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Unicamente EDxAl por Hao Asakura

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La intensidad del cielo iba en aumento mientras Edward hacía todo lo posible por no tropezar con las personas de regreso a su apartamento.


-Eh oficial mi maceta!


Había derribado una oferta de la floristería, la tierra y los petálos se diseminaron en el suelo, tuvo que regresarse a pagar.


-Lo siento, lo siento, por favor plántalo de nuevo.


Arrojó unos billetes en las manos del florista y reanudó su carrera, las personas lo miraban un tanto confundidas.


-Ojalá así hubiera corrido el que seguía al que me robó la venta del día- murmuró asombrado el vendedor de tela.


Entró a su departamento como una tromba.


-Alphonse!!!


El agua de la regadera aún estaba corriendo, no iba a esperar, abrió estrepitosamente la puerta del baño y luego el cancel de la ducha.


-Nii san?


Un confundido Al con el cabello empapado pegándose a su rostro lo miró pareciendo un poco (pero solo un poco) una chica avergonzada.


Edward le sonrió desde el marco del cancel, no esperó más se metió bajo la regadera empapándose el uniforme abrazando a Al.


-Lo siento Al.


-¡!!... nii...


-No sé porque he estado pensando solamente tonterías- dijo Edward quitándose la casaca militar- me he querido lavar por horas y no... ¿Querrás Al?- preguntó mientras se sacaba la camisa dejándola caer también al suelo encharcado- ¿Borrarías cada rastro de ese bastardo de mi piel?


Alphonse miró a su hermano, Edward a su vez le sujeto el rostro recorriendo con el pulgar uno de sus parpados.


-Lloraste.


-N-no importa ya.


Al término de quitarle la ropa a su hermano mayor y con dedicación lo lavó por completo desde la rubia melena, palmo a palmo, sin dejar un solo centímetro de piel, el agua se enfriaba lentamente pero no ponían atención a ello.


-¿En serio te encuentras bien?- murmuró Al como si tal cosa mientras por último le enjabonaba los pies estando él sentado Ed de pie y él sentado sobre la casaca empapada.


-A decir verdad, no.


-Siento que hayas pasado por eso.


-Gracias por protegerme, Al- el rostro de Edward estaba oculto entre su rubio cabello, escurriendo agua.


-Siempre voy a hacerlo.


Al terminó su trabajo y se puso de pie, retiró un mechón empapado.


-Te dije que me importaba que fuéramos hermanos, pero en realidad no, y ahora...


Se besaron bajo el agua hasta perder el aliento, era un espacio sumamente reducido, el vapor de la ducha les hacía perder la respiración fácilmente, apretados uno contra otro bajo la regadera con su piel resbalando, solo la ropa tirada en el suelo impedía que se cayeran al suelo sirviendo como antiderrapante.


De pronto bebían agua de la ducha, de pronto bebían uno la saliva o las lagrimas del otro, daba lo mismo, Ed observaba los adorables ojos de Al nublados por el calor y el placer, su piel empezaba a arrugarse. Llevaba tanto tiempo ahí, después el castaño se acomodó contra la pared colocando ambas manos en el azulejo cubierto de gotas.


-Así es como siempre ha debido ser, no lo sabías?


-¿Estás seguro?


-Este es mi lugar- sonrió Al- y el tuyo nii-san...


Ed se colocó detrás de su hermano, pegando sus muslos a los de él y abrazándose a su cintura, Al tuvo que sujetarse de una de las llaves del agua, sintió a Edward contra su cuerpo.


-Ah, duele!


El rubio dejó que un poco de agua tibia resbalara entre ellos antes de entrar un poco más.


-Ouch!


-¿Quieres que...


-No, definitivamente no pares- ordenó Al, volteándolo a ver.


-A-Al!- gimió Edward cuando por fin consiguió entrar completamente, Al solo contuvo el aliento, las embestidas comenzaron lentas y apretadas.


-Nii-gruño el más chico con los dientes apretados- el agua caía sobre su pelo chorreando por su rostro, la sensación de ahogo incrementaba sus otras sensaciones, movió su cadera hacia Ed, empujándose de la pared.


Edward cerró con fuerza los ojos aumentando la rapidez de sus entradas, el reducido espacio las mantenía cortas pero al apretar sus caderas contra las de Al conseguía entrar un poco más, tocando el punto ideal dentro de él.


Alphonse estaba babeando, el agua entraba en su boca abierta y salía escurriendo lentamente acariciando su lengua, Ed colocó dos de sus dedos en su interior y con la mano del automail frotaba la entrepierna de su hermanito.


"Que suerte que son contra agua" hubiera pensado Alphonse si su mente se lo hubiera permitido, pero no.


-Nii, oh nii!!


El incremento de los gemidos de Al alertó a Edward, estaba a punto de correrse, apresuró su ritmo en las dos cosas que estaba haciendo, él mismo sintió que perdía por completo el pensamiento al ver esa suave espalda arqueándose y el cabello castaño sacudiéndose mientras chorreaba agua, tenía que tener mucho cuidado con el automail para medir su fuerza porque no podía sentir del todo lo que hacía, pero años de usarlo le permitían realizar movimientos suficientemente delicados, no habría problema. Podía dejarse ir.


Apretó una última vez su cadera contra la de Al llenándolo todo por dentro, el joven gritó.


-Ugh! Niii!!


Ed lo cubrió con su cuerpo durante un breve tiempo, pero Al se dejó caer de rodillas sobre el suelo, estaba exhausto, su pecho subía y bajaba aceleradamente.


Demasiada agua caliente, demasiado de todo, su cara y su piel estaban sumamente rojas.


Su hermano mayor cerró lentamente las llaves del agua y luego salió de la ducha, regresó con una toalla lo cubrió con ella, se sentía tan pequeño, arrebujado contra la esponjosa tela.


Quién diría que peleando parecería un animalito salvaje, quien diría que había derribado a Roy Mustang.


Poco después se encontraban almorzando tranquilamente otro de los horribles desayunos preparados por Ed.


-Estas bien Al?


Al tarareaba distraídamente, parecía estar en otro mundo.


-Eh? Si, si estoy.


-Grandioso.


Al todavía estaba rojo, , Ed temía que agarrara una fiebre.


-Nii-san.


-Dime.


-Ha sido maravilloso!


Pero no sucedió.


**** meses después****


Ed y Al estaban en un paraje olvidado, antes había estado lleno de ruido y batallas, ahora todo estaba en paz.


Ninguno pertenecía más al ejército de Amestris, si embargo habían quedado en buenos términos con Mustang el führer, quien se había portado medianamente razonable al no encarcelar a ninguno de los dos por atentado o deserción, comprendía que había actuado mal con Edward y pese a que le dolió terminar realmente no tuvo otra alternativa, se portó a su altura no tomando represalias contra ninguno de los dos hermanos.


Realmente no renunciaron del todo, ahora trabajaban como agentes y acudían a misiones cuando había casos en los que la vida de las personas estaba en peligro, pero la mayor parte del tiempo acudían a la universidad, Al en la carrera de medicina y Ed ingeniería.


Ese domingo estaban libres Al tenía unas oscuras ojeras a causa de tanto estudiar, se estiró bajo el sol y se deleitó un instante oyendo a las aves cantar.


-¡Había olvidado lo bien que se siente estar fuera!- dijo con la voz estirada a causa de su movimiento.


-Jejeje- rió Edward


Por fin podían llevar un ramo de flores y la medalla a la tumba de Martin, Ed colocó las flores y Al aseguró la medalla a una improvisada cruz de madera, en su siguiente visita traerían una mejor.


Estuvieron en silencio durante unos instantes pensando en alguna plegaria.


-Gracias por salvar tantas vidas Martín, entre ellas la mía.


-Gracias por salvar a mi hermano, Martín.


Se abrazaron tranquilamente mirando los árboles lejanos.


-Gracias por traerme Nii.


-¿Te lo prometí no?


Fin.


 


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