Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

OBJETO por Mariposa23

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No es tonto, solo esta perturbado. Y si, puede q ahora mismo su mente este demasiado dispersa. Pero sus sentimientos no lo están, al parecer la “bruma psicópata” no llega a envenenar su “vida amorosa”. Así q se da cuenta, perfectamente, cuando lo están utilizando; en el sentido sentimental.
En palabras vulgares; sabe cuándo es la muñeca inflable de alguien, o peor aún, el conejillo de indias…
De tener más coraje, se habría enojado. Pero, vamos. Era él, solo era el patético Will Graham. Tenía ya mucha suerte de ser solo usado, porque para él, eso era demasiado, más de lo q merecía un tipo como él.
Además, también estaban, las personas q lo estaban utilizando. No eran cualquiera…
Eran nada más ni nada menos q sus “jefes”.
Jack Crawford. Jefe de unidad.
Y, redoble de tambores, por favor….
Su psiquiatra. Hannibal Lecter.
¡Oh sí! ¡Si, si, si señores!
Era utilizado por dos de los hombres más importantes de su vida. Como alguna vez fue utilizado también, por el hombre primer hombre de su vida, para ser redundantes, su padre.
Pero, esos, esos eran traumas el pasado, q a comparación de lo q sentía ahora no eran más q nimiedades. No quería hablar de eso.
Pero por el contrario estaba muy interesado en hablar, sobre como llego, al aquí y al ahora.
Como es q termino con las sabanas enredadas entre el Dr. Lecter y su jefe Crawford.
Naturalmente, q nunca, con los dos al mismo tiempo. Dios mío y lo salve. El Dr. Lecter despreciaba profundamente a la gente vulgar. Y Jack Crawford era el ejemplar número uno.
Asique Jack y Hannibal, cada no tenían su lugar. Su distancia, y si yacía con los dos, era en tiempos separados, q por milagro no colisionaban.
Quizás era una zorra callejera de lo peor por acostarse con dos tipos a la vez. Pero, pero. Un tipo tan estúpido como él no podía revelarse, no podía elegir, por más q le disgustara. Había aprendido a someterse muy bien después de pasar años al lado de su padre…
En la mayoría de las ocasiones en las cuales tenia sexo con Crawford, por no decir en todas. Se sentía horrible, se sentía, tan horrendamente volátil y translucido mientras desaparecía entre los sentimientos y los deseos de alguien más. Se sentía cochino. El choque de sus pieles, blanca contra morena. Muy mal cuando Jack le susurraba guarradas al oído. Aun antes de ser viudo, aun después de enterarse q Bella tenía cáncer, incluso horas después del entierro de la q había sido su esposa. No dejaba de tocarlo, Jack era muy cruel. Por lo q le estaba haciendo y por lo q le había hecho en vida a Bella. Y por lo q le estaba haciendo a él.
Así era como Jack conseguía manipularlo, lo acorralaba, lo atizaba con el miedo y la ofuscación, aprovechaba de su fragilidad para sobreponerse y acceder a él.
Will de una u otra forma acababa creyendo q lo merecía. Que estaba bien, por q gente como él había nacido para ser un cubo.
El cubo de los depósitos físicos, y sentimentales de los demás.
Era lo mismo lo q le pasaba cuando recreaba una escena del crimen, no era q se metiera en la mente del asesino, era q el asesino el q se mentía en su mente. Lo violaba de alguna manera, era exactamente, tan rápido y forzoso tan agresivo, los residuos en su cabeza eran similares a los de una abuso sexual.
Quedaba aún mucho dolor dentro y fuera de él. Cicatrices q no querían serrar.
Cicatrices. Que nadie dejaba serrar.
Crawford lo manipulaba a su antojo. Tanto mental como físicamente. Para q hiciera el trabajo q el no podía.
No era correcto, Will no quería.
Pero todo eso había dejado de importar hace mucho. Exactamente desde q tenía 11 años y su padre una vez en un fuerte estado de ebriedad había decidido subir, una noche, a su cuarto, a visitarlo. Para hacerle cosas, para hacerle hacer muchas cosas más. Eso duro hasta q cumplió la mayoría de edad y consiguió escapar por fin de su casa.
Cómo habría podido adivinar, q iba a un lugar, si bien no peor, muy similar al infierno del q creía haber salido…
Will solo se resignaba con las largas duchas, rituales de limpieza, espiritual y física, sobretodo la última, se mantenía, “conforme” con las acciones q si podía permitir o rechazar. Will así se compensaba para continuar auto-engañándose. De fingir de alguna manera mantener el control…
Así era como funcionaba su vida últimamente.
Por otro lado las cosas con Hannibal eran mucho más lóbregas.
Todo en el excéntrico doctor lo era. Su forma de ser, su forma de actuar, como se vestía, la decoración de su hogar y de su oficina. Y, el sexo.
La bruma oscura de Lecter teñía, su juicio, su capacidad de ver y analizar.
No diría q era ambiguo o malo. Era solo, tan diferente de todo lo q había conocido. Y si, no era un conocedor experto. Pero su mente le permitía saber cosas, sentir cosas q no necesariamente había vivido en primera persona.
Más bien Will reconoce q cuando esta con el doctor, q cuando lo hace con él. Su conciencia esta al máximo, es su mente junto a su cuerpo los q se ponen hipersensibles, susceptibles a la presencia del doctor Lecter, su mente lúcida y despejada. Y su memoria presta a observar y aprender. Lo q sienta y lo q vea, lo q escuche o lo q hagan. Lo q sea q Hannibal le muestre.
Se siente bien cuando esta con el doctor. No como con Jack, q prácticamente se desprendía de su cuerpo, y flotaba en un mundo astral donde, sea lo q le estuviera pasando q a Will corpóreo no lo relacionan a él, al verdadero Will.
Con Hannibal, más bien, al principio había tenido curiosidad. Era un hombre tan correcto y desprovisto de cualquier emoción q parecía, imposible imaginarlo en actos impúdicos y carnales. Así q cuando lo hicieron había querido ver su cara, memorizar esas expresiones y así rellenarlas cuando viera el frio rostro del doctor, serio nuevamente.
Y cada vez, le fue prestando más y más atención, al Dr. Lecter, y a su propio cuerpo.
Hannibal parecía conocerlo muy bien, incluso más de lo q le gustaría o le convendría. Hannibal, sabia q decir siempre, como tocarlo para enloquecerlo. Simplemente lo sabía todo sobre si, y ya. Además, Hannibal era muy bueno. En todo.
Asique le gustaba cuando estaban juntos.
Aun q también supiera q lo utilizaba…
Aún no está seguro para q exactamente, pero, lo sentía, lo está usando, y casi se siente bien, porque por lo menos, está considerándolo por lo menos se fija en él.
Pero…Su mente le dejaba ver ciertas cosas. Y él se negaba a saber otras. Algo le decía q si veía un poco más allá de lo q había detrás del impecable Dr. Lecter. Nunca nada volvería a ser igual y el acabaría hundido hasta el cuello en brea negra. Y el quería, q las cosas siguieran igual, quería q esta, “alucinación” se mantuviera el mayor tiempo posible. Decido negar la verdad, dormir su empatía cada vez q estaba con Hannibal. Porque solo cuando estaba con él podía ser autentico.
Asique pretendía demencia.
Ignoraba a propósito la realidad tras cada acto.
Lo hacía no solo con Hannibal, aun q con él era algo especial. Ignoraba muchos aspectos de su propia vida muy apropósito.
Naturalmente q con cada quien lo hacía a su estilo. Los dos hombres de su vida, cada quien tenía, su propio modus operandi.
Jack lo llevaba a un motel olvidado de dios y la ley. Iba con gorra, barbijo y lentes; esos eran los uniformes para ambos, para no ser reconocido, pagaban en efectivo para q no pudieran rastrearles la tarjeta de crédito eh iban en taxi para q no hubiera placas de por medio. Clientes anónimos para citas anónimas. Siendo Jack viejo lobo de mar, sabia q cosas omitir para q no se le pudiera seguir la pista. En aquellos sucios moteles llenos de semen sin limpiar pero bien disimulados, y de ásperas sabanas. Es q se lo cogía. De manera corriente, de manera agresiva. Y su rendimiento, su rendimiento dejaba demasiado q desear. Como para empezar el tamaño y el grosor de lo q le colgaba entre las piernas, lo certero de sus envestidas, y el tiempo q resistía. Por lo general, esas salidas con Jack, con suerte duraban 2 horas, 45 minutos en “ejercidos de cama” y el resto en fumar un cigarrillo, bañarse, vestirse y largarse…simple, burdo. Detestablemente aburrido. Y fatídico.
Hannibal por lo contrario, era tan dramático y teatral cuando se lo proponía.
Gustaba de organizar cenas íntimas, donde primero y casi, le llevaba al orgasmo solo a base de, sus deliciosos platillos. Esta demás decir q el hombre era un luz, con las manos. En todo sentido.
Luego lo llevaba a diferentes escenarios por toda la enorme casa q su psiquiatra poseía, podía ser frente a la chimenea encendida, con una copa de vino tinto en las manos, solo con la luz del fuego, para iluminar la desnudez de sus cuerpos. Eh incluso los previos donde comenzaba a desvestirlo y hacerlo desvariar, aún más, del placer, de lo sinuosos en lo mórbido, del obsceno murmullo de las telas al rosar su piel para acabar por el suelo de la alcoba. Con Hannibal tenías q disfrutar de cada sentido q te proporcionaba tu cuerpo; gusto, oído, olfato, tacto….
O podría ocurrir todo eso, en su propia alcoba, en el segundo piso de la monumental casa, con el soporte de roble fino, duro y tallado, amplio y majestuoso, con detalles por demás elegantes, el juego de sabanas y frazadas de color azulado y alguna q otra piel para darle un diseño más singular al estilo de la cama. Todo muy fino, de seda o mínimo de algodón.
He incluso cuando su psiquiatra era informal, no dejaba de ser elegante. Como las veces en las q lo hacían en su despacho. La manera en la q habían, usado, el diván, el escritorio, las escaleras, los estantes, y hasta los pisos. Hannibal desprendía imperiosidad, no desespero y ansiedad como Craford.
Parecía tan adecuado cuando hacia lo q sea, aun q se hubiere equivocado, su actitud segura. Su porte real. Lo volvían indiscutible.
Apreciando estas dos facetas es q podía saber en cual se sentía más cómodo; y definitivamente solo al lado del Dr. Lecter, se sentía bien. Cómodo con él mismo. Porque en ese momento, no era un asesino, o no pretendía serlo, como en su trabajo, y tampoco era una ramera de mala muerte, lo q si era cuando estaba con Jack. Solo cuando estaba con Hannibal era él, William Graham.
Y aquello de cierto modo, era. Invaluable.
Pero aun q tratara de mejorar las cosas, de maquillarlas. Y aun cuando sacaba todo lo bueno de las malas situaciones.
No borraba el hecho de saberse usado.
Era triste, se sentía muy doloroso; aun cuando lo mereciera, aun cuando para alguien como él eso ya era demasiado. Seguía siendo doloroso.
A grados diferentes, como sus causantes. Siempre dolía más cuando venía de la mano de Hannibal. Jack no le producía el mismo dolor pero igual lo lastimaba.
Y quizás en algún punto la situación colapso, todo se hiso más denso, más profundo eh inexorable.
Y era la presión, de Hannibal.
Y el chantaje emocional de Jack.
Will siempre supo q tarde o temprano tendría q afrontar los reflejos de Hannibal Lecter dentro de su mente, él prefirió más tarde q temprano pero al final el tiempo lo alcanzo. …l lo sabía todo.
Pero aquella inevitable verdad lo pondría en confrontación con sus valores, con Jack sobre todo. Porque ninguno de los dos jugaba para perder, y es más algunos, tiraban a matar. Este era un juego peligroso y Will era las fichas de ambos.
La competencia era casi primitiva, como si esa parte del hombre jamás hubiera evolucionado. Y otra vez Will-objeto estaba en medio, era la llave q abriría el paraíso para alguno de los.
Eso sí, Will delataba a Hannibal con Jack, o si encubría a Hannibal de Jack.
El problema, es q Will había sido todo el tiempo tan utilizado por las empatas de los asesinos, usado por Jack y por Hannibal. Que, como hombre-objeto, ya no diferencia el bien y el mal. De repente estaba totalmente confundido.
Entre la sensación de éxtasis a conciencia q tenia al sentir en carne propia la muerte llegándoles a otros. Aquello esa suyo. No de Jack ni de Hannibal. Era un sentimiento propio de una persona, no de un objeto. Y por lo tanto al ser algo de Will autentico. Era algo q compartía con Hannibal también.
Y puede q Jack, sea la evocación del bien, mucho menos Hannibal.
Los dos eran malos, los dos lo utilizaban.
Y su empatía le permitía conocer bien a ambos a fondo, incluso los sentimientos más buenos q hubo alguna vez.
Como por ejemplo, el amor, real. Que alguna vez, le tuvo Jack a Bella. Y la necesidad, pura en un principio, de hacer bien. Solo por hacerlo, sin intereses de por medio.
En cuanto a Hannibal. Hannibal había sido un reto para él, todo en ese hombre lo era. La única manera en la q pudo vagamente saber sobre Hannibal, es cuando su empatía hablaba por él, y el resto de él más bien se mantenía al margen. Entonces pudo comprender q Hannibal tenía un amor casi sano. Por los q llegaba a llamar “familia”, podrían ser extraños completamente, o en verdad familiares de genética. Al final solo importaba q Hannibal te diera él título. Entonces respetaba aquello, y le era fiel, y era, precisamente su detonante, para lo q sea. Para ser el hombre más bueno q pudiera ser, o para ser el hombre más, más malo q podía alcanzar a ser.
Como sea. Hannibal, podría matar, y morir. Hacerte un camino de flores y cuerpos, si es q ellos se cruzaban a obstaculizar, si es q eras… “parte de esa familia” Hannibal lo daría todo por ti, su vida, las muertes, su muerte y las demás vidas.
Will lo entendió cuando vio ese brillo de auténtico cariño en los ojos de Lecter, al hablar de Misha, al hablar de una tía suya, Lady Murasaki. En este mundo solo ellos eran su hogar para un hombre como su Dr. Y sintió también una profunda envidia, un anhelo irreconocible. Por ganarse es título, por ser querido de esa manera.
Conociendo, fragmentos, tan sensibles de la vida de ambos. Le fue imposible juzgarlos de verdad.
Pero tenía q elegir, aun o de los dos, o gris o negro. ¿Por qué no podía haber blanco?
Esa pregunta inundo su mente en el peor momento.
Cuando Jack había conseguido algo más q sospechar de Hannibal. Entonces, por impulso o lealtad, quizá más por amor, por un enfermo amor. Llamo a Hannibal y le dijo. Que Jack lo sabía, no necesito decir más. El doctor juntaría todas las piezas. Quería huir con él. Junto a Hannibal. Eh inmediatamente terminando esa llamada. Fue a casa. A empacar, solo lo más básico, lo más rápido q pudo, no estaba seguro de q hacer con todos sus perros es más no sabía si le permitiría seguirlos teniendo, suplicaría para q si… ¡demonios! De repente estaba tan confundido tan atufado.
Que nunca escucho los autos, o la silenciosa bala de una colt con silenciador.
Pero cuando sus agitados perros, empezaron a ponerse aún más y más ruidosos y nerviosos. Supo q había algo afuera.
Salió tarde, cuando entro a Hannibal y a Jack, frente a frente. Uno con un colt en mano y el otro con un juego de 3 bisturís. Y una herida de bala en el hombro, no le mataría, pero seguramente le etaria doliendo. Will sintió el impulso de correr asía Hannibal y preguntarle q podía hacer para consolarlo, lo q sea.
J-Will. Lo tenemos, el destripador de Chesapeake es él, es Hannibal. Will ve por tu arma.-se lo comento todo Jack en una epifanía q tenía el carácter de comprobar. Que tan amaestrado estaba Will.
H-déjame ayudarte.-le dijo Hannibal. Solo dos palabras, q significaban demasiado entre ellos.
Y esa mirada, la profundidad de esos ojos, color casi guindo sangre; el abrazador abismo negro contra sus zafiros rotos. Will sabía lo q significaba.
Porque solo Hannibal era capaz de aquello. De ayudarlo, aun cuando lo utilizara.
Estaban ya unidos. Will y Hannibal, estarían solos sin el otro.
Es por eso q tomo una decisión.
El miedo se vacío de sus rostro levemente mojado por el sudor helado q recorría por su cuerpo. La expresión de duda, cedió ante la nada en sus ojos. Reflejando solo una imagen. La cara siempre calmada del Doctor Lecter. Su doctor….
Miro a Jack, brevemente, dándose el lujo de lucir desdeñoso, frente a la persona q lo había hecho sentir, nada más q como una ramera barata. Y regreso a su casa, por su arma.
Tal y como Jack le había ordenado.
Aquí era cuando el “objeto” se rebelaba. Pero solo a uno. Al q no era fiel…
Los segundos pasaron demasiado rápido, en lo q él salía de casa, con su arma, y regresaba nuevamente entre ambos.
Giro su rostro así Lecter, sonriendo roto. Sintiéndose completamente él, sintiéndose autentico y pleno al perderse en los ojos de su doctor q jugaban con las sombras, a veces del más puro avellana, y otras veces más negros q las fosas del mar. Y jalo del gatillo.
Apuntando a Jack.
Vio la tenue sorpresa por la traición, la revelación en el rostro de su jefe al saber q su objeto estaba siendo utilizado por alguien más y justamente el Doctor Lecter, uno de sus colaboradores; pero más fue la indignación, no con Will; sino consigo mismo al saber q ese alguien más lo supo amaestrar tan bien q al final, consiguió su fidelidad.
Como el ave, domesticada, q aun teniendo alas y libertad, en la expresión más pura de Estocolmo, volaba de vuelta a los brazos de su captor.
Así es como se extinguió Jack Crawford. Jefe se ciencias del comportamiento. Con esa última imagen de Will y de Hannibal. Traicionándolo.
Will se acercó más a Hannibal, hasta q quedo una delgada línea entre sus bocas, y mirando perdido aquellos labios delgados. Quiso sonreír, comentar algo, quiso q pedirle q lo llevara con él, a donde sea q fuera a ir.
En algún punto de eso segundos, sintió y pellizco caliente contra su piel, fue como un pequeño golpe seco, como un impacto q sientes y aun así no incomoda. En un pestañeo todo su cuerpo se rindió; y vio, vio la nieve roja. A su alrededor, aquella blanca, blanca nueve, teñida color de Lecter. Color rojo. Sintió más frio, sintió un mareo, un desesperante escurrimiento. Y de apoco, sus ojos se fueron serrando. Mirando fijamente la laureada cabeza de su psiquiatra, mirándole con los ojos, tan abiertos q parecían huecos negros en su cara, con una expresión, inclasificable en el rostro. Algo así como la ¿extrañeza?. Pero… verdaderamente, no le preocupo. Nada de lo aterrador q viniera en el futuro. Pues no había sitio para el temor, ya no. Ahora eran, uno, estaba encarnado con el Doctor Lecter. La cara, el cuerpo, el monstruo del terror, una vez q eras miedo, ya no había por q temerle. Afrontarse a uno mismo, hacia q te aceptes con todo y tu oscuridad, no más omisión ni mentira. Solo la negra y aun así deslumbrante verdad, la negrura en la q no podía ver nada, ni lo podían ver a él. Por ello, se dejó ir con calma, en cada sensación, sobre el cuerpo de su doctor, sobre la nieve roja…

Tarde Hannibal olio el característico y chabacano olor de la doctora Bloom y la pólvora. El inquietante olor a metal y fuego, el sonido del viento, el olor. El exquisito olor de su cordero. Derramándose alígero sobre la nieve. No lo calculo, no reacciono, no lo pudo evitar. Sus sentidos quedaron obnubilados por la tan, amada esencia de su borrego; el más exquisito olor a pureza y corrupción bailando de la mano, el olor a sumisión, a entrega q resulta patológica, olor a talento, originalidad. Olor a único. Olor de Will. Su Will. Pero…
La bala impacto muy rápido contra Will. Esa era la realidad, y más allá de la poesía q era el cuerpo de Will, vio su agonía. Ahora mismo, esa esencia hermosa… se estaba perdiendo en el ingrato blanco q no así justicia a la purísima sangre, alma de Will; resultaba una ofensa grandísima el desperdiciar ese alimento. Se le iba de las manos, y por más q estuviera aturdido, no tendría perdón, el perder a su cordero…
Como eco se escuchó otra bala, q fue a dar al muslo derecho de la antipática mujer.
A lo lejos Hannibal percibió a Chiyoh pero aquella ventaja ningún consuelo le dio.
Como pudo hiso un torniquete en la herida de Will. Y aquella noche, en toda su vida. Desde q empezó. Fue la primera vez, q una carne no le parecía apetecible. La de Alana Bloom, no era de interés culinario; porque el olor de su sangre, el olor de su carne quemada. Era un insulto, un ultraje al aroma encantador q tenia Will, por todas partes incluso en sus heridas.
Se dice q solo cuando conoces lo bueno, es q en tu vida, puedes reconocer lo malo. Y aquella noche. Hannibal tuvo q aceptar. Que hasta el momento no había hecho más q comer basura, casi la misma con la q se alimentaban su comida… después de Will todo se deslucía, el mundo entero se resumía al tedio.
Aquella noche perdió algo más q el apetito…

Fin?

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).