Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Verdad Pasajera por cravatnaitospain

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Segundo capítulo! 


 


Espero que os guste ^^

Después de pedírmelo, creo que titubeé un poco.

- P-pero… ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo malo?

- No creo que pueda considerarse como malo… ni tampoco sé si es bueno. Sea lo que sea, tengo la intuición que no le haría ningún bien a nadie si lo fuera contando por ahí.

- ¿Ni siquiera a mí? – le dije, intentando parecer ofendido.

- No lo sé… no creo que te sientas mejor al saberlo… Y no quiero que sufras por mí

Me detuve a pensar. No entendía muy bien porque no quería contarme lo que le pasaba. ¿Acaso no era yo su mayor confidente? ¿Su mejor amigo? … ¿Su primer amor?

- ¿Y qué hay de esos tiempos en los que me lo contabas todo?

Me miró, algo dolido. No estaba dolido conmigo, sino consigo mismo. Momentos como aquellos, nos hacían recordar todo el pasado que vivimos juntos… y todo el futuro que no pudimos vivir.

Se inclinó y me besó. Un beso suave y corto, pero eran de los que más me gustaban a mí. Aunque, de todas formas, no hemos experimentado besos de otros tipo. Al separarse de mí, me miró con una cara melancólica.

- Venga, dime porque estas triste.

- No lo estoy…

- Mentira. Ese tipo de besos… son los que me das cuando estas triste y te preocupa algo… algo que solo yo puedo entender…

Sonrió con tristeza.

- Sí que me conoces bien…

- Por supuesto. – Le acaricié la mejilla y le daba un beso en la frente - Venga, suéltalo. Si no lo dices, pensaré que no confías en mí…

- ¡No, no! – Salta, algo alterado – Sí que confió en ti… Pero no sé qué hacer. Es algo que nunca me ha pasado… y no tengo ni idea de cómo enfrentarme a esta situación.

- ¿Y qué es?

Suspiró y se sentó en el borde de la cama, mirando fijamente al suelo, como si estuviera meditando la respuesta. Me senté a su lado y esperé a que empezara a hablar.

- ¿Has sentido alguna vez… - dijo, al cabo de un rato - …que todo lo que has vivido ha sido una mentira?

Medité la respuesta. Y acabé dándome cuenta de que lo que acababa de decir me sonaba de algo.

- Neil… - suspiré - ¿Otra vez estas preocupado por eso? Hemos hablado esto muchas veces: no estás solo, ¿vale? Eres una persona muy popular, con un montón de amigos, una familia que te quiere…

Al pronunciar esa última parte de la frase, me miró. Su expresión era de rabia y de enfado, pero sus ojos estaban llenos de tristeza… y de lágrimas.

- No digas eso… - dijo, con una voz temblorosa - …por favor. No me hables de mi familia…

Fue entonces cuando me di cuenta de lo que había pasado…

Neil siempre había presumido delante de nuestros compañeros de clase de lo buena y comprensiva que era su madre, de cómo le trataba y de cómo le permitía según qué cosas… Había veces que me parecía que Neil tenía a su madre divinizada, como si fuera un dios. Yo, sentado y apartado de la multitud, pensaba dentro de mí lo sospechoso que era eso. Cada vez que Neil sacaba a la luz una cualidad muy buena de su madre, yo tendía a pensar que seguramente las cosas no son como se muestran, y que las apariencias engañan.

Y el pobre Neil, tardó en darse cuenta.

- Hace dos semanas… - empezó a hablar, en voz baja y temblando – mi despertador no sonó. Me levanté tarde y me empecé a buscar la ropa que necesitaba para ese día a una velocidad de vértigo, porque ya estaba llegando tarde. Justo cuando me disponía a salir de mi cuarto, mi estómago hico un sonido raro que me indiciaba que tenía que tenía que dirigirme al baño más cercano que hubiera, y todo me hacía sospechar que no saldría de allí en un rato. Y, efectivamente, allí estuve más de una hora. Mientras estaba… (Mejor no te cuento los detalles), oí un sonido de llaves, como si alguien entrara en casa. En aquél momento no le di importancia, pensé que era mi madre, que se había olvidado algo importante de su trabajo y había vuelto a por él. Y, efectivamente, era ella, pero… venía con alguien más.

- ¿Con alguien más? ¿Con quién? – le pregunté

- No sé quién era ese tipo… pero sí sé lo que hicieron.

- ¿A que te refieres? ¿Qué hicieron?

Me tapé la boca. Al segundo de haber pronunciado esa frase, entendí perfectamente que había pasado. Miré atentamente a Neil y me fijé como estaba mordiéndose el labio inferior, como si reprimiera las ganas que tenia de echarse a llorar.

- Salí del baño… - continuó - … sin tirar de la cadena, para evitar hacer ruido. Lo escuché todo, atentamente. Aquel hombre… estaba haciéndole cosas a mi madre en el salón que también se las había hecho mi padre… sin embargo parecía que con él disfrutaba. No entendía nada, así que, sigilosamente, me encerré en mi cuarto… y de ahí no he salido.

- ¿No has salido? ¿En estas dos semanas?

Neil negó con la cabeza.

- Solo lo justo para comer e ir al baño. Mis padres pensaban que me pasaba algo y me llevaron al médico varias veces, pero todos decían lo mismo: no me pasaba nada. Todo lo que me impedía salir y hacer vida normal estaba dentro de mi cabeza. Mi madre… intentó hablar conmigo en varias ocasiones, pero yo siempre le giraba la cara. ¿Cómo podía hablar con ella después de saber eso?

 

Le abracé en cuanto vi que sus ganas de echarse a llorar iban en aumento. Tardó un tiempo en desahogarse en mis brazos, ya que ninguno de los dos estábamos acostumbrados a contactos físicos de este tipo. Aun así, quería ayudarle. Y mientras notaba sus lágrimas en mi pecho, y sus brazos que me abrazaban con fuerza, decidí con todo mi corazón que iba a hacer lo que estuviera en mis manos para no volverle a ver en ese estado.

*****

No volví a mencionar el tema en todo el día, para no volver a reabrir la herida, y dejé que se quedara dormir, a riesgo de ganarme un problema con su familia, ya que Neil no había notificado a sus padres que se iba a dormir fuera de casa. A decir verdad, yo tampoco se lo dije a los míos. Tuve que esconder muy bien a Neil de mis padres, como un niño que esconde algo en su habitación. Por suerte para los dos, mis padres no eran nada controladores, y nunca entraban en mi cuarto, salvo en contadas ocasiones.

- Bien. – le dije susurrando – tienes la inmensa suerte de que debajo de mi cama haya un hueco lo bastante grande como para que quepa un ser humano de tamaño medio, y lo bastante oscuro como para que nadie vea lo que hay a no ser que se agache para comprobarlo. En el caso que oigas pasos, metete corriendo ahí debajo… ¿entendido?

Asintió con la cabeza. Lo notaba callado, más que de costumbre, aunque lo veía normal. Habiendo pasado lo que había pasado, veía justificadas todas sus reacciones.

Destapé el edredón invitándole a entrar en mi cama. Se quedó un poco parado.

- Me estas…

- ¿Qué pasa?

- Ah, no… nada.

Se metió en la cama despacio, como si tuviera miedo de lo que le estaba proponiendo. Nos acabamos de tapar con la manta y nos miramos a los ojos… jamás le había tenido tan cerca como en este momento.

- Oye, Tyler…

Suspiré.

- Neil… no me llames por mi nombre entero, por favor. No me gusta nada.

- Oh, perdona Ty.

- No importa. Perdóname tú a mí, que te he interrumpido justo cuando ibas a decirme algo. ¿Qué querías?

-Quería decirte que…

Se atragantó con sus palabras y desvió la mirada. Me acerqué a él aún más.

- ¿Qué ocurre? Puedes contarme lo que sea. No te voy a juzgar. Te lo prometo.

- ¿seguro?

- Que sí. Va, cuéntamelo.

Suspiró profundamente. Llegué a la conclusión que lo que tenía que contarme era tan duro para él que ni siquiera era capaz de admitirlo.

- Yo… - dijo al fin - … te he estado mintiendo durante mucho tiempo.

Me separé de él, extrañado por lo que acababa de decir.

- ¿Cómo?

- Bueno, no solo a ti. También le he estado mintiendo a todo el mundo.

- ¿A que te refieres? – pregunté, aun sin entender nada.

Tomó aire antes de empezar a hablar.

- La relación con mi madre… nunca ha sido tan idílica como he querido que creyerais.

Mi cara de sorpresa era monumental. ¿Así que él había estado mintiendo sobre eso? Pero… ¿Por qué?

- Veras… Mi madre siempre me acusó de querer tener la razón, de inventarme las cosas y de tener afán de protagonismo. Siempre me decía que mi mente no admitía cambios ni críticas, y que me encerraba en mi propio mundo. Yo siempre le contestaba que no, que era ella que no se esforzaba en entenderme y que jamás quiso ayudarme. Nos hallábamos en un punto en el que, dijera lo que dijera, no íbamos a entendernos. Fue entonces cuando me di cuenta: ella y yo nacimos en dos mundos diferentes, y ambos mundos estaban en conflicto constante.

 

Me quedé perplejo.

- Entonces, ¿Siempre habéis tenido esta relación tan tensa e incomprensible? ¿Habéis estado durante todo este tiempo acusándoos mutuamente de que no entendíais los sentimientos del otro? Neil…  ¿Cómo has podido soportarlo?

Para mi sorpresa, Neil sonrió. Era una sonrisa más bien melancólica, pero era una sonrisa después de todo.

- Mintiendo. Me agarraba a esa mentira para disimular mi estado real. Lo que os contaba a vosotros no era más que un reflejo de la relación que yo siempre había soñado tener con ella. Con el paso del tiempo, llegué a creerme mi propia mentira y a pensar que esa era la relación real que mantenía con ella… Pero lo que vi hace dos semanas me devolvió a la realidad de un golpe.

Sentí un pinchazo en el corazón. ¿Por qué me sentía tan dolido por haber escuchado eso?

- Neil… no había necesidad de mentir sobre ello… ¿Por qué seguías manteniendo esa falsedad a pesar de que eso te estaba matando?

Se acercó a mí y me miró a los ojos con sus impresionantes ojos verdes. Todo mi cuerpo se estremeció con su mirada.

- … Porque no quería que sufrieras por mí.

¿Eh?

- No te entiendo…

- Ty, ya sabes a lo que me refiero. Tienes un grado de empatía mucho mayor que el de cualquier otro ser humano, y a la mínima que alguna persona que tu conozcas sufre, sientes un gran dolor. Desde que te conocí en clase y empezamos a hablar por chat, siempre te has estado preocupando por mí a la más mínima que me pasaba algo, incluso cuando tú y yo apenas sabíamos nada el uno del otro. Entonces, cuando me di cuenta que empezábamos a coger cada vez más confianza, decidí mentirte para evitar que sintieras dolor por mí, porque… no soportaría que estuvieras mal por mi culpa.

Al oír esas palabras, empecé a temblar.

- Neil, maldito idiota… ¿Por qué has tenido que sufrir tu solo?

Las lágrimas me empezaron a salir sin parar, y Neil me abrazó al momento.

- Por esto mismo, Ty. – Suspiró, mientras me acariciaba suavemente la cabeza para calmarme – Por esto mismo…

Poco a poco, mientras un calor moderado florecía en mi pecho y sentía sus brazos acariciar mi cuerpo con dulzura, el sueño me venció.

*****

Me desperté con la misma posición con la que me había dormido. Sus brazos, suaves y fuertes, me encerraban en una jaula de la cual no podía salir. Intenté en vano moverme poco a poco para no despertarle, pero abrió los ojos a la mínima que me separé de él. Suspiré.

- ¿Qué pasa? ¿Tienes un sensor en los brazos o qué?

Sonrió con dulzura.

- Normalmente no, solo cuando se trata de ti.

Le miré con incredulidad.

- Eso es mentira. Nunca hemos estado juntos en una misma cama, no puedes decir eso.

- Ayer pudimos haber hecho algo.

- Pero no lo hicimos.

- ¡Por supuesto que no! No pienso hacer nada si tú no deseas.

- Te olvidas el hecho de que no podemos hacerlo ya que ni siquiera somos pareja. Lo nuestro son solo besos.

Se incorporó para mirarme a los ojos. Sus labios chocaron con los míos. A los pocos segundos, se separó.

- Nunca he tenido suficiente solo con los besos, y siempre me he quedado con ganas de más. Tenlo en cuenta.

Me levanté rápido de la cama. Me había puesto rojo al momento y no quería que Neil me viera así. Abrí la puerta de mi cuarto con cuidado para que nadie se asomara por la puerta y le viera a él. Antes de salir, me giré con una expresión lujuriosa en mi rostro.

- Si te portas bien, algún día dejare que tus ganas de más se apoderen de ti.

Le guiñé el ojo. Pude notar como, justo después de decir esa frase, la cara de Neil se llenó de excitación. Para evitar que hiciera algo indebido en ese momento, salí y cerré la puerta con rapidez.

*****

- Buenos días. – dijo mi madre en cuanto me vio aparecer por la cocina.

- Buenos días mamá.

Me dio un beso en la mejilla y me miro con una sonrisa. Es una mujer un poco alocada, y a veces con ideas extravagantes, pero es mi madre dentro de lo que cabe. Sé que nunca llegará a ser como la madre que Neil  siempre describía (aunque fuera todo una mentira), pero me sentía feliz de poder contar con alguien así en mi vida.

- ¿Has dormido bien? ¿No has tenido calor esta noche?

Negué con la cabeza.

- Se está perfectamente. No te preocupes tanto, anda.

Sonrió. A pesar de su sonrisa…en aquel momento la notaba extraña. No sabría describir que era, pero algo era diferente a los otros días.

- Por cierto… - dijo, mientras se sacaba un boli del bolsillo. – Ayer te cogí este bolígrafo de tu habitación, espero que no te importe.

- Ah, no, que va. Tranquila. Puedes cogerlos las veces que quieras.

…  Espera un momento…

- Mama… ¿Cuándo entraste a mi habitación?

- Ayer.

- Si, pero, ¿Cuándo?

- … Por la noche. Hacia la 1 am. Necesitaba ese bolígrafo para un informe.

- … Ah. Espero que te haya servido… – Dije yo, con la esperanza de que, con la oscuridad de mi habitación no se hubiera percatado de la presencia de Neil. – Es uno de mis bolígrafos preferidos. Me lo compré el año pasado cuando estábamos de viaje en…

- ¿Me puedes explicar que hacia Neil en tu habitación y, sobretodo, en TU cama?

Mi corazón dio un vuelco. Así que, nos había visto… Entonces, ¿Por qué no ha hecho nada? ¿Por qué simplemente no nos despertó y hecho a Neil a patadas de mi cama?

- Eh… yo…

- Tyler… ¿Desde cuándo te gustan los hombres?

- No lo sé… Tampoco es que me lo haya planteado nunca. Siempre he notado atracción por ellos, y nunca me he visto con una mujer, así que… yo lo considero normal.

Mi madre suspiró, algo desanimada.

- ¿Es que acaso no te parece bien?

- Hijo, no sé qué decirte…

- Lo único que quiero saber es si lo aceptas.

- Yo no tengo que aceptar nada. Eres tú el que lo tiene que aceptar. Es tu felicidad la que está en juego.

- Ya, pero…

- Podría decirte que está bien o que está mal, pero solo estaría hablando sobre mi propio criterio, y eso no importa ¿no es así? Al fin y al cabo, eres tu quien está saliendo con Neil…

- … No estoy saliendo con él. Solo son besos.

- ¿y porque estabais durmiendo de esa forma?

- … y abrazos. Pero nada más.

- ¿Nada de nada?

- No, nada.

- ¿Seguro que habéis hecho eso?

Rápidamente negué con la cabeza.

- Mamá… confía en mí.

- Confió en ti… Pero no conozco a Neil lo suficiente como para saber si se puede confiar en él.

- Por favor, mamá. Necesito que le des un voto de confianza, porque seguramente necesitara quedarse más días aquí.

- ¿Mas días? Pero… ¿Sus padres lo saben?

- No… Y preferiría que no lo supieran. Neil no está pasando por un buen momento que digamos… y todo es por sus padres. Así que preferiría que no se enteraran.

Mi madre se quedó con cara pensativa.

- No me convence esto… ¿Y si acabamos teniendo un problema con su familia por esto? Los dos sois menores, ¿sabes? Por lo que, si pasa algo, toda la culpa sería para nosotros.  

Me puse de rodillas y le supliqué.

- ¡Vale, vale! Pero si se enteran, te las apañaras tu solo, ¿de acuerdo? Yo no pienso encubrirte.

Le abracé.

- Gracias mama…

Mi madre me mira con una expresión de duda.

- ¿Por qué te importa tanto ese chico? No sois pareja, y aun así le dejas quedarte en casa, en tu habitación… En tu cama. ¿Por qué?

- Porque es la única persona de toda la clase que no me ignora.

Mi madre suspiró. Se acercó a mí y me plantó un beso en la frente. Es su forma de mostrarme su apoyo.

-Está bien… Si es por eso, entonces vale. Solo espero que ese chico nunca te haga llorar… sino se va a enterar.

Asentí con la cabeza y volví a mi habitación. Al entrar en la habitación y verle de nuevo, me entran ganas de llorar. Le miré con una sonrisa, mientras mis ojos se iban llenando de lágrimas. Al ver mis ojos, se levantó de la cama y se acercó a mí.

- ¡Hey! ¿Por qué lloras ahora?

Le abracé.

- Por nada… no te preocupes. No es importante.

Fui incapaz de decirle que lloraba porque me siento muy afortunado de tenerle en mi vida. Tengo debilidades, pero no pensaba mostrárselas… no de momento.

*****

Al llegar a clase, con 5 minutos de distancia entre los dos para evitar que nos vieran juntos, me senté en mi sitio y él se sentó en el suyo, que estaba a más de 6 pupitres de distancia del mío. De repente, empecé a observar como aquellas personas a las cuales Neil consideraban sus amigos, se empezaban a acercarse a él en actitud amenazante.

 

- Eh, tu… ¿Se puede saber qué haces aquí?

 

No entendía nada. Dudaba sobre si debía ponerme a su lado o no para defenderle, pero había algo que me tenía aún más preocupado… ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Qué había cambiado en estas dos semanas como para que le trataran de esta forma?

 

O, lo más importante, ¿Por qué sus amigos se habían convertido en unos auténticos desconocidos?

 

Notas finales:

Gracias por leer hasta el final <3

 

¡nos vemos el lunes que viene con el Capítulo 3: "Noticia"!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).