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Punto de Quiebre por minima

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V

La cría de la cobra puede escabullirse del nido… pero seguirá siendo una cobra.

De repente el mundo les parece mucho más pequeño y desconocido a pesar de que las pasadas noches descubrieron muchas más respuestas de las que se llegaron imaginar. Ya no veían la isla de la misma manera desde que casi pierden a Carlos y quemaron la casa de Cruella, aun así gracias a su interrogatorio saben que no conocían ni la mitad de las cosas que realmente les rodeaban aquí en el lugar en que nacieron y crecieron o que tan desconocido es el mundo ahí afuera.

¿Los hiso dudar de sus decisiones? No, sabían que quizás encontrarían obstáculos o respuestas desagradables una vez que decidieran llevar a cabo sus planes, pero gracias a sus clases de villanía y realización de planes malvados comprendían que una vez teniendo este tipo de conocimientos esenciales se les haría más fácil realizar sus objetivos y prevenir futuros contratiempos.

El objetivo principal era salir de esta cárcel, y para ello debían cumplir primero objetivos a corto y largo plazo, entre los primeros y más esenciales era recabar información lo cual fue mucho más sencillo de lo esperado.

A la mañana siguiente el gran Yen Sid despertaría con una terrible migraña sin recordar las visitas que tubo anoche o que tanta información había compartido con ellos.

Entre estos la geografía básica de los Estados Unidos de Auradon, formados por todos los reinos buenos: desde la bahía de Tritón en Oeste, pasando por la gran muralla de China, las montañas del norte, el pueblo de Bella en el Sur y en frontera con reinos considerados de menor importancia en el Este. Aquellos que no firmaron un acuerdo para formar parte de los Estados Unido de Auradon.

La isla se encontraba en un territorio entre la bahía de Tritón y el pueblo de Bella, la mejor ruta seria ir en sentido contrario a donde se encontraba las tierras de Auradon y poner la mayor distancia en el menor tiempo posible y luego buscar un lugar fuera de los dominios de quienes los habían encarcelado para ser libres, Auradon podía ser el imperio más grande en la actualidad, pero no tenía dominio sobre todo el mundo, ahora les parecía absurdo apenas darse cuenta que había lugares más allá de la isla o Auradon. Creciendo escuchando a sus padres enseñándoles a odiar a los príncipes y princesas de Auradon y a solo aspirar a la venganza contra los enemigos de sus padres los había hecho tener una vista muy limitada del mundo.

Existían archipiélagos en el norte donde los inviernos son más largos y fuertes, decían que había un continente al otro lado del mar y muy alejado de Auradon, mucho más al sur había otras tierras también que a pesar estar con tratados en Auradon no eran parte de este.

El mundo era tan grande y desconocido, mas halla de esta barrera que los encarcelaba.

Y con esta información se presentaba el evidente obstáculo que debían solucionar antes que de que siquiera pensaran en ya buscar las piezas para armar el artefacto que Carlos armaría para sacarlos de ahí.

Transporte.

No llegarían a ningún lado intentando nadar además que no sabían cómo hacerlo, morirían ahogados seguramente, ninguno de ellos conocía magia para volar y si la conocieran primero deberían conseguir salir de la barrera para que esta funcionara y aun no estaban seguros de cuánto tiempo podrían mantener abierta la barrera para que eso sucediera, debían tener un medio de transporte eficaz para escapar preparado mucho antes de que pudieran lograr abrir la barrera, uno rápido y resistente si es que planeaban recorrer una gran distancia en el mar, ya habían visto lo que pasaba con las balsas improvisadas a la hora de chocar contra la barrera terminando despedazas, y por lo que sabían en mar abierto las olas podrían voltear la frágil embarcación ahogándolos.

Lo cual los llevaba a la única opción disponible en la isla, un barco.

Así como había docenas de edificios derruidos, que utilizaban como hogar y algunos villanos llegaron con sus propias casas, como Hell Hall, o con sus fortalezas escondidas en el otro lado de la isla como el caso de Malefica, algunos villanos, específicamente piratas, llegaron con sus barcos, entre ellos el más famoso pirata, el capitán Hook y su barco, que había encontrado flotando en las aguas que les rodeaban poco tiempo después de llegar y lo había logrado estacionar en una de las costas de la misma donde al final se habían asentado la mayoría de los piratas y sus hijos.

Lo cual llevaba a la parte que le parecía la más desagradable a Mal, aliarse con estos hijos de piratas y no tan piratas.

-¿No podemos simplemente robar un barco y ya?- se quejó la joven de pelo morado mientras pensaba de nuevo en lo que había sugerido Carlos para llevar a cabo sus planes.

-Yo puedo hacerlo, pero no tengo idea de cómo conducir un barco- dijo el experto ladrón sentado en uno de los sofás de su guarida, una cosa vieja, rota, y con resortes que si no calculabas bien a la hora de sentarte se te encajaban incómodamente en las posaderas.

Era una buena razón para una alianza con los hijos de los piratas, necesitaban a alguien que supiera manejar un barco y navegar sobre las aguas hasta perder de vista la isla y Auradon mientras realizaban su huida.

A pesar de saber eso la idea no le terminaba de convencer a Mal.

La isla estaba muy dividida en grupos, Malefica se podía considerar como una seudo gobernante, pero incluso ella no tenía poder sobre toda la isla, Mal y sus compañeros vivían bajo el dominio de Malefica, mientras que el territorio en la costa donde estaban todas las embarcaciones de los piratas estaba gobernada por los piratas liderados principalmente por el capitán Hook, en los bosques la tribu de los Hunos que ataco China se habían establecido y a pesar de que algunos de sus hijos asistían a la misma escuela que Mal, eran chicos muy aislados en su propio grupo pero que parecían llevarse bien con los Gaston Jr y Tercero por el gusto por la caza a pesar que no había realmente muchas presas en la isla, y así había otros grupos menos importantes o con menor influencia dentro de la isla.

Y para que el plan tuviera éxito…

-Debemos hacer la mayor cantidad de aliados para que esto funcione- repitió Carlos mientras trazaba algunos puntos en un mapa improvisado de la isla que Mal le había ayudado a dibujar marcando los lugares que parecían de más importancia.

Mal volvió a hacer esa mueca de desagrado que significaba su repudio ante la idea de trabajar con otros que no fueran su grupo de amienemigos, ya estaba mostrando esfuerzos atrayendo a varios jóvenes con la aparente oferta de ser subordinados de la hija de Malefica, algo que muchos pensaban muy beneficioso debido a la influencia que su madre tenía en la isla, pero era más bien probando las aguas de cuantos podían trabajar para ella para que el plan funcionara. No aliados. O al menos ella a los únicos que podía considerar de esa manera eran Jay, Carlos y Evie.

Con los únicos que podía hacer un trabajo en equipo eran ellos, además no es que tuvieran muy buenas relaciones con los demás hijos de villanos en la isla después de todo la rivalidad de los propios padres había afectado a sus hijos también.

Entre más personas se arriesgaran a comunicarles su plan había más riesgo de que este fracasara por traición o cosas por el estilo.

Una de las tantas cosas que Mal realizo para lograr poner orgullosa a Malefica fue retar o tratar en poner en ridículo a varios de los hijos de importantes villanos, solo para demostrar ella misma una clase de superioridad, cosa que le dio fama propia pero que también obviamente pondría muchas trabas en sus planes actuales. Mal tenía muchos que le temían, pero también muchos enemigos que con gusto les gustaría regresar alguna de las jugarretas que ella les había hecho sufrir.

-Deja de pensar tanto en los obstáculos y mejor trata de pensar en formas de solucionarlos Mal, eres mejor en eso. Yo puedo comenzar a platicar y convencer a algunos de los chicos de la escuela, los hermanos Gastón son fáciles de manejar- dijo Evie mientras rociaba otro frasco de tinta en otro de los abrigos de Cruella.

Ciertamente habían incendiado la casa de la villana, pero incluso en esos momentos de total debilidad de Carlos el chico pensaba más rápido que todos ellos juntos, sabía que varias cosas en la que fue la casa de Cruella encontrarían cosas útiles, por lo cual habían sacado entre otras cosas las pieles que tanto aprecio la loca mujer, además que en muerte no quería que aquella mujer las poseyera, por pedido del mismo Carlos le pidió a Evie que pintara las inmaculadas pieles de los colores que ella quisiera, una cosa que en vida o muerte seguramente harían retorcer de rabia a la diva de las pieles que fue su madre. La utilidad de estas aún no estaba del todo claro, pero Evie suponía que podrían servir como un soborno para algunas personas si era necesario o como abrigo para ellos mismos.

Mal pensó un poco más en lo dicho por Evie, soluciones, podría extorsionar y amenazar a alguien para hacer las cosas pero en este caso no serviría, o al menos no en las personas que querían convencer primero, los hijos de los piratas y…

-Uma preferiría arrojarme a los cocodrilos antes de aceptar una alianza-

Uma, la hija de Ursula, una de sus primeras víctimas en su infancia cuando intento demostrar ser digna hija de su madre. Tal vez no fue la más grande fechoría, pero para una niña arrojar a tu supuesta amienemigo al agua y arrojarle una cubeta de camarones podridos en la cabeza había sido lo más malvado que cualquier niño de su edad pudo haber hecho. Desde entonces ambas chicas habían declarado su enemistad y parecía imposible que llegaran a trabajar juntas.

-Tal vez, pero si ahora tú y aquí nuestra princesa se llevan bien no creo tan imposible que logremos que Uma acceda. Además le estamos ofreciendo una llave para su libertad- Jay sabia lo tentador que sería para cualquiera esa oferta de libertad, mucho más atrayente que cualquier gema o la aprobación de su propio padre, no creía que hubiera alguien en la isla que desperdiciara cualquier oportunidad que significara salir de ese basurero aun si significaba tratar con la persona que decías mas odiar en la isla.

Ya habían drogado a un mago poderoso, incendiado la casa de Hell Hall, ocultar el paradero de Carlos de todo el mundo, si habían podido lograr hacer cosas que parecían imposibles poner de lado rivalidades sangrientas y de años no parecía la gran cosa para escapar de ahí.

Jay se paró de su asiento al ver a Carlos que no se había movido desde hace un par de minutos para colocarse a su lado y guiarlo en otro sofá más amplio, habían sido muchas emociones por hoy y el chico necesitaba descansar no importa que tan rápido corriera su mente, a veces su cuerpo no podía seguirle el mismo ritmo.

Evie miro este comportamiento mientras mesclaba el color correcto de azul con magenta para hacer un purpura oscuro, como el tono de los cabellos de Mal, mientras que la susodicha parecía pensar muy profundo la mejor forma de abordar a Uma y que accediera a una alianza.

Jay era un chico malo, no solo por ser hijo de un villano y no un príncipe o héroe, sino lo decía por la clase de chico rudo que puede volver locas a algunas chicas por su atractivo, rudeza y lengua de plata pero que al final no busca nada contigo sino un buen momento. Por extraño que a ella le parezca varias chicas se volvían locas por esa clase de chico, por Jay, quizás ella era inmune a ese tipo de encantos ya que le habían metido durante años en la cabeza que debía buscar un príncipe, y los príncipes eran todo lo contrario a lo que era Jay, además de que era su amigo, y quizás nunca lo vería de manera romántica a pesar que con ella se portara más sincero y hasta simpático.

Y aun así, Evie creía que Jay era mucho mejor príncipe que cualquier que le hubieran contado que existía al ver como trataba a Carlos.

Antes de esto siempre noto que Jay era un poco más atento con el peliblanco, no solo porque se conocían desde antes de que ella se uniera al grupo, sino que notaba la atenta mirada, aunque imperceptible para la mayoría, que dedicaba el hijo de Jafar para el pequeño peliblanco siguiendo sus movimientos y siempre atento en qué lugar estaba cuando estaban en grupo o en una misma habitación. Quizás era algo que ni el mismo moreno se había dado cuenta que hacía, ya que lo hacía de manera tan natural que se notaba que ya era algo que hacía desde hace tiempo. Lo que le paso a Carlos parecía acentuar estas características protectoras, casi posesivas del moreno para con el chico palido.

Por lo loco que sonara, se arriesgaba a pensar que esto era…

-La mejor forma de convencerla es llevarle pruebas- dijo Mal llamando la atención de todos los ahí presentes.

-¿Qué quieres decir Mal?- pregunto Evie dejando de lado sus frascos, desde que comenzaron esta conversación la hija de Malefica mostro expresiones de desagrado, y esta lo era igual, pero de una manera en que realmente odiara la idea pero era la única opción viable.

-Pues eso, debido a nuestra relación no creería nada que saliera de mi boca a menos que pusiera algo que la terminara de convencer frente a sus narices. Si cree que mentimos es probable que trate de tirarnos por la plancha o cortarnos con sus espadas-

Al decir esto miro a Carlos que se encontraba bostezando al lado de Jay, el ladrón no parecía muy contento al ver donde se dirigía todo esto.

-No- dijo el chico de gorrita roja antes de que siquiera Mal dijera lo que estaba pensando en voz alta.

Evie no sabía lo que estaba pensando Mal y que era lo que hiso que Jay reaccionara así hasta que noto la mirada de la de ojos verdes posarse en Carlos.

-Eso es muy arriesgado- secundo Evie, Jay no era el único que demostraba que sus instintos de protección para el chico de pelos blancos habían aumentado, aunque creía en el fondo que había razones un poco diferentes para ambos.

Carlos poso su mirada en Mal, no era necesario que ella dijera nada, él sabía que prueba era la que quería llevarle a Uma para decir que estaban hablando en serio.

Podían ocurrir muchas cosas, todo el mundo podría saber que estaba vivo, que él había matado a su madre, quizás incluso lo entregarían a Auradon para ganar su favor, o lo atraparían a él al saber que podría abrir la barrera y se desharían de sus amigos, perderlos a ellos acabaría con la poca cordura que le quedaba.

-Es una apuesta muy arriesgada- dijo Carlos sin apartar la mirada de Mal.

-A veces tienes que apostar fuerte para ganar todo- Mal podía tomar riesgos, pero jamás uno en el que no tuviera posibilidades de ganar.

Este solo sería uno de los tantos problemas que debían enfrentar para lograr escapar, bueno, ya sabían que esto no sería tan fácil como quitarle un dulce a un niño.

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