— ¡Dazai-Sensei!
—Oh, pero si es Ryunosuke-Chan, ¿Ya tan pronto regresaron de la competencia?
Lo encontró caminando alegremente por los pasillos, con aquella pila de libros, hojas y cuadernos, su típica y estúpida sonrisa divertida.
Portaba con orgullo aquella medalla dorada colgada en su cuello. Y cubriéndole un ligero rubor en sus mejillas, es como decidió entablar conversación con su profesor favorito.
—Sensei, déjeme ayudarle—se ofreció y quito un par de libros antes de que siquiera se negara—.
—Pero que amable eres Ryunosuke-chan
— ¿Se dirigía a la sala de profesores?
—Claro, aun me falta tiempo para la próxima clase
—Ya veo…—Ya no sabía que decir, y aun así las palabras sobraban, con tal de pasar aquellos momentos con él, era suficiente—.
— ¿Y qué tal la competencia? Salieron victoriosos por lo que veo
— ¡Por supuesto!—Y no tardo nada en hacerse lucir— Soy el que hizo la mayor puntuación. Gracias a mi nuestra escuela fue la ganadora. Después de todo el Karuta es algo de lo más sencillo para mí
— ¿Oh, enserio?
— ¡Claro!, ¿No le parece perfecto, Sensei?
Pregunto algo temeroso, pero sin duda nervioso y con las mejillas ardiendo como un fosforo. Notando tan solo una muy, muy ligera sonrisilla de parte contraria.
—Eso creo
— ¡Dazai!
Y antes de decir algo más siquiera, o hacer un ligero berrinche por el tan obvio desinterés por parte del profesor castaño, otro maestro llego hecho una furia hasta ellos.
—Vaya, vaya, ¡Es Chuuya-Sensei!
— ¡Cállate idiota, no ha revisado los exámenes del aula C!
Nakahara Chuuya era el profesor de Física, y atractivo a simple vista, sin embargo no le interesaba para nada, de hecho, incluso le tenía cierto rencor y odio, por así decirlo. Estaba tanto tiempo con Dazai-Sensei… Incluso había ocasiones en que ambos se iban juntos al terminar las clases. Y era entendible al ser ambos profesores, pero, ¿¡Todo el tiempo juntos!?
—Ya vete a tu clase, mocoso—le dijo con cierto enfado, continuando después con los regaños al castaño—.
—Estoy hablando con Dazai-Sensei
—Estabas—corrigió con su típico tono molesto, quitándole de las manos las libretas que cargaba por Dazai— Ahora más vale que te vayas a tu aula o te repruebo en mi materia, ¿Entendiste?
No hizo más que mirarle con el ceño fruncido. Para Akutagawa, lo único importante era el reconocimiento y atención de Dazai. No le importaba si tenía amigos, enemigos o le agradaba a otros profesores.
En esa ocasión, como en muchas otras, tenía que tragarse su orgullo y apretar con fuerza los puños, no debía crear un lio con aquel molesto profesor, mucho menos estando Dazai con ellos.
—Sí, Chuuya-Sensei… Estúpido
Dijo aquello último una vez que ambos profesores estuvieron lo suficientemente alejados. Y sin más, se encamino hacia su aula, no entendía porque no les dieron la salida antes si de todas formas tan solo faltaban dos horas para que las clases finalizaran. Quería irse lo antes posible, mucho más cuando recordó que le tocaba Matemáticas con Kunikida-Sensei.
Maldita sea…
—Adelante joven Akutagawa, tome asiento rápido y escriba los apuntes
Suspiro con claro fastidio, y aun sin aligerar el ceño fruncido, saco su libreta y comenzó con los apuntes, demasiado sencillo, pero aquello no le importaba, no si el Sensei era aquel ególatra presumido.
— ¡Kunikida-Sensei!
— ¿Hm, Tanizaki, que hace fuera de su aula en hora de clases?
—El director me pido que le entregara esto
Despego su vista de la pizarra, prestando un poco de atención a la interrupción de aquel chico, recordaba que era de la clase D, y lo había visto un par de veces en un partido de Futbol, sin embargo, el chico que le acompañaba… ¿Sería nuevo?
Los murmullos no se hicieron esperar, ahora toda la clase hablaba de aquel chico y solo pocos prestaban atención a lo que el profesor hablaba con el alumno de la clase D.
—Gracias, Tanizaki, regresa a tu clase
—Claro, Sensei
Le resto importancia y continúo con los apuntes, de manera aburrida, al menos hasta que el profesor se planto en frente, impidiéndole el ver lo demás.
—Bien jóvenes, tenemos un alumno nuevo, y no tengo idea de porque estoy yo aquí presentándolo cuando debería ser su tutor el del trabajo—les dijo completamente sincero, como era su costumbre, acomodándose sus gafas— Adelante, preséntate chico, y rápido porque queda poco tiempo para la clase
— ¡Que tal! Mi nombre es Nakajima Atsushi. Encantado de conocerlos