Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

[Reviews - 239]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaa genteee, cuanto tiempo.

Lo siento mucho, han pasado demasiados meses, incluso para mí, como ya os dije en mi última actualización estaba en Francia, bueno pues, alegría, al volver tuve que ponerme al día con todo, y una vez terminé empezamos con EXAMENES FINALES.

Obviamente amo escribir el fic, pero disculpadme, amo más un verano sin tener que ir a recus (lo digo por experiencia) así que sí, no tengo excusa, dejé apartado este precioso bebé mío para poder estudiar.

Cositas: A lo mejor no puedo volver a publicar nada hasta dentro de unas 3 semanitas (que es cuando acaba el insti) hasta entonces... espero que lo largo del capítulo compense un poco la espera, de veras, lo siento, ni siquiera he podido mirarme aún vuestros comments pk enserio, a la mínima que he tenido tiempo me he puesto a escribir y desbordar imaginación retenida, así que no os enfadéis si tardo un poquito en contestar a los que tengáis dudas (si los hay)

Otra cosita, a lo mejor a algunos este fic les confunde un poco, TRANQUIL@S, no pasa nada, no me he vuelto loca, rettrasada ni he perdido el hilo de la historia, tranquilos, esaréis leyendo bien, esto se explicará más adelante.

Zero: Como todo en tu fic, nunca explicas nada.

ZSR: (-.-U) Cierra el pico, la espera valdrá la pena

Zero: si ni siquieras sabes cómo va a ir el fic

ZSR:...

Bueno queridos lector@s, con todos vosotros el cap nuevo.

El canto de los pájaros se escuchaba a través de las ventanas, a pesar de que los primeros rayos de sol aún se encontraban reacios a alzarse entre las montañas, los pasillos parecían desiertos, pero Zero sabía mejor, a esas alturas conocía perfectamente el sistema de organización del castillo, por los corredores superiores todo era calma, tranquilidad y perfección, pero por debajo de esa calma, en el corazón del castillo, los sirvientes pulían hasta el más mínimo detalle desde horas antes de su llegada, saliendo sin ser vistos y ambientando aquel lugar de ensueño.        

Las puertas de cierto cuarto se abrieron de par en par, y la oscuridad y silencio fue lo único que recibió al cazador; las cortinas estaban corridas, las luces apagadas, y las sábanas arrebujadas en el centro, el peli plata suspiró al entrar cerrando las  puertas tras de sí, se acercó lentamente a la gran cama observando todo a su alrededor y afinando sus sentidos, pues le extrañaba mucho que el azabache no notara su presencia al entrar en el cuarto cuando lo podía localizar y saber qué hacía cuando estaban separados por 10 km.

Al llegar al borde de la cama arqueó una ceja, pues veía perfectamente las puntas azabaches de su cabello entre las numerosas almohadas y mantas, la alarma había sonado hacía ya una buena media hora, y cada cinco minutos desde entonces (cortesía de Zero) para despertar al heredero al trono, y había escogido expresamente un tono muy “agradable” para ayudar a su alteza a levantarse. Y dado que cada día tenían una discusión cuando él llegaba porque Noctis no entendía cómo podía sonar cada mañana la misma melodía cuando él mismo se encargaba de lanzar cada mañana el reloj por la ventana, a Zero no le cuadraba encontrárselo durmiendo tan plácidamente.

“Aquí hay pájaro encerrado, y la pantera que tengo enfrente lo tiene justo entre sus garras.” Pensó el peli plata mientras se debatía entre desplegar las mantas o alejarse y dejar que su molesta pareja se perdiera todas sus funciones.

Mientras se debatía internamente entre qué hacer, y la moralidad de sus acciones, una mano salió disimuladamente desde debajo de las mantas y rápidamente agarró el brazo del menor tirándolo al montículo de tela. Apenas le dio tiempo al cazador a reaccionar ante ese acto cuando se encontró con unos suaves labios sobre los suyos, con un gemido amortiguado, el peli plata cerró los ojos correspondiendo al intenso beso de su pareja, la cual aprovechó para recargarlo sobre su pecho y rodear su cintura con ambos brazos.

-¿Recuérdame por qué estoy contigo?- preguntó Zero cuando se separaron, y el oji azul sonrió altanero.

-Porque te encanta como beso, y también mi cuerpo en general… oye, ahora que lo pienso, me siento más como un objeto que como tu novio.- bromeó y recibió un golpe en la cabeza.

-Imbécil- dijo Zero mientras se levantaba.- Tu padre te espera en el salón de Cristal, no lo hagas esperar, imbécil.- y dicho esto avanzó hasta las ventanas para descorrer las cortinas.

-Mi padre puede esperar perfectamente una media hora más- contestó Noctis desde la cama, su espalda estaba recargada contra el cabecero repleto de almohadas, sus cabellos negros caían libremente sobre su rostro, enmarcando ese aire aún juvenil en el rostro del monarca y destacando sus ojos azules, los cuales no se apartaban ni por un segundo del menor.- ¿Por qué no te quedas conmigo un ratito más?-

-A diferencia de “su alteza” yo si tengo asuntos que atender, así que si el vago del príncipe no va a hacer nada, me voy, que yo ya he cumplido.- dijo dándose la vuelta para salir del lugar.

-¡Zero! A partir de las 12:00 tu día es mío.- contestó el azabache justo antes de que el peli plata saliera del cuarto.

-¡¡¿¿Ahh??!! ¿Y eso quién lo ha decidido?- preguntó con una clara venita empezando a aparecer en su frente.

-No necesito el permiso de nadie para reservar un día con mi sexy y peligroso cazador cuando se me antoje.- contestó con una sonrisa lobuna.- Después de todo, soy el príncipe.

-Seh, cierto príncipe que yo me sé, se va a llevar una hostia que le va a faltar castillo para correr…- murmuró en voz alta antes de salir dando un portazo.

-¡Dile a Cor que es una orden mía!- gritó mientras se cerraba la puerta. Y sonrió al ver el pálido dedo corazón de la mano de su peli plata “El día no podía empezar mejor” Pensó con una sonrisa mientras se recostaba de nuevo sobre las almohadas.

Unas horas más tarde…

-¡Hyaa!- gritó un joven soldado mientras atacaba contra Zero, el cual lo esquivó fácilmente antes de golpearlo en la espalda con una espada de madera y derribarlo al suelo.-Itai-

-Tu inexperiencia habla por sí sola. Para empezar demuestras demasiado tus emociones, cada vez que te sientes inseguro frunces las cejas, cuando no sabes cuál va a ser mi próximo movimiento te muerdes la esquina izquierda del labio inferior con el colmillo, y cuando crees que has descubierto mi estrategia mueves los ojos de un lado al otro verificando si mis movimientos coinciden con tus cálculos.- Instruyó Zero al menor, el cual ahora miraba al suelo con un semblante alicaído- Mírame cuando te hablo.- ordenó con voz apática, y el joven obedeció, encontrándose con la brillante mirada amatista-Si te desanimas porque corrijo tus imperfecciones en combate, o porque no logras completar tus movimientos tal y como quieres, o incluso porque hay alguien más fuerte que tú, te recomiendo que cojas tus cosas y te vayas, y eso va también para los demás.- Pronunció esas palabras en un tono tan distante, que no hubo manera de sofocar los jadeos de sorpresa por parte de algunos estudiantes.- Representa que vosotros sois la futura generación de los guardias más importantes de Insomnia, y que cuando la gente os ve, debería ver a jóvenes prometedores y capaces de protegerlos.- los miró a todos- Pero ahora mismo solo veo a críos con muchas ansías y pocas ganas. Si de verdad queréis formar parte de esta “hermandad” como habréis escuchado a muchos de vuestros superiores decir, debéis esforzaros; no rendiros; si os sale mal un movimiento, practicad; si no lográis vencer a vuestro rival, practicad; y si queréis vencerme, practicad. Solo así os aseguraréis de llevar una placa, porque en mi clase, difícilmente pasaréis si no veo una mejora considerable.- Miró al joven sentado en el suelo y una diminuta sonrisa se asomó por la comisura derecha de su labio al ver la determinación en los ojos del menor.- Elias Zolk, cuando estás frente al enemigo debes mantener tu semblante en blanco, así te aseguras de mantener alerta al enemigo porque no sabrá lo que estás pensando, tratará de  desconcentrarte, buscará un punto débil, un lugar por el que atacar, pero siempre y cuando no le des esa ventaja, la batalla la dominarás tú, psicológicamente claro.-

El silencio era absoluto en toda la habitación, los rostros de todos los jóvenes estaban centrados en la pareja en el centro de la sala, absorbiendo todas y cada una de las palabras del peli plata. Al menos fue así hasta que un aplauso rompió la quietud.

-Bien, muy bien chicos.- <plas, plas>- Tomad nota de todo lo que habéis aprendido hoy con Kiryuu-san, todo consejo es poco para prepararos, y cuanto más atención prestéis a estos, más fácilmente os saldrá ejecutarlos.-

-Cor…- dijo Zero un tanto confundido de ver al mayor entrar en el cuarto, pero su confusión se transformó en un ceño fruncido cuando vio a cierto azabache respaldado en la pared más cercana a la puerta.- ¿Qué hace él aquí?- preguntó en un susurro al ponerse a la altura del vampiro, y este solo sonrió de lado.

-¡Chicos, volved a clase, Yumira-sensei os espera para empezar el temario!- anunció ante las protestas de los jóvenes sobre que su hora de entrenamiento no había acabado- Zero, puedes tomarte el resto del día libre.- y el susodicho apenas reaccionó con un pequeño tic en la ceja.

-¿A si? Entonces iré a hablar con Yumira para que me deje asistir también a su clase.- dijo en voz alta para que se enterara cierto sangre pura, él lo agarró por los hombros cuando Cor no supo bien-bien que responder.

-No te preocupes, Cor, yo me encargaré de mantener a Zero entretenido el resto del día.- contestó el azabache con una gran sonrisa, el mayor asintió y abandonó la sala un tanto indeciso al ver el aura negra que envolvía al joven peli plata.- Ne, Zero ¿Te apetece ir a tomar un hela-? ¡Ugh!- pero la pregunta quedó en el aire porque el cazador le había dado un puñetazo en el estómago a su novio.

-Ni un helado, ni dos, ni tres- gruñó el menor tronándose los nudillos y lanzando dagas con sus ojos al sangre pura a apenas dos pasos a su derecha, el cual se agarraba el costado con ambas manos.- Vamos a ver ¿Quién mierda te ha dicho que puedes meterte en mi horario sin consultarme? Por muy novio, amante o lo que sea- añadió antes de que el ojiazul pudiera contestar, se cruzó de brazos y lo miró seriamente- Es mi vida Noctis, mi trabajo y mi horario, no puedes… Ugh, no se supone que porque seas un sangre pura puedas hacer lo que te da la gana con la gente y cambiar sus vidas a tu antojo, eso no es- Mmm- gimió enfurecido al verse apresado en los labios del mayor.

Noctis le rodeó la cintura con su brazo derecho, y mientras ero intentaba apartarlo con todas sus fuerzas, el moreno se encargó de controlar su rostro aguantando su mejilla y barbilla para que este no pudiera separarse de sus labios. Fue un beso largo, húmedo y pegajoso, se prolongó hasta que el príncipe notó como su cazador se relajaba en sus brazos y correspondía al beso.

-¿Mejor?- preguntó cuando se apartaron para coger aire, o más bien para que Zero pudiera volver a respirar. Noctis sonrió ante el lío que él mismo había creado, su peli plata estaba rojo hasta las orejas, con los ojos vidriosos y aún inmerso en el ambiente íntimo y romántico que se había formado el momento anterior.

-Te odio-

-¡Hahahahahaha! O no mientas Zero, me amas.- bromeó acariciando los cabellos del más bajo y abrazándolo con fuerza, pero un golpe muy certero en su parte íntima lo obligó a soltar al cazador.- Eso fue… un golpe… muy bajo- pero por más lastimero que fuera el tono, no cambió el brillo frío en los ojos amatistas.

-Ese beso no cambia el hecho de que has manipulado a tu antojo mi horario, y sabes perfectamente que lo que más odio es que me quiten el control de mí día a día, Noctis.- dijo con voz seria y los brazos cruzados.

-Lo sé, lo sé, pero era importante, quería pasar tiempo contigo.- respondió poniendo su mejor carita de cachorro abandonado.

-Te pasas el día pegado a mi cadera, imbécil, solo nos queda dormir juntos para pasar las 24h del día juntos.- gruñó molesto, y al ver el brillo en los ojos azules del otro lo apuntó con Bloody Rose a la vez que le dedicaba su mejor mirada asesina.- Ni se te ocurra.-

-Era broma, era broma- “Por ahora” – Pero enserio Zero, hoy quería pasar el día contigo, y ya he planeado mil cosas que hacer, vamos, incluso vendrán Ignis, Prompto y Gladio, todos han conseguido tener su día libre para pasarlo con nosotros, una salida de amigos.-

Zero lo miró durante un largo rato en silencio, evaluando todas y cada una de las facciones, reacciones y posturas del azabache, desde la posición de sus pies, pasando por el movimiento de sus manos, hasta su mirada fija en la suya, y por mucho que buscara algún indicio sospechoso, no encontró ninguno, ni tampoco alguna especie de broma, por lo que suspiró y bajó el arma.

-Espérame en la entrada en 15 minutos.- y por un momento, a Zero, le vino a la mente la imagen de un cachorro con las orejas alzadas y moviendo la cola de un lado al otro a la velocidad de la luz, eso  sin contar con la enorme sonrisa altanera e infantil en su rostro. “Hijo de… caí de nuevo en su trampa.” Pensó cuando el vampiro se fue.

En las afueras de palacio…

Las calles estaban abarrotadas de gente, tanto humanos como vampiros, de los balcones de las casas y los pisos empezaban a verse lazos y banderas, los jardineros públicos recortaban los árboles dándoles forma de animales o figuras geométricas a la vez que regaban las flores o colocaban macetones por las aceras; los adultos charlaban emocionados sobre el próximo evento que sucedería en Insomnia y los niños jugaban por la acera y en los parques, algunos practicando deportes, los más pequeños tirándose por los toboganes, y otros simulando escenarios de luchas, coronaciones, y lo que parecían ser acuerdos.

Entre el mar de gente, pasando parcialmente desapercibidos estaban Zero, y los cuatro mosqueteros, como había empezado a llamarles el peli plata, porque donde uno iba, lo seguían todos. El silencio entre ellos era bastante cómodo, bueno, más bien entre Ignis y Zero, Gladiolus se reía de las payasadas que contaba Prompto, y Noctis les seguía el juego comportándose como el adolescente que era y no como el soberano frío, distante y educado que Kiryuu había conocido por primera vez en el hospital, lo cual le causaba gracia al menor, pues eso lo distanciaba aún más de Kuran y sus inconscientes comparaciones.

-¿Se celebra alguna fiesta?- preguntó Zero mirando a su alrededor y observando todos los cambios que sucedían por la calle, eso fue hasta que escuchó una risotada y notó un brazo colocándose por encima de sus hombros.

-Hahahahahaha Zero, eres la leche, hahaha- se reía sin control el rubio, para desagrado del menor, el cual le dedicó una furibunda mirada.- ¿Acaso no te has enterado?- y ante la ceja alzada del peli plata suspiró resignado- Tch, tch, tch, me decepcionas, Zerito. Bueno, deja que el tete Prompto te cuente que está pasando.- avanzaron varios pasos hasta llegar a un escaparate donde había una pancarta enorme que decía “VIVA EL TRATADO, VIVA LUCIS Y VIVA EL REY”, o al menos es lo que supuso el peli plata, ya que esta se encontraba oculta por diversas partes.- ¿Lo entiendes ya?-

-Prompto, o te dejas de tanto secretismo de una vez o te meto una bala por donde más te duele- y dicho esto sacó a Bloody Rose de forma amenazante.

-Zeroooo, eres malo ¿Por qué diablos ibas a atacar a tu mejor amigo en este sitio?- se volvió a sus compañeros, en concreto a cierto azabache que miraba la escena con diversión- Noctis, dile algo a tu novio.-

-Díselo tú- fue su única respuesta, el rubio se empezó a quejar aún más, Ignis suspiró y se llevó una mano a las sienes, empezando a preguntarse si esto había sido una buena idea, ya que estaban llamando demasiado la atención, y Gladio se divertía viendo como Zero ahora estaba tratando de quitarse al vampiro rubio de encima, de hecho ya podría habérselo quitado de un buen golpe, pero supuso que el joven peli plata no quería matar al más joven de los cuatro. Tan entretenidos estaban mirando la escena que apenas se dieron cuenta del tono de llamada de uno de sus móviles, el del príncipe, el cual frunció el ceño al ver quién le llamaba y simplemente descolgó – Noctis.- unos minutos en silencio y tras unos asentimientos por parte del ojiazul, finalizó con un –Ya vamos.-

-¿Quién era, Noctis?- preguntó Gladio, sin embargo, el azabache no contestó, simplemente le hizo un gesto con la mano que significaba “A solas”, y tras eso se acercó al dúo más joven.

-¡Prompto, te juro que o te bajas o te convierto en polvo! ¡Y esta vez de verdad!- gritó Zero con Prompto aún encima suyo, el cual sonreía divertido por las implicaciones del menor. Noctis sonrió con cariño ante la escena, y a pesar de estar tentado a ayudar a su querido cazador, no quería recibir él una bala por hacerle parecer débil, pero tampoco quería una regañina de su parte por no haberlo ayudado, ciertamente, nunca sabía qué hacer en estas situaciones.

Por suerte para él, su amigo rubio lo vio acercarse y dejó de sonreír al ver la seriedad en los ojos de su amigo, con las quejas y falsas amenazas de Zero de fondo se bajó de la espalda del menor antes de enderezarse. Zero, por su parte, también se enderezó, un tanto confundido ante el extraño cambio de comportamiento del rubio, y cuando se giró y vio a Noctis parado frente a ellos, y el aire tan serio que le envolvía, frunció el ceño, el heredero al trono solo se ponía serio si: algo de gran importancia y peligro amenazaba al reino, o algo le pasaba a su padre, con lo cual algo malo estaba pasando.

-Prompto- y tras un asentimiento del rubio, los dejó solos. Noctis se acercó hasta Zero y le cogió ambas manos, ahora libres de cualquier pistola o arma peligrosa, así de paso evitaba que se acercara a ellas.- Zero tenemos que irnos- y ante la mirada afilada del peli plata, añadió- es un asunto urgente.-

-Voy con vosotros.- sentenció el peli plata.

-No- fue la cortante respuesta del azabache, y como no, Zero se enfadó.

-¡¿Cómo qué no?! ¡¿Quién te crees que eres para decirme que no voy?!- Noctis quiso destacar que era el príncipe, pero sabía que de nada serviría con Kiryuu.- Además formo parte del grupo de guardias de palacio, y que haré lo que me dé la gana, qué coño, ni tú ni nadie puede decirme lo que puedo o no puedo hacer-

-¡Zero!- gritó Noctis interrumpiendo su diatriba- Son cuestiones de Estado, no es nada peligroso, asuntos en los que no tienes nada que ver porque sencillamente no formas parte de… solo eres un…- pero calló por segunda vez al notar como la simple conversación se estaba tornando cada vez más tensa por segundos.

-No formo parte de la Corte ni de tu círculo interno ¿No? Porque solo soy un Nivel D a los ojos de todos esos viejos remilgados ante los que tienes que hablar.- Noctis quiso decir algo, pero él no le dejó.- Déjalo, Noctis, lo has dejado lo suficientemente claro como para que mi intelecto inferior pueda entenderlo, ya puede marcharse, su alteza, no quiera hacer esperar a su Consejo de Estado.- se soltó las manos bruscamente y Noctis quiso tirarse de los pelos, era en momentos como este cuando se preguntaba por qué diablos se había enamorado del chico frente a él y no de cualquier otro vampiro que sin duda alguna aceptaría sus palabras a la primera.

“Porque si no te aburrirías como decenas de veces antes de conocerlo. Además, admite que te enciende verlo llevándote la contraria.” Contestó una voz en su cabeza, y el azabache gimió internamente, básicamente porque aquello era cierto al 100%. Suspiró- Zero...- intento tocarle el brazo, pero este se echó para atrás, evitándolo y fulminándolo con la mirada. Cerró los dedos en un puño y dejó caer el brazo- Solo quédate aquí o en el café del parque, no tardaremos más de una hora- tragó saliva y murmuró.- Y por favor, mantente alejado del centro.- y dicho eso se marchó con los otros 3, los cuales no dijeron nada sobre la riña que habían presenciado.

“¿Quién se cree que es para ordenarme nada?” pensó Zero con el ceño fruncido mientras miraba la calle por donde se habían marchado esos 3. “No solo me obliga a tener la tarde libre por un estúpido capricho suyo de salir juntos, si no que ahora, me deja solo, esto es increíble”

-¡Zero! ¡¿Eres tú?!- escuchó una voz no muy lejana, el peli plata movió la cabeza en dirección del origen de esa voz y se sorprendió de ver a cierta persona. -¡No me lo puedo creer!-

-¿Mikeyl?- preguntó un tanto sorprendido al ver el cambio en el otro vampiro, pero antes siquiera de poder preguntar nada más, unos brazos lo rodearon apretándolo contra un fuerte pecho masculino.

-¡¡Buahhhhhh!!- se puso a llorar melodramáticamente el pelirrojo.- Mi Zeritoo ¿Se puede saber por qué no volviste a trabajar? O si no te apetecía ¡¿Por qué ni siquiera has venido a visitar?!- se separaron y el más alto lo agarró de los hombros zarandeándolo- ¿Por qué, por qué, por qué? ¿Acaso no sabes lo aburrido que se ha vuelto todo sin ti?- se cubrió los ojos con un brazo- Ya no tengo a nadie a quién mirar en el trabajo, nadie con un cuerpo tan increíble que me haga suspirar, delirar, y soñar con poseer. Desde que te fuiste no he podido disfrutar de ningún otro culo que entra en la cafetería, ya no tengo ninguna excusa alguna para no trabajar.- comentó entre llantos mientras sostenía al otro por la cintura, hasta que recibió un fuerte golpe en la cabeza, cosa que lo obligó a soltar al menor, el cual tenía el rostro impasible pero con un pequeño sonrojo en las mejillas.

-¿Y desde cuando trabajar es un problema?- comentó con los ojos entrecerrados.

-¡Zeerooo!- gritó de nuevo, y una vez que obtuvo la atención del peli plata sonrió.-Ten una cita conmigo aquí y ahora.- dijo confiado al 100% y poniendo su mejor sonrisa seductora. <TONC>- ¿Por qué diablos me pegas ahora?-

-¡¿Eres tonto?! ¡Ya estoy con alguien!-

-Sí, sí, su alteza real el príncipe malcriado ¿Pero dónde está él, eh? Yo no lo veo.- dijo con tono amargo y mirando a sus alrededores, y Zero no tuvo más remedio que callarse porque Mikeyl tenía razón.- Vamos Zero, disfrutemos del día tan bueno que hace, por favor, aunque solo sea para ponernos al día ¿O es que ya tienes planes para hoy?-

“Ciertamente no es un mal plan, después de todo, Noctis se ha largado dejándome aquí solo” frunció el ceño “Si él puede dejarme plantado yo también, además, no necesito su permiso para hacer lo que me dé la gana.”

-¿Y a donde tenías pensado ir?- preguntó al de ojos verdes, el cual sonrió al escucharlo decir eso.

-Pues… ¿Qué tal el nuevo centro comercial que han abierto en la plaza Solis?- “Eso está en el centro de la ciudad.” Pensó Zero con una sonrisa.

-Me parece perfecto.- y de pronto, tenía a un alegre vampiro cogido del brazo y arrastrándolo por la acera ante las miradas sorprendidas de los transeúntes. “Quién me viera ahora se  pegaría un tiro.” Pensó sarcástico al recordar su tiempo con la Yuuki humana en el pequeño pueblo cerca de la Academia.

El largo paseo hasta dicha plaza estuvo repleto de conversaciones y anécdotas de lo que habían vivido durante esos meses separados.

-¡Un segundo! ¡¿Despedido?!- preguntó Zero sorprendido, el movimiento de su cucharilla en el café completamente detenido, y su mirada amatista fija en el hombre frente a él.

Tras una larga hora caminando por las tranquilas calles de Insomnia, llegaron a la plaza Solis, más concretamente a la Pirámide, el nuevo centro comercial de la capital, famoso en gran medida por sus tiendas de precios exorbitados, idas y venidas de famosos, y los deliciosos pasteles de chocolate con fresas de la cafetería “Triangle”, en la cual ambos vampiros los estaban disfrutando.

-¡¿Por qué?!- interrogó tras el leve asentimiento del pelirrojo, el cual miraba ausente su pastel mientras revolvía una de las fresas.-No tiene sentido, obviamente eras un gandul, bueno para nada en la mayoría de las tareas, más vago que un perro, arrogante, ególatra y mujeriego hasta llegar a ser perturbador, pero… ¡¿Por qué?! El jefe te conocía desde hace años, ni siquiera… ¿Qué pasó?-

-A pesar de tu enorme intento por animarme…- comentó con una gotita en la sien tras oír la larga lista de adjetivos negativos enumerados por el peli plata- Agradezco tu preocupación- fingió una sonrisa- Sin embargo, no es para tanto, ya encontraré otro trabajo, y con el finiquito puedo sustentar a la familia por unos meses.-

-Sigo sin entenderlo, el jefe no era un hombre que despidiera porque sí, o al menos esa es la imagen que daba- dijo dejando intacta su merienda y recordando todo sobre su antiguo jefe, cada gesto, mueca, sonrisa, regaño… todo. Intentando entender dónde había fallado su instinto de cazador que le decía que el hombre era una buena persona.

-Eh Kiryuu- el susodicho alzó la mirada para encontrarse con la mirada verde del otro, cansada, junto a otro sentimiento que no sabía definir.- El pasado, pasado es. No sirve de nada llorar sobre la leche derramada.- miró por la ventana con un brillo optimista- Dicen que cuando tocas fondo solo puedes subir, y ahora lo importante es encontrar un nuevo curro con el que consiga más pasta.-

-¿Enserio necesitabas que te despidieran para madurar?- comentó el menor con una ceja arqueada.-Tal vez si te meto una bala entre ceja y ceja logremos exprimir más de esa madurez tardía que tienes guardada en el cerebro.- y sacó parcialmente su pistola, logrando que al otro se le pasara el momento de inspiración y negara furiosamente con la cabeza repitiendo “Que va, no hace falta, que va.”

-Por cierto ¿Dónde está Bloody Rose?-

-Te la acabo de mostrar ¿Es que además de ser estúpido estás ciego?- comentó burlón, pero su sonrisa cayó con las siguientes palabras.

-No recordaba exactamente a Bloody Rose con el metal negro pulido ¿La has pintado?- Zero desenfundó el arma, en efecto, se había traído a la pistola equivocada, tragó saliva y contestó.

-No, no es Bloody Rose, es Dark Moon.- “Qué raro, antes de salir de palacio creí haber dejado a Dark Moon en la funda con el uniforme y coger a Bloody Rose” estaba tan concentrado en rehacer sus pasos desde que se quitó el uniforme hasta ese momento que logró escuchar un leve susurro, casi como una brisa pasar entre los juncos del río. Iba a preguntarle de nuevo a Mikeyl si podía repetirlo pero otro murmullo, esta vez casi como un zumbido lo detuvo, de pronto, las voces de los otros clientes desaparecieron, las imágenes frente a él se desintegraron, el movimiento del reloj se detuvo, la negrura lo invadió todo, y el silencio absoluto se asentó a su alrededor.

Su mirada se posó en el arma negra, el nombre se reflejaba con los rayos de sol, pero lo que brillaba era la pequeña luna creciente al final de la inscripción. Un frió empezó a quemar en el fondo de su estómago, el peso de mil estatuas de piedras pareció haber sido colocado en sus hombros, y por un momento, por un breve instante, tuvo miedo de alzar la mirada del arma y no ver absolutamente nada, frunció el ceño y suspiró.

“Estúpido, estás cansado, todo eso solo son tonterías” iba a guardar de nuevo la pistola cuando esta vez, claramente lo oyó.

“…rre”

“¿…?” Sus ojos se abrieron de par en par al escuchar esa voz, suave, infantil y aguda, una voz que ya había escuchado antes en alguna parte, que ahora no lograba recordar, o tal vez, no sabía dónde ubicarla, se lo pensó mejor, y la dejó en el asiento, a su lado, pero de una forma que no hacía contacto con su cuerpo.

-ro… ze-ro… ¡¡Zero!!- gritó Mikeyl sacudiéndole los hombros, los ojos del otro se abrieron de par en par, y al ver la angustiada mirada del mayor, hizo lo primero que se le ocurrió, le golpeó.-¡¡Au!!- gritó llevándose las manos a la nariz- ¡¿Por qué diablos has hecho eso?!-

-Para consolarte- contestó con el ceño levemente fruncido- Tenías una mirada que no era tuya.-

-¡¿Y lo único que se te ocurre para consolarme es pegarme un puñetazo en la nariz?! ¡Mira, estoy sangrando!- gritó señalando, efectivamente, el hilillo de sangre en descenso, pero el peli plateado solo miraba por la ventana, con una mano apoyada en su mejilla, y la otra agarrando la tela del brazo alzado.-¡¡NO ME IGNORES!!-

-Mikeyl, por favor, baja la voz, estamos en un lugar público  no me apetece ser parte de una escena, si quieres hacer teatro, he oído que el circo de la Luna está buscando personal para las pruebas de lanzamiento de cuchillos.- contestó con calma antes de beber un sorbo de café, desesperando al mayor.

-Lo que sea- miró la pistola al lado del peli plata- ¿Cómo la conseguiste? No eres de esos que compran armas porque sí, y menos conociendo tu apego por la pistola plateada.- comentó antes de morder el pastel.

-Fue un regalo.- y ante la mirada inquisitiva del otro, añadió.- De Sors.-

-Mmmmm, ya veo, papuchi te hizo un regalo, pero este no parece gustarte mucho, al menos por la reacción de apartarla de ti.- Zero se tensó y le dedicó una mirada afilada, la cual fue devuelta por el pelirrojo- ¿Cómo decías que se llamaba?-

-Estás muy pesado-

-Digamos que soy curioso-

-Demasiado- Suspiró al ver que no iba a echarse atrás- Su nombre es Dark Moon, Sors la trajo de uno de sus viajes y desde entonces la tengo conmigo.- contestó, cuidadoso de no dar información demasiado precisa.

-Pues es muy curioso el parecido que tiene con Bloody Rose.- Zero no contestó- Vamos, no me digas que no lo has visto, el mismo tipo de escritura, las mismas dimensiones, un símbolo en el mismo lado que el de Bloody… casi se podría decir que son hermanas, hahaha ¿Enserio no lo has visto?-

-No sabía que fueras tan observador.- replicó evitando la pregunta.- Es imposible que sean hermanas.-

-¿Y eso por qué? No sería raro que el mismo armero hiciera dos pistolas con atributos parecidos, es muy común, sobre todo si es por encargo- sonrió de lado burlón- ¿Cómo estás tan seguro de que eso no puede ser?-

“Esa misma pregunta me la he hecho yo desde el primer día, porque es imposible que ambas sean hermanas, por mucho que ambas parezcan iguales, incluso aunque Dark Moon afirme que Bloody Rose es su hermana… Tiene que ser imposible… más cuando una viene de otro mundo, de mi mundo separado por una potente barrera casi imposible de atravesar, pero cómo no puedo decírtelo...”

-Estoy seguro de que no son hermanas, solo es una coincidencia demasiado grande.- contestó, más para sí mismo que no para Mikeyl, el cual lo miró serio antes de encogerse de hombros.

-Solo espero que no tardes demasiado en darte cuenta…- murmuró el pelirrojo ausente. Zero alzó la vista, e iba a preguntar que había querido decir con eso, cuando una conversación llamó su atención.

-¿Tú también lo has oído?- era una mujer sentada en la mesa detrás de Zero- Dicen que van a firmar un tratado de paz, Lucis y Niflheim, un trato político.-

-Eso es imposible, la única manera de detener el poder del imperio, aquello que ansía de nuestro reino, es el Cristal, y dudo mucho que el Rey se lo ofrezca al emperador Aldercapt.-

-Eso no es del todo cierto- bajó más la voz- Hay rumores que dicen que el Emperador tuvo una hija ilegítima, nacida y criada en secreto, y se dice que este año, la muchacha ha cumplido la mayoría de edad.-

-¡Eso es imposible!- gritó conmocionada la otra- Si fuera así sería imposible que nadie supiera la existencia de esa niña, además, eso son solo rumores.-

-Shhh, baja la voz. Ya sé que solo son rumores, pero… ¿Qué mejor manera de hacerse con el reino de forma pacífica que un matrimonio político? ¿Y por qué el Rey Regis ha aceptado de pronto el trato con el imperio, cuando nunca antes ha permitido la entrada del imperio al territorio, ni que decir de la capital?-

-Es cierto, pero…-

-Solo piénsalo, ambos jóvenes se casan en un matrimonio concertado, el tratado se firma con condiciones dignas para ambas naciones, la barrera cae y la paz se establece entre ambos reinos. Formaríamos parte del imperio, pero no dejaríamos de lado nuestra cultura y tecnología gracias a esa unión, tendríamos privilegios con el imperio y no se habría causado ningún derramamiento de sangre. A cambio, el imperio obtiene el Cristal y el territorio mediante la boda, gobernaría el mundo, sí, pero en el momento en que el emperador muriera, el príncipe Noctis tomaría el trono, sería el vampiro más poderoso del mundo.- unos segundos de silencio.

-Es cierto… dada la situación, ese escenario sería magnífico, pero… el príncipe jamás lo aceptaría, está enamorado de ese joven, ya lo has visto cada vez que ambos salen por la tele, mira a ese chico como si fuera el único.-

-¿Chico?-

-Sí, el joven que fue adoptado como hijo de sangre por el médico de la corte real, el sangre pura Aevum Sors, aquel joven que causó conmoción y rescató a todas aquellas personas en la Torre Aurea hace ya casi un año, y que poco después entró en el servicio de palacio como protector del príncipe, Kiryuu Zero.- tras unos breves momentos añadió- Seguro que te suena, dicen que su físico es muy parecido al de la Astral Shiva, cabello de plata como la luna llena en invierno, piel blanca como la nieve, y ojos tan brillantes como amatistas.-

-Oh ese, ya me acuerdo, el que causó un escándalo en la fiesta de… ya, ya, está prohibido hablar de eso, pero sí, ya me acuerdo.-  hizo un ruido como si pensara algo muy serio- Ciertamente el príncipe está enamorado de él pero… dudo que anteponga su corazón a su deber, él es el responsable de todos nosotros, su educación está basada para que el bienestar del reino sea lo primero, y dudo que el emperador acepte algo menos que un sí en el tratado, si no… creo que no sobreviviremos.- suspiró.- El príncipe aceptará el trato, puede que se enfurezca al principio o le sepa mal cortar con el joven Kiryuu, pero dentro de unos años, lo agradecerá.-

-No lo entiendo ¿Qué quieres decir con eso de que lo agradecerá? Es imposible que agradezca que lo hayan separado de la persona que ama.-

-Escucha, Kiryuu Zero es un hombre, y el príncipe, obviamente, también es un hombre, es imposible que ambos… ya sabes, tengan un niño. Y no nos engañemos, no importa todo esto de que el imperio nos quiera invadir o no, dentro de unos años, cuando el príncipe pase a ser rey, necesitara un heredero al trono, y ese joven, no podrá dárselo, necesitará a una mujer.- suspiró apesumbrada- Así que ya ves, si se separan ahora que acaban de empezar su noviazgo, será mucho mejor que no dentro de unos años, cuando su relación ya esté consolidada y vean el problema frente a ellos. El príncipe se encariñará con su prometida con el paso de los años y llegará a quererla, pese a no amarla, o tal vez sí. Y el joven Kiryuu podrá enamorarse de otro joven sin el cargo de conciencia de no poder darle un hijo al príncipe Noctis, o si lo prefiriera por si no se viera capaz de estar con nadie más, podría centrarse en su carrera militar.-

-Ya veo… sí, tiene sentido.-

Zero tragó saliva, lo cierto es que ambas mujeres tenían razón en varias cosas: 1º, sabía que el príncipe amaba su reino, y jamás permitiría que nadie les hiciera daño, no le gustaban los derramamientos de sangre innecesarios; 2º, él nunca podría darle un heredero a Noctis, no era una mujer y jamás lo sería, y pese a no importarle mucho y saber que al azabache tampoco le importaría en este momento, no dudaba que en un futuro, su estúpido vampiro, quisiera ser padre; y 3º, el tiempo todo lo cura, si Noctis y él se separarán, y él se casara con esa supuesta princesa, no dudaba que, a pesar del dolor en los primeros años, Noctis acabaría olvidándose de él, tal y como le había sucedido antes.

Estaba tan sumido en sus deprimentes pensamientos, que no notó cómo alguien lo alzaba del brazo, hasta ya estar de pie, era Mikeyl, y por su oscura mirada él también había escuchado su conversación.

-Vámonos- y se fue dejando a Zero solo, este cogió a Dark Moon, cálida al tacto pese a haber estado alejada de su cuerpo y sobre el frío cuero del sillón, como una especie de consuelo, y se la guardó en la funda.

Caminaron varios minutos en silencio, el sol se estaba poniendo por el oeste, semi-oculto entre los altos edificios de oficinas, los colores anaranjados, cálidos, iluminaban las calles recordándole a Zero las películas cursis y nostálgicas que veía con Yuuki en el cine hace ya tanto tiempo.

-¿Sabes que no es cierto, verdad?- preguntó Mikeyl ante el silencio de Zero. –Lo que esas mujeres han dicho, son todo tonterías, el emperador no tiene hija alguna, solo son rumores que algún estúpido se ha inventado por aburrimiento.-

-Sí, claro.-

-Noctis jamás te haría eso, dejarte de lado, quiero decir.-

-Lo sé- contestó ausente, mirando al frente mientras le seguía el paso al mayor.

-¿En serio? Pues no pareces muy seguro.- Mikeyl frenó en seco, y se giró, chocando con Zero.- Más bien parece que estés pensando que todo puede ser cierto, que a la mínima ese remilgado de Caelum te dejará de lado. ¡Dudas de él pese a llevar tanto tiempo juntos!- gritó enfadado.

-¡¿Y  desde cuando eres tú un defensor de Noctis, eh?! ¡Que yo sepa lo odias, siempre lo has odiado, cada vez que lo nombraba se te oscurecía la mirada y tratabas de cambiar de tema lo más rápido posible!- alzó los brazos- Pues mira, ahora soy yo el que no quiere hablar de él ¿Vale?- trató de seguir adelante, pero el pelirrojo lo agarró del brazo con fuerza devolviéndolo a su posición.

-¡NO! ¡No puedes huir de esto, Zero! ¡No ahora!-

-¡¿Y a ti qué coño te importa lo que yo haga?!- gritó tratando de soltarse, pero para su sorpresa, Mikeyl tenía una fuerza enorme, manteniendo su agarre de hierro implacable y sin esfuerzo, pese a los violentos movimientos del menor por soltarse.

-¡Me importa porque no quiero que vuelvas a desaparecer!- esto detuvo al peli plata, pero no logró disminuir el enfado en su mirada.- Cuando te fuiste del café, supe que algo andaba mal, dejaste de venir a visitar, desapareciste, Alyss, Mayala y el jefe… todos estaban preocupados, y pese a que te llamamos muchas veces, ninguna respondiste.- bajó la cabeza y apretó su agarre en el brazo de Zero.- Debería haber ido a buscarte a palacio, tal vez golpear a ese estúpido príncipe que se cree intocable… y luego apareciste cómo pareja de ese estúpido sangre pura, serio e inamovible, pese a todas las carantoñas, miradas y roces que te dedicaba ese…- suspiró.

-Suéltame Mikeyl- comentó con voz fría, el brazo le estaba empezando a hacer daño, con cada palabra que decía, el pelirrojo apretaba su agarre, y Zero no dudaba que mañana tendría un buen moretón allí donde el joven lo estaba agarrando.

-Solo si me prometes que no te irás.- reprochó, Zero lo miró a los ojos, y cuando estaba a punto de hablar alguien irrumpió en escena.

-¡ZERO! ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!- ambos hombres giraron su cabeza a la derecha, Iris Amicitia, la joven había dejado caer las bolsas que llevaba, Zero estaba 100% seguro de que eran ropa nueva, y los miraba con ¿pánico?, más bien, miraba al pelirrojo y al agarre que tenía sobre el brazo de Zero, y cayó en cuenta.

La escena presenciada sería, él atrapado contra la pared de un edificio, intentando zafarse de un vampiro mayor que él por 2 cabezas y varias décadas, el cual lo tenía arrinconado y con un firme agarre en su brazo, y si estaba allí desde hacía unos minutos, tal vez había visto la pequeña mueca de incomodidad que había hecho el peli plata cuando Mikeyl acababa su discurso, el cual se podría malinterpretar si…

-¿Qué hace alguien como tú aquí, con él?- preguntó la vampiresa con los colmillos fuera y mirando a muerte a Mikeyl, Zero estaba a punto de intervenir cuando una oleada de energía lo envolvió, era la misma sensación que en la cafetería, silencio absoluto, negrura infinita ante sus ojos, y el paso del tiempo detenido, y entonces… esa voz, ahora claramente.

“Peligro… Huye… Corre” esa voz de niña pequeña que empezó a escuchar desde lejos, como si estuviera sumergido bajo el agua, se acercaba con cada palabra, hasta que de nuevo, el silencio o envolvió todo.

“¿Qué?”

“¡¡YA!!” gritó justo a su lado, asustada y devolviéndolo a la situación donde estaba.

-Corre- susurró inconscientemente, para sorpresa de ambos vampiros cerca de él, justo antes de desmayarse.

Hubiera caído contra el suelo si Mikeyl no lo hubiera cogido en brazos, Iris gruñó mostrando sus colmillos, estaba preocupada por Zero, a la vez que quería atacar a ese hombre que lo tenía en brazos.

-¡Zero, Zero despierta!- y recordó lo dicho por el menor “Corre” ¿De qué? No tuvo que esperar mucho.

-¡Suéltalo!- Iris sacó sus garras y se dispuso a atacar cuando una tienda al final de la calle estalló, los gritos no se hicieron esperar.

Un olor pútrido y concentrado se expandió por toda la calle, provocando arcadas y vómitos de aquellos que aún estaban por ahí, y a lo lejos, Mikeyl vio salir de entre las ruinas del edificio a varios vampiros tambaleantes, justo antes de que uno profiriera un potente rugido al aire, y se abalanzara contra un transeúnte que se había acercado a ayudar. No dudó, se levantó con el menor en brazos, y salió corriendo de la escena, dejando atrás a la joven vampiresa semi atrapada bajo unos trozos de cemento que habían volado por los aires en la explosión.

-Hermano, en la calle principal, acaba de empezar. Sí, estoy bien, pero Zero estaba aquí- gritos del teléfono móvil.- No, uno de ellos estaba con él. Va a ser un poco complicado, teniendo en cuenta que se ha desmayado y no está aquí. Y yo que sé, solo te diré que ese se lo ha llevado. ¡No soy su niñera, no es mi culpa que Noctis no esté donde tiene que estar, que es al lado de Zero!- bufó molesta- ¡No puedo moverme, estoy atrapada bajo unas losas de hormigón, genio, no me queda más que esperarte aquí! ¡¡DATE PRISA!!-

Con Noctis…

La sala donde se llevaba a cabo la reunión, era el Salón Esmeralda del palacio, tal y como indicaba el nombre, el amplio salón está compuesto por paredes de un color verde claro, decorado con columnas de mármol verde y con detalles dorados, el suelo era de mármol, negro en este caso, y sobre él una larga mesa semi circular con dos tronos situados sobre un pequeño podio que se alzaba gracias a dos escalones.

La reunión con el Consejo estaba siendo de lo más aburrido, los ancianos se quejaban de la poca implicación de la familia real en el conflicto contra Niflheim. El rey escuchaba atentamente los problemas que ellos presentaban, y Noctis, pese a tener que prestar atención, estaba perdido en sus pensamientos y en la discusión que había tenido con su amado Zero justo antes de venir.

<Flash Back>

-Voy con vosotros.- sentenció el peli plata.

-No- fue la cortante respuesta del azabache, y como no, Zero se enfadó.

-¡¿Cómo qué no?! ¡¿Quién te crees que eres para decirme que no voy?!- Noctis quiso destacar que era el príncipe, pero sabía que de nada serviría con Kiryuu.- Además formo parte del grupo de guardias de palacio, y que haré lo que me dé la gana, qué coño, ni tú ni nadie puede decirme lo que puedo o no puedo hacer-

-¡Zero!- gritó Noctis interrumpiendo su diatriba- Son cuestiones de Estado, no es nada peligroso, asuntos en los que no tienes nada que ver porque sencillamente no formas parte de… solo eres un…- pero calló por segunda vez al notar como la simple conversación se estaba tornando cada vez más tensa por segundos.

-No formo parte de la Corte ni de tu círculo interno ¿No? Porque solo soy un Nivel D a los ojos de todos esos viejos remilgados ante los que tienes que hablar.- Noctis quiso decir algo, pero él no le dejó.- Déjalo, Noctis, lo has dejado lo suficientemente claro como para que mi intelecto inferior pueda entenderlo, ya puede marcharse, su alteza, no quiera hacer esperar a su Consejo de Estado.-

<Fin Flash Back>

“Zero, eso no es cierto, te amo más que cualquier otra cosa en este mundo, y te juro, que cuando sea Rey, me acompañarás a todas las reuniones que tenga como mi Compañero, por muy aburridas que te parezcan y por mucho que te quejes cuando acaben.” Pensó con una triste sonrisa al imaginarse tal escenario, ambos saliendo de la sala, Zero renegando y quejándose de esos viejos carcamales, refunfuñando a su lado, y él abrazando a su peli plata por la cintura mientras le daba la razón entre besos en el cuello y en el rostro, solo para ver el sonrojo en el rostro de su futuro esposo.

-¿Y si es cierto lo que dicen los rumores?- dijo uno de los ancianos, Shiver Demios, representante de todos los miembros de clase Noble- ¿Y si el emperador Iedolas Aldercapt tiene una hija casadera que quiere ofrecer como trato?- Noctis gruñó internamente al notar la mirada de todos los ancianos sobre él.- El príncipe debería sopesar los beneficios que dicha unión conllevaría para el reino.-

-Solo son rumores.- Confirmó Noctis sin importarle demasiado, esos rumores eran mentiras, y aunque fueran ciertos jamás aceptaría casarse con nadie más que Zero.- Mentiras de gente aburrida y morbosa.-

-Muy probablemente sea así, su alteza, pero… ¿Y si, por remota posibilidad que fuera, todos estos rumores, fueran ciertos?- comentó otro de los ancianos, Caleb Inirth, magnate y descendiente de los primeros miembros de la nobleza de Insomnia.- Si el emperador nos ofreciera un trato a través de su hija, o una invasión a mano armada al país ¿Qué decisión tomaría, su alteza?- lo miró fijamente- Piense que Lucis está muy debilitado, no aguantaría un ataque a mano armada del implacable ejército de Niflheim, ni siquiera con todo el poder del Crystal.- sonrió- ¿Aceptaría el casamiento o lo negaría para quedarse con su amante y condenar así a todo su pueblo?-

-Cuidado con sus palabras, Lord Inirth.- amenazó Noctis con una fría mirada y voz peligrosa- No consentiré ninguna falta de respeto hacia mi pareja.- el anciano bajó la cabeza en señal de sumisión.- Dicho momento no ha llegado, ni siquiera estamos seguros de que el emperador quiera hacer un trato con nosotros, y mucho menos de que tenga una hija. Incluso si es cierto esto último… ¿Quién nos asegura que no nos traicionará en un futuro?-

-Me parece que llevamos demasiado tiempo hablando de temas oscuros- intervino Regis al ver las protestas en los ojos de los ancianos, miró a su hijo con una mezcla de orgullo y decepción.- Tomemos un refrigerio antes de proseguir con temas tan delicados ¿Les parece?- Los ancianos miraron agradecidos a Regis, aliviados de poner paz en un ambiente tan tenso como aquel.- Los alimentos han sido servidos en el salón del cielo, por favor, adelántense.- y cuando estuvieron solos, Noctis se levantó para irse.- Noctis, quédate un momento.- El príncipe se detuvo a medio camino de la puerta.

-¿Qué he hecho ahora?- Regis suspiró mientras bajaba las escaleras.

-No debes ser tan radical, hijo mío.- Noctis se acercó a su padre para ayudarlo a bajar.- Los ancianos siempre te pondrán a prueba, para ganarse tu respeto, para sentirse seguros contigo… para todo, cada momento de debilidad lo aprovecharán, no para traicionarnos, sino para saber si pueden confiarnos sus vidas y las de todo el reino.-

-Hablaron mal de Zero, e insinuaron…-

-El hecho de que hablen así es para ver tu templanza, tu capacidad de racionalizar la situación, y tu sentido de la estrategia. Esta situación nunca antes había sucedido, y lamento que seas tú el que debe sopesarla.- suspiró resignado.

-No temas, padre, jamás te culparía por algo como esto, el destino es impredecible, y solo en tiempos de presión y peligro uno aprende a comportarse como un verdadero líder.- Regis sonrió ante las palabras de su hijo.

-Ciertamente, me alegro de que mis enseñanzas no hayan sido en vanas, y estoy muy orgulloso de ti por haber mantenido tu templanza en todo momento, pese a esos comentarios, sin embargo, recuerda tomarte todos esos comentarios con filosofía, busca siempre la intención con la que están hechos, y responde acorde a su origen.-

-No comprendo del todo padre ¿Debería haber contestado que en caso de ser ciertos los rumores habría aceptado el matrimonio?- Regis sonrió de lado.

-No, pero tampoco negarlo como lo has hecho, más bien deberías haber comentado que se investigarían a fondo dichos rumores, y en caso de ser ciertos se habría buscado alguna alternativa para no llegar a las armas. Ser sutil y decir que tal vez aceptarías el trato y a la vez que lo negarías, no simplemente descartarlo como improbable.- al ver cómo funcionaban los engranajes de su hijo sonrió.- Te diré un consejo hijo, no hay mejor Rey que aquel que dé a entender su intención pero sea imposible de prever en sus actos.-

-Lo tendré en cuenta, padre.- suspiró Noctis, sin entender del todo esto último, ganándose una risa de Regis.

-Cuando seas rey, lo entenderás, o a lo mejor Zero es capaz de explicártelo.- ¿Zero? ¿Por qué su padre lo mencionaba?- Ve a buscarlo.-

-Pero, la reunión…-

-No has prestado atención a la reunión desde el primer segundo ¿Qué te hace decir que a partir de ahora será diferente?- sonrió- Soluciona el problema que hayas creado primero, para que esa cabeza tuya se centre de nuevo.- Noctis frunció el ceño.

-¿Por qué crees que yo tengo la culpa?- Regis sonrió con melancolía.

-Porque con tu madre yo era igual que tú.- y dicho eso se fue a donde estaban los ancianos.

Noctis sonrió de lado antes de salir corriendo por el pasillo en dirección opuesta a la de su padre, paso por varios salones para acortar su camino, y bajó dos plantas deslizándose por la barandilla de las escaleras, tal y como lo hacía de pequeño, llegó hasta la biblioteca y abrió la puerta de par en par, allí adentro estaban ellos, Gladiolus medio dormido en uno de los sofás con un libro en las manos; Ignis repasando un informe de último momento, o tal vez algo atrasado por culpa del servicio de inteligencia, y Prompto entretenido con un manga. Los tres alzaron la vista al verlo entrar, y sin ninguna duda acudieron a él.

-¿Ya se ha acabado la reunión?- preguntó Prompto confuso, normalmente esas reuniones llevaban casi toda la tarde, y apenas habían pasado 3 horas y media, Noctis sonrió.

-Me he escapado- Ignis iba a protestar- Necesito encontrar a Zero y pedirle perdón.-

-¿Y no puede esperar a que acabe la reunión?- Preguntó Gladiolus rascándose la cabeza. Él también quería ir a por Zero, más que nada porque si seguía aquí dentro en su día libre, o bien acabaría dormido, o se iría al gimnasio a despedazar a algún novato que quisiera entrenar, pero tuvo que preguntar para no enfadar a Ignis. El heredero se encogió de hombros.

-Mi padre ha sido el que me ha echado, tengo demasiado plata y lila en la cabeza como para prestar atención a los asuntos de estado.- confirmó con una sonrisa torcida.

Bibibibibibibibi bibibibibibib ibibibibibi-

-Aquí Gladiolus, ¡Ah, Iris!- la mirada de Gladio se oscureció, y las facciones de su cara se endurecieron.- ¿Dónde estás? ¿Ya ha empezado?- miró su reloj- 1 hora antes de lo que previmos, esto no es bueno ¿Estás bien? ¿Atrapada? ¿Dónde? ¿Estás herida?-

Los otros 3 vampiros estaban muy atentos a la información que recibían de Gladiolus, y se pusieron en marcha en dirección a la calle.

-¿Zero? ¿Qué hacía ahí?- ese simple echo llamó la atención de Noctis, que se giró de golpe y miró a Gladiolus pidiendo una explicación, este suspiró y lo puso en manos libres.- ¿Estaba solo?- preguntó recordando la forma en que lo dejaron en la calle, y notó como Noctis se tensaba.

“No, uno de ellos estaba con él”

-¿Está contigo ahí? Dile que se ponga-

“Va a ser un poco complicado, teniendo en cuenta que se ha desmayado y no está aquí.”

-¡¿Cómo que no está ahí?! ¡¿Dónde está?!- gritó Noctis

“Y yo que sé, solo te diré que ese se lo ha llevado”

-¡No debería estar ahí, le dije que no se acercara al centro!- se reprendió Noctis.

-Iris, encárgate de que no se vayan muy lejos.- dijo Gladiolus

“¡No soy su niñera, no es mi culpa que Noctis no esté donde tiene que estar, que es al lado de Zero!”

-Está bien, solo no te muevas de donde estás.-

“¡No puedo moverme, estoy atrapada bajo unas losas de hormigón, genio, no me queda más que esperarte aquí! ¡¡DATE PRISA!!” y colgó.

Los chicos corrieron a los coches, Gladiolus, Ignis y Prompto se subieron en un Maserati Levante de color plateado, perteneciente a Gladiolus, y Noctis se subió en su inseparable Lamborghini. Los tres primeros se dirigirían a la zona del altercado, Gladiolus ya estaba comunicando con los miembros de la guardia de élite para que se encargaran del asunto, motivo por el cual, Ignis, le impidió conducir el auto. Y Noctis, iría a buscar a Zero, no sabía quién estaba con él, pero cómo le hubiera tocado un solo cabello, sería hombre muerto, vampiro, humano, o lo que fuera.

“Ya voy, Zero” se prometió con los ojos brillando rojo sangre y pisando el acelerador.

Con Zero

Negrura. Eso es todo lo que ve, todo lo que hay a su alrededor, densa y profunda, no puede ver más allá de sus manos, sin embargo, puede verse a sí mismo, casi como si desprendiera luz propia y gracias a eso fuera visible. Bajó la mirada, sus pies estaban sobre lo que parecía ser agua, por las pequeñas ondas que se creaban cada vez que hacía un movimiento, por pequeño que fuera, ese sitio era muy parecido a donde ya había estado antes una vez, sin embargo, no lograba recordar demasiado, ya que con el paso de los días, ese recuerdo se iba haciendo cada vez más borroso.

Un zumbido ya bastante conocido llegó a sus oídos, este lo había estado acompañando durante toda la tarde, cada vez que Dark Moon estaba en sus manos, con lo cual no le asustó.

-¿Dónde estás?- preguntó mirando a su alrededor.- No sé muy bien quién o qué eres, pero te agradecería que, si fueras a atacarme, lo hicieras de frente.-

“¿Atacarte? Bueno, ganas no me faltan. Contestó esa infantil voz de nuevo cuando el zumbido se detuvo. “Después de todo, eres un desconsiderado. La última vez que hablamos te quedaste inconsciente, y luego tuvo que venir ese novio tuyo a llevarte a palacio” Zero juraría por el tono que la niña tenía un puchero en la cara, se llevó una mano a la sien y suspiró.

-Por favor, si vas a hablar conmigo, al menos muéstrate, así no tengo que estar dando vueltas buscando la fuente de tu voz.-

“¿Por qué debería hacerlo? Así es más divertido” A Zero le salió una venita en la frente

-Porque es de buena educación, Dark Moon.-

“Buena educación hubiera sido el comprarme mis balas como te dije, pero nooo, para qué, el señorito sabe más ¿No? Hum.”

-¿En serio vamos a discutir esto aquí?- frunció el ceño- ¿Y dónde exactamente es aquí? ¿Por qué estoy aquí?- Algo apareció flotando en la lejanía formándose poco a poco hasta formar una brillante esfera vaporosa de color azul marino, una que le resultaba muy familiar..

“Es el Spiritus Mundis, o más conocido por los humanos como el Limbo ¿Qué? ¿A qué viene esa cara?”

-Nada. Simplemente me resultas familiar.- la esfera se movió violentamente a su alrededor.

“¿Cómo no voy a resultarte familiar si nos vimos hace unos días cuándo viniste a hablar con Shiva? Malo, feo, tonto, estúpido ¿Y se supone que tú eres mi portador? Debería transformarte en un colador, no entiendo cómo Bloody te aguanta, idiota.”

-¿Shiva, la Astral?- La esfera se frenó en seco, y a pesar de no tener ojos, Zero se sintió completamente observado.

“Eres un imbécil.”

-¿Disculpa?-

“Disculpado estarás cuando me des MIS balas.” Dio una vuelta a su alrededor “Por cierto, por qué estás aquí es muy sencillo” Zero la miró fijamente “Quería hablar contigo. Oh vamos, no te enfades, últimamente me tienes abandonada, solo llevas a Bloody contigo, por eso esta mañana he cambiado de posiciones con ella.”

-Espera ¿Entonces esta mañana he cogido a Bloody Rose?- La esferita asiente -¿Fuiste tú?- otro asentimiento- ¡¿Y se puede saber por qué no me has dicho nada antes?! ¡Has dejado que creyera que me estaba volviendo loco!-

“¡No es mi culpa que te estés volviendo más estúpido de lo que eres! Solo quería pasar tiempo contigo…” Esta declaración llamó la atención del peli plata “Siempre escoges a Bloody por encima de mí, y no me importa, quiero decir,  lleváis más tiempo juntos, pero lo que me da mucha rabia es que nunca hablas con ella, solo la usas y la guardas ¡Eso no está bien, ELLA tiene sentimientos, las DOS los tenemos, estúpido!”

-¿A qué te refieres con eso?-

“Eres nuestro portador, al que hemos escogido como “amo”, por decirlo de alguna forma. Es cierto que eres muy poderoso y puedes usarnos, pero eres igual que los demás, no te esfuerzas por pelear con nosotras, simplemente nos usas como herramientas, y no lo somos, desde el momento en que te escogimos fue para ser compañeros, los tres, y a pesar de todo, nos ignoras cuando te llamamos o te advertimos, te cierras en banda y no es divertido, eres igual de malo que todos los demás”  dejó un minuto de silencio para coger aire “Cuando me llamaste en la subasta y hablamos, me sentí muy feliz, pensé que alguien además de “ella” me escuchaba, pero después de aquello, cada vez que intentaba hablar contigo, chocaba con una barrera impenetrable y silenciosa.” Si Zero no hubiera visto y vivido todo lo que había vivido, creería que estaba loco cuando vio caer pequeñas lágrimas de aquella esferita frente a él, y más cuando imaginó a una niña con la cabeza gacha llorando por haber sido dejada de lado por sus amigos. “Hoy también, no solo nos has desestimado como compañeras, si no que has negado que Bloody y yo… no es justo, se suponía que contigo iba a ser diferente, pero no… Sabes, Bloody ya no intenta hablar contigo, dejó de intentarlo cuando tenías 15 años, y ahora que nos hemos vuelto a encontrar, dijo que no lo intentara, que no me escucharías. No la creí, porque yo había hablado contigo, y a pesar de decírselo no me creyó.”

“Lo intenté, día tras día después de aquello, y antes también, pero más después de la subasta, creí que habíamos creado un lazo con tu juramento, pero no… Le propuse a Bloody hacer lo que siempre hacemos cuando un portador no nos toma enserio, irnos. ¡Pero ella se negó, dijo que eras especial, y que no importaba que no pudiera hablar contigo o tener un lazo, solo quería estar a tu lado y ayudarte! ¡¡No lo entiendo!! Yo no te veo nada de especial… ella… yo no… snif”

-Ahora estás hablando conmigo.- recordó Zero, y por un instante, la imagen de esa niña volvió a su mente, ahora con la cabeza alzada mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.

“¡Y MAÑANA VOLVERÁ A ESTAR TODO EN SILENCIO! ¡¿NO LO VES?! ¡ESTÁS CANSADO! Por eso puedo hablar tranquilamente contigo, porque estás tan cansado que escuchas mis gritos, pero aun así intentaste rechazarme, en la cafetería, en la calle… eres muy cruel, si solo puedo hablar contigo cuando estás cansado no quiero hacerlo en absoluto.”

-¿Y por qué lo hiciste? Si no quieres resultar herida ¿Por qué lo hiciste?-

“¡Porque a pesar de todo creo en ti! Creo que en algún lugar dentro tuyo, algún día… snif, podremos hablar los tres juntos, incluso Bloody y yo podríamos… snif, creo en ti… y quiero seguir creyendo, creer que no volveré a estar sola… soy estúpida…”

-No, yo soy el estúpido- acercó su mano a la esferita y le limpió unas lágrimas- Lo siento mucho, a partir de ahora, me esforzaré para escucharos ¿Podrás creer un poco más en mí?-

“Eso depende… solo si me prometes que cuando nos veamos me darás un helado de chocolate, he oído hablar maravillas de eso, y quiero probarlo” A Zero le cayó una gotita por la sien, intentando imaginar cómo una pistola puede comerse un helado, pero no replicó, solo asintió, y la esferita empezó a danzar más animada. “Entonces trato hecho, le diré a Bloody que vuelva a intentarlo, pero esta vez, no nos olvides.”  Zero asintió “Por cierto, cuando te desmayaste hace como una hora y media, Mikeyl te cogió en brazos como princesa, Iris Amicitia lo vio salir corriendo por la calle, y una de las tiendas explotó creando un gran altercado. Ahora estás en el parque de la ciudadela, no hay ningún humano ni vampiro en la zona. Diviértete.”

Y antes de que Zero pudiera gritarle cualquier cosa, abrió los ojos para encontrarse con el cielo estrellado, y un Mikeyl preocupado se asomó por encima.

-¡Zero! ¡¿Estás bien?!- “Extraño, Dark Moon dijo que no había ningún vampiro ni humano cerca, pero aquí está Mikeyl” se sentó poco a poco y se llevó una mano a la frente.

-Estoy bien ¿Qué pasó?- El pelirrojo se puso tenso.

-Te desmayaste, y te traje hasta aquí.-

-¿Y la explosión?-

-¿Cómo lo s-?- ante la mirada de Zero aclaró- No sé, una tienda de cosméticos estalló al final de la calle, tú te desmayaste y te cogí en brazos y salí corriendo de allí, no sé qué más pasó.- pensó- Un momento, antes de desmayarte susurraste algo “Corre” y justo después estalló la tienda.- lo miró fijamente, y Zero le devolvió la mirada.

-Una corazonada, lo más probable, no conté con desmayarme después de eso.- se sentó en el banco- Espera, Iris estaba allí ¿Qué pasó con ella?- Mikeyl apretó los puños y apartó la mirada.

-No lo sé, solo te cogí y salí corriendo.- Zero suspiró, sabía que había algo más allí, pero no le dio importancia, sabía que era imposible sacarle información a Mikeyl cuando se lo proponía- Zero…- el susodicho lo miró, y dirigió su mirada a su brazo, el cual tenía un gran moretón con la forma de la mano del pelirrojo, y ahora que se fijaba, le hacía bastante daño- Lo siento por eso.-

-No importa.- miró la hora, las 22:37 pm- Bueno, creo que es hora de ir yendo a casa, me ha encantado verte, Mikeyl, espero que podamos encontrarnos de nuevo pronto y-

-Me gustas.- confesó de golpe, pillando por sorpresa al oji amatista, al cual agarró suavemente por debajo del feo moratón que le había dejado antes.

-¿Disculpa?- preguntó desconcertado, la cabeza empezaba a palpitarlo por tremenda confesión, y por un segundo pensó que era una de las bromas de Mikeyl, así que río- Haha, sí claro, tú también “me gustas” Mikeyl, eres un buen amigo.- este gruñó

- No, me gustas de verdad- lo miró a los ojos, y Zero se detuvo al ver la seriedad con la que el otro hablaba.- Me gustas mucho Zero- y tras esas palabras, lo besó.

Fue un beso superficial, más un roce de labios que otra cosa y apenas duró unos segundos, pero en cuanto Zero reaccionó, apartó a Mikeyl de un empujón antes de apuntarlo con Dark Moon y taparse la boca con la mano.

-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó sin saber muy bien cómo reaccionar.

-Te lo dije, me gustas, y solo porque tengas como pareja a esa sanguijuela no voy a detenerme.-

-Hablas como si tú no fueras una sanguijuela, y yo tampoco, y para tu información ambos lo somos.- contestó sin bajar el arma. Mikeyl sonrió, y justo cuando fue a responder, el potente bramido de un motor se oyó a sus espaldas, era Noctis.

-¡¡ZERO!!-gritó mientras bajaba del auto, y al ver la escena frente a él, sus ojos se pusieron rojos y sus garras y colmillos se afilaron.- ¡ALEJATE DE ÉL!- bramó antes de salir corriendo en su dirección.

Pero solo con dar un paso hacia delante, una fuerte explosión se oyó a unos pocos metros de allí, seguido de una potente llamarada que consumió toda la carretera que daba a la zona Norte del parque, envolviendo al azabache en su interior.

-¡¡¡NOCTIISS!!- gritó Zero mientras corría en dirección a las llamas.

Cu-cu, cu-cu, cu-cu

-¡NOCTIS!- gritó Zero sentándose de golpe, su respiración era agitada, su pulso frenético y su rostro estaba empapado en sudor. Le dolía todo el cuerpo como si estuviera en llamas y tuvo que volver a tumbarse y respirar lentamente para recuperar un poco la compostura.

Una vez se calmó, miró a su alrededor, intentando reconocer su entorno. Estaba tumbado en una amplia cama de madera oscura y un dosel verde indio sobre su cabeza, con ropa de cama blanca y tapado por sábanas del mismo color; las paredes eran de un tono blanco roto y el mobiliario contaba con dos sillones acolchados del mismo tono que el dosel, un amplio escritorio de madera con una silla, un gran armario y una puerta, también de madera; pero lo que más le llamó la atención, fue la pared frente a él, una enorme cristalera francesa con dos cortinas de un verde más suave atadas a sus laterales que daban lugar a un hermoso paisaje forestal, ningún objeto personal a la vista, ni armas ni ropa... nada.

Se sentó poco a poco en la cama y analizó ahora su situación física, sus manos estaban vendadas, así como su cuello y su frente, y supuso que la mayor parte de su cuerpo estaría igual, le dolían los músculos de los brazos, las piernas y el pecho, la cabeza le palpitaba y su garganta estaba seca, ardía deseosa de algún líquido.

Con todo esto en mente, apuntó; primero, estaba en un lugar desconocido, con lo cual podía ser peligroso, pese a no haber nadie; y segundo, físicamente estaba débil, en su actual condición dudaba poder enfrentarse a alguien, lo más sensato sería volver a tumbarse y esperar a que alguien llegara. Pero cómo era de los que tienen poca paciencia se levantó con mucho esfuerzo de la cama, tuvo que intentarlo dos veces porque sus piernas, pesadas e inestables, se negaban a moverse, y se dirigió a la puerta apoyándose en la pared. La puerta se abrió con facilidad, no estaba encerrado, y esta dio lugar a un amplio pasillo alfombrado, con candelabros, que estaba seguro ya no se usaban, a lo largo de este y varias puertas bastante separadas unas de otras, y al final del pasillo, por el lado derecho una pared y un giro, un camino a seguir.

Con ese pensamiento en mente, empezó a caminar teniendo como apoyo la pared, el camino, que en cualquier momento hubiera sido rápido y sencillo, se le estaba haciendo un suplicio por el dolor en sus piernas y pecho que lo obligaban a parar cada pocos pasos, los brazos y la cabeza ya estaban mucho mejor. Al fin llegó al final del pasillo, siguió con la mano la pared y empezó a girar cuando se chocó contra algo duro, su equilibrio falló, sus piernas cedieron ante el dolor y la gravedad hizo el resto, hubiera chocado contra el suelo de no ser por una gran y cálida mano agarrando su muñeca.

-¿Zero?- Esa voz tan conocida, familiar y añorada, él la conocía perfectamente, pero no podía ser, él no estaba en Eos, estaba completamente seguro de que esa voz tan querida para él, era solo un producto más de su imaginación, obra de esas estúpidas palpitaciones y cansancio general. Tal vez, su deseo de ver a sus seres queridos había acabado por volverlo loco, pese a todo, alzó el rostro y sus ojos se abrieron de par en par.

-Kaito…-Y antes de poder decir nada, unos brazos muy conocidos y ansiados lo envolvieron en un suave abrazo, los rebeldes mechones castaños acariciaban su mejilla, los guantes de cuero se agarraron con fuerza a la parte de atrás de su espalda, y el pesado y duro atuendo de su hermano de armas alzaba y subía levemente junto a los silenciosos sollozos del joven adulto, llevó una mano a esa enraizada cabellera y la dejó descansar ahí, casi para asegurarse de que era real, y no un sueño cómo aquel que acababa de tener, aquel de su último día con Noctis.

-Kaito ¿Qué ha -?- otra figura, mayor y ataviada con un atuendo de vaquero apareció por el fondo del pasillo, pero se detuvo nada más ver la imagen frente a él, sus dos chicos, abrazados en el suelo, ambos con lágrimas en los ojos (o al menos Zero que era a quien veía, pero supuso que Kaito también por la forma en que temblaba violentamente) y abrazados con fuerza y sin soltarse- Zero…-

-Shishou-

Notas finales:

Espero que os haya gustado ^_^

Os amo a tod@s. Hasta el próximo cap.
Besos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).