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What the hell is going on?! por LittleAyla

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Finalmente, después de haberse tomado dos cafés, vomitar, comerse una tostada, ducharse, tomarse una pastilla para la resaca y asegurarse de que Takano siguiera dormido, Ritsu había conseguido llegar al hospital exactamente a la hora acordada, las 9.15 de la mañana.

Apenas dos minutos después de su llegada apareció el doctor Akiyama con una mirada turbada, provocando en Ritsu un mal presentimiento. Este le indicó que lo siguiera y lo llevó hasta lo que le pareció su despacho.

- Akiyama-san - empezó Ritsu una vez estuvieron sentados en el despacho - ¿hay algo malo en los análisis?

- No sé si podría describirse como algo malo - lo miró con duda, haciendo que Ritsu se preocupara más - Verás Ritsu, el día que fuiste ingresado te hicimos un análisis de sangre, para saber si la infección había llegado a la sangre, pero en esos análisis, como bien te dije anteriormente, también encontramos hormonas femeninas - Ritsu asintió conforme a lo que decía - Nos resultó verdaderamente extraño así que volvimos a hacerte los análisis unos días después tras haberte tenido vigilado, para asegurarnos de que dijeras la verdad y realmente no tomaras ninguna pastilla - Ritsu volvió a asentir - Esta vez, además de las hormonas femeninas que detectamos en el primer análisis, también detectamos otro tipo de hormonas...

- Un momento, ¿me está diciendo que realmente mi cuerpo produce hormonas femeninas? ¿Y qué otro tipo de hormonas han encontrado? ¿Acaso también están relacionadas con las hormonas femeninas?

- Ritsu, por favor, te voy a pedir que lo que te diré a continuación te lo tomes con calma y serenidad, ¿está bien? - el chico solo lo miró impaciente - Hemos encontrado un tipo de hormonas que solo producen las mujeres cuando están embarazadas.

Silencio.

Ritsu no dijo nada por unos minutos y el doctor tan solo lo dejó procesar sus palabras.

- Es una broma, ¿cierto? - balbuceó sin creérselo.

- Por supuesto que no - habló serio - esto no es para nada una broma.

- ¿¡Pero entonces...?! - el doctor lo interrumpió.

- Primero te lo explicaré todo y luego discutiremos y responderé a todas tus preguntas, ¿queda claro? - Ritsu asintió no muy conforme y sin dejar de fruncir el ceño - Seguramente no lo sabrás, yo apenas me enteré hace unos días, pero durante los últimos cinco años se han registrado quince casos de embarazo masculino.

- ¿Cómo dice? ¿Embarazo masculino? - el doctor le mandó una mirada de reprobación que hizo que guardara silencio enseguida.

- Sé que cuesta mucho de creer, que parece una fantasía, - continuó el doctor - pero después de hacer diversos estudios se ha descubierto que el causante de que esto sea posible es un gen. Un gen que está en todos los hombres y que permanece inactivo en la mayoría de la población masculina pero que ha despertado en un minúsculo porcentaje de los hombres. Aún se está investigando la razón por la que despierta pero lo que sí sabemos es que causa que un pequeño útero se desarrolle en el cuerpo de un hombre, como ha pasado en tú caso.

Inmediatamente después de que el doctor terminara de hablar, Ritsu se levantó indignado de su asiento con la intención de irse, todo era una puta broma, era imposible que aquello fuera verdad, pero el ya conocido mareo lo hizo volver a caer sentado.

- Ritsu, no es una broma - dijo leyendo sus pensamientos - Si debo enseñarte el historial de los otros casos lo haré, ¿de acuerdo? Pero quédate aquí, aún no hemos terminado de hablar y si ahora te marchas será peligroso para tú salud y la del bebé.

El obstinado ojiverde negó con la cabeza.

- No sé como espera que le crea Akiyama-san, es totalmente imposible que esté embarazado. Por el amor de Dios, ¡soy un hombre! Es biológicamente imposible.

- No lo es con ese gen - respondió sencillamente - Está probado científicamente - dijo con un leve deje de burla - Ahora dime, en estas últimas semanas, ¿has tenido vómitos matutinos? ¿mareos al hacer movimientos muy rápidos? ¿más apetito? ¿repulsión por alimentos que antes te gustaban? ¿de pronto han empezado a gustarte comidas que antes detestabas? ¿vas al baño más a menudo? ¿tienes cambios de humor, llegando a parecer bipolar? ¿te has sentido más cansado de lo normal?

Ritsu se había quedado de piedra, ¡el doctor había dado en el clavo! Y es que realmente le habían pasado todas esas cosas.

- Interpreto tu silencio como un sí - dijo el doctor unos minutos después - Como ya habrás podido deducir, todos estos síntomas son propios del primer trimestre de embarazo.

- Imposible... - dijo por lo bajo intentando convencerse con esa idea pero cada vez las palabras del doctor le parecían más posibles.

El doctor lo miró con afecto y continuó hablando esta vez con más suavidad.

- Con tu permiso te haremos una ecografía, así podremos saber cómo está el bebé y de cuántas semanas estás - miró hacia su paciente el cual parecía tener la mirada perdida - Dime Ritsu, ¿has tenido alguna molestia en los últimos días?

Las palabras del doctor lo trajeron de vuelta.

- La... La verdad es que sí - respondió medio inconsciente de lo que decía - cada vez que hago un movimiento un poco brusco, me levanto de una silla, la cama, el suelo, da igual y también cuando corro mi vientre duele horrores - el médico frunció el ceño.

- Eso no es normal - murmuró para sí mismo pero Ritsu alcanzó a oír las palabras - es posible que la caída que sufriste la semana pasada perjudicara al bebé, además de la operación que te hicimos sin ser conscientes de tu embarazo.

- ¿Puedo perderlo? - murmuró con un hilo de voz.

De pronto, la idea de perderlo lo asustaba horrores. Ahora que era consciente de la vida que crecía en su interior se sentía totalmente incapaz de hacerle daño alguno.

- Debemos hacer la ecografía para saber realmente su estado y el tuyo.

- B... Bien.

Salieron del despacho para dirigirse a la sala de ecografía que, para mala suerte de Ritsu, se encontraba en el mismo sitio donde estaban las consultas de ginecología; llegando ahí pudo ver a muchas mujeres embarazadas de distintos períodos e inconscientemente llevó una mano a su abdomen para luego mirar a aquel lugar que hasta hacía unos minutos no tenía no la menor importancia.

- Ritsu, para por favor - Onodera rápidamente sacó la mano de su vientre. Al entrar pudo ver a dos hombres de más o menos la misma edad que el doctor Akiyama - chico, ellos son el doctor Fujimoto, urólogo - señaló a un hombre con el pelo totalmente blanco que le sonrió cálidamente - y él es el doctor Kobayashi, ginecólogo - el hombre con gafas lo saludó - ambos son los jefes de sus respectivos departamentos - Ritsu intentó devolverles el saludo lo más educadamente que pudo pero se sentía demasiado incómodo.

- No tienes de qué preocuparte - dijo el Dr. Kobayashi - no estamos aquí para juzgarte ni nada por el estilo, de ahora en adelante nosotros seremos tus médicos y cuidaremos de ti y del bebé tan bien como podamos - la forma en que dijo las palabras hicieron que Ritsu cogiera más confianza y se relajara un poco.

- Bien, lo primero que debemos hacer es analizar la situación - agregó el Dr. Kiyoshi.

El doctor Akiyama le indicó a Ritsu que se sentara en la camilla que había y a continuación los doctores tomaron cada uno papel y lápiz para tomar apuntes mientras el chico los miraba con una ceja alzada y los brazos cruzados sobre su pecho.

- Ritsu, tu embarazo de por sí ya tiene un grado de riesgo, puesto que pese a haber desarrollado un útero tu cuerpo sigue siendo el de un hombre y por lo tanto no está preparado para alojar una vida en su interior - ante esas palabras un mal presentimiento inundó a Ritsu - además de tu reciente caída, que como me has dicho antes des de ese día sientes dolor en tu vientre. Por eso hemos acordado que deberás mantener reposo durante tu embarazo, no necesariamente tendrás que estar en una cama todo el tiempo pero sí que te pediremos que será mejor que te mantengas en tu casa el mayor tiempo posible exceptuando tu trabajo. Además será mejor que no cargues con demasiado estrés puesto que podría dañar al bebé, por eso lo mejor será que hables con tu jefe y le expliques la situación en la que te encuentras, sería conveniente que te facilitara tu trabajo y redujera un poco tus responsabilidades, para que así puedas estar más tranquilo - Ritsu abrió los ojos como platos ante las últimas palabras del médico. No podía decirle a Takano que estaba embarazado, para empezar lo tomaría por loco y seguramente lo apartaría para siempre de su lado y, por alguna razón que ni el chico entendía, no quería que lo hiciese - Ritsu, tienes una relación homosexual, ¿cierto? - el chico no pudo evitar sonrojarse por la pregunta pero a ese punto sería estúpido negarlo así que, a regañadientes, asintió - Lo mejor será que le des la noticia a tu pareja en cuanto antes.

- ¡No! - gritó para luego taparse la boca con las manos - Quiero decir, él y yo no estamos en buenos términos - negó con la cabeza - Bueno, eso no es cierto, pero el caso es que tenemos una relación muy... complicada - el doctor lo miró esperando que continuara - Él... estuvimos en una relación hace muchos años pero lo dejamos y cuando nos reencontramos hace menos de un año él... resultó ser mí jefe - apartó la mirada sonrojado y avergonzado por tener que explicarles su vida privada - Pero no estamos en una relación, solo nos hemos... acostado alguna vez.

- Lo siento chico, pero debes informarle - habló el doctor Akiyama - No lo conozco bien pero si mal no recuerdo es el hombre que te trajo aquí la semana pasada - Ritsu asintió dándole la razón - para empezar, merece saberlo, él es el padre y además siendo tu jefe sería conveniente que lo supiera por lo que te hemos dicho hace un momento.

- P-Pero... - soltó un suspiro - está... está bien, se lo diré pero en uno o dos meses - debía darse tiempo a sí mismo para poder asumir su estado actual - él ahora mismo está muy estresado por... motivos personales - mintió - y no creo que ahora sea el momento adecuado para decírselo.

- Está bien chico, pero deberás decirle, además también sería bueno que de ahora en adelante no vivieras solo, podría pasar algún accidente y nadie se daría cuenta tal vez hasta que fuera demasiado tarde.

- Entiendo - murmuró el castaño.

- Ahora por favor, pasa al baño - señaló una puerta a su izquierda - deberás quitarte toda la ropa, incluida la ropa interior, y ponerte una de las batas que hay allí - Ritsu obedeció avergonzado.

Entró al baño sin hacer ningún comentario más. De manera muy desganada comenzó a desprenderse de la ropa: primero del abrigo para seguir con la camisa, pero mientras se quitba la playera se dio cuenta del imperceptible bulto que tenía en su vientre, esto le produjo un escalofría muy extraño, algo que nunca había sentido en su vida. Con cuidado pero a la vez con miedo, fue acercando sus manos al lugar que ahora sabía que habitaba una vida.

¿Qué voy a hacer? Me siento como una maldita adolescente de dieciséis años que acaba de descubrir que está embarazada... Realmente no sé si puedo tenerlo, esto destroza totalmente mi vida y mis proyectos, además me da miedo la reacción de Takano.

Sus nervios le impedían tocar aquel lugar, por lo que solo quedó con sus manos al aire a unos pocos centímetros del vientre.

No soy capaz de abortar, el pensamiento de acabar con una vida es repugnante... Tal vez podría darte en adopción... Ese último pensamiento le perturbó y un golpe en la puerta lo sacó de su ensimismamiento.

- Ritsu, ¿te encuentras bien? ¿Sucede algo? - preguntó el doctor Akiyama al otro lado de la puerta.

Onodera rápidamente acabó de desvestirse y le contestó al doctor.

- Todo va bien, enseguida salgo - se puso la bata apresuradamente, abrió la puerta y se encontró con los tres doctores - No fue nada, tan solo me quedé... pensando - se excusó Ritsu.

- Ritsu, por favor recuéstate en la camilla - pidió el Dr. Kobayashi, que se encontraba al lado derecho de la camilla.

Con paso vacilante se subió a la camilla y sonrojándose a más no poder alzó sus piernas hasta apoyarlas en los brazos de esta. El Dr. Kobayashi tapó sus piernas con una frazada médica para luego coger un taburete y sentarse entre ellas, haciendo que el sonrojo de Ritsu aumentara considerablemente.

- Bien, ahora voy a introducir en ti esta pequeña cámara, vas a sentir una leve presión pero no dolerá nada - Ritsu no podía creerse que se encontrara en esa situación.

El ojiverde asintió mordiéndose los labios y casi al instante sintió la prisión que el doctor le había indicado. Tal y como le había dicho el doctor no dolía pero era incómodo y se sentía extraño. Cuando empezó a mover la cámara no pudo evitar dar un pequeño respingo.

Esto no me puede estar pasando, ¿qué voy a hacer? ¿cómo voy a explicar esto? Siento que si tengo a este bebé todo se irá a la mierda. No voy a abortar, aunque tal vez pueda darlo en adopción... pero no creo que sea del todo justo decidirlo yo solo, es decir, Takano-san también es el padre y además llevó una vida difícil con sus padres así que está en contra de eso... Mierda, por qué tuvo que pasarme esto a mí, no sé que voy a hacer pero si tengo esta criatura yo...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz del Dr. Kobayashi.

- Ritsu, por favor mira la pantalla - le pidió amablemente y Ritsu abrió los ojos, mirando hacia la pantalla que estaba colgando a su derecha. Estaba negra pero de pronto apareció una imagen muy distorsionada. Inconscientemente sabía qué era aquello.

- ¿Q-Q-Qué es eso? - tartamudeó nerviosamente.

- Es tu bebé, Ritsu - pero Onodera tan solo veía la imagen, su mente se negaba a mostrarle lo que realmente la imagen enseñaba - ¿Ves ese parpadeo?

- S...Sí

- Es su corazón - Ritsu por primera vez quitó sus ojos de la pantalla para mirar al médico.

- ¿Su corazón? ¿Tan grande?

- Sí, es su corazón de 15 semanas.

- ¿Qué? ¿¡Quince?! - des de luego Ritsu no se esperaba eso - pe-pe-pero yo apenas he tenido síntomas des de hace un mes y catorce semanas son más de tres meses...

- No te preocupes por eso, cada embarazo es distinto y, además, el tuyo des de luego no es común.

Ritsu volvió a mirar la imagen, tratando de comprenderla por lo que el médico comenzó a explicarle y mostrarle.

- Bien Ritsu, ahora mira y escucha - el chico se quedó mirando la imagen esperando lo que el médico le había indicado - Este es su corazón - no entendió ya que no oía nada, tan solo veía la imagen.

Los tres doctores se quedaron en completo silencio, apenas se escuchaba las respiraciones de los cuatro presentes cuando, de pronto, un potente bum resonó en la habitación, seguido de otro y otro y otro y otro... eran latidos, latidos verdaderamente fuertes. Ritsu, al escuchar eso, sintió que su propio corazón se detenía por unos segundos para luego comenzar a latir a un nuevo ritmo, al mismo ritmo que escuchaba. Con ese latido tan fuerte y continuo que escuchaba, sintió que todo su mundo cobró sentido, y esa imagen que hasta ahora no tenía lógica alguna, se transformó para convertirse en la cosa más preciada e importante de todo su mundo. Ya no había vuelta atrás.

- Imposible - murmuró para sí mismo.

- Mmm... - dijo pensativo el Dr. Kobayashi con el ceño fruncido, lo que preocupó a Ritsu.

- ¿Qué sucede doctor? ¿Pasa algo malo? ¿El bebé está mal? - interrogó.

- No es nada malo... si vamos con cuidado - sintió como le faltaba la respiración - Lo que sucede es que tu pared uterina es muy delgada, lo cual no sería un problema a no ser de la caída que sufriste hace una semana. Estuviste a punto de sufrir un aborto - la sangre de Ritsu se heló, su respiración se detuvo y su corazón se paralizó.

- ¿Voy a perderlo? - preguntó con la voz ahogada y los ojos rebosantes de lágrimas.

- No, no lo perderás pero deberás cuidarte mucho y hacer mucho reposo durante las siguientes semanas, hasta que hayas superado la semana veinte de embarazo.

- Entendido, haré lo que ustedes me digan - se apresuró a decir.

- Podrás ir al trabajo puesto que como has estado ingresado la última semana y has hecho reposo, no hay un peligro inminente, pero cuanto más tiempo pases sentado o estirado mejor. Además tampoco podrás tener relaciones sexuales hasta nuevo aviso - Ritsu volvió a sonrojarse pero asintió igualmente - Vale, sigamos - miró atentamente la pantalla ante sus ojos - mide... 8,7 centímetros y... - Ritsu escuchaba atentamente, grabando al instante esa cifra en su mente - pesa 43 gramos - indicó el médico - pero Onodera no sabía si eso estaba bien o mal.

- ¿Eso está bien?

- Bueno, es un poco pequeño pero nada fuera de lo común - señaló con una sonrisa y Ritsu soltó un suspiro de alivio - Bien - sintió como sacaba la cámara de su interior - ya puedes bajar las piernas pero aún no te levantes - Ritsu hizo lo indicado y observó como el doctor Kobayashi volvía a cubrirle hasta la cintura para después alzar la bata y dejar su pecho expuesto.

El médico comenzó a presionar sus pechos, cerca de sus pezones, haciendo que un muy avergonzado Ritsu soltara un quejido de dolor e hiciera el amago de apartarse.

- ¿Te duele cuando te presiono? - Ritsu asintió avergonzado.

- ¿Qué sucede Kobayashi? - preguntó el doctor Akiyama.

- No es nada malo, es solo una prueba de que en unos meses su cuerpo empezará a producir leche - y, por décima vez en ese día, su rostro volvió a sonrojarse furiosamente - No pasa nada, no debes avergonzarte de ello - le sonrió cálidamente - Ahora ya puedes vestirte.

Indicó el médico, lo que Onodera obedeció inmediatamente. Una vez en el baño comenzó a vestirse lentamente, colocándose primero la ropa interior y los pantalones, pero antes de seguir con el resto de la ropa, quedó mirando su vientre, ahora sintiendo de verdad que allí había algo. Con el mismo cuidado de antes, acercó sus manos allí pero la diferencia estaba que ahora no tenía miedo alguno de tocar aquel lugar. Posó sus manos, sintiendo una leve corriente eléctrica entre ellas y el vientre; el lugar se sentía cálido, dando a conocer que allí había algo muy valioso.

Tú no vas a ir a ningún lado, pensó cariñosamente, tú mi pequeño, eres mío y nunca nada te va a separar de mi lado. No importa qué sea, qué se nos oponga o quién nos rehace, yo nunca te dejaré solo. Ahora y siempre serás lo más importante en mi vida.

Al terminar de hablar con la pequeña vida que habitaba en su interior y mientras seguía acariciando su vientre, sintió un leve movimiento, un movimiento que daba como respuesta a las palabras que Ritsu le acababa de dedicar. Y no pudo evitar soltar un pequeño jadeo y que una sonrisa muy especial, una que nacía especialmente dirigida a su hijo y a nadie más, apareciera en su rostro.

- Te amo más que a mi propia vida - como respuesta obtuvo otro movimiento.


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