Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Inmortal por LevitaHatake

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos c:

Espero que estén muy bien.
Bien, aquí les traigo el séptimo capítulo ♥ espero que les agrade,
aunque tal vez pueda resultar algo corto, pero pues desde un principio quería hacer capítulos algo cortos y más dinámicos para esta historia

(aunque eso no me ha ayudado para actualizar más rápido u_u disculpen por eso)

Gracias a todos los que han dejado comentarios, ¡los aprecio mucho! Al igual que sus favoritos, se aprecia el apoyo y seguimiento al fanfic :'3
Ya saben que cualquier duda y opinión la pueden dejar en un comentario.

 

 

Las embarcaciones del ejército del ave carmesí llevaban cinco días en altamar, según los navegantes, aún faltaban veinte días más para que pudieran llegar a las costas más cercanas de las nuevas tierras.
El mar del verano había sido complaciente respecto al clima y corrientes pero, al octavo día, una fuerte tormenta les sorprendió por la noche, causando grandes problemas y esfuerzos por mantener en la mejor posición posible a toda la flota.
Durante toda la madrugada todos se mantuvieron despiertos ayudando en distintas tareas, alertas a cualquier complicación, hasta que los primeros rayos del sol se asomaron por el horizonte.

 

—Hemos perdido el curso, señor Donquixote…—informaron los encargados de manejar el barco en que viajaba el líder del ejército del ave carmesí. Dichos navegantes no eran parte del ejército del ave carmesí, habían sido personal brindado por el reino de Arabasta.

 

—Maldita sea… ¿Y qué rayos se hará?

 

—Estaremos trabajando en recuperar la ruta, señor. También hay otro asunto que queremos informarle…

 

— ¿De qué se trata?

 

—Los vigías han informado que hay una isla próxima.

 

— ¿Y tienen conocimiento sobre esa isla?

 

—No, señor. Es desconocida para nosotros. 

 

 

Doflamingo estaba tentado a ir a explorar dicha isla; tal vez pudiera encontrar una buena cantidad de recursos en ella, ya sea en comida, materia prima para armas, ropa y demás cosas necesarias para su ejército. Con suerte pudiera encontrar alguna clase de riqueza mineral como oro, gemas o exóticos cristales, pero por otro lado, no quería detenerse en su camino hacia el nuevo continente… Después de reflexionarlo unos minutos hizo su decisión.

 

—Informa esto: que las demás flotas continúen el curso. Nosotros iremos a dar un vistazo a esa isla.

 

—Sí, señor.

 

Mientras tanto, en el interior de las cabinas, en una habitación que contaba con dos sencillas camas de paja para dormir:

 

—Qué noche…—murmuro Law.

 

—Si… Espero que no nos sorprenda otra tormenta más, al menos no dentro de los próximos dos días—dijo Corazon mientras se quitaba sus húmedas botas después de haber pasado la madrugada en cubierta—. Ahora quiero dormir un poco…—y el rubio se recostó sobre su lecho. 

 

—Claro… Descansa, Corazon.

 

— ¿No estás cansado?—pregunto el rubio con algo de asombro al mirar que Law seguía sentado sobre su cama. 

 

—Sí, pero aun no tengo suficiente sueño.  

 

—Ja, se nota que te llevo unos años… Parece que soy un viejo débil a tu lado—comento Corazon mientras acomodaba mejor su almohada.

 

—No digas esa clase de cosas, eres muy fuerte. Tal vez en un rato más ya decida descansar también, iré a conseguir algo de comer, descansa—y Law se retiró de la habitación, dejando a Corazon en tranquilidad y silencio.

 

 

Cuando Law salió a cubierta, Doflamingo le vio y fue inmediatamente hacia al muchacho.

 

—Pensé que te tomarías un descanso después de pasar tremenda noche ayudando—dijo Doflamingo sonriéndole.

 

—Aun no puedo dormir… Iba por algo de comer ¿qué tal esta todo por aquí?

 

—Ya todo bajo control… Y por cierto, también tengo hambre, ¿desayunamos juntos?

 

—Eh...

 

—Traigan algo para desayunar—ordeno Doflamingo a un par de jovencitos grumetes—. Para mí y para este muchacho…

 

— ¡Si, señor!

 

Al cabo de unos minutos, Doflamingo y Law se encontraban comiendo pescado acompañado de arroz y verduras.
Ambos estaban sentados en una pequeña mesa que habían colocado en cubierta especialmente para Doflamingo.

 

—Entonces… ¿mi querido hermano se quedó dormido?

 

—Sí, necesitaba descansar.

 

—Espero que este completamente restaurado para cuando desembarquemos en un rato…

 

— ¿Ya llegamos a las nuevas tierras?—soltó Law sorprendiéndose.

 

—No, no, claro que no. Solo haremos una pequeña parada en una isla que acabamos de topar.

 

—Ah, ya veo… ¿Conoces esa isla?

 

—No, por eso quiero explorarla. Quizá encontremos algo valioso ahí… ¿No sería genial?

 

—Supongo… Pero ¿no podría resultar peligroso?

 

— ¡Ja! Por favor, Law, ¿Qué clase de personas crees que somos? Si algo amenazante llega a ocurrir, podremos con ello, ¿no?

 

 

Law miro a su líder con seriedad, manteniéndose en silencio.

 

—No te preocupes, deja esa cara seria—dijo Doflamingo al notar con facilidad la consternación de su joven subordinado—. No te pasará nada…

 

—No me preocupo por mí.

 

—Entonces, ¿es por mi hermano?

 

—No quiero que se esfuerce demasiado después de este último suceso… Además… He podido notar que no ha dormido bien en las últimas noches, parece que no puede conciliar fácilmente el sueño.

 

—Ja, Law, parece que estás hablando de un niño pequeño. Rosinante es un hombre fuerte, aunque a veces parezca más vulnerable de lo que en realidad es…

 

 

Y el jovencito de cabello oscuro se sintió sumamente incómodo, Doflamingo tenía razón de cierta manera; Law estaba subestimando demasiado a Corazon…
Pero era algo que a Law le resultaba casi inevitable, preocuparse por el bienestar de la única persona a la que amaba tanto.

 

 

—Pero bueno, tal vez lleguemos a una isla desierta o donde no haya una amenaza significante—dijo Doflamingo con voz relajada mientras llevaba sus manos hacia su nuca.

 

 

Una hora después se estaban preparando para desembarcar.
Corazon ya había despertado y estaba colocándose su armadura, preparándose para cualquier posible problema.
Igualmente Law se puso su armadura y su mente empezó a estar en alerta extrema en cuanto abordaron un bote para dirigirse hacia la playa.
Finalmente arribaron a una exótica playa de aguas claras y arena casi blanca. Doflamingo, junto con sus comandantes principales: Trebol, Pica, Diamante y Corazon; Law y un grupo pequeño de soldados, miraban con mucho interés el entorno tan fascinante.

 

Doflamingo organizo grupos de exploración; finalmente el decidió irse acompañado de Corazon y Law.
Caminaron hacia el interior de la isla atravesando sendas de un ambiente selvático.

 

—Doffy, creo que no encontraremos nada...—dijo Corazon pensando que habían atravesado el mismo lugar varias veces.

 

—No seas pesimista, Corazon. Vamos, habrá algo genial, lo sé…

 

 

Y casi como si fuera un deseo cumplido al instante, después de las últimas palabras de Doflamingo, llegaron frente a una gran laguna que contaba con una cascada al fondo, y ahí fue donde encontraron algo que les dejo una expresión de intensa incredulidad.

 

—Son sirenas…—musitó Corazon mirando fijamente a un par de ellas que también le miraban con asombro y algo de temor desde un par de piedras a la orilla de la laguna.

 

—Vaya que sí…—y Doflamingo sonrió ampliamente, sintiendo una gran emoción que no trato de esconder. El rubio se acercó con agilidad a una sirena de cabello azul claro—. Hola señorita, mi nombre es Doflamingo Donquixote…

 

La joven sirena (que en un principio tenía una expresión de nerviosismo y temor) después de ver como Doflamingo le hablo de manera tan confiada y  galante, tomando su mano para besarla con delicadeza, se sonrojo riéndose un poco y dio entrada a que el rubio líder siguiera hablándole.

 

—No tenemos idea que clase de lugar es este, sinceramente solo estábamos explorando…—explico Doflamingo—. ¿Podrías orientarnos un poco?

 

A consecuencia de ese gesto de repentina confianza, más sirenas comenzaron a aproximarse a Doflamingo, demasiado entusiasmadas y curiosas por hablar con él y empezar a hacerle muchas preguntas.

 

—Con calma, señoritas… Bien, primero: él es mi hermano, Corazon; y ese muchacho de cabello oscuro se llama Law.

 

 

Algunas sirenas comenzaron a llamar la atención de los mencionados, en especial a Law, que estaba recibiendo muchos saludos y sonrisas de parte de las sirenas.

 

 

— ¡Vamos, acérquense!—llamo Doflamingo haciendo un gesto con su mano derecha.

 

—Qué remedio...—resoplo Corazon, mirando a su hermano mayor con cierto cansancio—. Vamos, Law.

 

 

Y en cuanto Corazon y Law llegaron a la orilla de la laguna, estos fueron recibidos por complacientes gestos, animándolos a entablar una plática.

 

— ¿Cuál es tu nombre?

 

—Law.

 

—Hola, Law. Yo soy Asari. ¿Sabes? eres un muchacho muy atractivo. Siendo sincera, nunca había mirado a un hombre tan guapo como tú—comento una sirena de cabello rosa, sin dejar de ver fascinada el rostro del muchacho moreno—. ¡Eres muy lindo, Law!

 

 

Law, quien no tenía el más mínimo interés en gestos de ese tipo, se limitó a mantener su semblante serio y a responder con un tono de voz frío e indiferente:

 

—No creo que sea así.

 

— ¿Eh? ¡No lo dices en serio…! Ja, eres gracioso también—y la jovencita soltó una risa que resulto muy molesta para Law.

 

Law observo, muy irritado, como una sirena de cabello castaño estaba casi encima de Corazon, sonriéndole de manera sugestiva, mientras que el rubio estaba completamente nervioso y trataba de manera desesperada y amable evitar más contacto con ella.  
Quería levantarse e ir a por Corazon y llevarlo lejos de ahí, sin que nadie más pudiera tocarle y mirarle de esa manera en la que solo deseaba hacerlo Law.

 

 

—Oigan, andando...—anunció Doflamingo mientras ingresaba al agua—. ¡Vamos a ir a conocer su hogar!

 

Corazon y Law le siguieron con desanimo, pero conforme iban acercándose a la cascada sintieron que su curiosidad les quitaba su mal humor.
Siguiendo siempre a las sirenas, atravesaron la cascada, para ingresar a una especie de cueva. Nadaron hasta que la estructura de la cueva se terminó y salieron de nuevo al aire libre, encontrándose con una ciudad llena de extraños edificios de arquitectura que recordaban ciertos elementos marinos.

 

—Es un lugar hermoso—musito Corazon viendo cada detalle de su alrededor.

 

 

No tardo mucho para que muchos habitantes se amontonaran para ver a los foráneos. Muchos de los lugareños parecían ser un hibrido de un humano y alguna criatura de mar.

 

— ¡Hola a todos…! ¡Soy Doflamingo Donquixote!

 

Pero a diferencia de las amigables sirenas, esta vez no hubo muchas sonrisas de parte de la mayoría de los habitantes.
No tardo mucho para que unos grandes sujetos armados les cuestionaran su visita.

 

—Cálmense, no pretendo nada malo… Solo… Quería explorar… No pensé que la isla estuviese habitada—dijo Doflamingo alzando sus manos con expresión relajada, como para dar a entender que no le preocupaba que le atacaran y cuestionaran.

 

—Si… No queríamos molestar—intervino Corazon con una sonrisa nerviosa—. Es un lugar muy hermoso, por eso nos vimos atraídos a explorar…

 

— ¡No son hombres malos!—defendieron un par de sirenas—. Por favor, solo queríamos pasar un buen rato con ellos…

 

— ¡Así es, por favor, déjenlos quedarse, al menos por esta tarde!

 

 

Después de un breve interrogatorio e inspección acordaron dejarlos recorrer la ciudad, solo por este día, siempre en compañía de las sirenas que abogaron por ellos además de un vigilante adicional que estaría al tanto de cualquier conducta extraña.

—Muchas gracias, dulzura—dijo Doflamingo mientras ponía un brazo alrededor de los delgados hombros de la sirena de cabello azul con la que había charlado primero—. Ahora… ¿Qué lugares interesantes me puedes presentar?

 

 

Law y Corazon caminaban tras su líder, acompañados de un par de sirenas cada uno, pues ahora era casi una obligación estar junto a ellas.
El rostro de Law estaba en un punto de máximo hastío e irritabilidad…
Cada intento de coqueteo hacia él o hacia Corazon le desesperaba tanto y provocaba que su cabeza empezara a sentir una migraña.
Pasearon por diversos comercios de donde Doflamingo consiguió llevarse un par de joyas marinas muy llamativas que luego regalaría a sus queridas protegidas del ejército, además de otros artefactos curiosos que llamaron su atención.

 

—Tengo algo de hambre…—comento Corazon con voz algo cohibida.

 

— ¡No te preocupes!—intervinieron un par de sirenas—. Conocemos el lugar perfecto para que podamos comer algo tranquilamente. ¡Vamos…!

 

 

Finalmente llegaron a un edificio de fachada elegante, ingresaron y fueron bienvenidos por varias sirenas más.
Era una especie de posada en donde ya había varios comensales bebiendo y comiendo por ahí.
Tomaron asiento y en cuestión de minutos les brindaron platos llenos de aperitivos exóticos, que si bien no resultaron familiares para Doflamingo y Corazon, los comieron sin titubear.

 

 

— ¿No tienes hambre?—pregunto una de las acompañantes a Law.

 

—No.

 

—En verdad que eres serio… ¡Ya se, tal vez podría resultarte interesante conocer a Madame Shyarly!

 

— ¿Qué?

 

—Es la dueña de este lugar, ella predice el futuro. ¿Sabes? muchos que llegan a venir a esta isla es solo para encontrarla, su don es algo grandioso.

 

Y por primera vez, desde que llego a ese lugar, Law sintió que su curiosidad se despertaba genuinamente.
¿Acaso sería verdad? Predicciones… Era algo que le resultaba tentador… Pues cada noche, cada mañana, casi cada momento de sus días desde hace años, se había estado cuestionando si algún día llegaría a tener un vínculo más profundo con Corazon. Esa era la única razón por la que podía llegar a acceder a recurrir a esa clase de habilidades…

 

— ¿Qué dices?

 

—Bien, llévame con ella—dijo Law con voz baja—. Pero tengamos cuidado, no quiero que los demás se enteren de esto. 

 

—No te preocupes, estan muy ocupados—dijo la chica de cabello rosa—. Ven, por aquí… 

 

 

Avanzaron hacia una parte trasera del edificio hasta llegar a una sala cuyo ambiente se sentía más íntimo y misterioso.
Muy pronto una gran sirena apareció ante ellos; era más grande que las sirenas que había visto anteriormente, tenía el cabello negro y corto y este cubría la mitad derecha de su cara; sus ojos azules con pupilas verticales tenían un aspecto intimidante. Lleva puesta una pieza superior de ropa con capucha que dejaba al descubierto una parte de su vientre y su pecho.
Law noto que su gran cola recordaba a la de los tiburones; una aleta dorsal sobresalía por la espalda de la vidente que estaba fumando de una pipa.

 

 

—Madame Shyarly, buen día. Espero que no la importunemos, pero este joven quiso venir a consultarla.

 

—Ya veo… Un joven humano… Y que al parecer ha estado muy estresado. ¿Te molestaría dejarnos solos, Asari?  

 

—Sí, señora… Nos vemos en un rato, Law.    

 

Y, en cuanto la joven sirena se retiró, Law avanzo hacia Madame Shyarly.

 

— ¿Y bien? ¿Qué es lo que deseas saber, muchacho?

 

—Mi nombre es Law. Yo…—y el muchacho moreno volteó a ver a su alrededor, como si temiera que alguien estuviera espiándolos.

 

—No te preocupes, nadie pretende venir en estos momentos, nadie está vigilándote ahora.

 

Law respiro profundamente y, sintiendo un horrible vértigo en su estómago, decidió confesar sus intenciones.  

 

 

—Decidí recurrir a usted debido a que tengo una angustia desde hace años…

 

— ¿Qué clase de angustia padeces?

 

—Yo… Quiero… Saber… Si acaso… Algún día…—Law no podía evitar pausar su voz debido a su nerviosismo; por una parte sentía una gran vergüenza por caer tan fácil ante esa oportunidad, pero por otro lado, su ansia por tener alguna clase de esperanza respecto a su relación con Corazon no le permitiría irse sin respuestas—. Si algún día podre estar con la persona que amo…

 

 

El rostro de Madame Shyarly reflejo un ligero asombro; la mujer no esperaba que un joven con un semblante tan serio y amargo fuera a pedirle una predicción de ese estilo.
La mujer se dirigió hacia una gran ostra que tenía a un costado de su gran trono, y de su interior tomo una brillante bola de cristal y la coloco sobre la mesa que tenía frente a su asiento.   

 

 

 —Ya veo… Pero primero, Law, ¿podrías asimilar cualquier clase de resultado? En especial en algo tan delicado e importante como el terreno del amor… Podrías enterarte de cosas que podrían atormentarte hasta que se cumplieran… 

 

Law se mantuvo en silencio; su nerviosismo se intensificaba y ahora aquellas advertencias de Madame Shyarly resonaban en su mente, haciéndole dudar cada vez más.

 

—Si bien podría ser algo que podría alegrarte, podría resultar algo muy doloroso.

 

—Creo que puedo entenderlo… Pero… Creo que es el único sentido de mi vida…—murmuro Law cerrando sus manos en fuertes puños que temblaban ligeramente—. Cualquiera que sea el resultado, me esforzare en mantenerlo o modificarlo.

 

—Pero nunca he hecho una profecía que pudiera cambiarse después de haberla dictado… Todo está predestinado.

 

 

Law volvió a guardar silencio, cuestionándose sobre si continuaría con esto o si se marcharía sin saber su futuro en relación a Corazon.
¿Podría vivir en paz después de saberlo? ¿Lo podría asimilar? ¿Qué tanto afectaría el saber aquel futuro en su forma de tratar a Corazon en el presente?
Podía jurar que los fuertes latidos de su corazón resonaban en toda la estancia; el sudor de su frente empezaba a resbalarse hacia sus cejas y el nudo de su garganta se hacía más incómodo.
Después de un par de minutos, respiro profundamente y dio dar su respuesta final:

 

—Bien… Supongo que no tiene caso saberlo entonces… Disculpe por hacerle perder tiempo—dicto Law sintiendo una terrible frustración; tal vez luego se arrepentiría tanto de no haber aprovechado esa oportunidad única.

 

Madame Shyarly sonrió con algo de tristeza al ver como el joven moreno volvía a adoptar su semblante serio y se disponía a salir de la sala.

 

—Buena suerte, muchacho…

 

Al volver, el estado tan alterado y sensible de Law se desvaneció al instante de ver a Corazon recibir un beso en la mejilla de parte de una de las jóvenes sirenas; de nuevo un intenso dolor de cabeza y fastidio dominaban al muchacho.

 

— ¡Oh, Law! ¿Dónde estabas?—soltó Corazon al notar que el muchacho se aproximaba a él. El rubio se levantó de su asiento, disculpándose con sus acompañantes de manera torpe.

 

—Salí a tomar aire…—respondió Law con voz grave—. Veo que te estan atendiendo bien.

 

—Ah, eso… Claro que no, no estoy muy cómodo, siendo sincero, quisiera irme ya.

 

—También yo.

 

—Doffy lo está disfrutando bastante—comento Corazon al ver como su hermano había comenzado a besarse con la sirena de cabello azul claro con la que había charlado primero—. En cuanto se desocupe, iré a pedirle si podemos regresar al barco, al menos tú y yo… Igualmente, podremos informarles a Pica, Diamante y Trebol que vengan a acompañar a Doffy.

 

—Me parece bien—dijo Law sintiendo un alivio enorme al saber que tal vez pronto Corazon dejaría de ser acosado por aquellas jóvenes.

 

 

Y en cuanto vieron que Doflamingo se despegó de los labios de aquella mujer, Corazon se aproximó a él, listo para exponer su petición de volver al barco junto con Law.

 

— ¿Qué dices, Rosinante?

 

—Lo siento, pero no me siento cómodo aquí…

 

—Vaya contigo… Está bien, vete si quieres, pero no hagas eso de ir a decirles a los demás.

 

— ¿Por qué? ¿Estás seguro de que estarías bien solo aquí?

 

—Claro que sí… Volveré en un par de horas, no se preocupen.

 

 

Corazon miro algo desconfiado a su hermano mayor y resignándose a respetar su decisión, asintió con la cabeza y le dijo:

 

—Pero si no vuelves para la noche, vendré a buscarte junto con todos los soldados del barco ¿entendido?

 

—Sí, sí, si…

 

 

Corazon regreso junto con su joven amigo, diciéndole que podían marcharse sin problema.

 

—Lo sentimos mucho, pero nosotros nos retiramos por hoy—dijo el hombre de espeso cabello rubio a las sirenas que habían estado consintiéndolo—. Fue un gusto conocerlas…

 

— ¡Oh, Corazon…! ¡¿En serio tienes que irte tan pronto!? ¡Por favor, quédate un poco más…!—dijeron varias jóvenes sirenas.  

 

Law contemplaba fríamente las diplomáticas excusas que Corazon daba a la horda de tristes muchachas. Después de un par de minutos pudieron irse sin problema alguno.

 

—Corazon...

 

— ¿Qué pasa, Law?

 

— ¿No te arrepientes de haberte ido tan pronto de aquel lugar? Quiero decir, Doflamingo estaba muy animado… Tal vez querías quedarte más tiempo y quizá por mi culpa…

 

—No, Law, en realidad no estaba cómodo. Ya quería salir de ahí…

 

 

Habían llegado a la playa, ambos estaban sentados sobre la arena de color pálido para tomar un descanso antes de volver al barco.

 

 

—No me gusta estar con alguien de esa manera…

 

— ¿Cómo?

 

—Es que… No me gusta mucho que demasiada gente este alrededor mientras alguien quiere abrazarme o besarme, me incomoda… Además eran muchas chicas, no era algo serio… Me puse nervioso.

 

—Entiendo…

 

—Ya deberíamos irnos, ¿o quieres ir a dar una vuelta?

 

—No, ya estoy listo para regresar al barco—respondió Law, totalmente aliviado de las cuestiones que le habían surgido a causa del suceso con las sirenas—. Corazon…

 

— ¿Si?

 

—Recordé que quería tratar algo contigo… He estado observando que no puedes dormir bien, ¿te sucede algo malo?

 

—Ah… Eso…—y Corazon lanzo un pesado suspiro—. Es por lo que sucedió en Arabasta… Aún sigo pensando en todo lo que paso ahí, lo que hizo Doffy y el muchacho que conocí en la batalla…

 

—Corazon…

 

—Creo que ya pronto lo superare, al menos para volver a dormir una noche en paz y sin despertarme en medio de la madrugada—dijo Corazon con tono resignado—. Sé que es algo que ya no tiene remedio, pero me sigue afectando. No te preocupes, Law.

 

—Quisiera poder ayudarte…

 

—Agradezco que lo hayas tomado en cuenta. No pensé que te darías cuenta…

 

—Regresemos al barco de una vez, aprovecha el tiempo para descansar más—y ambos se pusieron de pie para ir al bote y regresar.

 

 

Un par de horas después, ya casi entrada la noche, Doflamingo estaba de vuelta a la embarcación.
El líder había traído consigo varias cosas como alimentos exóticos, artesanías, ropa y diversos minerales y metales, pero la más llamativa de todas las nuevas adquisiciones era un collar del cual pendía una gran gema brillante de color rojo; parecía que aquel objeto reluciente estaba vacío en su interior.

— ¿Qué dices Rosinante? ¿Verdad que es genial?—soltó Doflamingo cuando su hermano menor centro su atención en su nuevo collar.

 

—Es muy bonito… Debió ser muy caro—comento Corazon dándole un pequeño toque con su dedo índice a la gema roja.

 

—Claro que no, fue un regalo. En verdad me adoraron, ¿Qué no lo notaste?

 

—Si, como pude haberlo olvidado…—murmuro el hermano menor con algo de ironía— ¿Ya podemos continuar con el viaje?

 

—Sí, aunque es triste tener que despedirme de tantas cosas bellas de aquel lugar, tenemos que regresar a nuestro camino. Adelante, todos…

 

 

Pasaron un par de semanas más; algunos días fueron difíciles, tormentas y mal clima de nuevo les asaltaron, muchos extrañaban poder caminar, correr y entrenar en tierra firme. También estaban hartos de comer las mismas cosas de la despensa que parecía agotarse rápidamente y de tener que recurrir a la pesca.
Hasta que un día, al tocar el alba, la noticia de que estaban muy cerca de las costas de las nuevas tierras resonó por todas las embarcaciones.

 

— ¡YA ERA HORA…!

 

—Por fin, Law… Ya podremos dejar este barco—dijo Corazon con alivio.  

 

—Si… Y podremos ir a conseguir comida fresca, podremos conseguir verduras frescas que tanto te agradan—comento Law apreciando el animado semblante de su mentor de cabello rubio. El joven moreno estaba tan feliz de mirar a Corazon sonriendo con verdadero entusiasmo.  

 

 

El barco se aproximaba cada vez más hacia la próxima tierra…
Hasta que visualizaron un gran puerto, en donde había varios barcos y botes atracando y zarpando.  
Al parecer era se trataba de una ciudadela grande.

 

—Es la ciudadela de las siete fuentes—dijo Doflamingo a Baby 5 que estaba igual de emocionada que el resto de sus colegas—. Es un puerto que recibe demasiada gente a diario… Hay mucho comercio ahí; ya veras, nos abasteceremos bastante bien para seguir nuestro viaje…

 

Law observo como Doflamingo hablaba a la chica de cabello negro con tono paternal mientras le seguía explicando más cosas de aquel lugar; una fuerte mano del líder acarició la cabeza de la joven.
Se preguntaba cómo era posible para Baby 5 volver a hablar de esa manera con Doflamingo después de los sucesos tan delicados que tuvieron hace tiempo… Quizá luego le preguntaría personalmente a Baby.

 

Pasaron horas desembarcando, con Doflamingo negociando sobre el destino de sus flotas (algunas las dejaría atracadas en el puerto al cuidado de algunos dueños de distintos muelles, otras las tendría que vender) y buscando un lugar en las afueras del pueblo para instalar el próximo campamento y descansar.
El día paso increíblemente rápido y para cuando anocheció todos querían solo acostarse a dormir.

Al día siguiente, Doflamingo dio el día libre a todos, así que Law y Corazon aprovecharon para ir a visitar la ciudadela después de mediodía. Comieron en un puesto cerca del puerto y después se limitaron a caminar por la zona de comercios.

 

—Llevaré todo esto—dijo Law en un puesto de verduras y frutas, el muchacho había llevado un costal lleno de distintos vegetales para Corazon. Pago un par de monedas y luego continuaron su caminata.

 

—Law, no era necesario…

 

—Tú me invitaste la comida cuando estuvimos en Arabasta… Quería devolver el favor.

 

 

—Bueno, creo que es justo—se resignó el rubio sonriendo y tomando una manzana del costal que cargaba Law.

 

Una hora después terminaron en una zona en las afueras de la ciudadela. Encontraron un pequeño y solitario lugar lleno de arbustos y árboles en donde descansar por un rato.

 

— ¿Ya has discutido con Doflamingo sobre nuestro próximo destino?—pregunto Law dejando el costal a un lado para recostarse sobre el pasto.  

 

—No muy bien…—contesto Corazon con voz suave, le dio una mordida a la fruta y cuando termino de masticar continuo—. Esta noche lo veremos, tenemos que consultar bien las rutas cercanas, examinar bien el mapa de este continente y…—y el rubio emitió un quejido de dolor.

 

— ¿Corazon? ¿Qué te ocurre?

 

—Creo que… Algo me atacó…—y Corazon se fijó bien en su pierna derecha, que es donde sintió una punzada de dolor. Tenía una marca rojiza en su pálida pantorrilla, algún animal o insecto le había mordido.

 

—Tenemos que buscar a alguien que te revise, puede ser peligroso—se alarmó Law levantándose casi de un salto—. Démonos prisa…

 

—Oh, Law…

 

—Corazon, por favor, no conocemos este sitio y sus características—soltó Law poniéndose cada vez más serio—. No quiero que camines, si acaso esa cosa te inyecto veneno, es lo más conveniente…—y Law decidió que Corazon subiera a su espalda y así lo cargaría hasta llegar al campamento.

 

—Law, no me llevarás de ese modo…

 

—Corazon, por favor, no protestes—espeto Law sin titubear ni un segundo.

 

 

El hombre de cabello rubio observo como su joven pupilo estaba determinado a cargarlo, se sintió algo intimidado por la potente mirada gris de Law que le demandaba que siguiera sus instrucciones. Sin más que decir, Corazon terminó en la espalda de Law, era una escena un tanto extraña, pues Corazon era un poco más grande que Law, pero aun así el joven moreno se contemplaba mucho más imponente que el rubio.

 

— ¿Qué le paso a mi hermano?—pregunto Doflamingo al verlos llegar al campamento.

 

—Algo le hirió mientras estábamos descansando…—dijo Law—. Mira su pantorrilla derecha, tiene una mordida, no logramos identificar qué clase de criatura lo hizo, pensé que tendríamos que investigarlo lo más pronto posible, podría ser algo peligroso…

 

—Entiendo… Que te revise el médico, rápido—ordeno Doflamingo.

 

—Creo que estan exagerando…—dijo Corazon con voz cansada.

 

—Rosinante, tienes la cara más pálida de lo normal—terció el hermano mayor—. Mejor guarda silencio hasta que te atiendan.

 

 

Unos veinte minutos después, Corazon estaba siendo examinado por el médico del ejército, pero para mala fortuna, todo empeoro.
El médico no logro identificar qué tipo de veneno o sustancia había contaminado el cuerpo de Corazon; el cuerpo del rubio estaba resintiendo diversos síntomas: Su piel empezó a palidecer más, tenía un sudor frio, su respiración se afectó al igual que su pulso, y diversas manchas habían aparecido por toda su piel.

 

—Necesitamos buscar a alguien más que pueda curar a Corazon—informo Doflamingo a todos sus subordinados—. Es urgente, busquen por toda la ciudadela y sus alrededores… ¡No importa el costo o lo que pidan a cambio, yo lidiaré con eso después de que atiendan a mi hermano!

 

 

Law sentía que estaba dentro de una pesadilla, pocas veces en su vida había sentido tal temor, su corazón parecía oprimirse a cada segundo en oleadas de miedo y ansiedad; corrió por diversos callejones y plazas en busca de un sanador que conociera el padecimiento que su amado Corazon tenía ahora.
No descansaría hasta dar con alguien que pudiese auxiliar en esa emergencia.

Mientras tanto, Baby 5 se encontraba haciendo su parte en la búsqueda, había salido junto con Law, tratando de dividir zonas en donde pedir ayuda.

 

— ¿Qué es lo que buscas, eh jovencita?—pregunto un hombre de mediana edad a Baby 5. La chica había pasado frente a una taberna durante su búsqueda por algún médico al igual que todos los del ejército del ave carmesí.

 

—Necesito encontrar a alguien que pueda atender a un conocido, está enfermándose cada vez más y…

 

—Pues conozco algunos sanadores, ¿Qué le ocurrió a tu familiar?

 

—Algo le mordió en una pierna, ahora está muy débil, pálido y con manchas por doquier, y está…—y de repente el sujeto acercó bastante a la chica hacia su persona, tomándola de la cintura.

 

— ¿Qué tal si te llevo a buscar a un sanador? Pero primero debes hacerme un favor…

 

— ¿Un favor?—soltó Baby 5 con voz afectada mientras un brillo aparecía en sus ojos color purpura.

 

—Sí, así es… Mira…—y el hombre se inclinó para tratar de besar a la jovencita, pero algo se lo impidió.

 

 

Un muchacho alto, de complexión algo gruesa y grande para su edad, piel morena y erizado cabello oscuro  había tomado por la espalda al hombre que pretendía a Baby.

 

—No deberías acosar a jovencitas… Eres una vergüenza—soltó el muchacho moreno mientras lanzaba lejos al acosador—. ¿Estás bien?—pregunto con voz tosca dirigiéndose a Baby 5—. Perdona, es parte de mi tripulación, bueno, más bien lo era…

 

—Estoy bien…—respondió Baby con voz pausada mientras miraba fijamente el rostro de ese muchacho, unas gruesas patillas decoraban los costados del rostro de ese sujeto y sus ojos resaltaban por sus pestañas inferiores tan llamativas. El costado izquierdo de su abdomen estaba decorado por un tatuaje del número 13. No era un sujeto particularmente atractivo, pero Baby no era la clase de chica que tomara mucho en cuenta el aspecto físico—. Estaba buscando algún sanador, ese señor me dijo que sabía dónde encontrar uno…

 

 

—Te mintió, nosotros acabamos de llegar al puerto apenas ayer.

 

—Oh… Bueno, debo seguir buscando…

 

—Suerte, y trata de solo pedir ayuda a mujeres, es más seguro que madres y ancianas sepan mejor de esos asuntos—le recomendó el muchacho.

 

—Gracias…—y Baby 5 le sonrió con una gran sonrisa que fue acompañada con un sonrojo del cual no fue consciente.

 

 

La muchacha continúo su búsqueda, hasta que se topó con Law en una callejuela.

 

—Law…

 

—Dime que también viniste a este lugar buscando a un tal Caesar…—jadeo Law. El rostro del joven reflejaba todo su estrés por encontrar de una vez por todas a alguien que pudiera atender a Corazon. Ya varias personas le habían dicho que solo había una persona en la ciudadela que podía contar con todos los antídotos posibles para casi cualquier enfermedad.

 

—Si… Me dijeron que era por aquí…

 

—Vamos entonces, rápido.

 

Llegaron ante un edificio de tenebrosa y abandonada fachada.
Law toco la gruesa puerta de madera.

 

— ¿Cuál es su asunto?—pregunto una joven al abrir.  

 

—Estamos buscando a Caesar. Es urgente—declaro Law con voz fuerte.

 

—El maestro Caesar no está disponible por el momento—dijo la mujer—. Si necesitan de sus servicios, tendrán que dejar un deposito en especie para agendar una cita con el…—y la chica se dispuso a cerrar la puerta.

 

—Escucha…—y Law saco su espada, con la cual detuvo la puerta que pretendía ser cerrada. El joven moreno tenía su grisácea mirada llena de hostilidad y su voz estaba impregnada de un tono amenazante—. Les daré todo mi maldito oro y pertenencias, a tu maestro y a ti, si deciden atender en cuanto antes a mí… Familiar.

 

La mujer, con expresión atónita, se quedó completamente quieta y temerosa ante la espada de Law.

 

—Entiendo… Iré a informar al maestro Caesar...
 

 

—Date prisa.

 

Al cabo de unos minutos, la mujer regreso a la puerta de entrada.

 

—El maestro Caesar indicó que si atendería a su enfermo, pero tendría que traerlo aquí…

 

—Baby, ve al campamento, traigan a Corazon…—ordeno Law—. Y dile a Doflamingo que tome todo el oro de mi valija personal.

 

Su compañera salió a toda velocidad a por Corazon.
Al cabo de un breve lapso de espera, varios soldados cargaban a Corazon en una camilla. El rubio lucía un poco más debilitado.

Doflamingo, que cargaba con una pequeña caja de madera, se dirigió inmediatamente a Law.

 

—Espero que puedan ayudar a Rosinante…

 

—Más les vale, dijeron que si podrían atenderlo. Y según todos los rumores, este tipo tiene el conocimiento para hacer casi cualquier antídoto—dijo Law con el ceño fruncido, mirando fijamente todo el edificio en donde estaba ingresando Corazon—. Vamos, hay que entrar.

 

Y Doflamingo, junto con Law, entraron a la residencia del sanador.
Los soldados, siendo guiados por la mujer que atendía la entrada, llevaron a Corazon hacia el tercer piso de la vivienda y le dejaron sobre una cama grande y bastante gruesa. Al asegurarse que estaba bien colocado, se retiraron y dejaron solamente a Law y Doflamingo vigilándolo.

 

— ¿Y en donde rayos esta tu maestro?—soltó Law completamente irritado, la desesperación se evidenciaba fácilmente en su voz.

 

—Está preparando los antídotos necesarios…—respondió la chica intimidada por la manera tan ruda de tratar de Law.

 

—Law, por favor, calma, todo saldrá bien… Ya estamos aquí—le dijo Doflamingo mientras se acercaba a su hermano menor—. Ya todo irá bien…

 

— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

 

—No se los dije en su momento, pero cuando estuvimos en aquella exótica isla de las sirenas, después de que tú y Rosinante se fueran, conocí a una sirena profeta…

 

Law se sorprendió un poco, así que Doflamingo había recurrido también a Madame Shyarly.

 

—Ella me dijo que lograría mi meta… Y en esa meta, Rosinante estaba incluido, así que mi hermano saldrá de esto. La mujer dijo que ninguna de sus profecías había sido errónea…

 

—Ya veo… Tú crees que así será…—musito Law recordando aquel momento y aquella duda que tanto quería despejar pero que no tuvo el valor de enfrentar.

 

 

Y en ese momento, un sujeto de aspecto peculiar entro a la habitación: Era alto, de largo cabello negro, ojos dorados, piel extremadamente blanca, su rostro parecía estar maquillado pues sus labios y ojos estaban delineados de un tono oscuro; y un par de cuernos se veían saliendo de la parte posterior de su cabeza. Vestía una larga túnica azul decorada por unas cadenas de metal.
En las manos de aquel estrafalario sujeto iban un par de botellas llenas de un líquido brillante de color naranja.

 

 

—Por favor, saluden y agradezcan el maestro Caesar—anunció la mujer que les había atendido.

 

—Mucho gusto, maestro Caesar… Mi nombre es Doflamingo Donquixote—se adelantó el rubio, usando una voz complaciente y una gran sonrisa carismática—. Espero que pueda ayudar a mi hermano… Aunque por todo lo que hemos oído de usted, creo que no debería dudarlo.

 

— ¡Me halaga, en verdad!—y el sujeto llamado Caesar lanzo una estruendosa y muy rara risa.

 

Law observo con desagrado la escena, esperando que de una vez por todas, atendieran a Corazon y este pudiera volver a la normalidad.
Le administraron los antídotos necesarios al afectado, le brindaron alivios médicos adicionales y dentro de unos treinta minutos el rubio dejo de estar tan pálido y las manchas de su piel comenzaron a desaparecer, aunque aún seguía algo cansado y somnoliento.

 

—Ya paso el peligro… ¿Acaso fueron a los alrededores, cerca del principio del bosque este?—pregunto el maestro Caesar.

 

—Si…—admitió Law—. ¿Qué ocurre con eso?

 

—Todo aquel que viva aquí y conozca este lugar y sus alrededores sabe que debe evitar ir ahí. ¿Qué los trae a este lado del mundo?

 

—Ja, es una larga historia…—soltó Doflamingo con una sonrisa de medio lado—. ¿Aceptaría una invitación a cenar? Debemos agradecerle apropiadamente sus conocimientos, claro que además le daré su pago principal en oro…

 

Y, como si se hubiesen conocido de toda una vida, Doflamingo salió de la habitación junto con el maestro Caesar para entablar una plática.
Igualmente, la subordinada dejo la estancia.

Law se quedó sentado al costado izquierdo de la cama en donde Corazon reposaba. Por fin Corazon estaba fuera de peligro; por fin Law estaba a solas con él después de horas de preocupación.

 

—Corazon…—musito Law fijando su vista en el tranquilo rostro durmiente del rubio—. Estoy tan aliviado de que estés mejor…

 

Y Law, volteando a ver si la puerta estaba cerrada y que no hubiera nadie cerca, y asegurándose de que Corazon siguiera dormido, se aventuró a posar su mano derecha sobre una mano del rubio.
Sintió que su pulso estaba estable y que su calidez había vuelto, la estrecho con cuidado, de manera afectuosa, transmitiendo todo el amor que sentía por aquel hombre…

 

—Estaré aquí a tu lado hasta que despiertes—siguió murmurando Law sonriendo suavemente—. Necesito ver tu mirada alegre…

 

 

Notas finales:

Hasta aquí por ahora :o
Espero que les haya agradado el episodio, aunque sea un poco, lo suficiente para quedarse a ver que sucede después.

 

¡Muchas gracias por leer y en especial por dejar sus bonitos comentarios!
Un abrazo~ ♥

 

Atte. Levita Hatake


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).