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EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

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Habia pasado casi una semana desde que Minseok regresó de la residencia Do y cada día desde entonces había habido algo más que irritaba a Jongdae, ya fuera que dejara un libro fuera de lugar en la habitación o un comentario mal interpretado, todo lo que hacía parecía dar lugar a un comentario sarcástico o una mirada asesina.

De pie frente al estudio de Jongdae, no se molestó en esperar la respuesta a su llamada, ya estaba enfadado con él, otra pequeña infracción difícilmente podría empeorar las cosas, se sorprendió al no encontrarlo sentado en su escritorio, sino de pie junto a la ventana mirando a través de los jardines.

—¿Puedo hablar contigo? —preguntó cerrando la puerta tras él.

—¿He de suponer que el traje de Sohee está en reposo otra vez?

—¿Es ese el problema? ¿Quieres qué me pase más tiempo como ella y menos como yo?

Jongdae cruzó los brazos sobre el pecho. —¿Qué tonterías hablas ahora? No hay ningún problema.

—¿No hay problema? ¿Nos escondemos uno del otro diariamente, apenas me has tocado en la última semana y piensas que no hay ningún problema?

—Cruzar pocas palabras y una semana carente de intimidad es apenas un problema Minseok, aunque no debería esperar que un muchacho de veinte años sepa esas cosas.

—Me llamas niño y actúas como si no pasara nada, cuando eres tú el que está actuando como un niño, todo lo que deseo es saber cómo arreglar lo que se ha roto. —Dio unos pasos vacilantes hacía delante—. Desde que Sohee se fue y el accidente, has estado más frío conmigo, me gustaría que no fuera así.

La frialdad de Jongdae pareció derretirse y cubrió la distancia entre ellos en unos pocos pasos, agarrando su mano. —Estoy cansado e irritable, y he descargado mi asqueroso humor contigo como un blanco fácil, créeme cuando te digo que lo siento.

Deseó creer que la respuesta era muy simple, pero no pudo. —Por favor Jongdae, tengo que saber la verdad, si te has cansado de mí, si esto ya no es lo que deseas, entonces prefiero saberlo a continuar en esta existencia a medias.

—Yo nunca podría cansarme de ti, nunca. —Parecía a punto de llorar, extendió la mano acunando la mandíbula de Minseok su pulgar acariciando su mejilla—. Pero he tomado mucho de ti, te he sacado de tu vida y te mantengo aquí por mis propias necesidades egoístas, no puedo dejar de pensar que sería mejor si no hubiéramos firmado nuestro acuerdo.

Se apresuró a responder. —No has tomado nada que no te haya dado libremente, reconozco que hay días en los que desearía estar de vuelta en Seúl, pero estoy feliz aquí cuando no estamos peleando ¿No podemos encontrar un camino de vuelta a lo razonable?

El beso de Jongdae era suave, lamiendo los labios de Minseok de un lado a otro. —Me gustaría mucho.

Alguien llamó a la puerta y se apartó de él, dijo a quien estuviera fuera que entrara, la puerta se abrió y entró Joonmyun, el corazón de Minseok se hundió en la cálida mirada que Jongdae envió en la dirección del rubio.

—Joonmyun, no esperaba tu visita ¿Qué haces aquí? Sin duda veniste a beber mí buen vino y aligerar mi bolso durante las cartas.

Joonmyun trató de reprimir un sollozo ahogado pero no pudo y tambaleándose se desplomó en una silla cercana. —El Golden Hope se ha perdido en el mar con toda su tripulación.

Jongdae estuvo a su lado en un instante, con la mano en el hombro de su amigo. —¿Estás seguro de que Yixing estaba a bordo?

—Sí, él me envió un mensaje la semana pasada diciendo que lo estaría.

A pesar de que pensó que su conversación con Jongdae estaba lejos de terminar, no podía ignorar el dolor pintado en la cara de Joonmyun podría seguir hablando con él más adelante, en ese momento el rubio necesitaba a su amigo, y Minseok esperaba que hubieran llegado a una tregua que fuera capaz de aprovechar más tarde.

—Lo siento por tu pérdida Joonmyun, espero que estés equivocado y tu amigo no estuviera a bordo.

Sin esperar la respuesta se apresuró a salir del estudio lamentando que ya era muy tarde para salir a dar un paseo, el sol ya estaba bajo, y sabía que Seuta no estaba a la altura de su nombre, más bien se asustaba en la oscuridad, pasó un par de horas con una colección de folletos que habían llegado de Seúl, manteniendo los más lascivos para cuando estuviera en un estado de ánimo más óptimo.

La cena llegó y se fue sin la asistencia de Jongdae y Joonmyun, asi que se encontro cenando solo por primera vez en varios meses, no era propio de Jongdae no hacerle saber que no tenía intención de estar en la cena, pero sospechaba que las noticias de Joonmyun eran lo suficientemente graves como para mellar incluso los apetitos.

Decidido a leer la precuela de una de las historias que había planeado, se dirigió a la biblioteca, los pasillos de la casa estaban en silencio y no vio un solo sirviente mientras se abría paso entre el ala este, sin huéspedes, se habían encendido menos velas y los pasillos estaban más oscuros de lo normal, tan oscuros que sólo evitó chocar contra una armadura en el último momento.

La puerta de la biblioteca estaba cerrada, pero Minseok escuchó un gemido, seguido segundos después por otro que lo hizo detenerse con la mano cerniéndose encima del pomo, su estómago se revolvió mareado con anticipación cuando se adelantó y abrió la puerta desesperado por encontrar que los ruidos no eran lo que él sospechaba.

En el suelo, delante del fuego estaba Jongdae de rodillas sobre Joonmyun, sus bocas cerradas en un acalorado beso, sus manos vagando en un torpe intento de desatar la ropa, la luz del fuego iluminaba su pasión, los rojos y naranjas bailando a través de ellos, pintándolos en un marcado relieve, no podía apartar los ojos de la escena delante de él, los dos hombres se exploraban entre sí con un conocimiento fácil que demostraba que esa no era la primera vez que estaban juntos.

Se quedó boquiabierto, sin palabras, como si alguien hubiera llegado a su boca y se las hubiera robado, el corazón le latía tan fuerte en el pecho que estaba convencido de que iba a estallar, se tambaleó hacia atrás en el pasillo golpeando la pared, chocando con una espada y un escudo ornamental qué para su mortificación cayó ruidosamente al suelo.

La cabeza de Jongdae se levantó con el alboroto rompiendo el beso con Joonmyun, el horror inundó su rostro, su mandíbula cayó floja y sus ojos abiertos como platos, mientras contemplaba a Minseok.

—Minseok —gritó, tratando de ponerse en pie, mientras que Joonmyun parecía igualmente consternado.

Salió corriendo, haciendo caso omiso de las llamadas de Jongdae sin mirar atrás, no quería oír una mala excusa, ni otra sarta de mentiras y disculpas hipócritas, su corazón se rompía a cada paso mientras salía corriendo de la casa y no se detuvo hasta que llegó a los establos.

Uno de los sirvientes más antiguos acababa de llegar, había desmontado de un semental gris y un mozo estaba quitando un paquete de la parte superior del animal, sin pensarlo empujó al criado fuera del camino y se lanzó a la silla del caballo, hubo gritos de consternación de los dos hombres y el mozo se acercó para tratar de apoderarse de las riendas para detenerlo, el caballo se encabritó, pero Minseok logró mantenerse sentado y los criados se apartaron para evitar los mortales cascos del animal.
Luchando por el control, logró calmarlo lo suficiente para que le obedeciera, pateando sus talones, instó a que saliera al patio decidido a poner la mayor distancia posible entre él y Kim Jongdae. Inclinándose hacia delante en el caballo para ir más rápido, se echó al galope.

Ese caballo no tenía ninguna de las debilidades de Seuta sobre ser montado en la noche, ni tampoco le importaba que estuvieran galopando por el bosque siendo golpeado por las ramas bajas, el suelo estaba blando debido a las fuertes lluvias en los días previos, pero el animal era de un andar seguro compensado naturalmente por la superficie resbaladiza, no le importaba el frío. Mientras que el cielo despejado en gran parte había hecho caer las temperaturas, significó que habría un poco de luz de la luna para filtrarse a través de las ramas, que ya habían perdido sus hojas de verano.

La imagen de Jongdae y Joonmyun estaba grabada en su mente, su visión nadaba en lágrimas pero se negaba a detenerse, sólo desaceleró a un trote con el fin de conservar la energía del caballo para poder hacer el viaje hasta Seúl, llegando a campo abierto, Minseok vio la carretera principal a la capital y se dirigió hacia ella.

Se había quedado con nada más que la ropa que llevaba y algunas monedas en su bolso que Jongdae le había dado para jugar a las cartas, apenas era suficiente para comprar comida para unos días, mucho menos para hospedaje, su única opción era ir a la residencia de Seohyun con la esperanza de que lo dejara entrar sin hacer muchas preguntas, aunque sabía que eso era poco probable.

Podía ver la ciudad en la distancia, el brillo de miles de ventanas a la luz de las velas iluminando el cielo de la noche a pesar que deberían estar cerca de la medianoche.

Las náuseas se acumulaban dentro de él ¿Cómo podía haber sido tan estúpido como para pensar que un hombre como Kim Jongdae estaría feliz conformándose con él cuando había alguien como Joonmyun cerca? ¿Cómo pudo enamorarse de un hombre que nunca lo vería como algo más que una conveniencia? Se limpio las lágrimas, pero liberar sus emociones no hizo nada para aliviar el dolor de la traición, la promesa rota de que Minseok sería su único amante mientras interpretaba a Sohee, habían sido nada más que palabras falsas para mantenerlo tranquilo.

Cuando entró en la ciudad, las calles empezaron a parecer familiares, decidió que devolvería el caballo a casa de Jongdae en la mañana. Era mucho más fácil cruzar Seúl por la noche, los ocasionales carruajes que llevaban a los miembros más ricos de la sociedad de vuelta a casa y un singular carro de mercancías fueron el único tráfico, no pasó mucho tiempo antes de que estuviera desmontando en el pequeño patio en la parte posterior de la residencia de Seohyun.

Mientras ataba el caballo a un poste, la puerta de la cocina se abrió, y vio a la cocinera aparecer con una linterna. —¿Quién es? —Gritó, ella entrecerró los ojos mientras él se acercaba. —Señor Minseok, no lo esperábamos, no hay nada preparado.

—¿Quién es Jusil? —Se escuchó la voz de Seohyun desde el interior.

La cocinera se apartó para dejarlo entrar, la cara de Seohyun se transformó rápidamente en preocupación. —¿Qué estás haciendo aquí?

—Es una larga historia.

Lo agarró por el brazo y lo arrastró por el pasillo hasta una pequeña sala al lado del comedor, ella presionó una pequeña copa de oporto en su mano. —¿Qué ha pasado?

—He sido un tonto —dijo tomándose el oporto de un trago y tosiendo ya que casi se ahogó.

Seohyun volvió a llenar su copa. —Bébelo a sorbos esta vez, ya pareces medio muerto, no queremos que se complete el efecto, ahora ¿Por qué has sido un tonto?

Miró fijamente la superficie del líquido rojo intenso. —Lo atrapé en los brazos de otro.

Seohyun se mordió el labio. —¿Cómo es eso un problema Minseok? Sólo interpretas ser su esposa, no entiendo porque estás tan molesto.

—Habíamos llegado a un acuerdo y yo creí en su palabra.

—Por favor, dime que no te has enamorado de Kim Jongdae.

Minseok no podía mirarla. —No puedo.

—Oh, Minseok. —Ella se movió para abrazarlo—. ¿Cómo sucedió esto?

—Te dije que teníamos un acuerdo, él dijo que sólo sería yo. —Susurró su respuesta—. A menudo éramos íntimos y cuando estábamos juntos, era tan amable, me trataba como si fuera algo especial, pero no lo soy, nada especial para él.

Sus lágrimas caían libremente y Seohyun lo sujetaba mientras sollozaba, le acarició el pelo y lo sacudió de un lado a otro para tratar de calmarlo. —Ahora calla, primo, él no merece tus lágrimas.

—Y sin embargo tengo que volver en algún momento, tenemos un acuerdo por el cual tengo que interpretar a Sohee, no tengo el dinero para devolvérselo, todo fue para pagar las deudas de mi padre al tuyo.

—Vamos a pensar en algo Minseok, te lo prometo. —Ella lo estrechó fuertemente—. ¿Ha pedido Kim cuidar de ti?

—Pensé que lo hacía.

—Entonces tal vez podamos arreglar algo, encuentra una manera de pagar, él puede permitirte algo de tiempo.

Aspiró fuerte y salió del abrazo de Seohyun limpiando sus ojos y su nariz con el dorso de su manga. —Probablemente tienes razón, pero ahora lo único que puedo pensar es en lo idiota que he sido.

—Vamos Minseok, una buena noche de sueño te hará bien, es un remedio natural para muchos de los males de la vida.

El anillo de bodas todavía en su mano derecha desde que se lo mudó al cambiarse las ropas de Sohee, se burlaba de él desde su opaca apariencia. Se lo quitó y se lo entregó a Seohyun. —Por favor, pon esto en alguna parte, no quiero mirarlo.

Notas finales:

Seamos sinceros, todos esperábamos que pasara algo así.


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