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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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A las 06:00 am, complejo a las afueras de la ciudad… (Dentro de la barrera)

Todos los miembros de la GN ya estaban presentes, Suoh y Kiryuu reportaban todos los avances que se llevarían a cabo durante el tiempo en que estuvieran en la zona más alejada de la capital.

-¡¡Muy bien muchachos!!- se oyó el vozarrón del capitán Rogelius- ¡¡Esta noche empieza la más grande movilización de la GN para completar una misión!!- miró a todos sus miembros desde lo alto del primer convoy que los llevaría hasta su destino.

- No os voy a mentir, aquí hay algo más que simples Niveles-E, pero eso es lo que yo y muchos de vosotros, sino todos, sabéis. Puede que lo que nos encontremos allí sea la peor de nuestras pesadillas y que muchos de vosotros no logréis volver, pero una cosa ha de quedar clara… ¡¡NOSOTROS LUCHAMOS POR NUESTRO REINO, DAREMOS NUESTRAS VIDAS POR ÉL Y LA FAMILIA REAL HASTA NUESTRO ÚLTIMO ALIENTO!! ¡¡¡POR LUCII Y EL CRISTAL!!!- bramó.

-¡¡¡POR LUCII Y EL CRISTAL!!!- devolvieron todos el grito (menos Zero que no le encontraba el sentido).

Tras eso fueron subiendo a los diferentes convoyes e iniciaron un silencioso camino hasta la frontera… y lo que fuera que atacaba aquellos pueblos.

8 días después zona fronteriza (Afueras de la barrera de Insomnia), 22:40 pm…

Esa noche, el ambiente era muy tranquilo, las estrellas se veían a la perfección a pesar de la ausencia de la luna. El aire frío aullaba entre las praderas desprovistas de árboles y chocaba contra la piel de los miembros de la GN, nadie parecía notarlo cuando de pronto se oyó.

-¡Achús!- fue Zero que, con las mejillas sonrojadas por el contraste entre su cálida piel y el frío de ese 28 de Febrero.

-Jajaja, Quien diría que Kiryuu, tan fresco como va siempre vestido, sería el primer vampiro en pillar un resfriado- comentó sarcástico Petrorus.

-¡Oh cállate!- respondió Takao- No te preocupes Zero, muchos vampiros han caído enfermos por cosas más simples.-

-Gracias Takao, aunque si vas a defenderme mejor no digas nada.- refunfuñó el peli plata.

Durante estos días habían combatido con diversos grupos de Niveles-E, numerosos sí, pero ninguno de esos eran tan violentos como describían los informes, con lo cual los soldados se fueron tranquilizando al ver que sus vidas no estaban en tal peligro de muerte como afirmaba el capitán a inicios de semana.

-Rogelius-sama ha dicho que si pasado mañana no volvía a haber algún ataque, nos volveríamos a Insomnia.- comentó uno de los soldados del pelotón de Petrorus antes de empezar a reír.

Pero fue entonces, en ese pequeño momento de felicidad cuando se oyó la sirena de ataque a lo lejos; los soldados se pusieron de pie en estado de alerta y con las armas cargadas, apuntaron a la oscuridad que se extendía por las praderas.

Por encima de varios arbustos cientos de ojos rojos brillantes aparecieron de la nada, nadie supo cuando llegaron, pero en el momento en que sonaron los primeros disparos también cayeron los primeros cuerpos de los miembros de la GN.

-¡¡¡NOS ATACAAAN!!!- se oyó a varios de los guardias gritar antes de que el sonido de cientos de armas llenaran el aire.

Zero avanzó corriendo a las primeras líneas de ataque, su Bloody Rose cargada y en sus manos, disparando a todo ser que se acercara al campamento sin errar ni un solo tiro.

-¡NO MUEREN!- gritó alguien entre la multitud- ¡LAS BALAS NO ATRAVIESAN SU PIEL!-

-¡¿Qué coño son esas cosas?!- preguntó otro.

Entre los gritos y el sonido de la batalla se oyó una estridente y aguda risa que causó más de un escalofrío en la espalda de muchos hombres y mujeres, los ataques se detuvieron momentáneamente y los Niveles-E se reagruparon en círculo alrededor de los que habían sobrevivido al primer ataque, los miembros vestidos de negro miraron a sus alrededores en busca de esa escalofriante risa.

-Ciertamente, nuestro señor nunca nos dijo que sería tan fácil derrotar a los renombrados miembros de la Guardia Nocturna- dijo una voz infantil, alegre en la inmensidad de la noche.

-Sí, y yo que me sentía honrado de luchar contra ellos, unos vampiros tan poderosos, pero… que decepción ahora que os hemos probado.- dijo otra más grave que la anterior pero igual de infantil.

-¡¿Quién habla?!- preguntó uno de los soldados antes de que los otros estallaron en murmullos mientras observaban de reojo a los seres que los rodeaban.

-Además de débiles, idiotas.- contestaron a la vez las dos voces.- Bueno si tanto insistís…-

Allí, en lo ancho del cielo nocturno, dos figuras pequeñas aparecieron, eran niños de unos 12 años, gemelos, o eso creían debido a su aspecto, ambos llevaban los mismos pantalones blancos con zapatos negros, pero se diferenciaban en la camisa, el de la derecha era de rombos negros y rosados, y el otro de rombos negros y azulados; los dos tenían el cabello rubio corto y rebelde y ojos rosados, piel pálida y de sus pequeñas bocas sobresalían unos pequeños colmillos.

-Buenas, mi nombre es Zein- dijo el de la camisa rosada- y él es Niez, será un placer mataros a todos esta noche.- acabó con una gran sonrisa.- ¡Oh! Por cierto, estos Niveles-E no son tan fáciles de eliminar como los comunes, tienen la piel más… resistente, espero los entretengáis un ratito.-

-Zein… Basta de charlas.- comentó el otro-¡Acabad con ellos!- gritó cuando los murmullos volvieron a llenar el campo de batalla.

Y entonces, todos los Niveles-E que estaban en una posición tranquila y sumisa volvieron a su naturaleza salvaje y despiadada, se lanzaron a los soldados que tenían rodeados sin darles tiempo de reaccionar, apenas a dos metros de que el primer Nivel-E hincara sus dientes en el brazo armado de uno de los miembros de la GN, un látigo de espinas similar al de un rosal atravesó el círculo que formaban los enemigos convirtiéndolos en cenizas.

-¿Qué?- preguntó Zein con los ojos abiertos al ver que más de 50 de sus criaturas se habían convertido en polvo en menos de un segundo.

Ambos gemelos miraron al hombre situado en el centro de los uniformados negros, un joven de cabellera plateada y brillantes ojos amatistas que sostenía en su mano derecha una pistola envuelta en esas extrañas zarzas.- ¿Quién eres tú?- preguntó lo bastante alto para que le oyera.

-Ya habéis visto cómo se matan, ahora ¡ACABAD CON ELLOS!- gritó a sus hombres ignorando la pregunta incrédula del niño, cosa que lo irritó bastante.- ¡SI LAS ARMAS NO FUNCIONAN, CORTARLOS POR LA MITAD, SIN MIEDO!-

Los hombres gritaron con los ánimos renovados y se lanzaron al ataque de nuevo siguiendo los consejos de su superior; los gemelos miraban sorprendidos como ese simple acto había desencadenado la furia brutal por la que eran conocidos los miembros de la Guardia Nocturna. Estaban tan absortos mirando el combate que no fue hasta que una bala le impactó en el hombro derecho al gemelo vestido de azul que no volvieron de su trance.

-¡¡NIEEZ!!- socorrió el otro vampirito antes de mirar con furia al que se había atrevido a dispararle a su compañero. -¡Tú…!- era el mismo hombre de antes, el de cabellos plateados- ¡¿Cómo te atreves?! ¡¡¿CÓMO TE ATREVES A DISPARARLE, ACASO NO SABES QUIENES SOMOS?!!- gritó enfadado desatando su poder.

“¡¡SANGRE PURA!! Esos dos son vampiros sangre pura.” pensaron conmocionados los uniformados, pero antes de que el miedo inundara sus corazones por el poder que desprendía ese niño, otro disparo resonó seguido de otro grito de dolor.

Zero había vuelto a disparar en la dirección de los gemelos, esta vez a Zein incrustando la bala en su pecho, en el pulmón derecho.

El pequeño vampiro se retorció y fue agarrado por el otro, ahora ambos ensangrentados miraron al causante de sus heridas, y lo que vieron en sus ojos los hizo temblar por dentro… una furia fría, letal y odio dirigido a ellos desde esos ojos lilas oscurecidos por esos sentimientos.

-Niez… ¿Qué…?- preguntó con voz trémula.- ¿Quién es?- el otro observaba la pose tranquila y despreocupada del cazador, pero sin duda alguna alerta a cualquier movimiento, serena, fuerte y concentrada, tal y como un felino al acecho de su presa, ocultando su fuerza a través de esa falsa imagen de calma.

-No… puede… ser… tú…- murmuró Neiz con los ojos bien abiertos y fijos en Zero- imposible... ¿Cómo has…?- cerró los labios con fuerza, se giró y abrazó a su hermano antes de desaparecer en medio del cielo nocturno.

La batalla continuó hasta que la última de esas cosas fue eliminada, la respiración agitada acompañaba el intenso olor a pólvora, cenizas y sangre de lo que hacía un par de horas, era el campamento de la Segunda división de la GN.

-¡Zero!- gritó Takao al ver que el peli plata seguía con esa oscura mirada.

-Hm- contestó antes de que la radio sonara con un mensaje del capitán Rogelius ordenando la reagrupación de todas las tropas en el campamento principal.-Tenemos que ir, ya sabes que el Ogro no soporta la impuntualidad- comentó a nadie en particular, cosa que provocó varias sonrisas en los hombres que se encontraban cerca suyo.

En el campamento principal… (00:56 am)

De 5.864 hombres que formaban la GN a principios de la noche, quedaban ahora 734, un número muy bajo teniendo en cuenta que solo habían sufrido un ataque; de los siete comandantes que habían vigilado la ciudad durante años ahora quedaban tres y el ánimo que antes había en los hombres y mujeres bajo el mando de Zero se había reducido a escombros ante esa deprimente imagen.

-¡Esta noche está siendo muy dura para todos!- comenzó el capitán flanqueado por Suoh y Kiryuu.- ¡Pero esto aún no ha acabado, esos Niveles-E endurecidos nos han tomado por sorpresa, pero ya no! ¡Ahora sabemos a lo que nos enfrentamos y ganaremos la batalla!-

-A partir de ahora habrá un cambio de planes, los que quedamos nos dividiremos en grupos pequeños de 20 hombres, cuando esas cosas aparezcan dos de esos grupos se quedarán aquí como carnada mientras el resto se esconderá entre los arbustos hasta rodearlos. Una vez rodeados los tomaremos por sorpresa y ¡Acabaremos con ellos!- dijo muy confiado el capitán.

-¡¡NOSOTROS NOS SACRIFICAMOS POR EL REINO LUCII Y LA FAMILIA REAL!! ¡¡POR EL CRISTAL!!- Animó el segundo al mando a los pocos hombres que quedaban.

-¡¡POR EL CRISTAL!!- respondieron más por costumbre que por confianza.

Zero observaba todo en silencio mientras su mente analizaba todas y cada una de las partes del combate, cada ángulo, cada movimiento que habían hecho ellos y los Niveles-E… todo. Parecía una batalla completamente normal, ya sea movida por el odio, venganza o lo que fuera… sin embargo, la sensación de que se le escapaba algo, una pieza que no encajaba con el resto del puzzle estaba presente en cada uno de sus recuerdos, y lo peor es que no podía asegurarlo al 100%, pero esa inseguridad seguía allí, miró a Bloody en su mano y recordó...

(Flash Back)

Era una fría tarde de otoño, maestro y alumno entrenaban en medio del bosque la puntería del más joven que erraba continuamente a los muñecos que se movían a gran velocidad entre los árboles.

-¡Joder! ¡No le doy ni a uno!- se quejó el pequeño peli plata antes de que un puño golpeara su cabeza-¡¡Ai!!-

-Ese vocabulario, mocoso- contestó un pelinegro con un parche en el ojo izquierdo y una vestimenta estilo vaquero.

-Esto es inútil, shishou, no noto ese “instinto” del que habla, y la pistola tampoco me hace caso- dijo exasperado antes de sentarse en el suelo enfurruñado.

-Zero, el instinto de un cazador es una de nuestros mejores virtudes- contaba Yagari a un Zero de 13 años en mitad de su entrenamiento.- Este es más agudo en nosotros que en cualquier otra criatura.-

-¿Como un sexto sentido? Pues yo no lo tengo- comentó aún enfadado.

-Algo así, pero más potente y todos los cazadores lo tienen, solo han de encontrarlo y entrenarlo.- le dió una calada al cigarrillo antes de seguir- La mayoría de los cazadores prefiere confiar en las armas antes que en su instinto y otros, al contrario, prefieren su instinto por encima de las armas.-

-¿Y usted, shishou?- preguntó con curiosidad el pequeño peli plata, Yagari había logrado captar su atención.

-Yo soy de estos últimos- miró a su joven pupilo con su único ojo azul celeste.- Pero ninguno es más poderoso que el otro.- otra calada- Solo un cazador que sepa equilibrar su confianza en su arma y en sus instintos llegará a ser el más poderoso de todos.- Zero frunció su pequeño ceño y miró a Bloody Rose.

-Shishou, nuestras armas solo son un trozo de metal, es cierto que vienen del metal madre pero no tienen alma y usted habla como si realmente la tuviese.-

-Zero, el arma de un cazador siempre tiene un alma, es por eso que reconoce a su amo y le permite usar su habilidades, aunque tu no la veas estará allí.- explicaba con calma mirando su propia escopeta.

-Debes verla como una aliada, una amiga a la que confías tu propia vida en cada batalla, sentir como su energía envuelve tu cuerpo y se hace uno con tus instintos, cuando se unen en uno solo te sorprenderá lo que ambos podréis hacer.- Zero miró la pistola de nuevo.

-Por eso tienen nombre, ¿no?- Yagari asintió- ¿Y qué pasa cuando se unen sensei?- un encogimiento de hombros por parte del peli negro- Entonces ¿cómo sabe qué pasará algo increíble si no lo sabe?-

-Solo hubo una vez en toda la historia de los cazadores que ocurrió, hace miles de años cuando eso pasó y por desgracia solo fueron un par de minutos en una batalla, nunca más volvió a ocurrir.- contestaba pensativo- Sin embargo, los escritos describen que estalló una energía muy poderosa, igual a la de un sangre pura…- Miró al chico.

-Ese hombre fue tu primer antepasado, Zero, el fundador de la Asociación de cazadores y su primer Presidente, conocido como el más poderoso de los cazadores y según dicen con el mismo poder que el Rey de los Vampiros.-

-¡Bah! ¿Y a mí qué me importa? él está muerto y yo no soy más que un chupasangre, tarde o temprano me matarán.- miró a Yagari con los ojos llenos de realización- Pero hasta que llegue ese día, superaré a ese Kiryuu y me convertiré en el cazador más fuerte que eliminará a todos los Vampiros- contestó con una sonrisa arrogante.- Así que shishou,

-Dudo que con ese carácter tuyo logres algo más que palizas, pero…- volvió a accionar lo muñecos y dijo- De aquí no te mueves hasta que logres disparar a todos los enemigos sin un solo fallo, a la mínima que desperdicies balas o estas no impacten en el corazón o en el cráneo volverás a empezar. Y no me importa que se haga de noche, sin comer, dormir o descansar hasta que lo logres.- y empezaron otra vez.

(Fin del Flash Back)

Desde ese día trataba de que Bloody Rose y sus instintos se volvieran uno, cosa que nunca consiguió, pero que sin duda notaba día a día, su arma era una sensación cálida, no importa que esta hubiera estado horas en la nieve o lejos de cualquier fuente de calor, cada vez que Zero la tocaba, estaba tibia, y sus instintos eran como suaves ondas de sonidos, una brisa fría de verano que recorría sus venas… siempre por separado.

Y en estos momentos ese frío rumor estaba congelando sus pulmones, mientras que Bloody Rose ardía con fuerza en su mano, como si supieran que algo no estaba bien y se habían puesto de acuerdo para advertirlo… lástima que no fue a tiempo.

Las luces que iluminaban la pequeña zona se apagaron de golpe, la oscuridad de esa noche sin luna invadió todos los rincones de las instalaciones, el capitán rugía para que estuvieran en guardia y dispuestos a disparar al más mínimo indicio, todos se replegaron en círculo al centro del campamento, listos y armados, preparados para cualquier ataque sorpresa en medio de esa negrura, pero entonces, se encendieron las luces.

Estaban rodeados, cientos de humanos (se delataban por su presencia) con rostros ausentes y ojos sin emociones, vestidos de negro pero sin armaduras y con armas anti-vampiros en sus manos.

-Shilifydes…- susurró Takao y Zero lo miró extrañado.

-¿Qué?-

-Dicho de otra manera, muñecas- pero al ver que Zero seguía sin entenderlo explicó- son humanos que han sido mordidos por los vampiros, pero no transformados, sino esclavizados. Los sangre pura descubrieron hace muchos años que dependiendo de la durada de su mordisco un humano podía ser convertido en un esclavo sin más utilidad que servir a su amo, solo obedecen al que los mordió y harán todo lo que él les diga sin importar el coste.- gruñó el peli verde. -Cuando el Rey supo de esto, prohibió las muñecas en Lucii, pero no fuera de aquí, por tanto tienen que ser o bien de fuera o alguien que quiera traicionar al reino desde dentro.-

-¡¡DISPERSAOS Y DISPARAD!!- gritó el capitán-¡¡SEGUID EL PLAN!!- Los miembros de la GN se dispersaron en pequeños grupos corriendo hacía las llamadas muñecas y disparandoles, acabando con todos cuantos podían y rompiendo sus filas.

Zero y Takao salieron juntos de aquella trampa cuando notaron el suelo vibrar seguido de gemidos y gruñidos, levantaron la vista y allí estaban, apenas dos metros delante suyo Niveles-E, esos mismos con los que se habían enfrentado antes, solo que ahora parecían más feroces, más sanguinarios y letales.

Se acercaron con rapidez recibiendo los disparos de los miembros de la GN, algunos se convertían en cenizas, otros lograban llegar hasta ellos y les mordían el cuello con fuerza hasta dejarlos sin sangre.

Takao usaba su pistola con destreza mientras esquivaba ataques y Zero acababa con todo lo que se ponía delante suyo, aunque muchas veces vacilaba frente a las muñecas.

-¡Zero dispara!- gritó Takao a Kiryuu, este tenía en frente a un pequeño niño humano de cabello negro y ojos azules opacos, sin vida, con una gran pistola en sus manos mientras golpeaba a uno de los vampiros de la GN que daba sus últimos respiros antes de convertirse en polvo.-¡No es humano, ya no!- El grito alertó al niño que giró su pistola a Zero con todas las intenciones de matarlo y disparó.

-¡¡ZERO!!- gritó mientras se posicionaba delante del peli plata y recibía el disparo cerca de la clavícula antes de dispararle al niño entre las cejas.

Zero salió de su ensoñación al notar el sabor dulzón típico de la sangre y vio como esta salía del cuello de su amigo, sintió su garganta arder y el dolor del sello estalló en su cuello “No ahora, por favor” y cerró los ojos con fuerza para que Takao no viera lo rojos que estaban.

-Nunca te fíes de ellos, Zero, las muñecas son peores que los Niveles-E, nunca vacilan ya que no sienten el peligro, solo obedecen.-

Respiró profundamente antes de volver a centrarse en la batalla, ayudó a Takao a levantarse y continuaron con la lucha. Los gritos de guerra de sus compañeros iban reduciéndose poco a poco con el paso de las horas.

“Aquí GN1, aquí GN1, la misión está fracasando… fuerzas enemigas han atravesado las líneas defensivas…”- era la voz del segundo al mando que se oía por el walkie-talkie que todos llevaban y que comunicaba con la capital de Insomnia. “Repito, fuerzas enemigas han entrado en¡¡AAAAHHH!!” y la comunicación se cortó.

A partir de ahí las voces de los comandantes que quedaban y líderes de los pequeños grupos fueron llamando a algún número desconocido para Takao y Zero que no dejaban de disparar tanto a Niveles-E como a las muñecas, pero ninguna de las llamadas tenía contestación por parte de la otra línea y eso provocaba la desesperación de muchos.

“¡JODER! ¡Que alguien conteste, quién sea, pero por favor manden a nuevas unidades!”

“¡Necesitamos ayuda! ¿Hay alguien ahí?” voces desesperadas, gritos opacados por los gruñidos de los Niveles-E, y entonces...

“Aquí el capitán Rogelius… manden refuerzos, repito manden refuerzos de la Guardia Real, es de gran urgencia que lleguen nuevas unidades…” ninguna contestación “¡ME CAGO EN LA PUTA! ¡¿ESTÁIS SORDOS O QUÉ?! MIS HOMBRES SE ESTÁN CAYENDO UNO TRAS OTRO, NO SE CUANTOS QUEDAMOS, PERO UNA VEZ MUERTOS TODOS NO HABRÁ NADIE QUE LOS PARE ANTES DE LLEGAR A LA CIUDAD” gritó en vano antes de que la comunicación se cortara.

La lucha se prolongaba demasiado, hubo un momento en que Zero y Takao fueron separados y rodeados por esas cosas, ambos sin saber si el otro estaba vivo o no.

“No es momento para pensar en eso, Takao es uno de los mejores luchadores que conozco, estará bien.” fue lo último que pensó Zero antes de dar rienda suelta a su furia y cargar contra todos los Niveles-E.

Los rayos de sol empezaron a asomarse por el horizonte bañando los amplios campos con su luz; el espectáculo era espantoso, cuerpos de humanos, las Muñecas muertos por el suelo bañando con su sangre los pastos, una gruesa capa de cenizas tornaba gris la visión del verde prado que había sido el lugar dos noches antes, cuerpos de vampiros Niveles-E que no se habían convertido en cenizas, restos de lo que fue el campamento de la GN y silencio.

No se oía ni un solo disparo, algunas de esas cosas continuaban bebiendo sangre de los caídos, ya fuera de su bando o exprimiendo la poca sustancia roja de algunos de la GN inconscientes.

Zero se encontraba de pie observando las decenas de cadáveres que lo rodeaban, se había pasado toda la noche eliminandolos y recibiendo múltiples heridas, desorientado y cansado entrecerró los ojos cuando la luz del sol llegó a sus ojos.

“Takao… ¿Dónde estás?” Fue su primer pensamiento.

Miró a su alrededor en busca de otra figura de pie entre los restos de la batalla, pero ninguna que coincidiera con la de su amigo, sino las tambaleantes figuras de los Niveles-E que sobrevivieron y que se acercaban a él en busca de la sangre caliente que recorría sus venas.

Se movió, corrió por todos lados buscando a su amigo tendido en el suelo, esperando que se hubiese tumbado para descansar y que no fuera uno de los montículos de cenizas que iba pisando al andar, cenizas que antes habían sido sus compañeros.

-¡Takao! ¡¡TAKAOO!!- gritó al no encontrarlo, temía lo peor. “Por favor, no, no… ¡¡NOO!!”

Iba a darse por vencido cuando lo olió, una sangre familiar proveniente de las tiendas de campaña, con esperanzas renovadas corrió en esa dirección por lo que parecieron horas cuando en verdad habían sido unos segundos, al llegar allí vio una cabeza peli verde entre los escombros, con el cuerpo de un Nivel-E encima de este.

-¡¡TAKAO!!- gritó antes de correr en su dirección.

Al llegar allí apartó el cadáver de esa cosa de encima del joven y jadeó, Takao tenía el chaleco negro atravesado por un trozo de metralla, metal anti-vampiro que habían usado las muñecas durante la batalla, esta estaba en la zona baja del vientre (no sabía exactamente donde, por su falta de preparación médica), pero sí que se desangraba rápidamente si el charco rojo a su alrededor era suyo.

Su piel estaba aún más fría y pálida de lo que recordaba, y su cuerpo tenso y pesado le dormían las piernas, las lágrimas se acumulaban en sus ojos a la vez que con su mano derecha acariciaba su rostro.

-Zero…- susurró antes de abrir un poco los ojos, sonrió al ver a su amigo y a pesar del dolor y fatiga que sentía dijo- Hey… una vez alguien muy tozudo me dijo que no se llora en el campo de batalla… cof… cof- tosió escupiendo un poco de sangre.

-Shhh, no hables Takao, los refuerzos vendrán, ya casi están aquí, así que… así que guarda las fuerzas- intentó callarlo Zero mientras le limpiaba la sangre de sus mejillas.

-Tu y yo sabemos que eso no va a pasar… y que yo no voy a salir de aquí...- decía el peli verde con voz ronca e hizo que el peli plata ocultara sus ojos bajo su flequillo.- Zero… ¿Lo hemos logrado?- este lo miró extrañado- ¿Hemos completado la misión con éxito?-

Zero miró a su alrededor, las cenizas de sus compañeros, el campamento destruido, los cuerpos de los Niveles-E y muñecas caídos… sangre, destrozos, todo… pero también los cuerpos de esas cosas que se acercaban a su posición aún en decenas… no, no habían ganado, pero se volvió a su maltrecho compañero con una triste sonrisa y lágrimas a punto de caer y dijo.

-Sí Takao, no ha sido en vano... hemos ganado.- pequeñas gotas se deslizaron por las mejillas del caído.

Zero llevó su mano a los ojos marrones de su amigo para limpiar las lágrima, pero allí no había nada, entonces, la temblorosa mano del peli verde acarició su rostro y notó el escozor de la sal, era él el que lloraba.

-Eres un mentiroso horrible, Zero…- dijo en un susurro rasposo- Prometeme una cosa… -dejó su mano en la mejilla derecha del peli plateado y le dedicó una pequeña sonrisa dolorida.- Que vivirás sin culparte por esto Zero… no sé qué pasó antes de conocernos, pero debes dejar ir esa culpa, así que… prométeme… que vivirás… y si para hacerlo has de olvidarme, hazlo…-susurró antes de cerrar los ojos, la sangre de su mano manchaba el rostro de Zero, pero nada impidió que este se la agarrara entre las suyas e inclinara su rostro hasta que sus frentes se juntaron.

-Takao…- susurró antes de oír un gruñido gutural, abrió los ojos empañados por las pocas lágrimas que había dejado ir y sintió su odio crecer al ver los numerosos pares de pie a su alrededor-... vuestra culpa… ¡¡POR VUESTRA CULPA ESTÁ MUERTO!!- lamentó lleno de odio y, justo cuando los Niveles-E se le abalanzaron encima, sintió como un remolino de hielo y fuego estallaba en su interior-¡¡¡AAAAAAHHHH!!- gritó antes de que todo se volviese negro.

“Aquí Alfa1 de la Guardia Real, las primeras unidades defensivas llegarán a su posición en 2 minutos… ¿Hay alguien ahí?” resonó el walkie-talkie del capitán sobre un montón de cenizas.

Notas finales:

Bueno, aquí está la conti... por favor, no me mateis, era necesario

En serio

 


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