Ese día se encontraban reunidos en la piscina sólo ellos, el resto de sus amigos tenían algunos pendientes y no podrían reunirse todos pero dado que ambos estaban tan ansiosos por nadar decidieron ir aún si los demás no lo hacían. Tan pronto llegaron se deshicieron de su ropa y, ya con el traje de baño puesto, se lanzaron al agua sin esperar más.
-Es un día encantador para nadar ¿No lo crees?-preguntó el pelirrojo sacudiendo un poco su cabello para quitar el exceso de agua-Es una lástima que los demás no pudiera venir.
No recibió más que un monosílabo en respuesta sin siquiera una mirada por parte de su acompañante. Giró los ojos con un suspiro antes de volver a entrar al agua. Sabía a la perfección lo que esta causaba en el azabache y simplemente no podía creer que en verdad no hiciera ningún comentario al respecto.
-Oye Haru-esperaba captar su atención mientras se acercaba nadando hasta él-Hay algo que siempre me ha llamada mucho la atención ¿Por qué casi no sonríes? Quiero decir, sé que todos tienen su propia manera de expresar felicidad y que no eres especialmente popular por demostrarlo pero han sido muy pocas las veces en que te he visto sonreír.
-Antes acostumbrabas sonreír sin motivo alguno y no parece que lo hagas más-fue su respuesta apenas dirigiendo su mirada unos segundos hacia él.
-¡Son temas totalmente distintos! No tiene nada que ver el pasado con lo que haga ahora y nunca sonreí sin razones como lo haces sonar-mostró sus afilados dientes mientras observaba al chico volver a entrar al agua-Vamos Haru, sólo estoy diciendo que deberías sonreír más a menudo. O al menos cuando estés feliz o algo parecido...-se quedó quieto mirando a su acompañante quien parecía concentrado únicamente en el agua.
Se sumergió de nuevo para ir hasta donde estaba su amigo, no iba a dejar las cosas así sin más y estaba dispuesto a hacer lo necesario con tal de conseguir una sonrisa de su parte. Sólo quería encontrar algo que lo entusiasmara lo suficiente para lograr la mayor de sus sonrisas.
-Haru...-siguió nadando a su lado mientras miraba hacia el cielo-Me ha quedado claro que si nadas no lo haces por competir sino porque te sientes libre mientras lo haces pero no logro entender porque tu expresión nunca cambia.
-No sé a qué quieres llegar con eso-cerró los ojos mientras seguía desplazando su cuerpo lentamente, no tenía intenciones de hacer lo que el otro pedía aún si seguía insistiendo-Si no cambio de expresión es porque me siento relajado y no necesito mostrarlo.
-¡Vamos! Una simple sonrisa no cuesta nada, mira-se adelantó a él para detener un poco su nado y sonreírle mostrando sus dientes como acostumbraba hacerlo desde pequeño.
No iba a negar que su sonrisa era de verdad cautivadora y que no había manera de que quisiera mostrarle un rostro mucho más animado que el que le tenía en ese momento pero simplemente no sentía suficiente aquello para imitarlo.
-Tu sonrisa sigue siendo la misma que cuando nos conocimos-siguió desplazándose luego de unos minutos observándolo-Cada que lo haces puedo recordarte presentándote mientras decías que pese a tener nombre de chica eres un chico-y sin más volvió a su actividad anterior dejando ligeramente confundido y avergonzado al pelirrojo.
-¡Cállate! No estamos hablando de mí-volvió a mostrar sus dientes con indudable frustración al no obtener ninguna reacción de su parte-Por favor, te he visto sonreír menos veces de las que se supondría... Ni siquiera cuando ganamos los relevos en primaria o el año anterior te vi sonreír.
Siguió sin replicar a lo que decía, recordaba cada uno de esos momentos y si bien los había disfrutado y ambos fueron momentos cruciales en su vida la sonrisa más grande había permanecido en su interior pues así atesoraba más el acontecimiento. No entendía además tanta insistencia en el tema y ese afán por verlo expresar su felicidad de esa forma.
Siguieron nadando un rato más en completo silencio, uno agradeciendo que por fin dejara de insistir y el otro pensando aún en la mejor manera de conseguir lo que buscaba. Y es que, además de que seguía intrigado en cuales podían ser los causantes de la sonrisa del de ojos azules, no estaba dispuesto a dejarlo así sin más.
Se detuvo un momento y salió de la piscina para sentarse en la orilla a observar al azabache esperando a que lo notara e hiciera algún comentario pero el otro simplemente siguió como si nada pasara dejándose llevar por el agua.
-¿Recuerdas nuestro primer relevo?-preguntó con cierta nostalgia en su voz mientras fijaba su vista en el agua-Estaba tan emocionado, y lo estuve mucho más cuando nos dieron el trofeo por haber ganado-su sonrisa se hizo aún más grande antes de buscar con la mirada al chico.
-Sí, recuerdo que de verdad lo estabas y que hasta el último momento fuiste muy ruidoso y molesto-no lo miraba, sabía que seguramente volvería a molestarse y reprenderle por hablar así sin considerar su perspectiva.
-¿Ni una sonrisa?-se acercó de nuevo al agua para verlo más claramente-Por favor ¿Qué tan difícil es que sonrías?-lo miró seriamente, estaba empeñado en hacerlo sonreír y pensaba utilizar todo lo que fuera necesario.
-Deja eso ya, no tengo intenciones de hacer algo sólo porque quieres. Si ni siquiera tienes razones para pedirlo es mejor que dejes de insistir de una vez-su tono era serio, más de lo que en otras ocasiones había mostrado. No quería parecer agresivo pero todo ese asunto de forzarlo a sonreír lo estaba poniendo tenso y prefería terminarlo.
-Sólo una sonrisa, debes haberlo hecho antes no sé porque es que no puedes mostrarla ahora-seguía mirándolo con atención como si esperara que de un momento a otro su amigo sonriera pese a que hasta ese momento se había reusado a hacerlo.
Permanecieron en silencio por más tiempo del que el pelirrojo hubiese querido. Se dedicaban unas cuantas miradas rápidas como si temieran que el otro lo notara y aún permanecían en la misma posición sin ser capaces de romper la atmósfera que crearon pese a que ninguno estaba muy cómodo con ella.
Rin se sentía en verdad frustrado, no había aceptado ir a nadar aún si no podían reunirse todos sólo por las ganas que tenía de hacerlo sino también porque con todas las responsabilidades y los asuntos pendientes que habían tenido apenas había podido cruzar unas cuantas palabras con el otro y de cierta manera eso le molestaba.
Quería estar un tiempo con él y si se empeñó tanto en conseguir una sonrisa es porque no recordaba haber visto una durante todo el tiempo que llevaban conociéndose ¿Era suficiente para aferrarse tanto a algo? Desde su punto de vista sí, quería saber de una vez por todas que cosas lograban conmover al chico aparentemente inexpresivo.
Pero el de ojos azules no tenía razones para hacer lo que el otro quería aún viendo lo mucho que se esforzaba por ello. De cierta manera se sentía un poco mal al notar lo frustrado que se mostraba pero seguía sin tener intenciones de aceptar lo que para él no era más que un capricho.
De pronto dejo de sentir la mirada del chico haciendo que sus ojos se abrieran para buscarlo. No lograba encontrarlo en la cercanía a la piscina y tampoco había escuchado o sentido que entrara al agua.
Comenzaba a preocuparse un poco y justo cuando estaba por salir del agua en su búsqueda sintió un par de brazos rodeando su cintura mientras las manos se dirigían a su abdomen para hacerle cosquillas.
Contrario a lo que el de ojos rojos esperaba el otro chico hizo una mueca de sorpresa e incluso mostraba un poco de desagrado ante lo que acababa de hacer. Lo soltó lentamente y un poco avergonzado por lo que hizo se separó de él.
-¿En qué estabas pensando? Me preocupó no verte aquí-se recompuso de la sorpresa que recibió mientras lo miraba con el ceño ligeramente fruncido.
-Lo siento Haru, de verdad sólo quería verte sonreír y recordé el día que entre Makoto, Nagisa, Rei y yo te hicimos cosquillas...-evitó su mirada, pese a que en un principio creyó que era la mejor idea al ver el resultado se sintió un poco tonto.
-Esa vez fue diferente-su tono de voz regresó a la normalidad al percatarse de la expresión que el otro había hecho-Además de que sigo sin entender porque te empeñas tanto en que sonría, sabes a la perfección que no acostumbro hacerlo y comienza a ser un poco estresante que sigas tratando de convencerme.
-Sólo quiero verte sonreír-ni siquiera consideró el impacto que sus palabras podrían tener, expresó sus sentimientos tal cual los experimentaba mientras lo miraba con expresión decidida-Eso es todo, quería ver una sonrisa y con eso hubiera sido suficiente.
El otro se mantuvo en silencio por unos instantes, conocía de sobra la personalidad a veces tan invasiva del chico pero definitivamente no se esperaba escuchar algo así. Se sentía un poco extraño pero seguía sin poder hacerlo aún conociendo sus razones.
-Por favor Haru, una sonrisa. No te pido más, sólo dame tu mejor sonrisa y con eso te dejaré tranquilo-se colocó frente a él observándolo con detenimiento sin decir más.
-De verdad no entiendo porque sigues con eso, acabo de decirte que ya tuve suficiente y parece que no lo entiendes o peor aún que no te interesa en lo más mínimo-no quería seguirle reprochando su actitud pero de verdad empezaba a causarle ansiedad el que insistiera con el tema.
-Una sonrisa y ya, es una promesa que si lo haces no seguiré insistiendo-se acercó un poco más a él mientras lo miraba fijamente provocando que el de ojos azules desviara la mirada, se sentía un poco incómodo por la forma en que lo observaba.
-Rin, basta. Ya tuve suficiente de esto-regresó la vista hacia él y por un momento no supo como reaccionar pues la expresión del más alto había cambiado un poco y, si bien seguía mostrando la misma insistencia que al principio, ahora podía notar también lo esperanzado y ansioso que estaba por conseguir lo que buscaba.
Sus ojos brillaban sin apartarse del azabache, seguía sin estar dispuesto a rendirse y quería que lo notara. Había sido suficientemente claro con las palabras pero ya que al parecer no había bastado para que el otro cediera optó por demostrarle con su mirada su sentir.
El otro no podía despegar sus ojos de él, juraría que estaba viendo al mismo pelirrojo que tantos años atrás había irrumpido en su vida sin consideración y que desde ese día causó grandes cambios en él aún si no era su intención o no se había percatado de ello.
Estaba demasiado concentrado en su mirada y la expresión que tenía tan marcada en el rostro, esos ojos rojos que no se apartaban de él y sus labios ligeramente apretados que se negaban a decir más hasta obtener lo que buscaba.
Lentamente acercó su mano hasta el rostro ajeno acariciando apenas con las yemas de sus dedos sus mejillas. El pelirrojo no pudo evitar sorprenderse un poco pero logró disimularlo o de lo contrario pensaba que el otro chico aprovecharía la conmoción para evadir el tema.
Se sentía extraño, los latidos de su corazón se habían acelerado mientras los ojos azules se cerraban lentamente y su rostro se encontraba cada vez a menos centímetros de separación. No entendía muy bien lo que ocurría hasta que sintió un par de labios posándose sobre los suyos haciendo una ligera presión.
Su expresión mostraba lo confundido que se sentía tras aquello pero simplemente no podía rechazar el cálido contacto que estaban teniendo. Instintivamente sus ojos se cerraron también y, aún sin entender muy bien los motivos que tenía para hacerlo, movió lentamente sus labios sobre los contrarios con un dejo de vergüenza al hacerlo.
Tras unos segundos más ambos se separaron lentamente y al encontrarse frente a frente de nuevo, el carmín subió por el rostro del más alto a causa de la mirada tan dulce que le dedicaba su acompañante. Cubrió su rostro intentando disimular lo que sucedía provocando que el otro riera durante unos segundos sin dejar de mirarlo.
-Que reacción tan inocente de tu parte, no creí que algo así podría avergonzarte de tal manera-tenía un ligero sonrojo casi invisible y la sonrisa aún no se borraba de sus labios.
-¡Cállate! No tienes derecho a reprocharme nada luego de lo que hiciste-sus palabras parecían casi un reclamo pero simplemente no sabía cómo reaccionar ya que su corazón seguía demasiado agitado y no terminaba de asimilar lo sucedido.
-Como digas, de cualquiera manera seguiré nadando aprovechando que dejaste de molestar-esas fueron sus últimas palabras antes de volver a zambullirse intentando aligerar un poco la tensión que surgió en ese momento.
Y es que no terminaba de entender la razón para actuar de esa manera aunque no se arrepentía, sólo intentaba tranquilizarse un poco ya que, aunque no lo exteriorizara, su corazón había latido tan rápido como el del pelirrojo cuando sus labios se tocaron.
Después de unos minutos más intentando olvidar la cálida sensación que el contacto le causó decidió unirse al azabache y seguir nadando un poco más. Aún no comprendía como podía estar tan tranquilo luego de lo que sucedió aunque al menos se sentía satisfecho de haber logrado su cometido.
No sabía si esa había sido la mejor de sus sonrisas pero tampoco le importaba, el simple hecho de haber sido el quien la provocara y de esa manera tan peculiar le bastaba para estar tranquilo. Al menos algo había descubierto: no le molestaría tener que volver a repetir aquello si con eso lograba volver a ver esa expresión que para él valía más que un millón.