Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo llave por thery

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Hoy es el día.

Te quedas congelado, de pie en el umbral de la puerta todavía sosteniendo el pomo con una de tus manos.

Noah se encuentra sentado sobre su cama, sosteniendo la bolsa de pastillas con sus esqueléticas manos. Como si fueran lo más preciado que ha tenido en su vida.

—No...

—Lo lamento—se disculpa Noah con una sonrisa débil.

Pero es falsa. Él no lo siente; cómo hacerlo si ha estado esperando tanto por esto.

—Tu ...no lo lamentas —. Lo contradices de inmediato. Estás herido, por lo que no hay necesidad de pretender, no más. De esta manera terminarían las cosas quisieras o no, y lo triste era que tenías un mínimo de esperanza. 

Te acercas hasta la cama y te ubicas junto a Noah. Te das cuenta de que lleva una camisa demasiado grande para ser de él. Está rota, a jirones que no alcanzan a ocultar nuevas heridas; cortes rojizos, marcas de uñas y quemaduras. Noah tiene todas las razones para querer morir. No tienes el derecho de ir en su contra.

—No te molestes conmigo, no quiero irmepensando que estás enojado.

Resistes los deseos de llorar. Sabes que tu silencio no te protege y duele pensar que Noah cerrará sus ojos para no abrirlos nunca más. Sus ojos verdes, como el reflejo del agua en un pantano sombrío. Sus ojos y los círculos oscuros bajo estos, que revelan el dolor de vivir sometido.

—Es tu deseo... ¿es esto lo que más quieres en el mundo? —Preguntas, a pesar de estar al tanto de la respuesta.

—Si, es lo que deseo. Pero, también quisiera que me prometas que serás fuerte y escaparás. Promételo.

—Lo prometo.

—Vivirás por los dos, te las arreglarás y crecerás lejos de toda esta mierda. Eres muy inocente para sufrir tanto… Mereces algo mejor, Oliver. No dejes que Vincent te haga creer lo contrario.

—Noah—. Lo abrazas con fuerza, ocultando tu rostro dolido en su hombro.

—Ahora Oliver, ¿vas a abrazarme hasta que me vaya? Necesito… —hizo una pausa para tomar una bocanada de aire.

—Si...

Entre las cuatro paredes del pequeño cuarto de baño, Noah se echa un puñado de pastillas y bebe agua directo desde la llave del lavabo. Se levanta e inhala profundamente y repite la acción hasta que la bolsa está vacía. Se toma un momento, sentado en el piso sobre las baldosas y lo ayudas a levantarse hasta el retrete cuando comienza a sentir nauseas.

—No puedo vomitar —te explica con una expresión afligida —. Si lo hago todo mi esfuerzo no dará resultado.

Te sientas con él junto al inodoro y sostienes una de sus frías manos. Entrelazas los dedos y lo miras intentando decirle que no te moverás de su lado.

Dejan correr el tiempo y sus ojos poco a poco van apagándose.     

—Eres como esos ángeles de las pinturas, Oliver, ¿me vas a llevar al cielo?

Asientes y dejas escapar las lágrimas que se estaban formando en tus ojos. No sabes que esperar, ¿estará sufriendo? Noah dijo que las pastillas eran para hacerlo dormir o relajarse, así que con toda esa cantidad debe de sentirse anestesiado.

Él sostiene tu mirada hasta el final, cuando su mano suelta la tuya. Como puedes, alcanzas el pulso de su muñeca para confirmar lo peor.  

No hay nada.

Sostienes su cuerpo frío entre tus brazos y lo acunas como si fuera un niño. Porque lo es, nunca dejo de serlo.

Quieres convencerte de que sólo está durmiendo. Que este es un largo sueño….

Quisieras gritar y romper todo lo que se encuentra en la habitación, pero no puedes. Tan sólo atinas a sostenerlo entre tus brazos tal como él te lo pidió, observando su rostro pálido, sucumbido por años de atrocidades. Dormido, al fin encontrando algo de paz.

Tu único amigo se ha ido. Con sus misterios y su vida confinada bajo llave. No lo conociste por demasiado tiempo, pero fue suficiente para llegar a quererlo de esta desesperada manera.

Pierdes la noción del tiempo.

No escuchas los pasos aproximarse.

No oyes la puerta abrirse.

Vincent se acerca hasta ti y te levanta con fuerza del antebrazo, arrastrándote fuera, hasta el pasillo del segundo piso. Te libera para inmediatamente colocar sus manos alrededor de tu garganta, presionando con un descontrol que jamás habías visto en él. Sus ojos encendidos de cólera, sus dientes apretados, todos sus movimientos te enseñaban una nueva faceta que desconocías en Vincent. Estás tan asustado de esta violencia brutal pero tu cuerpo no muestra rastros de querer reaccionar.

—Está muerto… ¡Está muerto por tu culpa!

Las palabras de Vincent te lastiman mucho más que sus acciones. Lo ves tocarte, como si estuvieses viendo una película que pasa frente a tus ojos, apenas si puedes sentir sus manos sobre ti.

El niño de piel pálida y ojos atemorizados que ayudo a su amigo a suicidarse. El chico escuálido y débil que está siendo estrangulado por la persona en la que solía confiar. 

Todo ocurre porque es tu culpa.

—Lo ayudaste, entonces tomarás su lugar—dice Vincent, rechinando los dientes.  

¿Lo ayudaste realmente?

Eres tan cobarde, un simple miedoso que no puede enfrentarlo, no hay nada que puedas hacer contra él porque eres como una presa arrinconada, un conejo a punto de ser desgarrado por los filosos colmillos de un fiero lobo.

Intentas hablar, balbuceando, forzando las palabras, a través de una garganta lastimada, tratando de suplicar.

—Por favor... No…

—Te traje hasta mi casa, te di lo mejor que podía... ¿Qué más quieres? Pensaba que esto era suficiente.

—Lo es, has sido bueno conmigo. —Cooperas una vez que aflojo su agarre. Ya caíste en su juego hasta tocar el más oscuro de los fondos. No puedes huir de lo que sea que espera por ti... entonces, ¿no es mejor suavizar la caída?

—Lo he sido, ¿pero tú? ¿Cómo me has pagado? Hiciste lo único que te pedí que no hicieras.

—Yo no...

—Te acercaste al segundo piso, pasaste tiempo con Noah, lo ayudaste a matarse. ¿Se me olvida algo? ¿Qué has hecho con él cuando yo dejaba la casa?

—Nada.

—¿Qué has hecho con él? —volvió a preguntar, enfatizando cada palabra. —Quiero la verdad

—Sólo nos abrazamos.

No consigues reaccionar.

Vincent te aprisiona bajo su cuerpo contra la pared. Tus nervios se quiebran, todo se vuelve borroso y finalmente escuchas un golpe brusco, debe ser tu cabeza chocando contra la pared. Sientes la calidez de tu propia sangre emanar desde tu nuca. No tienes demasiado tiempo para observar el ahora difuso alrededor, y lo último que consigues ver es la sombra de Vincent y sus labios intentando decir algo.

El mundo se vuelve oscuridad.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).