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Unicamente EDxAl por Hao Asakura

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Notas del capitulo:

En esta segunda historia de Ed x Al, Al esta saliendo con Roy pero se entera de un secreto muy secreto.

Ir al cuartel el Domingo sonaba incomodo pero un tanto relajante para Alphonse, ya que podía ir y venir con las libertades de un civil… de hecho con un poco más.

Terminó de colocarse el par de pantalones beige perfectamente planchados, esos que hacían que le luciera un estupendo trasero (lo tenía) Después se cerró la sencilla camisa blanca para enfundarse en un delgado suéter verde media noche sin botonadura, regalo de su novio: Roy Mustang.

Finalmente metió los pies en  unos suaves mocasines marrones y se hizo el peinado favorito de Mustang: Una coleta alta, aunque lo hacía sentirse un tanto “femenino” era un día especial y por esta ocasión no le molestaba darle gusto.

Iban a cumplir su primer mes saliendo y el pequeño Al ya tenía todo preparado: ramo de rosas y oso de peluche gigante, globos. No tenía idea de cómo se celebraban esas fechas ahora porque durante mucho tiempo había sido una armadura así que se imaginaba que tendría que ser como las fotos de sus padres donde había regalos de aniversario y San Valentin.

Todo esto a Mano, Alphonse Elric salió para el cuartel general, sabía que tenía que esperar un par de horas, pero Mustang tendría la tarde libre y entonces podrían ir al cine o lo que fuera que Roy tuviese planeado, Al era un poco tímido y de hecho llevar estas cosas al cuartel era realmente pasar sus límites.

Cuando se bajó del taxi notó que tenía un serio problema: cargar todo eso, sobre todo el enorme oso de felpa le obstruía la visión, si por un lado tenía el beneficio de que no pudieran verlo a la cara (aunque todos sabían quién era) por otro él tampoco podía ver por dónde iba o a quien se topaba.

Paso los amplios portones del cuartel con éxito y recorrió la amplia explanada de piedra sintiéndose lento y ridículo, algunas risitas se alcanzaban a oír, una vez dentro chocó un par de veces en los marcos de las puertas y con algunas personas, entre ellas Riza.

-Lo siento, en verdad…

--Que regalos tan perfectos-se burló un poco Riza- solo porque estaba algo molesta por el golpe con el enorme oso que la había hecho rebotar-Debo suponer que son para el superior Mustang.

-Eh si, Riza san… no sabes cómo lo siento.

-No hay cuidado- si que se iba a divertir más tarde burlándose de Roy por sus cursisimos y tontos regalos.

-Ehmm oye… como ya te diste cuenta yo…

-Anda tres puertas derecho, gira a la izquierda y en la segunda puerta ya sabes, está la oficina principal del cuartel.

-Gracias-suspiró Al, “Así que no estaba tan perdido como pensaba”

Siguió las instrucciones de Riza Hawkeye y logró llegar a la gran puerta entreabierta que ostentaba el la placa R.Mustang.

Iba a tener serias dificultades para abrir la puerta pero al menos no estaba totalmente cerrada, tal vez si las ingeniaba para tocar, se acercó a la abertura y pareció quien era un oso de peluche quien se asomaba.

-Así que ya te enteraste.

-Bueno, era cuestión de tiempo.

Alphonse reconoció de inmediato esas voces como las de Roy y la de su hermano mayor, Edward. Hizo un esfuerzo por asomarse encima del oso y entre el papel encerado pudo ver un poco. No era una escena agradable, Mustang estaba sentado tranquilamente a su escritorio y Edward de pie frente a él, ambas manos sobre el escritorio, profundamente encorvado, al ser domingo traía puesta su gabardina beige y pantalones negros, solo Roy usaba uniforme.

Entonces por fin había sucedido, su hermano mayor sabía que Roy Mustang era su novio. Troya simplemente iba a arder hasta la última de las cenizas.

Con cero ánimos de entrar se quedó de pie espiando la reacción de Edward.

-Es realmente molesto que no me haya enterado gracias a ninguno de los dos, Roy creí que podía confiar en ti… Y Alphonse, se supone que soy su hermano… es de su parte de quien más siento cierta traición.

Al se sonrojó, le esperaba un buen regaño.

-Si fuera tú no estaría sorprendido de que Alphonse me ocultara las cosas- Roy se escuchaba casi alegre, bastante pagado de sí mismo, ese tono molestó un poco a Al

-¿Qué quieres decir?

-Si te lo hubiera contado ¿habrías aprobado nuestra relación?

-¿Pero qué idioteces dices? ¡Claro que no! ¡En primer lugar son jefe y subordinado! ¡En segundo le llevas como 27 años!

-Ese es el problema Ed, tu hermano menor ya es un muchacho joven, ya no estás en posición de prohibirle nada.

-¡Tiene 16 por dios! ¡Es un menor! Y mientras lo sea está bajo mi custodia.

-Bajo tu custodia familiar y laboral no, ¿para trabajar todo el día con él y luego de la escuela vespertina tenerlo en casa todos los días como si fuera un niño no? Apuesto a que le haces chocolate caliente antes de enviarlo a la cama.

-Fue decisión de Alphonse entrar al ejército y estudiar por la tarde… sospecho que tú tienes algo que ver con esas prioridades.

Alphonse podía notar como la discusión se iba elevando el tono, tuvo que ocultarse atrás del muro, afortunadamente nadie había notado su presencia, pero podía ver las anchas espaldas de su hermano cada vez más encorvadas, su rubia coleta agitándose.

-Pero no ibas a permitir que estuviera a mi servicio.

-¡Tengo que protegerlo!, no es mi ideal que en caso de un atentando ¡el tenga que protegerte a ti! ¿Él? ¡Recibir una puta bala por ti jamás! ¿Entiendes? ¡Jamás!- zanjó Edward con los dientes apretados, aferrando el escritorio como si quisiera destruirlo con las manos.

-¡Ahí tienes Edward! ¡Por eso Alphonse no te cuenta nada! Lo tratas como a un niño.-gritó Roy

-¡!!Es que lo es!!!- Gritó Edward desencorvándose

-Sabes que el tiempo que permaneció en la armadura no afectó su cuerpo, pero que en su mente es mayor ¡Tiene 19 años!- dijo Mustang poniéndose de pie.

-La edad que yo sé que tiene mi hermano no la puedes decidir- susurró Edward en un tono cauteloso.

-¿Y tu si?-Se burló Mustang.

Alphonse se estaba empezando a molestar también, en realidad ninguno de los dos tenía el poder de decidir su puta edad y que podía hacer y que no, estaba a punto de entrar como tromba y gritarles a aquellos dos idiotas todo lo que pensaba.

-Estas asfixiando a Alphonse Ed, y no te das cuenta, ¡No lo dejas crecer!- dijo Mustang apoyándose sobre el escritorio.

-Y salir con un hombre mayor es lo mejor para madurar, supongo.- replicó Ed haciendo lo mismo, Al podía ver la cara furiosa de Roy pero la expresión de su hermano no, debía de ser de sarcasmo, sus rostros estaban a tan solo unos centímetros.

-Eres ridículo Acero, completamente ridículo, crees que Alphonse no te tiene confianza, te doy noticias ¡Te tiene miedo!- con esa carta ganadora Roy se volvió a sentar comodamente.

“Ah, no” pensó Alphonse “en eso te equivocas Roy ¿Cómo podría tenerle miedo a nii san?

-¿Dé que hablas? ¿Cómo puede mi hermanito tenerme miedo? ¡Pasamos años juntos buscando la forma de recuperar su cuerpo, di mi mejor esfuerzo por él, di mi brazo! y lo volvería a dar ¡estoy seguro que él haría lo mismo por mi! Somos… somos…

-¿Mas que hermanos?

Al se perdió parte de la discusión por meterse en sus propios pensamientos.

“Algo así somos” pensó “Roy está completamente confundido, no he callado nuestra relación por temor a Nii-san, sólo quería encontrar la forma de decírselo, pero en algo tiene razón, nosotros… no somos hermanos y ya, amamos profundamente a nuestra madre y lo que ella nos dejó. Fue decirnos que solo nos tendríamos el uno al otro en la vida, que nos cuidáramos el uno al otro, entiendo que para Roy es difícil entender este tipo de relación donde… la carne y la sangre de dos personas se han sacrificado por el bien del otro, incluso el alma, la próxima vez que hable con él trataré de contarle una vez más como fue estar dentro de la armadura… pero si Roy me quiere debe aceptarme como soy, con mi familia, y esas pesadillas que aún tengo en las noches, y la forma en que mi cabeza a veces se pone confusa por los recuerdos que perdí, intentaré explicárselo una vez más, son las dos personas que más quiero y espero que se lleven bien”

-Es complicado- respondió Ed - no espero que lo entiendas, incluso si tu tuvieras un hermano se… sería… hay un sello de mi sangre en él, su alma… renunció a ella para devolverme la vida y después, todo lo que pasamos para volvernos a encontrar-La voz de su hermano ya se oía cansada, como si presintiera que la discusión terminaba.

-Por eso te tiene miedo, Al mismo no se da cuenta Edward, pero inconscientemente está buscando a alguien mayor, alguien que lo proteja de ti, ¡!porque estás obsesionado con él!!

-¡No estoy obsesionado! Sólo estoy tratando de explicarte.

-Debes ser únicamente tú el que cree eso, o Al no estaría saliendo conmigo sin decirte ¿no crees?

-…

Parecía que Roy estaba tratando de echarlos a pelear o algo así, eso no era buena señal, más tarde hablaría seriamente con Edward, deseaba que terminaran pronto, los brazos se le estaban adormeciendo a causa del peso del oso.

-Las razones que tenga Al, me las explicará después, mientras tanto te lo digo a ti: Aléjate de mi hermano.

-¿Y si Al no quiere alejarse de mí?

-Voy a decirle que esto es una autentica locura y me escuchará.

-¿Porqué Acero? ¿Por qué consideras que mi cariño por Al es una locura?

-Eres mayor, bebes demasiado, eres un mujeriego y eres su superior.

-¡Mira!- se rió Mustang- soy un pésimo candidato y aún así le convengo más que tú.

-¿Qué estas…

Al tardó también un poco en comprender lo que Mustang quería decir.

-Soy mejor para Alphonse que tu Acero, ¡cualquiera lo es! ¡Porque eres su maldito hermano!

Alphonse se asomó un poco más, el comentario de Mustang tuvo un efecto devastador en Edward, pudo ver como agachaba la cabeza y apretaba los puños, de pronto y con ambas manos dio un terrible golpe en el escritorio. El lado del automail despedazó la madera.

Al esperaba una reacción de indignación, un golpe a Mustang, la guerra, o una risa insólita ante una gran tontería dicha por Roy, no un golpe en la mesa y un.

-¿Có… cómo lo sabes?

-¡Por dios Acero! cualquiera que tenga dos dedos de frente puede darse cuenta! ¡Parece que el el pobre Alphonse es el único que no sabe que estas enamorado de él!

-Yo! No he…

-Según tú no le has dado ni el más pequeño indicio- bufó Roy encogiéndose de hombros- a lo mucho parecerás un tutor asfixiante, siempre procurando estar a su lado y distrayendo con planes y viajes para que no conozca a nadie. ¿Sabes? Me sorprendes, ni siquiera tuviste la decencia de negarlo.

-¿Para qué? cuando Roy Mustang dice algo, es que tiene pruebas suficientes para ello.- dijo Edward cruzándose de brazos y mirando hacia la ventana. Al pudo apreciar una parte de su perfil, el alto pómulo, las rubias pestañas y el perfil de una pupila dorada cargada de rencor. Estaba inesperadamente sonrojado.

“Yo… no pienso que nii san sea asfixiante. Nii san es… es… como mi mejor amigo, mi mejor amigo de toda la vida y en todo el mundo”

-No deberías guardar tu diario personal junto a tu bitácora del ejército.

-Podría demandarte por intromisión en los expedientes de un subordinado sin la presencia del mismo.

-Tu bitácora militar no fue tocada y los superiores tenemos derecho de registrar las instalaciones y oficinas con fines de seguridad, así que tu denuncia resultaría improcedente.

-¿Mi diario personal te resultó peligroso?

-“18 de abril, clima soleado”- citó Mustang- “Como tutor de Alphonse fue necesario firmarle un permiso para salir del país para una investigación, tenía tan pocas ganas de hacerlo, ese trabajo lucía peligroso, demasiado. Además tenía que faltar a la escuela por dos o tres semanas, ese era mi principal pretexto. Y nada. Al final Al y Mustang me han convencido-casi-obligado a firmar  con el argumento de que Al es perfecto, valiente, responsable, hábil, inteligente, un joven maduro que puede cuidarse solo. Un montón de cosas que sé a la perfección.

Lo que los dos no entienden  es que no sería capaz de enfrentar que resultara lastimado, ni menos aún su pérdida. Nadie, en estas miserables oficinas imagina y lo puedo apostar, el mundo sin la sonrisa de Alphonse, sin la amabilidad de Alphonse. Y yo, moriría en el mismo segundo en que algo le pasara, se ha transformado en toda mi vida, mejor dicho, siempre lo fue.

¿Se habrá dado cuenta Mustang que le dediqué mi vida? Hice todo para devolverle su cuerpo.

Debió enviarme a mí,  en vez de tenerme aquí, enloquecido de aburrimiento, firmando acuerdos comerciales y revisando documentos de salidas y entradas portuarias, no soporto el papeleo Mustang lo sabe, creo que lo hace para castigarme, no le gusta depender de mi para disponer de los servicios de Al, maldito” Podría citar otros párrafos Acero, pero francamente resultaría una vergüenza. Las paredes se pudrirían al escuchar lo abyecto, lo ominoso de tu corazón.

-…

-El diario no es peligroso, el incesto lo es, es peligroso, es subversivo y un tabú para la sociedad Edward ¡Tu Eres peligroso para Al!

Alphonse, con el corazón vibrando enloquecido escuchaba toda esa conversación con una mirada atónita, atisbando desde la angosta franja de la puerta la expresión feroz de su novio y la espalda tensa de su hermano.

-Sabes que jamás le haría daño- dijo Edward casi susurrando. Al le creyó. Efectivamente lo único que su hermano le había dado toda su vida era cuidados, desde que dejó de encelarse por él cuando eran unos niños.

“Entonces… nii san ha necesitado algo más de mi siempre? Algo que no puede tener?”

-¿Toda esta horda de pensamientos y deseos no es hacerle daño?-Roy se puso de pie sosteniéndose del escritorio como si el peso de esa charla fuera demasiado para él- Alphonse no sabe, pero es sensible ¿no crees? ¿No crees que algo percibe desde su interior? Estás contaminado y eso puede tener un efecto negativo para él. ¿Estás seguro de poder contenerte para siempre?

-¡Esto no es tu asunto Mustang!

-¡Lo es! ¡Lo es desde que es un menor y está a mi servicio! ¡Lo es desde que es mi amigo! ¡Y por supuesto que desde que es mi pareja! Directamente te lo digo ¡Aléjate TÚ de él!

-¡Soy su tutor legal!

-¡En cuanto esto se sepa dejarás de serlo de inmediato!

Edward Elric, siempre combativo, siempre con la cara en alto y al viento, siempre dispuesto a pelear, lleno de orgullo y de fuerza, Al su hermano pequeño, pudo ver desde atrás suyo, como se desmoronó, como se vino abajo. Igual que esa vez que perdieron a Nina, o quizá peor, porque no hubo más gritos, si no un ominoso silencio.

Y su voz quebrarse.

-Por favor… no se lo digas.

Notas finales:

continuará.


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