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Midnight por Princess Nemesis

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Notas del capitulo:

Por fin actualice, gracias a todos los que esperaron. No me odien por haber tardado tanto.

 

A leer.

De pronto vio la oscuridad del lugar, era un vampiro, pero sus ojos amatistas no podían traspasar la oscuridad absoluta de donde se encontraba, comenzó a caminar, pero todo seguía igual, solo oscuridad, observo sus pálidas manos, ¿Por qué podía ver sus manos, pero lo demás no?

 

Siguió caminando, vio una pequeña luz, por lo que se dirigió hacia allí. La luz anterior era emitida por una bella mujer de cabellos plateados, que estaba sentada en piso, tenía la cabeza agachada y con sus manos ocultaba su rostro. Su cuerpo temblaba imperceptiblemente, y sollozaba.

 

Zero se quedó viéndola, ¿Qué podía hacer por ella? Se sentía mal observándole, esa mujer estaba sufriendo.

 

—¿Por qué tuvo que ser él? –comenzó a susurrar la sollozante peli plateada —No puede ser yo, o alguien más. Mi niño hermoso está sufriendo.

 

Quería ir a consolarle, y decirle que todo está bien, pero se detuvo, sintió que debía dejar que se desahogara, el consuelo que ella necesitaba le sería dado por otra persona.

 

Una luz lo cegó, parpadeo varias veces para acostumbrarse a los pequeños rayos de sol que se colaban por su ventana. Sonrió ya había amanecido.

 

Su sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo, volvió a soñar con esa mujer, ella era la que siempre era protagonista en ellos, siempre estaba sufriendo, echándose la culpa por algo.

 

Negó con la cabeza, eran solo sueños, dejaría de tomarle importancia a eso, hoy sería un bello día de eso estaba seguro. Se levantó de la cama, fue hasta la ventana, contemplo el cielo azul, como los ojos de Haru, y al dorado Sol, como los rubios cabellos de Haru, y tan cálido como sus brazos.

 

Sacudió la cabeza, sus mejillas estaban sonrojadas, tenía que dejar de pensar en eso.

 

*

*

*

 

Apretó fuertemente la carta que tenía entre sus manos; como Kaname le pedía que los aceptara de nuevo en la Academia, si habían lastimado a Zero demasiado, anteriormente se había cegado, pero ahora no lo estaba. Contestaría esa carta, pero eso dependería de Zero, solo si él los aceptaba, ellos podrían volver.

 

Aunque se sentía demasiado perturbado, podría decir que anteriormente él sabía que Zero hubiera rechazado rotundamente esa solicitud, pero ahora no sabía cómo reaccionaría, él ya no odiaba a los vampiros, pero habría perdonado a los hermanos Kuran. Eso lo sabría después.

 

*

*

*

 

Había amanecido, lo sabía, en ese momento debería de estar dormido, pero ahí estaba, despierto, pero sin contemplar los rayos de Sol, que eran retenidos por las grandes cortinas de terciopelo rojo, por tal motivo, la habitación estaba en penumbras.

 

Su mente comenzó a divagar, complacería a Yuuki, ya había mandado una solicitud para ingresar nuevamente a la Academia como estudiantes de la clase nocturna, solo le quedaba la respuesta del director, este era un hombre demasiado impredecible, por lo que ni siquiera él, podía saber lo que estaba pensando. 

 

Decidió que dormiría un rato más, todavía faltaban horas para que los demás en la mansión se despertaran. Dirigió sus pasos a la cama y se acostó. Estaba más cansado de lo que pensó, el sueño le venció y pronto se encontraba dormido.

 

Y aunque no lo supiera a los minutos de haberse quedado dormido, un joven de cabellos rubios, llego a su habitación, se acercó a él, y se sentó a un lado de la cama, acarició suavemente los cabellos castaños del rey de los vampiros y sonrió.

 

Esos ojos esmeraldas solo venían con ternura al castaño que dormía plácidamente.

 

*

*

*

 

Zero caminaba fruñendo el ceño, con Haru a su lado, quien sonreía, ya que le parecía demasiado tierno el gesto de Zero.

Ellos habían sido llamados por el director Cross, según dijo el estudiante que les aviso, era urgente; Zero estaba molesto, primero porque habían interrumpido sus clases y segundo porque sabía que lo que le digiera Cross no sería tan importante, ya que el director siempre exageraba las cosas.

 

Maldecía susurrando, sin percatarse de que Haru le observaba divertido. El peli plata era más bajo, sus pobladas pestañas, con sus sonrojados labios hacia que le dieran ganas de besarle, pero hay estaba ese ceño fruncido, que hacía que se viera terriblemente adorable.

 

Haru le arrincono contra la pared, mientras que Zero se sorprendió por el actuar de rubio, le pareció extraño, pero no dijo nada.

 

Acerco su rostro al de peli plata, casi rosando sus labios, haciendo que se sonrojara.

 

—Deja de quejarte Zero, si el director nos mandó a llamar sus razones tendrá.

 

Dicho esto, se apartó, como si no hubiese sucedido nada. Zero llevó su mano al pecho, y escuchó los fuertes latidos de su corazón. Maldito Haru.

 

*

*

*

 

La puerta fue abierta sin mayor preámbulo, entraron rápidamente en la oficina del director, quien estaba en su escritorio, su rostro no mostraba expresión alguna. Zero y Haru se miraron, estaban perturbados, primero porque Cross no se había lanzado sobre el peli plata, y segundo por su expresión fría.

 

—Siéntense –pidió con voz neutral.

 

Los dos chicos obedecieron, tomaron asiento y se dispusieron a escuchar la información que Cross les daría, por alguna razón a Zero no le dio buena espina eso. El silencio se podía cortar con un cuchillo.

 

—Cross sin rodeos –gruñó Zero, que se había cansado del silencio.

 

—Kaname quiere volver a la Academia. –dijo sin mas

 

Zero abrió los ojos. Yuuki, ese nombre paso como un flas por su mente. Era seguro que ya no odiaba a los vampiros, pero tan pronto se tenían que volver a ver. Ella le hizo prometer que la próxima vez que se encontraran la mataría, no quería encontrase con ella por eso. Sintió una mano cálida en su hombro, aflojo sus nudillos ya que se dio cuenta de que los había apretado, su cuerpo se relajó. Internamente agradeció a Haru por eso.

 

—Es tu academia; puedes aceptar a quien quieras, Cross –dijo fingiendo molestia.

 

Kaien sonrió complacido, le alegraba haber tomado la decisión correcta al aceptar a Haru Yagami como un estudiante, gracias a él, su hijo estaba cambiando, no solamente eso, sino también madurando. El odio del pasado había menguado, sus ojos brillaban, ese aire de soledad y nostalgia iba desapareciendo poco a poco.

 

—Tengo que ir a la siguiente clase –avisó Zero.

 

Ambos se levantaron dispuesto a irse.

 

—Adiós, director –se despido educadamente el rubio.

 

Iban saliendo cuando Cross se acordó de algo vital para la Academia, sonrió infantilmente, por los problemas que esa decisión causaría.

 

—El clan Kuran vendrá en tres días. No se les olvide ir a recibirlos, guardianes.

 

Zero se sorprendió, dirigió su mirada a Haru, quien observaba al director y asentía levemente, aceptando ser un guardián.

 

*

*

*

 

—Aceptar así, como si nada, eso sí es impulsividad Haru –le reprendió Zero.

 

—No veo el problema, no soy un cazador, pero sabes que tengo las capacidades necesarias. Además, lo hice fue para estar más tiempo contigo Zero.

 

Decir esas palabras tan fácilmente, pensó Zero, Haru era un sincero estúpido, que hacía que su corazón se acelerada con solo palabras.

 

—Por cierto, Zero. Tu deseas permanecer siempre siendo un vampiro –pregunto un poco serio.

 

—Es lo que soy… no puedo evitar ser un vampiro, no es como si existiera una cura para ello.

 

Haru se detuvo a mitad del pasillo desierto. Al ver esa acción, Zero de igual manera le copio.

 

—¿Haru, te encuentras bien? –pregunto un poco dudoso.

 

—Y si yo pudiera, no sé…. hacer que dejaras de serlo.

 

El peli plata se consterno, de que hablaba, no existía ninguna manera de eso. Ahora que tramaba su rubio amigo.

 

—Te prometí que no te mentiría…. jamás lo haré. Odio a esos vampiros que te hicieron daño, soy un Dios, cuando ellos vengan, pudiera protegerte, hacer que ellos desaparecieran. Pero tú nunca aceptarías eso. Temo por tu seguridad. Por lo que te pido que confíes en mí, dejaras de ser un vampiro. Te protegeré de todos, te lo aseguro.

 

Dicho esto, le abrazo. Zero supo que eso era lo que necesitaba, se sentía terrible. Le había hecho sufrir y que se preocupase.

 

Haru había estado para él, en todos esos mese, había soportado su pésimo carácter, su mal humor, y todavía seguía ahí para él.

 

Tenía que hacer que Haru notase que él también le apoyaría, que de igual forma estaría a su lado. No quería hacer que ese hombre sufriera.

 

—Confió en ti, Haru. Si tienes una forma para que yo deje de ser un vampiro, lo hare.

 

Zero sonrió tiernamente, en ese momento hasta Afrodita, pudo haberse sentido celosa.

 

*

*

*

 

Kaname leyó la carta que sostenía entre sus manos, ya había anochecido por lo que todos se encontraban despiertos. 

 

—Takuma, avísales que mañana partiremos para la Academia. –dijo con su usual tono de voz.

 

Él mencionado salió de la oficina dispuesto a obedecer. Mientras que Kaname se apartó de su escritorio y fue hasta la ventana. En el cielo estrellado, se alzaba la Luna magníficamente, con su resplandor y hermosura que siempre mostraba.  Sonrió, era hermosa.

 

Aunque sea, algo aliviaba el dolor que sentía su corazón. Desde que acepto volver a la Academia, Yuuki comenzó a preocuparse muchísimo más por su apariencia. Le amaba, era tanto, que dolía, su pecho ardía, cada vez que ella se veía interesada por parecer hermosa ante los ojos de otro hombre.

 

Observó nuevamente a la bella y tierna reina de la noche. ¿Cuándo dejó de amarla?, posiblemente desde que comenzó a anhela los rayos del Sol. Pero ya no más. No se ilusionaría más con eso, tenía que aceptar de una buena vez que estaba castigado a pasar la eternidad en la oscuridad, en compañía de esa bella Luna que siempre le protegía.

 

 

Y el rey de los condenados se despertó de un sueño imposible.

Un paso más, y todos se volverían a reencontrar.

Eso era algo que ni Apolo podía saber, él era el rey y vigilante del día, nada se le escapaba. Pero en la noche todo se podía hacer, ya que el trono de la noche estaba desierto.

Notas finales:

¿Que os pareció? 


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