Inseguridades Absolutas
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Eran preguntas que pasaban por la mente del actual líder de la corporación Akashi, el ex capitán de la kiseki no sedai; Akashi Seijūrō, o simplemente “Sei” como solía llamarle su esposo.
Faltaba aproximadamente una semana para la reunión en la que presentaría a su pequeña y adorada pelirroja Saori en sociedad, y no podía dejar de pensar en la cantidad de babosos que empezarían a cortejar a su bebé, y le pareció muy lógico y propio compartir todas estas inseguridades con su galletita de miel (era el mote que ponía a su Kouki rojito como un tomate).
- Kouki, cariño despierta un momento por favor.
- Mmmhh… ¿Sei? ¿Qué sucede? Son las 3 de la madrugada.
- Amor, estuve pensando… tal vez sea mejor que no presentemos en sociedad a nuestra princesa aún – le comentó Akashi con toda la seriedad que se puede tener en una charla madrugadora.
- ¿Por qué dices eso?, Saori está muy emocionada, ya ha invitado a sus amigos; incluso Seiji ayer me preguntó si es que podía invitar a los suyos también – se incorporó Furihata algo consternado por el comentario de su esposo.
- Mi bebé está muy pequeña como para que mocosos no dignos deseen llegar a ser algo más que amigos de ella, no lo voy a permitir Kouki.
- … ¿Es enserio? – Kouki miró a su esposo con una mezcla de gracia y ternura puesto que le era certero que nadie en mundo creería que el “Oh-gran-Akashi-Seijūrō” perdería el sueño por trivialidades como esta.
- Si, y que tal si después de la reunión empieza a conocer a algún chico, Kouki tu sabes; una cosa lleva a otra, y si luego se terminan casando y deciden irse a vivir a Alaska y no piensan visitarnos ni para navidad… No lo soportaría, necesito a mi niña, ¡No la pienso compartir aún!
- Jajajaja ¡Ay! Sei, que cosas dices.
- No le veo la gracia Kouki – pucheó el emperador – Te estoy hablando seriamente.
- Amor, tus hijos te adoran; ambos, Saori y Seiji te aman mucho, dudo mucho que quieran alejarse de ti, no te mortifiques; además estoy seguro que aunque Saori consiga pareja tu seguirás siendo su número 1 - le dijo Kouki mientras acariciaba su rostro y repartía besos en sus mejillas.
- ¿Estás muy, muy, muy pero muy seguro? – le preguntó Sei entre besos esta vez en los cálidos labios de su esposo.
- ¡Claro que sí! Sei jajaja a ambos les brillan los ojos cuando hablan de ti, que a veces hasta a mí me da envidia – dijo mientras le miraba suspicazmente.
- No sientas celos cariño, yo los amo a los tres con locura – susurró el pelirrojo aumentando la intensidad de sus besos.
- Mmm jejeje envidia de ti, no de mis bebés.
- Oye mi galletita de miel, ¿y qué tal si tenemos otro?, un pequeño y lindo Kouki que intente curarme las raspaduras con hojitas del jardín, extraño al Kouki redondito y exigente de caricias, definitivamente el embarazo te sienta, bueno… nos sienta.
- Sei! No te burles del cuerpo de un embarazado- le golpeó a penas el chihuahua- Aunque sabes que a mí también me hace ilusión tener a una pequeña emperatriz muy inquieta y guapa que pase jugando a darle órdenes a todos los demás.
- Jajaja ¡me encanta! Te amo Kouki – le besó tiernamente Seijurou.
- Te amo mucho más cariño – devolvió el beso con la dulzura que sólo Kouki poseía - pero déjame dormir si es que no quieres pasar la noche en la sala.