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EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

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En la comida al igual que en el desayuno de esa mañana, estaban sólo los dos, Jongdae había relatado un poco de la historia de la casa mientras se dirigían hacia un pequeño comedor en la planta baja del ala oeste.

—Por supuesto, hay un gran comedor pero pensé que no te haría gracia tener que gritar desde el otro lado de la habitación para ser escuchado —dijo mientras sacaba una silla de la mesa del comedor.

—Estoy sorprendido de que el Conde Kim no tenga una casa llena de visitantes a su regreso de Seúl. — Minseok se sirvió una gran porción de pastel del carne y la mitad de un ave de Guinea.

—Ansío estar lejos un día de las grandes expectativas que la sociedad tiene en mí, disfrútalo, normalmente tenemos invitados la mayoría de las veces.

—Y como tu adorada esposa, ¿tendré que estar en el centro del juego o ser un simple jugador alrededor?

Jongdae se echó a reír y casi escupió el pollo que estaba comiendo. —Creo que sería un crimen dejarte al margen.

—Dudo que incluso una de las tramas más extravagantes de Will Shakespeare podría compararse con la vida salvaje de Kim Jongdae.

—Tal vez cuando era más joven... —pareció nostálgico por un momento, pero le hizo un guiño y continuó—. Tengo que admitir que he tenido mi cuota de emoción, algunos podrían decir que he tenido las de ellos también.

Minseok lo saludó con su copa. —Algunos podrían decir que tienes muchos años de travesuras por delante.

Chocaron sus copas, Jongdae perdió una parte importante de su contenido. —Oh no, soy un tranquilo coreano de mediana edad ahora, feliz de disfrutar de los jardines y cansado de las idas y venidas de la corte.

Minseok resopló en lo que sólo podría ser definido como modales impropios de una dama. —Eso no lo creo.

Jongdae se apartó de la mesa. —Entonces voy a tener que demostrártelo.

Se volvió hacia un sirviente que había intentado ser discreto y que permanecía de pie en un rincón. —Ten preparada una canasta de comida y una o dos botellas de vino y llévalas a la glorieta, después de eso, no quiero ser molestado.

El sirviente hizo una reverencia y se alejó apresuradamente, Minseok se sentó más atrás en la silla, cruzando los brazos.

—¿Qué estás haciendo?

Fue jalado y arrastrado de la mano fuera del comedor hacia la entrada de la casa.

—Estoy trasladando la cena a los jardines, quiero estar rodeado de un entorno discreto y estoy seguro de que mi encantadora esposa está ansiosa por ver las rosas.

Caminaron de la mano por el césped ornamental, con una mirada sobre su hombro Minseok se mostró satisfecho de estar lo suficientemente lejos de la casa por lo que estarían fuera del alcance de cualquier fisgón.

—¿Te das cuenta de que realmente no soy una mujer? Estoy seguro de que los jardines de rosas se encuentran entre algunos de los mejores de toda Corea, pero no estoy lo que se dice entusiasmado por ellos.

—Pensé qué era algo que se me había pasado por alto la noche anterior, la próxima vez debería observar más de cerca.

—Si tus habilidades de observación son así de malas, entonces tal vez hay otras cosas, más urgentes de que preocuparse.

La mirada en el rostro de Jongdae no tenía precio, boquiabierto y sus ojos como platos, Minseok sonrió con satisfacción y se preguntó si no estaba acostumbrado a tener a alguien que le entablara una batalla amistosa de palabras.

Él se acercó y empujó suavemente la mandíbula de Jongdae para cerrarla. —No fue una observación apropiada, su excelencia.

Jongdae tomó su mano. —Vas a ser un fastidio, voy a tener que mantenerte cerca para asegurarme de que permanezcas a raya.

—Eso suena como una promesa, no una amenaza.

El bajo gruñido de Jongdae no era en absoluto amenazante y Minseok se encontró siendo manipulado por el brazo alrededor de su cintura, siendo conducido hacia los jardines de rosas.

—Mientras estamos fuera del alcance de cualquier ojo u oído curioso, quería hablar contigo acerca de algunos planes que he puesto en marcha.

—¿Planes?

—Sí, la mansión Kim es una casa grande con muchos sirvientes como para que una treta como la nuestra pase desapercibida sin haber tomado algunas precauciones. Algunos de los criados de mayor rango, en los que confío plenamente, están al tanto de lo que está pasando Hyuna y su esposo son dos de ellos, pero también Baekho el administrador y a algunos otros se le ha dicho.

Asintió. —Tiene mucho sentido.

—Y hay algunas otras cosas a tener en cuenta, cuando estemos fuera de nuestras habitaciones privadas y estés vestido para el papel, siempre te llamaré Sohee, debemos tener un cuidado especial para cerrar siempre con llave la puerta de tu dormitorio, no queremos a una mucama servicial viendo demasiado.

—Haré todo lo que esté en mi alcance para asegúrame de que nuestro secreto permanezca así.

—Sé que lo harás, Hyuna tiene la llave de tu habitación, por lo que también se encargará de mantenerla bajo llave y dejará saber que a la dama Kim no le gusta que su privacidad sea interrumpida.

Minseok vio el reflejo del agua que desaparecía a la vista al pasar a través de un arco decorativo hacia un jardín privado, era demasiado pronto en el año para que las rosas florecieran, pero el follaje era exuberante y verde, tenía su propio aroma fresco.

En el rincón más alejado había un banco de piedra y delante de el, estaba tendida una manta de lana, eran los restos de su cena dispuestos para un día de campo.

Jongdae cayó al suelo y se acomodó con gracia, recogiendo una pata de pollo y usándola para señalar el espacio junto a él. —Ven aquí y disfruta de mi compañía.

Minseok agitó su falda. —Si me siento allí, podría tener problemas para levantarme.

—Si es convenientemente amable conmigo, entonces ayudaré a mi buena señora esposa a levantarse.

Con dificultad, Minseok logró acomodarse en la manta, pero su vestido no le permitió sentarse en una posición más cómoda. Aceptó un vaso de vino, pero desechó la comida.

Jongdae se limpió las manos en la manta antes de levantarse sobre sus manos y rodillas arrastrándose hacia Minseok, luciendo la misma expresión lujuriosa que había llevado la noche anterior, lo empujó suavemente hacia atrás y trató de besarlo.

Se alejó. —¿Qué estás haciendo? ¡Podrían vernos!

—Este lugar está muy apartado de los jardines —respondió sin inmutarse por las preocupaciones de Minseok.

—Pero como ya has dicho, debemos tener cuidado —insistió arrastrando los pies de modo que estuviera fuera del alcance de su mano—. Esto debería ser para cuando estemos solos, en privado.

—Y te he dicho, que aquí es privado. —Frunció el ceño—. Un hombre puede hacer lo que quiera con su esposa en su propia propiedad. ¿Por qué tan mojigato ahora?

La palabra "esposa" provocó un doloroso nudo en el estómago de Minseok y se preguntó qué impulsó las pasiones de Jongdae. Anoche estaba seguro de que era él, sólo Minseok, no una imagen distorsionada de él como su hermana. Todo lo que podía pensar era en el riesgo, ¿qué si los atrapaban? ¿Y si fuera arrastrado ante un tribunal? No habría manera de que pudiera escapar de tener la cabeza apoyada en el bloque del verdugo y aun si Jongdae dijera que no se había acostado con su esposa, asegurando que había sido engañado, hasta él sabía que para que fuera una defensa creíble, era imprescindible que nunca fueran atrapados.

—No deberíamos.

El rostro de Jongdae era como si una máscara hubiera caído sobre él, frío y distante. Se puso de pie. —Parece que mis avances ya no se requieren.

Antes de que pudiera responder, se fue dando grandes zancadas. Minseok lo llamó, pero no se volvió, dejandolo sentado en las ruinas de su picnic.

El sol comenzaba a ponerse cuando finalmente regresó a la casa, las últimas horas las había pasado aturdido, casi sin entender cómo las cosas se habían deteriorado tanto entre ellos, en algún momento había perdido los zapatos, pero no estaba seguro en dónde, un vago recuerdo le vino a la mente de una mancha de barro a las orillas del lago, el dobladillo de su falda estaba sucio y el clima se había vuelto de despejado a lluvioso, el cual le había empapado la ropa y mojado hasta los huesos por todo el camino.

Antes de que pudiera llegar a la casa, Hyuna se precipitó hacia él. —Oh Dios mio, mírate. ¿Dónde has estado? ¡Estaba muy preocupada!

—Explorando los jardines —contestó sin mirarla.

Chasqueó la lengua fuertemente. —Necesitamos sacarte esa ropa mojada, el señor Jongdae se molestara si caes enfermo.

Caminó con dificultad hacia la casa. —Dudo que al conde le importe.

Hyuna tarareó con desagrado y preocupación mientras lo llevaba a su habitación, de su interminable flujo de consternación a sus espontáneas preguntas que quedaron sin respuesta, ya que Minseok la dejó continuar sin interrupción. De vuelta a su habitación, ella trabajó rápidamente, quitándole la ropa húmeda e insistiendo que se pusiera una camisa seca, no salió de la habitación esa vez, pero le dio la espalda mientras se cambiaba y le obligó a meterse a la cama para calentarse.

—Voy a traerte un poco de sopa para la cena —dijo mientras corría las cortinas de las ventanas.

—No tengo hambre. Prefiero dormir un poco.

—¿Está seguro? No es ninguna molestia.

—Gracias, pero voy a estar bien. r13;Sin esperar a que respondiera, Minseok se dio la vuelta en la cama y se metió bajo las sábanas. Hyuna chasqueó la lengua de nuevo y se fue.

La habitación estaba a oscuras y silenciosa, pero la preocupación de cómo había actuado Jongdae antes, se mezcló con el temor subyacente de que alguien descubriera quién era él realmente, lo que significó que le llevó mucho tiempo sucumbir al sueño.

Cuando se despertó, vio a Hyuna sacudiéndolo suavemente por el hombro, la miró entrecerrando los ojos la luz del sol que entraba por las cortinas que ella había abierto le hacía difícil enfocar la vista.

—Son más de las once, si tienes la intención de vestirte y estar abajo a tiempo para el almuerzo tendras que levantarte ahora.

—Voy a levantarme, pero no tengo hambre.

Ella hizo el mismo zumbido de desaprobación de la noche anterior y llevó su mano a su frente. —¿Estas enfermo? Estas un poco sudado.

—Me siento bien. Simplemente no tengo hambre.

El ceño fruncido y la profunda arruga en su frente le dijo que no estaba convencida, apartó las mantas y se levantó de la cama, Hyuna le indicó dar un paso dentro de la crinolina, la cual ató demasiado fuerte.

—¿La casa tiene una biblioteca? —preguntó mientras arreglaba su corpiño.

—Por supuesto, el Conde Kim es muy aficionado a las artes en todas sus formas y tiene una gran colección de escritos.

—Entonces voy a pasar el día allí, si eres tan amable de mostrarme dónde está.

—¿Sabe qué se considerará como algo extraño?

—¿Más extraño qué pasear otra vez por los jardines? —preguntó.

Hyuna chasqueó la lengua con fastidio. —Lo único que digo es que no es habitual que una dama de la nobleza pase todo el día leyendo.

—Me aseguraré de tener un libro de poemas a mano en todo momento.

—No hay necesidad de ser maleducado, jovencito, voy a traer un poco de mi costura sin terminar, por lo menos puedes fingir que has estado haciendo algo propio de una dama.

Una vez que Hyuna considero que estaba aceptable, dejaron su habitación, mientras bajaban las escaleras en el salón de entrada, ella lo presionó de nuevo a comer el almuerzo, pero él declinó cortésmente, no tenía hambre, su estado de ánimo siempre había afectado sus hábitos alimenticios y no quería hacer nada más que quedarse en sus penas.

Jongdae salió por la otra ala, vestido con ropa de montar, no sonrió ni le habló cuando lo vio, solo se inclinó un poco y salió dando grandes zancadas de la sala.

Hyuna lo vio salir y miró inquisitivamente a Minseok. —Ya veo.

—¿Qué ves?

Entraron en la biblioteca, una sala de tamaño razonable que daba a los jardines y se sorprendió al ver dos de las paredes cubiertas por estanterías llenas y había dos sillas de lectura junto a la chimenea.

—Me pareció curioso escuchar que el señor Jongdae iba de cacería hoy. Esperaba que pasaran más tiempo juntos, para ser sincera, pero ahora lo entiendo.

—¿Qué quieres decir?

Hyuna ahuecó un cojín de una de las sillas de lectura. —Bueno, por la forma en que ha estado actuando y por lo que acaba de ocurrir en el salón, está bastante claro que se han peleado.

—No hemos discutido —defendió bruscamente.

—¿No?

Se dejó caer en el sillón de lectura y suspiró. —No r13;susurró —. No sé lo que ha sucedido.

La expresión de Hyuna se suavizó, tomó su mano y la apretó. —Debe ser difícil estar aquí para ti, lejos de lo que conoces y solo. Si deseas hablar conmigo, prometo que guardaré tu secreto.

Minseok tragó saliva, no estaba acostumbrado a este tipo de consuelo, su madre era sólo un vago recuerdo.

—Estábamos en el jardín de rosas, sus atenciones se volvieron... Apasionadas, estaba preocupado de que nos atraparan y nos descubrieran, así que me resistí, pero antes de que pudiera decir algo más, se fue furioso.

—El señor Jongdae no está acostumbrado a ser rechazado.

—No le estaba rechazando, sólo quería tener cuidado.

Ella lo hizo callar. —Es un hombre orgulloso, no es una de sus mejores cualidades.

—Entonces ¿qué hago?

—Déjale en paz hasta que se haya calmado un poco, puede ser orgulloso, pero no es estúpido, hay invitados que llegarán mañana, estoy segura de que para ese entonces ya estará de mejor humor.

—Espero que tengas razón.

Hyuna le apretó la mano otra vez. —Si necesitas algo, consigue que una de las mucamas me busque.

—Gracias.

Una vez solo, se levantó y examinó las estanterías, se alegró de encontrar la copia de"La Arcadia" de Sidney que había empezado a leer en el carruaje desde Seúl el cual se encontraba entre los libros, se acomodó en la silla y no fue sino hasta que leyó varios capítulos que llegó un sirviente con un mensaje.

El sobre tenía un sello de cera, pero no había ningún emblema u otra marca distinguible, solo la dirección del remitente en Incheon, lo abrió y reconoció inmediatamente la letra de Sohee.

He oído de la prima Seohyun que estás en la mansión Kim ¿En qué idiotez te has metido? Debes salir de allí mientras todavía conserves la cabeza intacta. 

S.

Arrugó la carta en su puño, no necesitaba que su hermana le dijera qué hacer, incluso si sus palabras repitieron sus propios pensamientos.


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