Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Todo o nada por Lady York

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Un pequeño experimento con Hannigram... 

 

Las manos de Luke recorrían suavemente el pecho desnudo de LeChiffre, disfrutando del calor que emanaba de aquella piel, sonámbulo de pasión ante su aroma y suavidad, el sudor que se acumulaba entre aquellos amplios y firmes pectorales le permitió deslizar los dedos entre el grueso vello esparcido sobre los tonificados músculos. Luke estaba perdido entre el sueño y la vigilia con las pupilas dilatadas frente al banquete seductor que embotaba sus sentidos; el tacto, la vista, el olfato, el gusto, el oído, cada uno de ellos estaban saturados de LeChiffre y él, como inexperto cazador en los prados de la lujuria, era presa fácil para un experto predador.

Era un día cualquiera por la mañana, la luz del día entraba sin pena en toda la exquisita habitación resaltando las dos figuras sobre la cama, Luke a horcajadas cubierto por las sábanas alrededor de sus caderas, o aparentemente cubierto, debajo de él, con la piel caliente de emoción y deseo LeChiffre.  

 El atractivo banquero exhaló un jadeo apenas Luke se movió incidentalmente y el joven editor llevó sus manos a la nuca de su amante para levantar la cabeza de las almohadas y acercarlo a su rostro en busca de un momentáneo alivio que apacigüe su ansiosa concupiscencia con un beso. 

Esta vez Luke gimió, suave y tan necesitado que pareció una súplica dolosa de placer. Se irguió de nuevo sobre el banquero dejando que todo su peso descansara en aquel lugar donde su amante yacía conectado a él, resguardado por su cuerpo en un nido caliente y estrecho que parecía creado únicamente para alojarlo.

—Ah Jean…—sollozó el joven apretando su cuerpo ante la sensación de calor que le provocaba la situación. Separó las piernas un poco más amplias a los costados de LeChiffre permitiéndose un punto suficientemente cómodo, sus rodillas y sus manos le sirvieron de estabilidad para no caer sobre el otro.

El mayor acarició sus muslos con las grandes palmas de sus manos hasta llegar a los glúteos, los cuales sostuvo con firmeza exprimiéndole otro jadeo a su muchacho, luego separó aquellas perfectas circunferencias para darse más espacio, Luke se empujó hacia abajo sintiendo cómo su amante se envolvía profundamente en su carne.

—Eres perfecto Luke, más que perfecto, glorioso— susurró LeChiffre apenas con suficiente voz que creyó no tendría. Su joven amante se veía realmente hermoso sobre él, era la combinación perfecta entre el rostro de la lujuria y las acciones más inocentes, era tan frágil y provocativo. El muchacho sonrió mordiendo su labio inferior mientras movía ligeramente su cadera experimentando con el movimiento en busca de placer—eso es, hazlo suave— volvió a decir alabando la tenacidad de editor.

Luke siguió dócilmente la guía que el otro le mostró con las manos sobre sus caderas, un lento, muy lento movimiento hacia adelante y hacia atrás, el cual enviaba ligeras señales de presión en su interior. Se alejó un poco más dejándose caer con un empujón que tocó las fibras más sensibles de su placer provocándole un estremecimiento.

—¡Ah! ¡LeChiffre¡— suspiró con desesperación mientras arremetía con un poco más de velocidad sobre su punto dulce con la ayuda del mayor quien comenzó a levantar sus caderas para encontrar el movimiento descendente de Luke sin dejar de frotar aquel lugar que llevaría a su amante al mejor orgasmo que tendría jamás, era como un potro salvaje entre sus piernas, un garañón potente y dominante— por favor… por favor— suplicó el menor.

—¿Por favor qué hermoso Luke?— sonrió maliciosamente.

—Tócame, por favor, Jean— dijo apretando los dedos en los hombros del banquero cabalgando con movimientos coordinados.

—Esta vez no Luke, debes llegar sólo así, conmigo muy profundo en ti.

Los ojos azules se humedecieron ante la construcción de un placer desconocido de ser poseído, restringido y controlado. Gimió de nuevo buscando un nuevo ángulo sobre su amante desplazando su cuerpo hacia adelante, besó la mandíbula del otro y se aferró con las manos al colchón sin dejar de moverse encontrando una deliciosa fricción de su miembro goteante sobre el abdomen del mayor.   

Le Chiffre entonces giró sus cuerpos para colocarse sobre Luke comenzando a impulsar sus caderas con fuerza contra el bello trasero de alabastro que Luke poseía, todo en el hombre joven lo tenía fascinado, encantado, enamorado.  Tomó las pantorrilas del chico y le hizo colocar sus pies contra su pecho mientras él sostenía la parte posterior de sus muslos y le permitía a su gran erección deslizarse con suficiente facilidad con el objetivo de acariciar aquellos lugares adecuados que dejaron a Luke casi gritando.

El sonido de la piel empapada al chocar llenaba la habitación, acompañada de un pecaminoso chapoteo, facilitado por el exceso de lubricante que habían utilizado, Luke no era menos escandaloso con sus gemidos desinhibidos, amaba el placer que Jean le había mostrado y más que nada podía decir que amaba a Le Chiffre. Luke abrió sus piernas para ver el rostro excitado de su amante, el cabello le caía sobre la frente empapada de sudor, respiraba con dificultad, pero su expresión decía que no pensaba parar, aunque le costara la vida.

El hombre mayor le sonrió y lo tomó de los tobillos separando sus piernas, casi sosteniéndolo en el aire con la fuerza de sus brazos alcanzando una posición totalmente placentera para conseguir golpear su próstata con precisión, el muchacho jadeó y apretó las sábanas debajo de él, llevándose la esquina de la colcha cercana a su boca, la mordió evitando gritar ante el temblor que se apoderó de sus caderas y sus testículos, prácticamente estaba viendo estelas de luz bajo sus párpados firmemente cerrados.

Aquella imagen de total rendición al placer que Le Chiffre observó orgulloso de sí mismo, fue suficiente para acercase vertiginosamente al clímax, un pequeño cambio en su ángulo llevó a Luke a derramarse sobre su propio pecho salpicando su pezón izquierdo. Le Chiffre se vio entonces atrapado por los músculos del chico y se derramó a chorros dentro de él.

Jadeante, el albanés se acercó a Luke y lo besó con ternura, su respiración era casi sibilante por el esfuerzo y la actividad física, el muchacho preocupado estiró una mano hacia la mesita de noche y le entregó el inhalador plateado, Le Chiffre se giró hacia un lado de la amplia cama Queen Size liberando al muchacho y tomando el necesitado oxígeno con una bocanada del inhalador. Cuando hubo tomado el medicamento dejó el aparato en la otra mesa de noche, Luke miró lánguidamente las acciones de su amante se acercó casi arrastras sobre la cama y se acomodó con la cabeza sobre el pecho de Le Chiffre, su brazo acariciando el cuello y su pierna enredada sobre las del otro.

—Fue maravilloso Jean— una sonrisa aletargada ilumino su tierno rostro sonrojado y Le Chiffre le acarició el cabello húmedo— ahora estoy tan cansado.

—El día apenas está comenzando Luke, hemos pasado una semana sin salir de esta habitación.

—Es que sigue secuestrado Massieur LeChiffre— bromeo el joven.

—¿No he pagado ya mi propio rescate en estos días?

—Me temo que ha sido sólo un adelanto, desafortunadamente para usted los pagos en especie no cubren el total de su valuación.

El banquero sonrió complacido y le devoró los labios, con besos juguetones que parecían interminables, Luke suspiraba entre cada beso y sonreía con el corazón acelerado de emoción y cariño.

—Por mucho que me guste la idea de permanecer contigo en la suite, he trasladado algunos negocios a Mónaco, fue un cambio sorpresivo para algunos clientes, entenderás que las finanzas nunca descansan.

—Lo sé, fue un poco imprudente de mi parte— suspiró Luke— ahora ve si tienes algo importante.

—Dije que no podía quedarme en la cama más tiempo, nunca dije que no te quisiera conmigo cada minuto del día. Ahora ¿Por qué no eliges del armario algo adecuado para un paseo en la bahía? Mónaco fue idea tuya después de todo. Y mañana por la noche iremos a una gala. Una pequeña fiesta, te gustará.

—De acuerdo. Eso suena interesante, no soy tan afecto a las fiestas, pero…

—Bailaremos y beberemos, sólo un poco, ¿me darás ese privilegio?

Luke asintió mirando embelesado a su banquero.

—Toma tu tiempo para vestirte—dijo Le Chiffre mientras se levantaba de la cama— tengo algo que hacer antes, nos reuniremos en el recibidor del hotel.

El albanés le dio otro pequeño beso en los labios y tras una ducha se encaminó al bar del hotel, ahí uno de sus hombres de confianza lo esperaba, lo puso al día con lo que le había pedido averiguar sobre un nuevo cliente potencial. Su empleado le entregó un sobre mediano con fotografías y documentos clasificados, él los examinó meticulosamente, después se los devolvió, al parecer sería un buen negocio.

Luego otro de sus empleados a cargo de la seguridad se acercó a ellos y le entregó una tarjeta de presentación, diciendo que una persona quería verlo. La tarjeta no le dio información suficiente así que preguntó al mensajero de qué se trataba. Era un trozo de papel común con un nombre impreso:

Adam Towers

Journalist

—No ha querido decirlo señor, pero dice que es urgente, de vida o muerte.

—¿De vida o muerte para quien?— preguntó Le Chiffre en voz baja moviendo la sencilla tarjeta de presentación en sus manos—¿Dónde se encuentra?

—En el lobby señor.

Le Chiffre asintió y se levantó dispuesto a encontrarse con aquel misterioso personaje, detrás de él uno de sus guardaespaldas, caminó por los elegantes y bien lustrados pisos del recibidor hasta la alfombra color terracota que delimitaba el lobby circular, en el cual se hayan algunas mesas bajas y sillones para la espera, el techo alto ostentaba un precioso tragaluz circular con vidrieras azules complementando con elegancia el lugar.

Cuando el banquero llegó al recibidor del hotel, sólo había una persona y un camarero entre ellos, el joven de servicio colocó un coctel de un azul profundo en la pequeña mesa, Le Chiffre se colocó delante de ellos sin decidirse a tomar asiento en el sillón individual frente al interesado, pues no sabía si tal persona merecía su tiempo. El camarero se giró hacia él con una sonrisa ligera para regresar al bar por lo que al estar aún en su campo de visión sólo vio la mano del hombre levantar la bebida con un ademán elegante pero forzado. La suave melodía en jazz de “Nature boy” sonaba como fondo propicio para la conversación.

En cuanto el camarero dejó su vista libre y el hombre levantó los ojos hacia él, Le Chiffre tuvo realmente que tomar asiento, sus ojos no daban crédito a lo que veía, su cerebro siempre analítico se dio a la tarea de leer al hombre frente a él, pero ese muchacho sonrió ladinamente, una agraciada sonrisa atrapante y misteriosa, los orbes de un azul grisáceo eran, de haber existido los de una sirena, aquel hombre tenía una increíble esencia seductora con tan sólo elevar una ceja hacia él. De pronto esa forma de sostener el vaso de cristal era tan propio en aquel quien no había dejado de sonreír.

—Para serle sincero Señor Le Chiffre no lo esperaba tan rápido, debo sentirme complacido con su interés en mí.

—Su mensaje fue urgente con razones de vida o muerte Señor Towers— jugó con la tarjeta en sus manos escudriñando en la apariencia del otro, era indudablemente parecido a Luke y a Will Graham salvo que no podría ser Will Graham, era bastante más joven, un poco más que Luke tal vez, y esa seguridad con la que hablaba, una especial desfachatez ingeniosa, diferente a lo que había visto antes— por su bien espero que no me haga perder mi tiempo.

—Oh, por mi bien… no podía esperar menos de un banquero de la mafia— sonrió el muchacho, brillante y despreocupado.

—No es nada inteligente de su parte intentar sobornarme con ese tipo de información, su descaro no merece mi tiempo, si no tiene más que decir, lo acompañarán a la salida— mencionó con severidad, pero su mirada lo traicionaba, no había podido dejar de observar aquellos labios suaves y carnosos, cepillados por un momento con aquellos dientes blancos y perfectos en una mueca como si deseara no reírse de la situación.

—Jean Durán, 42 años, banquero, IQ de arriba de 129 y cuyo amante es hijo de una de las empresarias más notables de Estados Unidos a quien por cierto secuestró en Montenegro. Un joven y encantador editor, fundador de dos revistas especializadas, una financiera y la otra de interés general. ¡Oh! y lo más importante usted lo confundió con un peligroso prófugo de la justicia a quien conoció hace tiempo en el Casino Royale, Will Graham.

—Si me conoce tan bien, Señor Towers, sabe que personas han desaparecido por menos de lo que usted sabe— Le Chiffre intentó parecer intimidante pero los rizos oscuros se sacudieron con una risa aguda y seca del periodista quien relamió sus labios seductoramente.

—Adam por favor— continuó el joven acariciando su escasa barba sobre su mejilla— no me mal interprete Le Chiffre no estoy aquí para sobornarlo, mucho menos cuando podría sacar ventaja de la forma en que me mira. Me he acostado con hombres por menos que eso.

Le Chiffre sonrió con incredulidad ante el periodista más insólito que había conocido hasta ahora.

—Le Chiffre— escuchó la voz de Luke y sus pasos acercándose a lobby.

—Aquí viene la persona que realmente estoy buscando— mencionó Adam.

El banquero se giró a un costado para recibir el beso de Luke antes si quiera de mencionarle al invitado. Luke sonrió y de inmediato se dio cuenta de que Le Chiffre se había mantenido serio, volteó hacia el invitado y su rostro mostró un tremendo asombro con sus ojos esmeralda completamente abiertos.

—Al fin conozco al famoso Luke Brandon, Adam Towers, periodista— estiró su mano.

—¡Dios santo! ¿Cómo es qué..?

—Eso mismo he venido a charlar con usted. Salvo que antes necesitaba presentarme con su guardián.

—Vaya— sonrió Luke pasando frente a Le Chiffre para sentarse a su lado en otro sillón bajo— es tan sorpresivo, pero a Massieu Le Chiffre no le molestará, el parecido me ha dejado impresionado, ¿No te parece impresiónate Le Chiffre? 

—Bastante— dijo entre dientes y Adam le giñó descaradamente— el señor Towers ha pedido verme instigando un asunto de vida o muerte. 

—¿Es así?, ¿acaso está usted en peligro Adam?, ha venido a decirme que es mi hermano gemelo.

Adam rio divertido y Luke se trasladó al lado del periodista, bajo la preocupada mirada de Le Chiffre quien apreció con mayor claridad las similitudes entre ambos hombres.

—No, nada de eso, tal vez exageré un poco, pero se debe hacer lo que se tiene que hacer en el momento preciso, según lo que he investigado tú y yo no somos hermanos, aunque no lo sabremos hasta que hagamos alguna prueba médica. Mi improvisada audiencia se debe…

Adam fue interrumpido cuando uno de los guardaespaldas de Le Chiffre se acercó al banquero susurrando algo a su oído, Le Chiffre se puso de pie y se ajustó el saco. 

—Luke tenemos que irnos.

—¿Ahora?— cuestionó, sus ojos expectantes en espera de la respuesta.

—Es preciso y no pienso dejarte solo en el hotel.

—Tal vez podamos vernos un poco más tarde— mencionó Adam mirando a Luke.

—¿Te hospedas en el hotel?— preguntó el editor.

—Oh no, desafortunadamente no puedo permitírmelo. Al menos no en este momento.

—Entonces te conseguiremos una habitación— Luke levantó la mano y llamó a uno de los camareros quien se acercó de inmediato— haga el registro del caballero por favor, todos los gastos serán cargados a la suite imperial.

—Luke— pronunció Le Chiffre y lo tomó del codo invitándolo unos pasos adelante lejos del camarero y el periodista— Luke no sabes nada de él, no me inspira confianza.

—Jean, puede ser mi hermano, nunca tuve hermanos, sólo dame el gusto sí. Yo puedo cubrir los gastos y…

—Nada de eso, está bien puede quedarse, sólo mantente alerta, hay algo en él que no me agrada.

—De acuerdo— sonrió y regresó al lado del periodista— nos veremos más tarde Adam.

—Gracias por la hospitalidad. ¡Ah! Antes de que lo olvide, encontrarás algo importante en estos documentos, nos vemos.

El editor tomó el sobre amarillo que el periodista le entregó, asintió como el empresario que era y siguió a Le Chiffre hacia las puertas del lujoso hotel, detrás de ellos cinco guardaespaldas todos ellos altos y vestidos de negro, una limosina los espera afuera y el conductor a quien el joven editor ya conocía les abrió la puerta. Una vez dentro los llevó hasta el muelle, su lujoso transporte siempre custodiado por dos camionetas blindadas.

Una vez en el muelle un coche pequeño como los que utilizan en los campos de golf, los acercaron hasta el muelle privado donde Le Chiffre se encontró con un hombre de tez apiñonada, su vestimenta formal en colores claros era notoriamente contrastante con el turbante colocado con sobriedad sobre su cabeza, era un hombre joven cuyos ojos aceituna mostraban una inteligencia voraz, él al igual que Jean tenía un equipo de seguridad siguiendo su sombra. El banquero albanés saludó con familiaridad al hombre, cruzaron algunas palabras que el joven no comprendió.

No presentó a Luke, simplemente todos subieron a bordo de un portentoso yate, donde también había un servicio de camareros, quienes se mantenían atentos a cada paso que daban. En la cubierta del yate había una piscina, un bar y mujeres despampanantes que bien habían podido ser sacadas de una revista de moda.

El joven del turbante les dio la bienvenida en inglés abriendo los brazos, Le Chiffre pareció complacido y agradeció con un elegante ademán que Luke miró con enajenación. Luego de nuevo palabras que Luke catalogó como árabe.   

—¿Por qué no te relajas un poco en cubierta?, no tardaré demasiado, ponte cómodo— susurró Le Chiffre al oído de Luke apretando su cadera con una de sus manos, Luke sólo pudo suspirar y asentir antes de que el banquero se dirigiera hacia un área cubierta dentro del yate seguido de dos de sus hombres mientras los otros tres de su compañía se quedaron detrás del editor.

El joven volteó hacia ellos y sonrió un tanto forzado, uno de ellos de nombre Miles con quien Luke había llegado a cruzar unas cuantas palabras en el hotel, ya que era uno de los mensajeros más apegados a LeChiffre, se acercó y le ofreció acompañarlo hacia la piscina. Luke declino, realmente hacía calor como para que una zambullida fuera tentadora, pero los documentos que Adam le había entregado urgían por ser revisados.

Al final pidió un mojito a uno de los camareros y tomó asiento en un sillón love minimalista blanco, dentro de un área techada cerca de la barra y la piscina. Se acomodó y dejó su bebida sobre el portavaso a un costado del sillón después de un agradable trago. Sacó de su saco el sobre que había doblado por la mitad y hecho entrar en un bolsillo de su traje, el cual también fue descartado de inmediato por el calor, con gesto concentrado subió las mangas de su camisa azul de lino.

Las primeras hojas sueltas eran fotocopias de periódicos viejos que mencionaban a un doctor de nombre Evilio Thanatos, no comprendía completamente lo que eso significaba ya que esas pequeñas notas estaban escritas en otro idioma. Otras notas escritas en inglés señalaban la posibilidad de mutaciones en animales y experimentos humanos. En esta parte Luke comenzó a sentir un extraño nudo en el estómago, sobre todo en aquellas notas subrayadas con marca textos de un verde chillón sobre las hojas, las palabras clave; experimento, clonación, experimentación con animales.  Entre estos documentos halló una serie de fotografías borrosas con extraños animales que parecían combinar las más extrañas formas, una vaca pequeña con patas de gallina y una gallina con cabeza de vaca y patas de cabra.

Luke repasó las imágenes una por una hasta que al final encontró una fotografía suya y la de un hombre muy similar a él, sostuvo la fotografía encontrando un parecido extraordinario, era tan similar a él como el mismo Adam, giró la fotografía y leyó la pequeña nota al reverso “Will Graham”. Un escalofrío recorrió la nuca de Luke y se sintió mareado, tomó el mojito de nuevo y bebió su contenido hasta masticar el fondo azucarado de las hojas de hierbabuena, el agradable sabor calmó su mareo, por lo que volvió a repasar las imágenes preguntándose ¿qué clase de información era la que Adam le había proporcionado?, ¿es que acaso ambos eran clones?, ¿ellos tres eran producto de un extraño experimento?

El joven no quería asustarse tan pronto, aunque era casi inevitable tener un poco de ansiedad por saber qué era lo que el periodista tenía que decirle. Recordó cómo conoció a Le Chiffre y su mencionado parecido con Will Graham, sostuvo de nuevo la fotografía sucumbiendo ante la duda, ¿y si Le Chiffre sólo estaba con él por el parecido con Will Graham?, una sensación de frío recorrió su espalda, le pidió a un camarero que pasaba otra bebida y miró su entorno con expectación. Él también necesitaba regresar a su trabajo y no ser sólo el amante de un hombre rico, un muñeco al que se le puede vestir, tal como su madre había querido.

Cuando escuchó la voz de Le Chiffre recogió todos los documentos y se apuró a guardarlos de nuevo en su saco junto a él. 

—Wiski en las rocas— pidió LeChiffre tomando asiento junto a Luke, con un brazo estirado detrás de la espalda del muchacho acercándolo a él sutilmente— ¿disfrutas de la vista?— preguntó haciendo un mohín hacia el mar azul, la piscina y las chicas. 

—¿Uhh? Oh, no no, no es mi estilo, muy acostumbrado a la ciudad… creo— forzó una sonrisa y se alejó del banquero.

—Bien, entonces vamos, te llevaré a un buen restaurante en el centro.

—Pero tú, ¿tú negocio?, yo puedo regresar al hotel.

—Esta bien, terminamos aquí, el calor tampoco es de mi agrado.

Le Chiffre se levantó del sillón rechazando la bebida que había solicitado antes, intentó brindarle una mano a Luke pero él ya se había levantado así que le hizo una seña a sus guardaespaldas quienes de inmediato se colocaron en posición dos delante de ellos, los otros tres siguiéndolos, de esa manera bajaron del yate y volvieron a la limosina. El viaje de la bahía al centro de Mónaco fue fugaz para Luke quien seguía bastante perdido en sus pensamientos acerca de Le Chiffre y el famoso Will Graham, todo tipo de imágenes pasando por su cabeza, el banquero le había dicho que Graham le había robado, lo imaginó un hombre de mundo, un voraz amante capaz de cualquier cosa.

Con movimientos monótonos Luke siguió a Le Chiffre en el restaurant, esta vez nada pareció impresionarle, asintió a cada palabra del albanés y se resignó a comer lo que el mayor eligiera para él.

—¿Qué sucede Luke? Haz estado muy callado— dijo a mitad de la comida bebiendo de su vino blanco.

—No es nada, sólo pensaba en mis negocios, me preocupa cómo se las arreglan en la editorial sin mí.

—Puedo proporcionarte todo lo que necesites para una oficina provisional aquí— sonrió intentando complacer a su joven amante.

—No, no es necesario, tal vez vuelva pronto a los Estados Unidos.

—Puedo presionar un poco, tal vez estemos ahí la siguiente semana.

—Necesito volver antes, lo mejor es que lo haga solo— musitó en voz baja regresando a picar la comida en su plato con el tenedor.

Le Chiffre no era un hombre que pedía explicaciones, su lógica y percepción de las personas le decía suficiente, pero ese repentino cambio en Luke fue un golpe bajo, la única respuesta evidente era la aparición de aquel periodista. Terminaron de comer en silencio, al final y con la palpable incomodidad de Luke decidió mandarlo en la limosina al hotel y él se excusó mencionando otros negocios que atender. El editor asintió y su aparente alivio por estar solo fue desconcertante.

Por la tarde de regreso al hotel, Luke decidió reunirse con Adam Towers, así que llamó a la recepción y pidió saber dónde se encontraba, en cuanto le dieron el numero de la habitación se encaminó con prisa y nerviosismo. Sus pasos se hicieron cada vez más lento a medida que se acercaba a la puerta, una vez frente a ésta respiró hondo y llamó.

Adam abrió la puerta casi de inmediato, esta vez no llevaba saco y la camisa se notaba arrugada. Sus ojos verdes y risueños se tornaron amables al ver a Luke.

—Hola, pasa.

—Gracias— sonrió adentrándose en la estancia.

—Siéntate, ¿quieres algo del mini bar?

—No, gracias.

—Entonces si me disculpas yo tomaré algo a tu salud— dijo Adam asiéndolo por los hombros y empujándolo suavemente hacia los sillones en la habitación para luego tomar algo del pequeño frigorífico. Se sirvió un trago de wiski con hielo del que bebió apenas un sorbo y miró de nuevo al editor— asumiré que has revisado la información.

—¿Soy tan fácil de leer?— preguntó Luke con una mueca casi sonrisa.

—Estoy seguro de que no, pero mi trabajo es leer entre líneas todo lo que se presenta frente a mí, es practica solamente, si te miras al espejo cada vez que hablas aprenderás a distinguir esas expresiones significativas, entonces podrás reconocerlas en otros, mi ventaja reside en que tu expresión de sorpresa es igual a la mía— la sonrisa de Adam fue contagiosa, por lo que el joven editor decidió que debía relajarse, Adam hizo tintinear los hielos en su vaso con un leve giro y agregó: — tal vez el señor Le Chiffre tenga mejores consejos para un buen rostro de póker que yo.

—No lo creo, dice que le gustan mis expresiones.

—Por supuesto, ya lo creo— elevó una ceja cómplice— Tal vez le intrigue demasiado alguien a quien no pueda leer.

Luke no supo que contestar pues Adam parecía haber dicho la frase para sí mismo, a lo que sólo pudo asentir levemente sintiéndose un poco cohibido frente al joven periodista. Antes de que su mente divagara el editor tomó el sobre que Adam le había entregado por la mañana y lo colocó sobre la mesita cuadrada de marfil que los separaba.

—No pude leer las notas, tan sólo las palabras que fueron subrayadas y vi… las fotografías, de ese hombre, Will Graham, y su parecido con nosotros. ¿Somos parte de un experimento?

—Sinceramente Luke, no lo sé, esto es parte de una investigación que he realizado desde hace tiempo, encontré la fotografía de Will Graham a través de una búsqueda de información diferente, tal como tú quedé impactado con el parecido, intenté seguirle la pista ya que aparece en la lista de los más buscados del FBI, así llegué a Montenegro y su relación con Le Chiffre y luego a ti— dijo Adam esparciendo sobre la mesita la información que contenía el sobre.

—Impresionante, a eso le llamo pasión por el periodismo.

—Sabía que alguien como tú podría apreciarlo. De acuerdo con estas notas, Evelio Thanatos es un genetista ítalo danés, pionero en la investigación de células madre, hasta donde tengo registro vive en Ork, una isla en Dinamarca. Al parecer durante sus investigaciones creo algunos animales extraños, ¿ves esta fotografía?— señaló a la gallina-vaca— fue tomada hace un año en Ork. Un periódico local informó de experimentos de clonación en humanos realizados por Thanatos. Sé que no hay una conexión evidente, pero podría ayudarnos a esclarecer un poco lo extraño que es, el tener a tres individuos tan parecidos, edades diferentes, vidas diferentes.

—Sí, lo mejor es no descartar ninguna posibilidad. ¿viajarás a Ork?

—Esa Luke, es una excelente pregunta, sé de buena fuente sobre las revistas que editas en Estados Unidos, en este momento lo que más necesito es un patrocinador, me gustaría que esta investigación sea publicada en una de tus revistas, como un reportaje especial.

—Pensé que estarías publicando en algún periódico.

—Lo hacía hasta hace poco en Londres, ¿podrías considerarme para una entrevista de trabajo?, conozco tu línea editorial, La Chica de la pañoleta verde fue un éxito en cuanto tomaste la dirección de finanzas en Nueva York. Tal vez las revistas que fundaste no tienen ese toque mordaz, pero creo que puedo ser de ayuda en eso.

—Es un poco sorpresivo Adam, tal vez no lo parezca, pero soy un jefe exigente, aunque tienes iniciativa y eso es indispensable, ¿hay algo tuyo que pueda leer?

—Por supuesto, siempre voy preparado. Respetaré cualquier decisión— le entregó una carpeta con notas y reportajes periodísticos.

—Entonces lo leeré, mañana te daré una respuesta, oh habrá una gala en el hotel mañana por la noche, dejaré una invitación para ti así podremos charlar.

—Es más de lo que podría pedir— sonrió el periodista, un mensaje llegó a su teléfono y Luke le vio sonreír ligeramente— tengo que salir, al parecer hay información interesante.

—Bien, nos veremos mañana— dijo Luke y extendió su mano, Adam la estrechó.

********** 

Le Chiffre se había refugiado en el casino en la ciudad, había pasado ya tres rondas en la mesa de póker y la suerte parecía bastante voluble, tal vez porque no estaba lo suficientemente concentrado. Como fuese, para la cuarta ronda de póker se vio aún menos concentrado, interrumpido por una risa exasperante desde el bar al otro lado de la mesa de póker.

Su incredulidad aumentó al percatarse de quién se trataba, era el periodista, una cosa coqueta quien flirteaba abiertamente con el bar tender, reía y bebía, y por supuesto lo miraba a él. Le Chiffre estaba evidentemente molesto, ¿qué pretendía ese hombre? Y ¿quién le había dejado entrar a un lugar tan exclusivo?

Se retiró de la apuesta poco antes de terminar el juego pues sus cartas no eran favorables, tal vez un poco más inclinado a terminar rápido con tal de ir a poner en su lugar a ese muchacho descarado. Estaba seguro que él tenía que ver con el comportamiento de Luke.

Cuando Adam lo vio levantarse de su asiento en la mesa de póker susurró algo al oído del bar tender y se dirigió a los sanitarios, LeChiffre estaba a punto de seguirlo cuando el barman le envió un camarero con la cuenta del Sr. Luke Brandon.  Aquella fue la gota que derramó el vaso de su frágil paciencia, asintió para evitar el escándalo, aunque debió dejar la cuenta de lado y hacer que el periodista pasara una noche en la cárcel por tal atrevimiento.

Con premura se dirigió a los sanitarios, elegantes y medianamente iluminados, dio tres pasos dentro y cuando miró directo al espejo se encontró con la mirada de Adam. El periodista estaba a lado de la puerta y acababa de cerrarla con seguro sin apartar la mirada del espejo con una sonrisa triunfante. Como el gato que ve al ratón intentar correr mientras lo tiene de la cola. A Le Chiffre eso no le gustaba en absoluto, pequeña alimaña astuta, pensó.

—Le creía más inteligente, acaba de bloquear su propia ruta de escape señor Towers.

—Por qué habría de escapar Le Chiffre, no podría lastimar al hermano de su amante, ¿o sí?— sonrió.

—No es el hermano de Luke, lo hice investigar, ha perdido muchos trabajos a causa de su arrogante boca.

—Ohh, mi boca es más que arrogante Le Chiffre, no tiene idea— se acercó despacio sin quitar la mirada del otro, ambos con trajes oscuros iluminados a media luz.

Le Chiffre no podía negar la necesidad de mostrarle una lección al chico, pero esa idea tan pronto pasó por su mente fue entendida por Adam, eso era a lo que apelaba en realidad, pero esa mueca mitad sonrisa, mitad encanto era difícil de descifrar y eso le intrigaba de sobremanera.

—No estoy interesado, así que seré breve, debe alejarse de Luke…

Y de repente una palmada en el rostro, Adam le había dado una bofetada, suave, ni siquiera lo suficientemente fuerte para hacerle daño o marcar, pero la risa que siguió después fue tan surrealista que Le Chiffre sintió que su cuerpo se calentaba ante la molestia. Entonces tomó a Adam por la barbilla con una sola mano y estampó su cuerpo contra una pared, manteniendo su cabeza pegada a los azulejos. La risa se silenció, pero la sonrisa seguía en el rostro del joven, el banquero se preguntó momentáneamente el porqué hasta que se dio cuenta que él mismo respiraba pesadamente, que había, en un acto reflejo, acorralado al periodista con su propio cuerpo.

Adam comenzó a empujarlo, a manotear con un poco más de fuerza, aquello movió en Le Chiffre algo primario, instintivo por seguir dominando, acorralando, comenzaron a forcejear, las manos del banquero encontraron las de Adam y las sujetaron con fuerza contra la pared, en ese momento ambos ya estaban jadeando. Le Chiffre sujetó las finas muñecas con la mano izquierda y la derecha delineó el rostro de Adam.

Su pulgar fue mordido y alejó la mano para darle una palmada en la mejilla derecha, Adam gimió y levantó su pierna izquierda para anclarla a la cadera de Le Chiffre y acercarlo más a él para que sintiera su excitación. El albanés lo clavó con más fuerza contra la pared utiliando su cuerpo y se miraron a los ojos tan cerca, respirándose cara a cara y fue Le Chiffre quien se acercó y lo besó primero.

Fueron besos fuertes, puramente pasionales, Adam gimió, Le Chiffre lo tenía dominado e inmóvil, hasta que sus manos se guiaron a los muslos de Adam y lo cargó sentándolo en el soporte de los lavabos, casi golpeándolo contra el espejo al continuar con los besos, las manos del periodista se deslizaron hasta el pantalón del banquero luchando por abrir sus pantalones, Le Chiffre lo detuvo sin dejar sus labios y morder su cuello expuesto al no llevar corbata sobre la camisa negra por lo que Adam se sostuvo de sus caderas, un golpe en la puerta los sobresaltó, la manija se movió pero no abrió, Le Chiffre se volvió hacia la puerta, pero Adam tomó su barbilla y lo volvió a besar mordiendo sus labios, lamiendo su lengua, ahogándose en el banquero, instigándolo a continuar, y de nuevo golpes en la puerta seguidos de la voz de un hombre preguntando si  había alguien dentro, rompiendo la atmósfera que se había creado entre ambos.

Le Chiffre pareció más consciente de lo que sucedía y se alejó de inmediato arreglando su traje y su cabello. No esperó a que Adam bajara del lavabo simplemente abrió la puerta y salió, el hombre que pretendía entrar se desconcertó al verlo salir y a un joven malhumorado sentado sobre el lavabo.

El banquero regresó al hotel y bebió unos tragos en el bar antes de subir a la suite, no era demasiado tarde pero cuando entró a la habitación Luke se había quedado dormido con algunos papeles sobre su pecho. Le Chiffre se detuvo un momento para mirarlo, así lo había visto poco después de conocerlo, en aquella ocasión no había podido frenar el impulso de acariciar su cabello, Luke era tan dulce, completamente diferente al joven retador que era Adam Towers. Un demonio seductor, no podía negar que su encuentro en el baño del casino había sido excitante, pero eso no se repetiría por más que el mismo lo deseara, posiblemente sólo era el deseo de lo prohibido o la apariencia tan similar de aquel por quien sentía algo más fuerte de lo que podía dimensionar.

Retiró los documentos y arropó a Luke, una punzada de arrepentimiento le recorrió el pecho cuando vio el nombre impreso en las notas Adam Towers, las dejó a un lado, removió el cabello de Luke antes de meterse también en la cama, con el temor de que Luke realmente quisiera viajar sólo a Nueva York y decidiera que todo podía terminar. Pese a la situación y sus propios sentimientos no retendría a Luke contra su voluntad, su propio rostro tenía una prueba de lo que era perder la libertad, así que no lo haría pasar por eso en absoluto.

*********

Adam regresó caminando al hotel, fue casi una hora de camino ya que el poco dinero que tenía lo había gastado en un taxi para acudir de la forma más rápida al casino, sin contar lo que había tenido que pagar para conseguir el acceso al exclusivo lugar. Había sido una jugada casi exitosa de la que debió salir victorioso. De no haber sido por ese estúpido tipo tocando a la puerta del baño no habría tenido que caminar de regreso, sino que justo en ese momento estaría gimiendo y arañando la espalda del atractivo, y sobre todo millonario banquero albanés.

El periodista estaba realmente frustrado, había planeado cuidadosamente ser visto por Le Chiffre; encontró un muy buen pretexto para acercarse al ver el gran parecido entre él y Luke Brandon, sería tan fácil seducirlo, ya lo había hecho antes, porqué no ahora que la recompensa sería mayor, tener como amante a un hombre rico y poderoso. Luke tenía suficiente dinero siendo hijo de una empresaria y dueño de una editorial, que mal podía hacer aspirando a una posición mejor que la de ser un periodista de revistas amarillistas, las cuales nunca habían reconocido su talento.

Y tal como había dicho Le Chiffre, su espíritu aventurero (tal vez cuerpo también) lo habían llevado a ser despedido de muchos trabajos, incluyendo el último. Adam resopló agotado al llegar a su habitación y decidió tomar un baño, aún tenía otra oportunidad para atrapar a Le Chiffre y esta vez usaría todo su armamento.

*************

Cuando Luke despertó a la mañana siguiente Le Chiffre no estaba con él, sin embargo, como era su costumbre le había dejado una nota, el editor suspiró, pese a que se había sentido aliviado el día anterior por quedarse un rato a solas con sus pensamientos, también sentía que Le Chiffre era el culpable de su bajo estado de ánimo.

Por supuesto no sabía si él mismo no lo hacía partícipe de sus pensamientos, pero era, a su parecer estúpido estar celoso por alguien a quien nunca conoció y no estaba más alrededor. Decidió entonces que el único quien le podría dar un poco de claridad al asunto era Adam Towers. Por lo que pidió lo comunicaran a su habitación y lo invitó a almorzar en el restaurante del hotel.

Una media hora después los hombres de increíble parecido se reunieron en una mesa en la terraza con la mejor vista a la costa.

—Buenos días Luke.

—Hola Adam, espero no haberte importunado con la invitación— sonrió y se levantó para darle la mano y un ligero abrazo.

—De ninguna manera, es un día espléndido para la buena compañía. ¿Le Chiffre no nos acompaña?— preguntó Adam y miró hacia los lados sutilmente.

—No, tuvo una reunión a primera hora de la mañana—  dijo y no pudo evitar una mueca afligida.

—¿Está todo bien? ¿Quieres hablar de algo? Puedes confiar en mí, tal vez no seamos hermanos, pero siento una gran empatía hacia ti.

—Gracias Adam, y sí puedes ser de ayuda. Recuerdas al otro hombre, Will Graham. ¿Qué puedes decirme sobre él?

—¿Por qué te preocupa?— se acercó un poco más a la mesa mientras un mesero ponía sobre sus platos fruta y dos mimosas.

—Bueno, conocí a Jean, a Le Chiffre a causa de él, me confundió con él, es por eso es que terminamos en esta extraña situación.

—¿Pero no eres un prisionero o sí?

—No, por supuesto que no— sonrió.

—Eso me tranquiliza, sé cosas de Jean Durán que seguramente te has percatado, es peligroso a su manera, muy peligroso para ser honesto. ¿No te preocupa terminar… ya sabes nadando con los peces?

—No, por supuesto que no, Le Chiffre no haría algo así— dijo, pero no sonaba convencido recordando cuando lo conoció.

—Yo no estaría tan seguro, tal vez deberías tomar algunas precauciones.

—Bueno… yo.

—En cuanto a Will Graham, es uno de los hombres más buscados en Norte América— interrumpió observando complacido la turbación en Luke— era un agente del FBI, con un síndrome de empatía, hasta que se convirtió en un asesino.

—¡Un asesino!

—Al menos eso es lo que se dice, pero sabes, creo que es inocente, he hecho mis propias conclusiones, por supuesto nadie las aceptaría, pero yo lo creo.

—Podemos darle entonces el beneficio de la duda.

Adam asintió bebiendo su mimosa burbujeante.

—Sobre todo porque lo ha hecho por amor, tal vez no debería mostrarte esto, él tiene un amante— Adam se mordió el labio— es inverosímil.

Luke se acomodó más en su asiento y casi se le cae la mandíbula cuando Adam le entregó una hoja bastante maltratada que estaba en su cartera. El editor la miró con singular atención, el hombre era bastante parecido a Jean.

—Pero si podría ser Le Chiffre, de no ser por…

—¿La cicatriz?

—Sí.

—Ese es el Psiquiatra Hannibal Lecter, habrás escuchado de Hannibal el Caníbal en Estados Unidos.

—En absoluto, supongo que las finanzas no van con noticias como esa.

—Claro, ahora sabes que no hay nada de que preocuparse, si su regreso te pone ansioso, por lo que sé, Le Chiffre y él nunca fueron amantes—Luke se quedó sin palabras con las implicaciones de Adam, ambos se miraron y sonrieron— pero para mantener interesado a un hombre como ese banquero tuyo es necesario tener inventiva, conocer todos sus gustos. Supongo que tus amantes anteriores te enseñaron lo necesario.

—No hay amantes anteriores, sólo chicas— dijo Luke mientras el carmín de sus mejillas llegaba casi a sus orejas.

—Oh, así que Le Chiffre es tu… bueno, chico afortunado, pero enseñar no siempre es tan satisfactorio, tal vez si le mostraras un poco de iniciativa.

—¿Cómo qué?— preguntó el editor completamente interesado.

—¿Por qué no un trío? Sería muy excitante, tener a dos chicos sólo para él.

Luke pareció un poco sorprendido, bebió el resto de su copa y miró su plato con semblante pensativo, era extraño pero Adam podía tener razón, y que tal dos chicos similares, alguna vez fue su fantasía salir con chicas que fueran gemelas, porque Le Chiffre no podría querer algo parecido.

—Adam, tú ¿estarías dispuesto a hacer un trío?

—¡Oh!— fingió sorpresa— bueno, no es que no lo hubiera hecho antes, incluso con hombres.

—Lo siento, ni siquiera te pregunté acerca de tus preferencias, perdóname. No quiero que te sientas presionado de ninguna manera, antes de esto ya había decidido contratarte, como periodista claro, tú estilo de redacción me parece única, en verdad lo siento mucho, puedo mandar por el contrato cuanto antes, no será necesario nada más créeme.

—No, basta Luke, está bien, el trabajo está bien, lo demás puedo hacerlo por el simple placer de ayudar— rio enfatizando la palabra placer, y tomó la mano de Luke sobre la mesa— así que no debes preocuparte, puedes darle la sorpresa esta noche.

—¿Esta noche?

—Claro, si ya me has contratado no veo la razón de no viajar a Ork por la investigación lo más pronto posible— “mientras LeChiffre no me pida que me quede” pensó el periodista.

—Entonces nos veremos en la gala de esta noche Adam y gracias, por todo.

—No me lo agradezcas aún Luke— dijo con un guiño— será fantástico.  

*****************

Los negocios mantuvieron a Le Chiffre ocupado la mayor parte del día, aunque se mantenía intranquilo en la zozobra de que tal vez Luke pudiera tomar sus cosas y dejarlo sin un adiós.

Por otro lado, estaba Adam Towers, el seductor periodista quien no hablaría de su encuentro una noche anterior, o al menos eso esperaba, pues él también quedaría implicado y no parecía ser una persona completamente honesta por lo que convenientemente evitaría mencionar su desliz, también era consciente de que el periodista podría hacerse pasar por la víctima de su acoso, sin embargo, para su tranquilidad los hombres que se habían quedado en el hotel para seguridad de su amante le informaron que no había movimiento alguno además de unas compras en Versace. Aquel dato le tranquilizó, al parecer Luke se preparaba para la gala.

Por la noche cuando llegó al hotel la suite estaba vacía, en una mesa esperaba una tarjeta de Luke mencionándole que se había adelantado y lo esperaba en la fiesta, Le Chiffre sonrió y eligió un traje para esa noche.

La fiesta era espléndida, música, luces y bebidas, algo a lo que se había acostumbrado hacía tiempo. Cuando el banquero llegó lo primero que hizo fue buscar con la mirada a Luke, pero fue abordado rápidamente por conocidos y posibles clientes, algo que no pudo despreciar. Charló por un momento hasta que una de las chicas en el círculo en el que se encontraba hizo una expresión de asombro al mirar hacia el elevador que se abría para dar paso a un atractivo hombre de ojos verde gris, cabello oscuro, rizado y desaliñado pero que en conjunto con una barba de tres días le daba un aire de modelo. El chico se supo el centro de atención cuando miró alrededor y clavó sus ojos sobre Le Chiffre.

—¿El joven Luke Brandon me parece?— dijo uno de los hombres en el círculo del albanés.

—No es él— murmuró el banquero aceptando una copa de champaña.

Adam vestía un traje gris oscuro y una camisa negra, sobre ella una pañoleta verde que ondeó mientras caminaba entre la gente, por supuesto su atuendo no era espectacular pero sus movimientos y su rostro le valían las miradas a su alrededor.

—Señor Le Chiffre es un gusto verlo de nuevo— sonrió seductoramente—¿no va a presentarme?

—¿Ah utilizado de nuevo el nombre de Luke para colarse hasta aquí?— dijo intentando no prestarle atención al atractivo muchacho.

—Entonces me presentaré yo mismo— mencionó en voz baja para luego saludar a los demás en el círculo donde estaba el banquero— Soy Adam Towers.

—Nos permiten un momento— pidió el banquero y acto seguido tomó a Adam por la muñeca y lo condujo hasta una parte alejada cerca de los balcones— ¿Qué haces aquí? Lo de ayer no se repetirá, no sé que estás buscando, pero por tu bien será mejor que te alejes de mí.

—Como dije antes sólo planeaba hablar con Luke Brandon.

—Reconozco a los mentirosos como tú.

—Si, tal vez, pero hay algo en lo que no puedo mentir. Me interesas Le Chiffre, te vi hace algún tiempo en un casino en Londres, yo sólo era un simple camarero que intentaba pagar su carrera de periodismo, pero tú eras magnífico, tan atractivo, se podría decir que caí enamorado después de que me salvaras de un tipo bastante borracho, además de que la propina había sido bastante generosa.

Las palabras de Adam fueron una avalancha sobre Le Chiffre, los ojos del hombre parecían sinceros y recordaba haber hecho algo así hacía algunos años, pero no terminaba de confiar.

—Cuando me enteré de que salías con un chico— continuó Adam tomando la mano del banquero y poniéndola sobre su mejilla cerrando los ojos en el calor que su palma irradiaba— y encima parecido a mí, corrí hasta aquí para verte una vez más, pensé que me recordarías, sobre todo anoche cuando me besaste de esa manera, sé que me deseas tanto como yo a ti. Luke no lo sabe, no se lo diré. Será nuestro secreto, mientras tú quieras que sea de esa manera.  

Le Chiffre se acercó, deseaba besarlo tanto, con apasionada irracionalidad, como un niño caprichoso, sentía el calor en su cuerpo y la tensión en sus músculos por apropiarse de esa boca que se regalaba frente a él, sí, Adam era tentador pero no confiaba.

—¿A qué estás jugando?

—Sólo quiero una oportunidad para conquistarte— mencionó el joven con enfática verdad.

—Le Chiffre— llamó Luke desde una mesa al otro lado, de inmediato el banquero retiró la mano esperando que Adam no intentara nada más y que Luke no hubiera visto aquel intercambio de miradas y palabras. El banquero caminó seguido del periodista hasta la mesa donde Luke los esperaba.

—Hola Luke— saludó Adam adelantándose para guiñarle un ojo.

Le Chiffre tomó asiento a lado de Luke y Adam ocupó el lugar siguiente, dejando así al banquero entre aquellos dos hermosos muchachos.

—¿Tienes hambre?— preguntó el albanés dirigiéndose al editor.

—He ordenado una ensalada y algunos aperitivos para ustedes, oh ahí vienen— mencionó Luke mientras un camarero acercaba bocadillos en una charola variada y colorida, así como un bowl de ensalada para él.

—Esto se ve delicioso— inquirió Adam en voz alta mientras tomaba un canapé y lo llevaba a su boca, introduciéndolo lentamente, degustando con sugestivos ronroneos sin apartar la mirada de Le Chiffre quien se aclaró la garganta y pidió al mismo camarero un coñac doble, el cual presto fue servido.

La música que era en un principio animosa cambió a algo más suave y cadencioso, la iluminación también disminuyó y algunas parejas se movieron hacia la pista de baile.

—¿Todo está bien con la editorial?— cuestionó de nuevo el banquero tomando la mano de Luke con suavidad intentando a toda costa ignorar las coquetas sonrisas del periodista.

—Sí, incluso me he dado el permiso de contratar a un nuevo periodista— sonrió— Adam tiene una interesante investigación que esperamos publicar en cuanto recabe información, incluso pueda serte interesante también ¿No es así Adam?

—Es posible, ya que a Luke y a mí nos une un gran parecido, así como a Will Graham, no hemos podido comprobar ningún parentesco, sin embargo, sigue siendo muy intrigante, tal vez te pueda interesar saber un poco más de Will Graham.

Adam habló con simpatía y mientras lo hacía una de sus manos se arrastró por debajo de la mesa recorriendo el muslo de Le Chiffre hasta su entrepierna con una caricia descarada, el banquero se tensó y apretó la mano de Luke sin ser consiente en un acto reflejo.

—Auch, Le Chiffre— se quejó el editor retirando su mano un poco sorprendido de la reacción de su amante al nombre de Will Graham.

Adam por su parte sonrió sin apartar la mano, y comenzando a masajear el bulto cálido bajo su palma, el cual comenzaba a endurecerse. El albanés bebió su coñac de un trago y pidió uno más, llevó una mano bajo el mantel y atrapó la muñeca de Adam quien sólo se acercó un poco más con la intención de hablar cerca de Luke brindado un apretón consiente a la erección de Le Chiffre. 

—Es sólo un ligero parecido, debería pensar en gastar de una mejor manera su tiempo— dijo Jean aplicando más fuerza sobre la muñeca de Adam quien por fin con una mueca de dolor retiró su mano, satisfecho con el resultado.

—Oh, no es una pérdida de tiempo, creo que también tienes un clon por ahí— intervino Luke.

—Por supuesto, el doctor Lecter— Adam sacó de su cartera nuevamente la fotografía impresa en una hoja gastada que presentó ante Le Chiffre quien apenas le dedicó una mirada como si fuera menos que nada para prestar atención.

—No hay ningún parecido.

—Vamos Le Chiffre son idénticos— recalcó el joven editor.

Le Chiffre frunció el entrecejo cuando de nuevo las manos de Adam intentaban alcanzarlo debajo de la mesa.

—Bailemos— dijo el banquero y arrastró a Luke a la pista de baile.

El joven protestó sólo un poco antes de que se viera atrapado entre los brazos del alto banquero, lentamente se incorporaron al baile, suavemente, como la segunda vez que se vieron, pero la primera para admirarse mutuamente a la luz de un lugar más propicio para el romance, no aquella mazmorra donde había sido llevado por error, un mal entendido que de haber continuado le hubiera costado la vida, el pensamiento lo estremeció y como si apenas hubiera reconocido el peligro se tensó.

—Cuando nos conocimos ¿pensabas matarme?

—¿Por qué preguntas algo así Luke?

—Simplemente lo he recordado, no fue una buena impresión sabes, creo que tal vez comenzamos con el pie izquierdo. Siento como si todo esto fuera una ilusión. ¿Qué pasará cuando te canses de mí? ¿Dormiré con los peces?

—¿De dónde sacaste esa referencia?

—Contéstame Le Chiffre, ¿si me voy también me buscarás porque ahora sé demasiado?—  dejaron de bailar, Luke percibió el enojo en el banquero cuando sus brazos se tensaron a su alrededor.

—¿Vas a irte?— la pregunta sacudió a ambos, Le Chiffre esperaba que Luke dijera que no y Luke se encontró dándose cuenta que no sabía la respuesta, cuya obviedad era decir de inmediato que no.

—No lo sé.

Le Chiffre asintió y se alejó, dejando a Luke solo entre las parejas que bailaban. Caminó hacia el elevador y se giró para tomar un respiro a través del inhalador mientras la puerta se cerraba alejándolo de la música y las personas.

Adam quien había estado expectante ante la escena, corrió hacia el elevador justo antes de que las puertas se cerraran, dejándolo sólo con el banquero en aquel pequeño espacio.

—Largo—  dijo con voz gruesa.

—Oh vamos, ambos sabemos que Luke no es para ti, el no entiende tu mundo.

—¿Qué te hace creer que tú si puedes?— la molestia de Le Chiffre creció, su tono de voz fue amenazante, tomó al chico por el cuello con una mano, apretó, no excesivamente, sólo para asustarlo, al contrario de ello Adam gimió y se pegó a él envolviendo un brazo sobre el cuello del hombre más alto y su otra mano directo al lugar que había buscado bajo la mesa. Esta vez Le Chiffre no lo detuvo, en cambio aprovechó su agarre en el cuello y lo atrajo a sus labios con fuerza, sus lenguas también participaron y los dientes y los jadeos.

Adam era tan encantador, un perfecto embustero que no tenía escrúpulos para utilizar su belleza, Le Chiffre lo sabía, era ese joven tal vez, la clase de persona que más detestaba y en ese momento sólo deseaba verlo desecho de placer, sollozando su nombre, esa parte sádica suya lo ansiaba, no recordaba que el enojo le provocara de aquella manera. Las puertas del elevador se abrieron en el piso indicado, el banquero tomó al chico de la cintura y sin más lo arrastró hasta la suite. Pasó la tarjeta de acceso y lo empujó dentro. Cerró la puerta y se acercó a Adam para devorar sus labios de nuevo jalando de su cabello para escucharlo gemir con un toque de dolor.

—¿Me invitas un trago?— murmuró el periodista alejándose un poco.

—No necesitas ningún trago, en mi mundo disfrutamos del dolor— le dijo mordiendo su labio descaradamente y con suficiente fuerza para hacerle sangrar.

Adam lo empujó lejos en un impulso recorriendo su labio inferior con la lengua sintiendo como se empapaba de sangre. Le Chiffre sonrió y antes de que se acercara de nuevo la puerta se abrió, era Luke, sus ojos azules se movieron de Adam a Le Chiffre, se detuvo en su lugar mientras la puerta se cerraba detrás de él.

—Justo a tiempo— intervino el periodista lamiendo el resto de la sangre de su labio.

—Le Chiffre— susurró Luke un poco decepcionado.

—Si buscas tus cosas puedo enviarlas a Nueva York— el mayor le restó importancia y se quitó el saco arrojándolo a un taburete a los pies de la cama.

—No— Luke dio un paso hacia él.

—¿No?— Le Chiffre lo miró de soslayo ladeando ligeramente la cabeza hacia él mientras se aflojaba la corbata.

—No voy a irme, no quiero irme, quiero estar contigo— el editor se acercó para tomar su mano— si me dices que me amas ahora, haré cualquier cosa por ti.

—Luke…

—¿Me amas?— los ojitos azules lo miraron con anhelo y Le Chiffre sintió que no podría negarle nada a ese muchacho inocente y confiado.

Tomó el rostro de Luke entre sus manos y le acarició las mejillas con los pulgares.

—Lo hago.

Luke sonrió y se acercó a besarlo, Adam miró hacia otro punto, suspiró brevemente, allá iba su oportunidad, estaba a punto de dar un paso hacia la puerta cuando Luke lo llamó.

—Adam— dijo el editor y extendió su mano hacia él sin soltar a Le Chiffre.

Adam miró a Luke y luego a Le Chiffre quien observó atónito al editor y su sonrisa. El periodista rodó los ojos, sabía que era una mala idea, sin embargo, no podía negarse a un poco de placer, al menos podría sacarle un poco de provecho a todo ese asunto.

—Me voy a arrepentir de esto— dijo Adam en voz baja comenzando a quitarse el saco, se desharía de la pañoleta verde pero en su lugar la tomó entre sus manos y con ella cubrió los ojos de Luke y le besó la mejilla observando las reacciones de Le Chiffre. El banquero pareció complacido besó suavemente los labios de Luke, apenas un roce y se sentó en uno de los sillones que miraban hacia la cama a poca distancia de ellos.

—¿Jean?— preguntó Luke cuando sintió que su amante se alejaba.

—Shh, está bien, ¿tienes un espectáculo para mí no es así?

Luck se estremeció al pensarlo, ni siquiera tenía idea de aquello a lo que había accedido. Adam detrás de él sonrió y comenzó a desnudarlo, prenda por prenda frente al banquero. Luke no sabía que hacer al principio, completamente desnudo y cegado por la suave tela que tenía un aroma dulce y ácido impregnado, muy parecido al dulzor del kiwi.

Adam se quitó entonces la camisa y se acercó a la mesita de noche hurgando en ella para encontrar lo que esperaba, un tubo de lubricante, sería un anoche interesante. Le guiñó un ojo a Le Chiffre mientras se deshacía de sus propios pantalones y los calzoncillos, mostrándole su virilidad ligeramente despierta. Puso el lubricante en la cama y con calma se movió frente a Luke, lo tomó por el cuello como Le Chiffre había hecho con él y acercó sus labios a los del otro, tanteando, apenas probando acariciando primero con su lengua esperando que Luck hiciera lo mismo.

El editor sintió la lengua de Adam sobre sus labios, jadeó entre asustado y expectante, era extraño, acostumbrado como estaba a los avances de Le Chiffre, el aroma y calor de alguien más lo tenía realmente nervioso.

—Sólo déjate llevar Luke— dijo Le Chiffre desde su lugar frente a ellos.

Luke resopló y siguió la ligera pero firme orden de su amante y comenzó a corresponder a los besos de Adam, lento, jugando con su lengua, estaba seguro de que aquello se veía realmente obsceno. El otro pasó sus manos por su pecho y se detuvo a pellizcar sus pezones mientras intensificaba el beso, Luke gimió y Adam miró la sonrisa de Le Chiffre.

El banquero, observaba en silencio, con las piernas cruzadas, el codo derecho sobre el reposabrazos y la cabeza sostenida por su mano, era entretenido verlos, como dos gotas de agua pero a la vez tan diferentes. Dos pares de ojos que mostraban diferentes sentimientos, dos pares de labios rosas y perfectos y dos cuerpos esculturales para admirar y desear hasta el cansancio.

Adam llevó a Luke sobre la cama ambos frente a frente de rodillas sobre el colchón, su boca ávida y voraz atacó de inmediato los pequeños pezones ya erectos, Luke gimió y le arañó los brazos, Adam se levantó de nuevo y besó su cuello, luego sus labios, ésta vez el editor sí que respondió, el periodista aprovechó para llevar la mano de Luke a su miembro para acariciarlo, el editor suspiró y tomando valor tomó el pene de Adam en sus manos y comenzó a frotarlo al ritmo que le marcó.

—Ah, sí Luke, muéstrale como lo haces— dijo Adam y empujó la cabeza de editor hacia abajo para que lo tomara en su boca. Luke obedeció y comenzó a lamerlo primero antes de meterlo en su boca completamente y comenzar a succionarlo.

Adam miró con una sonrisa lasciva a Le Chiffre, provocándolo al mostrarle como su delicado amante accedía a sus peticiones. El banquero ahora había cambiado de posición, sus codos sobre las rodillas y su cuerpo echado hacia adelante, expectante, atento a cada movimiento de ellos sobre la cama, el periodista siguió gimiendo un poco más y luego apartó su erección de la boca del otro.

Luke gimió al sentir que Adam se alejaba, su miembro ya goteante se contrajo hacia su abdomen cuando la lengua de Adam se movió entre sus nalgas, jadeó esta vez más fuerte sintiendo cómo aquella lengua se permitía acariciarlo de esa manera tan íntima, acalló sus suspiros contra las sábanas mientras la experta lengua lo penetraba cada vez más profundo. Y de pronto sintió un dedo dentro de él resbalar por completo, seguramente Adam lo había llenado de lubricante.

Adam comenzó a mover su dedo dentro y fuera, en pequeños círculos que preparan a su compañero de cama en esa ocasión, añadió casi de inmediato un dedo más y luego un tercero.

—Jean, Jean, ah por favor— comenzó a suplicar Luke ante las sensaciones ya conocidas en su cuerpo, la tensión en su cadera, el estiramiento en su entrada.

Adam respondió alejando los dedos y aplicando bastante lubricante en su erección listo para adentrarse en Luke, su cuerpo estaba caliente deseando complacerse y de cierta forma sería una ligera venganza otra Le Chiffre, tomar a su amante frente a él, acarició con su miembro entre las mejillas resbaladizas de Luke, antes si quiera que pudiera pensar en empujar, Le Chiffre detuvo sus caderas con ambas manos, había subido a la cama y estaba presionando su entrepierna contra el bien formado trasero de Adam, el joven ronroneó empujándose contra él.

Le Chiffre lo alejó de Luke, besó un redondeado glúteo de su amante e insertó su dedo anular en el agujero aún un poco apretado, Luke gimió reconociendo el calor de las manos de Le Chiffre, suplicando por más de sus atenciones, entonces Adam se acercó a desabrochar los pantalones del banquero y buscar la prominente erección, una vez en sus manos, tan gloriosa como había imaginado que sería se relamió los labios y sin dudarlo tomó la erección en su boca succionando, salivando y chupando con gran empeño. Los ojos del banquero devoraron la imagen frete a él, su amante suplicante a la espera de él y el descarado muchacho que no paraba en sus atenciones.

Luke, se movió de su posición y buscó los labios de Le Chiffre quien se apuró a besarlo acariciando a su vez la enhiesta erección del editor.

—Jean— jadeó Luke y se levantó para compartir los tres un beso, Adam con la boca impregnada del sabor de Le Chiffre.

El banquero acarició a los chicos abrazándolos y después sacudiendo sus erecciones al mismo tiempo con ambas manos mientras las lenguas de los tres se encontraban juguetonas fuera de sus bocas, Le Chiffre lamió con voracidad aquel par de labios que lo buscaban como si fuera un trofeo que ganar, instigó de nuevo a los más jóvenes a compartir un beso entre ellos, se quitó la corbata y ató las manos de Adam, alejándolo de Luke y llevándolo a recostarse en la amplia cama atando el final de su corbata a la cabecera, Adam no se preocupó, no era la primera vez que era atado, si la primera con más de una persona en la cama, y ello no lo hizo de ningún modo menos excitante ya que había una competencia implícita por la atención del mayor, cualquier protesta fue inválida con sólo observar a Le Chiffre quitarse la camisa, fue todo lo que necesitó para abrir sus piernas ante él, esperando ser complacido y lo suficientemente seductor para el banquero.

El albanés sonrió ante la impaciencia de Adam, no sería tan fácil, atrajo a Luke en medio de ellos, de rodillas frente a Adam, medio sentado en sus piernas, con el trasero rosando su hombría lista para tomarlo con sus piernas aún enfundadas en el costoso pantalón.

—Lo has hecho bien Luke, mi perfecto muchacho— le susurró mordiendo su cuello desde atrás y desatando la pañoleta y haciéndole mirar a Adam en esa posición tan vulnerable—prepáralo para mí— le indicó poniendo en sus manos suficiente lubricante.

Luke se sorprendió ante la petición, giró el rostro para ver la sonrisa de Le Chiffre quien lo besó y condujo su mano hasta la entrada de Adam, alentándolo a acariciarlo, Luke lo hizo, apenado de mirar hacia Adam, era tan diferente a lo que había imaginado cuando Adam le dio la idea, ahora tenía una mezcla de sentimientos, vergüenza, deseo, incluso una indiscutible sensación de poder que estaba seguro Le Chiffre quería mostrarle, y luego, estaba Adam, su rostro sonrojado, el suave rocío en su cuerpo esbelto, era prácticamente verse a sí mismo y aquello lo puso aún más ansioso.

Le Chiffre observó como Luke era cuidadoso en sus movimientos, pero necesitaba a Adam gimiendo, perdido y deseoso, por lo que él mismo comenzó a masajear su miembro mientras Luke seguía preparándolo con dos dedos que en poco se convirtieron en tres. Se alejó de Adam y se desvistió por completo mientras esta vez era Adam quien recibía toda la atención, Le Chiffre regresó a la cama y se colocó al lado de Adam para besarlo profundamente, jugando con sus pezones.

—Le Chiffre— gimió Adam en sus besos y cuando compartió una mirada intensa con el banquero Luke no pudo contener un pinchazo de celos y embistió con los dedos a Adam un poco más rápido, logrando que Adam se arqueara con los ojos cerrados y alejara su boca de Le Chiffre al echar su cabeza hacia atrás.

El banquero sonrió y volvió a acariciar la entrepierna de Adam con fuertes tirones.    

En ese punto Adam ya estaba gimiendo descontrolado hundiendo los dientes en la piel de su brazo izquierdo, empujando su cadera hacia los dedos de Luke, buscando él mismo que su próstata coincidiera con la intrusión inexperta de Luke, la doble estimulación tenía a Adam al borde, Luke sacó sus dedos y se acercó a Adam para besarlo evitando de esa manera que Le Chiffre lo hiciera, Luke se sostenía con los codos a los costados de Adam cuyos brazos yacían extendidos hasta la cabecera.

Cuando Le Chiffre pudo observar ese tierno contacto entre los tentadores jóvenes, vio también una oportunidad de torturarlos, se movió con rapidez detrás del editor, tomó la erección de Luke y la dirigió a la entrada de Adam. El editor gruñó en protesta, pero la tentación y la lujuria fue demasiada, así que se empujó lentamente dejando dentro de Adam apenas una parte de su hombría alojada en aquel ardiente calor.

—No puedo— gimió Luke cerrando los ojos, tan diferente a Adam quien se arqueó y gimió suavemente.

—Puedes hacerlo— dijo Le Chiffre y el mismo se empujó en Luke obligándolo a penetrar por completo en Adam. Los tres gimieron y fue Le Chiffre el primero en comenzar a moverse, al principio lento, presionando en los dos más jóvenes, aumentando la velocidad y el empuje de sus caderas, el calor era insoportable, Luke estaba casi desfallecido por las sensaciones, Le Chiffre lo tenía preso entre el placer de ser penetrado y su erección aprisionada por Adam debajo de él.

El albanés tomó la cadera de Luke dejándole la libertad de moverse con más fuerza sobre Adam, lo cual implicaba que debía marcar un ritmo, entre sus envestidas y la fricción que se generaba con Le Chiffre a sus espaldas quien se mantenía clavado en su interior.

El joven editor sollozó cuando comenzó a empujar con más ímpetu dentro de Adam tomando sus piernas y extendiéndolas para encontrar un ángulo adecuado que lo satisficiera, no fue demasiado complicado encontrar el lugar que hizo a Adam jadear y comenzar a suplicar por más mientras su erección se retorcía imposiblemente dura contra su abdomen.

El sonido de los jadeos, la piel húmeda chocando y las voces de los tres pululaba en toda la habitación, respiraciones rápidas y súplicas se hacían cada vez más intensa, Le Chiffre tenía el control total sobre los chicos y empujaba con fuerza.

—¡Jean! ¡Jean! Estoy, no más… no…— sollozó Luke mientras su cuerpo temblaba, Le Chiffre identificando que Luke estaba por llegar al orgasmo se retiró de él e hizo que saliera de Adam al mismo tiempo.

—Creo que esa boca no debería estar desocupada— indicó el banquero y empujó con suavidad la cabeza de Luke entre las piernas de Adam.

El editor no protestó, llevó de inmediato la erección de Adam en su boca, libando con entusiasmo, probando el sabor salado del preseminal del muchacho. Adam empujó en la cavidad caliente sintiendo como su erección era cubierta por completo y los músculos de la garganta de Luke se estiraban y contraían en un reflejo por no obstruirse.

Le Chiffre desató el extremo de la corbata que se mantenía atada a la cabecera, pero no las manos del periodista, tiró de la corbata esperando a que Adam se pusiera de rodillas, el rostro del periodista estaba sonrosado, los ojos azul aguamarina brillaban y sus labios rosas eran una tentación a la que no podía negarse, jaló sus manos atadas y lo besó con fuerza, mordisqueando su boca.

El cuerpo de Adam cimbró ante los besos y la boca de Luke en su erección, ahí sólo había lujuria desmedida.

El banquero tomó las piernas de Luke y colocándolo de costado, con la cabeza en el regazo de Adam, lo penetró de nuevo, impulsándose dentro y fuera de él, la boca de Luke no se detuvo, un gemido sofocado por el miembro de Adam reverberó en su garganta, provocando que el periodista empujara a su vez dentro de aquella boca más rápido, dejando a Luke a merced de aquellos hombres, Adam no podía dejar de mirar a Le Chiffre, esa fuerza en sus movimientos, su cuerpo esculpido, su presencia dominante, ante esa imagen su cuerpo se contrajo y terminó en la boca de Luke con un gruñido.

Le Chiffre observó y se acercó para besar a Adam, haciendo contacto un visual profundo, sintiendo las chispas del deseo recorrer su cuerpo, estaba a punto de terminar, Adam se acercó para recibir el beso sin embargo la voz de Luke no los dejó continuar.

—¡Jean te amo! ¡te amo!— dijo el editor en el momento en el que llegaba al clímax estirando una de sus manos para tocar a Le Chiffre.

—También te amo—El albanés tomó la mano de Luke y con un beso sobre sus labios terminó dentro de él, alcanzando el orgasmo con un profundo beso y un gemido sofocado del editor.

Adam supo entonces que sus intentos habían sido infructuosos, sonrió tristemente, no estaba cansado, pero no quería irse todavía, no cuando se sentiría realmente solo después de contemplar la tierna escena, se desató las manos con ayuda de los dientes y se acomodó en la cama dejando a Luke en el lugar intermedio de nuevo, Le Chiffre se recostó también y los cubrió a los tres con una manta, el cansancio de su actividad los venció tras un momento de reposo y se quedaron dormidos, Luke en los brazos de Le Chiffre y Adam aferrado a su cuerpo respirando sobre su nuca.

*************

El periodista abrió los ojos despacio, no supo cuánto tiempo había dormido, las luces estaban apagadas y a su lado Luke ahora se mantenía abrazado a él, sonrió con pesar y se desenvolvió de los brazos del otro, Le Chiffre no estaba en la cama y no le importó, aún tenía un boleto para volar a Dinamarca por la mañana. Comenzó a vestirse, no queriendo hacer demasiado ruido y despertar a su nuevo jefe, estaba a punto de salir cuando se dio cuenta de que había olvidado su pañoleta verde, se giró y se topó de frente con el albanés quien sacó la pañoleta de entre las sábanas y se la entregó.

—Tú no eras ese joven en el Casino Les Ambassadeurs— dijo en voz baja.  

—Veo que tu memoria no es tan mala— Adam tomó la pañoleta y la colocó alrededor de su cuello.

—Admito que eres un buen investigador ¿cómo conseguiste esa información?

—No puedo delatar a mis fuentes. Adiós Le Chiffre, cuide bien de mi jefe.

Adam se dio la vuelta y salió.

Le Chiffre volvió a la cama con Luke quien de inmediato le sonrió perezosamente, el mayor besó su frente y luego sus labios, lo atrapó ente sus brazos y le susurró suaves palabras amorosas hasta que el editor de brillantes e inocentes ojos azules se quedó dormido.

**********

Por la mañana Adam se dio un último vistazo en el espejo del vestidor de la habitación, reconociendo su parecido con Luke, suspirando una vez más, adiós lujos, tendría que resignarse a un salario regular, con cheques firmados por el señor Brandon, el flamante amante de un millonario, un atractivo millonario.

Tomó su única maleta, caminó fuera de la habitación hasta el elevador, una vez en el lobby entregó su llave en la habitación, le informaron que su taxi estaba listo y esperaba afuera del hotel, agradeció y se encaminó a la salida.

—Adam— la voz de Luke lo detuvo antes de abordar el taxi.

—Buenos días— sonrió.

—Quería despedirme adecuadamente y desearte suerte, tal vez también agradecerte.

—No hay nada que agradecer— Adam resopló.

—Toma, es un cheque que pagará algunos viáticos en Ork, te deseo buena suerte con la investigación— le entregó un sobre pequeño que Adam aceptó.

—Gracias Luke, te enviaré algún adelanto de la historia en cuanto pueda.

Luke asintió y se despidieron con un fugaz abrazo, Adam subió al asiento trasero del taxi y meneó la mano fuera de la ventanilla mientras el auto se puso en movimiento, una vez que el lujoso hotel se quedaba atrás el periodista se reclinó en el asiento y abrió el sobre, no era nada peculiar, papelería con membrete del hotel, dentro había un cheque a su nombre por cinco mil dólares, firmado ni más ni menos que por Luke Brandon, vaya burla, Adam se vio realmente tentado a romper el cheque, pero ya había gastado en el boleto de avión y su investigación con respecto al macabro trabajo de Evelio Thanatos sería sin duda una noticia de la que se hablaría por semanas.

Regresó el cheque al sobre y lo metió dentro de su saco casual en la parte interna de la solapa, el sobre se atoró antes de entrar en el bolsillo y al sacarlo de nuevo para intentar acomodarlo una vieja carta cayó sobre sus muslos, era un rey de diamantes de una baraja inglesa, los colores estaban desgastados como si hubiese sido guardada por años y las esquinas un poco maltratadas, Adam la tomó entre sus dedos, la observó un instante con una media sonrisa, luego abrió la ventanilla del auto y la arrojó fuera con un gesto desdeñoso. La carta se sacudió contra el viento, girando en las corrientes de aire de la gran avenida, bailó una, dos y tal vez tres veces antes de caer sobre el asfalto, en la parte posterior de la carta aún podía leerse en letras doradas sobre un fondo color vino “Les Ambassadeurs Casino”.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).