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Caída libre por Otogi Rinkaku Nishimura

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3 de enero de 2015

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— Qu-Quiero a mi mamá. —Ligeros llantos resonaban por la vacía habitación. La soledad y la oscuridad lograban que la portadora de cabello colorado estuviera más susceptible de lo que debería.

 

No recordaba bien como había sucedido todo.

Aún pensaba que todo había comenzado con el pedido que sus amigos CAP y Chunji les habían dicho. Ellos querían encontrar a los culpables de la muerte de Choi Minho.

Jiyeon tras haber pensado mucho había aceptado, diciendo que sería bastante fácil. Ella creyó en la seguridad de Jiyeon y por eso no había dudado en sonreír, aceptando el ir allí con sus demas compañeras.

Al principio habían podido conversar con Noir de forma amigable, incluso pensó que, si no fuera una misión, habría podido tener una amistad con el chico Hacker de la organización o tal vez algo más. Youngjae le había parecido un chico bastante interesante y con un gran atractivo.

Habían logrado encontrar la información que buscaban, solo fue necesario armar una red de días, movimientos y demás de todos los integrantes. Por el rastreo del GPS habían podido ubicar a Jongup en la casa de Minho en la misma hora en que este falleció.

No fue lo único que hallaron.

Habían encontrado las pruebas de varios asesinatos que nunca habían salido a la luz, secuestros, comercio de personas, extorciones.

Todo hecho exclusivamente por Kim Himchan.

Se habían sorprendido al saber que el líder de Noir había incluso hecho cosas contra sus propios compañeros de grupo.

Mandar a golpear a la hermana de Daehyun, engañar a Youngjae con el fin de que este se uniera, ejercer presión a la familia de los Bang de manera anónima para que Yongguk se viera en la necesidad de seguir sus órdenes, incluso el utilizar a Zelo para no dejar pistas suyas, de forma en que en cualquier escena que los policías tuvieran pruebas, el culpable se vea que sería el menor de Noir.

Jongup al igual que todos era un títere, pero era el mejor títere bajo las manos del príncipe.

Le asustaba el hecho de haber averiguado que los supuestos culpables de la muerte de Bang Yongnam no eran los verdaderos asesinos. Pero tampoco habían sabido ubicar a Himchan en la fecha de defunción del mayor de los gemelos.

Un fuerte sonido saco a la chica de sus pensamientos, volviendo a sentir como el pánico se hacía presente en cada parte de su cuerpo. Por instinto se movió hacía una de las esquinas del lugar, la más alejada, sentándose de forma en que abrazo sus rodillas a modo de protección.

 

— Vaya, vaya... Que ternurita eres. La más joven de las cinco chicas... ¿Qué haré contigo? —A la vista de Miso, ver a Himchan frente a ella, con sus manos teñidas de rojo, era algo que podía utilizarlo como sinónimo de un demonio. El cuerpo de la chica no pudo evitar temblar cuando el hombre se acercó, colocándose en cuclillas para posar una de sus manos sobre su cabeza, revolviendo un poco su cabello— ¿Qué sucede? ¿Tienes miedo? —Ante la pregunta solo recibió un asentimiento, el cual hizo que Himchan esbozara una pequeña sonrisa— Bueno... Tienes grandes razones para ello.

— M-Mis amigas...

— ¿Uhm? No te escucho, habla más fuerte, pequeña. —Una de las manos del líder se colocó sobre su oreja, indicando así a la chica que se acercara para hablarle. Lo cual esta hizo con cierto cuidado.

— Mis amigas... ¿Dónde están?

— ¡Oh! ¡Tus amigas! De esas chicas hablas. —La risa que abandono los labios del hombre hizo que la mujer se pusiera a la defensiva, volviendo a colocarse contra la esquina— Tranquila, ahora te enviare donde están.

— ¡¿De verdad?!

 

Un rayo de esperanza se había podido ver en los ojos de la adolescente, cosa que hacía todo mucho más entretenido a los ojos del adverso.

Himchan se tomó su tiempo para levantarse, estirando tanto sus brazos como sus piernas en tanto se encaminaba hacia la puerta por la cual había entrado. Con un gesto pudo indicar a la chica que se levantara, lo cual fue acatado con total obediencia.

Pero antes de que Miso pudiera dar un paso hacía donde él estaba, una bala impacto cerca de su pie, haciendo que un grito saliera de sus labios debido al susto.

 

— Baila para mí, muñeca.

 

Los disparos comenzaron a ir y venir hacía la chica, quien intentaba correr de esquina a esquina en un intento de que ninguna bala impactara contra sí.

Himchan no podía evitar el dar algunas risas, mientras mantenía su semiautomática en su diestra, apuntando cada vez más arriba. Sabía que si quería herir a la chica lo haría, pero primero prefería el divertirse.

 

— Vamos a hacer un juego~ ¿Dónde guardaron la información que me robaron? —Al no obtener respuesta, el portador de cabello oscuro movió su mano, acercando un disparo en el brazo de la chica, quien chillo del dolor—No volveré a preguntar~

— ¡U-Un celular! ¡En el bolso de Jiyeon! ¡Enviamos toda la información ahí!

 

Una nueva tanda de disparos dio inicio casi al instante de recibir la respuesta.

Varias fueron las preguntas, algunas eran simples, ya que quería jugar con la paciencia de la chica, otras eran sobre las cosas que había visto sin ser muy directo, ya que no quería que la cámara grabara cosas que fueran sus secretos.

Fueron varias las balas que lograron impactar contra Miso, siendo los brazos y la pierna izquierda las más afectadas, cada vez siendo más las veces que el mayor acertaba sus disparos.

 

— Me has dado toda la información que te he pedido. Eso en cualquier organización es mal visto, ya que acabas de vender a todas tus amigas. Pero, la verdad seré benevolente contigo. Eres una niña a la que le hizo falta aprender más. Al menos te enviare al infierno con tus amigas.

 

La mención de sus amigas hizo que Miso no pudiera evitar caer de rodillas, llorando prácticamente a mares al comprender lo que el contrario decía.

Sus compañeras estaban muertas y ella sería la siguiente.

Con ello en mente vio inútil el correr, simplemente volvió a levantarse, extendiendo sus brazos mientras fijaba sus llorosos ojos en el lider de Noir.

 

— A-Acaba con esto de una vez...

— Tus deseos son ordenes, pequeña.

 

Los ensordecedores ruidos de disparos podían escucharse incluso a traves de las paredes, en tanto las balas perforaban cada parte del cuerpo de la chica, atravesando este para quedar incrustadas luego en la pared a su espalda.

Cuando dejo de disparar, el cuerpo de Miso se hizo hacía adelante, impactando contra el suelo para dejar una gran mancha carmín.

En cuanto Himchan abandono aquel cuarto, se dirigió hacía uno de los sirvientes de su familia, dedicándole una pequeña sonrisa.

 

— Ve a todos los lugares a los que he estado ahora con las chicas... Quiero que me traigas algo de ellas. Quiero darle un regalo especial a Jiyeon. 

 


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