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Replay. por Breil Obrealdi

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Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo!

Siento la espera, estoy en la playa y no tengo casi cobertura no digamos internet. Este capítulo es algo más cortito de lo habitual, pero no tardaré mucho en subir la segunda parte. ~

No volvió a acostarse.

Dado lo tarde que se le había hecho dándose esa ducha de agua caliente, casi no le quedó tiempo más que para vestirse, coger algo del desayuno y salir corriendo para alcanzar el autobús, el cual pilló por los pelos. Por suerte, pudo entrar a clase a tiempo y cogió sitio en una de las filas del medio. No demasiado cerca como para destacar, pero tampoco demasiado lejos como para que el profesor pensara que no le importaba. Se esforzó en prestar atención, de verdad que lo hizo, pero cuando su cabeza estuvo a punto de estrellarse contra la mesa por quinta vez, el café se convirtió en una prioridad.

Se las apañó de alguna manera para sobrevivir los veinte minutos restantes y una vez sonó el timbre, salió cual zombie en busca de la máquina de café más cercana.  

 Se ve que no era el único desesperado, pues ahí pudo reconocer a un chico de su clase que al verlo no tardó en saludarlo. Era un tanto peculiar, tenía… ¿Cara de gato? Pero lo cierto es que no parecía mal chico y congeniaron enseguida. Su nombre era Koganei Shinji e iba con él otro chico que no abrió la boca durante toda la conversación. Se llamaba Mitobe Rinnosuke y según le contó Koga, era algo tímido y no hablaba nunca, lo que ya le había traído problemas en el pasado, por lo que no debía tomárselo como algo personal. Él tampoco es que fuera nadie para juzgarlo…

 Quedaron para comer al acabar las clases y antes de que pudiera darse cuenta, ya casi eran las tres.

– Oh, no…

 Se había olvidado por completo del encargo del pato. Recogió sus cosas a toda velocidad mientras sus nuevos amigos lo miraban extrañados por el repentino cambio de actitud.

 – ¿A dónde vas? ¿Qué ocurre?

 – ¡Había olvidado las novatadas! —sacudió la cabeza queriendo serenarse. No podía desesperarse, todavía tenía una oportunidad, por pequeña que fuera. Y el reloj seguía corriendo. — Dios, estoy muerto.

 – ¿Novatadas?

 – Os lo explico en otro momento, ¡nos vemos mañana!

 Parece que ese día no iba a ser capaz de dejar de correr. Casi le recordaba a sus primeros años de institutos, cuando había sido el blanco de uno de los abusones de su curso. Antes de conocer a Kagami y Kuroko, claro.

Estaba sudando la gota gorda en el momento de subirse al autobús, aunque, por suerte, consiguió encontrar un sitio para sentarse. Delante de él, unos chicos que debían tener su edad hablaban entre cuchicheos.

 – ¡Te lo juro! ¡Lo vi con mis propios ojos!

 – ¡Venga ya, es imposible!

 – ¡Te digo que sí! El emperador de los Rakuzan… ¡En nuestra universidad!

 – Shh… No lo digas tan alto, sabes de sobra que tiene ojos y oídos por todas partes.

 – Dicen que no hay nadie más fuerte que él. Ninguna persona antes se ha enfrentado a él y ha vivido para contarlo.

 – Es un monstruo.

 ¿De qué hablaban? Al principio no había estado prestando atención, pero ahora le había llamado la atención.

 – Aparentemente acaba de trasladarse y el dónde vive es un misterio. Me han contado que el año pasado tardó menos de una semana en hacerse con el control de toda la universidad, a pesar del rumor de que había estado herido…

 – Yo he oído que los Rakuzan ya controlan prácticamente toda la ciudad. No hay banda que pueda igualárseles.

 Le hubiese gustado seguir escuchando para descubrir más sobre tan curiosa persona, pero llegó su parada y le tocó ponerse de nuevo en marcha.

*** 

Su esfuerzo fue inútil, estuvo persiguiendo patos afanadamente durante media hora sin conseguir nada. Incluso llegó un punto, en el que estos se reagruparon y orquestaron un contraataque. Por primera vez, pudo comprender como se sintió su buen amigo Link.

Un agudo silbato indicó el final del juego. Tragó con fuerza.

 Maldición.

 Respirando pesadamente, siguió las instrucciones del tal Takao que ahora se encontraba fuera y les indicaba a todos que se acercaran.

 – Muy bien chicos, me habéis impresionado. La mayoría de vosotros habéis conseguido pasar esta prueba sin dificultad, pero… —hizo una pausa dramática— Ha habido otros que no han tenido tanta suerte. Aquellos a quienes llame a continuación tienen que colocarse en fila aquí a un lado. Veamos; Aomine Daiki, Kagami Taiga, Furihata Kouki…

 Como si se hubiera convertido en un hábito interrumpirlo, un pelivioleta, que debía ser la persona más alta que había visto en su vida, se acercó por un lado comiéndose una bolsa de patatas.

 – ¡Titáaaan! —gritó uno de los presentes.

 – Oe… ¿No habías repetido curso? Aka-chin dijo que todos los de primero debían participar.

Si la repentina palidez de Takao era indicativo de algo, estaba claro que le habían pillado in fraganti.

 – Y a menos que hayas atrapado un pato, tú también tendrás que participar en el castigo, Bakao. —el peliverde de anoche dijo apareciendo junto al gigante.

 – Mido-chin, Aka-chin me ha prometido unos dulces nuevos a cambio de que te dé esto. —comentó entonces, tendiéndole un sobre rojo.

 – Gracias, Murasakibara-kun. —no tardó en abrirlo y una vez leyó su contenido, anunció. — Los perdedores deberán meterse en el estanque de los patos y traer una de las piedras blancas, que han sido previamente preparadas, del fondo.

 Bueno, tampoco estaba tan mal. Él sinceramente había estado esperando algo mucho peor, esto casi le suponía un alivio...

 – …Completamente desnudos.

 Maldita fuera.

 – Deberéis dejar la ropa en la orilla en unas bolsas que os serán asignadas. He de recordar que si alguien se niega a hacerlo, las consecuencias serán desastrosas. Procederemos a actuar después de la cena. Os recomiendo no abusar de la comida para evitar cualquier posible incidente, tal como un corte de digestión. Adelante, sois temporalmente libres.

 ¿Y ahora cómo iba a salir de esta? No llevaba aquí ni veinticuatro y ya veía venir que iba a acabar siendo el hazmerreír de toda la residencia. Quien lo mandaba a él seguir la recomendación de sus antiguos senpais y meterse en una residencia en lugar de buscar piso, y todo por una “mejor experiencia”. Aish. 

Notas finales:

Estoy releyéndome el manga de Kuroko no Basket y en el momento en el que Murasakibara empieza a ponerse en movimiento en el partido no pude evitar imaginármelo como un titan. XDD

¡No olvidéis hacerme parte de vuestra opinión en los comentarios! <3 Nos leemos. ~


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