"Los besos por correo no llegan nunca a su destino, se los beben por el camino los fantasmas."
-Frank Kafka.
Sasuke estuvo mucho tiempo sentado en el suelo, muchas veces se estiró en él, abrió la ventana cuando ya estuvo oscuro y se fumó tres cigarros, se apoyó en la orilla de la ventana y miraba hacia abajo respirando el aire helado. Y como un niño, se escondió debajo de la cama viendo sus mensajes de textos, puso la radio bajita sólo para escucharlo él.
-Itachi, ¿Sigues despierto? – Preguntó Sasuke desde debajo de la cama.
-Si. – Fue su escueta respuesta.
Escuchó a Sasuke moverse en el suelo, hasta quedar al lado de su cama, lo miró un segundo y luego desabrochó su cinturón.
-¿Qué haces? – Preguntó Itachi, viendo la ropa interior de su hermano, cuando sus pantalones ya estaban a mitad de su trasero.
-Me saco los pantalones, ¿Qué más parece? – Ironizó el adolescente.
Se sacó los pantalones, junto con los zapatos y los calcetines, para después acostarse al lado de Itachi.
-Hazte a un lado, que me está dando frío... - Dijo empujando levemente a Itachi con su cadera. El mayor se hizo a un lado para dejar que su hermano se acostara. – Siempre me gustó acostarme al lado tuyo. – Dijo Sasuke. – Eres como un peluche para el sueño...
-Te comportas como un niño, Sasuke. – Dijo Itachi mirando el techo.
-¿Y no lo soy? – Preguntó irónicamente.
-Sí, lo eres. – Dijo, abrazándolo por los hombros.
Sasuke apoyó su cabeza en el pecho de su hermano y tomó un mechón largo que estaba ahí.
-¿Cómo es que te dejan trabajar con este cabello tan largo? – Preguntó Sasuke haciendo una trencita en el mechón de pelo.
Itachi rió nasalmente.
-¿Es qué tú no sabes en lo que trabajo? – Preguntó Itachi.
Sasuke pensó un momento e hizo una mueca algo infantil.
-Pues no, como no me interesaba nunca te lo pregunte. – Dijo.
-Soy jefe de una tienda donde se confeccionan bicicletas personalizadas. – Le dijo. – Y en las noches trabajo como Bar man en el bar que era del Tío Madara.
-¡¿Qué?! – Chilló Sasuke levantándose un poco. - ¡¿Aún sigue en funcionamiento?!
-Sí, fue heredado al Tío Izuna. – Respondió. – Trabajo para él, después de que Shisui se mudara a la casa de Obito.
-¿Desde cuándo tienes esa tienda? – Preguntó.
-Desde que me fui de la casa. En ese entonces ya trabajaba para el Tío Izuna, así que ya tenía dinero para pagar mi departamento, después de eso me reuní con mis amigos--- Sasuke le interrumpió.
-Los muralistas, que fumaban yerba contigo. – Adivinó.
-Los mismos. – Sonrió Itachi. – Rentamos un almacén, lo arreglamos y desde hace dos años que está funcionando.
Ambos se sentaron en la cama.
-Y sobre el bar, mi Tío dijo que en el testamento de Madara decía que ni papá ni mamá tendrían que saber hasta que fuera el momento.
Sasuke digirió la información.
-¿Por qué no sabía nada de eso? – Preguntó entonces, sin entender por qué era tan ignorante sobre el tema.
Itachi lo miró de reojo, y suspiró.
-No te sientas aislado, no hablas mucho con el Tío Izuna desde el accidente de Obito. – Se le apretó la garganta cuando pronunció el nombre de su primo. – Y jamás hablaste con el Tío Madara antes de que muriera.
Itachi se recostó levemente en la almohada que tenía a la espalda, estaba agotado.
-Pero Madara confiaba en mí... - Dijo el mayor. – Es por eso que me lo contó todo.
-¿Sólo en ti? – Preguntó sin querer.
-No, también confiaba en Obito. – Le miró la nuca a Sasuke. – Éramos como sus más grandes confidentes.
Sasuke pasó sus estrechos dedos por sus cabellos negruzcos. Aún estaba asimilando eso. Había cosas de las que era ignorantes de su familia, bueno no tantas.
-Vaya. – Expresó. – Me he enterado de demasiadas cosas hoy... - Apretó sus labios, pensando en lo que iba a decir y desde donde comenzar a hablar. – El restaurante del Tío Madara, tu trabajo, el que hayas vuelto tu sueño realidad, la confianza de Madara... Ehm... de que el rubio no era tu novio... y de...
-No lo digas sino lo quieres decir. – Le detuvo Itachi.
-De que me amas. – Dijo, ignorando por completo a su hermano.
Itachi suspiró.
-No te preocupes, no voy a seguir hostigándote con esto que siento.
Sasuke lo vió por sobre su hombro, su hermano le sostuvo la mirada.
- Idiota. – Dijo Sasuke. Pasó sus piernas por encima del cuerpo de su hermano, sentándose en sus caderas.
- ¿Qué haces? – Preguntó frunciendo el ceño.
El de cabello corto acercó sus rostros, frunciendo el ceño de igual manera y habló:
- Dices que me amas, ¿Cierto? – Preguntó él ahora.
Itachi tragó grueso y asintió.
- Bien. – Sasuke sonrió y besó con suma delicadeza los labios del peli largo.
Itachi casi ni se inmuto, era como los besos que le daba cuando era pequeño.
- Te amo. – Le dijo cuándo se separó de sus labios. El mayor lo agarro de la cintura y lo apretó despacio contra su cuerpo.