Capítulo33
Ryou compro lo necesario para Bakura y regresó a la casa a dejárselo para después alistarse un poco para ir a la casa de su amigo tricolor; - Nada de salir a ningún lado ¿verdad? – Bakura rodó los ojos desde el sofá donde veía televisión y por última vez en el día asintió a la indicación; - Bien, confío en ti, nos vemos más tarde, adiós – Y así Ryou salió de casa, haciendo que el mayor soltara un suspiro bajo, haciendo también que inconscientemente se tocara la garganta trazando el recorrido del dedo del menor, tratando de revivir la sensación que había sentido, más nunca fue igual al sensible tacto que sintió.
La noche había llegado y Ryou ya estaba de regreso en casa, lo estaba desde hace un momento, pues acababa de llegar. Lo primero que notó el menor al llegar, fue que, como era habitual, la luz de la cocina estaba encendida, pero no fue eso lo que notó, si no que la puerta allí se encontraba para llevar al patio estaba abierta, el resto de la casa se encontraba en silencio, que sí, siempre era normal pues su yami era muy silencioso, pero esta vez se sentía extraño, como si el oscuro anteriormente nombrado estuviera haciendo algo.
- ¿Bakura? Ya llegué ¿dónde estás? – Ryou quiso darse un golpe a sí mismo al haber olvidado que su yami estaba falto de voz, pero haciéndole caso a su presentimiento caminó hacia la salida del patio, más aún no encontró a mitad oscura.
El sonido de un pequeño golpe sobre Ryou hiso que se volteara y levantara la vista hacia el techo de su casa, fue allí donde vio una melena blanca sobre una espalda curvada, lo que le decía que Bakura estaba sentado e inclinado un poco hacía adelante; - ¿Bakura que estás haciendo allá arriba? Bájate de ahí – Pero el oji carmesí ni lo volteó a ver, Ryou suspiro y miro la escalera que estaba a su lado izquierdo y no tuvo otra opción.
Cuando el menor llegó al techo terminó de ver la postura de Bakura, como ya había visto, estaba sentado y encorvado, pero con el mentón apoyado en su derecha mano cuyo codo se apoyaba en su pierna del mismo lado, mientras sus ojos rubíes miraban a al oscuro firmamento con expresión aburrida, como si estuviera esperando algo. Así que envés de comenzar a reclamarle por sus acciones, Ryou se sentó a su lado y lo miró; - ¿Dónde están las estrellas? Ya deberían haber salido – Preguntó Bakura por medio de su nuevo cuaderno, el cual el hikari no había visto hasta ahora. Realmente estaba extrañado que hasta ahora notara que las estrellas eran escasas hoy en día, era extraño que no supiera ya esto.
- Las estrellas son muy escasas a la vista en las ciudades debido a luz que estas producen ¿no lo había notado ya? – Bakura sin cambiar de posición negó con la cabeza; -Entonces perdí mi tiempo aquí. De las pocas cosas que me gustan y puedo hacer aquí, una de mis preferidas ahora es imposible.
- ¿Hace cuánto estás aquí? – Bakura se escogió de hombros y escribió: - Un rato después de que oscureció. Realmente me cuesta aceptar los cambios de tu mundo, todo se ha vuelto tan sencillo, pero tan complicado a la ves – El mayor suspiró y pasó la mano por su cabello; - A veces siento que no tengo un lugar aquí, que no pertenezco aquí, incluso hay veces en las que quisiera no estar aquí, hay cosas que no recuerdo de esta época y me siento estúpido. Me detengo a pensar sobre las palabras de Horakthy de que podía recuperar la felicidad, la libertad… el amor… tengo libertad… pero no estoy seguro de realmente de ser feliz o incluso de tener amor.
- ¿No tienes amor? ¿y qué hay del mío? – Bakura volteó de inmediato a ver a Ryou con una sombra rosa sobre el puente de la nariz - Yo te quiero mucho y creí que también me querías ¿No es suficiente?