PÁJARO ENJAULADO
(ALTER I)
By: K.G.Á.É.
A quien lo lee ¡Gracias por tu apoyo! : D
N/A: Y sí ese final a mí me pareció apresurado. ¡Pobre Slaine! D :
¡Oh, bueno! Habrá que aprovechar la soltería de Inaho y Slaine ; D
Aldnoah Zero no me pertenece.
PÁJARO ENJAULADO
Golpear antes de ser golpeados. Era una estrategia muy simple y efectiva, la mayor parte de las veces que se empleara adecuadamente. Y aunque el Tharsis se hubiera perdido, Slaine no lo necesitó para ver venir un juicio en su contra, sin ser invitado…
Que se presentara fue inesperado. Acusaciones y la orden de ser apresado se oyeron de inmediato. No se resistió.
Ahora permanecía en silencio mientras el Conde Barouh-Cruz hablaba a su favor.
—La guerra había comenzado mucho antes. El ahora Conde, era un simple vasallo en aquel tiempo. Si fueran a culparle de lo sucedido, con todo el respeto que merecen, creo que sería hablar de la ineptitud de los Caballeros Orbitales, siendo superado por un simple 'perro'—
Sonidos de indignación se escucharon por toda la sala.
—Aun suponiendo que eso sea cierto, y no digo que lo sea. Eso no cambia el hecho de que esa falsa princesa lisiada haya usurpado a Su majestad—señaló a Lemrina-hime quien también se encontraba presente. Obteniendo gestos de asentimiento y mofa de algunos, lo cual era su intención, que la princesa recibió sin mostrar algún tipo de sentimiento al respecto.
Aun cuando las palabras expresadas podían ser ciertas, el modo en que fueron dichas no les pareció correcto a varios. Mas no había modo de que cualquiera de los marcianos quisiera hacerlo notar, ya que sus lealtades podrían ser puestas en duda. Por su parte Barouh-Cruz apretó el puño, no era momento de ser sentimentales y aún si Harklight dijera algo, sólo empeoraría el asunto al tratar de enfrentarle con su estatus, que no se comparaba al de un conde.
Aunque eso no detuvo a una persona, quien casi de inmediato respondió a la ofensa.
— ¡No le permito hablar así de Lemrina-hime!—no llegó a grito, pero la voz de Slaine era fuerte y severa.
—Troyard…—el Conde Barouh-Cruz susurró, tratando de llamar su atención; puesto que no sabía cómo eso podría ser tomado.
— ¡Juh!. ¡No tienes derecho a dirigirte a mí de ese modo, mocoso terrícola!—destilaba veneno en sus palabras.
—Puede insultarme. Pero el hecho de que Lemrina-hime posee sangre real es algo que obliga su respeto hacia ella, así como una disculpa—le enfrentó con una mirada calmada que sacó de quicio a más de uno.
— ¡¿Qué?! ¡No le debo nada a esa mujer! ¡Esa-!—
—Conde. Lo que Troyard dice es verdad. Ella es mi hermana. Y no sólo como miembro de la familia real, sino como persona, usted le debe un respeto tanto a Lemrina como a Slaine—por primera vez durante el juicio Su majestad había intervenido. Su voz cargada de justicia y su mirada inundada de una furia silenciosa que congeló a los presentes. Sorprendiendo a la mayoría, quienes no estaban acostumbrados a ver más que la gentil e ingenua sonrisa de la chica.
—Es como mi esposa dice. Independientemente de si es la segunda princesa de Vers Lemrina-hime, ella es una dama. Por lo cual espero que amablemente se retracte de sus inadecuadas palabras. Por otro lado, ni el Conde Barouh-Cruz ni Slaine Troyard le han faltado al respeto. Por lo tanto, aprovecho este momento para invitarle a usted, y al resto, a continuar este juicio haciendo muestra de la cortesía con la que habéis sido educados—expresó el ahora Señor Cruhteo levantándose de su lugar, advirtiendo de forma sutil a los presentes. Haciendo sentir incómodos a algunos y molestos a otros.
Aunque renuente, el conde se disculpó únicamente con la segunda princesa, tratando de ganar el perdón de Su majestad a través del acto, mientras, varios murmuraban que Slaine era sólo un terrestre, entre otras pestes que enfatizaban su desagrado hacia el chico…
El joven Cruhteo volvió a tomar asiento. Al ver las manos de su esposa blancas por la presión que ejercía en sus ropas, tomó una de ellas para llamar su atención. Se vieron por un instante:
El juicio continuaría y, por mucho que ella quisiera personalmente regresar el golpe a los que hablaron mal de su hermana y su amigo, tendría que soportarlo; porque a pesar de murmurar, cada insulto a Slaine, llegaban de forma clara hasta ella; haciendo eco en su corazón y en su mente. Llevándole a preguntarse ¿por cuánto tiempo Slaine había sido llamado así, para simplemente dejar pasar lo que se decía de él como si fuera algo de todos los días?
Ella lo encontraba doloroso…
Cierto era que el alto al fuego había parado la guerra armada, no obstante, se dio cuenta que su autoridad sólo era capaz de eso. En realidad, la raíz de todo no había desaparecido.
Ella misma había cerrado su juicio, cegada por esta paz simple. Y era ahora que notaba que si Slaine lucía diferente al joven puro que siempre estuvo a su lado, era porque probablemente se había ensuciado; tratando de alcanzar la raíz del todo y cortarla de un tajo. Al parecer, las palabras que le dijo, cuando se hizo pasar por su hermana, encerraban mucho más de lo que quiso ver en ese momento.
Inaho había tenido razón cuando le dijo:
'Sus acciones estaban encaminadas a algo. Incluso con sus declaraciones de invadir la Tierra, ese no era su fin. Y aunque no era el mejor medio, quizá fue el único que tenía al alcance'…
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Para el Conde Klancain, quien le había conocido en persona apenas una ocasión, el joven Troyard parecía ser una persona amable, pero reservada al dar opiniones personales. Hasta el punto de crear desconfianza a quienes no cayeran con su labia. No obstante, el hecho de que varias personas estuvieran dispuestas a dar la cara por él y trataran de buscar compresión para sus actos, era algo que hablaba bien de su persona.
Una mala persona suele generar miedo y aberración, si alguien le defendiera sería por meros beneficios. Pero aparte de estos, algún tipo de afecto parecía haberse generado entre aquellos que le conocieron más a fondo: las princesas, su sirvienta, algunos condes e incluso ese chico de la Tierra; el rango y las personas así como sus personalidades variaban.
'Él ama la Tierra'.
Incluso recordaba al Conde Mazuurek hablando de algún modo a su favor.
'Porque no conozco a muchos que gusten de las flores de la Tierra, no, al menos entre los marcianos. E incluso entre los terrestres, no todos parecen tomarse el tiempo en apreciarlas. Si estaba dispuesto a sacrificar parte de estos preciosos recursos en la guerra, debió estar viendo algo a futuro que valía tal sacrificio'.
El llegar a ser conde y casi emperador en poco tiempo, hablaban de un hombre con determinación, quien hacía uso del conocimiento. Además, el Tharsis de su padre no podía ser manejado con tal maestría por cualquiera. Y él, lo había piloteado con valor. Un valor del que hacía gala incluso fuera del campo de batalla, como había demostrado momentos atrás.
— "Slaine Troyard posee un corazón justo"—pensó, y se contuvo de sonreír al ver el afán del Conde Barouh-Cruz.
Si las cosas terminaban bien, deseaba poder tener una charla apropiada con él: sobre su padre y distintos temas…
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Había sido extenuante. Y aun con todo, el Conde Barouh-Cruz sentía que no había logrado nada.
— ¡Es inaceptable! ¡¿Por qué debe estar en prisión hasta llegar a un veredicto?!—hizo hincapié en su descontento.
—Con todo respeto, si a Usted se le ha permitido el arresto domiciliario en su castillo flotante, junto a la princesa Lemrina-sama, es debido a los derechos que Vers le ha otorgado desde su nacimiento. Sin embargo, el caso de Troyard es diferente—le aclararon.
—Barouh-Cruz. Está bien. Dejo a la princesa a su cuidado—con eso dejó que le pusieran las esposas y siguió a los soldados.
El Conde Barouh-Cruz se resignó. Volvería a tomar acción si algo llegara a pasarle.
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A pesar de esperar el peor trato posible. En cuanto estuvo en su celda las esposas se habían ido y el carcelero le ofreció un saludo con su mano en la frente, dejándole sorprendido de nuevo.
Se recargó en su celda hasta que unos pasos volvieron a escucharse.
Lo consideró extraño, ya que en esos momentos deberían estar debatiendo qué hacer con él. Quizá sería alguien enviado a matarlo antes de la resolución.
—Luces cansado—una voz monótona que hacía tiempo no escuchaba, le hizo abrir los ojos.
Al parecer terminaría muerto, indudablemente.
—Bat—reconoció.
—Orange—susurró.
El silencio les envolvió por un momento, en el cual se mantuvieron observándose mutuamente. Esperando la siguiente reacción.
—Veo que regresó a su dueño—el castaño fue el primero en continuar.
Slaine lo miró sin comprender e Inaho hizo una seña a su cuello. Por lo cual, con sorpresa, terminó llevando su mano al recuerdo de su difunto padre. Apartando su vista un instante.
Antes de poder preguntar cómo sabía de él. Al volver sus ojos al castaño, le vio presionar sobre la zona de su ojo izquierdo.
—… ¿Es de cuando te disparé?—su voz salió trémula.
—Un motor analítico conectado a los nervios del cerebro ocupa este espacio. Es útil—respondió tan monótono como siempre, sin recriminar nada.
Inaho le vio asentir y no volver a levantar la mirada.
Slaine escuchó la puerta de la celda abrirse. Cuando levantó la vista, vio al castaño acercarse hasta quedar sentado a lado suyo. Tomándose la libertad de recargarse en él.
— ¡¿Qué haces?!—se puso rígido, sin saber si aventarlo o apartarse.
—Descanso. Tardarán en llegar a un acuerdo—dijo con simpleza.
—Deberías relajarte—agregó.
—"No es que sea fácil"—pensó para sí. Viendo que el otro no pensaba moverse se resignó.
—"Orange es extraño"—sintió sus mejillas colorearse.
Inaho, al sentirle relajar el cuerpo, determinó que Bat era más interesante de lo que pensó. Aunque, aún no entendía por qué Seylum le pidió salvarlo. Pues, de momento, parecía bastante bien por su cuenta.
Por otro lado, se percató de que: si el veredicto atentaba contra Bat, se arriesgaría a fugarse de ese lugar, llevándole con él; así fuera a los confines del mismo espacio. Después de todo, ambos habían demostrado tener la capacidad de burlar tanto a terrestres como a marcianos; y más que nada, sentía que valía la pena hacer eso por alguien como Bat…
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