Bakura sonrió ante el recuerdo; - por cierto, me inscribí a un campeonato en el gimnasio, pelearé el próximo sábado – el mayor cerró los ojos de inmediato cuando escuchó un montón de teclas ser aplastadas generando un sonido estruendoso, los abrió y miró a Ryou, quien ya lo miraba con los ojos muy abiertos; - ¡¿qué?!-
- ¡claro que no! ¡no vas a pelearte con nadie! – Bakura abrió los ojos un poco sorprendido, pero casi de inmediato frunció el ceño; - ¿por qué no? Ya me inscribí – reclamó el mayor; - ¡porque sabes que no me gustan las peleas! ¡pueden hacerte daño, además de que después vas a andar todo moreteado, con el labio roto y hasta te pueden quebrar la nariz! – respondió el oji verde también con el ceño fruncido; - pues a mi si me gusta pelear y no me importa si me rompen hasta la nariz, eso no va a quebrar mi orgullo y la gloria de la batalla – Ryou arqueo las cejas confundido y a la vez sorprendido; - no hay mayor orgullo que el que da la gloria una batalla, donde puedes demostrar tu valía, de lo que eres capas de hacer, medir fuerzas con otros y todas tus habilidades, que los dotes de tu familia son mejores otras y sobre todo respeto, a ti y a los tuyos, esa es la gloria de la batalla, el mayor orgullo que se puede tener- explicó Bakura mirando con determinación su puño derecho que había cerrado y estaba apretando con fuerza con el brazo a una altura media; - pero… ¿Qué más podrías esperar de un salvaje de hace tres mil años que vivió en las calles? – agregó abriendo el puño, mirando ahora su palma con algo de nostalgia; - pues… yo no creo que seas un salvaje, solo tienes una manera de pensar distinta, resuelves las cosas a golpes, pero, has aprendido a controlarte un poco – dijo Ryou abrazándose al ancho y fuerte brazo de su yami, apoyando la cabeza en su hombro, por lo que el oji carmesí se volteó a mirarlo y sonrió levemente; - aunque no estoy de acuerdo con que pelees no puedo detenerte si es lo que quieres hacer, después de todo, se considera un deporte y es mejor a que te estés peleando en bares solo porque sí. Así que ¿a qué hora es? – preguntó el hikari; - a las 7 – respondió simplemente el ex ladrón; - bien, allí estaré entonces – con esto los ojos del mayor se ampliaron en sorpresa; - no no no, no tienes que ir – dijo apresuradamente Bakura; - está bien Kura, además, quiero asegurarme de que no te pasará nada grave o al menos estar allí por si pasa – explicó el oji esmeralda, por lo que su contraparte suspiró y le dio un beso en la frente; - de acuerdo, pero va a ocurrir nada – esta vez fue el turno de Ryou de suspirar; - eso espero-
- entonces creo que tendrás que entrenar más duro a partir de hoy- volvió a hablar Ryou; - a partír de mañana claro, esperemos a que el dolor se baje – Bakura asintió con un leve sonrojo; - ¿no quieres que vaya a la farmacia a conseguirte algo que te ayude? – el mencionado desvió la mirada un poco más sonrojado y respondió mientras pasaba una mano por detrás de su cuello; - N-no… estoy bien –
- ¿estás seguro? – preguntó de nuevo el menor acariciando de arriba abajo la parte baja de la espalda de su contraparte; - ¿y a ti? ¿no te está doliendo? – preguntó el oji carmesí; - no – respondió el más joven negando con la cabeza; - solo una ligera molestia, me duelen un poco más las piernas, pero estoy bien –
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Ryou no mentía, al día siguiente y cuando por fin logró despertar a Bakura redobló el tiempo en los ejercicios de este, además de que ahora el mayor debía hacer sus lagartijas con su contraparte acostado en su espalda, incluso cuando las debía hacer con una mano.
-Me duele todo- dijo Bakura con voz ronca acostado boca arriba en el suelo mientras regulaba su respiración, solo llevaba puesto una pantaloneta y su jacket sin mangas y el zipper estaba suelto, por lo que Ryou estaba fascinado viendo como el sudado pecho de su yami subía y bajaba constantemente, todo mirándolo desde la cama, dónde estaba acostado boca abajo en el borde con sus gafas de lectura y un libro, el cual había estado leyendo mientras estaba acostado sobre el oji carmesí. Se levantó se sentó sobre el estomago del mencionado, quien abrió los ojos y puso una mano a cada lado de la cadera del menor: - ¿quieres hacer algo en lo que no estoy de acuerdo porque es peligroso? Bien, te atendrás a las consecuencias entonces, así que no te quejes, porque será la misma rutina todos los días hasta que pierdas o ganes – explicó el oji esmeralda, lo que hizo que Bakura frunciera el ceño en cansancio, lo que hizo reír ligeramente al oji esmeralda y se acercara a besarlo y cuando se separaron el mayor puso sus manos en el rostro de Ryou para acariciarlo; - ¿Cómo es que todo luce bien en ti? – le preguntó al ver que aún llevaba sus gafas puestas; - no es cierto – respondió el otro peliblanco; - el cuero no se ve bien en mi – agregó, lo que hizo una ceja blanca del ex ladrón se alzara algo incrédula; - estoy más que seguro que unos pantalones ajustados de cuero se verían muy bien en ti, si solo unas gafas te hacen ver sexy, imagínate unos pantalones – explicó Bakura con algo de lujuria en sus ojos rojos, imaginando a su contraparte; - recuerdo que dijiste que había que ir de compras porque mi ropa estaba muy desgastada ¿por qué no aprovechamos y te pruebas un par de esos pantalones eh? – preguntó el yami sugerente, mientras que el hikari fingió pensar su propuesta con un dedo en su barbilla ; -mmm… después lo hablamos, ahora hay que darnos un baño para relajar tu cuerpo y después voy a masajearlo como de costumbre así que para allí grandote – explicó evadiendo la conversación Ryou mientras se levantaba y le extendía una mano a su contraparte oscura para que también de levantara y así lo hizo pesadamente, dirigiéndose al baño con pasos perezosos.
Una vez allí y con el agua lista se quitó la ropa con ayuda de Ryou y lo ayudó a él a quitarse la suya, junto a sus gafas.
Estaba a punto de tomarlo para levantarlo y llevarlo a la bañera cuando el menor lo detuvo tomando su mano y lo dirigió a mismo sitio, pero esta vez el ojo verde entró primero y el oji carmesí se sentó entre sus piernas y fue atraído por su contraparte a su pecho para que descansara y apoyara su cabeza en su hombro ; - solo relájate, deja tus instintos a un lado y disfruta el momento – dijo Ryou mientras abrazaba al ex ladrón por el pecho, cerrando los ojos cuando sintió al otro relajarse y hacer lo pedido.
Después del baño vino el masaje que Ryou había mencionado el resto del día había continuado normalmente.
- ¿no notan algo extraño en esos dos? – preguntó Marik en voz baja vendo a Ryou y a Bakura sentados contra un árbol, Bakura entre las piernas de Ryou, quien lo abrazaba por el pecho y se besan cada cierto tiempo lo que infringe las reglas de la institución de “no escenas amorosas” lo raro no era eso, si no que “Ryou y romper las reglas” estaban en la misma oración lo que nunca había pasado. Ryou había mantenido sus asuntos personales fuera del colegio, pero hoy los había dejado pasar y con mucho gusto; - ¿te refieres a lo extremadamente cariñosos que están hoy? – preguntó Yugi mirando también, mientras Marik asentía; - pero no solo es eso, hay algo más un “no sé qué” que los hace ver distintos, hay algo en sus miradas, no reflejan la timidez de siempre cuando se abrazan, tocan o se besan, pareciera que su confianza está completa ahora, como si ya supieran todo sobre el otro ¿pero cómo? yami y hikari están unidos por el alma ¿Qué puede dar más fortaleza a esa unión? – Volvió a preguntar Marik pensativo; - pues… no no creo – dijo algo incrédulo de sus pensamientos Tristán; - ¿en qué pensabas? – le preguntó Atem; - amm, bueno es que recordé la frase “unidos en cuerpo y alma” pero, no creo que Ryou… bueno ya sabes – respondió incomodo el castaño, lo que hizo que todos ampliaran sus ojos ante la teoría.
- ¿Ustedes creen que Ryou y Bakura…- pregunto Yugi; - Bueno de Bakura sí, pero de Ryou… - Respondió Joey; - ¿Y si lo obligó? – preguntó Atem, a lo que Marik miró sin mucho interés ante la innecesaria culpabilidad hacía el ex ladrón; - aja si claro… yo creo que solo hay una manera de saberlo… - dijo el oji lavanda mirando a los demás.
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- ¿Verdad o reto? ¿por qué quieren jugar esto…aquí? – preguntó extrañado Ryou sentado de piernas cruzadas en un circulo con sus amigos y yami a su lado; - oh vamos Ryou, no es como si fuéramos a hacer preguntas que se harían en una fiesta, solo queremos divertirnos un poco y además encontramos la botella por casualidad – Respondió el peli cenizo menor, quien se veía bastante sospechoso para el oji verde; - bien, empecemos – dijo Joey algo ansioso.
Durante 15 minutos de alguna manera ambos peliblancos se salvaron de la botella, pero su suerte se acabó cuando a Kiram le tocó girar y se detuvo en dirección a Ryou quien le sonrió amablemente tomando un poco agua esperando la pregunta, pues jamás escogería reto; - Ryou… ¿sirves para un sacrificio de pureza? – todos se fueron para atrás ante la pregunta, solo el peliblanco menor se quedó en su lugar, inclinando la cabeza en confusión con las mejillas infladas por contener el agua, Marik se volvió a sentar y reformulo la pregunta a un dialecto más actual; - a lo que se refiere es que si eres virgen o no – A Ryou solo se le abrió la boca incrédulo ante la pregunta, dejando salir toda el agua que había bebido hace un momento, que por suerte cayó en el césped o al menos la mayoría, vio a todos ansiosos por su respuesta; - ¿y si mejor hago un reto? – peguntó el oji esmeralda; - ¿qué pasa? Nunca has tenido problemas con contestar esa pregunta ¿o es que acaso la respuesta ya cambió? – insinuó Yugi, Ryou no sabía si responder o no, tenía mucha vergüenza, de seguro parecía un semáforo.
- No tenían por qué hacer esto – dijo la grave voz de Bakura; - si querían saber si nos hemos acostado o no solo debían preguntarlo, no tratar de engañarnos así – dijo algo enojado; - ¿y bien? – pregunto Marik, lo que hizo que Bakura hinchara el pecho con orgullo y se cruzara de brazos con una pequeña sonrisa ladina; - pues sí… Ryou y yo ya hemos hecho el amor… 2 veces – / - ¡Bakura! – reclamó sonrojado el hikari de pelo blanco dándole un codazo en el costado; - ¿qué? No me avergüenzo de lo que hicimos y creí que tú tampoco – respondió el oji carmesí acariciando la zona atacada, parecía un poco herido por el reclamo; -no avergüenzo, es solo que no tienes que dar datos tan innecesarios –
- ¡SIIIII! ¡sabía que lo habían hecho! – Dijo emocionado Tristán con una mini celebración, lo que gano una fría y enojada mirada de Bakura que pedía una explicación de sus acciones; - lo siento, es que aposte los almuerzos de toda la semana con Joey – Aún así Bakura no parecía muy feliz con la explicación, pero dejó de mirarlo cuando Ryou le tomo la mano y suspiró mirando al frente; - supongo que querrán como pasó ¿no? – todos asintieron a la pregunta y el relato empezó, evadiendo lo que pasó después de que entraron a la habitación claro.
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El domingo llegó y era hora de saber si los entrenamientos intensivos de Ryou junto a la descarga de ira que hacía Bakura en el gimnasio de Box habían dado resultados o por los menos lo habían dado cuando tuvieron que cambiar a Bakura de categoría de semipesado a peso crucero, no eran nada raros eso cambios en alguien de 20 años, después de todo Mike Tyson a esa edad era peso pesado y había ganado el campeonato mundial en esa categoría.
Ryou esperaba ansioso en su asiento a que su pareja y el otro peleador, quien era un poco más grande que él empezase a pelar y tardó mucho en pasar, pues a los pocos minutos sonó la campana, ambos parecían concentrados, determinados a ganar, los golpes eran fuertes, aunque tardaron un poco en hacer sangrar el uno al otro, lo que ocurrió en el tercer round, boca, nariz, pómulo. Por lo menos alguno de esos sangraba, ambos empezaban a cansarse y Ryou no había quitado su mano izquierda de su boca desde que había comenzado la pelea, pero hubo un momento en el que Bakura logró esquivar un golpe y rápidamente lo devolvió, golpeando el lado derecho del rostro de su contrincante, quien cayó al ring inconsciente y no se levantó, lo que le dio el gane al peliblanco quien levantó el puño derecho mirando a su contraparte, quien aún con mucha preocupación en su rostro levanto un tembloroso pulgar, estaba seguro que se iba a desmayar en cualquier momento, la tensión, la preocupación, la adrenalina, la sangre, todo le estaba pasando factura en este momento y apenas era la primer pelea de Bakura.