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Day by Day por NamiShion

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Notas del capitulo:

¡Bienvenidos al primer capítulo de esta historia! Muchas gracias por seguir allí.

La lluvia caía de forma tan copiosa que ahogaba las voces de aquellos a quienes bañaba con su bella música. A SeokJin siempre le habían gustado los días así, eran ideales para quedarse en la cama con su libro favorito. A veces, cuando pensaba en ello, sus fantasías se explayaban hasta que la calidez de los brazos de NamJoon lo estrechaban con cariño. Había días en los que, si cerraba los ojos, podía incluso percibir la sutil colonia del menor. Pero siempre había algo que lo arrancaba de aquel delicioso anhelo para arrastrarlo de regreso a la realidad. Generalmente, ese algo era su compañero de piso, Kim TaeHyung, quien se había mudado con él el año anterior cuando su abuela, demasiado vieja para estar al cuidado de un universitario que pasaba casi todo el día fuera de casa, había sido trasladada a una casa de cuidados.


TaeHyung, ¿cuándo había sido la última vez que lo había visto sonreír? El dejar a su abuela en cuidados de otros, por más que fueran médicos, no le había resultado nada agradable. La anciana había cuidado del chico desde que tenía uso de razón pues sus padres habían fallecido en un accidente automovilístico cuando éste tan solo era un crío. Había sido un golpe duro para el chico cuando, tan solo cinco meses después de que su abuela fuera internada, un derrame cerebral se la había llevado. Desde entonces, su amigo había sufrido una transformación radical: su enorme sonrisa y su entusiasmo ante lo que le deparaba el destino se habían trocado en una expresión sombría y desánimo ante cada pequeña cosa.


Un vistazo a su reloj le indicó que debía dejar aquellos pensamientos para cuando estuviese en el transporte de la universidad, pues para el gruñón que lo conducía no había excusa que valiese, si no llegabas a hora te dejaba y en un día como aquel, en el cual apenas se podía ver, querría salir más puntual que nunca. Apuró el paso hasta el sitio en el que el micro pasaba a buscarlos procurando no derramar su café. Eran varias las universidades que utilizaban aquel punto para recoger a los alumnos y profesores, pero el ver a varias caras familiares lo relajó, había llegado con tiempo de sobra.


Faltaban alrededor de diez minutos cuando un recién llegado llamó su atención. A diferencia de las personas que allí estaban, no llevaba paraguas y no dejaba de mirar hacia los lados. Parecía un conejo perdido. Si hubiese sido un día cualquiera, SeokJin se habría negado a dejar de lado un agradable rato de lectura (a pesar de que a aquella hora sus párpados luchaban por no caerse), pero no tenía pensado sacar su preciado tomo de Orgullo y prejuicio con aquella lluvia por lo que, soltando un suspiro, se decidió a hacer su buena acción del día.


 


—¿Estás perdido? —alzó el paraguas lo suficiente para que los cubriera a los dos. El desconocido se giró inmediatamente, de manera tan brusca que SeokJin por poco soltó su paraguas. Inmediatamente lo reconoció, era uno de los chicos del primer año, lo había visto cuando sus compañeros lo habían arrastrado a darles la bienvenida; los alumnos de Literatura eran pocos así que procuraban mantenerse unidos.


—¿Aquí es donde pasa el micro para la universidad…?


—Es aquí —lo interrumpió SeokJin antes de que el menor terminara de hablar—. Estudias Literatura, ¿cierto? Recuerdo haberte visto el otro día —ante aquellas palabras, los ojos del castaño se abrieron en reconocimiento. Al ver aquella expresión de asombro, suspiró. No era la primera vez que experimentaba aquella sensación, apenas se conocían pero el contrario lucía tan inocente con el cabello y las prendas empapadas por la lluvia que notó claramente cuando la semilla de aquel deseo maternal de protección era plantada en él.


—Usted es uno de los alumnos mayores, ¿cierto? Vino a nuestra aula el otro día antes de que el profesor llegara, lo recuerdo.


—Tienes buena memoria, aunque siendo que no somos muchos, es sencillo recordar rostros. ¿Estarás viajando en el bus a partir de ahora?


—Sí, la universidad queda tan lejos de casa que resulta más barato pagar el transporte de la universidad que el transporte público —respondió, pensando en los dos colectivos y el viaje en tren que lo separaban de su lugar de estudios. Si bien el padre de JungKook había protestado al escuchar cuál era la primera opción de su hijo, el prestigio de la universidad había acabado con cualquier otro reproche.


—Bien… —tras un rápido vistazo a la hora, Jin fijó sus ojos en los de su acompañante—. Ven conmigo.


—¿Oh? Pero… —la cortina de agua volvió a caer sobre él, así que se apresuró a alcanzar al mayor, resguardándose una vez más bajo el paraguas—. ¿Seguro que podemos irnos? No falta mucho para que vengan a buscarnos y no quiero perder el micro.


—Piensas bien, si no estás aquí cuando el micro llega, el conductor nunca duda en dejarte, pero tenemos algo de tiempo, estaremos bien, vamos —dicho aquello, apuró el paso y el menor lo siguió.


 


Los pocos minutos que les quedaban bastaron para entrar en una cafetería cercana y comprar dos tés para llevar. A las siete en punto se encontraban echados en los cómodos asientos del micro. Había espacio de sobra así que cada uno se había sentado de un lado, con el pasillo entre ambos. JungKook todavía se sentía apenado por el gasto de dinero por parte de SeokJin, quien le había restado importancia al asunto, con un día como aquel, el chico acabaría enfermándose si no bebía algo caliente, ¿y qué mejor que el té para acompañar un día como aquel?


Pasó unos cuantos minutos mirando el paisaje al otro lado de la ventana mientras daba sorbos a su propia infusión, la cual había comprado a pesar de haber terminado el café pocos minutos antes. Cuando hubo acabado su bebida, dejó el vaso en el asiento a su lado, en el que descansaba su mochila, y finalmente se hizo con su precioso libro. Estaba en una de sus partes favoritas, el irritante señor Collins le resultaba de lo más simpático, mas no había leído siquiera un capítulo cuando la incómoda sensación de ser observado lo llevó a alzar la mirada. Un nervioso rubor se propagó por las mejillas de JungKook al verse descubierto. SeokJin lo observó durante unos instantes y finalmente, resignado, guardó el libro una vez más.


 


—¿Qué tal tu primera semana? —imaginaba la respuesta de antemano, las primeras semanas siempre eran terribles, pero era una buena forma de comenzar una conversación.


—Hm… No ha estado tan mal —JungKook se tomó su tiempo antes de añadir algo más—. Siempre quise estudiar el latín y Literatura Clásica me parece interesante, recuerdo haber leído la Ilíada y la Odisea durante la secundaria, pero leímos las versiones cortas. La Eneida también promete mucho, ni siquiera sabía de su existencia.


—Virgilio fue tan importante como Homero pero las escuelas no suelen tenerlo en cuenta, prefieren limitarse a la guerra y ya. Eneas también pasó por mucho, pero las aventuras de Odiseo son más adecuadas para los niños, por no hablar del gran Aquiles, admítelo, estoy seguro de que te lo imaginas como Brad Pitt.


—De acuerdo, de acuerdo, lo admito —JungKook levantó los brazos a modo de derrota y, por primera vez desde que se habían encontrado aquella mañana, rió. Aquel fue el pie que el mayor necesitaba.


—Soy Kim SeokJin, aunque suelen llamarme Jin. Tengo 24 años y estoy en tercer año —se presentó, inclinando la cabeza.


—¿¡24 años!? —el grito de JungKook hizo que uno de los profesores, hasta entonces dormido, los reprendiera. Avergonzado, el chico bajó la mirada y al retomar la conversación lo hizo en un tono de voz tan bajo que el contrario tuvo que inclinarse hacia su lado para escucharlo—. Lo siento.


—No te preocupes, tomaré ese grito como un halago —el chico continuaba mostrándose tranquilo a pesar de todo. Con amigos como los suyos, estaba acostumbrado al alboroto.


—Es solo que no lo aparenta, parece mucho más joven —se excusó—. Mucho gusto, SeokJin, yo soy Jeon JungKook.


—Kookie —determinó—. Y, si sigues dándome un trato formal, me enfadaré, ya tengo suficiente teniendo 24 años como para tener que sentirlos.


 


 


                Cuando el primer bloque de clases terminó y el profesor se hubo marchado, SeokJin entró al aula. Tras saludar a los de primer año, quienes se apresuraban a escurrirse en busca de un poco de aire libre durante la media hora que tenían de descanso, fue hasta donde JungKook estaba.


 


—¿Qué tal estuvo?


—Me duele la mano de tanto escribir y el profesor mató todas nuestras ilusiones de ser escritores en los primeros cinco minutos de clase.


—Como debe ser, para estudiar Literatura debes ser un buen lector, la parte de escritura es un extra. ¿Tienes tus cosas? Vamos —se apresuró a salir del aula. JungKook no había hablado con sus compañeros y todavía no conocía demasiado la universidad así que no dudó en seguir al mayor. No habían dado la vuelta al pasillo cuando una voz los llevó a detenerse.


—¡Hey! —SeokJin reconoció la voz enseguida por lo que se giró. El menor lo imitó. Ante ellos se encontraba un chico bastante alto. Tanto su apariencia como su voz masculina tenían un efecto inmediato en las estudiantes, que inevitablemente se giraban a ver al chico, quien se limitaba a ignorarlas. Los nervios del menor se hicieron presentes ante la forma en la que el desconocido pasó a mirarlo, entrecerrando los ojos.


—NamJoon —dijo Jin a modo de saludo.


—Veo que tienes un nuevo amigo —comentó, extrañado por la presencia de alguien a quien no conocía. Si bien SeokJin era una persona afectuosa con quienes tenía confianza, era extraño que se abriera a gente nueva. Por lo general era una persona solitaria.


—Su nombre es JungKook, está en su primer año. Parecía un conejo perdido cuando lo encontré así que decidí adoptarlo —aquella respuesta dejó el asunto zanjado, como un asentimiento por parte del más alto confirmó.


—Bien, en ese caso, un gusto, JungKook.


—Kookie —rectificó Jin, demandante.


—Como sea. Vamos, TaeHyung y Suga nos deben estar esperando.


 


 


                Cuando los chicos llegaron al buffet de la universidad, el estómago de JungKook rugía del hambre, sin embargo, el sombrío ambiente que persistía en la mesa ante la que sus acompañantes se detuvieron logró que su estómago se cerrara. En ella había dos chicos, pero tan solo uno de ellos se giró a verlos. Su semblante era de reprobación y no se molestó en disimular su hastío.


 


—Llegan tarde —les recriminó. Su cabello de tonalidad rosada hacía que resaltara a comparación de los demás miembros del grupo, sin embargo, los ojos de JungKook se clavaron en el otro chico, cuya piel morena y semblante perdido inmediatamente captaron su atención—. ¿Quién es el cara de rata?


—Kookie, es nuevo —Jin entrecerró los ojos, deslizándose en el banco para sentarse junto a quien parecía no haber reparado en ellos—. ¿Siempre tienes que ser tan desagradable? —ignoró la mueca del de cabellos rosados para centrar su atención en el otro chico—. ¿Tae? Pensé que no vendrías hoy.


—Yo también lo pensé.


—¿Has desayunado? ¿Quieres que compre algo de comer?


—Estoy bien… —sus ojos se clavaron en los de su interlocutor durante unos segundos y luego pasaron a JungKook. La frialdad presente en estos hizo que el menor se estremeciera—. Hola, Kookie —saludó y, tras un gesto de cabeza, volvió la vista hacia la ventana.


—Hola, Kookie —lo imitó el otro, claramente irritado, para luego enterrar el rostro entre sus brazos.


—No le hagas caso a YoonGi, ocho de siete días está de mal humor —le indicó NamJoon al tiempo que se dejaba caer junto al aludido. A pesar de todo, aquellas palabras no sirvieron demasiado para calmar al menor.


—Déjalos, Kookie, son unos idiotas —SeokJin se apresuró a jalarlo de la muñeca para que se sentara junto a él—. Bueno…, bienvenido al grupo.


 


JungKook jamás había imaginado que un recreo podría ser tan incómodo como aquel. Al menos había dejado de llover.

Notas finales:

¡Hola! Primero que nada, como siempre, gracias por leer y acompañarme en el proceso. Me puso muy contenta recibir reviews el primer día, no lo esperaba y fue una linda sorpresa. A veces parece que no sirven de mucho pero sí, un escritor siempre se anima al ver que lo que escribe le gusta a la gente lo suficiente como para tomarse el tiempo para dejar un comentario.

En esta instancia tenemos un V totalmente distinto al del prólogo, ¿qué piensan de él? ¿Cómo creen que acabará interesándose por Kookie? Espero que sigan ahí para ir descubriendo cómo avanza esta historia~

¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Nami,,


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