Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Uno mas y los dejo.

La mansion Kim estaba engalanada para la Navidad, las barandillas estaban envueltas en hojas de laurel, cada superficie estaba adornada de verde y había montones de acebo sobre las puertas y ventanas. Una ovación llegó del gran salón y Minseok miró a Hyuna buscando una respuesta. —Probablemente encendieron el árbol de Navidad —explicó.

El chirrido de las sillas en el salón era una señal de que los invitados estaban ocupando sus asientos para la celebración. Minseok sonrió. —Creo que hemos cronometrado esto a la perfección.

Hyuna se adelantó y Minseok asintió con la cabeza para mostrar que estaba listo. —Disfruta de la velada —dijo mientras se disponía a abrir las puertas.

La llegada de un rezagado hizo a todas las cabezas en el gran salón girarse en su dirección, una silla cayó hacia atrás cuando Jongdae se puso de pie, en un instante, Minseok se encontró en sus brazos y dando vueltas.

—¡Estás aquí! —exclamó Jongdae radiante, le dio un beso y se volvió hacia sus invitados. —No podría haber esperado un mejor regalo de Navidad que tener a la persona que más quiero en el mundo uniéndose a nosotros para la fiesta.

Minseok fue a ocupar su silla habitual al final de la mesa, pero Jongdae no le solto la mano. —No esta noche, no puedo soportar la idea de separarme de ti mi señora y no voy a permitir que estés lejos de mí, aunque sean sólo unos metros.

Le dejo conducirle por delante de todos los invitados hasta la cabecera de la mesa, un sirviente ya había recogido la silla que cayó hacía atrás y Jongdae se sentó tirando de él a su regazo, deslizó un brazo alrededor de su cintura para impedir que escapara.

Hundió el rostro en su cuello. —Por favor, dime que no es un sueño y que realmente estás aquí.

Minseok le pasó los dedos por el cabello. —No es un sueño, estoy en casa.

El primer plato de asado de gallina de Guinea llegó y Jongdae insistió en alimentarle seleccionando todos los trozos de carne de la pechuga que sabía eran sus favoritos y exigiendo un beso después de cada bocado como pago.

—La última vez que comimos así fue en nuestra boda —dijo entre los besos de Jongdae.

—Hay algo más que hicimos esa noche que tengo la intención de recrear.

—Oh, no estoy segura de estar totalmente recuperada para eso fue una larga convalecencia. —Minseok trató de actuar serio, pero tuvo que echarse a reír al ver la expresión de horror en el rostro de Jongdae.

—Es bueno ver que estás bien de salud —dijo Kyungsoo divertido por sus travesuras, estaba sentado a dos asientos de distancia, sonriendo—. ¿A qué atribuyes la recuperación?

—Al amor de un buen hombre, por supuesto —dijo Jongdae, sonriendo.

—Si estuviera esperando a un buen hombre, todavía estaría postrada en cama.

La rápida réplica levantó una carcajada de los invitados que estaban sentados más cerca y Kyungsoo se puso de pie. —Un brindis, por la dama Sohee.

Los invitados no tardaron en responder y una ovación subió de la mesa, Minseok intentó deslizarse del regazo de Jongdae y encontrar un asiento propio pero este no quería nada de eso. —¿Dónde crees que vas?

—A una silla.

Jongdae lo mantuvo apretado. —No.

—¿No?

—Complaceme, sólo por esta noche.

Minseok dejó de intentar escapar y se retorció un poco más de lo necesario para sentirse cómodo, sabía por el gemido de Jongdae y la dureza metiéndose dentro de su culo que este no iba a quejarse.

Cómo logró pasar a través de la comida, nunca lo sabría, Jongdae no parecía capaz de dejar de tocarlo, sus dedos encontraron su cuello bajo la gorguera, un pie se abrió paso bajo su vestido para frotar su pantorrilla y suaves besos eran colocados en cualquier área de piel al descubierto, se retorció en su regazo excitado por sus constantes toques y estaba agradecido por el peso de su crinolina, de lo contrario su excitación sería obvia y tendrían más de una pregunta difícil que contestar.

Una vez que la cena terminó, esperaba que fuera capaz de escabullirse pero Jongdae negó con la cabeza. —Necesitamos permanecer un poco más y formar parte de la danza por lo menos.

Él pensó que los invitados estaban más que felices sin la necesidad de que ellos se quedaran para comenzar el baile. —¿No podemos decir que la fiesta me ha cansadoy necesito retirarme tan pronto como sea posible? —Le susurró al oido para no ser escuchado por casualidad.

Las manos de Jongdae apretaron su cintura. —¿Te he dicho que tu mente es magnifica?

Agarrando su mano, Jongdae se dirigió hacía la puerta, pero Chulho les detuvo cuando salían del salón. —Supongo que no vas a unirte a nosotros en la mesa de juego esta noche Jongdae.

—Aunque siempre soy reacio a ser un mal anfitrión, debo rechazarlo esta noche, alguien tiene que garantizar que mi señora esposa llegue a su alcoba con seguridad.

—Una excusa digna —dijo Chulho cordialmente, dando palmadas a la espalda de Jongdae —. No queremos correr el riesgo que nuestra encantadora Sohee sufra una recaída durante la noche.

Minseok estaba convencido de que se había puesto rojo brillante de la vergüenza, Jongdae parecía bastante engreído, como si disfrutara del intercambio, deseó a Chulho buenas noches y suerte con las cartas.

—Vamos —dijo, llevandolo hacia las escaleras—. No quiero ser asaltado de nuevo.

Una vez en el vestíbulo, miró atrás con asombro. —No puedo creer que Chulho dijera eso.

—Chulho es un hombre de mundo. ¡Le he escuchado decir cosas peores! —dijo Jongdae con una mirada lasciva, acariciandole culo —y no es como si estuviera equivocado acerca de mis intenciones.

Ante el temor de que Jongdae pudiera cogerlo y levantarlo por encima del hombro si perdía el tiempo, subió corriendo las escaleras tan rápido como su falda le permitía con él pisándole los talones y sus manos vagando libremente sobre cualquier parte suya que podía alcanzar, no se detuvo hasta que estuvo en su habitación iluminada con velas y tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos fue arrastrado a un profundo beso.

La peluca fue lo primero en salir, arrojada descuidadamente al suelo mientras Jongdae hundía los dedos en el cabello real de Minseok, la gorguera fue lo siguiente, desató la cinta con cuidado cubriendo su cuello con besos mientras revelaba su pálida garganta. —Todavía no puedo creer que estés aquí.

—¿Qué necesitas para convecerte?

—Oh, tengo un par de cosas en mente —respondió tratando de aflojar el vestido, gruñó con frustración cuando los cordones se enredaron por debajo del corpiño, como si su falta de cooperación fuera una afrenta personal.

—Tú más que nadie deberías ser capaz de conseguir a alguien desnudo. —Había querido que el comentario sonara despreocupado, pero cuando las palabras salieron de su boca de repente fue golpeado por una inquietud que no podía sacudirse.

—Minseok… —comenzó Jongdae percibiendo su inquietud, sus manos descansando sobre su cintura—. Tal vez deberíamos frenar un poco, no hay necesidad de apresurarse.

Descansó las manos sobre las suyas. —No, yo sólo estoy siendo tonto.

—Tienes que decirme que está mal. —Jongdae se alejó pero no soltó su mano mientras lo llevaba a la cama y se sentó, haciendo que él hiciera lo mismo—. No quiero que haya malentendidos entre nosotros.

Minseok vaciló, apartando su mirada, observo las llamas y el crepitar de la chimenea. —Tú has sido mi primero para muchas cosas pero nunca seré lo mismo para ti, siempre habrá alguien con quien me compares y posiblemente no puedo competir con la belleza de la corte o la experiencia de los hombres mayores.

—No hay competencia —dijo acariciando su mejilla—. No puedo borrar mi pasado Minseok, pero eso no significa que quiera revivirlo.

Jongdae desató la cinta que sujetaba en su lugar la manga de Minseok, deslizándola la dejó caer al suelo, sosteniendo su mano, la besó dándole la vuelta para presionar sus labios en la parte inferior de la muñeca, la palma y la punta de cada dedo, por último, se detuvo en el dedo meñique.

—Me alegro de que hayas decidido llevarlo —le dijo frotando su pulgar sobre el anillo.

—Es un honor hacerlo, sé que significa mucho para ti.

Minseok estaba desconcertado por el cambio de ritmo mientras Jongdae le quitaba la otra manga, las manos acariciando su brazo como si fuera algo que debiera ser adorado, de las chispas que habían volado entre ellos durante la cena, había esperado que nada enfriara el ardor de Jongdae, ciertamente no un momento de incertidumbre por parte suya.

—Ponte de pie —dijo tirando de él hacia arriba.

Minseok obedeció temblando a pesar del calor del fuego cuando Jongdae remontó el escote de su vestido, sus dedos demorándose sobre la piel expuesta de su clavícula. —Jongdae…

Lo hizo callar con un beso y Minseok se inclinó para disfrutarlo, pero este se alejó. —Alza los brazos.

Levantó los brazos y Jongdae deslizó sus manos bajo el vestido alzándolo sobre su cabeza, fue desechado mientras Jongdae giraba alrededor para desatar su enagua, agrupándose en sus pies cuando deshizo el lazo, toda su ropa quedó enrollada segundos después, de pie en tan sólo su ropa interior, Minseok se sentía extrañamente expuesto, algo que no había experimentado desde la primera noche que pasaron juntos.

—Hay días —dijo Jongdae ayudándolo a salir de la falda y luego liberándolo de la crinolina—, en los cuales no puedo creer lo afortunado que he sido por conseguir adorarte, cuando pensé que te había perdido por mi propia estupidez, estaba angustiado, desesperado por hacer las paces, no sé lo que habría hecho si no hubieras regresado.

Minseok sabía que tenía que decir algo, asegurarse de que comprendiera que lo que había sucedido no se podía repetir, que no habría más oportunidades. —No puedo fingir que no dolió Jongdae, si hay una próxima vez entonces me iré, no volveré y me aseguraré de que no me encuentres.

—Juro por mi vida, que no habrá una próxima vez. —Apoyó la frente contra la suya—. Una vez te dije que nunca había amado a nadie, no estaba mintiendo, mis amantes eran siempre temporales no vi el futuro con ellos así que no había necesidad de ser fiel, tú eres mi mundo Minseok y cuando te fuiste, pensé que iba a morir, no puedo pasar por eso otra vez.

Se besaron lento y dulce, Minseok no pensaba que pudiera amar a alguien tanto como amaba a Jongdae, su corazón habia sido magullado y maltratado pero estaba completo, rompiendo el beso ya que estaba sin aliento, pudo ver que el fuego había vuelto a los ojos de Jongdae.

Los cordones de su corsé se abordaron con rapidez y se unió al resto de su ropa en el suelo, de pie en apenas su camisola y sus calzas, mientras que Jongdae estaba todavía completamente vestido, no le parecía justo, pero antes de que pudiera empezar a trabajar en su ropa fue echado hacía atrás sobre la cama, las manos bajo su ropa trabajaron rápido para sacar sus calzas y él se retorcía mientras besos eran salpicados por el interior de sus muslos, bocanadas de cálido aliento hormigueando sobre su sensibilizada piel.

Los labios de Jongdae siguieron un camino desde su muslo hasta su tobillo desprendiendo la tela, Minseok extendió la mano y tiró de la ropa de Jongdae con una risa profunda, éste comprendió lo que quería decir, quito su camisola y se despojó de su ropa con una práctica eficacia quedando los dos desnudos.

Se deslizó en la cama, dejando espacio para Jongdae quien subió arrastrándose sobre él, la sensación de piel contra piel hizo que Minseok sintiera dolor durante más de un toque, sus manos vagaron a través del pecho de su amante rozando los suaves rizos del pelo, las uñas raspando sobre los pezones, haciendo jadear a Jongdae.

—Tú me enciendes, podría arder hasta desaparecer con el más elemental de tus toques —susurró Jongdae reclamando sus labios una vez más.

Inclinó las caderas hacia arriba para frotar su dureza contra Jongdae, moviéndose contra él, desesperado por el contacto. —Por favor. Necesito…

Jongdae le presionó hacía abajo sobre la superficie de la cama, dándole la fricción que deseaba, todo su cuerpo estaba consumido por la oleada de placer mientras yacía atrapado debajo de suyo. —Todavía no —dijo deslizándose por su cuerpo—. Quiero probarte.

Se retorcía mientras Jongdae dejaba un patrón de besos por su vientre antes de dar una larga lamida a su eje que casi lo hace deshacerse, lo tomó en la boca, y el calor y la humedad de la malvada lengua fue demasiado para su control, un dedo acarició su entrada mientras se corría en la boca dispuesta de Jongdae, la prisa del éxtasis casi lo ciega cuando su cabeza dio vueltas ante tal delicioso tratamiento.

Vagamente fue consciente de que Jongdae había recuperado el aceite de la mesita de noche mientras dedos hábiles trabajaban su entrada, su cuerpo necesitaba pocos estímulos para darle la bienvenida, levantó las piernas a modo de invitación y Jongdae se movió alineando rápidamente su cuerpo y deslizando su polla dentro. No había pasado mucho tiempo desde que habían hecho eso, pero Minseok lo había echado de menos, había extrañado la conexión de estar con alguien tan íntimamente; los movimientos largos y lentos de Jongdae eran deliciosos, haciendo a su cuerpo arquearse de placer, su propio pene se endurecio de nuevo sin necesidad de ser tocado, envolvió los brazos alrededor de los hombros de Jongdae instándole a moverse más rápido, y éste obligado, aceleró el ritmo, el sonido de piel contra piel se mezcló con la respiración pesada y gemidos de deseo, pero no le importó lo escandaloso que estaba siendo, Jongdae gritó cuando se corrió y el segundo orgasmo de Minseok le siguió de cerca junto con un grito de placer.

Jongdae salió de él y sonriendo lo arrastro en sus brazos. —Ya no se te permite dormir a lado —declaró robando otro beso—. No apruebo tenerte tan lejos por la noche.

Se movió descansando la cabeza sobre su pecho. —¿Puedo decir algo al respecto?

—Nada en absoluto, puede que incluso haga una nueva regla en la mansión Kim diciendo que cuando estés en esta habitación debes estar desnudo.

—Eso apenas será un cambio —dijo con una pequeña sonrisa—. Mi ropa siempre parece terminar en el suelo por arte de magia cada vez que entro en tu habitación.

—Debe ser algún tipo de brujería —dijo Jongdae sonriendo—, pero seguramente no lo bastante mala para nosotros como para llamar a un sacerdote, estoy seguro de que podemos salir del paso sin intervención de la iglesia.

—Teniendo en cuenta que la blasfemia es sólo uno de los muchos crímenes que estamos cometiendo, cuánto menos se implique la iglesia en nuestra vida, mejor —dijo cerrando sus ojos mientras los dedos de Jongdae se enredaban por su pelo.

Notas finales:

Siendo serios ¿Que opinan de una segunda temporada?

Quiero leer sus opiniones para saber si merece el esfuerzo trabajar en ella.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).