UN AMOR IMPOSIBLE
CAPITULO 1
Un lujoso auto se había detenido en frente de la escuela, y a él habían subido Sarada y Naruto.
Al subirse, le agradecieron a Jūggo, el chofer de su padre, por haberlos venido a recoger. Jūggo, un hombre alto y bastante fornido, pelinaranja de unos ojos cafes que tiraban mas a ser rojos y el cual tenia una amable sonrisa en su rostro en ese momento, él era un viejo amigo de su padre y su conductor por muchos años, Sasuke sabía manejar perfectamente y era algo de lo que disfrutaba, por eso había dispuesto a su chofer para transportar y proteger a su hija. A esa pequeña a la cual amaba con todo su ser, pese a que no halla nacido bajo las circunstancias adecuadas.
Durante todo el camino se fueron conversando, mientras Jūggo le preguntaba qué tal había ido su día y que cosas divertidas habían hecho en el colegio.
Sarada le comentó con gran emoción al pelinaranja que Naruto había sido felicitado personalmente por la directora, por ser el mejor y uno de los más prominentes estudiantes que habían pasado por aquel instituto. Le habían entregado una insignia, la cual llevaba pegada en el aza de su mochila de cruzar y un pequeño diploma que llevaba guardado celosamente dentro de su agenda.
Todo el camino se la pasaron hablando, hasta que llegaron a ese gran coloso, un edificio construido con los mayores estándares de arquitectura y diseño. Era una torre altisima de forma triangular cubierto de oscuros cristales.
Esta obra había sido construida por la constructora Sharingan, su compañía de la gran y poderosa compañía Uchiha y en aquel gran edificio habitaba el actual presidente y su hija.
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Una vez estuvieron frente al apartamento 609, la azabache saco unas llaves de su maleta y abrio la puerta del apartamento. Los menores se sentaron en la entrada y retiraron su calzado, y sustituyéndolo por unas pantuflas para estar, siguieron con su conversación y entre risas, sin notar que había otra presencia en él hogar.
Continuaron caminando hacia la sala, pero se detuvieron de golpe, al observar al tercer ocupante de aquella casa.
El tan nombrado Sasuke Uchiha, se encontraba en la vivienda, con sus piernas cruzadas, enfundadas en un finisimo pantalon negro confeccionado a medida, el cual remarcaba aquellas fornidas piernas y otras cosas, que por su bien mental, el rubio no quisiera rememorar. También portaba la camisa blanca, de lo que al parecer era un finisimo traje, con las mangas recogidas y dos botones abiertos, mostrando parte de su pecho y remarcando muy bien aquel abdomen perfectamente marcado, sus brazos y sus pectorales dándole un aire bastante varonil. Y para rematar ese sexi conjunto estaba su cara, uff, tenía un rostro precioso, sus facciones eran bastante varoniles, pero tenían un pequeño toque femenino que lo hacía ver sumamente atractivo, su cabello negro azabache peinado hacia abajo y ese mechón completaban la estampa.
¡Dios mío! Ese hombre era como el vino, entre más maduro, más delicioso se ponía. Se reprendió mentalmente por sus pensamientos y salió de ellos, volviendo a la realidad.
–bienvenida a casa sarada– le dijo a la azabache, mientras depositaba unos papeles que estudiaba anteriormente sobre la mesa y se movía de su comoda pocision, para acercarse a su hija y depositar un casto beso sobre la frente de esta.
–Buenas tardes papá, y gracias– contestó la azabache.
–bienvenido Naruto– ahora saludo al rubio mientras posaba una mano en sus cabellos, sacando un imperceptible sonrojo en el menor y haciendo que este hiciera un puchero el cual hizo sonreír al mayo e hizo que su mirada mutara un poco. Todo lo anterior siendo notado por Sarada. Quien no dijo nada.
–buenas tardes, Uchiha-sama– contestó respetuosamente el menor, mientras hacía una pequeña reverencia al mayor.
–Naruto– le dijo el mayor al rubio con tono reprendedor –te he dicho muchas veces que no me gusta que me llames con tantas formalidades, Puedes decirme únicamente Sasuke, sabes... El "Uchiha-sama" me hace sentir más viejo de lo que soy– respondió el mayor fingiendo enojo.
–de acuerdo Sasuke-sama– contestó el rubio sacando un suspiro de resignación del mayor.
Sarada y Naruto fueron a dejar su mochila en la habitación de la Uchiha. Después la Uchiha y el rubio regresaron a la sala, el rubio con una agenda del Instituto en sus manos.
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–¡papá! Mira lo que le dieron a Naru-chan– exclamo la azabache mientras le extendía un pequeño diploma, el cual minutos antes, el rubio le había entregado a ella.
–¡felicidades Naruto!– exclamó el Uchiha con asombro mientras lo miraba con orgullo – pero aún no me superas y tampoco a mi hermano–
–gracias Sasuke-sama, pero... ¿A que se refiere a eso de superarlo a usted y a su hermano– pregunto confuso el rubio.
–veras Naruto– empezó a explicar Sarada –tu eres el mejor estudiante de esta generación del Instituto y según las palabras de la directora, eres el tercero mejor en generaciones. Esas generaciones que tuvieron a los mejores entre los mejores fueron la de mi papá y la de mi tío, mi tío ocupa el primer lugar, mi papá el segundo y tu eres el tercero– explico la chica con orgullo.
–asi es Naruto– confirmó el mayor –esa es una de las razones por las que me siento orgulloso de Itachi– pronunció con orgullo–¿quieres ver algo?– pregunto el mayor recibiendo un asentimiento por parte de rubio.
El mayor se levantó de su asiento y se fue, regresando un poco después con dos gruesos libros en sus manos y poniéndolos sobre la mesa.
–mira– dijo abriendo el álbum y mostrándole una foto de un Sasuke de diecisiete años con una toga y un virrete azul, y sosteniendo un diploma junto a un cuadro de bordes dorados, ya reconocía ese lugar, era la rectoría del Instituto. –esta foto me la tomaron el día que me gradué, un poco más halla de mi cuadro se encuentra la fotografía de Itachi, mi hermano doncel–
–¡vaya!– exclamó sonrojado y sorprendido, cada vez más se daba cuenta de que Sasuke era un ser fascinante y sorprendente.
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Continuaron observando más fotos durante un poco más de tiempo. Hasta que el timbre sonó, interrumpiéndoles el momento. El mayor de los Uchihas se dirigió a abrir la puerta y recibió en la entrada.
Las cuatro personas que estaban en la puerta se dirigieron a la sala, y la expresión de confusión que se grabó en la cara de rubio menor era digna de retratar.
Un hombre de largos cabellos azabaches atados en una coleta baja, piel blanquecina, ojos carbon y unos treinta y tantos venía acompañado de un rubio de larga cabellera atada en una coleta alta, ojos azules, piel trigueña, un poco más bajo que el pelinegro y aparentemente de la misma edad.
Un poco más atrás, venía Sasuke en compañía de una chica que tendría, más o menos su misma edad y al entrar a la sala, abrazo fuertemente a su hija.
Sasuke, al ver la expresión de total confusión en la cara del rubio, sólo atino a larga una suave carcajada, la cual llamo la atención de todos los presentes y sacó un enorme sonrojo en el Uzumaki, que sabía que aquella risa había sido lograda gracias a su causa y que con pesar, tuvo que admitir que era hermosa.
El rubio mayor ayudo a acomodar al Uchiha Doncel en el sillón, mientras que las chicas se iban a la habitación de su hija Sarada, y antes de que el rubio menor se armará líos raros en la cabeza, el azabache menor procedió a explicar.
–Naruto, te presento a Itachi Uchiha, mi hermano mayor– dijo Sasuke, sin especificarle al rubio a quien de los dos.
El rubio los miro a todos con cara de confusión y el azabache menor largo otra risotada, causando que el menor lo mirase con un sonrojo y con molestia por burlase a su costa.
–Naruto-kun, soy yo– dijo el pelinegro mayor mientras miraba con reproche a su hermano que no estaba dispuesto a colaborar –perdona a mi otouto-baka, desde que se enteró que tengo una relación con Deidara y lo conoció no ha dejado de molestarme con eso– dijo el mayor excusando el comportamiento de su hermano, el cual lo miro con enojo. – antes de que preguntes, si soy Doncel, de hecho tengo dos meses de gestacion– dijo con ilusion y una voz muy suave, mientras le enseñaba su vientre un poco abultado al rubio, el cual no lo había notado por el traje que llevaba puesto
–aproposito de eso– dijo el varón azabache acercándose a su hermano –dejame ver cómo se encuentra mi sobrino favorito– dijo acariciándole el vientre a su hermano y sacándole un sonrojo a este.
Un fuerte gruñido resonó en la sala y el rubio menor se sonrojo furiosamente, con la emoción y demás no había tenido tiempo de almorzar y ahora su estómago exigía alimento urgentemente. Una sonrisa se asomo e los labios de todos los presentes y el rubio mayor dijo
–cuñado, mira como eres, ni un jugo diste al pobre chico y ahora se muere de hambre– dijo con burla
–tengo una idea– dijo el varón azabache –porque no vamos todos a celebrar el premio que obtuvo Naruto hoy en el instituto– propuso.
–muy de acuerdo y felicidades Naruto-kun– dijo el azabache mayor.
Los demás miembros de la familia lo felicitaron y todos se fueron a un lujoso restaurante a comer. Por primera vez en su vida el rubio se había sentido realmente en casa.
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