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ENGAÑO por Yelmar Doker

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Notas del capitulo:

Éste Capítulo está principalmente centrado en los hermanos Uchiha. Así que presten atención. 

 

Advertencia: Violencia.

 

ENGAÑO



By Yelmar Doker



HERMANOS

 






Sasuke dejó el bolígrafo sobre la superficie de la mesita al tiempo que cerraba los ojos y se ponia a descansar unos minutos, exhalando un breve suspiro de cansancio.

Era sábado, el cielo estaba encapotado, pero afortunadamente la lluvia había amainado desde el medio día. No tenia nada que hacer. A parte de dedicarle mas tiempo a las tareas pendientes de la escuela.

Prefirió quedarse encerrado en su habitación, observando a traves del vidrio de la ventana como el jardinero cortaba el cesped del amplio patio de la casa. 

Interiormente sintió ganas de bajar e ir a divertirse con los hijos del jardinero que gentilmente se habrian ofrecido para jugar con él. Pero siempre vivía con el temor de ser descubierto por su padre, que no le gustaba para nada la idea de que su hijo menor se relacionara con los niños de la servidumbre.

Sobretodo porque su padre solía tener algunos arranques de ira.

Fugaku había salido a trabajar desde muy temprano, y no llegaría hasta la noche, según el horario que tenia en la empresa. Pero nadie le aseguraba de que su padre no fuera a tomarse el día libre y llegar a casa antes de lo previsto. Por lo tanto, prefería quedarse en su cuarto, y esperar para bajar hasta la hora de la cena.

Últimamente no dormía bien. La noche anterior había pasado en vela hasta muy tarde pensando en el viaje que haría su hermano, luego de unas semanas para acabar sus años de instituto. Pero él no quería que se fuera a vivir a otra parte. Casi había hecho un berrinche hacia una semana cuando le informaron de la decisión que habían tomado sus padres con respecto a la educación de Itachi.

Sabia que estaba siendo egoista, pero no quería ni podía evitarlo. Tenia miedo de que se fuera y que lo dejara solo en la enorme casa de sus padres. Itachi y él compartian muchas cosas. Desde pequeños siempre se contaban de todo y casi siempre estaban juntos, aunque Itachi dedicara mas tiempo a sus clases de la escuela.

Sin embargo, no podía hacer nada. Siendo un niño de ocho años, lo único que podía hacer era esperar a que dichos planes fracasaran. O que por lo menos su hermano no se fuera de casa y continuara sus estudios en la misma ciudad.

Después de un descanso de diez minutos y una hora más de estudio, bajó a la primera planta debido al anuncio de una de las criadas que trabajaban para su madre. Ésta había llegado de compras y en ese instante se encontraba en el salón principal, conversando animadamente con unas señoras de la misma edad que su madre, sobre algunas telas para vestidos de gala y cosas por el estilo.

Mikoto estaba sonriendo cuando vió la pequeña figura de su hijo mas pequeño, y rápidamente le hizo un gesto con la mano para que se acercara.

—El es mi hijo Sasuke —. Le presentó con las que seguramente eran sus amigas. El se sintió un poco cohibido por las miradas que ellas le dieron.

—Pero qué guapo te salió, Mikoto. Se parece mucho a ti —.  Alabó la mujer de peinado alto y voz chillona. —Hola, cariño. Un placer conocerte.

—El gusto es mío—. Asintió, no sabiendo que mas decir.

En total eran cinco señoras. Todas con vestidos formales y peinados altos. Menos su madre, que ya destacaba por lo hermosa que era. Sin embargo, le había llamado la atención el color de pelo de una de las mujeres. Claramente era nueva socia en el club de damas que su madre organizaba de vez en cuando, porque nunca había pasado por su casa.

Tuvo que quedarse a esperar en el salón aunque era sumamente incomodo para él. Algunas no dejaban de decir que se parecia mucho a su madre. Y no las culpaba. Cada vez que se miraba a un espejo, le parecia estar viendo a su madre en él.

Mikoto se despidió de todas casi veinte minutos después. Desde su lugar, Sasuke escuchó que quedarian para reunirse en otra ocasion. Algunas también se despidieron de él y prometieron traer a sus hijos para que pudieran conocerse y jugaran entre si. La idea le había hecho ilusión, sino fuera porque su madre murió ése mismo mes.

El pequeño Sasuke ya tenia hambre mucho antes de bajar de su cuarto, y al parecer, la fuerte intuición de Mikoto le ayudó a darse cuenta de eso.

—¿Quieres un Onigiri mientras esperamos a que llegue tu padre, Sasuke?

—Mmh... Si. —Asintio, aparentando un poco de desinterés. No le gustaría que supiera que en realidad se estaba muriendo de hambre. Puesto que al medio día no había comido lo suficiente, y en la mañana no tuvo tiempo de desayunar como era correcto, debido a que su padre iba tan apurado al trabajo, que prácticamente lo arrastro al auto para llevarlo a la escuela.

Mikoto asintió y sacó un envase de la nevera en la cual guardaba los onigiris sobrantes del almuerzo de ese día y se lo dio en un platillo. Se comió dos casi al instante. Aún así, seguía sintiendo un enorme agujero en el estomago. Pero no se quejó.

—¿Como te va en la escuela, Sasuke? —le pregunto su madre, sentandose a su lado y sosteniendo una taza de café caliente. El pequeño cuerpo del niño se tensó sobre la silla.

—Bien... El profesor Ebisu esta sorprendido de mi avance. Dice que soy brillante. —relató sin muchos ánimos las mismas palabras que le dijera su profesor de matemáticas. Sin embargo, ésto hizo que Mikoto sonriera alegremente.

—Felicidades, Sasuke. Tu padre se sentirá muy orgulloso de ti cuando se lo cuente.

—Eh... No, no es necesario que le digas nada. —Mikoto enarco una ceja.

—¿Porqué?

—No es gran cosa. Es decir, solo me fue bien en un examen. Y el profesor Ebisu es muy halagador con todos. No creo que...

Pero se interrumpió cuando oyeron el sonido del timbre de la casa. Mikoto dejo su café a medio terminar y se apresuro a ir a recibir a su marido. Él suspiró profundamente, agradecido por la interrupción que genero la llegada de su padre. Pero no tardo en desvanecerse cuando su madre le llamó desde la sala.

Cuando llego allí, sus padres estaban discutiendo.

Otra vez. Se lamentó.

Se paró en una esquina y trató de hacerse invisible. Esperó a que ésa situación se terminara de una vez por todas. Tanto para llenarse el estomago de comida, como para no volver a ver como se peleaban delante a él.

—Estas borracho, por el amor de Dios. —le reprocho Mikoto, sin darse cuenta de que Sasuke estaba allí.

—¿Y que pretendes que haga, mujer? ¡Compartir con unos socios es mi deber como presidente de la empresa quedarme hasta el final! —espetó, con la voz ligeramente más grave y ronca de lo normal.

—¿Como es posible que digas eso? ¿Que clase de ejemplo le das a tus hijos?

—¡Ese es un asunto muy aparte! ¡Asi que no me hables de esos buenos para nada!

—No te permito que hables así de ellos...

—¿O qué? ¿Vas a denunciarme?— había un claro tinte de sarcasmo en su voz. — ¡Por favor, Mikoto! ¡Ten algo de sentido comun!

—¿Sabes qué? ¡Estoy harta! ¡Harta de tu comportamiento infantil! ¡Has cambiado demasiado! ¡Ni siquiera eres un hombre capaz de comprender el daño que se está haciendo!

—¿Que insinuas? —su mirada se afiló tanto que resultaba amenzante. Mikoto no se intimido, por supuesto.

—¡Voy a irme de aquí con mis hijos! ¡Y me voy a divorciar de...!

La cachetada que recibió Mikoto fue tan rápida e inesperada, que ni siquiera Sasuke fue capaz de verla venir. A pesar de que no fuera la primera vez que su padre llegaba borracho a casa y maltrataba a la pobre de su madre, todavia sentia un grueso nudo en el estomago cada vez que pasaba. Ella cayó bruscamente al suelo, debido a la fuerza ejercida de su mano fuerte.

—¡A mi no me deja nadie, puta! ¡Menos tú que ni siquiera sirves para esposa!

La morena se oculto tras su largo cabello negro, intentando así disimular un poco las lagrimas que caian por su níveo rostro. Sasuke estaba a punto de ir con ella para ver como estaba, pero Fugaku se adelanto y tomó a su mujer de los cabellos.

—¡Debi haberte echado a patadas desde hace tiempo! ¡Eres una perra que se acuesta con todos! ¡En mala hora me case contigo!— mientras decía esto, zarandeo a Mikoto, que estaba haciendo acoplo de toda su fuerza para liberarse de sus manos castigadoras.

—¿Nunca vas a olvidarlo, verdad? —sollozó.

—¡Por supuesto que no! ¡Deshonraste el nombre de mi familia, perra! —sus gritos siguieron aumentando de volumen. —Mi familia se burlo de mi por años. Tienes suerte de que ese bastardito no haya nacido.

—¡Ya callate!

Llegado a éste punto, Sasuke ya no sabia que hacer. Si ir y defender a su madre, o correr a su habitación y esconderse hasta que su hermano llegara del instituto. Las ultimas palabras le habían desconcertado demasiado. No tenia idea de lo que estaban hablando. Pero empezaba a tener un mal presentimiento.

Su madre se cansó de luchar y se quedo quieta, todavía llorando. Oia que murmuraba en voz baja, pero no alcanzaba a entender qué exactamente. Pero eso quedo en segundo plano cuando Fugaku levantó su mano otra vez, con claras intenciones de volver a pegarle, y luego supo que había actuado por impulso.

—¡No la toques!

Por primera vez, desde que Fugaku llegara, ambos adultos se percataron de su presencia. Mikoto incluso dejo de llorar, ahora asustada de ver a Sasuke.

—¡Sasuke! ¡Vete a tu cuarto!

Contrario a lo lo que ella esperaba, el menor  no acató la orden, sin importarle la desesperación en los ojos y la voz de su mamá. A su edad podia intuir el peligro que corria al quedarse en ese lugar, pero ésta vez no permitió que el miedo le venciera. Ésta vez se quedaría y trataria de defenderla del abusivo de su padre.

Esa noche tampoco pudo dormir. La paliza que recibió fue tan fuerte y brutal, que por los siguientes tres dias no pudo levantarse de la cama. Cuando su hermano llegó a casa, ya no era el mismo Sasuke de antes.














Posiblemente habría seguido arremetiendo contra Itachi, si Suigetsu y dos enfermeros mas, no hubiesen intervenido.  Una de las enfermeras fue corriendo velozmente hacia el primer piso para llamar a la gente de seguridad.

Sin embargo, la fuerza de tres hombres fue mas que suficiente para alejar al causante de la pelea del otro Uchiha, que inmediatamente fue socorrido por una enfermera. El Uchiha menor se removió bruscamente para que lo soltaran, sin muchos buenos resultados.

Todavía se sentía traicionado y decepciones porque jamás pensó que Itachi fuera capaz de hacerle algo así. No había vuelto a perder el control de sus emociones desde la noche anterior, o eso pensaba. Pero al confirmar sus sospechas y enterarse de las verdaderas intenciones de Itachi, su odio hacia él había surgido con más vehemencia.

—Por favor, Sasuke. Ya basta—. Suigetsu le habló muy cerca de su oido, sin tener la menor idea de como calmar al moreno. Ésta era la primera vez que lo había visto alterarse de esa manera. No digamos golpear a su hermano, que siempre lidiaba con el mal caracter de su amigo, sin quejarse ni esperar retribuciones. Musitó una advertencia en voz más baja —: Si sigues así, van a sacarte del hospital. Y no podrás ver a Naruto.

Casualmente esas fueron las palabras correctas para apaciguar la furia aparentemente incontenible de Uchiha. Instantáneamente dejo de patalear y forcejear contra los brazos que lo retenian, respirando profundamente en pro de calmarse un poco.

Atraídos por el ruido y los gritos de las personas, Minato apareció por una puerta seguido de una preocupada Kushina, que vieron todo con ojos desconcertados. Itachi en el piso, con claras señales de estar herido. Dos hombres sujetando a su yerno, que tenia un semblante abatido y sombrio. 

—¿Que pasa aquí? —fue la primera pregunta de Minato.

En vista de que nadie respondia, el rubio se dirigió a alguien en quien todavía no había reparado.

—¿Que paso, Hozuki?

El albino contestó, no sin antes apretar el brazo de Sasuke en un contacto que significaba apoyo.

—Sasuke esta muy estresado, no se lo tomen en cuenta. —Se puso a un costado del Uchiha, que seguía con la cabeza gacha —. Desde que se enteró de lo que le pasó a su hijo, a estado un poco alterado.

El rubio observó a su yerno con expresión seria. Las palabras del medico resonaron en su cabeza una vez mas, como si éste estuviera repitiendolo en su oído. Desvío sus ojos en dirección al hermano de éste. Itachi estaba en el suelo, siendo auxiliado por un par de enfermeras que hacían todo lo posible para detener la hemorragia de la nariz.

Finalmente, se fijo en el rostro pálido de Sasuke.

—Me sorprende que hayas tardado tanto en llegar, Sasuke. Me inclino a pensar que tuviste algún tipo de emergencia en la empresa.

Sasuke, mas suspicaz, logró leer entre lineas. Algo sabía el padre de Naruto. Tenia que seguir actuando con cautela. Ya había armado mucho alboroto en menos de cinco minutos. No le convenia seguir caminando por ese sendero. Había venido hasta allí para ver a Naruto. Solo eso.

—Ya estoy aquí —musito, seriamente—. Quiero ver a Naruto.

—Y lo veras, no te preocupes. Pero antes de eso tenemos que hablar, a solas — Remarcó la ultima palabra, como si no hubieran replicas al respecto. Pero olvidaba que el Uchiha era tan terco como su propio hijo.

—Será después. Quiero verlo, ahora.

Aún sabiendo que podía alargar la conversación y llevarla a terrenos mas peligrosos, su mente le hizo saber que no era una buena idea hacer otro espectáculo en medio del pasillo. Minato pensaba exactamente lo mismo, y por ello asintió, dejando la conversación para otro momento.

—Bien— . Asintió, dandose media vuelta y  poniendose delante de Itachi, con el objetivo de ver como estaba.

Cuando habían llegado, a penas había sido capaz de ver como separaban a Sasuke de su hermano. En ese momento tenia montones de preguntas, pero era mejor aclararlas cuando todos estuvieran en un mismo lugar.

Mientras Minato hacia lo propio, Sasuke aprovechó ese momento de distracción para dar media vuelta y caminar hacia el otro pasillo, en donde se encontraba la habitación del rubio Uzumaki. Y aunque pensó que Minato no se había dado por enterado, siguió sus pasos hasta desaparecer de la vista de los demás, justo cuando llegaban dos hombres con uniformes de agentes de seguridad.

—¿Estas bien? ¿Que fue lo que pasó aquí? —le pregunto a Itachi, con ojos teñidos de inquietud.

El Uchiha mayor se quejó por la forma en que la enfermera le curaba la herida, pero hizo todo lo posible por no demostrar todo lo que sentía por dentro. Y es que, enterarse de que Sasuke era el único responsable del estado actual de su cuñado, y el causante de la muerte de su sobrino, lo hacia sentir como un mal hermano. Y no ayudaba el hecho de que aún no fuera capaz de contarselo todo a Minato, porque sabia bien como reaccionaria éste. Y no quería que hubiera otra pelea entre ellos.

De alguna manera sentía mucha verguenza por no haber sido capaz de prevenir esa tragedia..

—No se preocupe. Estoy bien.

—¿Seguro?—insistió.

—Si.

Itachi pensaba, que la mejor manera de decirle a Minato sobre lo que recientemente había descubierto, era mucho mas dificil de lo que suponía. Pero ya habría tiempo para aclarar todo. Por ahora, el único en el que podía confiar era en Uzumaki, que en estos momentos se encontraba bajo los efectos de la amnesia que le había robado gran parte de su vida.






***

Uchiha se miró el rostro por segunda vez con ayuda del espejo del baño de hombres.

La herida de su labio inferior se había desinflamado un poco, pero sabia que volvería a como estaba antes, si no se tomaba los anti-inflamatorios cada cierto tiempo. La enfermera que le había revisado le había dicho que el labio le sanaría en una semana con los cuidados adecuados, pero lo mas recomendable era que se tomara las pastillas para prevenir infecciones.

—Asi que tu también lo sabes—. La masculina voz a sus espaldas le hizo detener su acciones—. ¿Te lo dijo él?

Suigetsu se encontraba a un par de metros, recostando su espalda contra el marco de la puerta, posando su mirada sobre el espejo grande que cubría media pared. Se veía algo decaído, cosa que no pasó desapercibido para el moreno. De su boca salió un suspiro de tristeza.

—No. No fue necesario—contestó, reanudando su análisis.

—¿Y entonces como lo supiste?

Dudo un momento, pero finalmente lo hizo. Cuidadoso de no revelar nada que no le conveniera o que lo pusiera en una mala situación si éste se lo contaba a Sasuke. Mal que mal, a penas ese día había descubierto lo terriblemente violento que podía ser su hermano.

—Sasuke tiene un problema—. Empezó a contar en voz baja pero clara. —Mi padre era un hombre muy serio y ambicioso. Pero le gustaba beber, y casi siempre se ponia violento al volver a casa. También  nos golpeaba cuando eramos niños. A decir verdad, a mi nunca me tocó, pero yo siempre le defendia, aunque habían veces en las que no podia—hizo una pausa. Nadie mas que Sasuke sabia de esos hechos. Por eso se sentía como si estuviera revelando un secreto que solo les incumbia a ambos. —... Nuestra madre murió a consecuencia de los maltratos de mi padre. Él tenia problemas con el alcohol, y nunca quiso asistir a rehabilitación. Afortunadamente, fue a la carcel. Y allí fue asesinado por otro preso. Yo me quedé con la tutela de Sasuke, a pesar de ser menor de edad, debido a una petición que le hice al juez que llevó nuestro caso. No iba a permitir que nos llevaran a un orfanato y me separaran de mi hermano.

Suigetsu se había quedado con una expresión de tremenda sorpresa, después de escuchar todo por lo que los hermanos Uchiha habían tenido que pasar. Tragó saliva inconcientemente, ligeramente asqueado por la clase de hombre que había sido en vida Fugaku.

—No tenia idea... Sasuke nunca me contó nada sobre su familia... —musitó.

—No es algo que le guste recordar—se encogio ligeramente de hombros—. Y a decir verdad, a mi tampoco. Pero eso le a afectado demasiado, según fui viendolo crecer.  Sasuke no quiso hablarlo conmigo ni con ninguna otra persona. Nunca pudo hacerlo.—su voz cambio a uno mas fría—. En una ocasión lo llevé con un psicólogo, pero él se puso a temblar y tuvo un ataque de pánico. Me pidió que nos fueramos, y no tuve otra opción. Todavía era un niño, y supuse que esas cosas le daban miedo. Aún así, pienso que todo eso le afectó demasiado. Ahora pareciera que está actuando en base a lo que nuestro padre le hizo.

Hubo un largo silencio después de eso. 

—¿Hay algo mas que deba saber? — inquirió Hozuki, que intentaba recomponerse de la desoladora noticia que hasta ese momento había sido ignorante.

Una leve sonrisa se dibujó en la curva de los labios del moreno, pero Suigetsu no se dio cuenta de eso, ensismismado y perplejo como estaba.

—Créeme, hay muchas cosas que es mejor no saber.

—¿Y entonces porque me contaste al respecto? Pudiste haberlo mantenido en secreto. Seguramente tu hermano se enfadara cuando se entere de que me lo dijiste.

—Talvez así sea. —concedió.

—¿Y?

—Tengo mis razones—. Torció el cuello y Suigetsu pudo ver la sonrisa ladeada que adornaba su rostro, gesto que le recordó fugazmente a su amigo. Sintió que un ligero estremecimiento bajaba por su columna vertebral. Justo en ese momento se dio cuenta del enorme parecido que ambos compartian. Luego le miró suspicaz.

—Espero que no me estés mintiendo.

—¿Porque lo haría?

—No lo se— desvió su mirada a otro lado, como si los grandes ojos de Itachi pudieran ver dentro de su cabeza—, solo digo que hace rato Sasuke pareció haberse enfadado contigo. Por algo debe haber sido, ¿no? —le mandó una mirada teñida de desconfianza, a lo que Itachi cambio su gesto por uno mas serio.

—Sasuke es mi hermano. Yo nunca le haría daño.

—Eso espero, Itachi. Sasuke y yo somos amigos desde hace muchos años—hizo una pausa—. Me gustaría poder confiar en ti.

—Entonces empieza ahora.












C O N T I N U A R A

Notas finales:

Disculpen la Demora. No tengo excusa, pero el siguiente capítulo ya lo tengo casi terminado, así que no tardare demasiado. Tomen en cuenta que este capítulo me salio mas largo, o eso creo.  Muchas gracias por leer hasta aquí. Me harán muy feliz si me dejan un comentario. 

 

Nos leemos :D


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