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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Buenas, siento mucho haber tardado tanto en actualizar, pero enserio, y no, no ha pasado nada demasiado malo.

Eso sí, si vais a hacer obras en casa prepararos para las posibles complicaciones de la obra. En mi caso iba a ser una obra de dos semanas me ha durado dos meses y medio, desde la última semana de septiembre, y entre la obra, perdí los papeles de la historia (historia que ya está acabada en papel y que falta desarrollar en el word)

Bueno, reitero, lamento mucho la tardanza, pero ya estoy de vuelta y esta vez si que no me voy (sobretodo ahora que ya vuelvo a tener mi montoncito de papeles (^-^))

Pd: sigamos con la historia. ( Y no me linchéis por la tardanza)

Oscuridad… todo estaba a oscuras… a excepción de esa neblina gris, espesa y de aspecto frío que se alza en la lejanía, no hay nada a su alrededor, ni suelo, ni paredes, ni árboles, ni edificios… nada… ni siquiera personas… Alzó la vista al cielo, o al no-cielo, ya que si no hay ninguna de las otras cosas ¿Cómo puede asegurar que hay un cielo sobre su cabeza? Y la ausencia de estrellas, lunas y nubes solo afirma sus pensamientos.

“¿Dónde estoy?” Se preguntó mirando a su alrededor “¿Cómo he llegado hasta aquí?” Bajó su vista la suelo a la vez que alzaba sus manos y sonrió, al menos podía verse a sí mismo, su camisa blanca llegaba hasta sus muñecas, y sus pálidas manos, con sus dedos largos y esbeltos giraban a su voluntad, llevó la mano derecha hasta su mejilla y pellizcó la tierna carne. “Al menos puedo moverme libremente, y duele…”suspiró masajeando la mejilla lastimada “Tengo que encontrar la manera de salir de aquí...”

Miró de nuevo a su alrededor en busca de algún indicio que le indicara que se encontraba en algún lugar conocido, o tal vez en un sueño, pero solo había oscuridad y esa niebla lejana. Frunció el ceño y movió su pie izquierdo, observó esa extraña “cosa” que mantenía sus pies a ¿flote o tal vez sobre algo sólido? No lo sabía, ni siquiera lograba definir la textura de ese “suelo”, no era ni liso, ni suave, ni siquiera puntiagudo o rugoso, simplemente parecía flotar, flotar sobre el aire.

Suspiró de nuevo, empezando a cansarse de tener que pensar en dónde diablos se había metido y cómo, por sus ropas, una camisa de manga larga blanca y unos pantalones de pijama negros, diría que se encuentra despierto dentro de un sueño, pero la sensación de realidad y consciencia parecían demasiado reales, y tampoco podía descartar un secuestro… Aunque ¿Quién podría entrar en la casa de un sangre pura sin ser notado por este? Sobretodo cuando parecía estar despierto las 24/7.

“No, nadie puede entrar en la casa; pero tampoco puedo estar en un sueño, todo es demasiado real, incluso mis sentidos de cazador están funcionando al máximo…” se llevó una mano a las sienes y gimió “Odio mi vida.” Y sin querer pensar más empezó a andar con sus pies descalzos al único fenómeno distintivo en ese ambiente, la niebla.

Sus pasos eran firmes y rectos, que iban acelerando el ritmo a medida que pasaba el tiempo y parecía no acercarse en absoluto, hasta que al final terminó corriendo, y solo cuando lo hizo, empezó a acercarse. Al llegar, se detuvo a recuperar el aliento, y una vez alzó el rostro tragó saliva, no era una niebla cualquiera, era más bien un muro de niebla, alto, firme y consolidado como un bloque, y por mucho que intentara escudriñar el interior de dicha niebla, solo tonos grises y blancos de apariencia nebulosa eran visibles.

Gruñó. Empezaba a frustrarse, nada de esta situación tenía sentido, él lo único que quería era volver a su cama y dormir unas horas antes de tener que volver a palacio para cuidar de ese estúpido príncipe… “Príncipe que ahora es mi novio” pensó con una sonrisa y llevándose una mano al pecho.

Ziiiuuuu

Zero alzó el rostro al oír ese suave sonido, agudo y casi inaudible, y entonces lo vio; allí, entre la niebla, una pequeña luz azul oscuro, un punto del tamaño de su puño flotaba entre la bruma, y se acercaba poco a poco hasta su posición. Se alejó dos metros del alto muro y esperó mientras miraba intrigado, cómo esa luz se volvía más nítida y brillante, hasta que traspasó esa gaseosa pared y se detuvo justo enfrente del cazador.

Zero miraba intrigado esa pequeña esfera rojo sangre que adquiría un tono más brillante en su centro, giró la cabeza, y la esfera pareció moverse también, emitiendo otro suave <<Ziuu>>, la volvió a enderezar y dicha esfera imitó su movimiento con otro <<Ziuu>>. Y tras eso se quedó quieto, esperando alguna otra reacción de ese ser, debía ser precavido pues estaba desarmado, y pasados unos segundos donde el único sonido que se escuchaba era el <<ziu, ziu>> de la esferita, estalló.

-¡¡¿Se puede saber qué diablos quieres?!!- gruñó con voz fría el cazador.

-¡¡Ziiiuuuuu!!- gritó temblando la esfera al retroceder de forma brusca hasta quedar semi-oculta tras la niebla, y tras unos segundos en silencio por parte de ambos, la pequeña esfera volvió a avanzar hasta quedar en el borde del neblino muro.- Ziu, ziu- emitió de forma suave y vibrante al moverse repetidamente hacia delante y hacia atrás entre el exterior de la niebla y su interior, entrando y saliendo, hasta qué finalmente empezó a avanzar a la zona más profunda y casi invisible de aquella zona vaporosa.

“Definitivamente esto no es real” pensó el peli plata antes de que un escalofrío le recorriera la columna vertebral, miró por encima de su hombro a ese gran espacio vacío y oscuro, y sin saber por qué, cómo y dónde, notó la mirada de alguien a su espalda, ahora la idea de dar marcha atrás y buscar una salida entre esa oscuridad no le parecía ya tan buena idea; <Ziu>, volvió a escuchar y su vista se dirigió de nuevo a la neblina, frente a él volvía a estar esa pequeña esfera, y por un instante imaginó ver un brillo de preocupación en ese extraño ser, y tras un suspiro derrotado, avanzó un paso, entrando en la bruma.

El silencio entre ambos era tenso, pero a quién culpar, Zero ni siquiera sabía qué era ese ser que le hacía de ¿Guía, maestro espiritual? quien sabe… solo sabía que cada vez qué se detenía, esa bola se para a unos pasos por delante suyo y empezaba a alterarse gritando “ziu, ziu”, así que sin mucha más opción, siguió caminando.

A medida que avanzaba entre la niebla, siguiendo esa pequeña esfera de color, podía empezar a distinguir diversas formas algo más definidas, parecidas a árboles y arbustos, hasta que, finalmente, la niebla empezó a disolverse mostrando un paisaje forestal; altos y frondosos árboles se alzaban varios metros sobre el suelo, recubiertos por lianas silvestres y gruesas enredaderas de un verde oscuro, caminaba por un sendero irregular, pero visible y fácil de distinguir, los arbustos se alzaban hasta su cintura, y algunos llegaban incluso a la altura de sus hombros, casi ocultando su figura de posibles miradas indiscretas, la pequeña esfera parecía bailar mientras avanzaba y emitía ese suave <ziu, ziu> con cada movimiento que daba, y Zero alzó la vista al cielo, donde ahora pudo distinguir, entre los pequeños huecos de las hojas, un cielo negro y sin una sola estrella.

Distraído como iba chocó contra la pequeña esfera cuando esta se detuvo, y una pequeña onda de energía roja se extendió a su alrededor, provocando un tropiezo en el joven peli plata y siseos enfadados por parte del pequeño ser, el cual revoloteaba acelerado alrededor del cazador.

-¿Quieres estarte quieto de una vez?- gruñó cuando este golpeaba una y otra vez su pecho, sin causarle ningún daño- ¿Que diablos te pasa?-

-Jujuju, nunca había visto a Rose poner esa cara- comentó una nueva voz, dulce y suave desde algún lugar cercano a ellos, Zero se puso de pie, una postura defensiva y escudriñó el interior del paraje natural con atención.- Oh, no temas joven, no tengo ninguna intención de hacerte daño- dijo con voz cariñosa y casi maternal.

-¡¿Quién eres?!- preguntó pregunto Zero en su lugar, manteniendo su firme postura e ignorando por completo los golpes de la esfera en su pecho.

-Acércate- dijo la voz- sin miedo, acaba el camino que has empezado para podernos encontrar.- y tras unos minutos de indecisión, Zero volvió a avanzar- Tenía tantas ganas de conocerte, pequeño. Creo que nunca me perdonaré el hecho de no habernos encontrado antes.-

Los pasos de Zero lo llevaron al final del bosque, a un inmenso valle descubierto de árboles y con un suelo cubierto de césped y flores plateadas, los pétalos revoloteaban al son de la brisa nocturna, el cielo estaba repleto de estrellas brillantes, y algunas de estas descendían con gráciles y elegantes movimientos alrededor del valle, sin tocar nunca el suelo, solo flotando sobre él y desprendiendo una estela de brillo plateado, azulado, violáceo o rosado, dotando de un toque aún más mágico al ambiente, y en el centro del valle, una larga hilera de enormes columnas corintias de mármol blanco con capiteles esculpidos de altos relieves de personajes que creía eran astrales.

La esfera, o Rose como la había llamado esa voz, revoloteó alegre cuando entraron en el prado, y sin siquiera despedirse del peli plata y salió volando en dirección a las columnas; Zero tardó unos minutos más en emprender la marcha nuevamente, ya que se había quedado sorprendido ante aquel hermoso y detallado paisaje. Bajó por la colina con el suave césped bajo sus pies y las estrellas revoloteando a su alrededor hasta pararse frente a las gigantescas columnas, desde esa distancia tan cercana le era imposible ver los capiteles tan fácilmente distinguibles allí arriba. Puso su mano sobre el mármol y sintió como esa misma fría e imponente energía que había por todo el lugar le atravesaba de arriba abajo, cerró los ojos, y tras una suave exhalación los volvió a abrir.

Más allá de las columnas seguía el césped, y sobre él se alzaban orgullosas diversas columnas, bancos y fuentes también de mármol blanco, atravesó aquellos grandes jardines cuando la suave voz de esa misma mujer le animó a avanzar un poco más, y tras avanzar unos cien metros llegó a una segunda edificación del mismo material, un pequeño templo redondeado y parecido a los tholos griegos de la antigua grecia, pero a diferencia de estos, este mini templo estaba al aire libre, no había una segunda cámara en su interior, y gracias a eso, entre las columnas más pequeñas que sostenían el techo pudo ver un banco sobresaliente de la pared interior de la misma forma redondeada que la estructura, cubierto por cojines de color lavanda y bordados de plata; y en el centro una mesa repleta de dulces, frutas, tazas y una tetera humeante.

Dio la vuelta al “tholos” e ingresó por la única zona que no estaba bordeada, miró fijamente a la mesa y esperó.

-Qué desconsiderada, juju, vamos, siéntate, sin miedo, todo esto ha sido preparado para nuestra reunión.- animó la voz y la pequeña esfera roja, la cual había aparecido por su espalda, lo empujó, instándolo a sentarse en uno de los cojines.- Me alegro tanto de que este encuentro al fin se esté produciendo ¿Quieres té? Puedes tomar todo lo que desees.-

-¿Quién eres?- preguntó de nuevo Zero, con cara apática y ojos firmes.-¿Qué quieres? ¿Por qué me has traído aquí? ¿Qué es este lugar?- preguntó de carrerilla causando una risa en la voz de la mujer.

-Jujujuju, cuantas preguntas ¿Qué te parece si lo hacemos al modo humano, un juego? Una pregunta tú y una yo ¿Así son las normas no?- Zero no contestó, pero un nuevo brillo ocupó sus ojos, y eso fue todo lo que necesitó.- Muy bien, tu primera pregunta ¿Quién soy yo?, je- Dos estrellas de hielo, más grandes que las otras que pululaban por el hermoso jardín, plateadas y con tonos lilaceos, bajaron flotando y entrelazándose hasta culminar en una sola y potente bola de luz frente a Zero, justo al otro lado de la mesa.

Cuando el brillo plateado acabó, Zero apartó la mano de sus ojos, y tras parpadear un par de veces los abrió y miró a la figura frente a él, una hermosa mujer de piel azul pálida, ojos morados con sombra de ojos blancos, unas orejas élficas y dos protuberancias translúcidas similares a cuernos o carámbanos de hielo. Tenía un largo cabello plateado recogido en elaboradas trenzas, y su cuerpo estaba cubierto por una fina tela blanca de patrón de encaje cubriendo sus pechos, su parte inferior y hasta por encimas de las rodillas, además  de unas  mangas escarpadas blancas hechas de escarcha y una gargantilla de filigrana hecha de hielo.

-Mi nombre es Shiva, mi joven Kiryuu Zero.- le dedicó una mirada cálida y amorosa y sonrió al ver la realización en los ojos del menor.- La astral de hielo, o también conocida como el glaciar o hada de hielo.- e inclinó un poco la cabeza a modo de saludo.

-¿Cómo sabes mi nombre?- logró preguntar aún sin recuperarse de la aparición de la astral,la cual

-Ah, ah, ah- negó divertida- Una pregunta , una respuesta, ahora es mi turno.- y con su sonrisa dijo- Pero vamos, siéntate, ¿Te gusta el té de lilas? ¿O prefieres pastelitos de nieve? ¿O ambas cosas? Sí, eso será lo mejor- se acabó respondiendo ella misma mientras le servía lo dicho en un platito y una taza.- Bueno… ¿Sabes por qué te he traído aquí, Zero? ¿Está bien si te llamo así?- el peliplata negó a lo primero y luego asintió.- Bien, entonces déjame preguntarte ¿Cuales son-?.-

-No, usted ya ha preguntado, ahora es mi turno.- dijo recuperado del shock y con el rostro serio, completamente metido en el negocio.-¿Qué es este lugar y cómo sabe mi nombre?- Shiva sonrió recostada sobre el respaldo.

-Dije una pregunta por una respuesta-

-Sí, pero no dijo nada de hacer dos preguntas dentro de una misma.- Shiva lo miró pensativa y extendió su sonrisa.- ¿Y bien?-

-Está bien.- contestó y suspiró- Supongo que lo que quieres saber sobre este lugar es si es un sueño o no- lo miró- Pues sí y no, déjame explicártelo, ahora mismo tú estás dormido, has alcanzado este lugar a través del sueño, pero este lugar, el paraje en el que nos encontramos, las edificaciones, la comida… todo, es real, tiene una existencia paralela a Eos.- miró las vides que se alzaban por las columnas del pequeño templo- Podrías llamar a este sitio como Solheim, o al menos lo que perduró de él a través de mis recuerdos.-

-¿Recuerdos?- Shiva asintió.

-Solheim fue una gran y hermosa nación que prosperó bajo la vigilancia de los Astrales, una tierra indómita, repleta de magia y hermosura, donde todas las criaturas se ayudaban y respetaban entre sí, nos adoraban y creían, depositaron toda su confianza y fe en nosotros, y a cambio les entregamos todo lo necesario para seguir avanzando y descubriendo… hasta el incidente del fuego, ese día en que Ifrit, el astral del fuego quiso entregarles a los seres de Solheim su posesión y virtud más preciada, el fuego.- suspiró- los primeros años fueron bien, pero eso fue porque no sabíamos lo que planeaban algunos de ellos… al final estalló una sangrienta guerra, conocida como la Gran Guerra de Antaño, o del Pasado, y fue en ese momento en que creamos el cristal y se lo entregamos a los Lucis hasta el día en que apareciera el Rey Elegido, el que acabará con esta guerra que dura aún en estos tiempos y traiga de nuevo la paz a Eos.- miró a Zero y sonrió- Todo esto es para que entiendas el porqué de este lugar.-

-Este era tu hogar, tu casa en Solheim.- se aventuró, y Shiva rió.

-No del todo, este fue el lugar que escogieron los ciudadanos de Solheim para edificar mi templo, o más bien mi palacio, un lugar lleno de paz y rodeado de vida, un remanso para todos aquellos seres con ganas de vivir y creer que la coexistencia entre mortales y astrales era posible.- dijo con un tinte de voz soñadora.- Este lugar es una recreación de aquello, mi lugar especial.- terminó, lo miró y sonrió aún más amplio- Y en lo referente a tu nombre… es imposible no saberlo cuando no han dejado de hablarme de tí.-

“¿De mí? ¿Quién diablos le ha hablado de mí? ¿Alguien me ha estado espiando? No, eso es imposible, no he sentido la presencia de nadie cerca de mí en estos días, tal vez… ¿Lilieth? No, tampoco, se fue de Lucis el otro día, y no ha enviado a nadie, de eso sí estoy seguro.” Iba a volver a preguntar cuando recordó el pacto con la astral.

-Aprendes rápido, tienes una mente abierta y ágil, la astucia es uno de tus rasgos, y el ser capaz de adelantarte a tu oponente te es de gran ayuda- recitó con tono aprobatorio.- Sin embargo, es mi turno… Conozco tu pasado, Zero, y sé qué no eres de Eos, sino de la Tierra, y tampoco eres un vampiro de nacimiento, sino un cazador, un ser humano con un linaje tan antiguo como poderoso.-confesó enigmática al cazador, pues era la primera persona que descubría ese hecho sin que él lo comentara, Sors no contaba porque era demasiado paranoico, así qué no supo cómo reaccionar ante esa sentencia por parte de la peli plata.- No es una acusación, joven cazador, no tienes que ponerte tan tenso, solo remarcaba un hecho.- sorbió de su taza de té- Ahora bien ¿Qué sabes de la profecía?- preguntó.

-Por término general, es una narración creadas por oráculos o dioses donde se exalta un hecho o persona qué salvará a todos de un desastre colosal.- se reclinó en el asiento- En mi opinión no son nada más estupideces dichas por un loco, y que gente aún más loca las cree.- contestó sin responder y la miró- ¿Cómo salgo de aquí?-

-Paciencia, cazador.- Shiva sonrió- Tu espíritu es fuerte y tu corazón amable, sin embargo lo estropeas con esa desconfianza y ese ceño fruncido ¿Nadie te ha dicho qué deberías sonreír más?- El ceño de Zero se profundizó- A eso me refiero.- rió.- El libro donde se narran los hechos pasados, presentes y futuros, Cosmogonía, anuncia la llegada del Rey Elegido qué salvará a todo Eos de la oscuridad, aquel que traerá paz y armonía a nuestro mundo y restablecerá el orden sobre todos los seres y todas las cosas.- su rostro se tornó serio y su mirada perdió su brillo al adentrarse en sus pensamientos.- Un ser capaz de unir de nuevo a todos los Astrales, conseguir su confianza y poder…-

-Y eso vendrá con un precio ¿No?- La cortó Zero con los brazos cruzados.- Nadie, y mucho menos un Dios pide algo tan grande y tan honroso sin un sacrificio, y al final, el que acaba perdiendo es siempre el héroe de la história.- Shiva lo miró seria, sin rastro de la amabilidad anterior.

-No comprendes, Zero, que el precio será pequeño en comparación al resultado, por muy duro y frío que te suene ahora.- su mirada se entristeció.- Nos apenará muchísimo el sacrificio que dicho hombre tenga que hacer.-

-No hay quién se crea esa mierda.- se levantó de su asiento.- He tenido la desgracia o fortuna de conocer a gente como tú, o más bien monstruos. Seres de gran poder que se quedan sentados en sillones de oro y terciopelo, comiendo manjares que nadie puede llegar a imaginar en paraísos idílicos mientras ven los acontecimientos- dijo haciendo un gesto a su entorno.- mientras los demás sufren, sangran, batallan, lloran y mueren. Odio a esa clase de seres.- y dicho eso salió del pequeño templo y empezó a alejarse de la Astral.

-¡ZERO!- gritó y el peli plata se detuvo sin darse la vuelta- El destino es inamovible, los sucesos ya están escritos y la rueda gira en el camino indicado, no hay nada qué pueda hacerse para detener estos hechos, ni para cambiarlos.- le advirtió.- A pesar de saber eso ¿Piensas seguir adelante?- preguntó con voz tensa.

-¿Y quién a dicho que quiera cambiarlo?- giró un poco el rostro y la miró con esos fríos ojos amatistas, tan iguales a los suyos.- Simplemente destruiré esa estúpida profecía con fuego.- y dicho eso se giró y siguió andando.

-Zero…- susurró mientras lo veía alejarse y ordenó- No le dejéis solo.-

Ciudadela, esa misma noche…

<Toc, toc, toc>

-Adelante- la puerta fue abierta por un mayordomo, el cual se inclinó y se retiró cerrando la puerta tras él.

-¿Me llamaste, padre?- preguntó Noctis sentándose en una de las sillas frente al escritorio del rey, quien estaba concentrado en los documentos frente a él.

Durante unos minutos, el único ruido que ocupaba la habitación era el suave arrastre de la pluma sobre el papel y las casi inaudibles respiraciones de ambos sangre pura, Noctis estaba fascinado mirando alrededor de la habitación, grabando en su mente la posición y título de cada libro, la distribución de los muebles y detalle de las paredes y techo, dirigió su mirada de la gran lámpara colgante del techo a la antigua pero aún suave y bien conservada alfombra qué se situaba bajo el escritorio y abarcaba casi la totalidad de la habitación, los pequeños detalles bordados en oro sobre un fondo azul marino qué formaban runas de antiguo significado.

Alzó el rostro y observó las múltiples y coloridas luces que se veían a través de la cristalera del despacho, demostrando la gran cantidad de actividad de su gente y la vida misma de la ciudad, un pequeño hecho que llenó su corazón de una agradable calidez; y finalmente, su mirada se posó en su padre, un hombre alto y apuesto, con el cabello negro y algunas canas plateadas a los costados, el rostro sereno y concentrado marcaba las distintas arrugas que empezaban a asentarse, y sus manos, fuertes, contenían el anillo de la familia, si alguien lo viera, jamás pensaría qué este hombre es uno de los vampiros sangre pura más poderosos de todo Eos, pero tampoco sabrían que el Cristal se alimentaba de su poder para mantener la barrera alrededor de Lucis.

Suspiró. Aún recordaba aquellos días en los que apenas era un niño e ilusionado se sentaba en el regazo de su padre mientras él le explicaba cada uno de los documentos que firmaba con palabras sencillas y añadiendo consejos sobre qué hacer en cada caso, cómo su yo más pequeño miraba a su padre embelesado ante tanta sabiduría y ansiaba llegar a tomar su lugar, para demostrarle que sus enseñanzas no eran en vano.

-Pasado mañana a primera hora partirás a Altissia.- “Sí, pasado mañana iré a Alissia para ver a Luna y-”

-¡¿Espera QUÉ?!- Noctis parpadeó centrándose de nuevo y miró a su padre, entonces rió.-Ya. haha, muy buena, ya puedes empezar padre, ya estoy atento.- dijo acomodándose en la silla, pero al ver qué su padre lo seguía mirando serio, se inclinó hacia delante.- ¿Estás de borma? ¿Pretendes que me vaya a Altissia? ¿Sin más?- el rey se mantuvo firme.

-Es la mejor decisión para todos, Noctis.- apoyó los codos sobre la mesa y se inclinó.- Allí te reunirás con Lunafreya Nox Fleuret, tu prometida, y te encargarás de crear una buena imagen ante los medios de comunicación-

-¿Prometida? Padre, Luna y yo hace años que no estamos prometidos- lo interrumpió Noctis- Mi único prometido será Zero, y con el único que me case.-

-Lo sé, Noctis, pero aún hoy en día muchas personas y altos cargos del Imperio piensan qué tú y Luna seguís prometidos, no sé si porque no quisieron enterarse en su día o porque la noticia no llegó a ellos, ya sabes lo complicado qué es qué las noticias atraviesen la barrera de Lucis. Por eso has de ir, para qué de una vez por todas aclaréis este asunto.-

-¿Y por qué pasado mañana? ¿Por qué tan pronto?- se cruzó de brazos en la silla- Ya no soy un niño, padre, y para vuestra desgracia, o fortuna, me educastéis demasiado bien, así que ¿Qué ha pasado para que tengas tanta prisa por echarme de Lucis.-

-Tienes razón, ya no eres un niño- dijo sacando un sobre negro del primer cajón de su escritorio y lo colocó frente a su hijo, el cual no tardó en cogerlo.

El sobre era de un negro carbón bastante sencillo, pero en la parte trasera, abierto con cuidado, se encontraba el sello estampado en cera roja del imperio Niflheim, sacó sin cuidado su contenido y lo leyó rápidamente.

-¡¡¿Un tratado de paz?!! ¡No me hagas reír!- gritó lanzando la carta sobre el escritorio de su padre y levantándose enfadado.- ¡¿Supongo qué lo habrás rechazado, no?!- y Regis negó.- ¡¡Padre!! ¡Es una trampa ¿Acaso no te das cuenta?!-

-Noctis-

-¡¡NO!!- lo interrumpió- ¡No me vengas con sermones de política! Llevamos siglos de enemistad con el imperio, ni una sola vez han querido hablar ni negociar, simplemente atacan la barrera de forma sistemática y continuada para derribarla y apoderarse del Cristal. Y no me digas que al viejo se le ha caído un tornillo y ha cambiado de golpe su carácter.- estaba muy alterado- Y por si fuera poco quieren hacer el tratado aquí, en la Ciudadela.-

-Noctis, sientate y calmate.-

-¿Qué me calme? ¿Quieres qué me calme con… con eso? Oh, por supuesto qué no ¿Cómo quieres qué me calme cuando nuestros enemigos nos pican a la puerta de casa y tú los dejas entrar como si nada? “Hola, somos del imperio, venimos a matar, robar y hacernos con el Cristal ¿Nos dejáis pasa? ¡Claro, adelante, estáis en vuestra casa!”-

-¡¡NOCTIS!!- gritó su padre levantándose del sillón, cosa qué no calmó al azabache, pero si le hizo callar. Regis suspiró cansado y volvió a sentarse.- Creeme que a mi tampoco me hace ninguna gracia aceptar el contenido de esa carta.-

-¿Entonces por q-?- gruñó frustrado cuando su padre alzó la mano para silenciarlo.

-Pero es algo qué necesitamos- sentenció y miró a su hijo, ahora sentado de mala gana su antiguo asiento.- ¿Sabes por qué he tenido qué aceptar el tratado?- Noctis se dignó a mirarlo de reojo- La barrera está en sus últimas, Noctis.- esto llamó la atención del joven- Los ataques continuos, como bien conoces, han acabado creando grandes grietas en la barrera, y si esto continua, dentro de muy poco cederá y caerá, como máximo tendríamos 2 años antes de que una verdadera guerra se llevara a cabo en Lucis. ¿Y sabes quienes serían los qué más sufrirían?- este estuvo en silencio- Nuestra gente: niños, ancianos, mujeres, hombres, vampiros y humanos por igual… todos serían víctimas. Y no es algo que yo quiera para ellos.-

-Pero en estos dos años restante podríamos entrenar soldados y crear más armas para defendernos, contamos con el Cristal, padre, una fuente de poder inmensa que nadie más tiene.- pero a pesar de eso, el rey negó con la cabeza.

-Los 2 años son solo una estipulación, Noctis, seguramente la barrera cederá antes.- se reclinó- Y por si fuera poco, no estamos preparados para una guerra en nuestro territorio. El imperio tiene aliados en Accordo, un suministro contínuo de provisiones y armamento para sus soldados, además de las fuerzas del propio imperio, mientras que nosotros tendríamos que detener las funciones agrícolas y la fabricación de alimentos para poder maximizar el personal humano y vampiro en los campos de batalla. Sin recursos, ni aliados, acabaríamos perdiendo irremediablemente.-

-¿Así que por eso has aceptado el tratado?- preguntó tras ver la situación desde ese punto de vista, regañándose a sí mismo por no ver algo tan obvio.

-Sí, como habrás leído, el imperio nos ofrece una negociación y firma pacífica para dentro de dos noches, un cese al fuego en la barrera por su parte, y la suspensión de esta por la nuestra.-

-Estaremos completamente indefensos si deciden atacarnos ¿Has pensado en eso? ¿Acaso confías en su palabra?- Regis sonrió cansado.

-No me queda mas remedio que arriesgarme, Noctis. Todo por el bien de nuestros ciudadanos. Si con este tratado logramos crear un pacto vinculante y ,ás o menos estable, los ataques cesarán, y la barrera al fin caerá; estaremos más abiertos a las otras regiones y se ampliará nuestra economía.- y a pesar de lo bien qué sonaba, la alegría no se encontraba en los ojos del rey.

-¿A cambio de qué?- preguntó el menor sin demasiado ánimo.

-Eso es algo que pasado mañana se decidirá.-

-Muy bien, entonces, pasado mañana saludaré personalmente al emperador de Niflheim.- Dijo Noctis con decisión.

-Pasado mañana tú partirás a Altissia a primera hora.- contradijo el rey.- Y no hay más qué hablar, Noctis, no te quiero aquí cuando lleguen las fuerzas del Imperio.-

-Y yo no quiero dejarte aquí solo con esos… monstruos.- “Y tampoco quiero alejarme de Zero”

-Noctis… eres mi hijo, mi único hijo, y no solo eso, eres el heredero al trono de Lucis. Si te quedas y se sucede un ataque, nos matarán a ambos, pero si no te encuentran aquí e inician un altercado, podrás intervenir desde fuera.- ambos estaban de pie, y Regis se acercó hasta pararse frente a su hijo y cogerlo de los hombros- NO solo te mando a Altissia a encontrarte con Luna, te mando a ganar aliados, gente leal al Cristal y al reino de Lucis a pesar de o estar entre nosotros, gente en contra del imperio.-

-¿Planeas algo, padre?- Regis sonrió de forma misteriosa.

-Mantén cerca a tus amigos, Noctis, pero aún más cerca a tus enemigos. Si somos capaces de firmar el tratado, muchos datos empezarán a aparecer sobre el imperio, debilidades, fortalezas… información valiosa, muy valiosa. Tirando de los hilos adecuados y contactando con la gente correcta se podrían lograr grandes cosas…-

-¿Y Zero?- preguntó de golpe- Quiero que venga conmigo.-

-Eso es imposible.- contestó Noctis- Al menos durante esta semana será imposible sacarlo de Lucis y-

-¡¡Y UNA MIERDA!!- gruñó Noctis más furioso que antes, tanto, qué sus ojos brillaban carmín y sus colmillos y garras sobresalían de sus apéndices y boca.- No pienso dejarlo aquí solo con los del Imperio, si quieres que me vaya a Altissia dentro de dos días, él debe venir conmigo.- Regis lo miró de vuelta, con sus ojos también brillando en rojo sangre.

-No me amenaces, Noctis, no ahora que llegan estos tiempos tan difíciles.- gruñó bajo- Si ahora sacara a Zero de Insomnia junto a ti, los medios de comunicación lo encontrarían sospechoso que las dos figuras más relevantes del momento en Lucis desaparecieran de la noche a la mañana sin dejar rastro.- se calmó tornando sus ojos a su color original.- Tu partida no debe saberse hasta la mañana de después del tratado, y muchas veces hemos podido ocultar tu presencia en los medios por más de 24h gracias a tu condición de sangre pura y de la realeza, fácilmente podemos inventar un horario demasiado ocupado como para evitar tu aparición pública. Pero Zero... con Zero es muy diferente.-

-¿Por qué?- preguntó en un bajo gruñido.

Sentía la sangre hervir en sus venas, sus garras tornarse cada vez más afiladas, y al tener la boca cerrada para evitar qué su padre viera sus colmillos, notaba el sabor cobre de su propia sangre. Sus ojos, aún rojos, miraban al vampiro frente a él en busca de una explicación lo suficientemente razonable como para poder calmarse un poco. Nunca antes había sentido algo así, con ninguna de sus otras “parejas”, jamás había sentido la necesidad de ver constantemente al otro, ni de mantenerlo cerca para asegurarse de qué estaba bien y protegido en todo momento, ni siquiera había sentido esa calma en presencia de ningún otro que no fuera Zero.

-Porque Zero es un personaje mucho más mediático. No hay un solo día desde que entró a trabajar en palacio qué no haya sido visto vagando por las calles, ayudando a civiles o trabajando en esa cafetería del centro, incluso si no sale de palacio, muchos paparazzi han logrado hacerle fotografías dentro del terreno. Contigo o sin tí, él siempre atrae a los focos, por su aspecto, su carácter…-

-¿Solo por eso? ¿Solo por su intervención mediática diaria?- gruñó aún más bajo al encontrar esa explicación estúpida e insostenible.

-No solo es por eso, Zero es un símbolo, o al menos la gente lo ha convertido en uno, un personaje que inspira seguridad, fortaleza y estabilidad.- “¡Eso no es excusa!” resonó el vampiro en la mente de Noctis “Zero es mío, él no debería llevar el peso de la responsabilidad de nadie, no es su obligación, es mía.”- Después de la destrucción de la GN todo se reveló, su existencia, sus méritos, la batalla en sí, y el testimonio del único superviviente además de Zero, un testigo que narró el evento como un milagro, exaltando a Zero como un ser tan poderoso que derrotó a cientos de Niveles E en un instante y él solo.- miró a su hijo- ¿Qué crees que pasaría si esa imagen desapareciera de un momento a otro? ¿Y más con la llegada del Imperio? Y por favor, piensa detenidamente en esto un momento y deja tus sentimientos a un lado.-

-Estallaría el caos.- dijo derrotado tras unos momentos de silencio.- La gente entraría en pánico y muy probablemente el tratado se iría a pique. Los disturbios se formarían en la calle y el imperio se sentiría amenazado.- miró a su padre- ¿Es eso lo que querías qué dijera?-

-Noctis… si quieres ser un buen rey… debes aprender a separar tus sentimientos de tus labores como gobernante y no dejar que estas se mezclen ni influyan en tus decisiones en ningún momento.- sonrió triste de lado.-Ese será el reto más complicado que debas superar antes de ascender al trono.- La estancia quedó en silencio durante unos segundos hasta que el rey suspiró- Gladiolus, Ignis y Prompto te acompañarán, ahora ve a descansar.-

Noctis se levantó del asiento y con fuertes pasos se dirigió a la puerta de salida. Encontraba totalmente injusta la situación, por una parte entendía el razonamiento de su padre, pero por otra, su vampiro seguía negándose a acatar esa orden de partida, no, lo que su sangre pura quería era girarse y enfrentarse a Regis por Zero.

-Noctis.- sonó la voz de su padre justo cuando estaba a punto de abrir la puerta.- No comentes con nadie lo que sucederá mañana, ni siquiera con Zero.- y apretando los dientes, el azabache más joven, salió del cuarto dando un fuerte portazo.

Dos días después… salón del trono… 5:30 am.

Los primeros rayos de sol empezaban a traspasar los grandes ventanales del salón del trono, iluminando las altas y majestuosas paredes de mármol, cristal y madera, el suelo de mármol negro, y sobretodo las distintas estatuas doradas que adornaban la columna central donde reposaba el trono, dotando a la gigantesca sala de un aire solemne y melancólico, casi como si fuera un recuerdo del pasado.

En el centro de la bifurcación de la escalera central, donde esta se dividía en dos para llegar al trono, estaban Prompto a la izquierda, Gladiolus en el centro e Ignis a la derecha, y justo frente a Gladio, a apenas unos pasos más adelante, Noctis, los cuatro atentos a las palabras del monarca.

-Todo está dispuesto para vuestro viaje- respiró profundamente- Tenéis mi bendición para partir, príncipe Noctis.-

-Gracias… Majestad- contestó sin mirar a su padre.

-Podéis marchar. Que los Sidéreos os amparen.- “Y que vuestro viaje sea seguro.”

-Bien.- respondió el joven heredero antes de dar media vuelta y salir de allí a paso rápido, aún furioso con su padre y sin ganas de seguir en su presencia.

Esa falta de cariño y calidez junto a las prisas del Caelum sorprendieron a los otros tres vampiros, que sin saber muy bien qué hacer, se despidieron de su majestad con una rápida inclinación y salieron corriendo tras su amigo.

-Cómo se las gasta el príncipe…- comentó Prompto por el pasillo, cerca de las puertas principales, tratando de sonsacar un comentario o reacción al morenos, pero al no lograrlo suspiró, realmente quería saber qué le pasaba a Noctis.

-El protocolo no es lo tuyo- dijo esta vez Ignis al pasar las puertas de entrada, pero al igual qué la vez anterior, no contestó.

-Si te llegan a pedir un discurso oficial...- probó esta vez Gladio, pero como las dos veces pasadas, nada, Noctis seguía bajando las escaleras con paso ligero y la cabeza en alto, sin prestarles atención.-

 

-¡Alteza!- gritó Drautos a sus espaldas, los cuatro jóvenes se giraron y Noctis abrió los ojos al ver a su padre bajar los escalones acompañado por su “temporal” guardia personal, Titus Drautos.

-¿Qué?- preguntó antes de subir el tramo de las segundas escaleras hasta el descansillo.

-No hemos hablado todo lo qué deberíamos- comentó Regis acercándose con el bastón, y cuando Noctis se acercó para ayudarlo, lo detuvo, para seguir avanzando.- Procura no meter en problemas a tus amigos y si no vas a sonreír, al menos mantén un rostro neutral, hijo.-

-No me vengas con esas.- contestó Noctis exasperado. “No cuando sabes perfectamente por qué estoy así”

-Ya sabéis que mi hijo es como es.- les dijo a los otros tres, los cuales lo miraban atentamente.- Permaneced a su lado. Os necesitará.- Noctis rodó los ojos, pero Ignis se inclinó y dijo.

-Así será, mi señor.-

-El príncipe llegará sano y salvo a Altissia.- aseguró Gladiolus.

-Sí, para eso estamos- re-confirmó Prompto, agobiando aún más a Noctis.

-Siento interrumpir, pero Cor espera en el coche.- dijo cortando el ambiente solemne- Drautos, cuida bien de él.- dijo alzando el brazo enguantado a forma de despedida y volviendo a bajar las escaleras.

-Una cosa más- interrumpió de nuevo el rey- Trata como se merece a tu futura “esposa”- a Noctis se le alzaron un poco las comisuras de los labios por primer vez en toda la mañana, se inclinó y respondió.

-Vos por igual, majestad. Tatad con la mejor cortesía a nuestros imperiales invitados de Niflheim.- y se alzó.

-No tienes de qué preocuparte- aseguró Regis.

-Ni vos.-

-Recuerda. Una vez partas, no debes mirar atrás.-

-Eso no va conmigo- contestó Noctis colocando sus brazos en la cintura, y Regis se permitió una pequeña sonrisa.

-Me basta con saber que no darás la vuelta a mitad de camino.-

-No es algo que tenga en mente.- desestimó- No te preocupes.- y dicho esto se dio media vuelta para bajar el último tramo de escaleras.- Recuerda también tu parte, padre.-

-Ten esto presente en tu viaje.- apuró Regis antes de que se le escapara su joven y escurridizo heredero. Se acercó a él hasta quedar a unos centímetros.- Porque en tus venas llevas la Casa de Lucis. Porque eres sangre de mi sangre…- le colocó una mano en el hombro- Jamás claudiques, hijo mío.-

Notas finales:

Y hasta aquí hemos llegado, los que habéis visto o jugado a Final Fantasy XV os habréis dado cuenta de que esta última escena corresponde al principio del juego.

Bueno, tan-tan-tan ¿Qué pasará en el próximo cap?

 


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