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Unicamente EDxAl por Hao Asakura

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El tiempo transcurrió en oscuridad y un calor pegajoso que hizo que Alphonse despertara, aún se encontraba en el interior del armario,  tenía que salir de una buena vez porque sentía ya la falta de oxigeno, se asomó por entre las puertas del mueble.

Edward estaba profundamente dormido.

Tratando de despertar sus músculos engarrotados, Al se movió tan cuidadosamente y en silencio como podía, colocó su mano en una de las puertas y la abrió muy lentamente, hubo un rechinido que lo hizo saltar, su corazón se detuvo, esperó con el alma en la garganta pero afortunadamente su hermano seguía durmiendo.

Dejó el armario sintiendo aún los músculos adoloridos y el cuello torcido, empezó a caminar lentamente hacia la puerta.

-No te vayas….

Saltó nuevamente, miró a Edward sin saber que iba a decir, rojo como un jitomate.

-Oh! No pordios!! Lo siento!! Lo siento nii-san no fue mi intención!! Nii san yo…

Pero se dio cuenta que seguía dormido.

“Cierto. Habla dormido” pensó “Que sueño más pesado”

Lo miró un momento, seguía, naturalmente, en bóxers y se había dado la vuelta hasta quedar boca arriba, su pelo rubio estaba extendido por toda la almohada, tenía algunas marcas de mordidas en el pecho y el vientre “Roy imbécil” volvió a pensar, toda la habitación olía a Edward y su cuerpo emanaba un calor atrayente

“Como desearía acostarme a su lado, como cuando éramos niños” Lentamente y sin hacer ruido se sentó en el borde de la cama, las sábanas estaban húmedas, con cuidado aproximó su mano hacia el costado de Edward, quien sorpresivamente movió su brazo y al entrar en contacto con el de Al lo tomó bruscamente para tirar de él, casi consiguiendo hacerle perder el equilibrio y caerle encima, por muy poco el menor lo pudo evitar.

Lo miró aterrado, tenía aún los ojos cerrados, el idiota seguía dormido.

-Quédate- murmuró entre sueños- Roy…Roy…

Eso fue demasiado, sin importar nada Al tiró de su propio brazo y salió de ahí, Edward ni pareció desperezarse, solo se volvió a dejar caer pesadamente contra el colchón.

-mmmhh…

-Imbécil- murmuró Al ya afuera del cuarto de su hermano mayor, miró la salita a oscuras, los sencillos sillones, el retrato de sus padres que colgaba en el muro en un marco dorado y  la ventana rectangular por la cual se filtraba apenas la luz, fue hasta ella para mover un poco la cortina y que entrara la luz de fuera, miró durante un instante el barrio amable, completamente desierto, apenas iluminado por farolas, la sombra fugaz de un gato en los botes de basura.

Le pareció un mundo de sueños, su hermano Edward había hecho nido en este cálido rincón y pese a que también salía a misiones el lugar no tenía ni una sola huella de abandono, así era él, todo lo que tocaba era cálido, aunque incluso se tratara de una armadura vacía de metal. Distraídamente se sentó en uno de los sillones y fijó su mirada en el cuadriculado que formaba la luz que entraba por la ventana en el piso de madera.  ¿Porqué su hermano? ¿Estaba enfermo? Habiendo tantas personas en el mundo, y él estaba pensando sólo en su hermano, hoy, antes, durante el tiempo que estuvo lejos por la misión, de la cual dependía su entrada definitiva al ejército, allá también había chicas, chicos, pero Al, no se interesaba por nadie. Se le fue el tiempo ahí sentado, pensando nomás.

Las luces se encendieron súbitamente.

-Anda, que haces ahí sentado Al?  

-Uhh Waaah! Nii –san!!- Al saltó en su asiento, Ed estaba aún con el dedo en el apagador, traía simplemente un albornoz color vino y estaba descalzo.

-¿A qué hora llegaste? ¿No puedes Dormir?- dijo sonriendo.

- Recién llegué- suspiró Al

-Seguro que estabas pensando en algo prohibido, o en tu novia.

-Que tonterías solo estaba aquí, miraba fuera y me cansé

-¿Mirando fuera? Si que eres raro.

-Extrañaba el barrio-

Edward arqueó las cejas al ver que su hermano menor solo traía camisa y bóxer, se encogió de hombros como diciendo “allá tu” y se fue al baño, pasados unos minutos volvió a pasar por la sala.

-¿Quieres que te apague la luz?

-Como quieras, no interesa.

Edward suspiró sonriendo un poco, luego caminó hasta la sala y se sentó en el mismo sillón que Al, a su lado. Este enrojeció totalmente.

-¿Q… ¿Qué pasa? ¿Por qué te sientas?

-¿No puedo?

-No! No es eso! Es…

-Luego de todo es mi departamento ¿no?- respondió Ed sonriente mientras se estiraba a sus anchas y se acomodaba mejor en el sillón, su mano en el respaldo cerca del hombro de Al.

-Es que ya casi amanece, tienes que descansar para el trabajo.

-A la mierda el trabajo, no pienso ir mañana.

-Pero Roy te va a castigar- esperaba no haber dicho Roy con una nota de rencor.

-Que se joda ese bastardo.

Esa simple frase hizo que Alphonse se sintiera de muy buen humor.

-Oye Al, ya que estamos aquí ¿Por qué no tenemos una charla de hermano a hermano? Cuéntame todo sobre tu misión.

-No es un tema interesante.

-¡Se nota que no! Mucho tiempo estuviste sin escribir!

Al no sabía por dónde empezar, le pareció el colmo de lo ridículo y lo inhumano tener ahí enfrente a Edward, mirándolo sonriente, completamente ajeno al hecho de que Alphonse lo había visto con Roy, ignorante de lo jodidamente hermoso que era, cuanto iluminaba su presencia ese viejo piso.

Era su hermano, ¿el de siempre no? El de toda la vida.

El de toda la vida.

Bueno, si así era estaba por averiguarlo.

-En realidad, si hay algo que tengo que contarte.


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