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Lágrimas de plata por Zero Shiro Rose

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Notas del capitulo:

Bueeeeno aquí estoy de nuevo, muchas gracias por los comentarios, me animan mucho y me alegro de que os guste la historia.

Espero que también disfruteis de este capítulo.

^-^

PD: Las actualizaciones, no recuerdo si lo he dicho antes, las haré los fines de semana y puede que alguna vez en viernes. La culpa de esto: Exámenes.

Varios días después…

Los murmullos se extendían a lo largo y ancho del local, las mesas ocupadas por los clientes que miraban con sospecha a los otros vampiros que paseaban o que se sentaban a pocos metros de ellos mientras susurraban un secreto que parecía tan delicado como el cristal.

-¡¡¿Pero se puede saber qué coño pasa?!!- preguntó enfadado Zero en la cocina mientras sacaba del horno una bandeja con nuevas pastas mientras Alyss trataba de calmarlo.

-¿Es que acaso vives debajo de una piedra?- sonó la arrogante voz de Mayala.- Están asustados por las constantes y misteriosas desapariciones de humanos cerca de las fronteras del reino.

-¿Solo por eso están así?-

-¡¿Qué quieres decir con solo por “eso”?! ¡¡¿Es que acaso no escuchaste que son ataques de Niveles E?!!- preguntó enfadada.- ¡¡Y lo peor es que ni la Guardia Real ni la Nocturna hacen nada por evitarlo!! ¡¿Esta es su manera de defender el reino, dejar que vayamos muriendo por culpa de esas asquerosas alimañas?!- luego miró despectivamente a Zero- Pero dudo que alguien como tú pueda entendernos, ya que estás más cerca de ellos que de los vampiros corrientes.- dijo antes de irse.

-Zero…- esta vez fue Alyss- No te enfades, May está asustada también, así que no la tomes en serio.- pidió bajito, a lo que el peli plata se encogió de hombros.

-¿Y cuando me he tomado en serio algo de lo que ha dicho?- esa respuesta hizo que la castaña le dedicara una pequeña sonrisa- venga, lleva estas bandejas al mostrador.- dijo dándole las bandejas y viendo como se marchaba.

-En serio, no sé de donde sacas esa paciencia para soportar esos comentarios.- dijo Mikeyl entrando a la cocina con varios platos sucios.- Yo ya le habría gritado varias cosas en la cara, eres como un santo, Zero-chian.- comentó con una sonrisa seductora escrutando su cuerpo con la mirada.

-Tengo práctica con gente así, además- cortó un trozo de jamón creando un sonoro TAC- Yo prefiero esperar a que el postre esté en el punto justo antes de meter mis manos en la masa- lo miró con una sonrisa alzando el cuchillo.

-Corrijo, un demonio con el cuerpo de un ángel.- dijo con un gran goterón en la nuca antes de salir de allí.

-Buuuf- bufó cansado, miró el reloj, las 13:03 pm, aún le faltaban varias horas para terminar su turno, así que volvió a los bocadillos que estaba preparando y maldijo al que inventó el tiempo porque este no pasara más rápido.

Ese mismo día a las 20:04 pm

“El trabajar en la GN y que tu dueña lo sepa debe ser la única ventaja que tiene esa cafetería.”

Fue lo primero que pensó nada más cerrar la puerta de su apartamento tras de sí, se acercó al sofá y se dejó caer sin ni siquiera haberse quitado los zapatos o la chaqueta.

Pero no pasaron ni cinco minutos cuando la puerta fue abierta y el vendaval conocido como Takao Kuroba entró gritando.

-¡¡BUEEEENAS NOOCHEEEEESS ZERITO!!- tal grito hizo que el menor cayera del sofá por el susto y que le dedicara una mirada asesina desde el suelo a su “querido” y “amado” amigo.

-Takao, ¿Qué quieres?-

-Dicho en ese tono parece que no te alegras de verme, Ze-chan-

-Uno: No me llames Ze-chan y dos: ¿Por qué debería alegrarme el verte?- Esto último hizo que el otro se lanzara hacía Zero, que por el cansancio no reaccionó lo suficientemente rápido para esquivar el “abrazo pulpo” de su amigo y casero.

-¡¡Zeeerooooo!! ¡¡Eres muy cruel!!- lloró mientras lo aprisionaba contra su pecho.

-Lo que tú digas- contestó cansado, cosa que el otro notó y prefirió dejarlo estar.

-Bueno, tienes 15 minutos para ducharte y vestirte, mientras, yo te prepararé algo para comer antes de irnos.- lo miró y dijo- venga vamos, ¿A qué esperas?- Y dicho esto se levantó y se fue a la cocina.

Zero por su parte se fue al pequeño cuarto de baño para quitarse la ropa, se acercó al espejo con el torso desnudo y fijó su vista en el incómodo sello en la base de su cuello, por suerte esa noche no quemaba (cosa que su sed de sangre aún no había despertado) pero sí que picaba un poco.

Tras un suspiro se acabó de desvestir y se metió bajo la ducha, la cual temperó a su gusto y dejó que el agua caliente relajara sus músculos tensos. Cuando salió de la ducha se encontró con el uniforme negro de la GN colgando en una percha donde colocaba las toallas (De seguro Takao lo había puesto ahí adrede). Resopló, ni muerto se pondría eso.

Cuando salió del baño, en la barra de la cocina había una taza de café y un muffin de chocolate, sonrió, pero Takao no estaba por ningún lado, supuso que estaría en su apartamento por el sonido de fondo que venía de la escalera, él se acercó al armario donde dejó el uniforme y sacó la ropa que usaría esa noche, cuando acabó volvió a la barra y se debatió entre prepararse el café a su gusto o tomárselo negro con toda la cafeína en estado puro, al final se decantó por lo último.

-¡¡Zero!! ¡¿Y el uniforme?!- Se oyó la voz del peliverde, el nombrado, con la taza de café a medio beber lo miró expectante y se encogió de hombros.- El capitán dice que-

-Gruñón dice muchas cosas, pero muy pocas van en serio, no creo que por una noche mas se vaya a morir, además, si aún no ha entendido que no pienso ponerme el uniforme, significa que es más estúpido de lo que pensé en un principio.- “Sí, definitivamente necesito mucha cafeína para esta noche.”

-Pero… haa, sabes qué, olvídalo, después de todo no me harías caso- dijo mirando de reojo a su compañero, el cual vestía unos pantalones ajustados y roto por varias zonas dejando expuesta parte de su pálida piel, unas bambas de deporte negras y una camiseta de cuello alto y ajustada, pero con el frío que hacía se puso por encima una sudadera roja con el dibujo de una calavera fantasmal de tonos negros y con las letras “I’m Going To Eat Your Soul” con letras góticas y simulando el goteo de sangre negra.

-Hmmhm- asintió con la boca llena de café.- Bueno, vamonos.-

-Zero el muffin-

-No tengo hambre-

-Pero estoy seguro de que solo has comido medio bocadillo a las 12 y no has vuelto a comer nada.-

-Me he tomado dos tazas de café por la tarde.-

-Necesitas comer más, si no nunca llegarás a tu peso ideal- lo miró escuetamente- Además el doctor de la GN dijo que debes comer más y-

-Aaahhh vale, me como el puñetero muffin y te callas.- dijo cogiéndolo de mala gana antes de salir del apartamento sin esperar al peliverde.

-No entiendo como no puede gustarte tanto cocinar y no soportar comer.- dijo cerrando la puerta tras de sí.

En el edificio de la Guardia Nocturna…

La tensión se palpaba en el ambiente y cuando Zero y el segundo al mando, Suoh Adams, fueron llamados al despacho del capitán una mala sensación se instaló en el estómago de Kiryuu, como una piedra que se hunde poco a poco en las profundidades del mar.

-La situación es crítica- empezó el capitán- Supongo que habéis escuchado los rumores sobre las desapariciones de humanos en la zona cercana a la frontera del reino, pues dejenme decirles que NO son rumores.- suspiró

- Son ataques de Niveles-E- afirmó Kiryuu.

-Sí, y además son brutales, salvajes y sangrientos.- completó el capitán- Por eso su Majestad ha mandado esto- sacó un sobre con el sello de la família Real y el del capitán de la GR.- Quiere que acabemos con esto de raíz, y para ello nos dirigiremos al centro de la acción, ahora largo.-

Ambos subalternos se miraron por un breve momento antes de salir del despacho, el segundo al mando no estaba seguro de lo que decía el capitán, pero en la mirada amatistas del tercero al mando no había rastro alguno de duda, había entendido perfectamente al capitán.

-Kiryuu, el capitán…-

-El capitán quiere trasladar a todas las unidades a los puntos más débiles de la frontera, esos donde hay ataques de Niveles-E.- explicó pensativo y mirando a la nada.- Pero… hay algo que no va bien.- el otro lo miró sin comprender- Falta información. O bien el capitán no quiere dárnosla o no se la han dado a él, pero lo que es cierto es que jugamos con desventaja y deseo equivocarme cuando digo que esta misión va a acabar mal.- dijo antes de marcharse y dejar solo a Suoh.

-¡Kiryuu! No te olvides de preparar a los soldados antes del anuncio del capitán.- le gritó.

-Je, ¿Y cuándo se me ha olvidado algo?- bromeó en voz baja para que nadie lo oyera.

“Esto es una locura”

Tal y como esperaba, las cosas no salieron bien, la noticia se extendió como la pólvora y muchos miembros eran reacios a acatar la orden de traslado, sobretodo los que tenían familias en la capital, pero el anuncio fue muy claro.

“Todas las fuerzas pertenecientes a la Guardia Nocturna tienen la obligación de presentarse mañana a primera hora, las 06:00 am, en el cuartel de transporte a las afueras de la ciudad.

Este comunicado involucra a todos los miembros de cualquier Distrito y rango sin excepción alguna.

Misión: Detener los numerosos ataques violentos y continuados de Niveles-E en las zonas cercanas a las fronteras del reino Lucis, a través de cualquier medio, para evitar que abarquen más territorio.

ESCUCHAD: Se trata de una misión de alto riesgo, por ello, todo individuo que no se presente será declarado como traidor y una vez terminada la misión será encarcelado y ajusticiado.

Del Capitán de la Guardia Nocturna, Petra Rogelius.”

El anuncio había sido enviado por correo a todos los dispositivos de cada miembro, una carta a sus casas y colgado por todas las paredes del edificio en menos de un hora, rapidez que sorprendió a Zero que leía y releía el papel como si este ocultara algún misterio.

-¿Qué tanto relees, Zero?- preguntó Takao subiendo las escaleras del apartamento, eran las 02:30 am, tenían tres horas antes de volver a marcharse.

-Hmm, nada en verdad, solo pensaba en la ironía que tiene la carta.- le entregó el papel- Si cojes la inicial de cada párrafo T-E-M-E-D, forman la palabra temed,es como si alguien no quisiera que fuéramos a esa misión-

-No llames al mal tiempo, burro.- dijo con voz temblorosa- Bueno, te pasaré a buscar dentro de un rato.- se despidió.

Al abrir la puerta, la oscuridad fue lo único que lo recibió, ni un efusivo abrazo de su antiguo “padre”, ni una alegre sonrisa de su antigua “hermana” o tal vez un insulto de tono arrogante procedente de su gemelo, nada, solo el más absoluto silencio envuelto en un manto de oscuridad.

Se acercó a la venta y se arrodilló frente al marco de esta, justo donde estaban esas pocas fotografías que lo habían acompañado en ese solitario viaje.

Sentía como si una fría mano estuviera agarrando su corazón y apretándolo tan fuerte que creía que explotaría, era en momentos como ese cuando recordaba una fuerte y cálida mano revolviendo sus cabellos mientras la profunda voz de su maestro mascullaba algo como “Estúpido mocoso, ¿En qué diablos estás pensando?”

Plic, plic, miró sus manos ahora mojadas y se subió una a sus mejillas, las lágrimas caían silenciosas por su rostro, el simple recuerdo de su maestro.

Ese hombre que lo había criado desde que nació y el que siempre sabía su estado de ánimo sin ni siquiera decírselo, ese que siempre desprendía un olor a tabaco, pólvora y bosque que lo hacía sentir como en casa, el que le había enseñado todo lo que sabía en el arte de cazar y la única persona, hasta la fecha, que lo hacía sentir seguro… ´Todo eso y mucho más era la persona que él consideraba su verdadero padre, Toga Yagari.

Estaba seguro que si él estuviese aquí bufaría con el cigarro en la boca antes de llamarlo estúpido y asegurarle que todo estaría bien, que él siempre “cuidaría su trasero” en el campo de batalla… pero ahora estaba solo, y sin nadie en quien poder apoyarse.

-Shishou, volveré, después de todo tuve un buen maestro en lo que a cabezón se refiere.- dijo acariciando la foto donde salían con Kaito y su hermano.- Así que quita esa cara de perro que tienes.- acabó con una pequeña sonrisa

Se limpió las lágrimas antes de ir al armario y guardar varias mudas, no sabía cuánto tiempo estaría en la frontera, pero algo le decía que sería bastante; una vez listo y vestido esta vez con el uniforme de la GN, cerró el macuto y fue a la cocina, cogió el bote de las pastillas y lo guardó en otro bolsillo, estaba listo.

A las 4:55 am Takao seguía sin aparecer, Zero suspiró, salió de su piso y marchó al del peliverde. La puerta de este estaba entreabierta y la luz de dentro apagada, cosa extraña conociendo a Takao, por lo que tras picar suavemente entró y cerró la puerta detrás suyo.

El piso de su amigo era más grande que el suyo (normal, es el dueño) y también mucho más decorado con fotos, algún que otro peluche, libros, y muchos objetos personales, pero aún no había ni rastro del peliverde, al menos hasta que escuchó un sollozo, este provenía del baño, así que se encaminó a dicha estancia.

Allí, recostado contra la pared de la ducha estaba Takao con varios objetos abrazados mientras una gran cantidad de lágrimas caían por sus mejillas, y de sus labios salían sollozos y jadeos rotos.

-Takao…- fue el susurro de Zero, el cual el otro oyó, ya que giró su cabeza en la dirección del peli plata.

-Zero- contestó con voz ronca por el llanto.

-¿Pero qué te ocurre?- preguntó antes de arrodillarse a su lado, Takao sonrió triste y le agarró un mano.

-Nada, solo estaba despidiéndome.- miró lo que tenía en sus brazos- Pero ahora ya está todo bien.-

-¿De qué estás hablando?-

-Voy a morir Ze-chan- se sorbió los mocos- voy a morir en esta batalla y luego nadie me va a llorar- empezó a romperse a medida que lloraba- mi familia murió cuando yo era muy pequeño, mi abuelo me crió hasta que murió cuando yo cursaba mi último curso en la Academia, mis compañeros de la GN pueden morir y los que no, junto a los de la comisaria de policia se olvidarán de mí como cuando un niño olvida un viejo juguete.- acabó llorando de nuevo.

-Sabes… snif… es muy triste saber que vas a morir y que todo lo que has hecho en tu vida no lo va a recordar nadie, que nadie va a llorarte ni a echarte de menos, snif, snif… se que es egoísta, pero me hubiera gustado tener una novia que al menos me llorara los primeros días de mi-

-Basta- le interrumpió Zero- Tú no vas a morir, ¿vale? no vamos a morir, ni tú ni yo, iremos, acabaremos con esos Niveles-E, volveremos y todo seguirá como lo es ahora, te lo prometo.- dijo con mucha seriedad, pero ambos sabían que era mentira, en esta misión podría pasar cualquier cosa, incluso la muerte.

-Vaya, eso suena muy bonito, Ze-chan.- contestó con los ojos repletos de lágrimas- ¡Ah, es verdad!- gritó de golpe y se levantó corriendo con todas esas cosas en sus manos, Zero lo siguió hasta el comedor donde revolvía varias cosas del armario hasta que encontró algo, era un pequeño paquete, del tamaño de un libro envuelto en papel azul claro con redondas de color lila.-Quería esperar al día Blanco, pero con la misión… Toma.- dijo entregandoselo- Es mi regalo a cambio de los chocolates de San Valentín.-

Zero tomó el paquete con cuidado y lo fue desenvolviendo poco a poco, sin querer romper el papel donde Takao había escrito con un rotulador negro:

“Ze-chan, gracias por los bombones, creo que tu futuro marido amará los dulces que le prepares, por cierto, cuando eso pase espero que no te olvides de mí, tu querido hermano/amigo/padre/compañero/vecino/casero Kuroba Takao.

Te amo Ze-chan o(^.^)o”

Una foto, era la imagen que se habían hecho ambos cuando Zero había sido ascendido a Tercero al mando, ambos llevaban el uniforme de la GN (la primera y última de Zero, si no fuera por la misión), estaban abrazados, bueno Takao estaba abrazado a Zero, tenía los brazos rodeando el cuello del oji amatista y su cabeza apoyada en el hombro izquierdo de este y ambos tenían una gran sonrisa en el rostro.

-Takao… gracias.- fue lo único que dijo antes de abrazarlo.

-Ohhh Zero me está abrazando, hay que inmortalizarlo en una foto- bromeó el más alto.

-Idiota, es tu culpa.-contestó- Además, no puedes morir, si lo hicieras ¿Cómo se supone que deba vivir, como viuda desconsolada?- y Takao le devolvió el abrazo aún más fuerte que el peli plata en medio de aquella oscura habitación.

-Tienes razón, si n te cuido yo ¿Quién te obligaría a comer mínimo 3 veces cada día? jajaja- auch ¡Zero!- se quejó cuando el peli plateado le dio un codazo.

-Cállate, estupido pelo de alga- contestó para ganarse una risa de su amigo.

Notas finales:

¡¡Tadaa!! ¿Qué pasará en el próximo capitulo? jejeje


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