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Caída libre por Otogi Rinkaku Nishimura

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Notas del capitulo:

El siguiente capitulo posiblemente sea sobre la primera vez que Jongup conocio a los demas chicos, así que desde allí sera que todo se desate

27 de agosto de 2014

09:00 am

 

Tal y como había dicho el mayor, al día siguiente se levantó temprano, su reloj marco las 09:00 am cuando fue levantado por la voz de su adverso.

Le costaba bastante creer el que ya no estaba encerrado en una fría celda, que ya no estarían esos malditos guardias que aprovechaban el que tuviera chaleco de fuerza para molestarle o golpearle, después de todo, nadie se preocupaba por él en ese lugar. Ahora tenía en quien refugiarse siempre que necesitara.

El desayuno consistía en un jugo de naranja exprimido, unas rodajas de pan tostadas que podían untarse con tres tipos de mermelada diferente que Himchan le había dejado, un pequeño bol con arroz blanco con verduras, y un vaso de agua. Para cualquiera eso sería un desayuno bastante simple, pero para él, quien su único desayuno durante al menos 8 años fueron las pastillas con un vaso de agua, era un manjar de los dioses.

Opto por aplicar los conocimientos aprendidos la noche anterior sobre los modales y las formas de comer que el mayor le había enseñado, viendo como este solo tomaba un café mientras revisaba su computadora portátil. Verle tan concentrado, viendo como esos labios se humedecían un poco por el caliente liquido le hicieron sonreír, más aún cuando vio como la lengua impropia se asomaba un poco con el afán de lamer una gota del café que se había escapado.

No dudo ni un segundo en levantarse de su asiento, inclinándose hacia adelante en tanto su brazo se estiraba hacía el mayor, quien le miro con curiosidad por aquel movimiento tan abrupto.

 

—      Himchan hyung se ha manchado~

 

Tal y como había dicho, el mencionado no había notado que un poco de café había ensuciado parte de la comisura de sus labios, y al darse cuenta quiso limpiarse, pero fue detenido por el de cabello más claro, quien prefirió ser él mismo quien quitara esa mancha que osaba ensuciar el rostro de su amado. Porque las personas que se amaban se cuidaban uno al otro, ¿Verdad? Bien recordaba a su madre limpiando sus rodillas llenas de tierra diciendo que eso era una muestra de amor, y que mejor que darle esas muestras a Himchan.

 

12:20 pm

 

—      Himchan hyung… ¿A dónde nos dirigimos?

—      Te había dicho que hoy comenzarías a entrenar, pues bueno, debo saber que tan bien sabes disparar.

 

El lugar en el que se encontraban era nada más ni nada menos que una construcción abandonada, lejos de lo que era el centro de la ciudad, incluso podría jurar que los autos allí ni siquiera pasaban. Si lo pensaba bien, si era un buen lugar para que pudiera entrenar lo que el mayor quería.

Había notado como el mayor había traído un maletín algo grande, del cual pudo ver como sacaba una semi automática de este. Nunca había tenido un arma como ella cerca, pero verla en las manos del adverso le hacía creer que era la vista más mortalmente hermosa que había visto en su vida.

Con un gesto del de cabello negro fijo su mirada al frente, captando las dianas en forma de personas.

En cuanto la pesada arma fue puesta en sus manos intento apuntar, siguiendo los consejos que el mayor le daba, pero al momento de disparar, la bala dio mucho más arriba de lo que quería, ni siquiera rozando con lo que sería la cabeza de la persona.

Un suspiro de frustración escapo de sus labios, sintiendo una ira enceguecerlo, por lo que no tardo en prácticamente gastar todas las balas que el arma portaba en busca de darle a la diana, más solo unas dos balas impactaron en esta, en la zona de la pierna y brazo respectivamente.

 

—      Dos disparos acertados, más en ninguna zona vital o que sirva para frenar a un enemigo. Debes concentrarte más, ángel.

 

El calor que sintió en su espalda le indico que el líder de la organización se había colocado detrás suyo, viendo como este pasaba sus brazos por sus costados hasta poder agarrar aquella pistola, quitándola de sus manos para poner otra totalmente llena.

Con suaves movimientos de sus manos pudo colocar de manera correcta el arma en sus manos. ¿Cómo podía definir el escalofrió que le dio sentir la cálida respiración tras una de sus orejas, mientras eran susurrados algunos consejos para poder tener una mayor precisión? De nueva cuenta, el recuerdo de sus padres volvió a su mente.

 

‘’Un pequeño Jongup de 6 años había logrado despertar antes del horario de siempre, encaminándose hacía la cocina donde sabía estaría su madre despidiendo a su padre. Siempre intentaría evitar contacto con aquel hombre ante el miedo que este le provocaba por los innumerables golpes que había recibido de su parte, más no pudo evitar que la sorpresa le invadiera al ver como ese hombre que siempre había visto como un villano abrazaba por detrás a su madre, diciendo cosas en su oído que lograban que su madre llegara a sonreír, por lo tanto, esas cosas que le decían debían ser cosas buenas.

Cuando el hombre se retiró, pudo entrar al lugar donde su madre estaba, quien, al verle, le levanto en brazos hasta sentarle en su regazo.

 

—      Mamá, vi a papá abrazarte, y te decía algo que te hacía sonreír… ¿Qué cosas te dijo?

—      Consejos para cocinar, quiere que mejore, porque me ama. ‘’

 

Le amaba, claro, no había otra explicación que esa, Himchan le amaba, y él amaba a Himchan. Y se lo tenía que demostrar mejorando con sus consejos.

La sonrisa en su rostro era casi permanente en lo que fue el día, practicando con diversas armas de diferentes calibres, escuchando la explicación dada por su mayor sobre las ventajas y desventajas de cada una. Según él, siempre tenía que tener un arma oculta que complementara a la principal, dando el ejemplo de que uno de los hombres que trabajaba con él siempre llevaba un par de dardos bastante afilados, que junto a su puntería hacían de él alguien de temer.

A su gusto, tuvo un gran favoritismo por la GLOCK 17RTF y por la Ballestar Molina calibre 45 ACP, siéndole más cómodo el agarrar estas, y ni hablar de que fue con las que mejores pudo tener control a la hora de disparar, teniendo como resultado que pudiera destruir con varios tiros la cabeza de una de las dianas.

Adoraba escuchar la profunda voz del adverso dándole felicitaciones, halagando el hecho de que aprendiera bastante rápido las indicaciones que le había dado. Era según él, algo bastante asombroso que con solo unas horas pudiera aprender a medir a ojo la distancia y, por lo tanto, el saber donde disparar para que la bala impactada donde quisiera, ya que, con solo un soplido del viento, aquella pequeña pieza de metal que salía con fuerza podría desviarse.

El olor de la pólvora inundo sus fosas nasales, siendo un aroma bastante peculiar, pero agradable. Si bien lo pensaba, ese aroma se asimilaba bastante al que el mayor portaba en su ropa. En su mente, Himchan había pasado a ser alguien mortalmente perfecto, y ese aroma, sería su sello personal.

 

18:35 pm

 

—      Hyung… ¿Esta seguro que su amigo no tendrá problemas en tatuarme? —Jongup no podía evitar el girar su vista hacía su alrededor, observando las grandes cantidades de personas que pasaban por su lado, y viendo a la vez los diferentes tipos de gente que había, desde hombres de traje que seguramente serían empresarios, estudiantes de secundaria, e incluso mujeres bastante ligeras de ropa que sonreían al quedarse viendo al líder de Noir. Unos celos invadieron el cuerpo del más joven, quien no dudo en acercarse lo suficiente como para tomar el brazo del más grande para dejar en claro a todas las personas allí que era de su propiedad.

 

—      Tranquilo, Jongup, no sucederá nada, además, esta persona me debe bastantes cosas, así que no tendrá opción.

 

 

La sonrisa dedicada al de cabello más claro hizo palpitar el corazón de este, respondiendo con el mismo gesto sin darle importancia a todo lo demás que le rodeaba. El mundo podría arder en el peor de los infiernos y a él le daría igual con tal de estar con su Himchan.

 

Cuando entraron a un local bastante oculto sintió la curiosidad florecer, más cuando unos hombres bastante corpulentos se les acercaron, sus rostros demostraban que aquel acercamiento no era nada amistoso. Su movimiento fue prácticamente instinto, colocándose delante del mayor mientras sacaba la GLOCK de un costado de su pantalón, colocando la punta de la pistola bajo el mentón de uno de aquellos hombres, viendo como estos se detenían completamente asustados. Pero el miedo reflejado en esos ojos poco importaba, solo importaba el mantener a salvo a su líder, a su salvador, a su amor.

Solo relajo su mano cuando sintió una mano en su hombro, bien sabiendo a quien pertenecía.

 

—      Buenos reflejos, pequeño, pero mejor baja el arma, ¿Sí?

 

Dicho y hecho fue que hizo caso a lo pedido, antes de ser su amor, era su jefe, ¿Verdad?

Cuando pudo guardar la semiautomática en su funda correspondiente volvió a voltear hacia la persona a la que había apuntado, no conteniéndose de dar un fuerte puñetazo al vientre de este en tanto una pequeña sonrisa se formaba en sus labios.

 

—      Nadie se acerca a Himchan hyung de esa manera, ¿Entendido?

 

Su voz era totalmente diferente a como lo era siempre, se había vuelto fría, carente de todo sentimiento más que el desprecio, incluso el cinismo había hecho eco. Nadie podía acercarse a su líder, no mientras él estaba presente para evitar cualquier futuro contacto.

Algo que le alegro, fue el hecho de que Himchan no le reprendió, incluso le dio unas palabras de agradecimiento, procediendo a adentrarse más en el local hasta entrar a una habitación que tenía sus paredes llenas de dibujos pegados, la luz era concentrada en una de las esquinas del cuarto, donde un hombre de aproximadamente 40 se encontraba encorvado sobre un escritorio haciendo algunos trazos en un papel.

 

—      Charu, he venido a cobrar la deuda que tienes conmigo.

 

Un gran escalofrió recorrió la columna del joven Moon cuando escucho al mayor decir aquellas palabras con total autoridad, teniendo que contener un jadeo al morder su labio inferior. La vista del hombre volteándose asustado fue casi el combo perfecto, si alguien le preguntara, podría responder con tranquilidad que estaba bastante excitado en aquel momento, y todo gracias a la voz profunda de su hyung.

 

—      ¡H-Himchan! Q-Que sorpresa tu venida.

 

El hombre, quien estaba lleno de tatuajes, se removió inquieto en su asiento, buscando con su mirada a quienes eran como sus guardias, y al no encontrarlos, temió lo peor, por lo que junto sus manos en un intento de rogar por clemencia.

 

—      P-Por favor, no tengo el dinero, h-ha sido una temporada difícil… ¡U-Un mes! ¡En un mes tendré todo el dinero!

—      ¿Otra vez aplazando las cosas, Charu?

 

A paso firme el líder de Noir se acercó hasta el nombrado, sacando de la funda de su cadera su propio revolver, apuntando con este a la cabeza del dueño de la casa de tatuajes, quien no pudo hacer más que negar desesperado mientras las lágrimas ahora corrían por sus mejillas, pidiendo entre llantos piedad.

 

—      Te doy una semana para conseguir la mitad del dinero… La otra mitad, la saldaras ahora. ¿Ves al niño que he traído conmigo? Pues le tatuaras todo lo que él quiera de tu maldita carpeta, ¿Entendido? Y si haces una línea mal, créeme que enviare tus dedos a tu esposa.

 

Jongup casi emitió una risa al ver la cara de sorpresa que el tatuador había puesto, pero casi al instante comenzó a asentir frenéticamente. Cualquier cosa en vez de su vida, más aún si con solo tatuarle saldaría la mitad de su enorme deuda.

 

Paso mucho tiempo entre elegir por los diseños que eran de su agrado, preguntándole de vez en cuando a Himchan cual creía que se verían bien en su piel, y cada que el mayor mostraba el gusto por alguno, separaba el diseño para tenerlo en su piel. Así seguro le gustaría más.

 

Cuando todas las tintas fueron preparadas junto a las agujas fue que se dio comienzo a la amplia sesión de tatuaje.

La habitación se había llenado de jadeos y exclamaciones de cierto dolor de parte del más joven, quien se contenía para no tener una reacción agresiva cada que las agujas de la máquina de tatuar perforaban un lugar más sensible. Cada que una de sus cicatrices era cubierta una lagrima escapaba de sus ojos, sintiendo como poco a poco se liberaba de su pasado, teniendo la esperanza de un nuevo futuro donde ya no sería ese niño indefenso.

Sus ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban con salir se fijaron en Himchan, quien, a modo de consolarle, acaricio las hebras de su cabello, inclinándose en un momento para dejar un beso sobre su cabeza y luego sobre una de sus mejillas.

 

—      H-Hyung…

—      Tranquilo, el dolor ya pasara, yo estoy aquí contigo, y no pienso abandonarte, JongUppie.

 

A pesar del dolor de las agujas, una sonrisa se formó en su rostro por aquellas palabras, cerrando sus ojos para disfrutar de la sensación de protección que le brindaba su mayor, realmente tal vez había conseguido a esa persona ideal de la cual su madre siempre le hablaba.

Kim Himchan era esa persona perfecta para él.

Notas finales:

La verdad no soy de recibir muchos review, así que me pongo muy feliz cuando alguien me comenta.

Paso a agradecer a AnonimaShipper y a Sara, quienes me enviaron review diciendome que les había gustado <3 


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