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EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

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Notas del capitulo:

Las obras de las que se hacen referencias pertenecen a William Shakespeare.

Minseok se dirigió cuesta abajo hacia la angosta calle donde estaba ubicada la residencia, esquivando los charcos fétidos de agua mientras luchaba con la pesada bolsa que contenía todo lo que necesitaría para transformarse en Sohee.


Una voz familiar llamó su atención, y miró hacia arriba para ver a Seohyun asomándose por la ventana del segundo piso.


—Ve por la entrada de la servidumbre, te veré allí.


Antes que pudiera responder, ella ya había desaparecido, cerrando de un golpe la ventana detrás de ella y haciendo que el alero vibrara a su paso.


Refunfuño por lo bajo por el descaro de la mujer que esperaba que se comportara como uno de los sirvientes, pero giró hacia el oscuro callejón que corría entre las dos casas vecinas y subió los pocos escalones hacia la puerta de servicio. La puerta se abrió y fue jalado por el cuello del traje hacia adentro por su sonriente prima.


—Ten cuidado, bruja —dijo, enderezandose las ropas una vez que ella lo solto.


—No hay tiempo para tus costumbres remilgadas. No tenemos tanto tiempo antes de que llegue el Conde Kim, usa el segundo dormitorio de la izquierda para cambiarte.


—Qué gentileza la tuya, dejarme usar la habitación que una vez fue mía —pasó haciéndola a un lado, sin mirar atrás, cuando al alzar su bolsa la golpeó haciéndola aullar de dolor.


La pequeña habitación seguía igual que como la recordaba. Poco había cambiado en cuatro años desde que desobedeció al padre de Seohyun, su tutor, y audicionó como actor para la producción de “La Comedia de la Equivocaciones". En su opinión, el dinero que su familia había pagado a los tutores para enseñarle a leer había sido bien invertido, con su educación y rápido ingenio había obtenido el papel que había querido.


El respaldo de madera de la cama seguía ocupando la mayoría del espacio, el mismo rico mobiliario que recordaba. La única adición era una sencilla mesa de madera sobre la cual se sostenía un espejo. En todos los teatros que había trabajado, los espejos habían sido regalos de donadores acaudalados. Dónde sus marcos habían sido sencillos, este espejo estaba ornamentado, y mientras examinaba los detalles de flora y fauna, no pudo evitar preguntarse cómo su familia había llegado a poseer piezas tan costosas.


—Fue un regalo del Conde Kim. —Una vez más Seohyun se las arregló para acercase a él sigilosamente sin anunciarse.


Se giró para enfrentarla. —¿En serio?


—Sí, llego el día después de haber sido aceptada la proposición de mano de Sohee.


Minseok murmuró para sí mismo, asombrado de que alguien quisiera tanto casarse con su hermana. —Es un regalo extravagante, considerando que él ya había conseguido el casamiento.


—Lo mismo pienso, te diré esto Minseok, el Conde parece muy entusiasmado por volver a casarse para mi gusto.


—Mencionaste que él ya tiene un heredero… Eso me lleva a preguntarme ¿qué pasó con la anterior Dama Kim?


—Nada ni remotamente misterioso. Ella murió durante el nacimiento de su hijo, tres veranos atrás.


Minseok chasqueó la lengua. —Pensé que estabas por decir que ha sido apenas hace unos meses. Entonces es obvio porqué el Conde desea volver a casarse, se siente solo.


El resoplido de Seohyun en respuesta fue de lo más impropio de una dama. —Eso no es lo que los rumores en la corte aluden. Él es un hombre conocido por no tener problemas para encontrar compañía.


—Para alguien que se queja de que la desaparición de Sohee puede causar un escándalo, había pensado que no serias una de las que aprueban los chismorreos Seohyun. Ahora déjame. Necesito tiempo para vestirme si voy a tener alguna esperanza de un resultado exitoso.


Ignoró la risa de su prima cuando salió de la habitación, centrándose en desempacar su maleta. Había considerado usar el traje que se había puesto para Beatrice, pero no estaba ni cerca de ser lo suficientemente espléndido para la cena con un Conde, y tenía la esperanza de que lo que había sido capaz de tomar prestado de la amiga de una amiga fuera aceptable, incluso si ya era de unas cuantas temporadas pasadas.


Colocó su maleta de forma vertical en la cama y poniendo una maleta más chica de un lado, empezó a revisar la pila de ropa. El vestido era de un rico índigo y lo sostuvo para inspeccionar el daño. El terciopelo estaba un poco arrugado, pero no pensó que el Conde lo notaría en el comedor mal iluminado. Lo tendió sobre la cama, colocando a su lado un corsé y una enagua de lino de color blanco. Notando que el cordón de la manga azul se había enredado, lo desenredó y después lo anudo holgadamente contra el corpiño.


La voluminosa falda era la siguiente, la cual necesitaba una crinolina para darle forma. Mientras inspeccionaba su traje, se estremeció involuntariamente, sabiendo que tenía por delante una noche de incomodidad, con el corsé asegurado a su cintura y el verdugado rollo amarrado en su lugar alrededor de su culo para darle un realce de caderas femeninas.


Después de quitarse su propia ropa de aspecto sencillo, se lavó con agua el agua tibia en la palangana que había sido dejada para él y comenzó a cambiarse. Tomó una enagua de cuello alto de color blanco y sacudió las arrugas más notables antes de deslizarla sobre su cabeza. El verdugado rollo era un poco más pesado, con su larga forma de salchicha haciéndolo difícil de manejar, aún así lo ató alrededor de su cadera. A pesar de sus prácticas nocturnas con el corsé, era difícil de maniobrar el odiado artilugio para conseguir que quedara en su lugar, y se retorció y se giró para tenerlo firme de la forma que podría describirse como lo más remotamente cómoda. Nunca antes había tenido la ocasión de estar agradecido de que su hermana fuera un poco plana de pecho, pero en ese momento lo estuvo, mientras que el efecto del corsé estrechaba sus caderas, la tela de la enagua le daba la impresión suficiente de tener busto para sus propósitos. En cuanto a la crinolina, las costillas de la ballena le daban la forma perfecta para ser cubierto por la falda, pero maldijo entre dientes, ya que con el corsé se hacía difícil alcanzar su espalda para asegurarse de que la falda estuviera apropiadamente firme sobre el verdugado.


El color índigo profundo del vestido contrastaba con el celeste de la falda y las mangas, una vez que finalmente se lo había puesto, se aseguró los puños. Sentía que había corrido kilómetros, exhausto por el padecimiento de estar alistándose. La próxima vez tendría que pedirle ayuda a Seohyun. Los trajes del teatro no estaban ni cerca de ser tan complicados. Sólo tenían que dar a la distancia, la ilusión de una mujer de la nobleza y no había manera que se saliera con la suya con eso cerca del Conde, un hombre que pasaba bastante tiempo en la corte como para saber lo que una mujer de la nobleza debería estar usando.


Agarró la pequeña bolsa que había dejado de lado antes y se dirigió al espejo, sacando su peluca negra fuera de ella, peinó con sus dedos la falsa peluca para obtener los rizos en su posición. Sentándose por un momento, sacó su suministro de maquillaje escénico y con una mano práctica, untó una delgada capa de pintura blanca atravesando su rostro y cuello y agregó rubor a sus labios y mejillas. Feliz con el resultado, se puso la peluca, teniendo cuidado de poner los rizos en su lugar para que no se corriera su maquillaje antes de que tuviera la oportunidad de secarse, y guardó unas cuantas hebras de su propio cabello. Finalmente, ató la gorguera en su lugar, escondiendo su manzana de Adán.


Mientras se movía, la ballena crujía dentro de la crinolina y el verdugado rollo se corría incómodamente debajo de la falda.


Estaba muy agradecido de que tuviera poco apetito. La posibilidad de cenar mientras estaba siendo exprimido por el corsé hacía que su estómago doliera. Mirándose en el espejo, por un lado estaba perturbado por haberse transformado en una mujer bastante apuesta, aunque no iría tan lejos para describirse a sí mismo como atractiva, y también que se parecía realmente a Sohee. Una cosa era interpretar a una mujer en el escenario, otra era hacerse pasar por una en la vida real. Suspiró ruidosamente, preguntándose en qué se había metido.


—El Conde Kim ha llegado —dijo Seohyun entrando en la habitación—. Date la vuelta, déjame darte un buen vistazo.


Minseok se sintió como una ramera vendiendo su mercancía en un prostíbulo mientras Seohyun lo miraba de arriba a abajo. Ella volvió a atar los lazos de sus mangas para evitar que se desataran. Y con un firme tirón ajustó más el corsé, además ciñó su cintura y reacomodó su peluca para que los rizos cayeran al frente de sus hombros.


Suspiró de satisfacción. —Te dije que no tendrías problemas para representar a Sohee, sin embargo con el maquillaje luces más bonita de lo que normalmente la pobre chica puede manejar. Estaré muy orgullosa de presentarte a Kim Jongdae y actuar como tu chaperona.


Sabastian frunció el ceño. —En serio Seohyun, eres muy cruel.


—Sólo hablo con la verdad.


—Siempre hay una primera vez para todo —farfulló entre dientes.


—¿Estás listo?


Minseok levantó el dobladillo de su falda para relevar sus pies descalzos. —Pequeño problema, sin zapatos.


Seohyun miró a sus pies, sus manos sobre sus labios. —No estoy segura de poder ayudarte con eso. No hay manera que tus patas quepan en mis sandalias, inclusive si tenemos que cortar la parte de atrás.


—Voy volver a ponerme mis botas y recordar dar pequeños pasos para que no se vean. No hay manera de que vaya descalzo.


Con algo de dificultad, debido al corsé y la ballena, Minseok se las arregló para inclinarse lo suficiente para colocarse sus botas y sujetándose del bazo de Seohyun se aseguró de no caer mientras se balanceaba.


—Entonces, ¿sólo estamos los tres para la cena? —preguntó mientras de enderezaba.


—Sí, no hace falta alargar esta farsa más de lo necesario. Esta clase de secretos son fácilmente divulgados si no tenemos cuidado.


—Al principio sentía pena de mí mismo. Ahora estoy empezando a sentir lástima por él.


—¿Por qué deberías? Él debe querer éste matrimonio como una especie de cubierta para sí mismo. Ningún hombre con su apariencia y posición se conformaría con Sohee —dijo Seohyun mirando una vez más su aspecto—. Y el retrato que recibió de ella la hizo más simple que bonita. Recuerda mis palabras Minseok, aquí hay algo más que él buscando una esposa.


—Si tienes estas dudas, ¿por qué tu padre estuvo de acuerdo en dar la mano de Sohee a Kim? —preguntó, cada vez más preocupado.


—Porque mi padre no tiene dudas, él cree que el Conde Kim es absolutamente el adecuado.


—Al parecer Sohee hizo lo correcto al fugarse.


—Debe ser un hombre de secretos, pero definitivamente es un hombre con una cartera llena.


Ella lo acompañó fuera de la habitación y escaleras abajo, Minseok agradeció al cielo que estaba acostumbrado a navegar en pequeños pasillos mientras usaba un vestido largo y ancho detrás de escena en el teatro.


Se detuvieron a los pies de la escalera para que Seohyun le diera una última mirada apreciativa y asintió su aprobación.


—Y recuerda, pasos pequeños. ¡No quiero ver tus botas desgastadas!


El comedor de panel de madera estaba iluminado por las velas que danzaban en figuras sobre la mesa puesta para tres, pero la habitación seguía bastante oscura para la tranquilidad de Minseok. Un aroma fuerte de flores secas agregaba un ambiente íntimo, creado por la luz tenue, pero no tuvo tiempo para disfrutar del ambiente, ya que como un torbellino apareció el Conde Kim Jongdae en frente de él, tomando su mano, sólo para depositar un delicado beso en la parte posterior de la misma.


—Por fin nos conocemos.


Por más que le dolió admitirlo, Seohyun había tenido razón, ya eran dos veces en dos días y eso lo puso nervioso. Jongdae era innegablemente guapo, no había manera que hubiera estado interesando en la anticuada y poco agraciada Sohee.


El Conde Kim era alto, cerca de uno con ochenta dos y vestía a la altura de la moda, tenía un rostro alargado, acentuado por su corto cabello castaño, Minseok notó un pendiente dorado en su lóbulo izquierdo.


No se podía negar que el Conde era atractivo, Minseok sabía que no sólo el elaborado vestido y el maquillaje hacían que su temperatura aumentara. A pesar de haber pasado los últimos años como actor, no había estado a la altura de la reputación que muchos de sus colegas se habían ganado, y la apariencia del conde estaba removiendo sentimientos que por lo general tenía el buen sentido de ignorar.


—He estado esperando ansiosamente su llegada, Conde Kim. —Hablo Minseok con la voz de falsete que había usado para Beatrice la noche anterior.


—Por favor, llámeme Jongdae. —Hizo una reverencia antes de soltar la mano de Minseok—. Su retrato no le hace justicia.


—Es usted muy amable.


La cena fue un asunto más complicado de lo que estaba acostumbrado, con Seohyun habiendo organizado una amplia selección de carnes, queso y pan, acompañado con vino. Estaba sentado entre su prima y Jongdae, Seohyun actuó como una excelente anfitriona, manteniendo una conversación fluida sin dejar que fuera a direcciones equivocadas.


Minseok no pudo evitar notar las miradas prolongadas que le estaba dando el Conde. A pesar de no ser inesperado, ya que estaba destinado a ser la eventual esposa del Conde, la cercana inspección le hizo sentirse incómodo, y temió que su plan fuera descubierto en cualquier momento.


Jongdae era tan encantador como apuesto, y Minseok se encontró a si mismo disfrutando la noche a pesar del plan. Tuvo cuidado de tomar a sorbos el vino de una manera que esperó pareciera propio de una dama y no tuvo problema en comer elegantemente, ya que su corsé atrapaba tanto a su apetito como a su cintura. Jongdae contó historias que oscilaban desde lo dramático a rayando lo subido de tono, entretuvo a sus acompañantes con sus aventuras en la corte, para el deleite de Seohyun.


—Y por supuesto está el asunto de Lord Kang y el loro. ¿Lo han escuchado? —preguntó Jongdae con los ojos brillando.


—No —dijo Seohyun inclinándose más cerca—. ¿Qué pasó?


—Kang es bien conocido por su vanidad, pero con una cabeza de rizos dorados, muchos creyeron que eso le daba derecho. En uno de los banquetes de Navidad en palacio, había una exposición de pájaros exóticos, incluyendo a un loro muy animado. Voló alrededor del salón, sólo para abalanzarse sobre la cabeza de Kang. Ahora, no sé por qué la criatura posó su vista en él, pero descendió en picada, y la siguiente cosa que vi eran esos famosos rizos volando hasta el techo y un muy calvo Kang a toda carrera por la habitación.


Minseok no puso evitar reír, pero fue más moderado que el cotorreo de Seohyun, Jongdae pareció notar su reserva y cambió de tema. —¿Los planes para la boda van yendo bien, supongo?


Minseok estuvo aliviado cuando Seohyun respondió. —Si, la iglesia está preparada. El padre Choi ha sido de lo más complaciente, y Sohee tendrá la prueba final de su vestido mañana.


—Excelente —sonrió—. Nunca seré un solterón de sesenta años.


Minseok casi se atragantó con el pedazo de queso que estaba comiendo, las palabras de Jongdae estaban tan cerca de uno de los lamentos de Benedick sobre el matrimonio en "Mucho ruido y pocas nueces" para ser una mera coincidencia. Miro a Jongdae con los ojos muy abiertos, quien levanto su copa como saludo.


Después que se consumió la última comida, Jongdae se volvió hacia Miseok y, con una sonrisa, preguntó —¿Quizá sea tan amable de tomar un poco de aire nocturno conmigo? Un paseo en el jardín ayudaría a mi digestión y su presencia haría el aire de la noche más dulce.


Minseok sonrió, tratando de no mostrar su disconformidad. —Señor, apenas creo que sea apropiado…


Seohyun despejo su preocupación. —Estoy segura que el Conde Kim no se quiere aprovechar de tu inocencia a este lado de la capilla.


Sin oportunidad de salvarse, Minseok tomó el brazo que le ofreció Jongdae, y la pareja salió de la casa para dar un paseo por el jardín privado. Jongdae no dijo nada hasta que llegaron a un pequeño banco debajo de un árbol de pera que estaba bañado con la luz de la luna y lejos de cualquier ojo u oídos curiosos.


Cualquier cosa que Minseok hubiera esperado que dijera, ciertamente no era no lo que salió de la boca del hombre. —Vi tu actuación en el teatro anoche. Estuviste maravilloso, pero esta noche fue sorprendente.


—No sé lo que quiere decir.


—Por supuesto que no —replicó Jongdae sus labios cerca del oído de Minseok, y su mano descansando sobre su muslo—. Al igual que no eres realmente el hermano gemelo de Sohee, Ahn Minseok.


Giró la cabeza para enfrentar a Jongdae. Tragó con fuerza, no sabiendo que decir, la presión de haber sido atrapado se mezclaba con la atracción hacia el conde.


—Yo…


—Sé que la familia Ahn ha caído en tiempos difíciles, pero no me había dado cuenta hasta cuánto se habían reducido las arcas.


—Mi difunto padre tuvo mala suerte con algunas inversiones —contesto ahora con su voz normal. No había razón en mantener las pretensiones, no con Jongdae tan cerca—. Y fuimos incapaces de recuperar las donaciones que hicimos a la corona para apoyar las guerras contra China, tanto como para deber al padre de Seohyun una suma significativa de dinero.


—¿Y esperabas qué un matrimonio favorable salvaría esto?


—El dinero que tan generosamente has dado por la mano de Sohee pagó la última deuda de mi padre.


—¿Entonces, qué fue de tu hermana Minseok? ¿O siempre tuviste la intención de jugar a ser mi novia?


—No precisamente. Ella ha huido con un hombre del que se creé enamorada.


Jongdae rió —Chica lista.


—Así parece.


Miró como Jongdae lo examinaba de cerca, contemplando su apariencia, de pies a cabeza.


—¿Ahora qué? Ya sabes qué planeábamos hacer.


—Pienso que el plan tiene sus méritos —replicó con una sonrisa maliciosa—. Y creo que podemos llegar a un arreglo que me va a impedir tener que manchar al gran apeido que Ahn fue una vez.


A Minseok no le gustó como sonó eso, las palabras estaban cerca del chantaje para su consuelo.


—¿Qué quiere decir exactamente?


—Si estás de acuerdo con seguir esta farsa, continuar interpretando a Sohee, entonces yo en cambio asumiré el papel de devoto esposo.


—¿Qué?


—Tu gran actuación, Minseok. Engañar a la corte y a la buena sociedad con una boda extravagante, después retírate a mi casa de campo para ser mí amada esposa por quizás un año o dos, hasta que mi joven, pero enfermiza esposa sucumba a la fiebre y tú regresarás a tu vida como Ahn Minseok.


Por un momento fue incapaz de responder, la perturbadora propuesta de Jongdae le privó de sus palabras.


—¿Pero por qué quieres eso?


La sonrisa de Jondae fue depredadora. —Tengo mis razones.


—Pero…


—Nada de peros Minseok, ¿tienes tu repuesta? ¿Una vida de lujo y honor o la deshonra de tu familia?


El corazón de Minseok se aceleró en su pecho, pero miró fijamente al expectante rostro de Jongdae, realmente tenía poca elección.


—Acepto.


—Así lo pensé.


—Mandaré a mi sastre a visitarte en la mañana. Es un hombre leal, por lo tanto no tengas reparos, que él no dirá nada sobre nuestro plan. —Jongdae se levantó—. Asumo que el vestido de boda hecho para tu hermana necesitará algunas modificaciones. A juzgar por el estilo del vestido, necesitarás un nuevo guardarropa que vaya con tu nuevo papel.


Minseok frunció el ceño mientras Jongdae hacia una reverencia y se marchaba. La arrogancia del hombre le consternaba, pero lo que más le angustiaba era el lío en el que se había metido.

Notas finales:

Hay capítulos largos y capítulos cortos.

Se que se necesita referencia visual de algunas cosa, pero no se como meter los vinculos de las imágenes sin dejar ahí una url de medio metro.

Lo revise una vez, si ven por ahí algún error que no sea pasable, no sean así, avisenme.


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