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Innecesario por Sigma

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí les dejo el segundo capítulo de este fanfic.

Capítulo 2.

Después de aquello, Armin no había vuelto a dejar solo a su hermano gemelo. No así. Comprendió el miedo que Alexy sintió en aquella ocasión y le prometió al mismo que se quedaría siempre junto a él, sin importar qué llegara a ocurrir.

Besar con cariño la frente de Alexy se volvió un hábito para Armin, quien le deseaba a su hermano buenos días y buenas noches de esa manera. También usaba aquello en otras ocasiones, como para tranquilizarlo cuando tenía miedo, por ejemplo.

El tiempo corrió y así pasaron nueve largos años. Se presentaron varios cambios en la vida de ambos chicos, pero seguían juntos a pesar de todo.

Ahora vivían en la ciudad y estudiaban en un reconocido instituto llamado Sweet Amoris. Sus padres se habían quedado en su antigua casa en el campo, pero no dejaban de preocuparse por ellos, razón por la cual los llamaban constantemente y se ponían de acuerdo para hacer una visita.

También habían estado buscando a un buen médico que pudiera ayudar a Alexy con el problema de su ceguera total. Sin embargo, todos los especialistas que habían encontrado hasta ese día decían que era poco probable que el joven de cabello azulado consiguiera ver algún día.

"Podemos intentar hacerle la cirugía, pero… es poco probable que funcione".

Eso decía la mayoría.

Armin cada vez se desanimaba más, pero hacía un esfuerzo para que Alexy no lo notara. El pelinegro cuidaba a su hermano lo mejor que podía y lo hacía reír tanto como fuera posible. Gracias a él, los momentos de tristeza no duraban demasiado.

—Vamos a casa, Alexy —lo ayudó a ponerse su chaqueta.

—Armin… Tal vez yo nunca pueda ver… —Susurró débilmente, tomando la mano de su gemelo al momento de salir de un consultorio médico, uno más con malas noticias. Movía su bastón de un lado a otro lentamente para ir guiándose, incluso si su otra mano sostenía la del pelinegro aún.

—No digas eso —apretó un poco la mano del otro chico, sin hacerle daño—. Algún día podrás ver, Alexy. Yo te enseñaré absolutamente todo… Será increíble y divertido —tampoco quería que su hermano perdiera la esperanza.

Alexy sonrió un poco, pero permaneció en silencio durante todo el camino de regreso a su hogar. Esperaba llegar pronto, pues ya olía a humedad y eso sólo significaba que pronto empezaría a llover.

Una vez en casa, Armin preparó algo sencillo para comer y se durmió durante unos cuantos minutos. Estaba cansado, pero no era nada que una corta siesta no pudiera arreglar.

Al abrir los ojos, notó que todavía entraba un poco de luz por su ventana. Aun así estaba seguro de que oscurecería pronto. Lo primero que hizo fue estirar su brazo hasta alcanzar el cajón de la mesita que tenía junto a su cama para sacar su querido PSP y ponerse a jugar. Ni siquiera soltó un bostezo antes.

Estuvo tranquilo durante un buen rato, hasta que escuchó la voz de Alexy rompiendo su concentración en el juego.

—¡Armin! —El joven invidente estaba en la sala. Por lo que alcanzaba a escuchar con su finísimo oído, sabía que su gemelo estaba en su habitación, ya despierto y jugando con algún videojuego.

—¡Ya voy! ¡Ya voy! —Respondió, grabando su partida al instante. Apenas terminó de hacerlo, apagó su PSP y salió de la habitación. Llegó a la sala tan rápido como pudo y se acercó a Alexy—. ¿Qué sucede?

—Ayúdame a cerrar las ventanas —dijo.

—¿Eh? ¿Va a llover?

—Sí. ¿Se te olvidó? —Cuestionó—. Sólo escucha los truenos —le dijo—. Has estado jugando y no has prestado atención a nada, ¿verdad?

Armin se asomó por la ventana de la sala, la cual había sido cerrada anteriormente por su gemelo. Al echar un vistazo hacia el exterior, notó que el cielo estaba lleno de enormes nubes grises. Además, el viento soplaba con fuerza y algunos relámpagos aparecían de repente. Se rascó la nuca con algo de nerviosismo, pues sí se había olvidado por completo de que habían anunciado una tormenta para ese día. Los videojuegos en verdad lo hacían olvidarse de todo.

—Tienes razón.

—Anda. Ayúdame a cerrar las ventanas —le pidió con una sonrisa, sabiendo ya cómo era su hermano.

—Sí, yo me haré cargo. Tú quédate aquí.

El chico se apresuró a cerrar todas las ventanas que encontró abiertas por la casa. Cuando terminó de hacerlo, suspiró aliviado y soltó un suave"Listo". Entonces, regresó a la sala y se sentó, acomodándose mejor en el sofá y quedando justo a un lado de Alexy. Se notaba que éste se encontraba un poco nervioso por la tormenta que se acercaba.

—¿Tienes miedo? —Armin preguntó.

—No —contestó Alexy sin mucho pensar—. Sólo… No me gusta que los truenos me atrapen tan sorpresivamente.

—No te preocupes tanto —rió un poco—. Incluso si se escuchan de lo peor, no pasa nada. Estamos a salvo aquí adentro.

—Lo sé.

—Además, yo estoy contigo. ¿Por qué tendrías que temer?

Alexy sonrió de nuevo. Se quedaron ahí y pasaron más o menos veinte minutos hablando de cosas que no tenían demasiada importancia.

—Regresaré a la habitación por mi PSP, ¿está bien? —Se levantó—. No tardo.

—Está bien.

En menos de un minuto, Armin ya estaba de vuelta con su PSP entre las manos. Se sentó en donde había estado antes y sintió cómo Alexy recargaba su cabeza contra su hombro.

El pelinegro sonrió con cierta ternura. Alexy sonreía también al experimentar esa sensación de seguridad tan agradable que sólo su hermano le daba. Era algo único y que sólo ellos dos podían entender.

—Estoy más tranquilo ahora —le dijo sin despegarse.

Armin se quedó callado, pero llevó su mano derecha a la mejilla de Alexy y la recargó ahí unos momentos. Suspiró, disfrutando también de estar en compañía de su hermano. Cuando la tormenta comenzó, Alexy no tuvo muchos problemas para quedarse tranquilo. Armin estaba ahí, después de todo.

Cuando un rayo producía un sonido verdaderamente fuerte, el cuerpo de Alexy temblaba un poco. Era algo que el joven no podía evitar. Sin embargo, cuando sucedía, Armin lo hacía olvidar todo con su "mágico" beso en la frente.

—Todo está bien. Recuérdalo —le susurraba.

A la mañana siguiente, los gemelos se levantaron temprano y se alistaron para marcharse a la escuela. Armin estaba tranquilo, intentando prestar atención al camino a pesar de que estaba jugando con su PSP.

El invidente caminaba tomado del brazo del pelinegro, aunque también llevaba su bastón. A él no le gustaba mucho usarlo, ya que sentía que estar con Armin como guía era más que suficiente. Confiaba demasiado en él, incluso cuando éste se distraía con la pantalla de su PSP.

—Armin…

—Sí, descuida. Sé en dónde estamos —le aseguró—. Todavía falta un poco más para llegar.

Varios minutos después, los gemelos entraron al instituto Sweet Amoris y dejaron algunas de sus pertenencias en sus casilleros.

—Buenos días, Armin y Alexy —saludó sonriente un chico de corto cabello rubio y ojos dorados.

—Hola Nathaniel —respondió el pelinegro.

—Buenos días —dijo Alexy.

Eso fue lo último que se le dijo antes de que entrara a la sala de los delegados para trabajar un poco antes de tener que ir a sus clases. Le servía cada minuto libre.

Nathaniel era un chico muy amable y estudioso, quien disfrutaba mucho su trabajo como el delegado principal de Sweet Amoris. Ayudaba a todos los estudiantes que llegaban a inscribirse en el instituto, así que casi todos lo conocían y podían decir cosas muy buenas acerca de él.

Continuará…

Notas finales:

Espero que les haya gustado este capítulo.

Si tienen la oportunidad, por favor pasen a leer La medicina, mi nueva historia original. Se los agradecería mucho.

También los invito a que pasen por mi blog y dejen su voto en la encuesta.

¡Hasta luego!

Sigma Min.


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