Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Verdad Pasajera por cravatnaitospain

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Estaba desconcertado. Toda esta situación era tan… extraña. ¿Qué era esto? ¿Qué era lo que estaba sucediendo delante de mis narices?

 

Me empecé a poner muy nervioso a medida que seguía viendo esa escena. Mi corazón se aceleró de miedo y empecé a respirar con dificultad. Sin duda era un ataque de ansiedad. Aun que, por suerte, nadie reparó en mí. Por supuesto, Neil tampoco. El solo estaba viendo como le iban acorralando cada vez más, hasta tenerlos solo a unos centímetros de distancia.

  • ¿Q-que queréis?  - dijo Neil, también un poco nervioso.

No respondieron, pero se acercaron más a él. Mi situación empeoró y empecé a temblar. Decidí que lo mejor era marcharme, así que me levanté y me fui al baño. Nadie entraba nunca en el baño de hombres, así que pude tener un poco de intimidad.

Inspiré y expiré un montón de veces hasta que mi corazón se calmó. En cuanto recuperé mi estado normal, miré el reloj. Las 9:15… Hacia 15 minutos que había empezado la clase, y ya debería haber salido. Pero no me atrevía. No sabía que tipo de situación vería allí, no sabía que era lo que le estaría pasando a Neil ahora mismo… ¿Y si se había generado un conflicto grave? Si era así, entonces… ¿debería sentirme culpable por no estar presente?

En aquel momento me sentí terriblemente estúpido y cobarde por tener esa reacción, así que salí del baño y entré a clase. Me disculpe a la profesora diciendo que estaba en el baño porque me encontraba mal. No era una mentira… pero tampoco era 100 % verdad. Cuando me senté en mi sitio miré de reojo a Neil. Estaba en su sitio, con una expresión tranquila y calmada… ¿Qué estaba pasando? Apenas 15 minutos antes, tenía a más de cinco tíos acorralándole en actitud amenazadora… y ahora estaba tan tranquilo. ¿Pero qué es lo que tiene este tío en la cabeza?

- ¿Qué ha pasado? – Le pregunté después de clase.

- No ha ocurrido nada. - Me dijo, con un tono indiferente.  – Solamente me han recriminado un par de cosas y se han ido.

- ¿Qué tipo de cosas? – dije yo, preocupado.

- Solamente porque no he venido estas dos semanas… se creen que estaba pasando de ellos.

Al decir esta última parte  parecía triste, así que, para que se animara, le puse las manos en los hombros y le dediqué mi mejor sonrisa.

- Pero eso no es verdad. – dije con un tono despreocupado. – Solo tú sabes que ha pasado. Así que, que no te importe lo que digan esos idiotas.

- Si… - dijo, un poco apagado.

*****

Por la tarde, volvió a venir a mi casa. Al entrar, acorralamos a mi madre.

- ¿Ha llamado su madre?

- No, ¿Por qué tendría que llamar?

- No sé, por si sospecha que está aquí, o algo…

Mi madre suspiró.

- Hijo, sigo pensando que esto es muy arriesgado. Ya no lo digo por si nos metemos en un problema o no, lo digo porque esto se puede convertir en algo grave. ¿Y si su madre acaba por llamar a la policía? De alguna forma u otra, descubrirá que está aquí y se creará un conflicto.

- Lo siento, señora. – intervino Neil – no quiero crearles problemas, así que si eso llega a pasar, me presentaré en casa y diré que me he escondido en algún lugar abandonado o algo… no los involucraré de ningún modo.

Mi madre miró a Neil a los ojos.

- No pareces del tipo de persona que se escapa de casa, ni que haya tenido nunca problemas con su familia… ¿tan grave es lo que te impide volver a casa?

- Si… no me gusta hablar de ello pero… digamos que las cosas nunca son lo que parecen, y que las mejores personas pueden engañarte a veces.

Mi madre suspiró de nuevo. Abrazó a Neil de una forma cordial, casi tanto como me suele hacer a mí. Por un momento, sentí que mi madre estaba apoyándole.

*****

Cerré la puerta de mi habitación. Neil se sentó en el borde de la cama. Me detuve a observarle un segundo desde lejos. Estaba más… serio. ¿Era por lo que había pasado hoy en clase?

- ¿Te ocurre algo? – me preguntó.

- ¿yo? ¿Por qué?

- Me estabas mirando con detenimiento.

Me puse rojo. No creí que se iba a dar cuenta.

- … ¿y a ti? ¿Qué es lo que te ocurre?

- ¿A  mí?

- Si. Estas serio. ¿Es por lo de hoy? ¿Por lo que ha pasado en clase?

- Sí y no.

Suspiró y se dejó caer encima de mi cama.

- es solo que… No conocía a esos tipos.

- ¿Eh? ¿Qué dices? – dije yo, extrañado – Esos tipos son tus amigos. Llevas con ellos muchos años.

- ya pero… cuando se han acercado a mí… no parecían los mismos de antes. Era como si se comportaran diferente por ser yo.

Suspiré. La verdad es que yo también sentí eso cuando los vi acercarse.

- Por cierto… - dijo, poniéndose de lado para verme - ¿Cómo sabes que llevan muchos años conmigo? Apenas hace un año que te conozco…

Ante su respuesta, me tumbé de lado en la cama, para estar frente a frente con él y poder mirarle a los ojos.

- ¿Es que crees… que yo no te observaba antes de que empezáramos a hablar?

Pude observar una sonrisa en su rostro.

- Si… créeme cuando te digo que me daba cuenta.

Me puse rojo, pero no esquivé su mirada. Sus ojos verdes me atraparon una vez más. Me acerqué más y rocé mis labios con los suyos, pero sin llegar a besarle. Su mano acarició mi mejilla con suavidad, se deslizo sobre mis hombros, y acabó en mis caderas. Ningún tocamiento brusco, más bien eran… cosquillas.

- ¿Por qué será? – dije yo con una voz suave, casi susurrando.

- ¿El qué? – dijo él, con el mismo tono que yo.

- ¿Por qué será que, aun sin besarnos, siento cosas por ti?

- ¿Ah, sí? – Dijo, con una sonrisa en sus labios - ¿Y que son esas cosas que sientes?

- No lo sé… solo sé que siento cosas. Pero no puedo describirlas.

Soltó una risa suave. La mano que no estaba en mis caderas, agarró mis manos suavemente.

- Vaya, por dios. ¿Así que no sabes ni lo que sientes?

- No, lo siento pero no lo sé.

- ¿Y si te ayudo a aclararte?

- ¿Cómo vas a…?

Antes de poder terminar la frase, me besó. No era un beso suave, como los que teníamos él y yo siempre. En este beso, su lengua se introdujo dentro de mi boca. Me sentí confundido. No era algo a lo que me sentía acostumbrado. Sentí que me faltaba el aire, y apreté sus manos con fuerza ante la invasión de una lengua ajena en mi boca. La mano que estaba en mis caderas se deslizó por debajo de mi camisa para tocar todo mi cuerpo.  

- ¿Qué? – dije, liberándome de su beso y sintiendo un poco de aire. – ¿Pero qué estas…?

- Te dije que te ayudaría a aclárate, ¿no es así?

- Si, pero… No por eso tienes que meter la mano ahí.

- Si realmente no quieres, dime que la quite.

- Quiero…

Me quedé callado. No podía pedirle que parara. No sabía el motivo… simplemente no podía. Sonrió al ver mi reacción.

- Lo suponía.

Su mano, que había ido a parar a la zona de mi pecho, iba bajando poco a poco, hasta que llegó a mi estómago. Me miró.

- ¿Cómo te sientes?

- …confundido. – dije yo, con un hilo de voz.

- Lo sabia. Esto nuevo para ti, ¿no?

Asentí.

- ¿Y quieres que pare… o que siga?

No supe contestarle. Era como si me hubiera quedado mudo. Su mano se deslizó hasta rozar la zona de mi cinturón. Me entró miedo al pensar que tal vez tenía la intención de bajar más. Me miró, sonriendo.

- … ¿Lo hago?

Sabía a lo que se refería. Iba a hacer algo que nadie nunca me había hecho. Ni siquiera yo me había atrevido. Es más, en situaciones normales le hubiera dicho que no, pero…

- Hazlo.

Su rostro adoptó una expresión un tanto provocadora. Creo que se esperaba a que hubiera dicho que no, así que tardo un poco en meter la mano dentro y empezar a masajear. Noté como mi cuerpo empezaba a temblar cada vez más. Poco a poco, esa sensación extraña me empezaba a gustar.  

- ¿Te gusta?

- Si… - susurré.

- ¿Lo dejamos aquí?

Hice que no con la cabeza. El continuó masajeando sin parar. Noté como su cuerpo quería aumentar el ritmo, y lo hubiera hecho si no fuera porque su teléfono empezó a sonar de repente. Sus manos dejaron de tocarme durante un segundo, para retomar su movimiento poco después.

- ¿No vas a contestar? - Pregunté yo

- No. – me dijo enseguida. – No quiero que nadie nos interrumpa. 

Me besó y continuó. No pasó ni un minuto que volvió a sonar su teléfono. Volvió a ignorarlo. A la tercera vez, se enfadó y sacó la mano de mi pantalón para contestar al teléfono.

- ¿Si? – contestó, bastante molesto.

Me quedé a un lado, apartado pero muerto de curiosidad por lo que estaba pasando. Aunque también estaba algo fastidiado de que nos hubiesen interrumpido.

- No voy a volver, mamá.

Mi corazón dio un vuelco cuando oí la palabra “mamá”. Como me temía, su madre estaba buscándole. De ahí a que descubrieran que se estaba alojando en mi casa, había solo un paso.

- No, no estoy en casa de nadie.

Suspiré aliviado.

- ¿Cómo? ¿Qué?

Su expresión había cambiado. Algo le habían dicho que no se lo esperaba. Colgó poco después, sorprendido. Me miró y se levantó.

- Tengo que irme.

- ¿Eh? ¿Pero por qué? – dije yo, siguiéndole.

- Mi madre dice que tiene que contarme algo y que es urgente.

- ¿Y te tienes que ir ahora? ¡Tenemos…! – bajé la voz de golpe, no quería que mi madre nos escuchara. – Tenemos algo pendiente, ¿no te parece?

Me miró y me besó.

- Lo siento. – me dijo. – Otro día, tal vez. Esta vez parece importante.

Cogió sus cosas y se fue. Yo me quedé con un cúmulo de sensaciones en mi cuerpo: confusión, preocupación, excitación… Todo en uno.

*****

Dieron las 10 de la noche y aun no sabía nada de Neil. No debía ser importante, ya que si lo fuera me lo hubiese dicho. Lo conozco demasiado como para saber que fuera lo que fuera me lo hubiese contado. Otra posibilidad es que lo que le había dicho su madre de que tenía que contarle algo solo era una excusa para que volviera a casa. De todos modos, tarde o temprano me iba a enterar.

Y no me equivocaba, ya que justo en ese momento sonó el timbre.

- ¡Tyler, el timbre! – dijo mi madre desde el sofá.

- ¡Tu estas más cerca! – le grité yo.

- ¡Están dando la serie que tanto me gusta! ¡Ahora no me puedo levantar del sofá!

- ¡Pero la puedes grabar y verla luego!

- ¡Da igual, no es lo mismo! ¡Ve tú!

Al final me tocó ir a mí. Como siempre. A veces me da vergüenza gritarme así con mi madre cuando llaman a la puerta, ya que seguramente la persona que esta fuera lo está oyendo todo. Desgraciadamente, como en casa solo vivimos mamá y yo ya que mi padre falleció hace tiempo, uno de los tiene que contestar y siempre nos peleamos para ver quien abre la puerta. Y siempre pierdo yo.

Abrí la puerta y me encontré a Neil, todo sudoroso y agotado y con lágrimas en los ojos.

- ¡Neil! ¿Qué…? ¿Qué ha pasado?

- Mi padre lo sabe todo.

- ¡¿Qué?!

- Se lo he tenido que contar cuando mi madre me ha dado una noticia…

Tenía miedo a preguntar, pero quería saber que había pasado.

- ¿Qué noticia?...

- Mi madre está… embarazada.

 

CONTINUARÁ…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).