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La persona correcta por Chaque-chan

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Notas del capitulo:

'Encuentros sospechosos.'

Aquel había sido un abrazo agradable. Kise no recordaba la última vez que había sido tratado de esa manera tan gentil pero le agradaba saber que era Kagami el que le generaba aquella sensación.

No sabía si estaba fingiendo pero el humor de Kagami ya no era tan lúgubre como cuando estaban dentro de la casa. En los pocos minutos que duró la pequeña caminata hacia la puerta externa, Kagami le sonrió a Kise y con tono dulce le dijo:

—Aomine es un idiota por no darse cuenta de lo que vales. Pero estoy seguro de que encontrarás a la persona correcta tarde o temprano.

Aquellas palabras realmente sorprendieron a Kise ya que no esperaba que justamente Kagami fuera el que las dijera. No es como si sonara disparatado lo que el diez le había dicho pero suponía que sería su madre la que le diría esas cosas algún día y no un muchacho de un metro noventa con cara de maleante.

No obstante, no pudo evitar sentirse feliz de haber oído aquello y una sonrisa sincera y radiante se dibujó en su rostro, seguida por el largo y reconfortante abrazo que se dieron antes de despedirse.

Cuando la espalda de Kagami se volvió lo suficientemente pequeña como para perderla de vista, Kise se giró y se dispuso a volver a entrar en el terreno de su casa. Sin embargo, algo lo detuvo. Una mano fuertemente apretada en su muñeca fue lo que sintió y unos ojos azules realmente enfurecidos fue lo que vio cuando se giró.

— ¿Ka-Kasamatsu-senpai? —preguntó el rubio totalmente confundido. Y con miedo. Los ojos de Kasamatsu le daban mucho miedo en ese momento.

El base frunció más el ceño y luego chasqueó la lengua. Sabía que había ido para arreglar las cosas con Kise y preguntarle por qué había faltado al instituto, pero luego de ver como éste y Kagami se despedían no pudo contener la rabia que había empezado a invadirlo.

Primero Aomine y ahora Kagami.

¿Cuándo demonios Kise iba a dejar de buscar idiotas e iba a fijarse en él? ¿Por qué no podía el rubio ver cómo lo miraba cuando estaban solos? ¿Por qué mierda no podía ser él el que estuviera en esa porción tan importante de su corazón?

Ya no podía seguir fingiendo que su molestia era porque creía que lo que hacía Kise eran estupideces. Ya no podía seguir callando lo que su corazón gritaba todos los días, hasta en sueños.

Ya no más.

— ¿Senpai? —volvió a decir Kise, esta vez con algo de preocupación. Hacía un buen rato que Kasamatsu lo tenía sujeto pero no decía nada. Como si su mente estuviera en otro lugar.

Aquel llamado hizo reaccionar al mayor y sus ojos se posaron en el atractivo rostro de Kise. Ya no sintió rabia pero tampoco sintió satisfacción. Directamente no sintió nada al ver el rostro de Kise.

— ¿Quién es el siguiente? —murmuró Kasamatsu entre dientes. Algo en su cabeza le dio un recordatorio.

— ¿Q-Qué? —preguntó Kise confundido.

— ¿Quién demonios es el siguiente? —dijo el base en voz alta, enojado. Otro recordatorio hizo ruido en su cabeza.

Kise se lo quedó mirando con los ojos abiertos como platos a causa de la sorpresa. Aún seguía sin entender qué era lo que estaba pasando y qué le pasaba a su senpai para tratarlo de esa manera.

—Kasamatsu-senpai, yo… —comenzó a decir el siete pero el agarre en torno a su muñeca se afianzó y una leve punzada de dolor lo hizo detenerse.

—Además, ¿cómo pudiste hacerle eso a tu amigo? —dijo Kasamatsu con una sonrisa falsa. Kise parpadeó confundido.

— ¿Pero qué…?

— ¿Cómo pudiste hacerle eso a Kuroko? —volvió a decir el base. Otro recordatorio le retumbó en la cabeza.

“Cálmate.”

—¿Tan egoísta eres que no puedes disfrutar de la felicidad ajena?

“¡No! ¡Eso no es lo que ibas a decirle!”

— ¿Cómo te atreves a decir que amas a Aomine y luego te vas con el novio de tu amigo?

“¡Kasamatsu, idiota! ¡Dile que lo amas!”

— ¿Acaso él si te dio lo que Aomine no?

“¡Dile que lo amas!”

—Si cualquiera está bien para ti, ¿por qué no me elegiste a mí desde un principio?

“¡Kise, te amo!”

Kasamatsu iba a decir algo más pero la bofetada de Kise lo calló.

¿Por qué? ¿Por qué de nuevo tenía que oír esas cosas desagradables por parte de la persona que más admiraba? ¿Qué había hecho para merecer algo así?

Tironeó la mano de Kasamatsu y se deshizo de su agarre. Un par de lágrimas escaparon de sus ojos y algunos hipidos se escaparon de sus labios. No dijo nada, no gritó ni tampoco insultó a su senpai. Solo lo fulminó con la mirada y entró a su casa, cerrando la puerta externa en la cara de Kasamatsu.

 

 

 

 

La zapatilla color lila salió volando en cuanto sus pies comenzaron a hacer aquel berrinche. Himuro rió por lo bajo y se acercó al pivót de cabellos violáceos que tenía recostada la cabeza sobre el apoyabrazos del sofá de aquel living.

—Atsushi. —dijo el escolta con paciencia. —Solo será un fin de semana.

—Pero no quiero quedarme solo.

—Entonces ven conmigo.

—No quiero. —replicó mientras formaba un enorme puchero con sus labios. Himuro suspiró.

Estaba acostumbrado a lidiar con aquel tipo de situaciones pero en ese momento no contaba con las ganas suficientes como para soportar el berrinche de Murasakibara.

El mensaje que Kagami le había enviado, realmente lo había perturbado. Que su hermano de repente quisiera irse a América era algo extraño.

Al principio supuso que, quizá, quería volver a ver a Alex para pedirle más consejos sobre básquet pero si así hubiera sido no le hubiera pedido que lo acompañara.

Las razones de Kagami eran otras, estaba seguro. Quizá, Kuroko sabía algo al respecto ya que era su novio.

—Atsushi. —habló Himuro con tono pensativo. El aludido giró el rostro y miró al escolta atento. — ¿Sabes algo de Kuroko-kun?

El pelilila negó automáticamente.

—No hablo con Kuro-chin desde la fiesta de Kise-chin.

—Pero, ¿no notaste nada raro en él esa noche?

Murasakibara miró el techo con gesto pensativo y se quedó en silencio unos largos minutos antes de contestar con simpleza:

—No. Nada.

Himuro suspiró resignado.

‘Quizá sus compañeros de equipo sepan algo.’, pensó no muy convencido. Pero valía la pena intentarlo. Recordaba tener el teléfono del chico que tenía el ojo de águila, así que lo buscó.

 

 

 

 

Kobori tuvo la absurda necesidad de colocar las palmas de sus manos frente a sus ojos para evitar que estos se salieran de sus cuencas. No podía creer lo que estaba viendo, ni en sus más locos sueños aquello hubiera sido verdad.

Cuando abrió la puerta de su hogar se encontró con Kasamatsu: tenía una mejilla morada, el cabello pegado a su frente por el sudor y los ojos hinchados y rojos. ¿Acaso había llorado? ¿Alguien lo había golpeado?

— ¿Vas a dejarme pasar o no? —preguntó molesto el base. Kobori despertó de su pequeña ensoñación y asintió aún algo anonadado. Con un paso se hizo a un lado y dejó que Kasamatsu pasara a su lado para luego cerrar la puerta.

Como el verano había empezado, los padres de Kobori habían salido de viaje hacía Osaka, como todos los años, para presenciar los miles de frutos que colgaban de los árboles de sakura del parque nacional. Por lo tanto, ambos estudiantes de Kaijo se encontraban solos.

—Kasamatsu, ¿qué…?

—La cagué, Kobori. —dijo el base sentándose de forma pesada sobre el sofá. El pivót lo miró confundido sin saber de qué le estaba hablando.

— ¿Qu-Qué quieres decir, Yukio? —preguntó asustado. Solo cuando de verdad estaba preocupado lo llamaba por su nombre.

Kasamatsu no le contestó y se tapó los ojos con su antebrazo. Al principio se quedó en silencio, luego comenzó a reír y por último dejó que las lágrimas salieran, empezando a llorar.

—No va a perdonarme nunca, Kobori. —dijo el base entre gimoteos. Kobori suspiró y luego se puso de pie.

— ¿Qué te parece una ducha y luego un té? Puedes pasar la noche aquí si quieres. —le dijo mientras se dirigía a la cocina.

Aquella sería una noche larga.

 

 

 

 

Izuki se sorprendió al ver un mensaje del escolta de Yosen en su teléfono. Si tenía que ser sincero, era la primera vez que le hablaba desde que habían intercambiado información.

Ahora que lo pensaba mejor, ¿en qué momento y por qué consiguió el número de Himuro?

Izuki se encogió de hombros antes aquel interrogante mental y abrió el mensaje mientras se sentaba en la cama.

 

Re: Himuro Tatsuya.

Asunto: —

Mensaje: Buenas tardes. Lamento molestarte con esto pero, ¿sabes algo sobre Taiga?

 

El base alzó las cejas confundido al leer aquello. Primero porque su mente no había logrado codificar a la primera quién era ese tal Taiga, pero luego que lo hizo, otra duda le llenó la cabeza: ¿por qué Himuro le estaba preguntando justamente a él sobre Kagami? ¿No era más fácil preguntarle a Kuroko sobre eso?

A pesar de todo eso, Izuki decidió contestarte y ver si de alguna manera podía ayudar al doce.

 

Re: Izuki Shun.

Asunto: —

Mensaje: Hola. Pues, para serte sincero, no sé nada de él desde ayer en la tarde. Las escuelas de Tokio no tuvieron clases hoy y no he visto a mis compañeros. ¿Acaso sucedió algo?

 

La respuesta no se hizo esperar y eso a Izuki lo sorprendió nuevamente. Sin embargo, su sorpresa fue mayor al leer lo que Himuro le había enviado.

Inmediatamente buscó el número de Hyuuga en su lista de contactos y presionó el botón de call sin pensárselo dos veces.

¿Qué? —habló Hyuuga del otro lado con voz rasposa. Había dos opciones: o recién se había despertado o realmente le molestaba hablar con Izuki.

—Hyuuga, tenemos un problema. —dijo el base preocupado. Hyuuga bufó del otro lado.

Izuki, te juro que si me llamas porque no puedes rimar algo, te voy a

—Kagami quiere irse a América. —lo cortó el de ojo de águila.

En ese momento el corazón de Hyuuga se detuvo en seco y el escolta cayó de lleno en el piso de su habitación. ¿Había oído bien? ¿No estaba sufriendo una pesadilla?

El silencio inminente del otro lado de la línea no hacía otra cosa que poner muy nervioso a Izuki. Es decir, él también se había asustado y preocupado al saber la noticia, pero no esperaba que Hyuuga reaccionara de esa manera tan dramática.

Aunque quizá si era para tanto.

— ¿Hy-Hyuuga? —preguntó el base asustado. Aquel llamado hizo reaccionar al escolta del otro lado que solo fue capaz de decir una sola cosa:

Riko…

 

 

 

 

Definitivamente aquel día debía de ser tildado como uno de los más extraños en su corta vida.

Primero, su capitán y mejor amigo aparecía en la puerta de su casa, llorando y con una historia de corazones rotos. Y ahora, en su teléfono había una llamada perdida de la persona que jamás pensó que lo llamaría: Kiyoshi Teppei.

Kobori se quedó mirando la pantalla de su teléfono por unos buenos veinte minutos donde sopesó la idea de mandarle un mensaje al pivót de Seirin o devolverla la llamada para saber qué era lo que quería. Hasta llegó a cuestionarse  el hecho de la presencia del número de Kiyoshi en su teléfono.

No obstante, aquellos pensamientos se vieron interrumpidos cuando el celular comenzó a vibrar en su mano y lo sobresaltó casi logrando que dejara caer el aparato al piso.

Automáticamente se llevó el celular al oído.

— ¿S-Sí? —dijo nervioso.

¿Kobori-kun? —dijo Kiyoshi del otro lado.

—Sí, él habla.

Soy Teppei. —dijo el siete con tono alegre. —Kiyoshi Teppei.

—Sí, lo sé. Tengo guardado tu número. —dijo Kobori extrañado. Por alguna razón siempre que hablaba con Kiyoshi se sentía algo así como raro.

Ah, me alegro. —dijo el siete con tono aliviado.

Entonces, ambos se quedaron en silencio.

Kobori, por su parte, estaba esperando que Kiyoshi le dijera la razón por la que lo había llamado. Mientras éste último simplemente parecía haber olvidado hasta con quién estaba hablando.

Ante la impaciencia, el ocho de Kaijo carraspeó por lo bajo para llamar la atención del de Seirin. Cosa que logró ya que Kiyoshi suspiró y comenzó a hablar.

Kobori-kun, ¿Kise-kun está contigo? —preguntó incrédulo. Ante aquel interrogante, Kobori alzó las cejas.

—Kise no fue hoy al instituto, así que no lo he visto.

Mmm. —fue todo lo que dijo Kiyoshi.

Kobori frunció el ceño y se apoyó en la mesa de desayuno de su cocina.

— ¿Por qué quieres saber? —preguntó Kobori con voz seria. Del otro lado, aunque no lo viera, Kiyoshi sonrió.

Tengo entendido que Kise-kun ha sido un poco más cercano a Kagami estos últimos días. —dijo el siete con calma.

—Sí, puede ser. —contestó Kobori aun serio. —No lo sé.

¿Acaso no eres su compañero de equipo?

—Sí, pero Kise no habla de esas cosas con nosotros.

Aquella respuesta fue inesperada para Kiyoshi. Tanto así que volvió a quedarse en silencio.

Kobori, por su parte, volvió a rumiar en sus pensamientos y comenzó a intentar algunos cabos sueltos.

Las razones por las que Kise había faltado al instituto habían sido dos: Kasamatsu y Kuroko. La historia de Kasamatsu ya la conocía, pues la había oído en la tarde. Sin embargo, la de Kuroko era totalmente desconocida para el pivót. Pero ahora que Kiyoshi nombraba a Kagami, algo comenzaba a cobrar sentido.

— ¿Sucedió algo con Kagami? —preguntó el de Kaijo con cautela. No sabía si Kiyoshi le tendría o no la suficiente confianza como para contarle.

No es necesario que lo sepas. —dijo Kiyoshi con amabilidad. Kobori frunció el ceño. —Solo quiero que le pidas a Kise-kun que vaya a hablar con Kagami.

— ¿Acaso no es Kuroko la pareja de Kagami? —preguntó el ocho con sospecha. — ¿Por qué tendría que ser Kise el que vaya a hablar con él?

Digamos que Kagami no quiere ver a Kuroko en este momento. —dijo el siete aun con aquella calma tan irritante en él.

Kobori se llevó una mano al mentón.

Según lo que Kasamatsu le había contado, Kagami y Kise estaban fingiendo estar juntos para darle celos a Aomine —aunque ahora parecía ser que de verdad estaban juntos— y que éste notara al rubio. Pero solo lo estaban fingiendo.

¿Acaso ahora aquello era verdad?

¿Quizá Kuroko había ido el día anterior a Kaijo para discutir con Kise sobre Kagami?

Había algo que no le cuadraba, una pieza perdida entre aquel enorme rompecabezas de encuentros sospechosos.

Pero siendo sincero, no quería involucrarse demasiado.

No sabía qué podía salir de todo aquello.

—Pásame la dirección de Kagami por mensaje. —dijo Kobori finalmente. Kiyoshi volvió a sonreír.

Notas finales:

Hola, mundo! Despues de siete meses volví para continuar con este fic que ni siquiera esta por la mitad.

Ah, ya me los imagino a todos leyendo desde el principio porque se olvidaron de qué iba esta cosa y les cuento que cuando lo retome para seguir escribiendolo tuve que hacer exactamente lo mismo.

Les pido disculpas por ausentarme tanto tiempo pero pasaron muchas cosas, la universidad, las vacaciones de verano, hace poco tuve una operacion muy complicada. Bueno, pasaron muchas cosas.

Espero podamos volver a disfrutar de este fic como lo veniamos haciendo y no olviden que son bienvenidos a dejar cualquier tipo de comentarios en los rw.

Nos vemos la semana que viene, espero. Adios!


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