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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Sinceramente no sé qué decir, muchas gracias a todos por leer esta historia, a pesar de mis actualizaciones aleatorias, jejeje

Muchos me han preguntado si Kaien, Yagari, Kaito... van a volver a salir, la respuesta es sí, pero aún faltan varios capítulos para que aparezcan, hasta entonces, sed pacientes conmigo

Bueno, espero que os guste este capítulo.

“-Piensa bien en lo que haces, Lilieth, o-

-¿O qué?- dijo ella con una sonrisa maliciosa- Yo, a diferencia de ti, no tengo nada que perder.- sonrió- Solo espero que tú sepas cuál es tu deber como príncipe de este reino.-

-¿A qué te refieres?- preguntó con una furia fría y sus ojos brillando en rojo.

-A que si te alejas de él, puede que sea misericordiosa con esa escoria y lo deje vivir, pero si no, te aseguro que su tortura será lenta y sangrienta, y al final será él quien me suplique por su muerte.- sonrió- Pero eso depende de tí.

-Sors jamás te permitirá acercarte a él, y yo tampoco.- su aura empezaba a rodear el jardín, y a Lilieth se le iba haciendo cada vez más difícil respirar, pero no por ello se achantó ni demostró ese pequeño problema- Si te acercas a él un solo paso, yo mismo me encargaré de matarte.-

-Oh querido Noctis, yo ya estoy cerca suyo, es más, si doy la orden de matarlo en este mismo instante, tu querido peli plata caería muerto en cuestión de segundos- y le enseñó un botón- Lo único que tendría que hacer para que ese final se cumpliera, sería pulsar este inofensivo botón. Fíjate, es lila, al igual que sus ojos, para que no olvides que, desde ahora, soy la dueña de su destino.-

Noctis le enseñó los colmillos, la fuerza oscura de su aura se incrementó y ella solo se rió.

-Si no quieres que se convierta en un montón de polvo, cumple estas tres condiciones:

1) Aléjate de él, si no, morirá.

2) Tienes una semana para anunciar nuestro compromiso a tu padre, si el domingo que viene a las 23:59 pm no lo has anunciado, él muere.

3) Nuestro compromiso debe hacerse público en la fiesta de dentro de dos semanas, la fiesta del último día de Agosto, la qué anuncia el fin de verano.

Cumple estas tres condiciones y él estará libre, si alguna de estas es incumplida… bueno… ya sabes lo que ocurrirá.- y sonrió antes de empezar a andar de vuelta al palacio.- Bueno, creo qué va siendo hora de que volvamos, nuestros padres se deben estar preguntando donde estamos.- dijo con el mismo tono dulce e inocente que al inicio de la conversación.

-Lilieth ¿Por qué haces esto?- preguntó Noctis con un tono que mezclaba ira, furia, tristeza y desesperación.- ¿Por qué?- ella se giró y de su ojo derecho cayó una lágrima solitaria.

-Porque te amo, y no voy a permitir que estés con nadie que no sea yo. Y haré lo que sea para que estemos juntos.- se limpió la lágrima y sonrió.- Creo que es a esto a lo que llaman amor.-

Y dicho esto se marchó dejando a Noctis solo en medio de aquel pequeño jardín, cuando estuvo seguro de que no había nadie cerca, permitió que sus piernas cayeran al suelo y llevó su mano derecha a su corazón, sentía un frío recorrer su sistema, como si su sangre se hubiese tornado de hielo y poco a poco su corazón se cubría con una capa de escarcha helada. A su mente vino la imagen de un Zero sonriente en la biblioteca y fue entonces cuando notó como las lágrimas de rabia caían por su rostro.

“Perdóname Zero, por favor, perdóname...-””

Sus ojos zafiro se abrieron de golpe, su agitada respiración le hizo sentarse en la cama con bastante dificultad, otra vez ese maldito recuerdo impedía una noche de sueño completo.

Sentía su corazón latir desbocado, sus brazos temblaban y sus manos estaban frías con solo recordar la siniestra sonrisa de Lilieth al imponer sus condiciones, la forma en que se relamía los labios con la sola idea de matar al peli plata y el miedo que le recorrió por todo su sistema ante la simple posibilidad de perderlo.

Se dirigió al baño y se lavó el rostro con agua bien fría, miró su reflejo y vio cómo sus músculos estaban tensos, su mandíbula apretada y sus pálidas manos apretaban con fuerza la toalla, agachó el rostro de nuevo y colgando de forma inocente en su pecho, estaba el pequeño y sencillo colgante qué le había regalado Zero hacía ya varios días.

(Flash Back)

-Toma- fue lo único que dijo el peli plata al tenderle una pequeña cajita envuelta en papel negro azulado y con un pequeño lazo de plata.

-¿Y esto? ¿Soborno?- preguntó con burla Noctis, el cual se encontraba sentado en su cama.

-Eres un idiota- se sonrojó y miró a otro lado- S-solo es un pequeño regalo, Prompto ha dicho algo sobre tu santo y pensé que no estaría mal regalarte algo.- acabó con voz tan baja que Noctis tuvo que esforzarse para oírlo- P-pero si no lo quieres está bien, ya se lo daré a Mikeyl y-

Pero no pudo acabar cuando Noctis le quitó la cajita de las manos, no sabía muy bien por qué, pero con solo oír el nombre de aquel pelirrojo que trabajaba con Zero, algo parecido al enfado había burbujeado en su interior.

Con cuidado desenvolvió el paquete y reveló una pequeña caja de terciopelo negro, encaró una ceja al mirar a Zero, el cual miraba de reojo las reacciones del príncipe, y volvió su atención al cofrecito, lo abrió y dentro de él había una pequeña cadena de plata , y colgando de esta, un anillo de metal negro brillante con dragón plateado de ojos azules, era el anillo que había visto el otro día al volver de la cafetería.

-Te vi mirarlo durante mucho tiempo y le pregunté a Prompto el por qué no te lo comprabas, luego recordé que eres el heredero del reino y me dijo qué no podías ir comprandote cualquier capricho, pero yo creo que no es tan malo darse uno de vez en cuando, por eso yo… si no te gusta po- no pudo acabar la frase porque Noctis lo abrazó con fuerza durante unos segundos.

-Gracias, es perfecto.- volvió a mirar el colgante y allí, escrito en una fina caligrafía de plata, estaba escrito su nombre, miró a Zero y aún más rojo dijo.

-Solo le pedí que lo escribiera y me dijo que no te preocuparas, qué podías ducharte con el colgante porque el metal es negro de por sí y no enchapado ni pintado, así que… pues eso, que feliz santo.- y se cruzó de brazos.

-Es una felicitación un tanto tosca- comentó divertido con una gotita en su sien- pero viniendo de ti es más de lo qué esperaba, así que, muchas gracias Zero.- y se colocó el colgante.

(Fin Flash Back)

Lo agarró con fuerza, desde ese día nunca antes se había quitado el colgante, pero si quería apartar al peli plata  de su vida para que Lilieth no cumpliera su amenaza, debía empezar a separarse de todas las cosas que este le había regalado, el collar y sus recuerdos juntos, así que, con mucha reticencia se quitó el colgante y lo guardó en el primer cajón de su mesita de noche, en la pequeña cajita de donde lo había sacado.

Apenas había sido el domingo hace dos días y desde entonces deseó poder volver al sábado, ese maravilloso día donde Zero y él habían compartido esos pequeños momentos de intimidad, pero no, ¿Por qué no podían durar esos buenos momentos? ¿Por qué el destino tenía que ser tan cruel? ¿Acaso había hecho algo malo en su vida anterior?

Zero se había vuelto muy insistente con él, y por mucho qué Noctis lo empujaba lejos de él, el peli plata solo se acercaba más y más a él, deseando descubrir qué le ocurría. Deseaba estrecharlo en sus brazos, decirle la verdad sobre Lilieth, pero sabía perfectamente qué Adamantem tenía espías en todas partes, estaba seguro de que incluso lo observaban cuando el peli plata entraba en su cuarto cada mañana para despertarlo. Y era ese miedo de revelarle la verdad a Zero lo que le causaba terror, un paso en falso y el pequeño cazador moriría a manos de algún asesino a sueldo de Lilieth.

No, no podía permitir que eso ocurriera, y si para ello debía cortar sus lazos con el peli plata, que así fuera, al menos hasta encontrar una forma de solucionar el problema. Si Lilieth era capaz de cualquier cosa con tal de matar a Zero, Noctis haría hasta lo imposible para protegerlo, incluso si eso suponía herir al cazador, lo prefería herido a muerto.

-¡¡NOCTIS!!- gritó Zero al entrar en el cuarto del azabache-¡¡Hoy ya no te escapas!! ¡¡¿Se puede saber qué coño te pasa?!! ¿Acaso hice o dije algo malo el sábado que hizo que te ganaras una bronca por parte de tu padre? Porque si es así te digo qué estás teniendo un comportamiento muy infantil.- se cruzó de brazos y se quedó mirándolo.- No, aún no es la hora de levantarte- dijo al ver como el príncipe miraba confuso el reloj, el cual marcaba las 06:08 am- pero he querido venir antes para que no te me escaparas como las otras veces.-

-Es muy temprano para escuchar tus gritos, vuelve tres horas más tarde y quizá hablamos.- contestó el azabache tapándose los ojos y tumbado en la cama.

-No me pienso ir de aquí hasta saber qué te ocurre.- su tono se volvió muy serio- Me llevas evitando desde el lunes, y los pocos momentos en los que estamos juntos me ignoras ¿Se puede saber qué te pasa o qué he hecho para que te comportes así conmigo?-

-Aaagghh, Zero no tengo ganas de hablar contigo ¿vale? No estoy de humor para aguantar tus tonterías.- calló al comerse una almohada, cosa que lo incorporó de golpe, realmente quería evitar a Zero hasta encontrar una forma de solucionar el embrollo, pero el otro no se lo ponía nada fácil.

-Esta bien, ¿Quieres saber qué me pasa?- se levantó de la cam- Que me cansé de ti.-

-Ya y el sol sale de noche y la Luna de día, ¿Qué pasa? ¿Acaso no puedes cumplir tu promesa de ser mi tutor y te has acobardado? ¿O es que no sabes cómo mantener tus pensamientos centrados en un solo tema?- “Picarle es la única forma de que suelte lo qué verdaderamente ha de decir.” pensó con una sonrisa maliciosa.- Al menos te has dado cuenta a tiempo. Imagínate que empiezas a enseñarme historia, de seguro que habría resultado un desastre total y-

-Vete- murmuró Noctis con los dientes apretados- Lárgate de aquí, no quiero volver a verte nunca más, asqueroso Nivel-E.- levantó el rostro y sus ojos fríos y carentes de cualquier emoción chocaron con los de Zero.- ¡Fuera de aquí!-

Zero se tensó y sus ojos se entrecerraron buscando algún indicio de mentira en los ojos del azabache, no sabía qué le pasaba, pero tenía que ser algo grave si el otro se comportaba así con él.

-Si no quieres contarme qué te ocurre está bien, pero yo no me voy.- contestó firme mientras veía como Noctis se levantaba de la cama y se acercaba a él.

-¿No lo entiendes?, yo soy tu príncipe, debes hacer lo que yo te ordene.- contestó- Si te digo que te vayas, te vas y punto, si te ordeno qué desaparezcas de mi vista para siempre, lo haces y sin preguntas.- Sonrió de lado- Solo eres un Nivel-E, eres un insecto que se encuentra en la cola de la cadena alimenticia, de seguro que si no fuera por Sors ahora estarías muerto.- se agachó hacia Zero- Dime, ¿Cuanta sangre le has robado? ¿No crees qué ya es bastante con que cuide de ti que además tenga que dar su valiosa sangre a una asquerosa alimaña como tú? Tal vez no sepa cómo librarse de tí y-

El fuerte impacto le hizo tropezar hasta caer al suelo, el estallido inicial en su mejilla se convirtió en un fuerte dolor que palpitaba furiosamente, Noctis, sorprendido, se llevó su mano a la mejilla derecha y apenas la rozó cuando sintió una fuerte descarga eléctrica que embotó sus sentidos, luego miró a Zero que seguía de pie en la misma posición pero con la mirada baja y el puño derecho apretado con rastros de sangre en sus nudillos.

-No sé qué coño te pasa, pero este no eres tú, el Noctis que yo conozco nunca diría algo así.- dijo con voz suave el cazador y cuando levantó la mirada, el azabache se arrepintió de haber hecho lo que hizo. En esos ojos amatistas brillaba una tristeza enmascarada por la frialdad que el cazador le mostró en sus primeros días en palacio.- No voy a insistir más en lo que te ocurre, pero Noctis… Cuando dejes de comportarte como un jodido estúpido y quieras hablar conmigo, ya sabes donde encontrarme.- y dicho esto se fue sin darle una segunda mirada.

“Perdoname Zero, pero esto era lo mejor que podía hacer por ti… al menos por ahora” volvió a llevar una mano a su mejilla lastimada y se dio cuenta de que el peli plata le había roto el labio inferior con ese golpe, sonrió. “Al menos me has dejado un buen recuerdo.”

Esa misma noche…

Regis no había apartado la mirada del rostro de su hijo desde que habían entrado al salón, le sorprendía, tanto a él como a los guardias qué velaban el salón, el aspecto del azabache. Sus vestimentas como siempre estaban impecables, así como su aspecto en general, lo único desacorde con la típica imagen del heredero de Lucis era ese gran hematoma oscuro en su mejilla derecha, la cual se veía bastante dolorosa.

Noctis notó la mirada de todos en él desde que puso un pie en el salón, cosa que incrementaba su mal humor. Desde aquella discusión con Zero esa mañana n lo había vuelto a ver, en cambio había sido Sapphire el que lo había acompañado a sus deberes reales durante todo el día, y cuando le había preguntado al joven ojiazul, este solo había dicho que Zero no quería estar cerca suyo.

“Tch, maldita mi mala cabeza ¿En qué diablos pensaba? Si es que soy gilipollas. Pero ahora ya no puedo volver atrás” miró a su padre, el cual no le había comentado nada sobre el moretón, pero tampoco había dejado de mirarlo fijamente.

-Ni se te ocurra preguntar.- dijo Noctis con voz mortal, fría y enfadada a la vez, Regis alzó las cejas sorprendido antes de negar con la cabeza.

-No me hace falta, “eso” ya me dice todo lo que quiero saber.- dijo refiriéndose a su mejilla

-Uuuuufff... - suspiró cansado al cabo de unos minutos.- Zero y yo hemos tenido una “pequeña” discusión esta mañana.- medio mintió, era cierto lo de la discusión, pero no iba a contarle el motivo de esta a nadie, por más que el hombre frente a él fuera su padre.

-Si ese es tu concepto de “pequeña”, no quiero saber como será uno de vuestros arrebatos “grandes”- bromeó en parte el rey en un intento de sacarle una sonrisa a su hijo, cosa qué consiguió por unos breves segundos.

-Padre, deseo anunciarte algo- dijo muy serio, a lo que el rey lo miró con toda su atención.- Ha pasado ya un tiempo desde la cancelación de mi compromiso con Lunafreya, y creo que es momento de seguir adelante, por ello quiero comprometerme con Lilieth Adamantem.- y soltó la bomba.

Regis miró a su hijo sorprendido, nunca ni siquiera en sus más remotos sueños pensó que él decidiría volver a comprometerse con nadie, y mucho menos con la hija de los Adamantem, así que bebió un sorbo de vino para disimular el shock de la noticia.

-¿Estás seguro?- preguntó su padre- Porque más que anunciar tu compromiso, parece que estés anunciando tu inminente funeral.- Noctis no respondió y Regis solo pudo suspirar- Piensalo bien hijo, el comprometerte con alguien, y más con la hija única de una familia tan poderosa, puede llegar a ser muy peligroso si uno no está seguro de sus sentimientos por la otra persona.-

-Comprendo lo que quieres decir padre, pero tras pensarlo mucho he llegado a esta decisión, nuestras familias son muy poderosas y con grandes aliados, si nos uniéramos en una sola, no solo saldremos reforzados en contra del Imperio Niflheim, sino que también le aseguraremos al pueblo una realeza fuerte y estable.- dijo repitiendo las palabras de Lilieth y Camila, y de eso Regis, se dio cuenta- En cuanto al amor, todavía no la amo, pero estoy seguro que con el pasar del tiempo llegaré a quererla.-

-Cuando uno dice eso, nunca se llega a amar a la otra persona, Noctis, puede que llegues a apreciarla, incluso pensar en ella como una amiga o confidente, pero nunca será amor… el amor, cuando amas a una persona, lo sabes desde el primer instante en que estás con ella, sientes una descarga eléctrica recorrerte todo el cuerpo y deseas hacer hasta lo imposible por asegurar la felicidad y seguridad de esa persona, y cuando se unen en uno solo a través del vínculo… esa persona puede llegar a ser tu alma gemela, tu compañera destinada…- dijo Regis con melancolía y una mirada llena de amor y cariño.

-Como tú y madre- contestó Noctis, a lo que el rey solo pudo asentir.- Sin embargo encontrar a esa persona es imposible, tu tuviste mucha suerte al encontrarla, pero de toda nuestra larga lista sucesoria sólo tres antepasados más llegaron a encontrar a su pareja y yo no voy a ser como vosotros.- dijo con resignación.

-Eso no lo sabes, y aunque no la encuentres, siempre puedes amar a otra vampiresa o vampiro o humano… A mi no me importa con quien te cases hijo, yo solo quiero que seas feliz junto a esa persona y que ambos me deis muchos nietos a los que mimar.- dijo con una sonrisa- ¿Aún así vas a comprometerte con Adamantem?- preguntó cuidadoso.

-Sí, sin embargo no deseo hacerlo público aún.- Regis lo miró entre confuso y escéptico, en estos momentos no sabía qué pasaba por la cabeza de su hijo.- Lo haré público la noche del baile de Despedida del Verano. Ahora si me disculpas, he terminado.- dijo levantándose de la mesa y caminando hacia las grandes puertas del salón.

-Noctis… ¿La discusión con Kiryuu-san ha sido por esto?- se oyó la voz de Regis cuando las puertas del salón fueron abiertas por los guardias. Noctis apretó los dientes y los puños.

-Él no tiene nada que ver en esto.- mintió descaradamente antes de irse.

Varios días después…

Habían pasado tres noches desde esa conversación con su padre, y Zero había desaparecido del palacio, como si nunca hubiera existido y ninguno de los sirvientes o guardias se atrevía a decirle nada a Noctis, ni siquiera Sapphire.

“-Él no quiere saber nada de vos, ya os lo dije el primer día- comentó el guardia más joven.- Y no voy a fallarle a Zero por vuestros caprichos, solo le habéis hecho daño, si queréis que vuelva ya sabéis lo que debéis hacer y dónde encontrarlo.-”

Y ese había sido el mismo comentario que le había dado su nuevo guardián, al menos hasta que volviera Zero. Suspiró frustrado, estaba empezando a cansarse de todo este lío.

-No sabía que eras un fan de la lectura Noct.- comentó una voz, el nombrado levantó la mirada del libro de historia en el que se había sumergido hacía un par de horas y vio a Prompto apoyado contra el marco de la puerta de la gran biblioteca.- Recuerdo que Ignis me contó que desde pequeño, tus tutores te traían aquí bajo amenazas, castigos y peleas porque no querías entrar en este “aburrido, polvoriento y anticuado lugar”- comentó divertido el mayor entrando en la estanca.

-Los tiempos cambian.- fue lo único que dijo Noctis y gruñó al notar como el rubio tocaba su mejilla aún roja.

-Sí, pero hasta hace una semana seguías con el mismo pensamiento sobre este sitio, así que algo muy serio ha tenido que pasar para qué decidieras venir aquí tú solo.- el príncipe farfulló algo.- ¿No tendría qué haberse curado ya el golpe?- preguntó al ver la mejilla aún roja, a lo que el azabache gruñó molesto pero no contestó.

-Dije que es solo por un favor que me debe Zero.- Prompto esperó a que el azabache continuara.- El sábado pasado lo traje a este sitio, y le gustó, pero descubrí que no tiene ni idea de la historia de Eos, así que, acordé no revelarle a Sors ese detalle a cambio de que me dejara ser su tutor.-

-¿Tú de tutor? Y el mundo termina ahora.- Noctis lo miró mal- Es broma, pero en serio me cuesta creer que vayas a darle clase a alguien.-

-Grrrrr, si has venido a burlarte ya sabes donde está la puerta.-

-En verdad he venido a animarte, pero ya veo que no lo he conseguido- contestó el rubio con una sonrisa.- Por cierto, no sé lo que habrá pasado entre vosotros, pero ese golpe de seguro te lo merecías.- dijo señalando su mejilla y Noctis apartó la mirada frustrado.

“Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerde todo el mundo, fui un estúpido y ahora pago las consecuencias” pensó resignado el azabache.

-Si quieres qué vuelva a palacio, ve a buscarle y pídele perdón. Deja de lado ese orgullo de príncipe sangre pura, sino lo perderás para siempre.- contestó Prompto antes de irse.-Si no vas hoy mismo te partiré la cara yo también.- dijo a modo de despedida.

“Estúpido Prompto, no es el orgullo lo que me impide ir a pedirle perdón, si no el miedo a perderlo a manos de Lilieth.”

El choque de las espadas resonaba en esas cuatro paredes, la fuerza empleada en cada golpe y la agilidad y destreza de cada movimiento creaba un hermoso baile mortal entre los dos combatientes.

-Debo reconocer que has mejorado mucho.- comentó Gladiolus- Apenas puedo seguirte el ritmo, pero si sigues teniendo la cabeza en las nubes, perderás tu oportunidad de derrotarme.- y con un sorpresivo movimiento a sus tobillos, hizo trastabillar al azabache, el cual cayó al suelo y momento que aprovechó para colocar la punta de su espada en la garganta de Noctis.- Por cierto menuda fuerza tiene nuestro más reciente camarada.- silbó al ver que el hinchazón de la mejilla seguía allí.

-Grrrr, de seguro usó algún encanto de cazador.- se quejó Noctis sentado en el suelo.

-Conociendo a Zero debiste de haberle dicho o hecho algo que no le gustó, así que, culpa tuya.-

-¿Por qué todos os ponéis de acuerdo en que he sido yo?- preguntó quejoso, aunque era ciertamente culpa suya.

-Te conocemos desde hace mucho Noctis, y con ese pronto tuyo que tienes y la poca paciencia de Zero me extraña que no hayas acabado en el hospital.- bromeó un poco.- Creo qué deberías ir a disculparte, solo así te sentirás mejor.- se miraron- Venga, desde que se fue has estado irritable con respecto al moretón, irascible al más mínimo comentario, evasivo con cualquier tema relacionado con cierto peli plata y girando la cabeza más veces que un búho al más mínimo sonido pensando que podría ser Kiryuu.- sonrió- Lo echas de menos y ni se te ocurra decirme que no porque será mentira.- Gladiolus suspiró al no recibir respuesta del príncipe, se llevó una mano a la nuca y se la frotó un poco inseguro- Si el problema es qu´no sabes donde está es fácil ¿Cual es el segundo lugar donde trabaja Zero?- ninguna respuesta.- Como quieras, esta mañana me ha mandado un mensaje diciendo que Mykeil lo ha invitado a salir esta noche, puede que incluso le proponga ser su novio.-

Nada más oír esta última frase de los labios de Gladio, un fuego venenoso y ardiente recorrió sus venas hasta llegar a sus ojos, sintió rabia con solo pensar en ese pelirrojo y Zero a solas en algún bar de mala muerte. Y se incrementó cuando una imagen de dicho vampiro besando al peli plata cruzó por su mente.

-Grrrr- se alzó enfadado y con la espada en mano se dirigió a la puerta.

-Me parece estupendo que te de un ataque de celos en este momento, pero no vas a irte hasta que acabemos de entrenar.- comentó divertido por las reacciones de su amigo.

-¡¡NO ESTOY CELOSO!! Solo que no soporto la idea de ese baboso pelirrojo cerca de Zero.- gruñó con enfado.

“Noctis, querido amigo, a eso se le llaman CELOS.” pensó Gladiolus con una gotita en la sien.

Esa noche… 22:50 pm

-Ha sido un día largo- comentó cierto pelirrojo mientras se abrochaba su camisa.- Ha sido una suerte que hayas estado aquí. Por cierto, ¿cómo es que últimamente ya no vas a palacio? ¿Te han despedido o es que el príncipe se ha molestado contigo?- no recibió respuesta alguna.- Con que es eso, je, me pregunto cómo habrá sido esa escena.-

-Hasta mañana Mykeil.- contestó Zero antes de salir por la puerta de servicio, sin embargo no llegó muy lejos cuando el pelirrojo se situó a su lado, recriminándole por haberlo dejado solo a la vez que el peli plata pasaba de sus quejas.

-Oye Zero- se detuvo dudoso, cosa qué provocó qué el otro también se detuviera y lo mirase-Me estaba preguntando si… si te apetecería ir a-

-¡¡Kiryuu!!- se oyó a espaldas de ambos, se giraron y Zero abrió los ojos sorprendido a la vez que su pétrea máscara de indiferencia caía en el olvido. Y Mykeil, como el otro, miraba asombrado la imagen frente a ellos.

Apoyado en el lado derecho de un Lamborghini Aventador LP700-4 de color negro estaba él, Noctis, vestía con unas botas militares negros, pantalones tejanos ajustados del mismo color y una camisa gris clara bajo una chaqueta negra con las mangas enrolladas hasta los codos, en su mano izquierda llevaba su inseparable guante negro y en la derecha un reloj que, ya visto desde lejos parecía muy caro, cu cabello en punta le daba un aire rebelde y su perfecta máscara de apatía era abatida por la furia fría que brillaba en sus ojos.

-Noctis…- dijo el peli plata al ver como se acercaba a ellos, frunció el ceño y se cruzó de brazos.- ¿Qué haces aquí?- preguntó con voz firme.

Noctis detuvo su caminar a apenas dos pasos del peli plata, con lo que le obligó a mirar hacia arriba por culpa de la altura. Por el rabillo del ojo vio al pelirrojo mirar aún entre impresionado por el coche y seguramente encontrarse cara a cara con el heredero, y enfadado por la brusca interrupción de su propuesta.

-Tengo que hablar contigo, a solas.- dijo esto último mirando al vampiro sobrante, el cual le devolvió la mirada furibunda.- Te llevaré hasta tu casa, vamos.- Y sin darle tiempo a Zero a negarse, lo agarró del brazo y se lo llevó hasta el coche.

-Oye, Noctis, esp- se giró- Nos vemos mañana Mykeil.- se despidió antes de que el azabache lo metiera en el asiento del copiloto.- ¡Au! Bruto, ¿Pero se puede saber qué te pasa últimamente?-

-¿De verdad vas a volver aquí mañana?- preguntó ignorando por completo la pregunta de Zero.

-Y a ti qué te importa, después de todo solo soy una escoria Nivel-E que no vale la pena tu tiempo.- le dijo repitiendo sus palabras de días atrás a la vez que el azabache arrancaba el coche y conducía por la carretera principal de Insomnia.- No deberías ni estar aquí conmigo.-

Un semáforo en rojo hizo qué el heredero a la corona detuviera el auto, entonces descendió su rostro al volante y suspiró.

-Mmmm… lo siento- murmuró algo inentendible antes de bajar el tono de voz a apenas un susurro.

-¿El qué?- preguntó con una imperceptible sonrisa en los labios, aún no seguro de lo que había oído- ¿Podrías repetirlo? Es que no he entendido lo que has dicho.-

-He dicho que lo siento ¿Vale?- dijo molesto, frustrado y cansado a la vez.

-¿Por qué te disculpas? Después de todo eres el príncipe pura sangre, puedes hacer lo que quieras.-

-Grrrr- gruñó antes de mirar al frente justo cuando el semáforo cambiaba a un brillante color verde y arrancó de nuevo la bestia negra qué conducía.- Siento haberte llamado Nivel-E- dijo esperando un rápido perdón- y también mi comportamiento aquella mañana- dijo entre dientes y resignado por la falta de comunicación del otro.

-¿Crees que podrías volver a repetirlo?- Noctis arqueó una ceja antes de girar a verlo, Zero tenía en sus manos su teléfono móvil con la lucecita roja a modo de grabación.-Es que dudo que lo estés diciendo en serio y si lo grabo podré asegurarme más tarde de que lo qué dices es cierto y no una broma.-

-¿Estás disfrutando de esto verdad?- preguntó sonrojado y con el ceño fruncido, pero sin apartar la vista de la carretera.

-Completamente, es la primera vez que oigo a un sangre pura pidiendo disculpas.- continuaba grabando.

Fue entonces que el príncipe dio un fuerte volantazo, se metió por una de las calles de aquella zona residencial y detuvo el vehículo frente a una gran casa con jardín. Miró al peli plata que parecía haber disfrutado del brusco movimiento y llamó la atención del peli plata, pero en el momento en qué sus ojos se encontraron, a Noctis se le secó la garganta y el corazón de ambos se desbocó.

-Quiero pedirte perdón, no solo por los insultos que te dije ese día, sino también por no haber venido antes a disculparme.- tragó saliva- Sé que mis palabras te hicieron más daño de lo que dejaste ver y que ni aunque te pida mil veces perdón compensará el dolor de ese momento. Estaba estresado, el domingo ocurrieron muchas cosas que preferiría olvidar, pero por desgracia no puede ser.- levantó una mano hasta la mejilla de Zero, pero no llegó a tocarla por miedo a la reacción de este.- Lo siento muchísimo Zero, no puedo prometerte que nunca volveré a tener un estallido como ese, pero sí hay una cosa que puedo asegurar es que tú nunca volverás a ser el foco de mi ira.-

-En estos días qué he pasado sin ti todos me han dicho lo irascible que me he vuelto, je, no sé qué me haces pero sea lo que sea es bueno y yo- respiró hondo- Quiero que vuelvas a tu antiguo puesto, olvídate de esa panadería o lo que sea y vuelve conmigo, por favor… incluso tus insultos me resultan agradables en comparación al frío silencio con el que empiezan mis mañanas.- le agarró las manos y apartó la mirada resignado- No quiero que pienses que te lo estoy ordenando, porque no es así, tú eres libre de decidir tu camino y lo que quieras hacer con él, pero te pido, como un favor personal, que vuelvas a mi lado- pasó un rato en silencio-… solo quería decirte eso, y de nuevo, pedirte perdón.-

Zero colocó su dedo índice bajo la barbilla de Noctis y alzó su rostro con cuidado, hasta que sus ojos volvieron a encontrarse, entonces, una suave sonrisa se abrió paso entre los labios del peli plata y con voz tranquila dijo.

-Te perdono.- miró la mejilla del azabache- Aunque no pienso disculparme por el golpe, te lo merecías y como vuelvas a tratarme como lo hiciste ese día, te aseguro que no será mi mano la qué se encuentre con tu rostro, sino el frío meta de Bloody Rose.- amenazó con una sonrisa divertida pero con serias palabras.

-Pfff jajajajajajajaja- saltaron a carcajadas los dos tras varios minutos de silencio, Noctis miraba como aquella fresca y sincera risa brotaba de lo más profundo del peli plata y desde entonces se convirtió en su sonido favorito, más hermoso qué las composiciones de los grandes artistas y más alegre y lleno de vida que los mejores humoristas de Eos, estaba embelesado por él.

Zero notó la mirada del príncipe sobre él y, a medida que su risa se calmaba, sus amatistas volvieron a conectarse con los zafiros del otro, el silencio invadió el vehículo pero a diferencia de otros, este era un cómodo y acogedor silencio, íntimo en un sentido más estricto.

Para ellos el mundo exterior dejó de existir, el reloj se detuvo en la infinidad del tiempo y sus corazones latían como uno solo; Noctis llevó sus manos al rostro de Zero, ahuecando con cuidado y acariciando con un inmenso cariño sus mejillas, por su parte, el peli plata posó las suyas sobre las del azabache y acarició sus muñecas en un tierno e inocente roce.

Sin romper el contacto visual, ambos acercaron sus rostros al opuesto, sintiendo la calidez de la piel ajena, notando el correr de la sangre por sus venas y oyendo el latido acelerado de sus órganos vitales, sus ojos se iban cerrando a medida que las distancias se acortaban; ya sentían el cálido aliento del otro sobre sus mejillas y un agradable cosquilleo sobre sus labios apenas separados por 1 centímetro, Zero había cerrado por completo sus ojos y Noctis iba camino de cerrarlos también a medida que esa corta distancia desaparecía, apenas dos milímetros separaban sus labios y-

PIIIIIIII PIII PIII PIIIIIIIIIIIIII

El estridente sonido de la bocina de un coche cercano les hizo separarse de golpe por culpa del susto, ambos con el rostro más rojo que un semáforo, incapaces de mirarse a la cara.

“He estado a punto de b-b-be-besarme con ¡ÉL! ¡Oh dios mío!” Zero ocultaba su rostro con sus manos mientras observaba el paisaje de fuera de la ventanilla del coche. “Estúpido coche de mierda, cabronazo, joder… ¿Por qué coño estoy más cabreado por la interrupción de ese auto y no por estar a punto de besarme con él?” ocultó aún más su rostro entre sus brazos mientras deseaba con toda su alma que, los desbocados latidos de su corazón, solo los estuviera oyendo él.

“¡Joder! ¡¿Es que nunca voy a poder acabar algo con él sin que nos interrumpan?!” pensaba cabreado el azabache, su sonrojo había desaparecido tan rápido como había aparecido, él realmente quería besar a Zero, esos labios finos y de color rosa pálido, tan suaves a la vista. “¡Maldito coche, si no hubiera pitado ahora sabría a qué saben esos labios!” Noctis miró a Zero, el cual se encontraba encorvado en el asiento del copiloto, pegado a la puerta y haciendo lo más grande posible la distancia entre ambos, su rostro estaba oculto entre sus brazos, pero el príncipe podía ver los leves temblores en el cuerpo del menor como consecuencia de la adrenalina vivida hacía solo unos segundos atrás.

-Creo que deberíamos volver a casa, Sors estará preocupado por ti.- Zero no respondió, aunque él tampoco esperaba respuesta alguna, por lo que sin más arrancó el auto.

I still remember the world. From the eyes of a child. Slowly those feelings. Were clouded by what I know no-   (Evanescence: Field of Innocence)

-Sí-confirmó una voz grave y distorsionada- Acaban de marcharse, sí justo antes de besarse, los he detenido antes de que llegaran a iniciar el beso- se oyó un murmullo por la otra línea seguido de un fuerte grito- Como ordene- fue lo último que dijo antes de colgar el móvil y arrancar el motor de su coche.

En otra parte...

El potente rugido del motor se detuvo frente a la gran verja qué resguardaba la mansión de la familia Aevum, el silencio en el interior del coche era torpe e incómodo, muy distinto al de momentos antes.

-Bueno… gracias por traerme Noctis…- dijo Zero aún rojo como un tomate y evitando la mirada del otro.

-Hn- contestó sin apartar la vista de la carretera.

Zero agarró la maneta de la puerta un tanto nervioso, con su cerebro dividido en dos; la parte más racional le decía que bajara del coche corriendo y entrara en la seguridad de la casa de Sors, qué no cometiera el mismo error que con “él” y volviera a guiarse por sus sentimientos; pero la otra mitad, la más aventurera, no quería bajar del coche sin vivir algo emocionante con el pura sangre, abrió la puerta y colocó sus pies sobre el firme pavimento de asfalto.

-Zero…- dijo Noctis llamando la atención del peli plata, este se giró y en ese momento agarró el brazo derecho del peli plata y lo atrajo hacia él.

Abrió los ojos al notar los cálidos labios del azabache colocarse en la comisura derecha de sus labios, Zero sintió su rostro arder y a pesar de que el beso no duró más de cinco segundos, para el peli plata fue una eternidad de la cual no quiso que acabara.

-Espero verte mañana en palacio a primera hora, sino, volveré a buscarte a esa cafetería y te llevaré de vuelta en brazos si hace falta.- amenazó con una sonrisa orgullosa al ver el efecto qué ese beso había provocado en el menor.- Buenas noches.- Dijo antes de soltarlo y ver cómo se alejaba a la verja.

-Hasta mañana, Noctis.- contestó Zero al ver alejarse el coche del príncipe en mitad de la noche.

Inconscientes, ambos, del segundo coche que los había seguido hasta la casa de Sors y que los vigilaba ocultos desde la esquina de la calle.

Notas finales:

Bueno, y hasta aquí por hoy, espero os haya gustado.

^.^ Besitos y hasta la próxima


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