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La tercera es la vencida por aiakafuri

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Notas del fanfic:

Posiblemente no les guste, senti que falto algo.

Los persojanes no me pertenecen u.u son de Tadatoshi Fujimaki :3

Espero les guste. 

Notas del capitulo:

Hoy es  #diaAkaFuri, y para celebrar este mega oneshot. 


Espero les guste ;)

—Bienvenido, Seijūrō-sama.

 

—Buenas noches Nana-san ¿Padre?

 

—Durmiendo ¿Cenara?

 

—Ya cené… y lo sabe muy bien — sonrió.

 

— ¿Cómo le fue?

 

—Mal. Otra interesada en el dinero.

 

—Un día de estos encontrará a la indicada o indicado.

 

—Tengo mala suerte…

 

—No diga eso.

 

—Sabe que es verdad… Buenas noches.

 

—Descanse, Seijūrō-sama.

 

—Igualmente— subió lentamente las escaleras, camino por el pasillo y llegó a su recámara. Dejó el maletín en el sillón,  entró al baño y se ducho. Luego se acostó en la cama, revisó si había respuesta de su mejor amigo y nada.

 

Mala suerte…

 

Tenía mala suerte: Dos veces plantado en las bodas, su mejor amigo (doncel) se marchó sin explicaciones y actualmente no se podido comunicar con él los últimos meses. Casi muere atropellado ¿Qué eso no era mala suerte?

 

 

 

Tenía todo lo que un hombre de su edad (39 años) podía desear: dinero, lujo, autos, heredero de la mejor empresa del país. Lo tenía todo. excepto amor… una mujer o doncel a quien amar.

 

Su primer amor fue Kuroko Tetsuya, un doncel de cabello  y ojos celeste, piel blanquecina e inexpresivo.

Iniciaron su relación a los 18, unas semanas antes de egresar de la preparatoria (Seirin y Rakuzan); tuvieron una relación de 4 años y decidió pedirle matrimonio. Tetsuya aceptó gustoso e iniciaron los preparativos.

 

Al año, llegó el gran día:


————

Una ceremonia privada en la mansión. Familiares y amigos más cercanos fueron los invitados.

 

— ¿Le pasaría algo?

 

—No sabemos, no responde— los señores Kuroko también estaban preocupados, su hijo ya estaba listo cuando abandonaron la casa.

 

— ¿No te ha dicho nada Kōki?— preguntó a su mejor amigo, Furihata Kōki, un castaño de ojos color chocolate bastante bonito.

 

—No, Akashi-kun…— Ya era muy tarde ¿Por qué no llegaba? Lo peor es que no respondía a las llamadas.

 

—Tengo otra boda, me tengo que retirar— el juez ya se marchaba.

 

—Espere 5 minutos— rogó ¿Le había pasado algo? Lo peor era que no el chófer respondía las llamadas.

 

Un teléfono sonó — ¿Dónde estás? ¿Pasó algo? Te est… ¡No puedes hacerle esto!— gritó Furihata Kōki atrayendo la atención de todos — Tienes que venir y casarte. Tú no puedes…

 

—Lo siento Kōki-kun. Pero no puedo hacerlo. No me puedo casar con alguien a quien ya no amó. Dile…

 

—¿Ya no me amas?— le había quitado el teléfono al castaño

 

—Akashi-kun… yo.

 

—¡Responde!— gritó en medio de las lágrimas.

 

—Lo siento, ya no te amo, yooo.... Tetsuya el avión va a despejar…

 

—Taiga— volteó y notó que el pelirrojo no estaba.

 

—Lo siento Akashi-kun. Perdóname…

 

El teléfono del castaño se estrelló contra la pared haciéndose trozos — ¡Todos fuera! ¡Largo de mi casa!

 

—Akashi...

 

Todos vieron subir las escaleras y a los  segundo el azote de una puerta se escuchó.

—————

Desde ese día sus días se volvieron caóticos pero siempre estaban sus amigos evitando que hiciera algo tontería.

Y su mejor amigo  se volvió aún más su confidente. Kōki siempre estaba allí para él, de hecho le sorprendía que estuviese soltero. Tenía un buen trabajo en una editorial, era amable, dulce, inocente y muy amigable. Tenía una larga fila de pretendientes desde que lo había conocido en Seirin, pero no les ponía atención, no le interesaba.

 

Tanto era el desastre había vivido que no recordaba algunas fiestas a las que había asistido.

 

Al año  tomo la decidió de casarse. Pidió a una casamentera una mujer o doncel que cumpliera con sus requisitos.

 

Su padre y Kōki no lo tomaron muy bien, y menos cuando la conocieron, era una copia de Kuroko… Aun no podía olvidarlo.  Pero poco le importó su opinión y siguió sus planes.

 

Una semana antes de la boda, su mejor amigo se fue sin despedirse. Nadie sabía nada y sus padres nunca le dijeron. Logró comunicarse con él minutos antes de la ceremonia.


———

—Akashi-kun. Soy Furihata.

 

—Kōki gracias a Dios ¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste así? Se supone que serías mi padrino.

 

—Lo siento. Me surgió … algo y ya no pude despedirme. De hecho te llamo desde el aeropuerto, voy a volver a viajar. Donde trabajo me enviaron de viaje y bueno, recordé que hoy era el día… y… y quise felicitarte.

 

—Gracias. Al fin es el día. Ya quiero tener un hijo de ojos celeste. Sería hermoso.

 

—… bueno yo me tengo que ir… Adiós, Akashi-kun.

 

—Adiós.  Vuelve a llamarme.

———

Todo era perfecto.

Amigos, familiares y socios de Akashi Corp  estaban reunidos.

 Anunciaron que la novia arribó  al salón privado que habían rentado  y la ceremonia inicio.

 

Madarame Sora, una mujer cabello y ojos celeste. Muy hermosa vestida en un lujoso vestido de novia entró y llegó al lugar donde el juez los casaría.

 

—Akashi Seijūrō acepta por esposa a Madarame Sora.

 

—Acepto— respondió sin emoción alguna.

 

—Madarame Sora, acepta por esposo a Akashi Seijūrō.

 

—… A… Lo siento— se inclinó frente al pelirrojo —No me puedo casar. No lo amó y nunca me perdonaría casarme de esta manera.

 

—¡¿Sora que estás haciendo?!— gritó el padre de la novia.

 

—Ellos me obligaron. Debí decirle antes — se quitó el anillo de compromiso y se lo entregó al pelirrojo, y le besó la mejilla —Es un gran hombre y debería casarse por amor… Espero encuentre esa persona… aunque ya lo tiene cerca. En verdad lo siento.

 

Todos observaron salir corriendo a Sora mientras sostenía el vestido para no caerse.

 

—Seijūrō...— Masaomi y amigos estaban preocupados.

 

Comenzó a reír ¿Era enserio? ¿Volvían a dejarlo plantado?

 

—Seijūrō, hijo.

 

—Pues no habrá boda. Disfruten del banquete — dijo a los invitados. Nadie había dicho nada. Ni se movían.

 

—Akashi— Aomine y Midorima  se acercaron a él cuando se alejó.

 

—Dos veces en un año. Al parecer tengo mala suerte. Debí hacerle caso a padre y Kōki.

 

—Akashi…

 

—Me quedé sin esposa y ahora sin Kōki, siento que me decisión hizo que se fuera enojado… nunca me lo perdonaré, ese día le grité y dije cosas horribles a mi mejor amigo, a quien siempre estuvo para mí, a quien siempre me cuido en momentos de borrachera.

 

—Akashi…

 

—Soy un tonto.

 

Después de eso mantuvo comunicación con Kōki Furihata.  Platicado de vez en cuando.  Por vergüenza a lo que sucedió con Madarame, nunca le dijo que no hubo boda.  Se sentía apenado. Había sido la burla de la sociedad pero poco le importaba. 

 

Continuó tomando, y  esta vez Aomine y Midorima era quienes evitaban caer en las trampas de mujeres y donceles. Un año después ingresó a un grupo de rehabilitación para alcohólicos y así dejar de tomar, Kōki lo había convencido. Al parecer una vez llamó de noche y respondió Aomine poniéndolo al tanto de su vicio.

 

Conforme pasaban los años intentó salir con algunas mujeres y donceles, pero estaban más interesados en el dinero que el amor.  Desanimado, desistió de casarse hasta encontrar la persona que amará… pero nunca llegó.

 

En cambio, él se estaba volviendo loco… No dejaba de pensar en Kōki Furihata y tener sueños eróticos; un castaño sonrojado, con una mirada tan tierna y diciéndole que lo amaba, lo estaba volviendo loco.  No entendía de dónde sacaba aquello,  pues parecía tan real y…

 

 

El teléfono sonó sacándolo de sus pensamientos. Leyó el mensaje, era Daiki: Mañana un partido en las canchas de siempre, a las 5. Varones nada más.

 

“Vale.  Total es domingo. Si quieren luego vamos a cenar al magic burger, no me caería mal una hamburguesa. Yo invito”.

 

“¡Excelente! Mañana nos vemos, les confirmare a los demás”.

 

Sonrió y se estiró en la cama. A pesar de los años aún seguían reuniéndose. Ya todos estaban casados y con hijos, cada mes se reunían para jugar o platicar y nada mejor que un partido de básquet. Los niños eran increíbles, todos habían heredado sus estilos de juegos y complexiones. 

 

Se volvió a deprimir.

 

Un hijo… él quería un hijo que fuese tan lindo cómo Kōki, si tuviese un hijo con Kōki… ¡Alto! ¿Qué estaba pensando? A esas alturas Kōki ya debería estar casado y con hijos. No lo sabía porque no se atrevía a preguntar, tenía miedo de saber la respuesta y si…

 

—¿Qué me estás haciendo Kōki?

 

——————————————

 

 

 

—¿A dónde fueron los demás?

 

—A reunirse con…

 

Daiki le cubrió la boca a Atsushi —Con un amigo ¿Verdad?

 

—Sí— Atsushi asintió.

 

—Están actuando extraño. Mejor juguemos.

 

Estuvieron jugando por una hora hasta que terminaron cansados.

 

—Duelen mis rodillas— se quejó Atsushi.

 

—Es normal. Ya no estamos tan jóvenes para esto— Shintarō bebió agua.

—Cierto… —-Miró a un  lado y vio a  un pequeño castaño tratando de encestar. La forma en que le temblaron las manos le recordó a su amigo — ¿Qué estará haciendo Kōki?

 

 

—Akashi ¿Extrañas al chihuahua?

 

—Cómo nunca en vida he extrañado tanto a alguien. Es...— cuando se percató de lo que dijo cubrió la boca y miró a los demás. Sus amigos le sonreían.

 

—¿Aka-chin ama a Furi-chin?— preguntó Atsushi mientras comía un chocolate.

 

—Se sinceró por una vez Akashi— comentó  Midorima.

 

—Mira quién habla de sinceridad, Tsundere-san…

 

—Vamos Akashi ¿Amas al chihuahua?

 

—...— dudó unos segundos ¿Lo amaba? Las sonrisas y todos los lindo momentos que vivió con el castaño cruzaron su mente —Lo amo…

 

—Al fin — daiki sonrió.

 

—¿Eh?

 

—Era tan obvio pero tardaste mucho tiempo Akashi.

 

—...— ¿Cómo es que apenas se había dado cuenta? —Pero de seguro ha de estar casado y con hijos… además seguro siempre me ha visto cómo su amigo.

 

—El chihuahua no está casado.

 

Miró a sus amigos, en especial a Daiki —¿Cómo lo sabes?

 

—El amigo al que nuestros esposos fueron a visitar es el chihuahua.

 

—¿Qué?

 

—Regresó hace una semana y apenas se comunicó con Ryō ayer. Estuvieron horas platicando por teléfono. Por eso sé que no se ha casado, Ryō me lo dijo.

 

—¿Por qué no me dijeron?—gritó alterado.

 

—Pensamos que ya sabías…

 

—¿Dónde vive? Tengo que verlo.

 

—No sé. Ryō sabe. Deja que hoy trataré de conseguir la dirección o lo seguiré cuando vaya a verlo — mintió. Tenía que pensar bien las cosas.

 

—Dios…— Kōki había vuelto ¿Pero por qué no se había comunicado con él? Tenía que verlo.

 

—¿Si no tiene novio,  Aka-chin tratará de conquistarlo?

 

—Por supuesto.  Y aunque lo tenga, lo conquistare.

 

—————

 

Era viernes y se dirigía al lugar  que indicaba la dirección. Daiki había sido muy específico con la hora.

 

Tenía un presentimiento de que  algo grande iba a pasar.  Durante esos días había tratado de comunicarse con Kōki pero su teléfono lo mandaba directo al buzón de voz.

 

Se estacionó en el lugar, era una casa de dos pisos, tenía garaje  y  no tenía jardín principal sino una puerta  y ventana. La casa se miraba cómoda y hogareña. 

 

Una vez más miró la hora y eran exactamente las 5 de la tarde. Descendió del auto,  se dirigió a la puerta y toco el timbre.

 

— ¿Se le ofrece algo?

 

Giró al escuchar la voz y se quedó petrificado ¿Qué? … Giró al escuchar la puerta abriéndose.

 

—¿Quién?... ¡Akashi-kun!

 

Lo último que vio Akashi Seijūrō fueron a ellos tratando de ayudarlo.

 

————————

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— Oh Dios… ¿Por qué a mí? Aún no estaba listo.

 

—El señor está despertando.

 

Kōki Furihata se aproximó y se paró frente al pelirrojo —¿Está bien?

 

—Estoy soñando. Juro que estoy soñando. Dos niños idénticos a mí… yo— dijo sosteniendo su cabeza.

 

Los dos se miraron —Etto ¿Idéntico a usted?

 

Alzó la mirada los vio, los dos estaban frente a él. Dos adolescentes pelirrojo y ojos rojos, ambos tez blanquecina. Era él. Bueno, era él en la época de Teikō —Me estoy volviendo loco. Estoy muerto, eso es.

 

—No lo estás, Akashi-kun.

 

Miró a Kōki. Se veía más hermoso que nunca —Estoy en cielo… estoy frente a un ángel.

 

—Creo que se golpeó la cabeza…

 

—No lo hizo. Lo sostuvimos antes de que se golpeara… pero ¿Por qué nos parecemos a él?

 

—Akashi-kun, no está soñando— sostuvo de las mejillas —Son Seiji y Kōsei… son sus hijos.

 

—¿Qué?— gritaron los tres pelirrojos y luego se observaron. Era obvio que el varón tenía gran parecido con ellos… con su madre.

 

—Papá dijo que mamá murió ¿Cómo puede ser ese señor nuestro padre?— dijeron ambos al unísono.

 

—Les mentí. Yo soy doncel, soy su madre. Y Akashi-kun es su padre.

 

—¿Por qué?

 

—No quería que supieran la verdad — sollozó y no se atrevió a mirar a sus hijos.

 

—Kōki ¿Cómo es posible? Nosotros no…

 

— Akashi-kun no recuerda que tuvimos sexo— confesó.

 

—¿Qué?— gritaron los gemelos.

 

—Entonces no era un sueño…

 

—¿Eh?

 

—Unos meses después de que desapareciste comencé a tener el mismo sueño. Una y otra vez durante estos 14  años…

 

Kōki se sonrojó —Ese día tomamos, yo rara vez lo hacía, pues prefería cuidar que no hiciera una locura y, no sé cómo, termine borracho y nos acostamos...— Kōki se cubrió la boca y sollozó a un más  —Al siguiente día Akashi-kun no recordaba  nada. Por eso no le dije.

 

—Papá— murmuraron al verlo de aquella manera.

 

—Dos meses después me enteré del embarazo. Se  lo iba a decir aquel día pero me dijo  que se ibas a casar con Madara... Akashi-san. Por eso ya no le   dije. Pues sabía que no nos iba a aceptar y nunca olvidaría a Kuroko-kun. Decidí marcharme para no verlo casar con su esposa. Para no sufrir más de lo que ya lo hacía.

 

—Entonces nosotros no…—  Kōsei no pudo terminar de hablar, lágrimas surcaron sus mejillas. Su hermano le sujetó la mano.

 

—Yo amo a Akashi-kun. Siempre lo hice pero no pude decirle. Por eso les mentí. Por eso les dije que su madre murió. No pensé que se fueran a conocer así. Tenía planeado decirles todo. Bueno contarles todo y que ustedes decidirán si querían conocerlo o no. Después de todo su esposa e hijos también est...

 

—Kōki… Nunca me casé. Nunca me he casado— lo interrumpió.

 

—¿Qué?— preguntó exaltado.

 

—Te mentí.  No quería que me regañaras por no haberte hecho caso aquel día. Madarame me dejó en medio de la ceremonia.

 

—Imposible…

 

—Lo siento. Si me hubiese dado cuenta  de que me amabas yo...

 

—Akashi-kun no tiene la culpa. Siempre ha amado a Kuroko-kun— interrumpió al pelirrojo.

 

—Te equivocas. No siempre.

 

—...— así que había alguien que amaba ¿Por qué no podía amarlo a él?  —Entiendo. En verdad lamento haberle ocultado a los niños, tenía miedo y más que Akashi-kun no recordaba.

 

—Quiero conocerlos. Quiero tratarlos y convivir con ustedes.

 

—...— ambos se miraron y salieron corriendo a su habitación.

 

Kōki al verlos reaccionar así, se limpió las lágrimas —Voy con ellos.

 

Seijūrō vio alejarse y subir las escaleras a Koki.

Dos hijos. Tenía dos gemelos idénticos a él con Kōki. Ese sueño no fue un sueño. Fue esa noche con Kōki.

 

 “Te amo Akashi-kun”  

 

¿Cuánto daño le había hecho a Kōki? Dios… esperaba ser perdonado por los tres.

 —————

—Kōsei. Seiji. Ábranme la puerta.

 

—No.

 

—Por favor. Sé que están heridos. Nunca les debí mentir pero no quería que sufrieran. Por favor.

 

—No abriremos.

 

—Seiji. Kōsei…

 

—Siempre creímos que mamá estaba muerta. Nos engañó ¿Quién es la mujer de la foto?

 

—Es su abuela, la madre de Akashi-kun,  Akashi Shiori. Tenía una foto guardada  de ella cuando era joven y como se parece tanto a Akashi-kun, hice que un amigo hiciera una foto montaje...  yo...  Perdónenme— sollozó.

 

—… díganos todo. Sin ocultar nada.

 

—También quien es Kuroko— agregó Kōsei.

 

Sin percatarse de que Seijūrō estaba en el pasillo escuchando, se sentó frente a la puerta y se apoyó en ella.  Sabía que sus hijos no iban abrir hasta qué hablará.

 

—Conocí a su padre a los 16. Me enamoré. Bueno cuando era este Akashi y no el otro.

 

—¿Otro? —preguntaron al unísono.

 

—Larga historia… En fin, me enamoré de él. Era la primera vez que me enamoraba… pero pronto note que Akashi-kun quería a Kuroko-kun. Kuroko-kun era mi mejor amigos doncel en Seirin, sinceramente siempre creí que estaba enamorado de Aomine pero no fue así. El punto es que yo nunca le pude decir a Akashi-kun mis sentimientos, tenía miedo y  gracias a Kuroko comenzamos a llevarnos mejor, teníamos muchos tópicos en común y creí… bueno que tal vez había esperanza  pero todo acabó cuando fui testigo de cómo Akashi-kun le pedía a Kuroko que fuese su novio. Ese día mi corazón se quebró y fue la primera vez que supe lo que era un amor no correspondido. Sé que Kuroko no tuvo la culpa, ni él sabía que Akashi-kun me gustaba. Guarde mis sentimientos y jure nunca decirle a nadie. 

 

Se limpió las lágrimas —Poco a poco me hice mejor amigo de Akashi-kun. Aunque me dolía la situación, preferí ser su amigo. Siempre estar para él. Siempre apoyándolo. Durante ese tiempo intente una relación, bueno, sólo fueron citas con un compañero de la universidad pero no podía olvidar mi amor hacia Akashi-kun.  Ese amor que le tenía seguía creciendo y creciendo.  Hasta que un día, seis meses antes de graduarnos, Akashi-kun le pidió matrimonio a Kuroko.  Mi corazón volvió a romperse. Se iban a casar. Akashi-kun se veía tan feliz. Yo… no me quedó de otra que apoyarlos sin importar más mis sentimientos. Ellos se amaban  o eso creí hasta que Kuroko huyó el día de la boda con Kagami.

 

—¿Por qué no le dijo a Akashi-san?

 

—Tenía miedo de acabar con lo único que me unía a él. Por eso no dije nada y seguí apoyándolo.  Después de ese día cambió, comenzó a beber, irse de fiesta en fiesta. Aomine, Midorima, y Murasakibara junto conmigo siempre lo estábamos cuidando. Me dolía ver cómo coqueteaba y se besaba con esas mujeres y donceles que lo único que miraban era el dinero que tenía y no el buen hombre que es…

 

—Papá…

 

—En una de esas fiestas, yo estaba deprimido al ver que nunca me tomaba en cuenta, siempre sería su mejor amigo y comencé a beber. Ese día con copas de más me acosté con él, tonto de mí creyó que podía ver una posibilidad pero no fue así. Al siguiente día me desperté y entre al baño a ducharme mientras él seguía durmiendo,  cuando salí del baño él ya estaba despierto y lo primero que hizo fue decir que había pasado, que no recordaba nada. Me dolió tanto. Le había entregado mi virginidad al hombre que amaba y él no recordaba nada. Hice como si no pasara nada pero dos meses después supe que estaba embarazado. No sabía qué hacer.  Tenía miedo. No sabía cómo iba a reaccionar si le decía lo del embarazo.

 

—Mi madre me sugirió que le dijera. Ya si se quería hacer responsable de ustedes era muy diferente a que estuviéramos juntos, pues ambos sabíamos que Akashi-kun estaba profundamente enamorado de Kuroko. Supe que ella tenía razón, no importaba que no estuviéramos juntos pero sí que los conociera a ustedes. Por eso decidí decirle sobre el embarazo.  Pero nunca pude… Ese mismo día me dijo que se casaría en dos meses con Madarame-san.

 

—¿Era su novia?

 

—No. Pidió a una casamentera buscarla. La foto que me mostró… ella era idéntica a Kuroko-kun. Con el corazón roto una vez más, decidí no decirle sobre el embarazo. No sabía qué hacer. Pronto se me comenzaría a notar el embarazo y había 50t53; de probabilidades de que el bebé se pareciera a él.

 

—Fue el 100t53; y al doble.

 

—Toda la razón, Seiji. Entonces busqué ayuda, y le dije mi situación a un amigo. Su padre es  dueño de una editorial y tenía sucursales en el país y fuera, así que…

 

—Dijo que sí y le enviaron a Italia.

 

—Sí.  Tuve unas semanas para aprender lo básico de  italiano y luego me marché una semana antes de la boda.

 

—¿Nadie se dio cuenta que estaba embarazado?

 

—No. A pesar de ser doncel pocas veces vestía como tal y siempre usaba sudaderas así qué…

 

—Nos cubrió— lo interrumpieron.

 

—Sí.  Y  lo demás ya lo saben.

 

—Nos tuvo y nos mintió acerca de mamá.

 

—En verdad lo siento.

 

—Ahora entiendo por qué Nijimura-kun nos decía que nos parecemos a un joven en una foto de su papá. De hecho dijo que nos iba a enviar la foto hoy.

 

—Nijimura-san y Akashi-kun fueron compañeros en Teikō. Es normal que tenga fotos.

 

—¿Por eso papá se oponía que  viniésemos a Japón y fuésemos a Teikō?

 

—Sí, y por eso no me gusta que salgan solos, si la prensa los ve...

 

—¿Aun ama a Akashi-san?

 

—Lo amo. No he podido olvidarlo.

 

—¿Por eso papá nunca salió con Franco?

 

—Así es.

 

—¿Nunca pensó en…

 

—No lo digas. Claro que no. Son mis hijos y los amo. Son lo mejor que me pasado.

 

La puerta se abrió mostrando a dos llorosos pelirrojo  y se abrazaron al castaño —Te amo papi— dijeron al unísono.

 

— Yo también los amos — se aferró a sus dos amores y sollozó con ellos. Sabía que tarde o temprano se descubriría todo.

 

Estaba llorando. Había hecho sufrir tanto a Kōki ¿Por qué fue tan ciego?  ¿Por qué nunca lo notó?

 

—¿Quieren hablar con Akashi-kun? — se había apartado un poco para limpiarse las lágrimas.

 

—No sé ¿Y si no nos quiere?

 

—Ya les dijo que quiere convivir con ustedes.

 

—Pero ¿y papi?

 

—Kōsei. Mientras ustedes sean felices con él, yo lo seré.

 

—Papi…

 

—Yo aceptaré su decisión. Es su padre y tienen el derecho de convivir con Akashi-kun. Además no creo que… ¡Akashi-san! ¡Akashi-san! Me va asesinar cuando se enteré.

 

—¿Akashi-san?— preguntaron. Ya habían notado que su padre llamaba al pelirrojo Akashi-kun.

 

—Su abuelo. Akashi Masaomi ¡Nunca pensé en él!... Dios ¿Ahora qué haré?

 

—Estará feliz— se limpió las lágrimas.

 

—Akashi-kun…

 

Los cuatro se miraron. Seijūrō fue el primero en dar el paso, o más bien se arrodilló frente a ellos y los abrazó.

 

—Los quiero a los tres. Los quiero en mi vida. Los quiero a mi lado.  Quiero que formemos una familia.

 

Los tres se asombraron ¿Una familia?

 

—Pero Aka…— comenzó Kōki pero Seijūrō lo interrumpió.

 

—Durante este tiempo que estuviste lejos de mí no sabes cuánto te extrañé, cuanto me hiciste falta y me di cuenta, muy tarde, de que te amaba Furihata Kōki.

 

—¿Qué?

 

—Te amo Kōki. No sabes cuánto te extrañé— le acarició la mejilla; Kōsei y Seiji solo miraban entre sus padres.

 

—Pero Kuroko-kun.

 

—No más Kuroko, desde hace años no más Kuroko. Y ahora que lo pienso,  las personas con las que intente alguna cita siempre fueron castañas… Supongo que era el subconsciente pero nunca lo vi. Cuando me hablabas, papá decía que parecía que estaba en las nubes.  Dame la oportunidad de estar contigo.

 

—No lo sé… Tengo miedo— todo parecía un sueño. Su anhelo hecho realidad.

 

—Te demostraré que te amo— miró a sus hijos —Les demostraré que los amo.

 

—Akashi...— murmuraron los tres.

 

—Ahora vamos. Tienen que ver a su abuelo, estará feliz.

 

— Pero…— ¿Enfrentar de la nada a Akashi-san?

 

—Vamos.

 

No se pudieron negar al ver esa sonrisa en el pelirrojo mayor, ni les dejó cambiarse el uniforme.

 

—Díganme todo— dijo mientras salían de la casa —Cuando nacieron. Qué les gusta. Todo.

 

Los gemelos se miraron y sonrieron. El pelirrojo parecía muy feliz, realmente feliz.

 

—Seiji es el mayor— comenzó Kōki —Nació el 14 de febrero a las 6:13 pm. Siempre fue el más inquieto. Habló primero que Kōsei e ir al baño.

 

—¡Papá!— estaba avergonzado.

 

—Kōsei a las 6:17 pm. Es más calmado, su personalidad es como la mía pero cuando se enoja saca su lado emperador.

 

—¿De verdad?— encendió el auto y se dirigieron a la mansión.

 

—Sí. Yo me sorprendí. No pensé que fuese posible.

 

—¿No ha presentado doble personalidad?— los gemelos miraron entre sus padres y Seijūrō lo notó.

 

—No.

 

—Mi madre falleció cuando estaba en pequeño. A raíz de ello y la presión que recibían constantemente por ganarlo todo, se me desarrolló doble personalidad. Muchos le decían emperador, durante dos años estuve ausente y luego a mis 16 regrese a ser yo. Desde entonces no se ha presentado.

 

—Ahh….

 

—El básquet...

 

—Amo el básquet— respondieron al unísono.

 

—Tienen…

 

—Seiji tiene tus pases perfectos y Kōsei el ojo del emperador de vez en cuando, normalmente es precavido— informó Kōki —El día que se manifestó  me asusté mucho.

 

Seijūrō río al recordar la cara de Kōki cuando era “el emperador” — Lo imagino.

 

—Me dio miedo que tuviera doble personalidad…

 

—Bueno si lo desarrolla  tendremos que batallar con un adolescente sádico amante de las tijeras— Kōki rió.

 

Ellos se miraron .Nunca habían visto reír o comportarse de esa manera a su castaño padre.

—¿Tijeras?

 

—El emperador las amaba. Era su arma favorita.

 

—...— Se miraron nerviosos. Nunca les dirían que ambos amaban las tijeras y más si era para defender o amenazar.

 

—Díganme que les gusta.

 

El trayecto a la mansión puso al tanto a Seijūrō. Sonreía, reía, inclusive había llorado.

 

—Esto es…— los gemelos miraron asombrados el lugar.

 

—La mansión principal en Tokio.

 

—¿Tiene más?

 

—Kioto. Londres. Francia y estados unidos. Los demás son departamentos o propiedades menores.

 

—¿Es millonario?

 

—¿Nunca habían escuchado mi apellido?


Negaron. Su padre biológico era rico ¿Algo más?

— Debo aclarar que actualmente todo es de mi padre. En estos 10 años he comprado algunas propiedades. De hecho el parque de diversiones del centro es mío.  Nos negaron la entrada y lo compré. Los hijos de Aomine y Midorima amaban ese lugar así que lo compre.

 

—¿Por qué les prohibieron la entrada?— a todos les gustaba ir cuando estaban en la universidad.

 

—Daiki discutió con Atsushi y Shintarō se unió, y al final Ryōta, Ryō, Yukio, Tatsuya y yo tratamos de separarlos y bueno, nos prohibieron la entrada. Vamos.

 

Descendieron del auto y se dirigieron a la entrada. Seijūrō tocó el timbre y jaló a Kōki a un lado, quedando los gemelos frente a la puerta.

 

—Bienveni…. Oh Dios mío— la pelinegra retrocedió —  Estoy alucinando. Eso es.

 

—No lo está, Nana-san — Salió de su escondite.

 

—Seijūrō-sama… ellos son usted. Digo a Teikō, yo.

 

—¿Verdad? Yo también reaccioné igual. Son mis hijos

 

—Pero ¿cómo?

 

—Por él— jaló al castaño.

 

—¡Furihata-san!

 

—Hola, Nana-san.

 

—…

 

—Tranquila, Nana-san. Ellos son Kōsei y Seiji. Chicos ella es Ueda Nana. El ama  de llaves, es una  segunda madre para mí.

 

—Mucho gusto, Ueda-san— dijeron al unísono.

 

—Oh Dios.

 

—¿Esta papá?

 

—En la sala leyendo el periódico.

 

—Vamos, pasen.

 

Kōki miraba nervioso la casa, seguía igual.

 

—¿Quieren asustar a su abuelo?— los gemelos sonrieron y asintieron —Entren primero.

 

Los chicos entraron con cuidado y sin hacer ruido

 

—Papá— Seijūrō se ocultó con Kōki.

 

—Seijūrō ¿Qué su… ¡Dios!— dos Seijūrō  estaban frente a él.

 

Los gemelos se rieron por la cara del castaño.

 

—Son Seiji y Kōsei… sus nietos.

 

—Kōki— miró entre los gemelos y Seijūrō —Son…

 

—Mis hijos— Kōki estaba nervioso.

 

—Po-por eso desapareciste— se acercó a los gemelos y les tocó la cara —Son idénticos a mi Shiori— sollozó antes de abrazarlos.

 

—————

 

—Así que siempre tuve razón— Kōki le había contado todo.

 

—¿Qué?

 

—Era tan obvio que amabas a Seijūrō pero nunca imaginé que llegara a esta situación — dijo refiriéndose a los gemelos.

 

—¿Lo sabía?

 

—Siempre vi ese brillo en ti por mi hijo— le acarició los cabellos a sus nietos.

 

—Lo siento…

 

—Nadie elige de quien nos enamoramos ¿Ahora qué sigue? ¿Cuándo viene a vivir a aquí?

 

—¿Qué?— Kōki se exaltó junto con los gemelos.

 

—Tienen que vivir aquí. Hay que registrarlos, son Akashi.

 

—Pero…

 

Masaomi no le dejó continuar —Es su derecho.

 

—Son mis hijos también. Tienen que estar conmigo— comenzó a decir nervioso.

 

—También hay que arreglar la boda. Los invitados. Donde será luna de miel. La comida. Todo. Comenzaremos con el abogado.

 

—¡Akashi-san! Se está precipitando.

 

—¿Eh?

 

— No lo está haciendo Kōki. Tengo planeado pasar el resto de mi vida a tu lado.

 

Un fuerte rubor invadió su cara —Pero…

 

—Ettoo… no creen que están presionando a papi— Kōsei se levantó y se sentó junto a su nervioso padre.

 

— para nada.

 

—Denme tiempo. Esto es muy pronto yo no sé… yo.

 

—Está bien Kōki— sonrió al castaño para tranquilizarlo.

 

—Seijūrō.

 

—Es lo mejor.  Déjenme conocerles y llevarnos bien.

 

—Vale.

 

—Está bien— Masaomi accedió —Mañana iremos a cenar. Y no quiero un no.

 

—Está bien. ¿Dónde cenaremos?

 

—El restaurante de siempre a las 8.

 

—Está bien.

 

—Pero papá…

 

—No se preocupen— les sonrió a sus hijos.

 

—Está bien— ambos se miraron.  De pronto tenían un padre doncel, un padre varón y un abuelo ¿Faltaba algo más?

 

—No se preocupen— Kōki les tomó la mano a ambos. 

 

—Hijo ¿Por qué no llevas a mis nietos a recorrer la casa?

 

—No es…

 

—Seijūrō.

 

Conocía aquel tono de voz —Seiji. Kōsei. Vamos.

 

—Papá— observaron a su castaño padre.

 

—Vayan. Kōki y yo tenemos que hablar.

 

Kōki les sonrió a sus hijos y luego siguieron a su padre fuera de la sala.

 

— Estoy enojado contigo Kōki.

 

—Lo siento.

 

—¿Por qué no decírmelo? Yo te hubiese apoyado.

 

—Tenía miedo.

 

—¿Miedo de qué?

 

— De que Akashi-kun los rechazará— sollozó — Me dolía todo. El que nunca se fijará en mí. El que me odiara al saber que nos acostamos. El que no quisiera a mi bebé.  Yo estaba un poco más sobrio,  pero me deje llevar por todo lo que sentía.  Tenía miedo de todo.  Miedo de que me pidiera que lo abortara.

 

—Kōki…

 

— El día de la boda con Madarame-san, casi los aborto. Me sentía tan mal  y angustiados y peor cuando me dijo que quería hijos de ojos azules… igual a Kuroko-kun. Siempre lo ha amado.

 

—Es cierto que estuvo enamorado de Kuroko. Pero después de lo de la boda con Madarame, lo único que salía  de su boca era ¿Dónde está Kōki? ¿Estará bien Kōki? ¿Qué está haciendo Kōki? ¿Cuándo regresa Kōki? ¿Se casaría Kōki?

 

—…

 

—Siento que inocentemente que te amaba. Las pocas personas que ha intentado salir todos son castaños, les gusta la literatura, les gusta el básquet, les gusta el parque de diversiones, y más cosas que te gustan a ti… Kōki, Seijūrō no se había percatado de que te ama hasta hace un par de años. De hecho intentó salir con esas personas porque tú le dijiste que habías conocido a alguien.

 

—yo… — Era cierto, él le había dicho eso.

 

—Mi hijo te ama. Ahora lo que quiero saber ¿Amas a Seijūrō?

 

—Lo amo. Lo sigo amando— sollozó cubriéndose la boca.

 

—Ahora espero que ambos se den una oportunidad… y no sólo por ustedes, sino también por mis nietos.

 

Asintió. Existía la posibilidad de que Akashi Seijūrō lo amará. Era lo que tanto había deseado por muchos años.

 

—Mis nietos no van a pasar desapercibidos…

 

—Lo sé…— se limpió las lágrimas.

 

—Por eso quiero que sean registrados legalmente como hijos de Seijūrō.

 

—Yo...— una tormenta de podía desatar cuando se supiera la existencia de sus hijos.

 

—Acepta. De todos modos terminarán viviendo aquí. Dudo que Seijūrō los deje tan fácilmente.

 

—… ¿De verdad cree que me a… quiera?

 

—Lo hace.

 

—Está bien…

 

—Excelente. Me pondré en contacto con el abogado ahora mismo ¿Por qué no los alcanzas?

 

Asintió y comenzó a recorrer la casa.

 

—Están en la habitación de Seijūrō-sama.

 

—Gracias, Nana-san.

 

—Bienvenido a Japón… y muchas gracias.

 

—¿Eh?

 

—Desde hace años que no veo a Seijūrō-sama tan feliz. Siempre se preocupaba por Furihata-san.

 

—Yo…

 

—Con su permiso— se retiró a la cocina.

 

Subió las escaleras y se dirigió a la habitación del pelirrojo. Pocas veces había estado allí, normalmente se reunían en el jardín o el centro de juego.

 

—Qué mal se vestía papá.

 

—Sí. Pocas fueron las veces que vestía como doncel. Creo que tengo una foto... — revolvió algunos álbumes— Aquí está.

 

—Woo se ve tan lindo.

 

—Reo, un amigo mío, lo obligó a vestir así para su fiesta de cumpleaños. Si no mal recuerdo fue en sus 22.

 

—¿Tiene más fotos de papi?

 

—Pues en algunos álbumes tengo otras y en la computadora. Quién debe tener es Ryō o Kazunari.

 

—¿Aomine Ryō?

 

—Sí. Se las pediré mañana. Aunque que Satsuki las conseguiría más fácil.  Mejor a Satsuki.

 

—¿Podemos quedarnos con la foto?

 

—Déjenme sacarle una copia y se las entregó.

 

—Gracias, Akashi-san— dijeron al unísono.

 

—...— le dolió ser llamado así pero era comprensible, apenas tenía una hora que se habían conocido.

 

—¿Qué miran?

 

—Fotos. Papi se ve increíble.

 

—Esa foto— vestía un short corto en color negro de cuero y una camisa roja diseñada para donceles —Ese día bebí un poco. Mi madre me regaño por llegar en ese estado.

 

—Papi se ve lindo.

 

—¿De verdad Kōsei?

 

—Sí ¿Verdad Sei?

 

—Sí. Papá se veía increíble.

 

—¿Eso creen? Son los primeros varones que me dicen eso— le acarició las cabeza a sus hijos.

 

—¡Hey! Yo siempre creí que eras lindo y adorable.

 

Ambos se miraron, desviaron la mirada y se sonrojaron.

 

¿Akashi Seijūrō lo había considera lindo y adorable?

 

—Dejen de coquetear y cuéntenos más.

 

Kōki se sonrojó aún más; alzó la mirada y por unos segundos se encontró con la de Seijūrō, rápido desvío la mirada.

 

—Tengo algunos videos. Vamos a la sala de juegos.

 

—¿Sala juegos?

 

—Vamos — Salieron de la habitación y fueron a la puerta de enfrente. Una gran habitación con diferentes juegos —Pueden ocupar lo que quieran.

 

—Esto es…

 

—Videos de Rakuzan y la universidad.

 

—¿Tiene de Teikō?

 

—… Sí.

 

—Veremos Teikō— sonrieron al pelirrojo.

 

—Pediré pizza.

 

—¡Genial!

 

————

 

—Gracias por traernos— Kōki estaba frente a la puerta de su casa.

 

—Es lo menos que pude hacer.

 

—Gracias por dejar que vieran los vídeos.

 

—¿Nunca les mostraste?

 

—No me llevé nada. Además si lo hubiesen visto…

 

—Entiendo.

 

No sabía qué más decir.  Estaba nervioso. Habían pasado la tarde viendo películas y sus hijos se veían felices.

 

—Yo… me tengo que ir.

 

—Sí…

 

—Adiós— le robó beso en la comisura de los labios y luego se dirigió a su auto.

 

Kōki observó al pelirrojo marcharse. Se acarició el lugar que el pelirrojo acababa de besar. Sentía las mejillas calientes y su corazón latía rápidamente. Volteó y …

 

—¿Akashi-san ha besado a papá?

 

—Hijos… yo— entró y cerró la puerta con seguro antes de responderle —yo…

 

—Sí papá aun lo quiere está bien.

 

—¿Y ustedes?

 

—Aún tenemos mucho tiempo para conocerlo— respondió Seiji.

 

—¿Cambiaron de opinión?

 

—… Pues es… increíble ¡Quiero que me enseñe a jugar!

 

—Yo también. Además se ve que nos quiere conocer y que le interesa papá.

 

—Exacto, Seiji.

 

—Sí. No te preocupes papá. Además Akashi-san dice que le quiere, así que no veo problemas.

 

—Ustedes son increíbles— se apoyó de ambos —No puedo creer que estén tan tranquilos.

 

—No estamos tranquilos. Yo estoy nervioso y con miedo.

 

—Yo igual. Ahora entendemos de donde sacamos estos estilos de juego.

 

—Lamento haberles ocultado la verdad.

 

—Ya no hay problema. Papá ha sufrido mucho.

 

—Entiendo. Vayan a dormir. Mañana temprano iremos de compra. Ese restaurante es bastante elegante.

 

—¡Sí!— amaban las compras.

 

——————————————

 

—¿No puedes dormir?

 

—No, papá.

 

—¿Cómo te sientes?

 

—Feliz y miserable.

 

—Hijo. No es tú culpa, Kōki..

 

—Lo herí. Todos estos años lo he herido. Es para que me odiara.

 

—Pero no lo hace. Te ama.

 

—¿Por qué nunca me di cuenta? Tal vez…

 

—Amabas a Kuroko.

 

—Lo hacía. Aun así por qué nunca vi que lastimaba a Kōki. Era la persona más cercana a él. Debí darme cuenta.

 

—Tus ojos miraban otra persona. Eso es todo.

 

—…

 

—Ahora lucha por enamorarlo y por ganarte el cariño de Seiji y Kōsei. Todo esto ha de ser confuso para ellos.

 

—Son hermosos— sollozó.

 

—Son hermosos—  abrazó a su hijo — Ustedes tres son idénticos a mi Shiori.

 

—¿De verdad?

 

—Sí. Ahora ve a dormir. Mañana a primera hora hablaremos con el abogado.

 

Observó a su hijo alejarse. Se giró y vio la foto de  su difunta esposa —Se parece tanto a ti, Shiori. Sí tan sólo estuvieras con nosotros…

 

——————————

 

Por petición de su papi,  traían colocadas boinas y lentes que ocultaban sus cabellos rojos.

 

Habían buscado información sobre su  padre biológico y  comprobaron que su padre era importante. No solo él, su abuelo y su empresa eran de las más importantes de Japón. Entendieron el temor de su padre al regresar a Japón y más que la prensa los viera, ellos eran  hijos ilegítimos de Akashi Seijūrō.

 

—Hijos. No se queden atrás— Kōki giró al ver lo lento que caminaban.

 

—Vamos— apresuraron el paso y alcanzaron a su castaño padre.

 

Entraron a una tienda de ropa para varones. y un joven  doncel se acercó —En qué puedo ayudarles.

 

—Necesitamos dos trajes sastres para  varones, y uno para doncel.

 

—Claro, por aquí…

 

Vieron los trajes y tomaron varios para probárselos. Kōki aguardo su turno para primero cerciorarse de que les quedaran bien.

 

—¿Y bien?

 

Kōki sonrió —Les queda perfecto. ¿Están seguros del color de la corbata?

 

—Por supuesto.

 

El doncel regreso con el traje del castaño y vio a los gemelos —Oh dios son idénticos a…

 

—¿A quién? — arquearon las cejas en signo de molestia.

 

—Es que son gemelos idénticos— dijo Kōki riendo.

 

—Cla-claro — dijo asustado al ver las miradas de los gemelos.

 

Kōsei y Seiji regresaron al vestidor y se cambiaron. Cuando salieron, Kōki tomo los trajes y se dirigió al vestidor.

 

—Escúchame bien— Seiji miro al doncel — Una palabra a alguien de nosotros y pobre de ti.

 

—Nii-san. No deberías amenazarlo así— el doncel se tranquilizó. En un rápido movimiento, Kōsei tomo las tijeras que guardaba y la presiono en la garganta del doncel  —Una palabra y te corto la garganta ¿Entendiste?

 

Asintió al borde de las lágrimas.

 

—Excelente. Mira Sei, tienen mancuernillas, vamos — arrastro a su gemelo al estante.

 

———

 


—¿Estas bien? ¿Se siente mal? — cuestiono al doncel.

 

—S-Sí.

 

—Qué bueno — miró a sus hijos —Niños, vayan a la librería de enfrente. Los veo en unos minutos.

 

—Sí, papi— respondieron al unísono.

 

Al terminar las compras se dirigieron a casa, a darse un largo baño y dirigirse a la cena.

 

 

———————————————————————


Estaba impaciente y nervioso ¿Y, sí, no llegaban? ¿Se regresaban a Italia?

 

—¿Seijūrō?

 

—Creo que la cena debió ser en la casa.

 

—Me gusta este lugar. Además, será bueno que mis nietos se acostumbren a este tipo de lugares, y Kōki está acostumbrado a esto. Recuerda que solíamos venir aquí con él.

 

—… — cierto. Sus amigos normalmente eran invitados a esos eventos. Kōki era el único que se mantenía alejado de todos, observando atentamente la fuente como si fuese lo más interesante del mundo.

 

Susurros atrajeron su atención y miró en la dirección que miraban los demás. Su corazón se detuvo al ver a Kōki en un impecable traje sastre color gris oscuro hecho a la medida, que se ajustaba perfectamente a su cintura y cadera; se miraba muy atractivo y sensual.

 

—Son idénticos a Akashi.


—Son Akashi.

 

Kōki frunció el ceño antes los susurros nada discretos. Los gemelos estaban en la misma condición, sentían las miradas sobre ellos y eso les molestaba.


—Lo sentimos. Se nos hizo algo tarde. Los niños peleaban por la corbata.


—¡Seiji/Kōsei tomo la mía! — se acusaron el uno al otro.

 

Masaomi y Seijūrō miraron  las corbatas, eran rojas e idénticas ¿Cómo pudieron tardarse por un par de corbatas idénticas?

 

—No hay problema.

 

Tomaron los lugares disponibles. Los gemelos se sentaron juntos, entre Akashi Masaomi y su castaño padre, dejando a Kōki junto al pelirrojo mayor.

 

—Ordenemos. ¿Kōki-san, lo de siempre? — dijo Masaomi haciéndole señas al mesero.

 

Kōki sonrió —Sí.

 

—¿Ustedes? — cuestiono a los gemelos. Leyeron la carta pero no sabía que elegir. Masaomi lo notó —Pediremos la especialidad para ustedes.

 

Asintieron apenados.

Kōki les sonrió para tranquilizarlos. Frecuentaban restaurantes en Italia, pero no eran tan lujosos. Siempre se dijo que sus hijos deberían aprender a comportarse en una mesa de lujo, por lo que siempre se empeñó en enseñarles lo que él había aprendido conviviendo con los Akashi.

 

Mientras esperaban reanudaron la plática —Todo está listo, Kōki-san. Mañana mismo veremos al abogado.

 

—Entendido— sus hijos lo miraron. A veces sentía la presión de su mirada muy parecida a la del emperador.

 

—¿Cómo les ha ido en la escuela? — cuestiono Masaomi.

 

—Bien ¡Soy el numero uno de la clase! — respondieron.

 

Seiji miró a Kōsei —¡Yo soy el numero uno!  — dijeron al unísono.

 

Kōki soltó un suspiro —Por favor, no discutan.

 

—Pero…

 

—Nada de pero — los gemelos se fulminaron con la mirada, se cruzaron de brazos y miraron hacia el lado contrario —Discúlpenlos, son muy competitivos entre ellos.

 

Seijūrō sonrió al ver otra faceta de sus hijos y Kōki.

 

——————————————

La notica se rego por todo Japón en cuanto una foto fue compartida por un comensal.


Al salir del restaurante, fueron sorprendidos por la prensa.  Akashi y Furihata no hicieron comentarios.

 

—Kōki-san…

El castaño miró con miedo a Akashi Masaomi, ese tono de voz lo conocía muy bien. Los gemelos se sintieron intimidados y se aferraron del brazo de su padre.

—Empaquen todo. Mañana por la tarde serán recogidos en su casa… No quiero un no por respuesta — los Furihata solo se limitaron asentir —Kōki-san, mañana a primera hora pasaré a recogerlo para el abogado.

 

—S-Si… —le dio miedo. Estaba temblando.

 

————————————————

A la mañana siguiente, Kōsei y Seiji miraban, a través de la ventana de su habitación, reporteros que acampaban frente a la casa. En varios canales de la televisión e internet estaban sus fotos de la noche anterior. Sus “compañeros de clases” les enviaban todas clases de preguntas menos unas personas: los Niji, aquel apodo de grupo de amigos que tenían de colores sus cabelleras… qué ahora sabían que sus padres eran amigos de sus padres.

 

—¿Crees que cambien con nosotros? — murmuró leyendo las publicaciones en su Facebook y demás redes social.

 

—Ya leíste los mensajes....  Vamos por la pc. Configuremos todo para que no saquen nada. Dejaremos a nuestros amigos y nijimura-kun normal.

 

—Vale. Prepare algo.

 

—Además tenemos que empacar.

 

—Cierto —Su papi se había marchado a muy buena hora con su abuelo y padre, les había dejado preparado un delicioso desayuno y dinero para lo que hiciera falta.

 

—————————————


— Es tan precipitado y yo no…

— Nunca he estado tan seguro de algo, Kōki.

 

—Pero…

—Por favor, Kōki.

 

—No sé… — ¿Casarse así de la nada?  — Yo…

 

—Seijūrō no lo presiones. Kōki olvida eso. En un futuro será.

 

—Si…

—Iré preparando esos documentos— Imayoshi sou sonrió al ver la cara molesta del Akashi menor.

Seijūrō se cruzó de brazos y desvió la mirada. Kōki sonrió al recordar a sus hijos con ese gesto.

 

—Entonces eso es todo. El juez ya está al tanto de todo, y dijo que le llevara hoy mismo esto. De hecho me tiene que estar esperando. Más tardar pasado mañana estará.

 

—Gracias Sou — Masaomi se despidió y de igual forma Kōki y Seijūrō. Abandonaron el despacho y antes de salir les habló —Seijūrō lleva a Kōki a casa y ayúdalo a empacar. Cuando estén listos llamen para enviar al chofer.

 

—Sí.

 

Un silenció incomodo se instaló entre ambos mientras se dirigían a la casa Furihata. Kōki mordía sus labios en signo de nerviosismo.

 

—Deja de morderlo.

 

—¿Eh?

 

—Deja de morderte el labio. Me tientas a morderte… — Un lindo sonrojo cubrió las mejillas del castaño —¿Por qué no quisiste?

 

—…

 

Detuvo el auto frente a un parque, se quitó el cinturón de seguridad y miró al castaño —Sé que hice daño yo…

 

—No fue culpa de Akashi-kun— murmuró bajando la mirada.

 

—Escúchame— alzo el mentón y miro fijamente esos bellos ojos — Fue mi culpa por no darme cuenta… No me interrumpas. Te hice sufrir. Nunca fui consciente de ello, y jamás me perdonare. Debí darme cuenta, eras mi mejor amigo.

Una lágrima surco su mejilla seguida de otra —...

—No llores, por favor— limpió las lágrimas — Siento, en verdad, siento no haberme dado cuenta. Si lo hubiese hecho tu no hubieses sufrido tanto.

—Tal vez, jamás me hubiese dejado estar cerca de tí— sonrió tristemente — Kuroko y Akashi-kun me hubiesen echado de su vida.

 

—Kōki…

 

—Por eso no dije nada. Guarde todos mis sentimientos. Sabía que me hacía daño pero más me hacía daño no estar cerca de Akashi-kun. Por eso no hice ni dije nada. No importaba lo doloroso que fuese. Siempre estaría a su lado.  Siempre lo he querido, Akashi-kun. Siempre lo…— cerró los ojos y, con el corazón latiendo a mil por hora, respondió al beso.


Amor. Eso era lo que sentía en esas palabras. Esa mirada que lo enamoraba, hacía latir su corazón y causaba sensaciones tan fuertes en él.
Mordió el labio inferior de Kōki  antes de liberar los labios del castaño y unió su frente a la del castaño —Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.

 

—Akashi…

—Es Seijūrō— se apartó lentamente pero sin dejar de mirar a los ojos al castaño —Te demostrare cuanto te amo. A ti y mis… nuestros hijos. Les demostrare a los tres que los amo.

 

—S-Seijūrō-san.

 

—Hare que me ames una vez más y esta vez estaré contigo, Kōki.

 

Sollozo mientras asentía. No se resistió y abrazó al pelirrojo —L-Lo es-esperare.

 

—Kōki… — respondió al abrazo.  Sentía los temblores y las lágrimas en su camisa. No dudo en abrazarlo más fuerte. Nunca lo dejaría ir. No lo volvería a perder…

 

————

—¿Entonces?

 

—Pasemos por ellas.  Pero será mejor ir a pedirlas dentro.

 

Frunció el ceño  y asintió. Se detuvieron en un magi Burger y entraron.

—Dos hamburguesas dobles, y dos raciones  de papas y tocino— pidió Seijūrō.

 

—¿y usted?

 

—4 hamburguesas sencillas. 3 dobles. 6 papas grandes. Uno de aros de cebolla y 3 de tocino.

 

—¿Eso es todo?

—Dos sencillas  de pollo. Papas grandes  y tocino. Eso es todo.

 

—… — Seijūrō pago y fueron a sentarse a la mesa más cercana — eso es…

 

—Los niños aman las hamburguesa — sonrió por la cara de incredulidad del pelirrojo.

 

—Ya veo… ¿Qué otra cosas les gustas?

 

—Las pastas y postres.

 

Estuvieron platicando en lo que esperaban su orden, y luego se dirigieron a la casa Furihata. Al llegar, la prensa se remolino sobre ellos pero ninguno se tomó la molestia de responder a las preguntas.

 

—Niños, llegamos.

 

—Vamos, papi.

 

—Papi, ¿eh?

 

—Antes me llamaban mami, pero en Italia sus amigos se reían de ellos y comenzaron a llamarme papi o papá.

 

—Ya empacamos— dijo Seiji desde las escalaras pero al llegar se quedó callado al ver al pelirrojo.

 

—Sei ¿Qué pasa? — Kōsei se asomó  — Oh… Akashi-san.

 

—Trajimos el almuerzo— dijo mientras enseñaba la bolsa.

 

—¡Hamburguesas!

 

—Lávense las manos.

 

—¡Sí!



Seijūrō observó a sus hijos disfrutar del almuerzo, verlos sonreír y reír lo hacían sentir feliz. Y más feliz el ver a Kōki muy… maternal.

 

—¿Akashi-kun, está bien?

 

—Sí… — Seijūrō asintió y siguieron comiendo.

Una vez que terminaron el almuerzo, se dirigieron a empacar las cosas del castaño y algunos retratos. A la dos horas llegó el chofer con el auto y seguridad de los Akashi, quienes les abrieron paso a la familia Furihata entre la prensa.

 

—¡Mi auto! — Recordó cuando iba a subir con el pelirrojo —Vayan con Akashi-san. Los seguiré.

 

—Pero… — no alcanzaron a decir nada porque su padre ya los había dejado en el auto… Un silencio incomodo se instaló entre los tres.

 

—¿Quieren ir a algún lugar hoy?

 

Se miraron y luego negaron.

 

Esto será más difícil de lo que creí—  soltó un suspiro y puso en marcha el auto.

 

———————————————

—Bienvenidos— Masaomi recibió a sus nietos.

 

—Akashi-san.

 

—Es abuelo— frunció el ceño.

 

—Lo sentimos— Seiji se disculpó apenado —Aun no nos acostumbramos.

 

—Es comprensible. Vamos, les mostrare su habitación.

 

—Sí — sonrieron y corrieron detrás de su abuelo.

Seijūrō sonrió al verlos correr.

—Son hermosos.

 

—Nana-san.

—Hice lo que me pedio. Todo está listo.

 

—Gracias. Qui…

—Al fin— Kōki llegó al lado del pelirrojo y nana —Me siguieron hasta aquí

 

Voltearon y vieron a la prensa tomando fotos desde la portón principal.

 

—No te preocupes, vamos.

 

—Pero mis cosas.

 

—No te preocupes. Vamos que los niños están viendo sus habitaciones.

 

Subieron las escaleras y las voces los guiaron. Entraron a la habitación y quedo sorprendido.

—Separados.

 

—Juntos.

 

—Separados.

 

—¿Qué discuten? — cuestiono Kōki.

 

—Pueden elegir entre esta habitación  y la continua, o podemos poner camas dobles para que duerman juntos. Creí que les gustaría dormir en habitaciones individuales.

 

—Pero…

—Seiji. Kōsei — Seijūrō  movía el estante para libros y dejó al descubierto una puerta —. Ambas habitaciones se conectan.

 

—Lo había olvidado— Masaomi rió nervioso.

 

—¿Qué dicen? Cada quien podría tener su espacio y un así visitarse o dormir juntos.

 

—¡Yo quiero aquella habitación— Kōsei corrió la puerta y la abrió topándose con madera.

 

—Hay otro libero. Vamos a moverlo.

 

—¡Sí! — sonrió y siguió a su padre. A los pocos segundos el mueble se movió dejando ver a su padre, abuelo y gemelo.

 

—Kōsei. Seiji. Síganme— los gemelos se miraron y siguieron al pelirrojo —Es toda suya.

 

Abrieron la puerta y era la sala de juegos pero estaba diferente. Había nuevos videos-juegos y consolas, las pantallas habían cambiado así como algunas cosas desaparecido. Lo único que seguía era el estante de sus cosas de Teiko y Rakuzan.

 

—¿De verdad?

 

—Sí. Toda suya.

 

—¡Gracias! — sonrieron felices y corrieron a jugar.

 

—Es mucho.

 

—Lo mejor para ellos, Kōki.

 

—… — A sus hijos nunca les faltó nada, así que esperaba que supieran valorar lo que su padre le estaba dando.

 

—Te mostraré tu habitación.

 

Asintió y siguió al pelirrojo, la habitación estaba frente a sus hijos —Es muy bonita.

 

—Sí deseas cambiar algo, puedes hacerlo.

 

—Así está bien… aunque es demasiado— Era demasiado lujosa para su gusto.

 

—Me hubiese gustado compartir pero sé que no querrías.

 

—…— Realmente no sabía qué hacer. Toda su vida había amado a un solo hombre, hombre al que creía casado.

 

—Será mejor ir a cenar. Nana no tarda en avisar.


—S-Sí.

 

 

 

Cenaron entre anécdotas y risas.

Llegando la hora de dormir, Kōki dejó a sus hijos durmiendo y él se rigió a su habitación para tomar una ducha y acostarse a dormir.

Sintió algo tocando sus piernas, abrió lentamente los ojos  —¿No pueden dormir?

 

—Sentimos despertarte, papi.

 

—No sé preocupen— estiró sus brazos y a los segundos tenía a  sus hijos en cada lado —¿No pueden dormir?

 

—No se siente cómo en casa — susurró Kōsei.


—Tiene razón.

 

—Pronto se acostumbraran.

 

—Papi..

—¿Sí, Sei?

 

—¿De verdad podemos ser una familia?

 

—No lo sé, cariño. ¿Quieren que lo intentemos?

 

—Sí. Él es bueno— susurrón ambos y se abrazaron a su padre doncel.

 

—Lo intentaremos. Intentaremos forma una familia con su padre.

 

Fue de la habitación, Seijūrō había  escuchado todo. Se alegró al saber que intentarían consolidar una familia. No dejaría pasar la oportunidad.

 

———————————————————

Al día siguiente Kōki y los gemelos despertaron tarde. Los gemelos corrieron a su habitación para ducharse y colocarse el uniforme, mientras que Kōki corría al baño y bajaba a preparar el desayuno… Menudo error, cuando corría por el pasillo choco contra nana.

 

—Furihata-san, cuidado.

 

—Lo siento, yo iba por el...

 

—¿Desayuno? — Interrumpió al castaño —Ya está listo. Cuando terminen de desayunar, los señoritos serán llevados a la escuela.

 

—¿Qué? Pero…

 

—Usted tiene una junto a las 9:30 am en la editorial.

 

Se confundió ¿Le había dicho a Nana sobre la junta? No lo recordaba.

 

—Iré por los señoritos. Masaomi-sama y Seijūrō-sama ya están desayunando.

 

—Gra-gracias— se dirigió al salón —Buen día.

 

—Buen día, Kōki-kun/ Kōki — saludaron ambos Akashi.

 

Los gemelos llegaron, saludaron y comieron rápidamente, faltaba menos de media hora para clases y ellos estaban bastante lejos de la escuela.

 

—Se cuidan— Le besó la frente a cada uno.

 

—¡Papá! — estaban avergonzados al escuchar la risa de su abuelo y la de Nana.

 

—Por favor, no se metan en problemas y no discutan con Nijimura-kun.

 

—Nosotros no nos metemos en problemas— se cruzaron de brazos y miraron a otro lado.

 

—Los recogeré a la salida— aseguró Seijūrō riéndose de ver a sus hijos así.


—…— se avergonzaron al sentir las caricias de su padre.

—Deprisa, se hace tarde.

 

Kōsei y Seiji abordaron la camioneta y rápido se dirigieron a la escuela.

—Sí necesitan algo llamen al número que les entregue.

 

—Gracias, Azuma-san— Azuma Ryuuji, un varón pelinegro,  era su chofer; eso les había dicho su abuelo.

 

—Por cierto— los gemelos los miraron —No confíen en nadie, ni respondan preguntas. Las personas suelen utilizar lo que digan en su contra.

 

—Entendido, Azuma-san. Gracias.

 

—Tengan un buen día.

 

Ambos descendieron de la camioneta y enseguida se percataron de las miradas y murmullos sobre ellos.

 

—¡Furihata’s!

 

—Nijimura-kun — saludaron a su compañero de clases.

 

Les enseño la lengua —Vamos, se hace tarde.

 

Ambos se quedaron mirando y luego lo siguieron. Nijimura Shuo era un varón de cabello cenizo y ojos negros, era muy estricto pero a veces le gustaba hacer travesuras, todo mundo decía que era bipolar.

 

—Los chicos no dejan de hablar de ustedes. Están entusiasmados por conocerlos y jugar contra ustedes.

 

—¿Los chicos?

 

—Ya saben, los hijos de la Kiseki no Sedai.

 

—Oh… — sabían que ellos eran hijos de los tíos Aomine y Kise.  De hecho eran muy famosos, pues según eran apuestos y  amables pero nunca se habían encontrado ya que   ellos estaban en tercero y primero,  y su edificio estaba bastante lejano.

 

Evitaron responder cualquier pregunta durante todas las clases, y la mayoría huía despavorido al ver el semblante asesino en ambos. Nijumura era el único que se reía.

 

 

 

 

 

—¡Son igualitos a Akashicchi! — un rubio de ojos azul se detuvo enfrente ellos  y los abrazó.

 

—Ryōki los vas  asfixiar — una joven rubia lo separó de los gemelos, y luego los observó —¡Son idénticos! Mamá tenía razón — la joven los abrazó.

 

—Hikari tus grandes pechos los están asfixiando — los liberó y miró feo a su mejor amigo.

 

—¿Qué dijiste Ahomine?

 

—Suelta, suelta — trataba de que soltara su oreja.

 

—¡WOHHH! Son idénticos al  tío enano.

 

—¿A quién le dijiste enano, enano? — cuestionaron ambos al chico peli negro con un gran mechón verde justo en su frente.

 

—¿Con que derecho insultan a mi hermano? — un peli verde  de ojos verdes, llegó y se colocó entre los gemelos y su hermano.

 

—Nii-san. Fueron malos conmigo. Yo solo les dije que se parecían a Akashi-san.

 

Manipulador.

 

—¿Acaso no les enseñaron a respetar a los donceles?

 

—Eso es doncel — dijo Kōsei  señalando al menor de los hermanos.

 

—¡Idiota! — gritó y salió corriendo.

 

—Sí, sin duda son hijos del tío Akashi. Kazumi-kun es muy susceptible al tema de los donceles. Soy Ryōsaki Aomine, el hermano menor de ese idiota –señalo a su hermano- estoy en primero C. — se presentó un doncel  castaño de ojos azules.

 

—¡Qué no me llames idiota, Ryō! Tengo nombre y es Daisuke— Daisuke era peli azul y más moreno que su hermano.

 

—Lo que sea. Papá tuvo una emergencia en el cuartel y no vendrá, lo sabrías si respondieras tú teléfono.

 

—Es muy molesto, no me deja dormir.

 

—Kise-kun, nos vemos.

 

—Adiós lindura.

 

—Deja de coquetearles.

 

—¡No le estaba coqueteando!

—¡Se podrían callar! No me deja comer mis dulces tranquilos.

 

—Mu-kun lo sentimos— se disculpó  la oji rosa.

 

—Hikari-chin ¿Tienes más de esos ricos dulces?

 

—En casa.

 

—¿Puedo ir a casa de Hikari-chin? Me portaré bien ¡Lo juró!

 

—No sé…

 

—Di que sí — rogó.

 

—Vale, vamos.

 

—Gracias Hikari-chin— Besó la mejilla de la rubia haciéndolo sonrojar.

 

—¡Fiesta en casa de Hikari-chan! — gritó un entusiasmado Kazumi Midorima, quien no se había alejado tanto como había creído.

 

Ambos se miraron confundidos ¿Esos eran los populares chicos de la escuela?  —Debe ver algo mal —  pensaron mientras eran arrastrados por Kise y la rubia.

 

 

—¡Ya llegue! — anunció quitándose los zapatos.

 

—¡Bienvenida, Hika…— se cubrió la boca y sollozó —Kyaaaaa.

 

Ambos se encontraron siendo abrazados y asfixiados por una pelo rosada.

 

—¡Son idénticos a Akashi-kun! Nada más de verlos recuerdo mi época en Teiko.

 

—hummm— trataban de soltarse.

 

—Momoi-san / mamá, los asfixia— Daisuke y Hikari jalaban a la pelo rosada para separarlos.

 

Respiraron tranquilos cuando la mujer los libero de asfixiante abrazo.

 

—Lo siento, chicos. Es que me entusiasme ¡Son idéntico a Akashi-kun!  ¿Viene a almorzar?

 

—Yo tengo hambre— atsu se frotó el vientre.

 

—¡Iré a preparar el almuerzo!

 

—¡NOOO! — gritaron todos, incluida Hikari.

 

—Y-Yo me encargó mamá.

—Yo la ayudo—  apoyaron los donceles.

 

—Vale— desanimada subió las escaleras.

 

—Vamos, Hika-chan — Kazumi empujo a la rubia.

 

—…

 

—Momoi-san no tiene don culinario. La verdad no sabemos cómo es que Hikari sigue viva. Yo casi me muero con uno de sus guisos cuando niño—  explicó Daisuke al ver la cara confundida de los gemelos.

 

—Pero Kazumi y Ryōsaki cocinan delicioso— Atsu sonrió —Realmente delicioso.

 

—Vale, de Ryosaki lo entendemos porque su padre es chef profesional, pero Kazumi…

 

—Adora ayudar a nuestro padre a cocinar— Shin se acomodó los lentes —Los hace desde pequeño.

 

—Sí, además eso lo ayuda a distraerse de…

 

—Daisuke— advirtió con la voz Shou.

 

—Tsk…

 

—¿Qué pasa?

 

—Nada— respondió Shin mirando fijamente a Daisuke.

 

—NOOO.

 

Se miraron y salieron corriendo hacía la cocina —…

 

—¿Qué diablos sucedió? — Daisuke ayudo a su hermano a levantar los trastos.

 

—¿Estas bien, Kazumi? ¿Te heriste?— al parecer su hermano se llevó la peor parte.

—Estoy bien, nii-san — aceptó la ayuda de su hermano para ponerse de pie. Su playera, pantalón y cara estaba manchada por un líquido rojo —Es salsa. Hikari tropezó contra mí.

 

—Lo siento, Kazu-min. Fue sin querer. Vamos,  toma una ducha.

 

—Pero…

—Vayan. Yo los ayudo— Seiji se quitó el saco y se lo dio a su hermano.

 

—¿Quién eres? —preguntó Kazumi.

 

—Seiji— respondió quitándose la corbata y alzando sus mangas

 

—Ahora entiendo— murmuró y luego sonrió —Eres amable, Sei-chan.  Gracias.


Los demás sonrieron al ver al pelinegro sonreír de aquella manera. Luego ambos se dirigieron a la habitación de la rubia.

 

—Te has ganado la confianza de Kazumi-kun— dijo Daisuke sonriendo — Él pocas veces le sonríe a alguien que no seamos nosotros. Así que trátalo bien.

 

—O sufrirás— advirtió Atsu.

 

—S-Si.

 

Frunció el ceño y miró a Seiji. Su hermano mayor solo se encogió de hombros. Entre ellos dos, quien más cocinaba era Seiji.

 

Entre todos levantaron los trastos y limpiaron la cocina mientras Seiji y Ryōsaki preparaban el almuerzo. Una vez que terminaron se dirigieron a la sala.

 

—No, Hikari-chan. No me gusta.

 

—Pero te ves bien.

—Pero…

 

—Anda, nos conocemos desde pequeños. No tienes porqué apenarte. Es lo único que tengo que te queda bien.

 

—Pero…

 

—¿Qué tal?

 

Miraron hacía la rubia que acaba de aparecer —¿Qué cosa?

 

 —No escapes, Kazu-min.

 

Entre jaloneos la rubia llevó al pelinegro…

 

—Te ves bien, Kazucchi— aseguró Ryōki.

 

— Ryōki tiene razón. Te ves muy bien.

 

Shin se acomodaba los lentes para cubrir la sonrisa —Sí papá te ve así te arrastrara de compras a tiendas de donceles.

 

—En pocas palabras, que te ves bien, Kazu-min— Hikari sonrió al ver a su amigo doncel sonrojado.

 

—etto… — estaba tan apenado. Era la primera vez que vestía así.  A él le daba pena que vieran que su cuerpo, ya había adquirido curvas.

 

—Se ve bien, Kazumi-san— aseguró Seiji para darle confianza al pelinegro. Pues ya había notado que no tenía confianza en sí mismo.

 

—¿Ves? Hasta ¿Seiji-kun? — el pelirrojo asintió —, está de acuerdo.

 

Sonrojado asintió, alzo la mirada pero la bajo la notar la  mirada del otro gemelo.

 

Kōsei observaba fijamente al peligro. Vestía un short corto  que dejaba al descubierto las piernas blanquecinas, y una playera de tirantes que se acentuaban a la cintura y cadera algo pronunciada por ser doncel… Aquel rubor y mirada apenada hizo que su corazón latiera.

 

—¿Tora y Sora?

 

—Les envíe un mensaje.  Viene en camino.

 

—¿Tora y Sora?

 

—Son los hijos de Kagami-san. Ellos van a otra escuela, en unas semanas inician en Teiko.


—Sí… Sora es tan lindo y viola…

 

—Compórtate nii-san, o te acuso con papá y los tíos— Ryōsaki había golpeado a Daisuke —Además, a Sora-kun no le interesas.

—Mira quien lo dice, él que anda detrás de Tora.

 

—Es un malentendido. No me gusta, Tora-nii.

 

Suspiró aliviado al notar que ya no estaban poniéndole atención, sonrió se acercó a su hermano mayor, quien le revolvió el cabello.

—Ten confianza en ti.


—Nii-san… —Sonrió y se lanzó a los brazos de su hermano.

 

Rió por el efusivo abrazo, su hermanito era idéntico a su padre doncel en ese aspecto. Miró al frente y vio al gemelo mirando a su hermano y advirtió  con la mirada que dejara de mirarlo.

—¿Kōsei?

—No es nada— le aventó el sacó y se sentó frente al peliazul.

 

Minutos después llegaron dos jóvenes.

 

—Soy Tora — un chico pelirrojo de tez morena clara  y ojos azules sonrió a los gemelos —Y él es Sora.  Somos mellizos. Tenemos 15 años por cumplir 16.

 

—Hola— sora era peli celeste de tez blanquecina y bellos ojos rojos.

 

Kōsei golpeo discretamente las costillas de su hermano mayor, se había quedado embobado viendo a Sora… Pero se le hacía conocido aquel chico, de hecho ambos.

 

—Soy Seiji, y él Kōsei. Un gusto conocerlos. Tenemos 14.

 

—Sí, lo sabemos. Las  noticias ya se regaron por todo Japón.

 

—A papá casi  le dio un infarto— sora sonrió —Dijo que no creía que sus padres los tuvieran.

 

—¿Por qué? —Kōsei se puso a la defensiva.

 

—Etto… — ambos se miraron.

 

—El apellido de su padre doncel es Kuroko —comentó Daisuke —También es de la Kiseki.

 

Ambos fruncieron el ceño —…

 

—Tora-niisama— kazumi saltó a los brazos del mayor de los Kagami.

 

—Hola, pequeño — abrazó al pelinegro —¿Y ese milagro que estas vestido así?

 

—Hikari-chan choco conmigo y me mancho de salsa— murmuró con un puchero en sus labios.

 

—Yo también estoy aquí.

 

—Sora-niisama— soltó al pelirrojo y corrió a los brazos del peli celeste —¿Ve veo bien?

 

—Tan bien que me preocupa que mi hermano se vuelva un pedófilo.

 

—¡HEY! Ya te dije que Kazu-kun  es como un hermano para mí.

 

—Sí, claro. Por eso me abrazas igual.

 

—¡No te abrazó porque tú me pegas si lo hago!

 

—Eso es cierto— kazumi se separó de Sora —Tora-nisama es como un hermano. Si no fuese por él yo… — bajó la mirada y contuvo su llanto.

 

—¿Qué les parece sí almorzamos antes de que se enfríe? — propuso Ryōsaki al ver lo tensó que se había vuelto el ambiente. Todo era un asunto delicado.

 

—¡Sí, tengo hambre! — atsu hablo haciendo reír algunos por el tono perezoso.

 

Los gemelos Furihata se miraron confundidos ¿Qué le había pasado a Kazumi?

 

Almorzaron tranquilamente e hicieron  sus tareas, cerca de las 5 de la tarde los gemelos recibieron una llamada de su padre.

 

­—¿Dónde están?

 

­—Estamos en casa Hikaru Wakamatsu, Akashi-san.

 

—-¿Los dos?

Sí.

 

Qué bueno, Kōki estaba preocupado porque no estaban en la escuela.

 

Lo sentimos.

                               

Está bien. El  chofer pasara a recogerlos en 10 minutos.

 

­—Sí.

 

—¿Qué pasa Seiji? — preguntó una vez que vio a su gemelo colgar.

 

—Es Akashi-san. Olvidamos que iba a recogernos.

 

—Oh… — cierto.

 

—Envió a Azuma-san a recogernos.

 

—¿Se van?

 

—Sí. Gracias por invitarnos— dijeron al unísono.

 

—Eso fue genial— dijo Ryōki sonriendo.

 

Los pelirrojos comenzaron a tomar sus cosas.  Se despidieron prometiendo volver a verse…

 

El chofer llegó por ellos, abordaron el auto y se fueron.

 

 

 

—Kazumi…

 

—¿Sí, nii-san?

 

—Mantente alejado del menor de ellos.

 

—Kōsei, se llama Kōsei— aclaró tora.

 

—Como sea.   No me da confianza.

 

—Sí, nii-san.

 

————————————————————

 



Cuando llegaron a casa, recibieron el regaño del siglo.

 

—Lo sentimos— se disculparon ambos —Prometemos volver avisar.

 

—No los regañen— Masaomi se había mantenido a raya —Está bien que se familiaricen con los chicos ¿Conocieron a todos?

 

—Abuelo… Si— respondieron —Son muy infantiles— respondió Kōsei.

 

—Los más sensatos son Midorima Shin, Aomine Ryōsaki y los Kagami— dijo Seiji pero cuando recordó algo… miró a sus padres.

 

Kōki se percató de que Seijūrō había bajado la mirada y apretaba sus puños ¿Kagami y Kuroko se habían casado? ¿Akashi lo sabía?

 

Seiji y Kōsei se preocuparon, conocían bien esa mirada de su padre —Papi…

 

—Tomen un baño  y hagan la tarea… Yo voy a salir— dijo antes de abandonar la casa.

 

—Papi…

 

 

 

 

Condujo lo más lejos que pudo y llegó a un parque. Se estaciono, apagó el auto  y sollozó ¿Cómo había creído en todas esas palabras? Akashi Seijūrō seguía amando a Kuroko.

 

Un toque en la ventana del auto y hizo que mirara —K-Kuroko.

 

—¿Podemos hablar? Creo que me lo debes.

 

Accedió y salió del auto —Yo…

 

— Por aquí.

 

Caminaron unos metros y Kōki vio a un niño de cabello color celeste —Es…

 

—Tetsu. Mi hijo menor. Un varón.

 

—Es hermoso…

 

—Sí… — un silenció incomodo se hizo entre ambos —Vi la noticia de los niños. Así que tenía razón.

 

—¿EH? — miró al peli celeste, no había cambiado mucho.

 

—Cuando comencé a enamorarme de Taiga, note la manera en  que mirabas Akashi…

 

—Yo… — ¿Había sido tan obvio?

 

—¿Sabes? Me siento mal contigo. Siempre te arrastre a cualquier lugar con nosotros… Debió dolerte mucho. Eras  mi mejor amigo y aun así no me di cuenta del daño que te hacía... Era el más cercano a Furihata-san.

—Kuroko…

 

—Ahora es Kagami. Nos casamos unas semanas después de huir.

 

—Ya veo…

 

—Siempre creí que amaría Akashi-san… pero me enamore de Taiga; a tal grado que cuando me propuso escapar, hui con él. Para ese tiempo yo ya sabía que estabas enamorado de Akashi y supuse que ibas a estar a su lado aunque yo lo dejará…. Pero jamás espere que se fuese a casar con esa chica peli celeste, esperaba que se casara contigo.

 

—…

—¿Cuándo concibieron a los niños?

 

—4 meses antes de que se casara con Madarame-san… Él no lo sabía.

 

—¿No? —Eso si lo sorprendió.

 

—No. No recordó que nos acostamos… Él solo lo olvido. Cómo una de esas tantas veces que se olvidaba en las borracheras.

 

—Lo siento, debió dolerte…

 

—Ya no importa.

 

—Sí importa. Hace 5 años, cuando regresamos a Japón, me dijo: Ojala me hubiese enamorado de Kōki y no de ti.   Y otras cosas más.

 

—…

 

—Cuando me dijo todo eso, comprendí que te amaba y que él no se había dado cuenta. Espero que ahora lo haga y puedan ser felices.

 

—Kuroko…

 

—Ahora ve, Akashi-san espera.

 

Kōki miró al lugar que observaba el pelo celeste. Akashi estaba allí, mirándolos con el ceño fruncido y brazos cruzados.

 

—Se feliz, Furihata-san.

 

Asintió y camino directo al pelirrojo.

 

—¿Te hizo algo?

 

—Nada— cerró los ojos al sentir las caricias en su mejilla.

 

—Vamos a casa.

 

—Sí….

 

——————————————————————

 


—¿Por qué van con nosotros? — cuestionaron los gemelos a sus padres al verlos con ellos en la camioneta.

 

—Tenemos que entregar los papeles.

 

—¿Papeles?


—Legalmente ya son Akashi.

 

—¡¿Qué?!

 

—Niños, legalmente ya son hijos de Akashi-kun.

 

—¿Ya no somos Furihata?

 

—De hecho son Akashi Furihata Seiji y Akashi Furihata Kōsei. El juez estuvo de acuerdo.

 

—Oh… 

 

Kōki tomo la mano de sus hijos y sonrió para tranquilizarlos.  

 

Cuando llegaron a la escuela y descendieron de la camioneta, el caos se desato. ¡Akashi Seijūrō estaba en Teiko!

 

—¡Akashi-san!

—Hola niños — sonrió y respondió a los abrazos de Kazumi y Hikari.

 

—Nee ¿Akashi-san ya le tramitó las entradas a Seiji-kun y Kōsei-kun? —preguntó Ryōki.

 

—No. Hoy mismo lo hare.

 

—¡Genial! Así iremos todos juntos  este fin de semana — celebró Daisuke.

 

—¿Usted es Furihata-san? ¡He visto fotos de usted! Mamá tiene varias de usted —Dijo Hikari sonriendo al castaño — Soy Hikari Wakamatsu. Hija de Momoi Satsuki.

 

—Eres muy linda wakamatsu-chan, te pareces mucho a Momoi-san. Mucho gusto, soy Furihata Kōki.

 

Los chicos sonrieron al ver lo lindo y amable que era el castaño, y comenzaron a presentarse.

 

Por supuesto, no se dieron cuentas de las fotos que les tomaron, las cuales rápidamente circularon por internet, y a la hora de que el pelirrojo y castaño intentaron abandonar las instalaciones la prensa estaba rodeando las instalaciones.

¿Por qué a mí?—pensó Kōki al verlos a todos, y eso que apenas era el comienzo.

 

 

—————————————————————————

 

 

 

—Entrégamelo.

 

Se burló del menor de los Midorima y evitó a toda costa que obtuviera el balón —Nee dime ¿Por qué estas más desarrollado que los demás chicos? De seguro eres un rarito ma…

 

—¡TE ODIO! — gritó y salió corriendo.

 

—… — la sonrisa burlona desapareció.

 

—¡Te dije que dejaras de molestar a mi hermano! Eres un imbécil —Shin corrió detrás de su hermano.

 

—¿Qué rayos estás haciendo Kōsei? — Seiji se colocó frente a su hermano menor —Te dije que dejaras de molestarlo. Tienes un año así ¿Puedes dejarlo en paz?

 

—Tsk… 

 

—Akashi-kun ya no lo molestes. Kazumi-kun es muy… sensible. Ya te lo hemos pedido.

 

—Pareciera que Kōsei-chin quiere a Kazuchin— todos miraron a atsu —¿Qué? Me recuerda al video de los tíos Aomine. Siempre Aomine-san estaba molestado a Ryō-san, al final terminaron siendo novios.

 

—¡A-A mí no me gusta! — Kōsei soltó el balón y se  alejó.

 

 

 

 

—No llores— abrazó a su hermano.

 

—nii-san— sollozó abrazándolo.

 

—Kōsei es un tonto. No le haga caso.

 

—Pero es verdad— sollozó.

 

—Claro que no, eres un hermoso doncel.

 

—Pero…

 

—Ya te dije. Eres hermoso.

 

—Pero…

 

—Qué comenzaras  a cambiar a temprana edad, no quiere decir que seas diferente. Eres hermoso, hermanito.

 

—Estoy maldito…

 

—Claro que no.

 

Él lo dijo. Si yo no…

 

Escúchame bien Kazumi. Ese hombre te quiso culpar pero no tienes la culpa. ¡Ese maldito era un pervertido. Un pedófilo desgraciado que quiso aprovecharse de ti!  Entiende,  no tienes la culpa de comenzar a desarrollarte a los 8.  Papá ya te lo explico.

 

—nii-san…

Abrazó a su hermano —Siempre estaré agradecido con Tora por haberte salvado de ese hombre. Si no hubiese llegado a tiempo te hubiese… — a los 10 habían intentado violar a su hermanito. Ese desgraciado estaba refundido en la cárcel.

 

—nii-san — sollozó y cerró los ojos. Los gritos, las suplicas resonaron en su mente.

 

—No importa lo que diga Kōsei y los demás. Tú eres hermoso y no tienes que avergonzarte de tu cuerpo. Nuestros padres ya te lo han dicho. Así que no le hagas caso a Kōsei. Él solo te esta molestado para hacerte llorar.

 

—Sí— se aferró al torso de su hermano y continuó sollozando.

 


Joder…. 

 

¿Qué había estado haciendo todo ese tiempo?

 

—Por eso te decíamos que dejaras de molestarlo.

 

—Kagami… — Tora estaba a su lado.

 

—Lo conocí dos meses antes. Era un niño hiperactivo y feliz… Hasta ese día… El maestro de física intento violarlo, y le dijo a Kazumi que todo era su culpa... Después de eso comenzó a alejarse y ser reservado. Sigue siendo el mismo con nosotros, pero con los demás no, se aleja. De hecho ya debiste notarlo, la manera en que trata a Seiji es diferente. Con él sonríe libremente mientras que contigo mantiene la distancia.

 

—… — exactamente por eso lo molestaba.  No le gustaban las diferencias entre él y su gemelo. Pero más le molestaba las sonrisas de Kazumi hacía Seiji.

 

—Déjalo tranquilo.

 

—…

 

 

 

 

—¡Al fin te encuentro! — Seiji llevaba el bolso, teléfono  y saco de su hermano. Kōsei se había saltado todo el entrenamiento —Vamos a casa. Papá tiene algo que decirnos.

 

—Vamos…

 

Abordaron el auto —¿Vas a dejar de molestarlo?

 

—Sí…

 

—Bien. Kazumi-kun es un buen chico.

 

—¿Te gusta?

 

—¿Quién?

 

—Kazumi.

 

—No… me gusta otra persona.

 

—¿Sora?

 

—No le digas a papá — murmuró desviando la mirada. Escucho la risa de su hermano — Y  a ti Kazumi.

 

Dejó de reír —A mí no me gusta.

 

—Claro, y a mí no me gusta Sora.

 

—Tsk…

 

 

Al llegar  a casa y entrar a la sala encontraron algo que les sorprendió: su padre doncel estaba besando a padre varón, mientras que el pelirrojo lo sostenía de la cadera.

 

—Sentimos interrumpir— Kōsei interrumpió a sus padres.

 

—N-Niños — tartamudeo Kōki completamente rojo. Sus hijos los habían visto.

 

—Qué  bueno que llegan— Seijūrō se separó un poco de Kōki, y miró fijamente —Su padre y yo hemos decidido casarnos.

 

—¡¿Qué?! — gritaron sorprendidos —¿Es verdad papi?

 

—Sí, hijos…— sonrió y se acercó a ellos —Hemos decidimos casarnos — le acarició las mejillas a ambos —Su padre me ha demostrado que me ama de verdad...

 

—Eso es cierto — concordaron recordaron todo lo que su padre le había hecho para conquistar  a su castaño padre —¿Entonces se casaran?

 

—Sí— respondió Kōki;  segundos después sus hijos lo estaban abrazando.

 

—Al fin seremos una familia.

 

Lágrimas surcaron sus mejillas, las cuales Seijūrō  limpió antes de unirse al abrazo.

 

Durante un año, Seijūrō se había encargado de enamorarlo.

En un principio le costaba acostumbrarse a la cercanía del pelirrojo pero poco a poco fue acostumbrándose. Seijūrō era muy tierno a su parecer, de hecho, a sus ojos el pelirrojo siempre fue tierno; amable y bondadoso, Amaba todo de él.

Citas al cine, cafeterías, librerías, parques. Detalles como rosas, chocolates o algo pequeño que llamara la atención a él, fue como al fin se disidió a dar el paso… Bueno, gran paso,  porque ya no pasaron por el noviazgo, fueron directo al matrimonio.

Amaba todo de él.

 

—¿Cuándo se casan?

 

—…— cierto, no había hablado de eso.

 

—Sí Kōki está de acuerdo, en  tres meses.

 

—¡tres meses!

 

—Sí, tres meses.

 

—Comenzaré con los preparativos— anunció Masaomi desde la entrada.

 

—Papá/abuelo/Masaomi-san.

 

—Ambos vayan arreglando su agenda para la luna de miel, quiero mínimo dos nietos más.

 

Los gemelos rieron de la cara avergonzada sus progenitores.

 

—¡No se rían! — regañó Kōki.

 

—Unas gemelas no nos caerían nada mal— comentó Seiji.

 

—O dos gemelos donceles — agregó Kōsei riendo.

 

—¡niños!

 

 

—————————————————

 

 


Las semanas transcurrieron rápidamente, cuando lo notaron ya faltaba un día para la boda.

 

—Nos vemos mañana en la ceremonia.

 

—Sí, chicos.

 

Kazumi miró de reojo a los gemelos, específicamente a Kōsei, el menor ya no lo molestaba pero ahora le ignoraba y eso le hacía sentir… ¿raro?

 

—¿Estás bien, Kazumin?

 

—Sí…

 

—¿Te gusta verdad?

 

—¿Quién?

 

—Kōsei-min.

 

—Claro que no— respondió rápidamente —¿Cómo me va a gustar alguien quien me trata mal?

 

—Sí, claro. Por eso mismo no me gusta Dai-chan.

 

—… — Hikari estaba enamora de su mejor amigo, pero la rubia no se atrevía a confesarse.

 

—Piénsalo y mañana me dices.

 

—…— ¿Gustarle Kōsei Akashi? No, definitivamente no. Además, Kōsei tenía novio. Ese chico pelinegro de ojos verdes que lo miraba con odio.

 

 

———

 

 

—Deberías detener ese rumor antes de que se propague más.

 

—¿Cuál rumor Seiji?

 

—En el que eres novio de Hayama-kun.

 

—Hayama-kun es un crio — Hayama Rin era dos años menor, estaba en primer año —Además es varón.

 

—¿En serio?

 

—Sí ¿No lo parece, verdad?  

 

—No. Por su forma de comportarse creí que era doncel. Pero detén ese tonto rumor.

 

—No te preocupes, nadie creerá que estoy con él.

 

—Kōsei…

 

—No le des tanta importancia a un tonto rumor — le restó importancia al tema.

 

—Cierto… —sonrió y miró a su gemelo —Me pregunto… si ese rumor es verdad.

 

—¿Cuál rumor?

 

—Qué Kazumi-kun  anda con un varón de primero, creo que apellida Teppei.

 

—¿Teppei?

 

—Sí, según Sora es atractivo y un “chico malo”.

 

—…— ¿No que Kazumi era muy tímido?

 

Sonrió perversamente y envió un mensaje a Sora informándole lo que acaba de hacer.

 

—————————————





Despertó por los gritos de sus hijos —Podrían dejar de discutir.

 

—Lo sentimos, papi. Pero Kōsei quiere mi corbata.

 

—¡Es mía!

 

—Kōsei, tú corbata esta con mi traje…

 

Rió avergonzado.

 

—Te dije que era mía — farfullo colocándose la corbata.

 

—¿Qué hora es?

 

—Las 5…

 

—¡Voy a llegar tarde! ¡¿Por qué no me despertaron?! —Corrió a su habitación.

 

—Intentamos de todo y nada. Seiji iba a llamar al abuelo.

 

—Joder… — corrió a bañarse. Mientras se duchaba toco sus  labios…

Nuestro último beso de solteros.

 

 Le había dicho Seijūrō antes enviarlo a un hotel a dormir. Algo extremo para su gusto, pero  al final sus hijos se negaron a dejarlo dormir solo en un hotel, así que lo acompañaron. En cuanto arribaron al hotel había tomado una pastilla que Midorima Shintarō le recetó para dormir tranquilamente… Ahora entendía porque le había dicho que solo la mitad y no dos…

 

—Papá, apresúrate.

 

—¡Voy! — gritó desde el baño, aun le faltaba engoarse el jabón.

Cuando salió del baño, sus hijos le ayudaron a vestirse. Pues el chofer ya había llegado por ellos.

Una vez que abordaron la limusina, Kōki abrazó a sus hijos y no los soltó.

 

Esos tres meses fueron, a su parecer, muy lentos.  La mayor parte de los preparativos los hizo Akashi Masaomi; claro, para todo consultaba a ambos y a los gemelos.

 

—¿Papá ya sabe a dónde irán?

 

—Aun no.

 

—¿Vamos a tener un hermanito? — preguntó nervioso.

 

Se sonrojó. A esas alturas sus hijos ya sabían cómo nacían los bebés —¿Les gustaría?

 

—Sí.

 

—Hmmm hablare con su padre más tarde sobre el tema.

 

Ambos besaron las mejillas de su padre doncel, haciéndolo reír. Habían notado que se encontraba sumamente nervioso, y eso lo relajaba.

 

 

————————————————


—Es tarde — aguardaba a que su prometido llegara. Habían rentado un salón privado y la ceremonia se llevaría a cabo en el hermoso jardín; el cual tenía arboles de cerezo, y en ese momento, por ser 12 de abril, los cerezos estaban floreando, y una hermosa caída de pétalos la daba un toque único a la ceremonia.

 

—Tranquilo hijo— Kōki llevaba de retraso 10 minutos. Según el chofer, cuando llegó por ellos el castaño apenas se estaba duchando.

—-¿Y, sí se arrepiente?


—Kōki no te dejará plantado

 

—…

 

 La verdad es que tenía miedo.

Miedo a ser plantado una tercera vez.
Miedo de que todo fuese un sueño y Kōki no estuviera a su lado.

Miedo de sus hijos no existieran.

 

—Seijūrō— zarandeo a su hijo. Vio el miedo reflejado en los ojos de su único hijo.

 

—…

—Kōki  llegará, se casaran y tendrán más hijos. Entiendes.

 

Abrumado asintió.

 

—¡Seiji-kun! — exclamó  Tora al verlo. Realmente se miraba guapo.

 

Seijūrō miró a la entrada y allí estabas sus hijos junto con Kōki.

 

—Te dije que vendría— palmeó la espalda de su hijo para que espabilara.

 

Sintió su corazón desfallecer cuando Seijūro le sonrió. Se veía guapo y sexi en ese traje sastre hecho a la medida.

                                                                                                                            

—Vamos, papá.

 

Cada gemelo sujetó de un brazo a su padre y caminaron directo a su padre.

 

 

¿Estaba temblando? No, era él.  Temblaba de los nervios. Jamás había sentido tantos nervios en su vida.

 

Sonrieron al ver  a su padre varón. Se veía nervioso.

 

 

Seijūrō,  que intentaba controlarse, logró apreciar a su amado Kōki. Su prometido vestía un traje color marfil, chaleco plata y corbata roja. Su cabello había sido cortado y peinando hacía enfrente. Sus facciones se veían realmente hermosas.

 

Avergonzado bajo la mirada, sentía la fuerte mirada de Akashi sobre él… En cuanto lo vio, al entrar al salón de la ceremonia, su corazón comenzó a latir rápidamente y sentía sus piernas flaquear.  Akashi Seijūrō se veía sumamente atractivo en ese traje sastre hecho a la medida; la corbata era idéntica al color de su cabello. 

 

 —Le entregamos a papá. Sí lo hace llorar se la vera con nosotros— advirtieron a su padre.

 

—Prometo, cuidarlo y amarlo,  y si llora será de felicidad— aseguró mientras les revolvía el cabello —Y eso no va solo para su padre, para ustedes también.

 

—…— sonrieron y le entregaron a su padre.

 

—Kōsei. Seiji…

 

Seijūrō sonrió al ver al bordo del llanto a Kōki, le sujetó la mano y besó la mejilla.

 

 Masaomi le hizo señas al juez.

 

—Hoy, Akashi Seijūrō y Furihata Kōki, han decidido unir sus vidas en matrimonio. Nos encontramos reunidos…

 

Kōki escuchaba atentamente al juez, pero de vez en cuando su mirada recaía en su prometido.

 

—Akashi Seijūrō ¿Acepta por esposo a Furihata Kōki?

 

El castaño saltó ante la pregunta y miró con inseguridad a Akashi ¿Y si se arrepentía?  

 

—Acepto— acarició, con su pulgar, la mano de Kōki para tranquilizarlo.

 

—Furihata Kōki ¿Acepta por esposo a Akashi Seijūrō?

 

—… — A aceptado.. A aceptado a casarse conmigo ¿Era verdad? ¿No era un sueño?

 

—¿Kōki? — sintió su garganta secarse y su corazón deteniéndose.

 

Alzó la mirada y vio que todo mundo lo miraba —…

 

——Furihata Kōki ¿Acepta por esposo a Akashi Seijūrō?

 

—Acepto—Respondió al borde del llanto. Era verdad.

 

—Kōki… — una lágrima había surcado la mejilla del castaño.

 

—Los anillos— pidió.

 

Los Midorima se acercaron con los anillos y Seijūrō tomó el más pequeño de ellos y lo colocó mientras se acercaba y le susurraba algo castaño.

 
El rostro del castaño era de un intenso rojo.

 

Seiji y Kōsei se miraron la escena sorprendidos. Ya habían visto sonrojarse a su padre doncel, pero nunca de aquella forma ¿Qué le había dicho su padre para que se ruborizara de tal forma?

 

Trataba de tranquilizar su pobre corazón. Tenía que colocar el anillo.

 

—El anillo…

 

Tomó el anillo y lo colocó en el dedo anular blanquecino. Su corazón se aceleró al notar la bella sonrisa en Seijūrō.

 

—Las firmas. Los testigos aproxímense.

 

Masaomi sonrió al ver la felicidad de sus nietos. Era notable que estaban muy felices, y ambos al borde de las lágrimas al ver a sus padres firmar sus actas de matrimonio.

 

Sujetó la mano de Kōki y la besó mientras sus testigos firmaban.

Escuchó las risas de sus hijos y, apenado, los miró. Sus hijos le sonrieron. Esa sonrisa marca Akashi Seijūrō.

 

—Los declaro esposos. Puede besar a su…

 

No espero a que el juez terminara de hablar, simplemente, atrajo a su esposo hacía él y lo besó.

 

Sorprendido respondió al beso, pero sonrió en el besó al escuchar los gritos de felicitaciones de sus adorados hijos.

 

—Te amo, Kōki Akashi— susurró al separarse y besarle la frente.

 

—Akashi…

 

—¿Cuándo dejaras de llamarme por mi apellido?

—… Te amo, Seijūrō-san.

 

— Kōki…

 

—¡Papi! — se abrazaron a su padre doncel y lo felicitaron.

 

Se sintió excluido. A pesar de todo, sus hijos no lo habían llamado padre ni una sola vez. Siempre Akashi-san o rara vez viejo…

 

—¿Están felices?  — preguntó Kōki abrazándolos.

 

—¡Sí. Al fin seremos una familia! ¿Verdad... papá? — hablaron al mismo tiempo mientras miraban  a su padre.

 

Una gran emoción recorrió su ser, y sintió sus ojos escocer —S-Sí…

 

—Seijūrō-san / Papá— se lanzaron a sus brazos  y lo abrazaron fuertemente. Su esposo/padre estaba llorando.

 

—Los amo tanto— susurró mientras respondía a sus abrazos.

 

Por supuesto, ese bello momento fue presenciado por sus amigos, quienes miraban enternecidos esa escena; sabían lo entusiasmado, y esperanzado, que estaba Seijūrō de que sus hijos lo llamaran padre.

 

Después de separarse los  recién casados fueron felicitados. Seiji y Kōsei se alejaron para darles espacio.

 

—Kōsei… — Abrazó a su  hermano menor y le acarició la espalda para que dejara de llorar —Tranquilo— Kōsei siempre era el más sentimental de ambos, aunque siempre tenía esa manía de ser indiferentes con los demás y amenazarlos; aunque eso únicamente lo hacía cuando se sentía intimidado o enojado.

 

—¿Está bien?

 

—Sora.

 

—Estoy bien— se separó de su hermano mayor —Los veo más tarde.

 

—¿De verdad está bien?

 

—No le gusta que lo vean llorar — respondió mientras sujetaba la mano del peli celeste —Te vez hermoso…

 

—Akashi-kun.

 

—¡Suelta a mi hermano!

 

—Aquí vamos de nuevo… — murmuró algo molesto al ver aproximarse a Tora Kagami.  Siempre estaba interrumpiendo sus momentos con su futuro novio.

 

——————————————

Eran el centro de atención, Seijūrō y  Kōki se movían lentamente al ritmo de la música. 

 

—¿Estas feliz Kōsei?

 

—Sí— sonrió a su abuelo.

 

Masaomi le revolvió el cabello a Kōsei. Sus nietos eran “copias” de Seijūrō. Sentía que Seiji era muy parecido a su hijo Seijūrō de niño, mientras que Kōsei al Seijūrō “impostor”… Aunque eso no le importaba, amaba ambos.

 

————

 

—Seijūrō-san.

 

—¿Sí? — apoyó su frente en la de su esposo.

 

—Seiji y Kōsei quieren un hermano…

 

—¿De verdad? — se separó un poco de su esposo y notó que estaba completamente rojo.

 

—Sí.. — escondió su rostro avergonzado en el cuello de su esposo.

 

—¿Te gustaría que cumpla mi promesa? — susurró en el oído de su esposo.

 

—… — “No puedo esperar para quitarte ese traje y hacerte mío toda la noche. Esta vez lo recordare”

 

Rió divertido al sentirlo tensarse —Tendremos que esperar hasta más tarde.

 

 —…

 

———————


—Un giro inesperado en la vida de Akashi— comentó Yukio.

 

—Sí— concordaron.

 

—Siempre me sentí mal por el chihuahua. Era muy obvio que estaba enamorado de Akashi.

 

—Sí… — Ryō recordó  el día que Akashi le propuso matrimonió a Kuroko. Furihata había sonreído y felicitado a los prometidos pero notó algo extraño, con cierta incertidumbre, siguió al castaño y  lo vio derrumbarse y llorar tanto que creyó que jamás volvería llorar. Lo único que pudo hacer fue abrazarlo y llorar con él.  Ese día prometió jamás decirle a nadie.

Al siguiente día parecía el castaño de siempre, incluso ayudaba con los preparativos y había aceptado ser el doncel de honor. Desde entonces había admirado al castaño.

 

———

Kazumi bailaba con Hana Teppei, un varón de primer año. Se conocieron tres años atrás, cuando sus hermanos menores tuvieron un festival.

 

—Bailas muy bien, Midori-chan.

 

—Papá me enseño — sonrió al recordar los intentos de su padre varón enseñarle, pero no servía de nada, su padre doncel tuvo que intervenir y enseñarla “Shin-chan jamás a aprendido bailar”.

 

—Gracias por la pieza. Iré a ver a mis padres.

 

—De nada — sonrió y cuando el varón se alejó, se dirigió al jardín. Los pétalos caía en una lluvia interminable.

 

—Hermoso — Rió mientras giraba mirando hacia las ramas de los cerezos.

 

—¿Tú novio te dejó solo?

 

Se exalto al escuchar la voz y su sonrisa se esfumó. Giró y miró fijamente al pelirrojo —¿Sei-chan? —Sabía quién era, solo quería confirmarlo.

 

—NO— se cruzó de brazos y miró a otro lado.

 

Rió al ver el puchero de Kōsei. Era tan lindo.

 

—¡No te rías!

 

—Lo siento— dijo entre risas.

 

—¿Dónde está tu novio?

 

La risa se detuvo y observo confundido al pelirrojo —¿Novio?

 

—Con el que bailabas.

 

—OH ¿Teppei-chan? Él no es mi novio. Teppei-chan sale con  Hyuga-chan — explico y luego se cruzó de brazos —Aunque ellos son muy pequeños para novios ¡Tiene 11! ¡11!

 

—… ¿Entonces no es tu novio?

Rodo los ojos —No.

 

—¿Así que no tienes novio? — con cada pregunta y respuesta se acercaba más al pelinegro.

 

—No — frunció el ceño algo molesto —¿A ti que te… — no pudo continuar, unos labios ajenos no se lo permitieron. Impresionados, no se movió, ni hizo nada. Lo único que podía escuchar era el rápido latido de su corazón.

 

Sí, eso era lo que quería hacer desde hace tiempo. Se separó lentamente y el pelinegro se miraba confundido —Yo… Kazumi.

 

—…— apretó los puños y finas lágrimas surcaban sus mejillas ¡Acaba de ser besado y por alguien que tenía novio! Ese alguien a quien amaba...  —¡Eres un imbécil! ¡Era mi primer!  —gritó enfurecido —¡¿Cómo te atreviste?!¡Déjame en paz y lárgate con tu novio!

 

¿Novio?  Detuvo al pelinegro antes de que se marchara —Yo no tengo novio.

 

—¡No me mientas! Estas con ese chico Hayama.

 

—¿Rin?  ¿Por qué estaría con otro varón?

 

—¿Eh? ¿Varón? — detuvo sus intentos de soltarse.

 

—Rin es varón.

 

—Pero, él…

 

—Parece doncel, pero no lo es. Papá dice que es igual que Reo-san.

 

Reo Hayama era un doncel muy empalagos —¿Varón?

 

—¿Me crees capaz de jugar contigo? — el pelinegro le miró con el ceño fruncido —Vale… Siento todo eso… Pero, los varones siempre molestamos al chico  que nos gusta ¿no?

 

—¿Te gusto? — preguntó sonrojado.

 

—¿Eso es obvio, no? De ser lo contrario no te besaría…

 

Sonrió al ver el puchero y el gran sonrojo.

 

—¿D-De que te ríes?

 

—¡Me gustas! También me gustas— se lanzó a los brazos del pelirrojo y lo besó.

 

 

 

—hmmpppp

—Ya, Shin. Sabías que esto pasaría tarde o temprano — Daiki y Atsu detenían a un amarrado Shin y una cinta le cubría la boca.

 

—Ryōsaki, ¿Lo filmaste?

—Por supuesto— sonrió y le guiño un ojo.

 

 

———————————



—Cuida de papi, papá — pidieron los gemelos a su padre varón. La fiesta aún continuaba, pero los recién casados se marcharían a su luna de miel.

 

—Cuidaré de él — los abrazó —Regresaremos en 15 días. Pórtense bien y obedezcan a su abuelo.

 

—¡Sí! Nos traen dulces —  dijeron al unísono.

 

—Sí— Kōki rió y se unió al abrazo —Los extrañare.

 

—Nosotros también.

 

 

 

Una vez que se despidieron abordaron el auto con destino desconocidos (al menos para Kōki). 

—¿A dónde vamos Akashi-kun? — preguntó observando el camino, ya se había desviado del aeropuerto o Kioto.

 

—Kōki…

 

Observó al pelirrojo y notó el ceño fruncido, comenzó a alejarse al ver que se acercaba, por lo que termino con la espalda sobre la puerta y dos brazos al costado de s cabeza.

 

—Es Seijūrō.

 

Sintió sus piernas flaquear al ver esa mirada —S-Se-Seijūrō-san.

 

—Únicamente Seijūrō…— rozó sus labios con los de su esposo.

 

—S-Sei… — Sus labios fueron capturados y respondió al beso. Beso que pronto fue subiendo de tono. Abrió la boca cuando la lengua de su esposo intentaba abrirse paso.  Se aferró de su esposo —Aghhhh — gimió. Era la primera vez que se besaban de esa manera —Seinghhh.

                           

Se separó y lamió sus labios. Kōki tenía las mejillas rojas, ojos dilatados y un pequeño hilo de saliva escurría por las comisuras de sus labios —Tendremos que esperar un poco más. Aún falta mucho para llegar a nuestro destino, y no quiero que ellos escuchen a mi esposo gemir.

 

Se avergonzó completamente. Había olvidado al chofer y el guardia de seguridad que los acompañaba.

—————

 

Acaricio la cadera de su esposo al sentir que se había quedado dormido, y es  llevaban bastante tiempo en carretera. Ya había perdido a la prensa y ahora sí se dirigían a su destino.

—————

—Kōki, despierta.

 

—hummm.

 

—Despierta.

 

Abrió  lentamente los ojos y su esposo, amaba esa palabra, lo miraba —¿Qué pasa?

 

—Llegamos. Bajemos.

 

Dormitado, descendió de la camioneta. Al desperezarse y girar se quedó sorprendido. Estaban frente a una hermosa casa. Jamás la había visto —Es hermosa.

 

—¿Te gusta?

 

—Sí, es preciosa— intentó caminar pero termino tropezando.

 

—Ven aquí — cargó a su esposo (al estilo nupcial).

 

—Bájame, Seijūrō-san.

 

—No — respondió y caminó hacia la entrada de la casa.

 

 El castaño tuvo que aferrarse al pelirrojo para no caer, en cuanto entraron a la casa, apenas y pudo apreciar la entrada. Había sido llevado directamente a una hermosa habitación adornada con pétalos de  rosas y veladoras.

 

Depositó a su esposo en medio de la cama y subió sobre él para comenzar a besarlo.

El castaño le dio acceso a su esposo para que introdujera su lengua. No pudo evitar gemir y acariciar el cabello rojo.

 

—Dios… — susurró entre besos. Se separó y comenzó a desvestir a su amado esposo.  Claro, Kōki  no se quedó atrás y comenzó a desvestirlo. La ropa fue desapareciendo entre carias y besos.

Kōki desabrochaba los botones de  su camisa blanca, cuando llegó al último botón, se percató de que Seijūro estaba completamente desnudo… Se sonrojo aún más de lo que ya lo estaba.  Su esposo tenía un cuerpo de infarto, muy bien trabajado, los músculos perfectamente marcados… y  un…

 

—¿Te gusta lo que ves? — preguntó terminando de deshacerse de  su camisa.

 

—A-A…

 

—¿A?

 

—¿A-Algún problema? — preguntó desviando la mirada.

 

—No— volvió a besar a su esposo. Kōki era muy atractivo y sexy. Bueno, siempre lo consideró bastante lindo. Pero tras esos sueños comenzó a verlo con otros ojos: sensual.

 

—¿Seijūrō-san? — El pelirrojo había dejado de mirarlo y lo estaba observando.

 

—Eres muy sexy…

 

Se sonrojo por completo cubrió el rostro, sin darse cuenta de que al hacer eso había dejado al descuento su cuerpo.

 

Seijūrō aprovechando eso y le retiró el bóxer dejando al descubierto el cuerpo curvilíneo. Piernas definidas, vientre plano con una marca apenas visible en él.

 

—¿Qué te paso?

 

Sintió los dedos en su vientre y sonrió —Es de los niños.

 

—… — besó la marca, y poco a poco fue besando hasta llegar los botones rosados, los cuales mordisqueo y apretujó haciendo gemir a su esposo.

 

—S-Seeiiiaghhh— arqueó su espalda y se aferró de las sábanas.

 

Sonrió y mordió el pezón erecto. Un gemido muy diferente se escuchó y pudo sentir el miembro erecto de su esposo, soltó el otro pezón y la deslizó hacía el miembro de su esposo y comenzó a masturbarlo.

 

—aghhhh — mordió sus labios para no gemir muy fuerte.

 

Volvió a morderlo —Déjame escucharte…

 

Los juegos previos siguieron un buen rato, para Kōki todo era una tortura.

 

—Te-Te necesito— movió sus caderas para profundizar aquellos intrusos en su interior.

 

—Bien— retiró los dedos de la entrada y se posiciono entre las piernas de su esposo. Flexionó un poco las piernas y comenzó a penetrarlo lentamente.

 

—Agghhhh— gimió y mordió sus labios, o eso intento pero el besó voraz de Seijūrō no lo dejó.

 

Esperó a que Kōki comenzara a mover sus caderas para el comenzar a moverse. Cada movimiento provocaba un gemido en Kōki que hacía que Seijūrō quiera seguir así para siempre  —Te amo, Kōki.

 

—Sei…— sollozó de placer —Te amo.

 

 

———————

Abrió lentamente los ojos e intento levantarse. Gran error. Un fuerte dolor invadió su cadera. Al mirar a un lado su esposo estaba profundamente dormido.  No recordaba cuando se había dormido. Lo había hecho tantas veces esa noche…

 

Se acercó lentamente a su esposo y lo besó. Esposo. Acarició su anillo. Jamás imagino que su mayor anhelo se volviera realidad.

 

—¿Por qué lloras? — su lindo esposo estaba llorando.

 

—P-Por nada.

 

—Kōki, dime— abrazó a su esposo.

 

—P-Pensé que este día nunca llegaría. Siempre creí…

 

—Lo siento— lo besó —Te amo, Kōki. Ahora es mi turno de demostrarte todo el amor que te tengo.

 

—Sei…— se abrazó a su esposo y lo besó.

 

 ———————————————


Las semanas avanzaron lentamente. En esos tres meses los recién casados eran muy felices. Sus hijos se habían puesto en plan “¿Ya tendremos hermano?”   y su deseo se había cumplido.

 

—¿Estas bien, papá? — Tocaban la puerta pero solo escuchaban arcadas provenientes del sanitario.

 

—Kōki, abre. Traje el alcohol — De pronto un ruido sordo se escuchó en el baño y Kōki no respondía— ¡Kōki! —le entregó el alcohol a Seiji y comenzó a patear la puerta hasta tirarla. Kōki estaba tirado en piso —¡Kōki!  

 

Rápido se dirigieron al auto y salieron rumbo al hospital. Al llegar fueron recibidos por Midorima Shintarō, quien rápido pasó a urgencias al castaño.

 

—¿Qué le paso a papá?

 

—No sé — abrazó a ambos —Estará bien.

 

Esperaron alrededor una hora hasta que el pelo verde les llamó, y lo bombardearon con preguntas.

 

—Está bien. Ya ha despertado. Síganme.

 

Siguieron a Midorima a una pequeña habitación y  Kōki se estaba acompañado por una enfermera.

 

—¡Papi! /Kōki — los tres corrieron y abrazaron a su padre/ esposo.

 

—¿Por qué se ha desmayado?

 

—Aquí están los resultados— Shintarō abrió el sobre y leyó el resultado —Ya veo.

 

—¿Está muy mal? — Seijūrō apretó la mano de su esposo.   

 

—No. Está muy saludable.

 

—¡Pero se ha desmayado!  — exclamaron los tres pelirrojos.

 

—Eso se debe a que esta embarazado— mostró los exámenes y sonrió —Felicidades, serán padres.

Kōki sonrió y acarició su vientre. Estaba embarazado. Bueno, él ya lo sospechaba pero no había podido confirmarlo.

 

Un hijo…

 

—¡Seijūrō! ¡PADRE! — el pelirrojo se había desmayado.

 

—Rayos— masculló Midorima levantando al pelirrojo con ayuda de los gemelos —Le debo 1000 a Aomine.

 

—¿Apostaron?

 

—Sí— se encogió de hombros — Iré por hielo, ese golpe se inflamara.

 

—u.. un.. ¡Un hermano! — ambos abrazaron a su padre doncel.

—Sí— les besó la mejilla —Aunque aún no sabemos que será. Es muy pequeño.

 

—¿Cuándo lo sabremos?

 

—En unos meses— sonrió — Ahora despierten a su padre.


—Sí, papi —Se miraron, sacaron los teléfonos y le tomaron fotos a su desmayado padre —Esto estará bueno…

 

—¡Niños! No molesten a su padre.

 

—No, papi — sonrieron  y enviaron la foto a su abuelo Tendremos un hermano.

 

 

 

———————————————————


Kōki reía de lo tierno que se miraba su esposo, para todo hacía preguntas. Había comprado cientos de libros y para cualquier duda consultaba a Midorima y amigos. Lo comprendía, era la primera vez que vivía en carne propia un embarazo.

 

—Ya, Sei. Esto es normal.

 

—¡Qué te estés retorciendo de dolor no es normal!

 

—Estoy por dar a luz. Es normal que duela… — apretó fuertemente la mano blanquecina a causa de una contracción.

 

—Akashi. Si no tranquilizas no te dejaré entrar al quirófano— amenazó Shintarō ya harto de las preguntas de su amigo. Entendía la necesidad de preguntar, pero ya se estaba excediendo.

 

—¿Qué? ¡No Pue…— guardó silencio al ver la mirada de su amigo ¿Es que acaso no podía entender el momento que estaba viviendo?

 

Sonrió al ver el puchero de su esposo, pero esa sonrisa se borró al sentir otra fuerte contracción.

 

—Será mejor comenzar— anunció Shintarō y las enfermeras comenzaron a preparar al castaño.

 

 

 

Solo podía observar lo que le hacía a su esposo. Cuando llegaron al quirófano él se vio arrastrado por una enfermera para que se cambiara por un conjunto azul.

 

—Comenzaros. Todos preparados.

—Tranquilo, Sei…

—Sí— besó al frente de su esposo, aunque realmente no pudo por el cubre boca.

 

Esos meses de casado, había sido sumamente feliz y más al enterarse de que serían padres. Esta vez estaría al lado de su esposo. Esta vez no lo dejaría solo. Esta vez vería nacer a su hijo.

 

—Listo.

 

Miró al frente y palideció. Shintarō estaba abriendo a su esposo ¡Abriéndolo!

 

—¡Seijūrō! — sacudió a su esposo al ver que se había puesto pálido — Mírame. Todo estará bien. Es normal.

 

Asintió torpemente y no aparto la mirada de su esposo. Kōki le habla constantemente.

 

—Succión.

 

Kōki sintió un tirón y segundos después el llanto de su bebé resonó en la sala.

 

En cuanto Shintarō dijo succión miró hacia él. En sus manos yacía su bebé —Es hermoso…

 

—No llores, Sei— sonrió al verlo sonreír de aquella manera.

 

A los pocos minutos, una enfermera llamó al pelirrojo y le deposito al bebé en sus brazos —Felicidades, es un doncel.

 

—Doncel… Kōki es doncel — su pequeño tenía el escaso cabello color castaño. Sus mejillas regordetas.

 

Seijūrō se miraba tan feliz —Sei…— sollozó feliz.

 

—No llores, Kōki— le besó la mejilla y le entregó a  su hijo.

 

—Es precioso.

 

—Se parece tanto a ti, Kōki.

 

—¿De verdad?

 

—Sí.

 

—Disculpen— la enfermera los interrumpió —Necesitamos el nombre del bebé.

 

—¿Sei? — habían acordado que Seijūrō eligiera el nombre de su bebé.

 

—Hanae… Akashi Hanae.

 

—Es precioso, Sei— miró a su bebé —Bienvenido Hanae. Soy papá— le acarició las mejillas a su bebé.

 

Sonrió al ver a su amigo tan feliz. Miró a la enfermera y ella asintió —Gracias— susurró. La enfermera guardo el teléfono que había utilizado para grabar el nacimiento.

 

—————————————

—¡Papá! ¿Cómo es? ¿Fue varón o doncel? — rodearon a su padre en cuento lo vieron.

 

—Un lindo doncel. ¿Quieren conocerlo?

 

—¡Sí!

—Vamos, lo llevaron al pabellón.

 

Masaomi y presentes sonrieron al verlos feliz, y siguieron a los pelirrojos. Cuando llegaron al pabellón vieron la cuna que decía Akashi. Se acercaron y vieron al bebé.

 

—¡Es idéntico a papá! — dijeron al unísono.

 

—Sí— sonrió al ver felices a sus hijos, les revolvió el cabello y ambos le miraron —No dejaremos que nadie la haga daño.

 

—Claro que no, papá — comenzarían a pensar las torturas que les harían a los pretendientes de su hermano.

 

 ———————————



Seijūrō estaba apoyado del marco de la puerta observando a su esposo e hijos jugar. Su pequeño Hanae ya tenía  11 meses de nacido y comenzaba a dar sus primeros pasos.

 

Amaba a Kōki y sus hijos.

Gracias a ellos su vida tenía sentido.

 

Antes de saber de sus hijos creí que estaría solo, sin alguien con quien compartir el resto de su vida… Pero llegaron sus hijos y Kōki. Ellos alegraron sus días. Le dieron sentido a su vida.  Ellos lo eran todo para él.

 

—Pa-pa.

 

—Sei. Papá — corrieron abrazar al pelirrojo.

 

—Bienvenido a casa, cariño— susurró Kōki antes de besarlo.

 

—Uyyyy — los gemelos retrocedieron y le cubrieron los ojos a Hanae.

 

—Cómo si ustedes no besaran a Kagami-kun y Kazumi-kun— dijo Seijūrō  antes de volver a besar a su esposo  —Estoy en casa.  

 

Fin

Notas finales:

Muchas gracias por leer y llegar al final.

 Tal vez no fue lo que esperaban.  Tenía de Noviembre haciéndolo (el que les prometí que subiría por el cumpleaños de Sei-chan... y bueno, al fin logre terminarlo.

Y de hecho tenía planeado otro desarrollo, pero al final este fue el resultado.

Espero les haya gustado.


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