Apenas llego, se quito la chaqueta con molestia y la tiro sin importarle donde terminase. Sintiéndose estúpido y detestándose así mismo camino con pasos fuertes hasta sentarse en la silla giratoria frente a su escritorio donde tomo una mala posición que no debía de ser muy cómoda, abriendo su piernas, casi cayendo y con su mano en su rostro.
—¿“¿Quieres ser mi omega?”?—se repitió preguntándose a si mismo retirando su mano bruscamente—¡¿Acaso eres estúpido Cassiel Vega?!
Poniéndose de pie comenzó a caminar en círculos tratando de calmarse, apenas podía pensar y todo debido a que por un segundo perdió el control y no supo filtrar lo que debía decir. Ahora Neo parecía odiarlo como si hubiese asesinado a sus padres; había borrado su numero y salio corriendo sin darle tiempo de hablar, ¿como se suponía que lo encontraría ahora? Apenas sabia su nombre, que tenia un hermano y algunos datos de su personalidad y gustos, pero no tenia idea de donde vivía, a que instituto asistía, o que lugar frecuentaba... o eso fue lo que pensó durante un segundo hasta que recordó de golpe un punto de su conversación y como si fuese un rayo sostuvo de los brazos de la silla y se puso de pie. Volviéndose a sentar e impulsando con sus pies la silla hasta el escritorio abrió la computadora portátil y tras unos insufribles segundos de carga que espero molesto apretando los dientes y gruñendo una vez, abrió el navegador y coloco en esta “La biblioteca Anna Valeria”, apareciendo junto a las paginas encontradas, un mapa con su ubicación. Cassiel sonrió aliviado de poder haberla buscado antes de olvidar su nombre, ese que salio en la conversación en el momento que le pregunto a Neo donde estaba antes cuando venia corriendo, le pregunto si frecuentaba el lugar y este respondió con un sencillo “podría decirse”. Suspirando aliviado presiono el botón de marcadores y finalmente en calma comenzó a quitarse sus zapatos para estar mas cómodo, seguido de esto camino tomando una toalla y fue hacia el baño para darse una ducha que estaba necesitando.
En completa paz contrastante a su estado anterior, Cassiel entro al baño sacándose la camisa, medias, pantalones y finalmente su ropa interior, entrando a la ducha que abrió dejando caer el agua encima de su cabeza, sintiendo como si el agua lo ayudara a relajarse. Tardo diez minutos en lavar su cuerpo y cabello de un marrón casi negro que por algún motivo sentía especialmente sucio. Tenia un buen cuerpo debido al ejercicio que hacia, aunque, de cualquier forma, los alfas tenían esa mejor fisionomía, siempre le pareció alguna extraña ventana. Empezando a lavar su cabello sintió mientras restregaba una cicatriz en su piel, una que ocasiono que por un momento detuviese su vista que se centro en el vació recordando, eso que jamas podría olvidar pues se había convertido ya en una parte de si; y si no lo hacia la culpa, esa marca, imposible de ver por si mismo, pero capaz de sentirla, se encargaría siempre de recordárselo. Subiendo la mirada suspiro terminando de limpiar su cuerpo, cerrando la llave y colocando la toalla alrededor de su cintura.
Vestido con un pantalón sencillo de pijama, abrió su refrigerador tomando una botella de agua de la cual bebió antes de ir a su cuarto donde sin delicadeza se dejo caer en la cama, mojándola con su cabello todavía húmedo. Miro el techo con sus ojos del mismo color de su cabello, mientras a su mente venia un viejo recuerdo de hace ya varios años, diez para ser precisos. Se recordaba a si mismo en el parque caminando de la mano de una niña omega con cabello chocolate largo, usando un vestido de marinera; el motivo por el cual sostenía su mano carecía de cualquier interés romántico, era simplemente para que esta no se separara de el evitando que se perdiera o un grupo en especifico comenzara a molestarla. Los padres de la niña abrieron la puerta de la casa que había tocado con anterioridad y le agradecieron a Cassiel por traer a su hija sana y salva.
—“Porque Cassiel es un alfa”...—repitió Cassiel aquella frase de sus recuerdos. Con su expresión fría y distante se sentó colocando su mano en su frente, juntando sus cejas como si aquel recuerdo le provocara jaqueca. Debía admitir que aunque no llegase a ese extremo, si profundizaba su mente en eso, sin duda le daría algún malestar. Uniendo sus manos en su rostro, coloco cada dedo indice en un lado de su nariz—Calmate, Cassiel. Cal-ma-te—se dijo a si mismo tratando de convencerse para hacer caso a sus propias palabras—Todo esta bien... eso no se va a volver a repetir—aspirando el aire del ambiente, lo retuvo unos segundos antes de soltarlo—Neo—deslizo sus dedos dejando libre su rostro y mirando de soslayo afligido—Voy a hacer las cosas bien contigo
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Una nueva mañana comenzaba, caminando a la universidad, Cassiel no pudo evitar bostezar, había dormido bien pero un poco menos de lo que acostumbraba por quedarse estudiando para enfocar su mente en otra cosa. Aún así, se sentía bien y descansado, con la idea de un buen dia en su cabeza pero esta fue interrumpida por la voz escandalosa que se acercaba por detrás y llamaba a su nombre con silabas que se extendían mas de lo que debían. No necesito darse vuelta para saber quien era y mucho hacia con no quitarse para que cuando saltara hacia el, su nariz terminara contra el suelo.
—¿Que ocurre, mi querido marido? ¿Ya no te alegra verme?—dijo de forma burlona un chico de cabello rojo teñido que ahora pasaba su brazo por los hombros de Cassiel deteniéndolo—¿O es que acaso ignoraste mis mensajes ayer porque te divertías con un un amante?—susurro a su oído para luego, orgulloso, poner una mano en su pecho—Descuida, soy de mente abierta. Estoy completamente dispuesto a aceptar un trió
Cassiel sonrió de medio lado mientras usaba la parte trasera de su mano para alejar el rostro de su amigo, Malcom Torres. Malcom era amigo de Cassiel desde hacia un par de años, era un poco extraño y al principio pensó que siempre estaba bajo el efecto de alguna sustancia pero parecía ser meramente la excéntrica forma de ser a la que con el tiempo se acostumbro, e incluso comenzó a disfrutar. Respecto a su forma de dirigirse, no era que alguna vez estuviesen juntos, era simplemente la extraña forma de León para no hacer aburridos sus encuentros con el simple: “hola ¿como estas?”, “Bien, no hice la tarea”, “no importa, yo te la paso”, no, eso era demasiado común para ese alfa de cuerpo esculpido por algún artista griego, cabello rojo teñido y una eterna sonrisa que parecía estar grabada en su rostro.
—¿En serio? Yo no—respondió Cassiel a su falsa oferta de sexo grupal
—¿No? Sabes que te encantaría
—Ah, si, interesante—dijo fingiendo no prestar atención, pero por dento reía de la actitud de su amigo, incluso en el exterior una sonrisa se trazo en sus labios—Ya vámonos, no podemos perder el tiempo aquí
—¿Por que no? No tenemos nada interesante y quiero saber el motivo por el cual no contestaste ninguna de mis llamadas anoche. Hubo una fiesta, no fue la gran cosa pero habían betas como los que te gustan—nuevamente se pego a su oído utilizando a aquel tono lascivo
Por muy raro que le pareciera a la gente, e incluso a Malcom, en todo el tiempo que llevaba conociendo a Cassiel, este jamas se le había propuesto a un omega; sus conquistas giraban en torno a betas y parecía reacio a la idea de ligarse a un omega. Malcom recordaba cierta ocasión donde por primera vez noto que incluso evitaba el contacto con ellos, cuando le presento a su compañera para una tarea y aunque esta le ofreció la mano y Cassiel acepto, apenas la estrecho un segundo soltándola e incluso alejándose unos centímetros inconsciente. Malcom por fuera podría parecer un idiota-y tal vez lo era-pero era muy buen observador y bastante bueno para notar detalles como ese. Pese a darse cuenta de esto, decidió no forzar a Cassiel abrumándolo con preguntas y opto por mejor dejar de ponerlo en situaciones incomodas cuando le presentaba omegas que sin duda intentaría insinuarse.
Cassiel empujo el rostro de Malcom sin poder evitar reír en esta ocasión—Olvídalo, ya no necesito eso—sonrió con la imagen de Neo en su mente
Malcom rio con fuerza para de verdad aferrarse a Cassiel—¡Lo sabia!¡Lo sabia! Conociste a alguien, tendrás que darme todos los detalles, Cassiel Vega
—Si, si, pero primero vamos; no quiero llegar tarde
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Horas mas tarde, Neo llegaba a su hogar que supo que estaba solo por la puerta trancada con llave. Saco su juego de llaves de su bolsillo y miro por un segundo el ridículo muñeco de nieve hecho de masa flexible que le hacia tan feliz, mas que todo por la persona de la que lo recibió. Ya dentro de su hogar, cerro de nuevo la puerta aunque no fuese costumbre, camino hasta su cuarto y se quieto su chaqueta y zapatos. Durante unos segundos se sentó en su cama hasta que se puso de pie para caminar hasta su gavetero, donde se agacho y saco la ultima gaveta, descubriendo una pequeña caja de zapatos llena de polvo por el tiempo que tenia en ese lugar. Tomo la caja y con miedo la abrió, mirando un collar ancho que se ajustaba a su cuello. Series de recuerdos vinieron a la mente de Neo, el ultimo causo tanto temor en el que perdió el equilibrio y callo causándose solo un poco de dolor que tras un quejido supero tomando nuevamente el collar que termino en el suelo.
—Esta bien... no va a pasar de nuevo. Ni ahora, ni nunca—dijo decidido guardando aquel collar igual al que tenia puesto, pero que sin embargo, tenia el broche roto
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