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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Hola a todos, lamento mucho la tardanza y haberos preocupado por si iba a seguir o no, la respuesta es sí, pero desde el mismo julio que no escribo nada.

Este último mes me lo he pasado estudiando para la Selectividad de septiembre, y después de los exámenes he necesitado un break de todo para descansar las neuronas, pero ya estoy de vuelta, y aseguro que, a menos que me mueraa (Dios no lo quiera) nada ni nadie me hará dejar el fic.

Puede que algunas veces tarde más en actualizar, pero si eso pasa, en el siguiente capitulo explicaré el por qué, así que tranquilos, que ya estoy de vuelta.

PD: Me tuve que volver a leer el fic porque no me acordaba de nada de lo qué había escrito (^-^)

Espero que os guste.

El cantar de los pájaros era lo único que se escuchaba, los cálidos rayos de sol acompañaban a la brisa matutina recordando a todos los ciudadanos la llegada del otoño, y entre los restos de la niebla matinal, empezaban a verse cada vez más coches por la carretera.


Todo era perfecto, el día ideal para ir a una cita especial con la persona que amabas, sin embargo...


-Ejem, otou-san ¿No tenías una reunión dentro de una hora?- preguntó Zero arrastrando la voz y con una venita haciendo <tic, tic> en su frente, a la vez qué dirigía una falsa sonrisa al vampiro posado junto a él- Si no te vas ya, llegarás tarde y empezarán sin tí.-


-La junta no empieza hasta que el director este presente, y yo soy dicho director, con lo cual no debes preocuparte, la junta no empezará por mucho que me retrase.- contestó sereno y peinándose el cabello hacía atrás.


-Ya veo…- fue lo único que atinó a responder el peli plata. “¿Por qué de entre todos los días tenía que quedarse hoy? Como si no fuera a tener más citas…” pensó enfurruñado, pero a los pocos segundos, y tras repasar su último pensamiento, enrojeció. “¿En qué diablos estoy pensando? ¿Ni siquiera he empezado esta cita y ya estoy pensando en una próxima? Definitivamente me estoy volviendo demasiado cursi...” y se cubrió los ojos con el brazo antes de dejar escapar un imperceptible gemido.


Aunque no tan imperceptible para Sors, pues nada más ver la sonrojada tez de su hijo y escuchar ese pequeño quejido, su ceño se profundizó y su mandíbula se apretó. Definitivamente iba a tener una charla con el azabache antes de que se fueran, a solas. “Ya está todo preparado para cuando llegue.” pensó con una minúscula y oscura sonrisa a la vez que fijaba su vista en el reloj de muñeca. “Las 10:01 am, además de descarado, impuntual. Que soberbio eres, Noctis Lucis Caelum.”


-Espero que no estés pensando en lo que creo que estás pensando.- comentó el sangre pura sin dirigirle ni siquiera la mirada y Zero pegó un pequeño brinco ante la voz de su padre.


-¿Y en qué se supone que crees que estoy pensando?- preguntó complicando la anterior acusación de Sors.- Porque si dices que lo sabes, bien podrías decírmelo.- retó, tanto con sus palabras como con la mirada, a la cual respondió Sors con la misma intensidad.


-En cierto individuo de ojos azules y cabello azabache, sucesor de una antigua línea de sangre vampírica y heredero único a la corona de Lucis.- respondió neutral, pero Zero que ya conocía al hombre, notó el tono oscuro con el que habló.- ¿Me equivoco?- acabó dedicandole una mirada afilada a través de sus gafas.


-¿Y- y qué tiene de malo?- preguntó sonrojado- ¡¡Somos novios después de todo!!- gritó.


“En serio, maldita sea la hora en que se me ocurrió decirle a Sors sobre la estúpida cita.”


Flash Back


Noche anterior… 22:36 pm...


-Te ves algo distraído esta noche, Zero.- comentó Sors mientras tomaba un sorbo de café, levantó la vista de los últimos informes que le quedaban por revisar y miró a Zero.- Normalmente estás más entusiasmado con los postres de Marcus.-


Este estaba con la mejilla derecha recargada en su mano mientras con la otra se llevaba una cucharada de sorbete a la boca, sin mucho ánimo. Su mirada estaba perdida en algún punto fijo sobre el mantel de seda blanca de la mesa, y el que no hubiese bufado o mostrado reacción alguna al comentario del mayor, afirmaba su punto.


-Zero… ¡Zero!- dijo un poco más alto llamando, esta vez si, la atención del menor, el cual parpadeó sorprendido antes de llevarse la cuchara, al fin, a la boca.- ¿Se puede saber qué te ha ocurrido?- afiló su mirada- ¿Ha sido Noctis?- y al ver el sonrojo que se instalaba en el rostro del peli plata, mil ideas de asesinato pasaron por su mente, aunque no demostró nada en su expresión facial.


-Mmm…- asintió con la cuchara aún entre sus dientes.- Algo así…- y al ver el brillo oscuro en los ojos carmesí del vampiro, se apuró en añadir.- No ha sido nada malo, solo… raro ¿Supongo?- dijo pensativo- Nunca me habían propuesto una cita de la forma tan... “peculiar” como lo ha hecho Noctis esta mañana.- y tras salir la última vocal de sus labios se arrepintió de sus palabras.


Sors estaba callado y sentado de forma erecta en la silla, su rostro no expresaba emociones, pero su mente estaba hecha un tornado, repitiendo una y otra vez las palabras que su hijo había pronunciado apenas unos instantes atrás.


-Supongo que habrás rechazado la propuesta- dijo una vez había recuperado algo de calma.


-¡Por supuesto que no!- gritó Zero sorprendido- Creí que ya habías superado el asunto sobre mi relación con Noctis, otou-san- dijo estrechando los ojos, y pudo apreciar como se tensaba de forma casi imperceptible, la mandíbula del oji rojo.


-Superar es un término demasiado contundente, Zero, más bien podría decirse que había llegado a un entendimiento con vuestra relación, pero en absoluto está aceptado y asentado ese hecho.- respondió de la forma más suave posible- Es el deber de un padre el no aceptar a la pareja de su hijo hasta que este no demuestre que es digno de su confianza, cosa que jamás pasará, con lo cual puedo no entrometerme en tu relación con su alteza, pero eso no significa que la acepte.-


-En serio que eres tozudo.- resopló Kiryuu- Bueno, pues si eso es todo me voy a la cama.- dijo mientras se levantaba de la mesa para dirigirse a las escaleras.


-¿A qué hora y dónde habéis quedado? ¿Adónde iréis?- preguntó el doctor ganándose una mirada sospechosa del peli plata.- Simplemente por… curiosidad.-


-Creía que no eras uno de esos vampiros cotillas de mercado, Sors.- respondió burlón el menor y con los brazos cruzados sobre el pecho.


-Según las leyes de Insomnia, no serás mayor de edad hasta los 20, y tienes 19, con lo cual todavía estás bajo mi cargo y cuidado, y debo saber dónde estás por si sucede alguna emergencia.- comentó en un tono serio y desinteresado. “Dependiendo al sitio que vayáis podré decidir si es bueno que vayas o no.”


-Estará Noctis conmigo, y él sí que es mayor de edad.- replicó, pero al ver la actitud amenazadora del castaño gruñó y dijo- Hemos quedado a las 10:00 am, vendrá a buscarme a casa, pero no tengo ni idea de a dónde me llevará.-


-¿No te lo ha dicho?-


-¿Qué gracia tendría decirme dónde vamos si me quiere dar una sorpresa?- respondió con otra pregunta irónica, y al ver a su padre sopesar sus anteriores respuestas suspiró- Buenas noches, Sors.-


Fin Flash Back


“Pero nunca imaginé que se quedaría a esperar conmigo, maldita sea.” pensó cansado antes de llevarse los dedos a la frente y soltar un suspiro.- Si es que solo a mí no se me ocurre que algo como esto podía pasar…- se lamentó.


-¿Has dicho algo?- preguntó el mayor, a pesar de que había oído perfectamente a su hijo.


-Que espero que Noctis llegue pronto.-


Y ni pasados 2 minutos de decirlo, el ruido de un motor se escuchó detenerse en la calle, justo enfrente de la puerta de la casa Aevum, ambos vampiros se enderezaron de su posición relajada y empezaron a andar, sobretodo Zero unos pasos delante de su padre; y al salir a la calle se sorprendió al encontrarse con el impresionante y fastuoso Lamborghini Aventador LP700-4 de Noctis, con el susodicho apoyado en el costado del monstruoso vehículo.


-¿Acaso quieres dar el cante?- preguntó Zero con una venita palpitante en su frente.- ¿No tenías algo menos llamativo?- y se cruzó de brazos.


-No sé a qué te refieres ¿Es por mi ropa?- preguntó mientras se miraba, llevaba una camiseta blanca de tirantes rota con la frase “I fuck you, baby” unos pantalones finos de color negro ajustados con bambas del mismo color y con pequeños detalles plateados Te aseguro que no llevo nada que baje de los 200.- dijo con una sonrisa que podía interpretarse de cualquier forma excepto de inocente.


-Ese es uno de los problemas- contestó de brazos cruzados y dirigiéndole una mirada acusadora a él y al coche.- En fin…-


-Zero ¿Puedes ir a cogerme unos papeles que me he dejado encima de la mesa?- dijo Sors de repente, el peli plata frunció el ceño.


-¿Y por qué no vas tú?-


-Zero, son muy importantes, así que, por favor, no me hagas repetirlo.-


-Si tu lo dices…- se volvió a Noctis, el cual lo miraba divertido- Enseguida vuelvo.- y dicho eso salió corriendo.


-Claro, yo no voy a moverme de aquí- comentó el príncipe- Buenos días Sors, Zero me dijo ayer que tenías una importante reunión hoy ¿No vas a ir? O ¿Simplemente quieres ponerme el toque de queda?- preguntó burlón.


-No juegues conmigo, alteza, porque puedo ser un temible enemigo- dijo con voz suave como la seda y cargada de veneno, se acercó al azabache hasta estar a dos palmos de su rostro- No sé qué te traes entre manos, Noctis, pero si me entero de que mi hijo sufre, ya sea física, mental o sentimentalmente… lamentarás cada segundo del día, por el resto de tu vida, el haberle herido.- amenazó.


-Nunca ha pasado por mi mente, ni pasara, jamás, cualquier pensamiento o acción que puedan dañar a Zero, y eso es algo que puedo prometerle, Sr. Aevum- contestó firme y con sus ojos zafiro plantandole cara a los rubíes del mayor.


-Eso espero, su alteza, eso espero. Porque no pienso volver a permitir que nadie le haga daño.- dijo en voz baja pillando por sorpresa al príncipe, pero justo cuando iba a preguntar de qué estaba hablando...


-¡Aquí tienes, Sors, tus papeles!- dijo Zero a sus espaldas, pero en cuanto vio la proximidad entre esos dos, frunció el ceño y se cruzó de brazos- Vale ¿Alguien me va a decir que está pasando aquí?-  


Ambos hombres encubrieron rápidamente sus emociones tras su característica máscara de sociedad, Sors ocultó su nerviosismo al ser descubierto por su hijo bajo un rostro serio y carente de cualquier emoción, mientras que Noctis sonrió de esa forma tan falsa y frívola que utilizaba cuando quería desviar el tema.


-Noctis…- gruñó, pero este solo se colocó detrás suyo y, con un brazo rodeando su cintura, lo encaminó a la puerta del copiloto.


-No es nada, Sors y yo solo discutimos sobre qué-


-A las 22:00 pm te quiero en casa, Zero.- le interrumpió el castaño oscuro.


-¡¡¿QUEE?!! ¡Pero si cuando trabajaba en la panadería me dejabas estar más tiempo fuera!- gritó indignado, lo cierto es que iba a ser su primera cita, y quería pasar el día entero con Noctis- A las 00:00 am estoy de vuelta, lo prometo.-


-Antes no tenías pareja, ni salías con nadie- se limpió sus gafas colgadas del bolsillo de la americana- Y a las 22:00 pm aquí, si no, no volverás a salir.- sentenció.


-Pero eso no es jusmmmfh- Noctis lo calló con su mano enguantada y con una sonrisa respondió.


-Ni un minuto más tarde, entendido, gracias Sors.- y dicho esto se metieron en el deportivo antes de que el motor arrancara a toda velocidad.


-Bueno, ha ido mucho mejor de lo que esperaba.- confesó Noctis con una sonrisa a Zero, el cual seguía mirando por el espejo retrovisor la distancia cada vez más grande entre ellos y su casa.


-¿Mejor de lo que esperabas?- dijo con el ceño fruncido y volteándose a mirarlo solo para encontrarse con el rostro sonriente y divertido de Noctis.- No sé por qué me sorprende.- se cruzó de brazos.- Pero podrías haberte negado a volver a esa hora, después de todo, ya soy bastante mayorcito como para que Sors me imponga un toque de queda, y tú eres el príncipe, podrías habérselo dicho.- Noctis lo miró con una tierna sonrisa.


-Podría haberlo hecho, cierto.- le dio la razón, pero antes de que Zero pudiera decir nada prosiguió.- Pero no quise hacerlo. Ya empezamos con mal pie en nuestra relación con tu padre, bueno, en verdad fue culpa mía; no debería haber hecho ningún movimiento hasta pedirle permiso a tu padre y exponer mis intenciones, por eso ahora quiero enmendarlo y darle a entender que esto no es solo un romance de verano, sino que quiero que signifique mucho más.- explicó, emocionando a un sonrojado Zero, el cual sentía latir tan fuerte a su corazón que temía que Noctis también lo oyera- Además, no puedo faltarle el respeto a mi futuro suegro ¿Puedo?- preguntó divertido antes de reír.


-Noctis… ¡Idiota!- contestó el peli plata con una enorme sonrisa en el rostro. Y tras unos minutos de silencio, preguntó.- ¿A dónde vamos?-


-Secreto.- fue lo único que recibió.


Hora y media después…


El sonido del motor se detuvo frente a una sencilla cabaña de madera, los altos y frondosos árboles de hoja perenne rodeaban toda la zona dando una agradable sensación de paz y tranquilidad; el canto de los pájaros y el corretear de los roedores llenaba el bosque y resonaban entre las hojas, y los suaves rayos de sol creaban una luz verdosa gracias a su paso por entre las ramas.


-¿Dónde estamos?- preguntó Zero nada más bajar del coche, y Noctis le agarró de la mano llevándolo a esa pequeña cabaña con una sonrisa.


-Nos encontramos en la zona noroeste del reino, a una hora de la capital. Este bosque se conoce como Alyure, un lugar donde se dice que los Seis venían para meditar y entrar en contacto con la naturaleza, pero no se sabe si es cierto.- comentó.- Hay restos de magia en todos y cada uno de los rincones de este bosque, así que hay quienes afirman que esa magia pertenece a los Seis, y quienes lo niegan y dicen que son los restos de magia del Cristal, pero como ya te he dicho, no se sabe con seguridad. Los estudios han demostrado que esos restos de magia son muy antiguos, pero no especifican cuanto, y tanto el Cristal como los Astrales son seres muy antiguos.-


-¿Seres? ¿El Cristal también se incluye como un ser?- Noctis lo miró con una suave sonrisa, pero mirada seria, determinando que hablaba muy enserio.


-Sí, el Cristal fue entregado por los Astrales a los vampiros y mortales que existían en Eos; es un ente vivo, Zero, tiene conciencia y voluntad propia, podemos usar su magia y conocimientos porque él nos lo permite, pero nadie puede abusar de él o imponer su voluntad sobre la suya, no sé exactamente qué puede pasar, ya que nunca ha sucedido, pero sin duda no será agradable.-


Zero se quedó callado procesando toda esa información, y al final llegó a una única conclusión. “Definitivamente he de empezar a estudiar la historia de este mundo si quiero entender algo de lo que me dicen.” y justo cuando iba a volver a preguntar, alguien lo interrumpió.


-¡Su alteza!- frente a ellos, un joven de unos 15-16 años, de cabello castaño claro recogido en una coleta baja y grandes ojos pardos; iba vestido con unos pantalones grises oscuros y una camiseta de manga corta de un color marrón arena con el logotipo de un oso con manchas púrpuras y naranjas.- E-es un honor tenerlo con nosotros de nuevo, su alteza.- dijo e hizo una reverencia.


-Buenos días Lidyan.- dijo con su típica voz principesca, enderezando su postura y fingiendo aburrimiento mientras miraba el paisaje, pero en sus ojos se podía discernir un brillo divertido.- ¿No está tu padre?-


-N-no, él salió esta mañana temprano al pueblo, con lo cual me ha dejado a mí al mando.- respondió con orgullo, y fue entonces que se percató de la presencia del peli plata.- ¡Ah! ¡Usted es-!- y en un parpadeo, el joven estaba situado justo enfrente de Zero, con sus grandes ojos brillando emocionados y lanzando estrellitas imaginarias- ¡Kiryuu Zero!-


-¿Me conoces?- preguntó Zero con una gotita cayendo por su sien, en parte confundido por el comportamiento del joven y en parte agobiado por el mismo.


-¡Por supuesto! No hay nadie en Lucis que no conozca al guardia personal de su alteza real, el vampiro de menor categoría que posee la fuerza para doblegar al príncipe en menos de un instante; el que es capaz de controlarlo con un solo chasquido de su pistola o una mirada asesina.- decía cada vez más emocionado, mientras que Zero cada vez se hundía más ante la imagen que tenían de él- Y no solo eso, has sido la única persona que ha hecho retroceder a la primogénita de los Adamantem, el único que se a atrevido a insultarla y pelear contra ella por el amor de su alteza. Es tan genial-


-No sé dónde ves tú lo genial- murmuró Zero de forma apesadumbrada.


Noctis miraba la escena divertido, realmente amaba ver a Zero comprometido e incómodo, era uno de esos pocos momentos donde el joven oji amatista dejaba ver un atisbo de debilidad en su coraza.


-Lidyan.- dijo llamando la atención del menor- ¿Está todo preparado?-


-¡Sí! ¡Por supuesto!- contestó animado y salió corriendo a la cabaña- Síganme, por favor.-


-¿Preparado el qué?- preguntó Zero bajito, y Noctis solo sonrió altivo.


Al final resultó que debían vestirse con un traje de camuflaje, botas, unas coderas, rodilleras, guantes y un chaleco negro. Una vez listos tanto Noctis como Zero salieron del pequeño vestuario donde los habían metido y se dirigieron, o más bien Zero siguió a Noctis, hasta un pequeño claro de unos 10 metros cuadrados; allí los esperaba Lidyan con dos grandes cajas plateadas.


-Bueno ¿Desea explicarlo usted o lo hago yo, su alteza?- Noctis asintió brevemente y Lidyan sonrió antes de volverse a Zero.- ¿Ha jugado alguna vez al Paintball?-


-He oído hablar de él.- contestó, y Lidyan asintió, se giró y abrió las cajas revelando dos grandes pistolas negras con distintos cartuchos cada una, a Zero se le iluminaron los ojos y Noctis, tuvo que disimular una risa bajo un ataque de tos al ver la adorable expresión emocionada en el rostro de su amado cazador.


-Bueno, el juego es simple.- empezó a explicar el joven- Normalmente se juega en equipos más numerosos y ellos compiten entre sí para eliminarse, pero como solo están ustedes dos lo cambiaremos un poco.- asintió para sí mismo.- Antes de nada, déjenme explicarles como se dispara y como funcionan las armas. Estas disparan balas de pintura, pero tranquilos, no hieren, deben apuntar a su objetivo y marcarlo en cualquier parte del cuerpo. Y entonces- dijo alzando un pequeño aparatito que colocó a cada uno en el chaleco.- este pequeño marcador, conectado al traje en si, irá marcando las veces que el sujeto ha sido golpeado. ¿Alguna pregunta? ¿No? Bueno, pues ahora pasemos al juego, cuando estén preparados sonará una sirena dos veces en tres minutos, esta marca el tiempo qué tienen los jugadores para correr y esconderse por el bosque, después de 10 minutos sonará otra sirena que marcará el inicio del juego y la persecución. Es importante que entiendan que durante esos 10 minutos está prohibido disparar. Y por último, tienen todo el día para jugar, hasta las 21:00 pm que es cuando cierra el parque.- informó el más joven, pero al ver que ninguno de los dos preguntaba nada asintió y dijo.- Voy a preparar la sirena, escojan un arma y prepárense, el arma de la derecha lleva pintura azul, y la de la izquierda morada; yo estaré en la cabaña hasta que vuelva mi padre, si tienen cualquier problema o lo que sea no duden en venir a preguntar. Espero que disfruten de la experiencia, sobretodo usted, Kiryuu-san.- y dicho eso se fue.


-¿Y bien? ¿Qué opinas?- preguntó Noctis una vez Lidyan ya no estaba, pero al no recibir respuesta volvió a mirar a su novio- ¿Zero? ¿Q-?- Zero miraba fijamente el entorno, analizandolo y grabandolo a fuego en su mente, con el cuerpo tenso y los sentidos alertas. “Al parecer el juego ya ha empezado para él” pensó con una sonrisa “Me pregunto que clase de pensamientos estarán cruzando por esa cabecita.”- Me pido el arma con pintura morada.-


-¿Por qué?- preguntó Zero al escuchar la pregunta, y Noctis sonrió al tener de nuevo la atención del más bajo, se acercó y se inclinó hasta posar sus labios al lado de su oído derecho.


-Porque así tengo un color parecido al de tus ojos conmigo, recordándome que, a pesar de jugar en bandos opuestos, te tengo conmigo en mi corazón.- y dicho esto besó su mejilla antes de coger el arma- ¿Estás listo?- preguntó a un sonrojado Zero como si nada hubiera ocurrido.


-¡¡I-Idiota!!- gritó con una mano apoyada en su mejilla y más rojo que un semáforo.- Grrr, me las pagarás, Noctis.- gruñó mientras se armaba con los cartuchos y la pistola.


-Estoy deseando estar en tu mira- contestó a cambio con su típica sonrisa.- En serio, no puedo esperar a ser tu objetivo y ser cazado por ti.-


-Ya veremos si mantienes esas palabras dentro de unas horas- amenazó el peli plata- Nunca retes a un cazador, y menos si eres un vampiro.- lo miró con un excitado brillo en sus ojos, uno que Noctis nunca había visto.- No pienso contenerme, sanguijuela.- y tras retirar el seguro a la pistola de pintura, se adelantó al claro dejando tras de sí a un impactado príncipe.


-Zero, ¿Sabes que es solo un juego no?-


Cuando sonaron las dos primeras sirenas ninguno de los dos se demoró en correr a través de los árboles en direcciones opuestas, cada uno con sus propias estrategias en mente. Zero se alejó unos 20 m del claro antes de sentarse y revisar su arsenal; tenía dos cartuchos con 25 balas cada uno, más el que ya estaba colocado en el arma, en total 75 balas, la pistola era un poco pesada, pero tenía un buen calibre y equilibrio, miró por la mira y se alegró al ver que en verdad funcionaba y no era de mentira, sonrió, se colocó la máscara y empezó a moverse lentamente analizando su entorno.


Noctis, por su parte había decidido alejarse 40 m del claro en dirección opuesta, estaba muy confiado con el juego, pues él ya había jugado un sinfín de veces con Ignis, Prompto y Gladio, y por tanto conocía las reglas y los trucos del juego, una vez llegado a su destino, una zona realmente boscosa, se colocó en su escondite, un tronco hueco desde el cual podían verse el frente y el lado izquierdo del bosque, se acurrucó contra el tronco y esperó.


Cuando la sirena volvió a sonar, los pájaros se alzaron al vuelo, presintiendo la batalla que estaba a punto de producirse, Noctis se apegó aún más al tronco tratando de hacerse invisible, y Zero, por su parte sonrió. “Empieza la cacería.”


Empezó a correr por el bosque, esquivando ramas y hojas en su camino, saltando raíces y rocas sobresalientes, todo sin hacer ningún ruido, sus pasos lo llevaron de vuelta al claro, pero se detuvo a apenas 3 m de este, escondido entre la maleza y los árboles recordó la dirección que había tomado el azabache y calculó distintas variables.


“Hace 10 minutos cogió el camino con dirección este, a la velocidad de vampiro ha podido avanzar kilómetros desde aquí, el terreno no puede ser tan ámplio si estamos en el centro del bosque, pero teniendo en cuenta que no sé las dimensiones debo dejarlo como una posibilidad. Otra opción ha podido ser la de correr unas decenas de metros y buscar un lugar donde esconderse; el factor de conocer el terreno y haber experimentado esta situación más veces en él le favorece, pero si no tiene ni idea de lucha en campo abierto, reduce sus posibilidades de éxito.” se echó a correr atravesando el claro “ La tercera opción sería correr por los alrededores del claro y esperar a atacarme cuando pasara. Pero Noctis nunca me ha visto cazar en mis misiones, no conoce mis movimientos ni ataques, con lo cual se descarta la opción de esperar cerca de aquí y atacarme; eso solo deja dos opciones, o bien a corrido bien lejos, o tal vez se esconda en un lugar seguro hasta que yo llegue a él y entonces atraparme en algún terreno inestable.”


Con esas ideas en mente, Zero aceleró sus pasos en la misma dirección que había tomado el príncipe hasta detenerse en seco, allí, cerca de dos árboles habían huellas de botas, se acercó y comprobó el diseño, eran de la compañía de Paintball, pero lo qué le interesaba era el número, 45; y por si fuera poco, el olor de la colonia del príncipe estaba impregnada en el tronco de diversos árboles y plantas, sonrió. “Realmente no tiene ni idea de cómo esconderse.” y tras ese pensamiento siguió el rastro.


A medida que avanzaba, el olor se hacía más prominente, y las huellas más profundas, sonrió y se subió a una rama oculta entre las hojas, ya estaba cerca, sino en el lugar donde estaba Noctis, pero ahora necesitaba hacerlo salir de su escondite, ya que habían demasiados lugares en los que podía ocultarse y su astuta pareja podría muy bien descubrir sus intenciones, o al menos intuirlas. Necesitaba una distracción, y de pronto la vio, moviéndose entre las hojas de los arbustos había un cervatillo, Zero sonrió, sacó una pequeña piedra de su bolsillo y la lanzó con fuerza hacia él.


El animal, al oír el impacto de esta contra una roca se alteró y salió corriendo por el camino más o menos despejado frente a él, asustado y descontrolado empezó a bramar, se tropezó con una roca y cayó contra un grueso tronco; pero fue en ese momento, justo antes de que el pobre animal se estrellara, que unos fuertes brazos salieron de dentro del tronco y estabilizaron el cuerpo del cervatillo.


“Te encontré” pensó, apuntó y disparó.


<BANG>


El ruido asustó de nuevo al cervatillo que huyó entre los matorrales, una bandada de pájaros se alzó en vuelo al oírla, y un juramento salió de los labios del objetivo. La bala explotó en uno de los brazos de Noctis manchando su uniforme de un brillante tono azul, los cuales rápidamente se introdujeron de nuevo en el tronco y sacaron el arma.


-Eso fue un juego sucio, Zero.- dijo Noctis- Es de muy baja moral usar a un animal para cumplir tu objetivo.-


-No me vengas con ese discurso, Noctis.  ¿Nunca has oído que en la guerra todo vale?- contestó Zero aún oculto- Además, no ha sido un golpe bajo, ha sido estrategia.-


-¿Y donde ves tu la estrategia en usar un tercero?-


-En que sabía que tú no permitirías que se lastimara.-  sonrió- Tú y tu sensiblería. Sabía que no permitirías que el animal se hiriera por si solo, y tampoco que te me mostraras de frente, así que tuve que crear la situación para atraparte.-


-Ya veo ¿Es así como trabajan todos los cazadores?- dijo Noctis mientras empezaba a salir de su escondite.


-Un cazador hace lo que sea con tal de conseguir atrapar a su presa.- admitió el peliplata- Y en estos momentos, tú eres la mía.- Y tras esa afirmación, una lluvia de balas de pintura cayó sobre el príncipe, el cual se apresuró a esconderse de nuevo contra el árbol.


“Tú lo has pedido, pequeño cazador.” pensó antes de preparar el cañón y ampliar sus sentidos, sonrió al detectar la presencia de Kiryuu y desapareció en una neblina negra. Zero estaba tan concentrado pensando que tenía al pura sangre que no notó cuando este se colocó detrás suyo y le apuntó con el arma en la nuca.- Te tengo, Zero-


Ante esas palabras, el peli plata se giró sorprendido, pero antes de que este pudiera disparar, sus sentidos de cazador se hicieron cargo de la situación, se alejó del pura sangre de un salto mientras este empezaba a disparar una ráfaga de balas de pintura.


-¡No vale usar tus poderes de sangre pura, vampiro!- gritó Zero.


-¡Oh! ¿Y tú si puedes usar tus sentidos de cazador?- protestó- Eso no es justo, Zero.-


-¡Por supuesto que puedo usarlos, son parte de mí, no es algo que yo invoque como tú, sanguijuela!- y dicho esto salió corriendo a través de los árboles activando sus sentidos vampíricos.- ¡Y a partir de ahora, gana el que consiga marcar en el pecho del otro, justo en el sensor que marca el latido del corazón! ¡¿Entendido, anciano?!-


-Alto y claro.- comentó Noctis con una sonrisa antes de perseguirlo.


Estuvieron horas persiguiéndose el uno al otro y disparándose sin misericordia, aprovechando cada distracción, punto débil y momentos de sobreconfianza del otro, alternando la balanza del ganador a cada vez que se enfrentaban cara a cara, solo había cambiado una cosa, ahora ambos usaban todo su arsenal de poderes y conocimientos de batalla.


Fue cerca de las 14:30 pm que Noctis volvió a cambiar la dinámica del juego, ambos vampiros se encontraban frente a frente en una zona al sur oeste del bosque, con dicho punto del traje aún intacto, protegidos entre los arbustos y disparando de forma furtiva y precisa, más en el caso de Zero, cuando el sangre pura detuvo sus lanzamientos. Al principio, Zero pensó que el azabache estaba esperando a que él bajara la guardia para tener una oportunidad de acercarse y disparar, por ello decidió cerrar los ojos y centrarse en la posición del príncipe, pero cuando vio como este se alejaba corriendo del lugar abrió los ojos.


-¡Noctis, no huyas cobarde!- gritó antes de perseguirlo.


Pasaron a través de árboles, saltaron sobre rocas, raíces sobresalidas y pequeños arroyos, los troncos cada vez se ensanchaban más, y las hojas se agrandaban impidiendo la luz del sol, Zero seguía persiguiendo al azabache, sin perderlo de vista pero incapaz de alcanzarlo debido a que usaba una velocidad superior a la suya.


“Salió corriendo en dirección norte, y desde entonces ha girado hace 2 km a la izquierda para rodear la ladera de una de las montañas y luego ha vuelto a girar a la derecha para recuperar el mismo recorrido de antes, con lo cual vamos en dirección noroeste” localizó Zero en un mapa mental sobre el terreno boscoso “Se dirige a la parte más profunda del valle, seguramente a algún punto de suministros o a alguna trampa para acabar el juego. Pues bien, no me vencerá.”


La oscuridad iba invadiendo el camino, el cual se había convertido en un túnel de altos árboles encorvados, con sus hojas haciendo de cúpula y dando un tono verdoso al camino a causa de los rayos de sol, del suelo brotaban enredaderas que subían por los troncos y se iban uniendo de forma entretejida a medida que se alzaban, las piedras del suelo, cada vez más grandes, eran ahora rocas, algunas puntiagudas y otras más redondeadas, de un gris calizo, unas escondidas entre las zarzas y matorrales y otras en medio del terreno, más sencillas de esquivar. El camino se iba estrechando y complicando a medida que el joven peli plata avanzaba, hasta que llegó un momento donde tuvo que dejar de correr para no cortarse con las afiladas espinas de las zarzas, cosa que provocó que perdiese de vista al azabache.


“Maldito idiota ¿Pero se puede saber dónde narices a puesto la maldita trampa?” gruñó de frustración cuando su traje volvió a engancharse con una de las zarzas y tuvo que parar para soltarlo, otra vez. “En cuanto lo pille le pego un tiro, que coño, si quería jugar a Alicia el País de las Maravillas podía haberme tirado por un pozo y punto, pero no, tenía que escoger el momento en que la niña persigue al puto conejo blanco.”


Al final, y tras bastantes paradas precavidas, vió el final de aquel odioso y para nada agradable túnel natural, salió de este a rastras, ya que las zarzas habían ocu`pado tanto el camino, que se había visto obligado a echarse al suelo para poder continuar.


-Noctis, idiota ¿En qué demonios estabas pensando? Si querías hacer una gincana solo tenías que organizarlo en el gimnasio, no venir aquí para eso.- se quejaba mientras se sacudía toda la arena, seca y húmeda del traje, pero cuando levantó la cabeza, listo para encontrarse cara a cara con el príncipe y su “trampa”, se vio solo en un pequeño claro rodeado, por un lado de una alta parte de granito, perteneciente a la montaña, y por otra a la intensa y espesa arboleda de la que había escapado, en el suelo habían rocas de distintos tamaños, los más cercanos a él de tamaño medio, y los que se encontraban al pie de la montaña pasaban de grandes a gigantescos, y entre ellas, vislumbró una especie de obertura en la pared, pero de Noctis ni rastro. “Mierda que lo he perdido”


Observó a su alrededor en busca de alguna pista que lo llevara a encontrar al sangre pura, pero nada de eso le estaba ayudando, así que, maximizando sus sentidos cerró los ojos y buscó.


La energía de Caelum era débil y parecía lejana, parecía estar al otro lado de esa pared de granito, pero él no recordaba ninguna desviación del camino antes recorrido, aunque siendo sinceros, tampoco le había prestado atención. Dicho de otra forma, se había perdido, y para llegar hasta donde se encontraba el azabache tenía tres opciones: 1, regresar por el camino de las zarzas y encontrar ese otro camino para llegar hasta el príncipe; 2,esperar a que Noctis se diera cuenta de su ausencia y volviera hasta encontrarlo; y 3, buscar otro camino que lo sacara de allí.


-No pienso volver a meterme por ahí.- sentenció mirando con odio a las zarzas.- Y tampoco puedo esperar a ese príncipe idiota, así que- miró a la obertura que se encontraba entre las rocas y suspiró.- Supongo que ya se ha decidido.-


La obertura era accesible tras subir dos grandes rocas, una situada sobre la otra y repletas de otras más pequeñas que dificultaban su ascenso, pero una vez llegó a lo más alto de la segunda lo vió; al fondo del otro lado de la roca había la entrada de una cueva, sin rastros humanos anteriores, negra como la boca de un lobo y de la que parecía salir una extraña energía oscura, la cual no le inspiraba mucha confianza al cazador.


“Bueno, ahora solo queda arriesgarse y averiguar si tiene salida o no, y qué clase de criaturas la habitan” pensó con el ceño fruncido “Nota mental: no volver a perseguir a un sangre pura, y mucho menos si se llama Noctis y se apellida Caelum” y tras un suspiro de derrota, inició el descenso de la roca, se posicionó frente a la obertura y preparó su arma de paintball, dudaba que sirviera de mucho contra algún enemigo, pero prefería llevar eso que ir sin nada.


Apenas dio dos pasos y la luz del exterior desapareció, y en momentos como ese no odiaba tanto el ser un vampiro, el camino era recto y sin demasiados altibajos ni tropezones por el camino, por ahora no había ningún rastro de criaturas ofensivas, ya que los murciélagos dormidos en el techo de la cueva no contaban; siguió caminando con paso firme por el único camino que había, el cual empezaba a descender de forma suave hasta convertirse en una rampa con curvas y sin caminos ni cruces secundarios


Al llegar al fondo se detuvo en seco al escuchar un extraño sonido, casi parecía agua, un murmullo suave y el plic, plic de las gotas al caer, pero desconfiado por naturaleza, el peli plata se pegó a la pared con el arma cargada entre las manos, listo para disparar al más mínimo cambio sospechoso, avanzó poco a poco en dirección del sonido, entrando por otro túnel y girando varias veces a izquierda y derecha, solo atento al sonido y centrado en sus alrededores; hasta que lo notó, una fuerte presencia provenía del mismo lugar de donde escuchaba el agua, no supo reconocer lo que era, pero podía asegurar que era algo muy poderoso y puede que peligroso.


“Noctis, realmente te mataré cuando salga de aquí.” pensó mientras tragaba antes de continuar su camino, y apenas a unos metros del lugar antes mencionado, perdió de golpe aquella potente fuente de energía, impactado agudizó sus sentidos buscandolo, pero no lo encontró, fue como si se hubiese deshecho o teletransportado… “¿Teletransportado? Si yo lo he notado, él también ha podido… no puede ser…” abrió los ojos desmesuradamente y se volvió sobre sí mismo, y allí, en medio de ese mar de oscuridad los vio, dos grandes y terroríficos ojos rojos, brillantes como rubíes, una presencia poderosa de la cual emanaba un poder superior que impidió todos sus movimientos, un gruñido gutural y la criatura se abalanzó sobre él tirándolo al suelo.


-Sangre- gruñó una voz profunda y ¿familiar?- La sangre de Zero-


-¿Noctis?- preguntó sin aire en sus pulmones, deseando una afirmación por parte de su atacante, pero en vez de eso, notó una cálida mano acariciar su mejilla y presionar con el pulgar en una zona determinada.


-No debes dejar que tu sangre se escape Zero, eso es algo muy peligroso.- susurró con voz ronca en su oído.


-¡¿Y de quién es la culpa?!- contestó con una venita palpitante en su frente- Lo único que he hecho ha sido seguir a un estúpido sangre pura por un maldito camino de espinas ¿Qué te crees que somos, Alicia y el Conejo Blanco? Si estoy sangrando es culpa tu- calló cuando notó la húmeda lengua de Noctis pasar por su mejilla.


-Tal vez, creo que te verías muy sexy con un vestido y un delantal.- y logró esquivar el puñetazo del menor por unos milímetros.- Jajajajaja, sigueme-


Le cogió de la mano y lo condujo por un corto y estrecho pasaje, este se iba iluminando con un tono azulado a medida que avanzaban, y tras girar una esquina, los ojos de Zero se agrandaron de sorpresa. Frente a ellos se abría una gran cavidad alargada, a unos cinco metros corría el agua de un tono azul brillante antinatural, bordeado por el pavimento de roca de la cueva y con unas pequeñas enredaderas que se aferraban a los bordes del río; de las paredes de la cueva sobresalían distintas piedras brillantes del mismo tono azul que el agua; y del techo, por las grandes estalactitas resbalaban pequeñas gotas de agua que caían al agua para unirse a la corriente.


-Bienvenido a mi rincón secreto.- dijo Noctis con una sonrisa.


Zero seguía mirando el lugar con ojos asombrados, sin saber donde enfocar la vista, en el río, en las paredes, en el techo… ¿O en el azabache frente a él? Sin apartar la vista dejó que Noctis le cogiera de la mano y lo arrastrara por ese maravilloso espacio. Sobre una ancha roca, justo en la orilla del canal había tendido un mantel verde menta con una cesta de mimbre, se sentaron y Noctis empezó a sacar los utensilios y alimentos, que eran refrescos, diversos bocadillos pequeños, olivas, algunos canapés fríos, fruta y pequeños pastelitos, cortesía de la chef.


-¿Qué es todo esto?- decir que estaba asombrado era quedarse corto.


-Una cesta de picnic.- contestó Noctis, y al ver la cara de Zero explicó- Te dije ayer que íbamos a una cita, y digamos que en una cita debemos pasar tiempo juntos en un ambiente relajado, hablar sobre nuestros sentimientos y hacer cosas de parejas como cogerse de la mano, abrazarse y besarse-


-Buen discurso ¿Ignis?- dijo Zero con una sonrisa antes de meterse una oliva en la boca.


-Casi, una mezcla entre Ignis y Prompto.- contestó Noctis también comiendo otra.- No me mires así, mi idea no le gustó a ninguno.-


-Y ellos te dijeron de hacer un picnic aquí.-


-No- gruñó molesto- Me dijeron que hiciera un picnic, pero piensan que ahora mismo estamos en medio de una batalla campal, escondidos entre los arbustos mientras comemos un bocadillo y nos gritamos amenazas de muerte.-


-Oye tengo curiosidad ¿Cuál era tu idea para nuestra cita?- preguntó abriendo su lata de refresco, y Noctis sonrió de lado.


-Había pensado en llevarte a la parte Sur de Lucis, una zona donde la barrera esta muy debilitada y los guardias están constantemente peleando contra las alimañas que entran del otro lado, ya sabes, pasar el día allí ayudándoles a limpiar los campos y rebajar el estrés de estas últimas semanas.- tragó un sorbo- Pero dijeron que era poco romántico, incluso Gladio me sermoneó, creo que todos se nos imaginaron cubiertos de sangre con las armas en mano y sonrisas de locos o algo así. Pero yo creo que eso es algo emocionante, pelear juntos, mano a mano, puede que incluso romántico- frunció el ceño al ver como Zero aguantaba la risa- ¿Qué?-


-No te digo que la dea no me emocione, pero creo que tampoco es nada romántico, al menos no en el concepto en sí.- rió- Aunque tampoco se puede decir que tu y yo somos muy normales ¿no?- sonrió y se le acercó lentamente- Lo que me sorprende en sí es que tú, un mujeriego y adicto al sexo como ningún otro, no sea capaz de planear una cita ñoña y empalagosa para su novio ¿Acaso es tu primera cita?- preguntó burlón.


-Pues sí ¿La tuya no?- contestó franco, para sorpresa de Zero, el cual se volvió a sentar.


-Pues no, ya había ido antes a una cita- comentó recordando aquel día.


-¿Y cómo fue?- preguntó con ojos entrecerrados, no solo porque quería saber más sobre el hombre que hirió a su peli plata, sino porque también podría superarlo en un futuro.


-Bueno, fue una noche de verano, habíamos quedado en el pueblo cercano a la Academia a la que asistíamos, me recogió en su coche personal y fuimos a un teatro clásico, a ver Romeo y Julieta, nos sentamos en un palco y nos pasamos toda la obra cogidos de la mano y susurrandonos cursilerías que ahora me parecen estúpidas; al salir de allí me llevó a cenar a un restaurante cerca del mar, caro y lujoso, demasiado para mi gusto, jeje- lo miró- Apenas comí nada por miedo de hacer el ridículo, y cuando terminamos estuvimos paseando por el paseo marítimo en silencio hasta casi el amanecer, volvimos a la Academia y se despidió de mí con un beso.- se encogió de hombros- Para cualquiera habría sido algo hermoso y romántico, pero debo reconocer que no me gustó demasiado.-


-¿Y eso?-


-No soy muy fan del teatro en francés, básicamente porque no lo domino y segundo, estábamos siendo observados por un montón de vampiros en todo momento.- lo miró y sonrió.- ¿Y tú? ¿Nunca, nunca, nunca has salido en una cita con nadie? Porque se me hace muy difícil de creer.-


Noctis se quedó en silencio por unos momentos, repasando todos y cada uno de los recuerdos de su larga vida de casi 3000 años, buscando alguna cosa parecida a lo que estaba haciendo hoy, hasta que el recuerdo de una niña de cabellos rubios y ojos violetas mirándole con una gran sonrisa.


-Puede que tengas razón, pero no sé si considerarlo como una primera cita.- sonrió  y contó.- Tendría alrededor de siete  ocho años cuando ocurrió, habíamos ido de viaje a la provincia imperial de Tenebrae, allí la reina Sylva me salvó de una infección de Starscourge, una plaga mortal, por decirlo de alguna manera,  y allí la conocí, Luna Nox Fleuret, la segunda hija de la reina y princesa de Tenebrae- sonrió- era la única que me sacaba del cuarto, ya fuera con el permiso o a escondidas de nuestros padres. Uno de esos días me llevó a una pequeña laguna de aguas termales, nos pasamos el día entero allí, nadando, bromeando y comiendo frutas silvestres, y antes de volver al palacio me hizo prometerle que un día, cuando fuéramos mayores, volveríamos al mismo lugar a pasar el día juntos.- miró a Zero con una sonrisa burlona- Y sellamos nuestra promesa con un beso.-


-Y luego quieres que me crea que no eres un adicto al sexo cuando tu primer beso fue a los siete años.- contestó Zero burlón, causando una fuerte risa en el azabache.- Y no sé por qué, pero algo me dice que esa princesa es más importante para tí de los que aparentas.-


-Tal vez.- dejó de reír y suspiró.- Luna fue mi primera amiga, si por increíble que parezca Prompto y yo no hablábamos en aquella época, Gladio solo era mi borde entrenador e Ignis mi instructor en algunas materias.- Como te decía, Luna pasó de ser mi primera amiga a mejor amiga, y de mejor amiga a hermana, y nuestros padres, al vernos tan undos, decidieron prometernos.- sonrió al ver la cara de Zero- Pero tras un horrible incidente su madre murió y desde entonces solo podíamos vernos en las fiestas de gala, las organizaciones políticas y fiestas de otros miembros de la nobleza por fiestas de cumpleaños o eventos importantes.- Noctis se apuró en continuar al ver el rostro del peli plata- Ya no lo estamos, después de una de esas fiestas Luna y yo decidimos anular nuestro compromiso, y a pesar de las protestas de ambas familias, acabaron aceptando, pero seguimos siendo muy buenos amigos.- tragó al ver como el otro se relajaba.- Entonces, ahora que lo sabes ¿Qué vas a hacer?-


-¿Con qué? ¿Con Luna?- Noctis asintió- ¿Qué quieres qué haga si no la conozco? ¿Que la odie? ¿Qué la quiera? ¿Qué le tenga celos?- lo miró y se encogió de hombros- Si pudo aguantarte a ti durante tanto tiempo creo que debo darle una medalla y felicitarla nada más verla, por lo demás… ya veré cuando llegue el momento.- lo miró- ¿Y tú?-


El silencio que siguió fue tenso e incómodo, Noctis no respondía y Zero se estaba arrepintiendo de haber preguntado eso, por lo que, sin pensar más se levantó, e quitó el traje hasta quedar en ropa interior y saltó al agua del río salpicando a Noctis en el proceso.


-No se si lo sabes, mi amor, pero la digestión dura dos horas.- Zero se encogió de hombros.


-Si saltas recién comido tampoco pasa nada ¿Te animas o es que tienes miedo?- y a los pocos segundo un segundo cuerpo cayó al lado de Zero ahogándolo en un pequeño tsunami.


Después eso, diversas persecuciones, salpicaduras y batallas acuáticas se dieron lugar entre los dos vampiros, intentando sumergir al otro mediante travanquetas, empujones, ahogadillas y cosquillas. Tras lo que parecieron horas, ambos jóvenes se volvieron a tumbar sobre el mantel, disfrutando de la tensión de los músculos tras el ejercicio y disfrutando del frescor de la cueva.


-Noctis…- susurró Zero.- ¿Cómo es que el agua brilla tanto?-


-Por las rocas cristalinas.- respondió mientras se sentaba.- Este río pasa por el corazón del castillo, el lugar donde se encuentra el Cristal, la Santálita, la cual desprende poder de forma incesante, y esas rocas son los restos de poder que caen al agua y se funden con las pequeñas rocas sumergidas, la corriente las arrastra y estas se van acumulando aquí, en la cavidad de esta cueva de forma progresiva porqué hace una especie de balsa.- Noctis se volvió a tumbar y  rodeó la cintura de Zero con su brazo derecho hasta lograr que el joven, a regañadientes, se recostara sobre su pecho, sin soltarlo.- En esta cueva mi padre se declaró a mi madre cuando eran jóvenes, y prometieron volver aquí cada aniversario para reavivar esa promesa con un beso, pero tras su muerte no ha vuelto a venir aquí.- le explicó.


-¿Y eso quiere decir qué…?- presionó Zero.


-No quiero perderte.- sentenció.- No como mi padre perdió a mi madre- dijo recordando esa fatídica noche.-  mis padres confiaron en que un beso lograría traerlos siempre de nuevo a esta cueva, sin importar lo que ocurriera durante el resto del año, pero yo no quiero eso. Yo quiero volver aquí contigo siempre que queramos, que este sea nuestro rincón de calma e intimidad, quiero que prometamos estar siempre juntos.-


-Siempre es mucho tiempo, Noct.- dijo Zero mirando arriba, y Noctis bajó su mirada cerúleo hasta encontrarse con la amatista, entonces sonrió.


-Lo sé, por eso nuestra promesa no será solo un beso.- se sentó junto a Zero y rebuscó algo en el fondo de la cesta.- Muchas cosas pueden pasarnos a cualquiera de los dos, cualquier día y/o momento, por ello quiero que te quedes con esto.- le entregó una cajita abierta en la cual había un collar en forma de luna creciente azul con una pequeña estrella violeta descansando sobre el brazo inferior del astro nocturno.- Está hecho de una de las rocas cristalizadas, y a pesar de no ser tan poderosas como la magia ofensiva del Cristal, si puede crear un campo protector a tu alrededor; y la estrella, la he bañado con mi sangre, por eso el color violeta, siempre que lo lleves puesto, sabré que estás a salvo.-


Zero no pudo responder con nada más que un beso, húmedo y profundo que hizo que ambos jóvenes cayeran de vuelta al suelo; las manos de Noctis acariciaban la espalda y torso de Zero, deteniéndose sobre todo en la cintura y la cadera, bromeando con la cinta de los calzoncillos del peli plata, y agarrando el culo del menor por dentro de la tela; Zero, por su parte, besaba a Noctis en los labios, el cuello y el pecho, con sus manos también acariciando el pecho bien construido de su alteza.


La fricción y los besos entre ellos iba aumentando poco a poco, creando una sensación de excitación e impaciencia febril por más, ambos deseaban más, ir más lejos, Zero delineaba cada uno de los músculos del azabache con su lengua, disfrutando de las reacciones del otro, y Noctis disfrutaba de tener al peliplata sobre él, pero su instinto vampírico lo instaba a dominar, quería ser él el que sacara gemidos de placer y jadeos desesperados de esos labios rosados, quería ver el rostro sonrojado del menor, ver sus ojos nublados de placer, su piel marcada por sus dientes y crear moretones en todos los sitios visibles para que la gente supiera que esta belleza le pertenecía a él y solo a ÉL.


Con esa idea en mente, giró sus posiciones atrapando a Zero bajo su cuerpo, atrapó sus muñecas en una sola mano y con una sonrisa malévola, al ver las amatistas confundidas de Zero se abalanzó a su cuello, mordiendo, lamiendo, sorbiendo y saboreando como la sangre se acercaba más y más a la piel, creando grandes moretones en la pálida piel del peli plata y provocando que dulces gemidos salieran de su boca. Su mano libre bajó acariciando su pecho pálido y suave, pasó por encima de las dos pequeñas protuberancias rosadas logrando un gemido más alto por parte del oji amatista y un agradable temblor en su cuerpo, sonrió en su cuello y continuó acariciando y pellizcando dichos pezones, bajó su boca al derecho, se relamió los labios y atacó.


PIIIIIIIIII PIIIIIIIIIIII PIIIIIIIIII


“¡Noctis deja de follar con Zero y contesta el móvil ya!” Se escuchó la voz de Prompto.


Noctis gruñó enfadado, deseando que el rubio estuviera frente a ellos en este momento para reventarlo a puñetazos, bajó la mirada y sonrió de lado ante esa visión que apaciguó un poco sus instintos homicidas, Zero estaba más rojo que un tomate, con los ojos abiertos de par en par, el cuello amoratado y abrazándose el pecho con vergüenza.


-Espero que valga la pena Prompto, porque nos has interrumpido en un momento muy importante.- contestó Noctis hablando con el rubio, y tras unos segundos- Voy para allá.-


Al girarse vio a Zero completamente vestido con el traje de Paintball, y recogiendo las cosas del picnic, Noctis se sintió un poco deprimido al ver a su amante completamente tapado, pero tras un suspiro siguió su ejemplo y a los pocos minutos ya estaban de nuevo fuera de la cueva. Para desagrado de Zero, tuvieron que volver por el camino de espinos, pero esta vez, Noctis se aseguró de apartar los pinchos mientras Zero pasaba.


El cielo del atardecer se mezclaba con la oscuridad de la noche, y el reloj de muñeca de Caelum marcaba las 20:40 pm, habían pasado horas dentro de la cueva sin darse cuenta, así que con paso rápido emprendieron el camino hasta la caseta de aquella mañana, allí Lydian sonrió al verlos y los condujo de vuelta a los vestuarios, les devolvió sus cosas y los despidió esperando su regreso más pronto que tarde.


Para cuando llegaron a casa de Sors, el cielo ya mostraba todas sus estrellas, y la luna en lu última fase antes de desaparecer iluminaba de forma tenue la ciudad de Insomnia, el viaje había transcurrido en completo silencio por parte de los dos, sin saber muy bien qué decir después de esa intensa sesión en la cueva, pero cuando el reloj marcó las 21:50 pm y Noctis apagó el motor de su coche dijo.


-Bueno, creo que Sors me considerará un novio responsable al haber traído a su hijo 10 minutos antes de la hora de queda.- trató de bromear, pero al ver que no funcionó suspiró.- Zero, siento lo que pasó en la cueva, y si quieres golpearme, adelante, hazlo, pero por favor, no te quedes callado, eso es lo peor de todo.- suplicó a pesar de mantener su rostro impasible.


-Es cierto, estoy enfadado.- dijo Kiryuu en voz baja, alzó el rostro y lo miró a los ojos con el ceño fruncido mientras se acercaba al rostro del mayor.- Estoy muy cabreado y cuando llegues a palacio, dale un puñetazo a Prompto de mi parte.- lo besó lento y profundo en los labios, rodeó el cuello del mayor y dejó que él lo abrazara por la cintura.- Me ha gustado mucho este día, pero quiero la segunda parte de la batalla.- le besó en la frente y salió del coche.- Buenas noches, Noctis.-


-¡Zero! ¿No se te olvida algo?- gritó el azabache desde el coche sosteniendo la pequeña cajita.


-Nop, tengo todo lo que necesito aquí.- contestó con una sonrisa traviesa abriéndose la camisa y dejando ver el collar colgando de su cuello, y Noctis también sonrió.- Por cierto, Sors te castrará la próxima vez cuando vea los moretones, así que asegurate de llevar guardaespaldas, nos vemos, amor.- y le lanzó un beso imaginario antes de correr a la casa mientras reía y dejaba a un príncipe sangre pura pálido en el asiento del conductor.


“Mierda”

Notas finales:

Y Tacháaan, madre mía, Prompto, la que te espera, jajaja

Por cierto ¿Qué será esa llamada tan misteriosa? ¿Y la reacción de Sors? Todo ello en el próximo cap...

¡¡¡¡Y para los que se están preguntando cuándo empieza la trama del juego de Final Fantasy XV, os aviso, ya está aquíii!!!!

Espero qué os haya gustado, besitos y hasta la próxima.

PD: Tranquilos, no me tardaré tanto, solo una semana, semana y media, os quiero

 


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