Capítulo IX
Café para calentar el corazón
—¿Hay algo que deba saber? —TaeHyung se acercó discretamente a SeokJin para preguntar. El día anterior, tras regresar de su paseo con JungKook, se habían encontrado con un Jin que no dejaba de sonreír. Si bien se había negado a decir algo, las miradas que él y NamJoon se dedicaban resultaban ser bastante obvias.
—¿A qué te refieres? —preguntó el mayor, pero probablemente sabía de qué estaba hablando pues de un momento a otro, su rostro se iluminó una vez más. El moreno se limitó a poner los ojos en blanco y fue junto a JiMin y JungKook, quienes no dejaban de mirar a en todas direcciones.
Era ya su segundo día en Jeju. Pasarían tres noches y cuatro días allá por lo que, tras un día de exploración, era hora de comenzar con sus actividades. Habían decidido hacer juntos la mayor parte de las cosas que deseaban, comenzando con el acuario. Si bien se encontraban en invierno, por lo que no podrían bucear en el exterior debido al frío, en aquel lugar ofrecían un programa de buceo en tanque. SeokJin se había encargado de anotarlos con tiempo; lamentablemente, HoSeok no podría participar pues aún no estaba en plena forma, pero aquello no lo había retenido de acompañarlos y mostraba su habitual buen humor.
Aún faltaba alrededor de una hora para que se tuvieran que alistar, por lo que aprovecharon el rato para recorrer. Según se decía, había allí especies de todos los océanos del mundo, además de las propias que rondaban por Jeju. Las enormes paredes de cristal dejaban apreciar una hermosa vista, aunque, al detectar a los tiburones, TaeHyung comenzó a ponerse un poco nervioso. JungKook, al notarlo, se limitó a acercarse a él y afirmar su mano.
—No te preocupes, estoy seguro de que los tiburones no intentarán comerte —dijo, en un intento de tranquilizarlo pero que más bien logró el efecto contrario.
—¿De verdad es seguro? —preguntó, clavando sus ojos en SeokJin.
—Claro que lo es, bajaremos con una instructora. Si no fuera seguro, no tendrían una actividad como esta —lo tranquilizó el mayor, y estiró el brazo para despeinar sus cabellos de manera juguetona, a lo que TaeHyung se apartó al instante, provocando las risas de sus amigos—. Por cierto, si nos damos prisa, llegaremos al espectáculo de las mujeres buceadoras —añadió, chequeando el mapa que les habían dado a la entrada.
El espectáculo sirvió para reafirmar los ánimos de los chicos. Una vez que hubo concluido, acercándose ya el horario en el que realizarían la actividad de buceo, concordaron un punto de encuentro con HoSeok y luego se marcharon, dejándolo solo. El chico logró mantener su actitud animada en lo que los chicos se alejaban, pero una vez que desaparecieron de su vista, su semblante mutó en uno más desanimado. Un suspiro escapó de sus labios, de verdad maldecía tener que andar con esa molesta bota.
No se alejó mucho de allí. Según SeokJin le había indicado, si permanecía cerca, podría verlos desde afuera; si no podía divertirse con ellos, por lo menos quería ver qué tal lo hacían. Había un banco a unos pasos, por lo que se sentó allí y dejó las muletas a un lado. No pasó mucho tiempo antes de que comenzase a sentirse inquieto. Se removió en el asiento, considerando el ir a dar una vuelta, pero antes de poder tomar una decisión, una voz conocida llamó su atención.
—¿HoSeok?
—¿HyungWon? —inquirió, al tiempo que se giraba con una mezcla de emoción y sorpresa representada en su cara.
—¡Sabía que eras tú! —una perezosa sonrisa se propagó por los labios del castaño, que se apresuró a tenderle uno de los vasos de café que llevaba consigo, para luego sentarse a su lado—. Me sorprendió verte por aquí, llevas tiempo sin venir a la cafetería.
—Oh… —la alegría desapareció del rostro de HoSeok, quien clavó la mirada en el suelo. Apretó ligeramente el vaso de café pero sin estrujarlo demasiado—. Lo siento, es solo que han pasado muchas cosas.
—Ya veo —HyungWon cabeceó hacia las muletas y el bailarín soltó un nuevo suspiro. Al ver que aquel tema parecía deprimirlo, el chico optó por cambiar de tema—. ¿Estás solo?
—Los chicos están aquí, pero fueron a hacer la experiencia de buceo. Yo no puedo, por la bota, me cuesta mover la pierna.
—Entiendo… —un incómodo silencio se formó entre ambos. Parecía ser que cada tema acababa en la pierna herida de HoSeok. HyungWon se preguntaba qué le habría sucedido, mas no le gustaba ver triste al menor. Para su alivio, éste optó por beber un trago de su bebida y al instante sonrió—. Tres de chocolate, tres de azúcar y un chorrito de crema.
—Lo recordaste —murmuró HoSeok, maravillado.
—Claro que sí… Extrañaba a mi cliente favorito —añadió tras unos segundos.
HoSeok y HyungWon se habían conocido tiempo atrás, cuando el primero luchaba por ingresar en su actual lugar de estudio. Eran pocos quienes lograban formar parte de la academia y por eso debían prepararse con tiempo. Cerca de allí había una cafetería, aquella a la que más tarde se había acostumbrado a llevar a sus amigos. El lugar era cálido y agradable, tenía además precios accesibles, pero lo mejor de todo era sin duda el chico que ahora se encontraba a su lado.
La primera vez que se habían visto, HoSeok no estaba teniendo un buen día. Fue el mayor quien, llevándole una ración de pastel de chocolate y una taza de su café favorito, lo animó. Cuando el turno de éste acabó, el bailarín lo invitó a unirse a él. Pasaron un largo rato platicando. HyungWon había notado que HoSeok iba cada día a la cafetería y llevaba un tiempo queriendo hablar con él, mas era demasiado tímido y no había encontrado una buena oportunidad. Desde entonces, HyungWon lo había apoyado. Había sido él la primera persona a quien le había contado que había conseguido ingresar a su academia.
Pero, de pronto, HoSeok había dejado de recurrir a aquel espacio que ambos compartían. Desde entonces, ninguno de los dos había vuelto a hablar, el bailarín se había encargado de mantener la distancia.
—Lo siento…
—No estoy enfadado —dijo HyungWon, dándole un sorbo a su propio café—. Estaba preocupado por ti —le dirigió una larga mirada y sus ojos acabaron por posarse en las muletas una vez más. Al seguir su mirada, el rostro del bailarín se ensombreció.
—Lo siento, no debí habértelo ocultado, es solo que..., no quería involucrarte.
—No tienes por qué contarme si no quieres hacerlo —el más alto desvió sus ojos hacia él una vez más. Era poco el interés que tenía en presionarlo.
—Me están acosando —se limitó a decir el menor.
HyungWon estuvo por atragantarse con su café. Miró al menor, sorprendido. Él siempre le había parecido un chico alegre y lleno de energía, ¿cómo era posible que alguien quisiese hacerle daño? Se fijó nuevamente en su pierna. ¿Acaso lo habían atacado? ¿Cómo habría quedado realmente luego de ello? Apretó sus labios en una mueca de rabia, pero no hizo comentario alguno. No fue consciente de sus uñas clavándose en su piel hasta que una de las manos de HoSeok apretó la suya.
—Estoy bien…
—¡No estás bien! ¿Cómo puedes decir que estás bien? Tu pierna…, ¿acaso fueron ellos?
—Eso no importa ahora.
—¡Por supuesto que importa! ¡Te lastimaron!
—Ya, HyungWon… —bajó la mirada una vez más—. Ya te dije que estoy bien —añadió, pero sus palabras tan solo fueron un murmullo.
—¿Por qué no me lo dijiste? —inquirió. Envolvió el vaso de café con sus dos manos y tras dar un sorbo, apoyó sus antebrazos en sus piernas.
—Porque me importas —aquella respuesta dejó mudo al más alto, quien solo atinó a mirarlo, boquiabierto—. En este momento no es seguro estar cerca de mí. Uno de mis amigos también salió herido cuando me atacaron. No debió haber pasado, lo lastimaron simplemente por estar conmigo.
—¿Por eso me has estado evitando?
—Al principio sabía que te traería problemas. Comenzó hace un tiempo, cuando algunos de mis compañeros de la escuela se enteraron de que iría a la academia de baile. Yo…, cuando los vi por primera vez rondando la zona, supe que algo no saldría bien, pero cuando JungKook y yo acabamos en el hospital decidí que ya no te vería más. No podía dejar que algo así te pasara a ti.
—HoSeok… —el roce de la mano de HyungWon sobre la propia lo tomó por sorpresa. Cuando se giró a verlo, el mayor pudo apreciar la humedad presente en los ojos del contrario. Un suspiro escapó de sus labios y deslizó sus dedos entre los de él—. ¿Acaso no se te ocurrió preguntar lo que yo quería primero?
El menor se disponía a protestar pero, antes de poder hacerlo, HyungWon jaló de él y lo estrechó entre sus brazos. Cerró los ojos y hundió su rostro en los cabellos del chico, quien finalmente dejó el café a un lado para aferrarse a él. Por el ligero temblor del cuerpo de HoSeok, supo que estaba llorando, pero no hizo comentario alguno. Eran pocas las veces que el más joven se arrancaba la máscara que su sonrisa era, así que lo dejó llorar, limitándose a acariciar su espalda para que supiera que todo estaría bien.
—Vamos —dijo HyungWon una vez que HoSeok se hubo tranquilizado un poco. Se puso de pie, aunque la mirada del menor era de confusión.
—¿A dónde?
—Tienes que hacer tiempo hasta que tus amigos acaben la actividad, ¿cierto? Y estamos en un acuario. Llevamos tiempo sin vernos pero los dos extrañábamos al otro. Creo que está bastante claro. Aquí nadie va a meterse contigo. Vamos a tener una cita, HoSeok.
—Sentémonos un rato —pidió HyungWon, quien caminó hasta un banco cercano.
—No estoy cansado todavía —protestó el menor, pero su acompañante se limitó a palmear el lugar junto a él. A regañadientes, cual niño pequeño, acabó sentándose a su lado.
—Normalmente estamos rodeados de personas y no tenemos mucho tiempo para hablar. Deberíamos hacer esto más seguido.
—¿Ir a un acuario?
—Quizás… De vez en cuando, es agradable un poco de paz —los ojos de HyungWon se perdieron en la inmensidad de aquel mundo que se veía a través de las paredes de cristal. Peces de todas las especies y colores creaban un ecosistema magnífico. La belleza de las profundidades, al alcance de todos. Lentamente, apoyó la cabeza en el hombro del bailarín—. ¿Crees que así se sienta vivir bajo el agua?
—¿Hm? —la pregunta lo tomó por sorpresa—. Estoy seguro de que es bastante más aterrador. Aquí hay una pared entre ellos y nosotros, pero, ¿qué impediría que un tiburón nos comiera en el fondo del mar?
—Los tiburones no son tan agresivos como las personas creen. Sí, son peligrosos, pero solo buscan sobrevivir.
—¿Entonces nosotros seríamos los tiburones terrestres?
—No creo que sea tan sencillo. Si fuera así, no estarías herido —HoSeok se estremeció al sentir la caricia de HyungWon en su muslo, pero no dijo nada—. Nos hemos tomado nuestro tiempo, tus amigos deben estar preocupados ya.
—Es cierto, será mejor que regrese —se puso de pie con ayuda de las muletas, pero al ver que el mayor no lo seguía, se giró a verlo. HyungWon continuaba en el mismo lugar, con los ojos fijos en aquel mundo de peces—. Hyung…
—Tengamos otra cita, después de las vacaciones.
—¿Estás seguro? No me gustaría que te lastimaran por estar conmigo.
—No soy tan débil como parezco… —ladeó el rostro para ver a HoSeok—. Ve, te están esperando.
—De acuerdo —pero, en lugar de marcharse, el bailarín desanduvo sus pasos hasta quedar frente al mayor. Se inclinó, depositando un cariñoso beso en su frente—. Gracias por el café, hyung.
—Siempre es bueno volver a ver la sonrisa de mi cliente favorito.