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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Hooolaaa mis queridos amig@s como estáis ¿Bien? Bueno, espero que bien, muchas gracias a todos por vuestos comentarios y ánimos para con esta historia, enserio, y por cierto, para aquellos que conozcan la saga de FF XV, ya queda muy poco para su inicio en este fic, así que tranquis, ya llegamos.

Aquí os traigo un nuevo capitulo de Lágrimas de plata, espero que lo disrutéis y sin enrollarme más, os dejo con la lectura.

36 años atrás…

Las estrellas resplandecían en el cielo nocturno, la luna, apenas visible por su avanzada etapa recordaba a la alegre sonrisa del gato Cheshire, y la brisa nocturna agitaba los árboles con suavidad; los grillos sonaban de fondo, y en un amplio pasto en la falda de alguna montaña, sentados sobre un fino mantel, dos figuras descansaban contemplando las estrellas.

La figura de la derecha miraba embelesado el amplio firmamento nocturno, tumbado boca arriba, con su cabello rubio arenoso disperso por el mantel y con ambos brazos sobre el pecho, a su lado, otra figura, tumbada de costado, dormía plácidamente gracias a la fresca caricia veraniega.

-Es hermoso- dijo con una amplia sonrisa- Nunca pensé que aquí en Japón pudiera ver tantas constelaciones en un mismo lugar sin ser envuelto por el humo de la ciudad.- comentó al aire y con un brillo especial en sus ojos, protegidos por sus anteojos.

El joven de su lado abrió sus ojos celestes y sonrió al ver como su compañero se maravillaba con algo tan simple como el ver las estrellas en una agradable noche de verano. Lo vió incorporarse hasta quedar con la parte superior de su cuerpo alzada, apenas sustentado por sus brazos apoyados sobre el mantel. Desde su posición, vio como los cabellos de este caían lacios hasta sus omoplatos, y su rostro era perfilado por el tenue brillo de la luna.

-Hm, a mi me gusta más mi vista.- dijo con una pequeña sonrisa al ver como su compañero se sonrojaba por sus palabras, entonces, se recostó él también boca arriba y cruzó sus brazos por detrás de su cabez a modo de almohada.

-Dios, no me puedo creer que digas esas cosas, Touga.- ocultó su rostro tras sus manos.

-Y yo no me puedo creer que aún después de 4 años que llevamos juntos, sigas avergonzandote por algo como esto.- suspiró y se sentó a su lado- Bueno, supongo que es uno de tus encantos.- dijo antes de besarle en la mejilla, cosa que le hizo ocultar aún más su rostro y aumentar el tono de su rubor.

“Es cierto” pensó “ Hoy hace 5 años qué este troglodita azabache me invitó a salir por primera vez, justo en medio de una batalla entre ambos, me pilló tan desprevenido que me venció.” sonrió “Y 4 años desde que nos convertimos en pareja oficial, novios. Recuerdo aquella pequeña cala de agua salada, la cueva donde encontramos el manantial de agua dulce qué desembocaba al mar, y lugar en el que me pidió, o más bien sentenció, que fuéramos novios. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo.”

-Ejem.- oyó una voz frente a él, se apartó las manos y se encontró cara a cara con el que era el amor de su vida, con su indomable cabellera negra cayendo por doquier y con esos ojos celestes tan fuertes como el acero.- Cross Kaien- dijo con expresión carente de cualquier emoción.- Hoy hace 5 años que te pedí salir y 4 que somos pareja; durante este tiempo nos hemos conocido más a fondo, descubriendo facetas del otro que no conocíamos y aceptandonos poco a poco tal y como somos, amándonos más cada día que pasa, y por eso hoy, yo Yagari Touga- de su mano sacó una cajita de terciopelo negro abierta, en la cual descansaba un sencillo anillo dorado, había aprovechado el momento de distracción del rubio para prepararlo todo.- Te pido que te cases conmigo y formes una familia a mi lado, incluso si esa solo la componemos tu y yo, te amo, Kaien.- acercó más la caja al susodicho- ¿Aceptas?-

-Oh Dios…- dijo llevándose las manos a la boca, sonrió a la par que las lágrimas acumuladas durante el discurso, caían libremente por su rostro.- Sí, sí, por supuesto que acepto.- dijo abalanzándose sobre el azabache para besarlo profundamente en los labios.

La ceremonia se llevó a cabo pocos meses después, fue una cosa sencilla e íntima, pero lleno de sentimiento y significado para la pareja. Lo celebraron en una pequeña capilla románica propiedad de la Asociación con pocos invitados, amigos y los compañeros más allegados a ellos, los padres de ambos, llevaban demasiado tiempo enterrados, pero Kaien se aseguró de llevar dos fotos para que también estuvieran presentes.

La capilla fue decorada con flores Velo de novia, pequeñas y blancas, la luz entraba coloreada por las cristales de las ventanas, los invitados se encontraban de pie y frente al altar, la pareja principal; Yagari iba vestido con un traje negro, al cual no había dejado de ponerle pegas desde el segundo en que se lo puso, una corbata de color crudo para que realzara su camisa blanca, y con su cabello recogido en una coleta baja, insistencia de Cross sobre la imagen. Por otra parte, Cross llevaba un traje blanco hueso, una corbata de color azul claro, su típica coleta baja y un pequeño ramo de rosas rojas y margaritas blancas, las cuales simbolizaban el amor apasionado y puro del rubio por el azabache.

-Yagari Touga ¿Prometes amar a Cross Kaien, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y la pobreza, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte os separe?-  preguntó el anciano capellán.

-Lo prometo.- dijo serio, y el hombrecillo asintió para volverse a Kaien, el cual mantenía la alianza de oro con una mano y con la otra sostenía la mano izquierda de Yagari.

-Ahora tu, Cross Kaien ¿Prometes amar y respetar a Yagari Toga, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y la pobreza, en la salud y la enfermedad hasta que la muerte os separe?- Kaien  colocó la alianza con cuidado en el anular de Yagari antes de mirar con decisión al hombre y anunciar.

-Lo prometo.-

-Entonces, por el poder que me confiere la iglesia bajo las normas y leyes de los cazadores, yo os declaro a ambos como marido del otro.- anunció en voz alta- Ahora podéis besaros.- y dicho esto ambos juntaron sus labios de forma delicada y suave, saboreando su momento juntos y mostrando a todos sus invitados como se pertenecían el uno al otro.

-Al fin estamos juntos.- susurró Kaien sobre los labios de Touga antes de volver a juntarse bajo el sonoro y emotivo ruido de aplausos.

Después de aquello, se celebró un convite en uno de los salones de la Asociación. Las fotos interminables, los abrazos y buenos deseos, la comida y las risas acompañaron toda la velada, pero para ambos, el momento más especial de aquella noche mágica llegó en el momento de su primer baile; ese donde ambos bailaron abrazados, dejándose llevar por la suave música de fondo, como si no existiera nadie más en el mundo, solo ellos dos y las hermosas estrellas que se veían a través de la ventana.

Días después finalizaron su mudanza a las afueras de la ciudad, una pequeña casa de dos plantas de ladrillo rojo con jardín trasero; en la primera planta se encontraba un pequeño recibidor seguido del salón, decorado al gusto de Kaien, paredes color crema con muebles de color café para hacer contraste y multitud de plantas y fotografías de ambos; a través de una puerta se llegaba a la cocina, compuesta por muebles de última generación, que convivían con estanterías de madera antigua y pulida, una sinalefa con dibujos de distintas frutas cruzaba la pared de racholas blancas y del techo caía una lámpara redonda; en esa planta también había un pequeño baño que contaba con una ducha, un retrete y un lavamanos.

En el piso superior habían cuatro habitaciones, la principal donde dormía la pareja constaba de una ámplia cama matrimonial en el centro, flanqueada por dos mesitas de noche y con un gran armario en la pared del frente, la segunda habitación era un pequeño estudio repleto de papeles y armas, el lugar idóneo, según Cross, para hacer los informes sobre las misiones; una tercera habitación hacía de librería, lugar donde Yagari se podía pasar horas y horas sin darse cuenta, y la última estancia, un segundo baño más grande que el de la planta inferior, el cual contaba con una bañera bastante grande, armarios para guardar las toallas y productos de baño, un retrete y dos lavamanos juntos frente a un gran espejo.

Y por último el jardincito, el lugar favorito del rubio, en este se entretenía en plantar todo tipo de flores coloridas con las que decoraba la casa, era una mediana parcela de tierra cubierta de césped, el cual Cross moldeó a su gusto hasta crear un pequeño camino de grava en medio de su ámplia colección de flores hasta llegar a una mesa con un par de sillas en el extremo norte del jardín, el lugar más sombreado gracias a las amplias ramas del árbol de su vecino.

Ambos hombres se acomodaron rápidamente a su pequeño refugio, como le gustaba llamarlo a Cross y establecieron un horario de tareas para mantener la casa limpia; pese a todo, rara vez podían disfrutar juntos de la casa, debido a su incesante y para nada planificado trabajo, por ello se acostumbraron a verse poco e interactuar aún menos con el otro.

Varios meses después… 03:24 am…

El click de la puerta despertó a Yagari de su ligero letargo, pero a pesar de su rápida acción no sirvió para qué Kaien se molestara.

-Touga, creí haberte dicho que te fueras a la cama.- dijo Kaien al encender la luz, su voz se oía cansada, y su postura lo demostraba, pero pese a la mini reprimenda Yagari lo envolvió en un abrazo y empezó a repartir pequeños besos por su rostro.- No, para, Touga estoy cansado.-

-Llevo esperándote varias horas para cenar juntos.- le susurró al oído.- Estoy seguro de que debes tener hambre, puedo calentar la cena en un momento y aprovechar lo que nos quede de noche en temas más… apetecibles.- Sonrió, pero no duró mucho al notar como Kaien se libraba de su agarre con fuerza.

-No tengo hambre, ni tengo ganas para sexo, solo quiero irme a la cama a dormir ¿Tanto te cuesta entenderlo Yagari?- preguntó molesto el rubio, el cual se giró sobre sus talones y lo miró con el ceño fruncido.- Te dije hace varias horas que te fueras a dormir, que no sabía cuando volvería a casa, así que ahora no me eches la culpa por no hacerme caso.- se sentó en el sofá sin ganas y se encogió.

-¿Acaso no sabes qué día es hoy?- preguntó el azabache.

-Domingo-

-No tonto, hoy es 23 de Diciembre- empezó a decir Touga- Hace seis meses que nos casamos, Kaien, medio años que vivimos como matrimonio, por eso mi insistencia con la cena, quería celebrarlo contigo, pero si estás cansado lo comprendo, no te preocupes.- besó sus cabellos y acarició su brazo.- Lo celebraremos mañana.-

-Un niño- susurró el rubio, cosa que llamó la atención del azabache.- Touga, quiero tener un hijo.- alzó el rostro y lo miró con ojos llorosos.- El otro día fui al hospital, ha dejar a una mujer herida por culpa de un ataque de Niveles-E, y se ha puesto de parto nada más cruzar las puertas.- explicó con voz dolida.- Si hubieras visto la carita de ese bebé… esas manitas tan chiquitinas y esa inocente sonrisa, snif… me han entrado celos de ella, sobretodo cuando ha llegado su marido y les han entregado al niño… en ese momento me vino la imagen de nosotros con ese bebé… nuestro bebé.- acabó con voz temblorosa a causa de las lágrimas.- Snif… snif… debes pensar que estoy loco, y que es un capricho, pero te aseguro que no, quiero tener un bebé, Touga.- rogó y aguardó la respuesta del menor.

El silencio se hacía cada vez más pesado, y por un momento Kaien pensó que Yagari jamás aceptaría, que incluso se reiría de él en su cara por tamaña barbaridad, pero eso cambió en el mismo instante en que dicho hombre se situó frente a él, besó de nuevo su cabello y lo abrazó por la cintura.

-Dios Kaien… por supuesto que quiero tener un hijo contigo- apretó su agarre- pero… ¿Cómo...?- dicha pregunta sacó una limpia carcajada al vampiro sin colmillos, el cual se inclinó hacia su presa y besó sus labios con desesperación.

Empezó así una lucha por el dominio del beso, las lenguas se enfrentaron, enredándose entre ellas, y los dientes de ambos mordisqueaban los labios del otro, los succionaban y volvían a morder, al final tuvieron que separarse por falta de oxígeno, sin llegar a concluir con un ganador.

-Vamos a la cama…- ronroneó el rubio en el oído del más alto.- Vamos Touga, hazme el amor.- y tras esas palabras, notó como unos fuertes brazos lo alzaban por las caderas hasta colocarlo sobre el hombro derecho del azabache.- Jajaja mi hombre de las cavernas.-

El otro no respondió, simplemente aligeró el paso hasta llegar a su cuarto, ni siquiera supo cómo había logrado subir las escaleras con ese “pequeño problemita” rozando sus pantalones con cada movimiento, pero ahora no importaba.

Abrió la puerta del cuarto y lanzó sin delicadeza al hombre sobre sus hombros a la cama, el cual se colocó de forma seductora antes de ser aplastado bajo un cuerpo firme y musculoso. Los besos iban y venían de ambas direcciones, sin descanso, sin tregua y sin prisa, disfrutando de cada momento disponible, retomando poco a poco la batalla anterior, la cual ganó Yagari con clara diferencia.

Touga pasó a besar, lamer y morder el blanco y fino cuello de su pareja una vez hubo terminado de saquear la boca de Kaien, este, por su parte gemía acalorado por la gran cantidad de atención por parte del azabache, y con sus temblorosas manos, fue desabrochando y retirando las prendas del menor, el cual, a su vez, hacía lo mismo con el rubio.

Una vez desnudos, Touga se encargó de no dejar un solo tramo de piel sin morder, lamer y marcar como suyo, mientras que Cross se dejaba hacer, disfrutando del momento. La mano del menor se dirigió a la mesita de noche, concretamente al primer cajón donde se encontraba un pequeño bote de lubricante, untó sus dedos con él y lo lanzó sobre el colchón.

Sus ojos azules se posaron en los de color miel, y tras un asentimiento se inclinó a besar de nuevo esos labios que lo traían loco desde su primer beso, a la vez que con su mano derecha, introducía en ese pequeño orificio su dedo índice; notó como las piernas de Cross se tensaron a su alrededor e incrementó la intensidad del beso para distraerlo del vaivén que iniciaba en su parte trasera.

A los pocos minutos añadió otro dedo y empezó a hacer el efecto tijera para agrandar el espacio del rubio, el cual no paraba de gimotear y jadear pesadamente con cada movimiento, y entonces introdujo el tercero; la estrechez de las paredes inferiores invadía a sus dedos, y volvió a imaginar cómo se sentía siempre esa tirantez en su miembro y lo mucho que lo disfrutaba; retiró sus dedos, con lo que se ganó un gemido de reproche por parte del rubio que ahora lo miraba mal a través de la bruma del placer en sus ojos.

-Puedo seguir con los dedos si quieres, pero creo que te gustará más este pequeño amiguito de aquí.- y con esas palabras mostró a Kaien su orgulloso y alzado miembro, grande y grueso, el cual goteaba ya un poco de pre-cum, a la vez que brillaba por su revestimiento de lubricante. Kaien tragó y se sonrojó, cosa que hizo sonreír a Yagari.- Sí, pensé que dirías eso.-

Colocó las piernas de Kaien sobre sus hombros y con cuidado, empezó a introducirse en el cuerpo del rubio, el cual solo pudo contener el aliento al notar como su interior se llenaba por completo con la carne de su amado esposo; centímetro a centímetro, el miembro fue entrando hasta asentarse por completo, con su base rozando las nalgas de Cross, y con ambos hombres jadeando de placer; uno por estar envuelto en ese cálido interior, y el otro por sentirse lleno y extendido.

-Muévete.- ordenó Kaien con voz entrecortada y  urgencia, pero Yagari no se movió.- Touga muévete ya, por favor.- rogó entre gemidos entrecortados. Quería que ese pedazo de carne dentro de él comenzara a hacer de las suyas hasta volverlo loco, dejarlo sin sentido y con la mente completamente nublada por el sexo.- Yagariiii-

Una retirada hasta la punta y un empujón en seco fue todo lo que necesitó el menor para acallar las quejas de su amante, y tras este primer golpe siguieron los demás, cada vez con más intensidad y precisión hasta que…

-¡¡TOUGAA!!- gritó al notar como este golpeaba su próstata de forma bruta, extendiendo una intensa explosión de placer por sus venas- m-más, ¡¡Por Dios DAME MÁS!!- gritó desesperado cuando la siguiente penetración volvió a golpear ese punto, esta vez más fuerte.

Los jadeos y gemidos inundaron la oscura habitación a la vez que la temperatura aumentaba; las penetraciones se volvían más cortas y veloces, sin delicadeza, apresuradas, consecuencia del deseo carnal que engullía a su dueño, el cual se acercaba cada vez más a ese clímax de placer.

-¡A- ah- AAAH! ¡¡TOUGAAAA!!- gimió el rubio justo cuando el calor en su bajo vientre estalló de forma repentina manchando su pecho y el de su pareja de un espeso blanco cremado.

-¡¡Mmmmmm!!- gimió Yagari en respuesta a ese grito, las paredes internas de Kaien se apretaron capturando su miembro ya de por sí hinchado y al límite, apenas le dio tiempo de dar dos estocadas más antes de culminar en lo más profundo de su pareja.- haah, hah- se tumbó al lado del rubio tras salir de su interior y empezó a respirar profundamente, recogiendo el aire necesario hasta que notó como sus pulmones volvieron a funcionar con normalidad.

-Ha sido increíble, gracias Touga.- dijo Kaien tras abrazarlo- Desde hoy lo haremos cada noche hasta que me quede en cinta.- Yagari miró al otro cazador por encima de su hombro y contestó.

-Recuerda que soy humano Kaien, debo dormir, y la mayoría de las misiones suceden de noche.-

-Bueno, pues lo haremos en cada oportunidad que estemos juntos, por pequeña que sea.- reprochó con los cachetes inflados y lo miró acusadoramente.- ¿O es que acaso no quieres ser padre?- Yagari tragó.

-No estoy seguro.- contestó sorprendiendo a Kaien.- No sé si es el momento adecuado para que te quedes embarazado, Kaien. No con todos los problemas que hay últimamente con los vampiros.- se sentó en la cama para evitar su mirada, no quería que su amor viera el miedo en sus ojos, y fue entonces que notó como unos brazos rodeaban su cintura por la espalda.

-Entiendo lo que quieres decir, Touga, pero si pensamos así jamás daremos este paso, sobretodo porque siempre hay conflictos con los vampiros. Además, no tengo nada que temer, porque estoy seguro de que tú nos protegerás pase lo que pase.- dijo antes de besar su espalda y permanecer sobre esta, disfrutando de ese momento de intimidad y paz, ese donde solo estaban ellos dos.

Varios meses después…

El sonido de unos pies corriendo por el pasillo resonaban en toda la planta, los gritos y advertencias de las enfermeras caían en saco roto, pues esa carrera no se detenía ante nada, un chirrido contra las baldosas blancas y un fuerte estruendo se oyeron en aquella pequeña habitación blanca.

-¡¡KAIEN!!- gritó Yagari- ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué diablos pasó allí afuera?! ¡¿Acaso planeas darme un infarto?!- gritaba pregunta tras pregunta al hombre sentado frente a él.

-Moooo, no te enfades.- dijo Kaien sentado sobre una cama de hospital, llevaba una bata clínica y el cabello suelto, a la vez que miraba con ojos de cachorro al que era su marido.

-¡¿Cómo quieres que no me enfade si lo primero que me dicen al llegar a la Asociación es que mi marido se encuentra en el hospital tras desmayarse en medio de una misión?! ¡Yuna sencilla por el amor de Dios! ¡Ni siquiera cuando tienes fiebre te ocurren estas cosas! ¡Así que ¿Se puede saber qué ha pasado?!- gritó a un encogido Kaien.

-No lo sé, estoy esperando los resultados.- contestó al borde de las lágrimas antes de esconderse bajo las sábanas en un gesto demasiado infantil.

Yagari se sintió culpable de inmediato, y trató de disculparse con el rubio, pero nada de lo que hacía o decía parecía tener resultado, sobretodo si el mayor seguía escondido bajo las sábanas de aquella cama y llorando desconsoladamente. Solo cuando entró el doctor dejó de llorar y volvió a su estado de adulto serio y responsable.

-¿Y bien?- preguntó Yagari- ¿Qué le ocurre a este idiota?- Kaien lo miró con reproche y al médico le caía una gotita por la sien al ver dicha escena.

-Felicidades Yagari-san, las pruebas que le hemos realizado a su esposo esta mañana indican que esta en periodo de gestación desde hace 8 semanas.- anunció feliz- Como medida de precaución les aconsejaría qué pasasen por la consulta una vez cada dos semanas, al menos hasta que el feto haya pasado el primer trimestre, ya que es el período de mayor riesgo puesto que pueden suceder los abortos naturales y otros problemas para la madre o el embrión.- Y tras explicarles una serie de recomendaciones para estabilizar el embrión y reducir las posibilidades de aborto, así como entregarles unas dietas con distintos nutrientes, se marchó.

-Un bebé… vamos a tener un bebé…- susurraba encantado Kaien mientras acariciaba con amor su vientre aún plano, y cuando alzó el rostro, atinó a ver una sonrisa en los labios del peli negro, justo antes de ser envuelto por sus brazos.

-Padres… vamos a ser padres, Kaien…- susurraba sin poder creerlo.

Tras esa noticia, los días y las semanas parecían volar para ambos, y con cada día que pasaba, iban reorganizando la casa para su nuevo inquilino, el que antes había sido el despacho de Kaien había sido vaciado, y todos sus útiles habían pasado a la biblioteca.

Las paredes se pintaron de un color crema, con pequeños ositos marrones jugando con pelotitas, toboganes o dormidos, el suelo fue alfombrado para evitar heridas al futuro bebé y decenas de regalos fueron llegando a los futuros padres de parte de sus amigos y compañeros… cuna, armario, ropa, juguetes, carrito… prácticamente todo les fue regalado o cedido de sus más cercanos.

Kaien aceptaba todos los regalos con una gran sonrisa, aliviado por toda la ayuda y apoyo que les daban, y cada día con más ganas de tener al pequeño o pequeña entre sus brazos; pero Yagari no, él no estaba disfrutando tanto como le gustaría del embarazo de su marido, él deseaba qué ambos buscaran por sí mismos los útiles de su bebé, después de todo era suyo, pero por mucho qué hablara con Kaien sobre esto, él solo le miraba y con una sonrisa le decía, “Tú no te preocupes por eso, ya podremos disfrutar de comprarle cosas cuando nazca, por ahora, solo disfruta de tenerlo aquí.” y acto seguido le agarraba la mano para colocarsela en el vientre abultado.

Era un tanto difícil disfrutar del bebé cuando pasaban casi todo el día separados por culpa de las misiones, las cuales Kaien seguía insistiendo en ir pese a la preocupación y advertencias de Yagari. Y las pocas veces en las que se encontraban juntos, tenían invitados en casa para ver a Kaien y su embarazo.

Por si fuera poco delicada la situación, los vampiros habían empezado a moverse de forma más descubierta, en las noticias empezó a hablarse del surgimiento de una nueva secta, la cual los forense llamaban “Sanguisuga”, ya que drenaban a las víctimas de toda su sangre a través de dos pequeños orificios en el cuello, imitando a los vampiros de las leyendas. La policía especulaba de cara al público que vendían esa sangre en el mercado negro a cambio de grandes cantidades de dinero, pero los altos cargos sabían la verdad, ya que colaboraban con los cazadores de forma secreta para mantenerlos en la oscuridad.

Con dichos ataques, las misiones se incrementaron, y con ellas el tiempo de separación entre Kaien y Touga, y la preocupación de este último por el bebé y su pareja.

-¡Tougaa! ¿Estás en casa?- preguntó Kaien al entrar por la puerta cerca de las once de la noche.

La luz de la cocina era la única encendida, pero además de eso no se oía ruido alguno, con paso cauteloso el rubio se acercó a dicha estancia y al entrar vio a Yagari llenando dos platos con la cena de esa noche. El azabache llevaba una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones de chándal grises, y por encima de estas estaba el delantal amarillo de girasoles que había comprado Kaien.

-Llegas tarde.- fue la única respuesta del menor antes de recoger todo y sentarse a comer, Kaien dejó las cosas en el suelo y se sentó delante para empezar a comer en silencio.

-Sabes, hoy he ido a ver al doctor y me ha dicho que ya podíamos saber el sexo del bebé.- dijo tras dar dos bocados- Es una niña Touga ¿No es maravilloso?- preguntó con los ojos brillantes de emoción, pero al no recibir ninguna reacción ilusionada preguntó- ¿Qué te ocurre?-

-¿Has ido al médico?-

-Sí, ya te lo he dicho, sé qué no me tocaba hasta dentro de tres días, pero como pasaba cerca pensé en hacer una visita por si acaso.- volvió a explicar como si hablara con un niño pequeño.

-¿Y no pensaste que me hubiera gustado ir contigo para no sé… ¿Tal vez estar presente cuando dijeran el sexo de mi hijo? ¿O siquiera pensaste en mí cuando te dijo la noticia? ¿No podrías haberme llamado? Hubiera ido corriendo de ser necesario.-

-En verdad es hija... pero sí, supongo que tienes razón- dijo bajando cada vez más la voz- Lo siento, me emocioné demasiado y no pensé en que estuvieras a mi lado para saberlo, lo siento, pero el saber qué dentro de poco voy a ser madre o padre me tiene en una especie de nube de la que no me puedo bajar, snif... snif…-

-No es solo eso. Desde que empezó todo esto del embarazo, el único qué ha podido disfrutarlo has sido tú y solo tu, haciéndolo todo a tu manera y sin contar con mi opinión en nada, como en el tema de los muebles y los juguetes, en lo de las misiones o en el médico… todo!!- gritó levantándose de la mesa- Todo debe ser como tú quieras, pero yo también soy el padre de esa niña, también tengo derecho a decir algo en todo esto ¿No?- suspiró- Estoy cansado… cansado de ser el último en enterarme de las novedades del niño, de ser el único que se preocupa por vuestra seguridad cuando haces lo que te dá la gana y te vas a misiones peligrosas, cansado de ser el malo de la película frente a otros cuando te digo que no hagas algo que puede ser dañino para tí y/o el bebé…- alzó el rostro y lo miró a los ojos- Y es en momentos como este cuando me pregunto si esto seguirá así una vez nazca ella, si formaré parte de su vida o siquiera tendré voz en ella… - negó con la cabez y se levantó.- Se me ha quitado el apetito, hay más en la olla, por si quieres repetir.- y dicho esto se fue a la cama sin mirar atrás.

A Kaien le dolieron esas palabras, pero más que eso, lo asustaron y enfadaron, lo asustaron por el comportamiento brusco y despectivo hacia su estado, le dio miedo de que lo rechazara a él y a la niña una vez naciera esta, y le enfadó el hecho de que Yagari no estuviera tan feliz como él por el embarazo.

“Es cierto que he actuado mal, debí esperarlo, pero tampoco era para ponerse así, hasta me disculpé. Él debe entender que me haga más ilusión a mí, por llevar a nuestra hija dentro mío, y que por ello haya algunas veces en que me ilusione demasiado como para olvidarme de todo lo demás que no sea esta pequeña.” se miró su vientre de cinco meses “No te preocupes, mi pequeña Naomi, papá te cuidará y te protegerá de todo, incluso del carácter violento de tu padre. No dejaré que te pase nada malo” se abrazó el estómago, el cual rugió a los pocos segundos haciendo reír a Kaien.

-Ya veo, tienes hambre ¿eh? Bien, pues papá te alimentará- cogió su plato y dijo- ¡Itadakimasu! - “De seguro qué mañana por la mañana ya se le ha pasado el enfado”

A la noche siguiente…

-¿Entendeis el riesgo de esta misión?- preguntó el Presidente sentado desde su asiento y vestido con un hermoso yukata violeta.- Esta noche se decidirá el futuro de esta Asociación, tras este golpe simultáneo debemos derrotar a este grupo de sanguijuelas antes de qué ellos nos descubran a los humanos, si no lo logramos… bueno, que dios nos ayude.- se levantó ante la gran cantidad de hombres y mujeres arrodillados ante él- Marchaos y conseguid la victoria cueste lo que cueste.

-¡¡Sí!!- gritaron todos antes de retirarse.

-No deberías haber venido- dijo Yagari en medio de la carretera con dirección a una de las principales bases de ese grupo tan organizado.- ¿Es qué acaso no te enteraste de nada de lo que te dije ayer?-

-¡Basta ya, Touga!- gritó Kaien en el asiento del copiloto- Por supuesto que entendí lo de ayer, pero no por ello voy a retirarme del campo de batalla, al menos no hasta que sea el octavo mes de embarazo, el feto está estabilizado, y el riesgo de aborto es mínimo, con lo cual está bien.-

-¿Octavo mes? Estás loco Kaien, yo ya habría dejado de venir, en tu estado no deber-

-¡No estoy inválido ni enfermo Touga!- gritó exasperado- Solo estoy embarazado, y si digo que puedo hacer algo, es que puedo hacerlo, no necesito que me digas qué no puedo, solo tienes qué animarme.- gritó exasperado por la insistencia del azabache en su delicado estado.

-Allí arriba no podré protegerte.- dijo serio y con la vista fija en la carretera.

-Tampoco lo necesito, soy un cazador de élite, el legendario Vampiro sin Colmillos, nadie podrá derrotarme.- sentenció el rubio con la mirada perdida entre el denso bosque que se abría ante ellos.

-Eso espero.- contestó Touga antes de pisar el acelerador con dirección a la montaña.

Nada más aparcar el coche en un mirador se separaron, Yagari se fue por la zona norte y Kaien por la zona este, el uno enfadado con el otro por la reciente discusión del coche. Yagari llegó a una antigua masía de ladrillo situada entre medio de los árboles, abrió la puerta principal con extremo cuidado y tensión, alerta a cualquier sonido y con su arma en alto, cargada y lista para disparar.

El interior estaba oscuro y vacío, con solo unas cortinas blancas, destrozadas, meciéndose al son de la brisa, de pronto, la puerta se cerró tras él creando un gran estallido, se giró de golpe, y justo en ese instante decenas de seres cayeron del techo, las puertas que llevaban al piso superior se abrieron revelando también  a más de esos seres y en lo único qué pudo pensar Touga antes de empezar la batalla fue “¡Kaien!”

Este por su parte, caminaba con cautela entre las ramas y arbustos del bosque, sentía su cuerpo pesado y cansado a causa del bebé, y también se había percatado de sus lentos y cada vez más débiles ataques en misiones anteriores.

Decir que no estaba preocupado sería una broma de mal gusto, pero tampoco quiso quedarse en casa después de la discusión con Touga el otro día, no quería demostrarle cuánta razón tenían sus palabras sobre su estado.

-Vaya, vaya, mira lo que tenemos aquí, querido hermano.- dijo una suave y aterciopelada voz de entre medio de los árboles, y un joven de atractivo físico y cabellera castaña salió de entre la negrura del bosque, un noble.- el poderoso cazador ha caído en la trampa del murciélago, jajajaja-

Y antes de que pudiera reaccionar, una esfera de fuego salió de entre los arbustos e impactó en su pierna, por suerte pudo esquivar el siguiente ataque del vampiro frente a él, y así inició una larga y cansada batalla entre dos nobles contra Cross.

Las patadas y puñetazos parecían volar por el aire, y Kaien apenas podía esquivarlos, con lo cual mucho menos devolver los ataques, toda la energía absorbida por el embarazo se mostraba a hora, poniendo su vida y la del bebé en peligro.

“¿Dónde estás Touga?” pensó con desesperación por un momento, el cual fue aprovechado por el vampiro del fuego, un joven de cabellera rubia como el oro y ojos grises como la plata, atravesara su estómago de una estocada con el brazo y la alzó hasta su pulmón derecho destrozando costillas, venas, órganos y músculos en el proceso.-¡¡Aaaaaaahh, Tougaaaaaa!!- gritó más por miedo qué por dolor, miedo de perder a su pequeña.

Cayó de rodillas con sus brazos envueltos alrededor de su estómago, su sangre brotaba de esa enorme herida, y por un momento Kaien pensó que tal vez no lo lograría, pero tras oír un disparo no muy lejos de su posición se permitió sonreír débilmente.

En otra zona del bosque…

Los disparos resonaban contra las paredes, sin errar un solo tiro, Yagari fue convirtiendo en polvo a todo aquel que se cruzara en su camino, justo cuando acabó con el último de esos seres se permitió respirar, y apenas unos segundos después, un grito resonó por todo el bosque.

-¡¡KAIEN!!- gritó y salió corriendo de la masía.

Corrió tan rápido como le permitían sus piernas, las ramas de los árboles golpeaban su rostro, y las raíces sobresalidas le hacían tropezar por culpa de la oscuridad y su pánico corriendo por las venas. Un hielo recorrió su columna vertebral de arriba abajo ante el pensamiento del posible estado de su pareja, débil por el embarazo y cabezota como él solo.

El olor cobrizo de la sangre invadió sus fosas nasales, y el miedo se acrecentó junto a su paso; al llegar a ese pequeño claro del bosque, su visión pasó a ser roja, su pareja estaba en el suelo ensangrentado, y sobre él dos vampiros nobles riéndose de su condición, sin pronunciar una sola palabra, alzó su escopeta y disparó.

La bala impactó en el cráneo del vampiro castaño convirtiéndolo al instante en cenizas, cosa que detuvo la risa del otro, pero siquiera antes de que pudiera formular una sola palabra, otra bala lo convirtió también en cenizas.

-¡¡KAIEN!!- gritó hasta situarse junto a él. El rubio se desangraba por momentos, y el pánico de Yagari se incrementaba cada segundo- Vámonos de aquí.- dijo antes de alzarlo al estilo nupcial y correr en dirección al coche, una vez allí, colocó con extremo cuidado a Kaien en el asiento trasero y se sentó frente al volante.

-T-Tou-ga, sa-sál-l-valo, por fa-vor- susurraba Kaien mientras se agarraba el vientre ensangrentado.

-Calla, calla, os salvaré a los dos, lo prometo, en cuanto lleguemos al hospital estaréis bien, pero ahora calla.- dijo mientras arrancaba el coche y pisaba el acelerador.- Estaréis bien, estaréis bien- repetía una y otra vez, pero no estaba seguro de si lo decía por ellos o para sí mismo.

El sonido de la camilla y las voces de los doctores inundaron el área de urgencias, se iluminaron diversas luces qué Touga no supo identificar, su mente estaba perdida, y su mirada fija en la figura rubia colocada sobre la camilla, aquella que teñía las sábanas de color rojo con su sangre y que se tornaba más pálida a cada segundo.

El tiempo parecía pasar tan lento para él, que ni siquiera todo el movimiento a su alrededor le hacía cambiar de parecer, siguió la camilla por un pasillo, pero varios doctores detuvieron su camino, intentaban explicarle que no podía seguir con su pareja y que debía calmarse, Yagari había entrado en fase shock, no podía pensar en nada que no fuera Kaien, y por ello tuvieron qué darle un calmante y sentarlo en una sala vacía.

-Yagari-san- dijo un doctor, el cual iba vestido con una bata verde oscuro, un cirujano. Yagari alzó el rostro esperanzado, y sus ojos brillaron con cientos de preguntas, tantas que el doctor le detuvo antes de que empezara a hablar.- Por favor, cálmese, ahora mismo no puedo decirle mucho del estado de su esposo, solo que es crítico.- se lamió los labios- Debe tomar una decisión Yagari-san-

-¿Una decisión?- preguntó el azabache con voz queda.

-No podemos salvarlos a ambos.- sentenció el médico- El feto ha sido muy dañado, sobretodo en su zona craneal, y la herida de su esposo tampoco es nada sencilla de sanar, casi parece como si estuviera mandando todas sus defensas al feto, pero si sigue así morirá.- Yagari se sentó- Yagari-san ¿Qué hacemos?- preguntó- Si no hacemos algo en este mismo instante los perderemos a ambos.-

-¿Podrá tener niños?- preguntó con voz temblorosa y rota- Mi marido, todo lo que siempre ha deseado ha sido ser padre, si le quitan el niño se morirá en espíritu, y más si luego no puede volver a tener ninguno.- miró al doctor.- Sé que suena horrible, dadas las circunstancias, pero si esa niña muere, si mi hija muere ahora en favor de mi marido, tienen que asegurarme de que no será en vano, y no será la única.- los ojos le brillaban por las lágrimas retenidas, se volvió a sentar en la silla y miró al suelo, y el doctor lo miró a él, entristecido y comprensivo.

-Por supuesto, su esposo será capaz de concebir nuevamente después de la recuperación, y no se preocupe, Yagari-san, no soy quien para juzgarlo por esa pregunta, menos en una situación como esta- dijo seri, y tras un breve silencio preguntó.- ¿Yagari-san?-

-Salven a mi marido.- dijo con voz apática mientras sus lágrimas caían al suelo, y justo después de oír la puerta al cerrarse se permitió llorar libremente- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…- lloró desconsoladamente- Lo siento Kaien… lo siento, mi niña… mi pequeña… lo siento mucho…-

Horas después…

El pitido constante de las máquinas fue lo primero que escucho, y tras ello la devastadora noticia sobre su hija, en ese instante, Kaien sintió como el mundo se derretía a su alrededor, como las personas desaparecieron y el tiempo se detenía por completo; su corazón dejó de latir, sus pulmones no recogían aire, y la sangre se le congeló, todo a la vez, pero la única frase que su mente guardó fue :

“Su esposo fue el que decidió… su esposo fue quién lo decidió… su esposo… su esposo…”

Yagari había asesinado a su niña, a su propia hija, y no le importaron los motivos ni las circunstancias que lo llevaron a tomarla, él solo la mató, se la quitó y lo dejó solo, sin nada, lo mató en vida…

-Kaien… por favor, perdóname, no sabía qué debía hacer en ese momento y…- Touga, desesperado, fue a cogerle la mano, pero se detuvo al ver como el rubio se negaba.

-Asesino- susurró- Asesino, asesino, asesino, asesino, asesino, asesino, asesino… ¡¡ASESINO!!- gritó, y cuando se acercó para tocarlo de nuevo dijo- ¡¡ALÉJATE DE MÍ, MONSTRUO!! ¡¡MATASTE A TU PROPIA HIJA!! ¡¡ASESINO, NO VUELVAS A ACERCARTE A MÍ NUNCA MÁS!!- Se alteró demasiado, tanto que los médicos tuvieron que anestesiarlo y obligaron a Yagari a retirarse, salió en silencio del hospital y se sentó en el coche, con la cabeza oculta tras sus brazos.

Había quedado destrozado ante las palabras de Kaien, y dudaba que algún día lograra recuperarse de ellas, porque él tenía razón, era un asesino, y lo qué es peor, el asesino de su propia hija.

Fin del Fash Back

-Sé que jamás me perdonarás por mi comportamiento aquel día, y tarde me di cuenta de la situación en la que te encontrabas, pero debes entenderme, mi hija había muerto y de una forma horrible… y yo lo pagué contigo… lo siento- lo miró con lágrimas en los ojos.- Fue aquel hecho el fin de nuestra relación.- dijo triste y con la vista baja.

Yagari, que había estado en silencio hasta el momento, recordando esos meses con Kaien, la muerte de su hija… todo, abrió los ojos y se puso de pie.

-Te equivocas, Kaien.- y tras esas palabras se marchó en dirección a la enorme mansión, dejando en su mente todos los recuerdos posteriores a ese día para otra ocasión, habían sido bastantes recuerdos por una noche- Aquello solo fue el principio del fin.-

 

Notas finales:

Y así es como empezó todo entre ellos... ¿Qué habrá querido decir Yagari con eso? ¿Qué pasó después de aquello?

Todo eso y más... en los próximos capitulos.

Besos.


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