CAPÍTULO ll.
Se empapó el rostro con agua del lavabo, tomó una toalla y se secó para después recargarse de espaldas a la pared; tenía el torso desnudo y su pantalón de piyama. Estaba nervioso, sabía que si algo salía mal no volvería a ese lugar nunca más.
Se alistó y se despidió dando, tal vez, sus últimas palabras a sus hijos y a su esposa Hinata. No quiso detenerse más y salió rápidamente sin que sus hijos supieran a lo que iba.
Llegó a la embarcación y entró al interior del barco, bajando por unas pequeñas escaleras. Ahí estaba Sasuke, recostado sobre un respaldo de madera. Se encontraba con los ojos cerrados y las manos en la nuca, como si durmiera. No tenía puesto nada que le cubriera el pecho, lo que permitía ver la forma tan espectacular y masculina que tenía.
Naruto no lo pudo evitar, el perfecto porte del azabache lo había cautivado en un segundo. Su corazón latía muy fuerte y un leve sonrojo delató su nerviosismo. Por más que quería no pudo apartar su mirada, hasta que el azabache abrió los ojos y percató su presencia.
- ¿Por qué me ves de esa forma?
- ¿D… de qué hablas? No te estaba viendo, ttebayo –Respondió exaltado y nervioso al mil por cierto.
- ¿Qué es lo que te pasa? Es obvio que me estabas mirando –Le dijo el azabache mientras se levantaba y caminaba hacia él-. ¿Te gusto o qué? –Bromeó sonriendo de lado mientras alzaba la barbilla del rubio con su mano izquierda para que lo viera a los ojos, ya que el rubio era más bajo de estatura que él por dos centímetros.
- ¿¡Qué es lo qué haces!? ¿Estás loco? –Gritó Naruto bajando el volumen de su voz cada vez más.
- Sólo estoy bromeando, dobe. Estás muy raro hoy –Dijo soltándolo y caminando hacia el refrigerador por un agua fría.
Sasuke abrió la botella y comenzó a tomar de ella, mientras un poco escapaba de su destino y resbalaba por el cuello y el definido pecho del azabache, haciéndolo ver como el dios de la sensualidad. Naruto se sonrojó en su totalidad sin poder esconder todas las emociones que esa escena le provocaba en su interior, así que –demostrando su tierna inmadurez-, le gritó a Sasuke: “Baka” y salió caminando bruscamente, mientras el azabache lo volteaba a ver extrañado por tal actitud y suspiraba feliz de volver a ver al tonto de Naruto actuar como un niño.
~SasuNaru is life~
Las estrellas iluminaban con todo su esplendor el mar, demostrándole su amor, imposible de ser; al igual que el viento soplaba fuertemente, abrazando a las opacadas nubes que sentían el cálido sentimiento que les transmitía. Todo eso pasaba, mientras dentro del pequeño barco, no se paraba de escuchar a un hermoso joven exaltado ante una penosa situación.
- No puedo dormir así, ttebayo. ¿Quién ha encargado este barco? Dormiré afuera, sí, eso haré –Pronunciaba Naruto dando vueltas mientras caminaba por la habitación que contenía una sola cama, mientras el azabache lo observaba con indiferencia.
- Naruto.
- Investigaré quién lo hizo, ttebayo.
- Naruto.
- Y lo golpearé, sí, eso haré.
- Naruto.
- Y…
- ¡Naruto! –Alzó la voz el azabache levantándose de la cama, donde estaba recostado-. Sólo cállate, yo dormiré en la cocina.
- Etto, no es necesario, Sasuke.
- No has parado de repetir que no quieres dormir conmigo, así que sí es necesario para ti.
- -El rubio abrió los ojos y meditó en lo que había dado a entender con sus palabras- Etto, no quise decir eso, eso sólo que… creí que tú… creí que no te gustaría dormir conmigo –Confesó sonrojado.
- No cabe duda que lo dobe no desaparece –Dijo mientras sonreía-. Si sólo es eso, yo no tengo ningún problema en acostarme contigo, así que ya deja de lloriquear y durmamos. ¿O es que… te pone nervioso otra cosa? –Agregó mientras se acercaba al oído del rubio, son una sonrisa.
- ¿A qué te refieres? –Pronunció en bajo volumen el rubio.
- ¿A qué crees? –Dijo el azabache y lo empujó hacia la pared, estirando sus dos brazos a los lados del rostro del rubio.
- No sé de qué hablas –Pronunció nervioso el chico rubio mientras se escapaba por debajo de los brazos de Sasuke.
- No te preocupes, no te haré nada…
- Lo sé…
- Que no quieras –Dijo comenzando a reír al ver el rostro rojo de Naruto-. ¿por quién me tomas? Es sólo un juego, Naru.
- Tsk, sigues siendo tan orgulloso como siempre –Dijo Naruto con un puchero tierno y se dirigió al baño.
~o~o~o~o~o~
Naruto caminó hacia la cama donde ya se encontraba Sasuke y se recostó. Él tenía un short y una camiseta, mientras que Sasuke sólo tenía un short puesto. Apagó las luces y la habitación quedó sólo alumbrada por la media luna.
- Naruto.
- ¿Sí?
- ¿Amas a… Hinata?
- ¿Pero qué dices, Sasuke? No puedes preguntar algo así.
- Eso no responde la pregunta.
- ¿Y qué quieres que responda? Sabes cuál será mi respuesta.
- No, no la sé. Contesta a la pregunta. ¿La amas?
- Yo la quiero más que a mi vida.
- ¿La amas sí o no? –Dijo el azabache un poco enfadado.
- No.
El silencio reinó en la habitación. La luz natural que llegaba alumbraba el rostro de los dos jóvenes que se miraban uno al otro directamente, hasta que el ojiazul apartó la mirada.
- Sasuke.
- ¿Sí?
- Y tú, ¿amas a Sakura?
- No.
- -Sonrió levemente y se volteó hacia el azabache, quien segundos después hizo lo mismo- ¿Sabes? A veces me pregunto cómo sería todo si no estuviera casado con Hinata, y me duele pensarlo, pero es algo que no puedo evitar pensar. No sé por qué me casé con ella, sentía que la amaba, pero de repente todo se esfumó. ¿Así te sientes tú también?
- No lo sé. Me casé con Sakura porque…
No agregó nada más, porque él sabía la razón de haberse casado con ella.
- ¿Por qué?
- No lo sé, Naruto. Pero sé que fue un error.
Hasta ahí quedó todo, mañana por fin llegarían a tierra, así que debían descansar.
~SasuNaru is life~
Era el séptimo día de su viaje y lo que restaba lo recorrerían a pie. Caminaron todo el día, planeando su actuación al llegar al bosque de los sueños, tratando de relacionar la técnica utilizada en Gaara con otras técnicas para darse una idea el tipo de enemigo que enfrentaban, pero la descripción que les dieron era muy pobre y no encontraban alguna relación. Y así pasaron las horas, planificando sus ataques y defensas, hasta que la noche los alcanzó y el frío los estremeció tanto que los obligó a buscar un refugio.
Con tres grandes y planas rocas pudieron hacer un mini refugio donde se acomodaron y prendieron fuego. Cenaron y se sentaron sobre un tronco pequeño, uno al lado del otro, conversando sobre varios temas.
- Te digo que Ino es más bonita que Ten-ten –Dijo el rubio.
- Claro que no. Ino es molesta y Ten-ten no lo es –Contestó serio el azabache.
- Sí, pero Ino es alta y…
- ¿Y?
- Nada, nada, sólo es más bonita.
- Sólo dilo, baka. Ino tiene mejores pechos y…
- ¡Sasuke! No puedes hablar así de una dama.
- Ino no es una dama, es muy escandalosa.
- Siempre fuiste así de grosero. Aún recuerdo cómo todas las chicas te pretendían.
- Y tú morías de celos –Dijo Sasuke con una sonrisa de victoria.
- ¿¡Celos!? JAJAJA, claro que no. Yo también tenía muchas seguidoras: Hinata y... y…
- Y Hinata, JAJAJA –Dijo el azabache soltando una carcajada.
- ¡Cállate! Las tendría si no hubieras aparecido desde el primer día de clases a arruinarlo todo.
- Claro, por eso el primer día todas las chicas te golpearon.
- ¡Eso fue porque! –Se calló al recordar que lo habían golpeado por besar a Sasuke.
- Ni me lo recuerdes. Seguro fue tu primer beso –Dijo sonriendo-.
- Sí lo fue, pero también fue el tuyo, baka –Dijo dando el jaque mate.
- Claro que no –No recibió respuesta (aunque si había sido su primer beso).
El azabache sintió como el rubio se había quedado dormido, recargando su nuca en su hombro. Volteó a verlo con afecto y sonrió al ver rendido a Naruto. No era para más, el saber a lo que se enfrentaban lo preocupaba hasta agotarlo. Sasuke también estaba preocupado, porque podía a perder cualquier cosa, podía morir él mismo, pero no soportaba pensar en la idea de perder al chico que lo salvó de una soledad dolorosa.
De pronto el rubio abrió los ojos y alzó el rostro hasta encontrarse a centímetros del rostro del azabache. La mirada era una sola, sus ojos destellaban un sentimiento correspondido por parte de los dos. Sin poder evitarlo más, el ojinegro se aproximó a los labios rosados del ojiazul, dándole un beso muy leve. Al instante, Naruto se sonrojó, abriendo los ojos muy grandes. Estaba pasmado, su corazón no paraba de gritar al igual que su cerebro, diciéndole que se apartara, pero él no podía; siempre había tenido en su pensamiento a Sasuke: En cada pelea, a cada mañana, a cada atardecer, a cada anochecer, cada grito, cada sonrisa, cada decisión, cada palabra, cada letra, en cada momento de su vida, estaba él.
Sus labios chocaban una y otra vez, mostrando la pasión cada vez más. El rubio, aún sonrojado, se apegó más al azabache y dio comienzo a un tierno beso francés, lento y romántico. Fueron segundos de paz, de cariño y nostalgia, segundos de amor y sinceridad.
“Tu noche es como mi día, somos tan diferentes en frente del otro”
Se separaron sin decir nada. Sólo se dedicaron a ver hacia el exterior. Y así, durmieron: pudiendo asegurar que en ese instante, eran las dos personas más completas que jamás hayan existido.
~Porque aunque el Susano y el modo Sabio de los Seis caminos podían derrotar a miles de enemigos, colocándolos por encima de muchos ninjas, el amor los había hecho caer en un instante, sin poder poner algún contraataque~