muslo conforme Fasmember se lo follaba unos instantes a voluntad, afianzándolo por la cadera-nalga, estrujándolo para sentirlo suyo. Luego comenzó a acariciarle la espalda con el consolador de dos cabezas, solo para recordarle que estaba ahí, demorándose en jugar con el, pasándolo por sus pompas, acercándolo, pero sin meterlo. Finalmente lo obligo a aceitarlo, gozando de ver como frotaba esa gran cosa negra mientras su polla hacia rebotar sus nalgas.

Se lo arrebato, y bien metido el, empujo el juguete dentro. En segundo plano los oia gritar, a Forbes y a Robert, mientras el grueso de su atención estaba en vencer la resistencia de ese ocupado agujerito. No parecía que fuera a lograr meterla, pero era el desafio lo que le gustaba. La tonta rubia se apretaba por el dolor, peor para ella, el seguiría empujando hasta que la mitad, no solo la cabeza, estuviera dentro.

Era increíble como se sentía esa otra superficie dura, lisa, resbalando contra su carne y aplastándola, en ese caliente agujerito. Reducido, era la mejor palabra para describirlo cuando toda su polla estuvo en contacto con la otra polla, falsa. No parecía que ninguno de los dos fuera a poder moverse pero lo logro. Fue incomodo, un poco doloroso, pero comenzó el mete y saca con la víbora negra. Cuando alcanzo un ritmo caliente, lleno de friccion, reparo de nuevo en la nenita. Yacia desguanzada, laxa, completamente laxa, con los ojos llenos de lagrimas y un charquito en el tocador, hipando mientras recibia toda la conmiseración del coronelito y toda la potencia de su verga. Sus vergas.

Dejo estatica la falsa y movio la verdadera. Era distinto, se sentía diferente. Probablemente seria mas fácil si la sangre no se estuviera poniendo pringosa. Saco su verga, le hecho aceite y la volvió a meter, dificultuosamente, placenteramente, con lagrimas mas copiosas de parte de los ojos azules.

-¿Crees que hiciste un buen trato? – le pregunto Fasmember, sacando la polla falsa y hundiendo la verdadera, no enteramente la que salía pero si hasta el fondo, hasta que las bolas toparan, la que tenia pegada en medio de las piernas.

Robert  no lo creía asi. Aun si no conociera mejor que Forbes las trampas de Fasmember, no le agradaba nada ver sufrir a su amor si el podía evitarlo. Era un seme, y Fasmember lo trataba asi. Estaba convencido de que era mucho mas doloroso para Forbes que para el. A el incluso le gustaba; no siempre, no desde el principio, no las cosas nuevas, pero no habia habido ni una, hasta el momento, a la que no terminara por encontrarle el sabor, aunque fuera agridulce.

Joder-joder, pensaba el confederado, sintiéndose como una maquina. Jodia con la polla y jodia con el consolador. Uno entraba y otro salía, rítmico, mecanico, placentero. El agujerito de esa zorra no podía llamarse mas asi: estaba tan abierto, brillante, ensangrentado. Ver dos pollas entrar y salir de el era increíble. Increible. Por esos momentos valia vivir, apretando una jugosa nalga con la mano que no ocupaba en embestir el agujero.

Al comenzar a sentir placer, cierto modo de placer, Forbes se volteo de nuevo al espejo. Lo turbaba ver tan de cerca a ese monstruo, ese que con sus gestos y facciones encontraba tan estimulante hallarse abierto hasta la rotura en dos. Tan abierto, lleno, asquerosamente lleno… ¿Cómo podría volver a sentirse saciado con una polla luego de haber sentido dos? Las añoraría siempre, esa sensación de estar relleno mas alla del limite, su ano tan castigado y que se sintiera tan bien.

Tenia las manos libres pero le avergonzaba tocarse delante de Robert. De estar a solas con Fasmember estaría masturbándose como un loco, frenético por hacer algo que sintiera que calmaba la enloquecedora sensación por el culo. De estar a solas con Fasmember estaría entregándosele como una puta, y gozando de ello, con lo que su traición a Robert, a su propia masculinidad era aun mas monstruosa. El monstruo le jadeaba en la cara, empañaba su visión. Junto las manos con el y lo lamio.

Desperto la curiosidad de Fasmember, encantado con aquel nuevo tipo de homoyuri. Forbes y su reflejo; besándose, mirándose. Dos boquitas delicadas idénticas. Dos naricitas respingonas tocándose. Dos cabelleras rubias jaladas por su mano, dos bocas abiertas en gritos mudos mientras el se corria dentro. Se corria y se corria, un orgasmo lento, interminable. Sus propios ojos mirándole desde arriba de la nuca blonda. Besitos por esta, por el cuello, desabotonando el collarin con los dientes. Se lo quito. Se salio de el. Semen manchado escurrio de su polla. Solto el consolador, que jalado por el peso de su otra mitad salio lentamente, con mas fluidos rojizos.

Ese culito estaba tan abierto que no volveria a ser el mismo.

-¿Ves? – le pregunto a Robert, mostrándole el masacrado lio de semen y sangre.

Forbes, avergonzado, estaba conforme con enseñar el culo siempre que no tuviera que volver a dar la cara.

-Balas de cañon de bajo calibre cabrian ahí… - reflexiono el pelioscuro – Es una lastima que ya no se usen.

Dio una nalgada, provocando que mas fluido saliera. Otra y otra, hasta que la fuente de las sorpresas se seco. ¡Lastima!, masajeo la enrojecida nalga. El culito estaba cerrándose, por lo que le metio dos dedos. El chillido y la sensación calida y apretadita fueron simultaneos.

-¡Que buen culo tienes! – le susurro enérgicamente Fasmember en el posterior del cuello. Respiracion complacida, dedos dolorosos y luego el vacio, la tranquilidad.

Pero no por mucho.

-¿Puedes pararte? Espero que puedas pararte.

Anunciadas sus expectativas se desentendio de el y fue por el pelicastañito. Tenia menos moretones y la complexión de su piel era buena. Buena para una azotaina.

Fue por su pequeño latigo, una verdadera miniatura, buena para azotar específicamente lugares sensibles. Como los pezones apenas ocultos por el encaje blanco.

-¡Ah! ¡Ah!

Era increíble la manera como gritaba. Como sus pezones duros eran acariciados por el latigo. Como se ponían rojos, calientes, listos para el alivio de su lengua. Su pollita estaba fláccida y se la azoto. Pero eran alcanzados los muslos mas que esta, por lo que lo desato de la silla, lo hizo subirse en esta y con las manos atadas, para hacerlo interesante si caia, comenzó a azotarle la pollita.

La nena gritaba, cambiaba el peso de un muslo a otro, tratando de protegerse. No le pegaba duro, no demasiado, pero era un lugar muy delicado que no se atrevería a azotar en una chica de verdad. En su equivalente.

Forbes veía aterrorizado como Robert bailaba encima de esa silla; cuando la madera crujía, sentía que se le oprimia el corazón. Su gesto con los dientes de fuera y el rostro ladeado era un libro abierto sobre como se sentía respecto a la azotaina que Robert recibia ahí. ¡Ahí! Las nalgas de ese sádico se tensaban, todo su cuerpo, cuando azotaba a Robert. La tenia parada y asi debía doler mas. Fasmember la azotaba, procurando que su minilatigo se enroscara en su tronco. Auch.

Fasmember se acerco violentamente a chuparla. Casi lo hizo perder el equilibrio: Robert solo se inclino sobre el, apoyándose con su vientre medio en su cabeza. Fasmember la chupo, la saboreo, lo caliente que estaba. Toqueteo las bolitas con el latigo doblado, las zarandeo un poquito, de un lado a otro.

-¡Preciosas! – exclamo al hecharse para atrás, mirándolas.

Cogio a Robert justo a tiempo, por la cinturita, lo puso en el piso y le dijo.

-Quiero ver como te meterias un consolador con las manos atadas. – le indico lenta y claramente.

Robert abrió los ojos, aterrado: ¿Cómo lo haría!? Ahí estaba el infame consolador de dos cabezas; en el baúl habia mas consoladores.

Lo mas fácil habria sido coger uno, afianzarlo en un lugar donde pudiera montarlo, como el piso o una silla, pero el coronelito yanqui no tenia un pensamiento precisamente lógico.

Con la boca, hecho el de dos cabezas a la cama, se subio a ella, volvió a ponerse como ranita, se balanceo y balanceo, tratando de acomodarse lo mejor posible con el consolador formando el eje de simetría entre sus dos piernas.

Forbes, que también estaba intrigado sobre como resolvería Robert esa difícil situación, no adivino que haría ni cuando cogio un extremo con sus talones.

Como era bajito y el consolador muy largo, pretendía penetrarse con ayuda de los pies. Pero por mas que los doblaba no lo conseguia: la cabeza de víbora rozaba sus nalgas, pero no conseguia atinarle al hoyito, ni hubiera logrado introducirlo lo suficiente.

-Mira cuantas ganas de polla tiene. – comento tiernamente Fasmember a Forbes.

Este respingo. ¡Por supuesto que no! Su Robert era mas noble, elevado… aunque le encantara verlo revolcado en el cienago.

-Vamos a darle. – miro a la erección que ni siquiera sabia que tenia.

-No.

No estaba dispuesto a compartir a su Robert, no voluntariamente.

-Si no me ayudas a penetrarlo doblemente volveré a hacértelo a ti, y al cabo se lo hare a el también.

-Hazlo, Forbes. – lo consolo su castañito, con las piernas ya estiradas a los lados del enorme objeto.

-¿Ves cuantas ganas tiene? El mismo nos lo pide, es un buen chico. – le acaricio afectuosamente la cabeza – Lo mas conveniente será que te acuestes con las nalgas en el borde de la cama, que el te monte y yo le llegare por detrás, de pie, para no pesarles.

Y para ver en primer plano como ese culito era doblemente sodomizado.

-Hazlo Forbes. – con trabajos, la nenita se habia sentado en la cama. – Yo te montare.

Avergonzado porque ya tenia pensado hacerlo, antes que Robert se lo pidiera, el rubio obedecio. Su nena lo beso tierna y lo monto con gran habilidad, aun con las manos atadas en la espalda, pues era gallardo jinete. ¡Oh si! Robert era bueno montando, lo habia tenido encima, pero no asi…

Molesto empujo a la nena, haciéndola caer de bruces sobre la otra nena, que la sostuvo entre sus brazos. Decidio dejarla atada, para que no pudiera tocar a Forbes. Le dio una nalgada para que detuviera su cabalgata, el otro también se quedo quieto, mirando entristecido la carita de dolor de Robert. Su pobre Robert, tan pequeño y estrecho. Debia estarlo destrozando. Si hubiera sabido que Fasmember solo le estaba metiendo los dedos, su preocupación hubiera sido mas grande.

La polla de Forbes y los dedos de Fasmember, dos, se sentían demasiado, a pesar de la lubricación. Cuando arrimo su enorme polla miro con los ojos muy abiertos a Forbes, como pidiéndole auxilio. Gimoteo mientras lo sentía entrar, suplicándole que no.

Sus suplicas no hacían mas que excitar a Fasmember, quien sin embargo estaba siendo delicado con el. Abria su pequeño culito lentamente, introduciéndose en el, rozando otra polla por vez primera dentro del mismo culo. Habia compartido prostitutas con sus amigos, pero tenían dos agujeros y cada cual tenia el suyo. Esta linda nena solo tenia uno. ¡Pero que uno! Apretadito, caliente, aun mas que Forbes. Acerco los dedos y Robert chillo creyendo que los meteria, pero solo rodeo el borde, el dilatado borde en torno a las dos vergas, mirando luego la sangre en ellos, chupandola.

Como si lo volviera a desvirgar. Ya le estaba gustando demasiado follar; tenia que recordar que también podía ser doloroso, que era algo que no debería de hacer.

-¿Qué se siente, pequeña? – le pregunto en el oído - ¿Dos son mejores que una?

-Duele… - sollozo Robert.

-Por supuesto que duele. – le acomodo el cabello tras la oreja Fasmember – Se supone que duela. Pero veras como te va a gustar. Ya te estoy viendo – beso su hombro a través del encaje – retorciéndote como gata en celo, apretándolas en tu interior.

A pesar de lo mal que se sentía por Robert, tanta friccion, presión y calor estaban excitando rápidamente a Forbes. La sensación física, pasado el apretón inicial, era realmente buena. El culito de Robert habia cedido, o algo, pero ahora los dos cabian en el, convivían armoniosamente, penetrando a su propio ritmo. La máxima traición; esta era la máxima traición, no la otra. Compartir a Robert con otro, dejar que otro lo penetrara, disfrutarlo.

Y su Robert, tan tierno, mirándolo con sus ojitos todavía llenos de lagrimas, sufriendo eso para evitárselo, cariñoso, amándolo…

Las nenas volvían a besarse. Eso era bueno, se veía bien, lo hacia sentir bien, salvo por la punzada de celos. Trato de alejarla pensando que asi estaba bien: ningún seme volveria a poseerlas, solo el. Las tuvo a ambas, de todos los modos posibles.

Su verga, entrando y saliendo del ano, la del rubio. Vaya si podía con dos pollas la pequeñita. Cierto que la del rubio no era ni por asomo tan grande como la suya, pero aun asi dos, dos… La castañita se frotaba de pechito con la otra, por el movimiento que le imprimia con su penetración. Sentia al otro muy duro, agradable. Piel, contra piel, contra piel… los tres juntos, follando.

Forbes gemia como si se lo estuvieran follando a el. Se preguntaba si Robert se sentía tan distendido como se sintió el, tan llevado fuera de los limites que ni sospecho que existían. Tan complacido. Busco respuestas en su boquita jadeante, en sus ojos oscuros.

-Robert, ¡oh Robert!

El rubio se corrió. El rubio imbécil se corrió, dando al traste con su fantasia cuando mas buena estaba. Ya seria castigado por ello. De momento se salio de Robert y lo volvió a penetrar a el por el escocido culo, anticipo del castigo que le permitia meter los dedos en el dilatado espacio, sentir la pegajosa corrida, sacarla. Pero no toda. Se estiro por el consolador, lo doblo por la mitad y metio ambas mitades de certera estocada, haciendolo gritar mientras penetraba a su noviecito. Lo embistió con las víboras negras, el gesto enloquecido, la mano frenética.

Luego las saco y metio su polla. Como habia espacio metio una cabeza, y el y el consolador hicieron mejor el trabajo que el y Forbes. La nenita chillaba, babeaba.

Dolia, pero se sentía tan bien. Rico, alucinante. Eso no podía estarle pasando a el, sentía como que flotaba, por encima de su propio cuerpo y el de Fasmember. Veia desde lejos, de algún modo sentía como la polla de carne y la de hule taladraban su agujerito, casi reventándolo, haciendolo sentir tan lleno. Lleno como un salchichón, un embutido, alqo que estuviera a punto de reventar, y no solo de placer.

 

Continuara...

 

Notas finales:

Al mundo le hace falta mucho, mucho mas porno de turras usando consoladores de dos cabezas. Mucho.

Seria un lugar mejor.


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