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Love to...Sarah Mary por Febo Apolus

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Notas del capitulo:

Tiene tanto que no actualizo nada. Ojala alguien todavía lea esta obra. 

 

"ES BONITA"

 

Quiso entrar corriendo, pero la imagen que vio lo paro en seco, era Tony, su Tony –alejo la idea de inmediato de su cabeza-, con el cabello despeinado, las mejillas rojas y la piel brillante quien, agotado y con el cuadro más bello que alguien se puede topar, cargaba de sonrisas y mimos a un bulto muy pequeño que tenía entre los brazos.

 

Por si la imagen en sí misma no fuese preciosa, el color blanco y los tonos pastel de la bata del, ahora, joven padre hacían la ilusión de una habitación llena de bombones de dulce, tan tiernamente enloquecedor. 

 

Podría comerse a Tony a besos ahí mismo, mientras le decía lo hermoso que era y la hermosa familia que… 

 

¿Familia? 

 

-Ah, y quien viene ahí, es papá – dijo al pequeño bulto entre sus brazos cuándo noto la presencia de Steve.

 

El rubio pareció salir de su estupor alejando las ideas que su cerebro, abrumado por su bebe, había creado, para caminar a lado de la cama del castaño.

 

-¿Quieres cargarla? – le preguntó mirándole a los ojos, refiriéndose a la preciosa criatura que tenía en sus brazos. Steve no la había visto y el hecho de cargarla era algo que le llenaba de miedo…es que era tan pequeña. 

 

Rogers apenas pudo asentir y estirar los brazos cuando el más joven se la dio. Era hermosa, su hija era preciosa, tenía la piel roja, característica de los recién nacidos y los cabellos que penas se asomaban por su pequeña cabecita eran dorados. 

 

-¿Cómo vas a llamarla? – preguntó sin dejar de ver a la pequeña para después mirar al castaño quien tras regalarle una de las sonrisas más hermosas que había visto en su vida, meneo brevemente su cabeza de manera negativa. 

 

-Aun no lo sé, pensaba en que me dijeras el nombre de tu madre, tal vez te gustaría.

 

-¿El de mi madre? ¿Por qué el de mi madre? 

 

Tony le miro sonriendo. 

 

-Estaba siendo tierno, Steve – dijo encogiendo los hombros-.Pero si no lo deseas no hay…

 

-Mi madre se llamaba…Sarah – respondió mientras le entregaba la bebé a la enfermera.

 

El castaño pareció pensarlo por unos segundos, antes de que Steve dijera algo él hablo. 

 

-Sarah Mary – dijo después de unos segundos –, me gusta.

 

-¿Por qué Mary? – interrogó extrañado el rubio

 

-Porque mi madre se llama María, María Stark – respondió –lamento lo de tu madre, a veces olvido que ya no está.

 

La enfermera parecía ignorar la conversación de ambos padres, sin embargo su cabeza guardo esa duda ¿Cómo era que una pareja no conocía el nombre de los padres del otro? 

 

Se abstendría de hacer la pregunta por el momento, después de todo ellos tenían el capital suficiente para pagar una de las habitaciones más caras en uno de los hospitales privados más prestigiosos del país, y también de los más discretos.

 

-Oh, ¿Vas a bañar a mi bebe? – preguntó Tony cuando vio a la señorita preparar la ropita de la pequeña, jabones y toalla. 

 

-Lamento no presentarme hace unos segundos, pero no deseaba interrumpir; soy Wanda, seré su enfermera por este turno y sí, bañare a su hija. 

 

El castaño le sonrió de forma encantadora, notando el asento gracioso de la chica y sonriendo le, para, posteriormente, intentar ponerse en pie. 

 

-¿A dónde vas, Tony? – reclamo Rogers 

 

-¿Qué? Quiero aprender a bañar a Sarah, -“Sarah”, se repitió mentalmente Steve y sonrió para sí mismo, casi con orgullo - no quiero ser un inútil ¿Puedo aprender, verdad? ¿Puedes enseñarme?

 

Wanda asintió complacida. Ese padre sería el mejor y más dedicado. Cuan diferente era de los padres que cursaban en esas habitaciones.

 

Algunos eran fríos otros indiferentes, muy pocos eran realmente cálidos, pero ellos parecían felices. 

Absurdamente felices. 

 

-Claro, su esposo puede acompañarnos también, si así lo desea. 

 

El silencio que siguió a sus palabras fue abrumador. 

 

-Ah ¿Mi esposo? Oh, no, el Señor Rogers tiene una agenda con la que cumplir, no creo que pueda quedarse – contó el castaño sin perder una pisca de su dulce humor. 

 

¿El señor Rogers? 

 

Wanda quedo deprimida cuando, después de que ese rubio guapísimo padre de esa hermosa bebe se fuera, supiera por boca del dulce joven castaño, cuando la nena ya tenía la ropita puesta y ella le hubiese hecho algunas confidencias, que él no era su esposo. 

 

-Es el padre de Mary, pero no es mi esposo- le conto en confidencia sin dejar de sonreír ni por un momento.

 

-Oh, entonces están en unión libre…

 

El castaño río brevemente. 

 

-No, no – dijo firmemente-. Ni casados, ni pareja.  

“Ni amigos”, le faltó decir. 

 

Años después, Wanda entendería la difícil relación que llevaban. 

 

Si es que a eso se le podía llamar relación. 

 

Sí, años después, ante un tribunal convocada para declarar en contra del rubio, quien lucharía por la custodia de esa hermosa bebe, Sarah Mary. 

 

Vería años después a ese rubio...con el corazón roto. 

 

Los ojos azulísimos de ese rubio no brillarían con la intensidad de ese tiempo y ella bien sabría que nada tenía que ver con el agobio del riesgo de perder a su hija, sino a una perdida que era irreparable, que ella, en esos días pesados de un hospital, había visto. 

 

La pérdida de alguien a quien se amaba a manos de la muerte.

  

Lo vería con una barba que no le restaría puntos a su belleza. 

 

Lo vería abatido. 

 

Pero hoy no, hoy ese futuro era lejano y turbio; hoy era el día de vestir por primera vez a Sara Mary. 

 

A la bella Sarah Mary

Notas finales:

Gracias por leer. 


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