Se levantó a primera hora para hacer el desayuno y empacar la comida que su tío se llevaría para el viaje.
—Regreso en tres días. Repara la escalera y la puerta del baño.
—Si, tío.
Se acercaron a la ventana y lanzó su cabello para que su tío descendiera por él.
—Comportate. Regreso en tres días.
—Sí— observó a su tío cruzar la cortina de plantas verdes. Esa era la única entrada y salida del lugar.
Se apoyó sobre el marco de la ventana. Soñaba con un día salir y conocer que había más allá de la muralla.
Por su tío sabía que no había nada. Todo era un lugar abandonado, pero Mura le había llevado un bello listón rojo. Otro día le había llevado una pequeña figura. También una especie de tela con un curioso León en ella.
Así que eso le hizo comprender que su tío le mentía. ¿Por qué le mentía?
Escuchó el aleteo de Mura y eso hizo que abandonara sus pensamientos.
—Cierto. Tengo que arreglar la escalera— se dirigió a buscar un martillo y clavos.
———
Había arreglado la escalera, preparado el almuerzo y lavado la ropa. Termino lleno de polvo y agua. Así que decidió bañarse.
Le llevo cerca de una hora cepillar su cabello.
—Gracias, Maru.
Depositó el cepillo en el buró y se miró en el espejo.
Era delgado y moreno. Su cintura solo un poco más pequeña que su cadera, indicando que era doncel. Sus ojos color chocolate. Su cabello era castaño y largo, muy largo, él no lo quería largo pero su tío le obligó a mantenerlo así. Cuando se lo cortaba, su tío se lo llevaban y al regresar, llegaba con comida, ropa y demás cosas para la casa. Su último corte había sido 5 años atrás, y no tardaría en cortarselo. Soltó un suspiro y trenzó su cabello, le llevo varios minutos.
Una vez listo, fue a la cocina; aprovecharía para lavar el piso y limpiar a fondo la chimenea... Algo que tenía prohibido. Nunca entendería porque no podía limpiarla.
Tomó un cubeta de agua y camino hacia a la chimenea. Tropezó y se fue contra la chimenea. Se detuvo de lo que pudo, pero lo que había sostenido se movió. Segundos después, el fondo de la chimenea se movió y dejó a la vista un túnel.
—¿Desde cuando está esto?
Observó el lugar y sintió un viento cálido rozar su rostro ¿Era una salida?
Corrió a tomar una linterna, y luego se adentro en el túnel.
Estaba oscuro y se sentía algo de frío conforme seguía caminando.
—¿La cascada? — susurró al escuchar el sonido. Era agua fluyendo. Se apresuró y salió detrás de cortina de agua. Apagó la lámpara y salió por la pequeña apertura. La torre se miraba a todo explendor ¡Al fin!
Feliz, corrió por todo el lugar. Pronto Maru se unió a él.
—Esto es hermoso, Maru.
Olfateo cada una de las flores que yacían debajo de la torre.
Una ráfaga de viento sacudió las plantas y siguió el trayecto con la mirada. La cortina de plantas se entre abrió.
Curioso, se acercó y lo atravesó. Si dentro de la muralla era hermoso, ese lugar era aún mejor. Corrió por todos lados.
Entre tanta felicidad no se dió cuenta de que se alejaba cada vez más de su hogar.